Amar Después de Morir

Autor: Day_Swan
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 17/08/2012
Fecha Actualización: 04/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 11
Comentarios: 86
Visitas: 65242
Capítulos: 41

“Amar Después de Morir”

Secuela de: “El Ángel de Alec Vulturi."

Sinopsis.

Después de la muerte de Melissa, Alec vuelve a ser el mismo de antes, frio, calculador y distante, con solo una palabra grabada en su mente: Venganza, luego de efectuarla pensaba morir, ya no sentía la necesidad de vivir sin su único amor. Por otra parte Aarón tampoco ha superado la muerte de la joven, pero todo cambiara cuando Alex sueñe el futuro, al igual que Alice, ambas vieron a una humana, una humana que cambiará la vida de todos; de nuevo. ¿Quién será ella?

Nada en esta vida es imposible, lo incierto puede que sea cierto, el amor es dolor, pero también alegría; una segunda vida, una segunda oportunidad, personalidades distintas, un mismo rostro, ¿una misma alma?, un amor, una promesa, amar después de morir…

Ella, una joven que oculta su verdadera personalidad y finge ser rebelde y caprichosa…

Él, un vampiro dolido por la pérdida del amor de su vida…

 


TRAILER DEL FIC: http://www.youtube.com/watch?v=Of0dvtHqjHM&feature=youtu.be

Algunos de los personajes pertenecen a Meyer, la historia es de mi completa autría basada en las ideas de dicha autora, los personajes nuevos son de mi imaginacion.

Espero les agrade la segunda parte de "El Ángel de Alec Vulturi"

POR FAVOR NO PUBLICAR SIN AUTORIZACION, TODAS MIS HISTORIAS ESTAN PROTEGIDAS POR SAFE CREATIVE, NO AL PLAGIO!

MIS DEMAS FIC'S:

"MELODY OF LOVE" (one shot)

"SAFE AND SOUND" (one shot)

"SÓLO 24 HORAS MÁS" (fic corto)

"PASIÓN INSACIABLE" (fic corto)

"UNA NAVIDAD EN EL CASTILLO VULTURI" (one shot)

"OSCURA TENTACIÓN" (Fic largo)

Mi facebook: Daymelis Ramos

Perfil Fanfiction:Day M. Odair

 

Sin más las dejo con esta hermosa historia, espero que les guste.

*Day_Swan*

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Capítulo 33: "Pérdida"

“Pérdida”

Capítulo Treinta.

Alexandra sabía todo, en parte. Antes, estaría cien por ciento segura que el futuro no cambiaria; pero ahora estaba dudándolo. Antes no existía nadie que impidiera que sus sueños se cumplieran, antes no había nadie en el mundo que no pudiera aparecer en sus sueños cuando debería estar implicado en ellos. Alexandra no sabía sobre la existencia de brujos hasta hacia un tiempo, ahora estaba enterada sobre ellos, y sobre su inmunidad a los dones vampíricos.

Eso explicaba claramente el hecho de que ya no lograba ver a Day, o era eso o simplemente se trataba de Michelle y su don de invisibilidad mental. Alex estaba confundida y al igual que Alice se sentía inútil. Pero sabía que cada don tenía una debilidad, y ellas ya habían conocido la debilidad de los dones de ver el futuro.

Por ahora sólo estaba esperándolo, sola, en un oscuro bosque, cercano a la casa donde habían vivido a finales del año pasado cuando habían decidido venir a investigar a Daymelis. Ella lo esperaba, porque sabía que él quería verla, esa obsesión irracional no desaparecía, ella ya no le temía a él, sino a sus planes, y también al don de Michelle. Si no fuera por ella el no habría logrado nada, seguramente hasta estaría muerto y pagando por todo lo que había hecho.

Ella suspiró, solo faltaba un poco y el estaría en frente de ella, ella iba a tratar de pedirle que lo que sea que Michelle estaba haciendo lo impidiera.

Él vendría solo.

Ella podría acabar con él.

—Sé que estás aquí —murmuró lo suficiente alto. Él ya se encontraba ahí, observándola con deleite. Ella era su favorita.

—Me conoces —le concedió Thomas mostrándose ante ella. Sus ojos rojos y picaros la miraban directamente. Él sonrió mostrando sus dientes y la alegría de verla nuevamente—. Estás radiante, hermosa Alexa. El dorado te sienta de maravilla, te imagino a la luz del sol, tu piel brillante a causa de los rayos solares, el brillo iluminando tus ojos dorados, simplemente exquisita. —Saboreó cada una de sus palabras, intentando acercarse, pero ella dio un par de pasos atrás, cuando él vio su reacción sonrió ampliamente y despeinó su cabello con sus propios dedos.

—No te acerques —bramó Alex con rabia. Ella siempre recordaba sus sucias manos por encima de su cuerpo y sus extrañas revoloteaban a causa del asco.

—Oh, ¿por qué? Mi querida y hermosa Alexa —preguntó, su rostro inocente, mostrando un puchero. Cualquiera diría que se trataba de un adolescente enamorado. Pero ambos sabían que no era así. Thomas la deseaba, con una locura nunca antes vista. Y esa pasión cada día crecía mas, y no importaba con cuántas mujeres se acostaba cada día, su pasión no se aplacaba con nada, el sólo necesitaba a Alex, y quería tenerla como sea, y si tenía que esperar cincuenta años más, los esperaría, porque sabía que con el tiempo, todo aumentaría todavía más—.  ¿Me temes? ¿Te doy asco? ¿No quieres que te toque como antes? Tú lo disfrutabas...

Repulsión era una de las cosas que Thomas producía en ella.

Alexandra tragó en seco.

— ¿Qué es lo que planeas? —preguntó evadiendo todas las preguntas que él había hecho. Ella quería saber, antes de enfrentarlo—. ¿Qué es lo que planea Michelle? —Volvió a preguntar con el ceño fruncido levemente—. Ella está desesperando a Alec... a todos, ella no puede simplemente llegar y asustar a una humana que...

— ¿Una humana que qué? —Inquirió Thomas alzando una ceja, luego soltó una risita y negó con la cabeza varias veces—. No trates de engañarme, hermosa Alex. Ya he visto a esa chica varias veces, sé quién es, y no la puedo pasar eso por alto. No puedo.

Rayos, murmuró Alex mentalmente.

Thomas lo sabía, sabía todo.

Decidió llevarle la contraria.

— ¿De qué estás hablando? Ella no tiene nada que ver en todo esto. Si te alimentas de humanos debes hacerlo lejos de aquí, nosotros ahora estamos en este lugar —dijo ella autoritariamente, odiando a Thomas por siempre tener esa estúpida sonrisa en el rostro.

— ¿Por quién me tomas? —Thomas se llevó una mano a su barbilla mientras la acariciaba, fingiendo que pensaba—. Tú y yo haremos un trato.

Alexandra lo fulminó con la mirada, evidentemente el trato no era bueno para ella, difícilmente le convendría a ella.

Oficialmente Thomas era un cretino.

— ¿Y qué te hace pensar que yo quiero un trato contigo?

Thomas volvió a reír, pero Alex dedujo que estaba nervioso por su pregunta.

— ¿Y qué te hace pensar que no aceptarás? —La retó directamente—. Si tú sabes lo que te conviene, aceptarás el trato y todos tendremos un final feliz.

Ella sabía que eso no era cierto, lo sospechaba. Thomas era un hombre egoísta y ególatra, solo pensaba en él y en lo que le satisfacía. Los demás para el eran detalles menores, detalles que él difícilmente tomaba en cuenta. Si Aarón supiera que ella estaba ahí a solas con Thomas se volvería loco y con razones poderosas. Hasta ella estaba comenzando a ponerse nerviosa.

—No puedo creer que yo haya pensado que podría convencerte de ceder y dejarnos en paz —bramó Alex, furiosa consigo misma—. ¿Donde está Michelle?

—Escúchame, Alexandra y escúchame muy bien. —Ahora Thomas estaba serio, casi amenazándola—. Dejo a todos en paz... siempre y cuando tú te vengas conmigo. Así de simple, si aceptas, esta historia tendrá un final feliz para todos. Ahora, es tu decisión.  ¿La tomas o la dejas?

— ¡Absolutamente no! —Exclamó la chica rápidamente, conmocionada—. ¿Qué es lo que harás? Alec está desesperado, Michelle ha estado persiguiendo a... su pareja desde ayer... ella cometió un error y Demetri la rastreó... afortunadamente ella ya no puede dañarla, pero definitivamente no comprendo. —Alex estaba entre enojada y angustiada, Thomas no parecía enojado por la noticia de que Michelle se había equivocado con su don.

—Mi pequeña... Michelle no se equivocó —declaró deteniendo el mundo de Alex.

Oh no...

— ¿Por qué? —Sólo se limitó en preguntar la vampiresa.

—Alec y yo tenemos unas cosas pendientes. —Se llevó una de sus manos a su cabeza, como si se encontrara desesperado—. ¿Conociste alguna vez a Juliette? Ella era mi aliada... aunque a veces era demasiado... Charlotte también lo era y Alec acabó con ellas, Alec y los malditos Cullen y tu amado hermano...

Thomas era un desgraciado, sólo estaba pensando en él. Alec no le debía nada porque simplemente la guerra había comenzado gracias a Josep y a su pareja Charlotte, luego Juliette se les unió y seguidamente Thomas y Michelle. Thomas había jugado al gato y al ratón con Alec todo este tiempo, utilizando el don de Michelle para su beneficio, porque simplemente era un cobarde. Alec lo había buscado hasta por debajo de las piedras, porque Michelle y él habían contribuido con la muerte de Melissa en Forks, ella no había logrado defenderse y ellos habían logrado "vengarse". Era más que evidente que los que le debían algo a Alec eran ellos. Ellos habían alejado a Melissa de Alec y querían volverlo a hacer después de tanto tiempo.

— ¿Entonces, aceptas o quieres que el juego continúe? —presionó Thomas Salvatore con una ladeada sonrisa.

Alexandra, perdida entre sus pensamientos no se percató de la peligrosa cercanía del vampiro, quien rápidamente acortó la distancia entre ambos y la estrechó entre sus brazos, tomándola desprevenidamente por la cintura.

Alexandra lo miró y rápidamente se alejó de él, no sin antes lanzarlo al suelo. Él al caer la observó burlonamente.

—Eres fuerte, eso me gusta.

Alexandra corrió unos kilómetros pero fue alcanzada por Thomas. El hizo que ella cayera al suelo, él encima de ella, su cuerpo respondiendo ante el roce femenino. Evitando perder tiempo ataco los labios de ella y presionó sus manos en sus caderas y luego en sus muslos. Ella de ninguna forma se podía liberar, atrapada por sus brazos, el asco y las caricias de un demonio que sabía muy bien lo que hacía. Alexandra se preguntó si luego de todo lo que Thomas había sido capaz de hacer su cuerpo respondería a sus caricias rápidas y sucias, ella no lo sabía, porque simplemente cuando él hacia esto ella perdía la razón, algo que a él le estimulaba. Afortunadamente ella siempre encontraba la forma de huir de esa pasión. Ella sabía que eso sólo traería problemas y arrepentimientos.

La lengua de él intentaba jugar con la de ella. Alexandra gimió audiblemente, mientras se removía aturdida por debajo de Thomas. Thomas estaba emocionado y presionó su sexo con el de ella, creando una fricción entre ambos. Alexandra gritó de placer y mordió fieramente el labio de Thomas. Cuando se percató de lo que había hecho se alejó del demonio frente a ella. En un rápido movimiento estuvo lejos de él.

Pero tan rápido como ella se alejó, él estaba frente a ella nuevamente.

—Te gusta que te toque... que haga esto. —Presionó sus senos con sus manos, ahuecándolos con demencia. Y Alexandra no se alejó, como si se tratara de un hechizo inquebrantable.

Estoy perdida...

Alexandra cerró sus ojos mientras pedía fuerzas, rogando que la libido que ese hombre oscuro le trasmitía desapareciera. Su cuerpo reaccionaba sin su consentimiento, su mente y su corazón decían algo; sin embargo su cuerpo era independiente, hacia lo que Thomas quería y era es incorrecto, ella lo sabía.

Pensó en Aarón y todo pensamiento sucio desapareció...

Con facilidad deshizo el agarre de Thomas y con un movimiento rápido golpeó su cabeza proporcionándole una patada en el cráneo. Lo noqueó por un instante; sin embargo Thomas se alimentaba de sangre humana y eso lo hacía más fuerte que ella. Thomas inclinó su cabeza, estudiando a Alex con su mirada, le brindó una sonrisa ladeada y se reincorporó.

—Mis planes se efectúan en tres... dos... duh, hace cinco minutos que tu querida humana está en mi poder. Nos volveremos a encontrar, princesa. Y espero obtener lo que quiero, si sabes lo que te conviene. Estaré esperando cualquier señal. —Thomas le lanzó un beso en el aire y se perdió de la vista de Alexandra tan rápido como había llegado.

Pronto el pánico se apoderó de su ser, había sido distraída, no había averiguado nada, no pudo sacarle información a Thomas. Ella estaba segura que Thomas no había mentido con su amenaza, ellos tenían a Day e iban a lastimarla si no lo impedían. Cualquier error costaría la vida de Day, sólo era cuestión de tiempo, y saber manejar la situación. Pero por dentro Alex temía inmensamente porque la historia se fuera a repetir, esta vez ella también tendría la culpa por no actuar rápido. Seguir a Thomas ya no era una opción, pues su rastro había desaparecido completamente.

Como si él nunca hubiera estado allí.

Como si ellos jamás se hubieran encontrado...

.

.

Cuando Alexandra llegó a su casa no encontró a nadie.

No entendía cómo era posible que el don de Michelle fuera tan fuerte como para impedir que ella la soñara. Era algo tan injusto que alguien tan egoísta y cruel tuviese un don tan poderoso que fácilmente se podría utilizar para el bien.

Alexandra entró a casa y suspiró profundamente antes de tomar su móvil y marcar el número de Aarón rápidamente.

— ¿Alex? —respondió una voz agitada, al otro lado de la línea. Se trataba de Aarón.

—Sí, sí, soy yo —dijo ella, apresurada y conteniendo la respiración—. ¿Dónde está Day? ¿Dónde está Alec? —preguntó, mostrando preocupación.

Al otro lado de la línea, Aarón frunció el ceño.

— ¿Te encuentras bien? —inquirió el híbrido, frustrado—. Te hemos estado buscando.

Si no la habían encontrado, era porque Michelle había estado detrás de Thomas, cubriéndole el trasero como siempre.

Nada sería tan fácil como ella había pensado.

—Yo eh… esto…

— ¿Puedes, por favor, decirme qué es lo que pasa? —preguntó un Aarón definitivamente preocupado. Alexandra se golpeó la frente con la palma de su mano, claro, él no sabían nada porque Alec y Demetri habían estado manejando las cosas en misterio y obviamente ninguno de los dos se comunicaba con Aarón de ninguna manera.

—T-Thomas… él está aquí y tiene planes y yo no… yo no pude detenerlo. —Silencio al otro lado de la línea; pero ella estaba segura que él todavía estaba ahí seguramente tratando de procesar la información que había escuchado.

—Te encontraste con él… ¿a solas? —preguntó sin podérselo creer.

Alexandra se maldijo mentalmente.

—Sí.

— ¡Estás completamente desquiciada! Pudiste haber muerto… si ese maldito te fuera tocado…. —Aarón gruñó audiblemente y maldijo varias veces a Thomas y a Michelle—. ¿Qué es lo que está haciendo ese maldito aquí?

Esa era la otra parte de la historia que costaba decir en voz alta.

—ÉL¡l y Alec… según Thomas, tienen asuntos pendientes y…

Aarón volvió a gruñir.

— ¿Alec? ¡Entonces todo esto es culpa de él! —exclamó enloquecido—. No me lo puedo creer, ¿estás en tu casa?

—Sí.

—Quédate quieta, voy para allá, ahora.

Aarón finalizó la llamada, ella me desplomé en el sillón sin saber muy bien si hacerle caso a Aarón o irse. No podía quedarme allí mientras Day corría peligro, mientras que no sabía dónde estaba o qué le harían o estaban haciéndole. Podía costarle la vida, pero también deseaba el apoyo de Aarón, y quizá el llegaría lo más rápido posible como había prometido.

La puerta se abrió y ella ya sabía de quién se trataba. Rápidamente corrió a sus brazos permitiéndose ser protegida por él. Aarón besó su frente y también la abrazó con fuerza, agradeciendo mentalmente que ella estuviera a salvo, si algo le hubiera ocurrido estaba seguro que moriría…

Alexandra suspiró aliviada a no ser regañada por Aarón en esos momentos. Ella necesitaba esto, un abrazo y su compañía, necesitaba ese cómodo silencio que le decía a gritos que todo estaría bien. Aarón la tomó por lo hombros apartándola un poco para que él la mirara y le regaló una media sonrisa, aunque en sus ojos se veía que era una sonrisa débil, y que había estado preocupado por horas.

—Prométeme, por favor, que no harás esto otra vez —le dijo Aarón con seriedad, mirándola directamente a los ojos.

Era más que una promesa, era una petición, un ruego, un lamento…

—Lo prometo —dijo automáticamente, abalanzándose hacia él una vez más.

Esa noche tenía todo muy en claro: el amor por él seguía intacto, y lo que sentía por Thomas sólo se trataba de algo físico, que seguramente él causaba en cualquier mujer, porque Thomas era hermoso, guapo y caliente, nadie le podía negar eso, pero en su corazón no había nada, y eso apagaba cualquier otra belleza superficial.

—No sabía exactamente qué haría si ya no estuvieras aquí —musitó Aarón, sus ojos marrones vidriosos. Alexandra emitió un suspiró y se permitió tomar el rostro de él entre sus manos, para tranquilizarlo con su tacto frio y dulce. Aarón estaba muy cómodo así, sólo faltaba algo, algo que necesitaba, y ella también quería que ocurriera. Ellos sólo dejaron todo atrás y se permitieron disfrutar un momento del uno al otro, se inclinaron hacia adelante y sus labios se unieron en un beso suave y sin prisas…

Ya no existía Thomas…

Ya no existía Melissa…

Los fantasmas se habían ido… sus sentimientos estaban claros, nadie iba a separarlos.

Cuando se separaron sonrieron cariñosamente, pero no hablaron sobre ellos, pues sabían que eran momentos difíciles y tendrían que cooperar para arruinar los planes de Thomas. Alex hizo un par de llamadas y salieron corriendo a casa de los Gilbert en medio de la noche.

.

.

Alec POV.

Sus ojos negros en mi mente me miraban con pánico. Yo estaba imaginando lo que debería estar pasando mi ángel en estos momentos y me odié profundamente por facilitar que aquellos dos malditos intentaran hacerle daño. Demetri y yo irrumpimos en la casa Gilbert esa misma noche, todos los Cullen estaban corriendo hacia la habitación de Day cuando llegamos, yo decidí entrar por la ventana de su habitación.

Su aroma estaba obviamente esparcido por todo el sitio, era increíble lo que su aroma me causaba, pero mis sentidos vampíricos estaban exclusivamente concentrados en dar caza a Thomas y a Michelle de una maldita vez. Miré toda la habitación en penumbra, no rastreaba ningún otro olor de vampiro, claro que, aquello podría ser una ilusión de Michelle y su estúpido don.

Pero no había señales de Day.

No había señales de mi amor.

La desesperación se adueñó de mi cuerpo y comencé a revisar la habitación como un desquiciado. Entré al baño, revisé la ducha, busqué en el closet, lancé todo lo que encontraba en mi camino como si eso fuera capaz de devolverme a Day.

De pronto temí lo peor, de pronto todo había perdido el sentido. De pronto, lo que una vez fue mío, ya no lo era. De pronto mi mundo se detuvo, mientras que los gritos y exclamaciones por parte de los Cullen, Gilbert, y Rivera inundaban la habitación, yo era ajeno. Yo estaba allí, parado, estupefacto, destrozado. Ellos hablaban pero yo no quería oírlos, no podía. De pronto entendí que una segunda pérdida no la soportaría, en ese momento, en ese preciso instante en el que mi mente trataba de procesar todo, mi corazón ya no estaba, y la única forma de tenerlo nuevamente conmigo era cuando ella volviera. Era como si los dolores de la primera vez que la había perdido se multiplicaran; pero no, ella estaba con vida todavía... podía sentirla, dentro de mí... su voz angelical y dulce en mi memoria. Tratando de alentarme, tratando de acompañarme.

—Alec... mi vida... estoy bien...

Era tan real que no lograba comprenderlo. Negué con la cabeza frunciendo el ceño lentamente. Varias miradas posadas en mí, Dennis golpeando la pared con sus manos mientras Melissa la abrazaba por detrás, Gabriel de espaldas a mí con la mirada fija en la ventana por donde yo había entrado y seguramente por donde habían sacado a Day. Yo no sabía cuál era mi expresión, si tristeza o de odio. Pero Demetri frente a mí con los puños apretados con rabia me indico que mi expresión evidentemente era peor que la de él.

— ¿Que es lo que está pasando? —pregunto Gabriel, mostrándose sobresaltado. En el tiempo en el que hablaba apareció Jane con sus ojos muy abiertos, la miré con el ceño fruncido, ella se estaba encargando de otros asuntos.

—Yo no voy a quedarme aquí. —Me di cuenta que mi voz había salido ronca, baja y con odio—. La buscare y acabare con esto de una maldita vez.

Al salir escuché cómo algunos trataban de planear cómo acudir a Day, pero yo no tenía cabeza para eso, necesitaba tenerla a mi lado, en mis brazos, de nuevo. Y no soltarla nunca, y que nunca la aleje de mí, porque sin ella, yo simplemente soy nada. Corrí por las oscuras calles del vecindario, luces iluminaban las calles solitarias y el ladrido de unos perros se escuchaba al fondo. Me detuve en seco al llegar a una plaza, muy conocida. Y como si se tratase de una película, Day apareció al frente de mí, acercándose mientras corría, su largo cabello oscuro era golpeado por el aire de la noche. Ella me miró a los ojos, cuando vio mi expresión se notó preocupada.

Yo sabía que estaba alucinando, y aunque fuera imposible, así era.

— ¿Que va mal Alec? —inquirió, sus suaves manos tomando mi rostro. Yo no sabía si responder o irme. Al final nada de esto era real, al final la verdadera Day podría estar sufriendo, y yo sufriendo por su ausencia. Esta alucinación desaparecería en cualquier momento. Day se había adueñado de mi mente de una manera increíble.

—Tú… tú no estás aquí de verdad —dije, más preocupado de creérmelo yo mismo, pues sus ojos negros estaban fijos en los míos, mirándome con preocupación, con ternura, podía sentirla tan cerca. Yo no podía caer en esa trampa que me estaba jugando mi mente enloquecida.

—Alec… siempre estoy contigo. —Alzó su rostro hasta el mío, acariciando mi mejilla, yo coloqué mis manos en su cintura. Definitivamente estaba loco—. Siempre Alec. Tú eres mío, yo soy tuya… siempre será así.

Suspiré, completamente hipnotizado.

Estaba perdiendo tiempo…

Pero era ella.

—Tú no estás aquí, tengo que buscarte y salvarte… no puedo dejar que…mis palabras se atropellaban entre sí—.No puedo dejar que te aparten de mí de nuevo…

El espejismo del amor de mi vida suspiró frustradamente, sus ojos aún preocupados.

Alec… tengo miedo —gimió con terror. No lograba comprenderla—. Cuídate Alec…

Gemí y tomé su rostro entre mis manos, ella estaba llorando.

Alec, ella quiere matarme… —Volvió a hablar, sus mejillas enrojecidas al igual que su nariz. Abrí la boca para decirle algo, pero mis manos ya no tenían su rostro, mis manos estaban en el aire. Ella se había ido…

Parpadeé un par de veces, tratando de comprender qué era lo que había ocurrido, pero ya no había más tiempo, tenía que ir y encontrarla.

.

.

Gemí de frustración. Habían pasado tres horas y no había ni rastro de ella…

Me senté en una de las aceras de la ciudad, con mi cabeza entre mis manos. Sentí que alguien se sentaba a mi lado tiempo después.

—Alec, tienes que dejar que yo te acompañe esta vez —mencionó Jane, sus rasgos se veían preocupados mientras me observaba—. Para ti no es ningún secreto que ella no me agrada, pero sé cuánto la amas, y no puedo permitir que estés solo en esto, como antes…

— ¿Por qué no te agrada? Si sabes que se trata de Melissa. —La miré directamente a los ojos—. Y tú sabes que es así.

—No. Yo no lo sé, todavía no hemos investigado… pero esto no es lo importante ahora. —Jane negó con la cabeza, su cabello rubio estaba recogido en una coleta—. Lo importante ahora es que todos la encontremos, ya has estado tres horas solo, y nada ha pasado. Tú sabes cuán poderoso es el don de Michelle, pero debemos ser positivos… podemos encontrar ayuda…

— ¿Ayuda? —inquirí confundido.

—Tenemos que comunicarte algo, Alec —expresó y la vi dudosa de si me iba a gustar lo que diría o no.

Desvié la mirada, pues no tenía muchas ganas de ver a nadie, sus rostros de angustia me enfermaban.

—Voy a perderla, Jane. —Tiré de mi cabello con fuerza, Jane me miraba con frustración, o noté por el rabillo del ojo—. La estoy perdiendo otra vez… ellos me la han quitado de mi lado.

Jane me miró con horror contenido. Sus ojos mostraban compasión y miedo. Yo sabía que quería decirme algo alentador, pero nosotros habíamos intentado ser tan fríos por tanto tiempo, que las palabras que queríamos decir en voz alta no lográbamos soltarlas, y más a ella.

Pero esta vez ella logró sorprenderme.

Jane apoyó su cabeza en mi hombro y en voz baja comenzó a hablar:

—No la vas a perder Alec. Simplemente no lo mereces, tú mereces una segunda oportunidad y después de años ella llegó, ¿quién te dice que ella no volverá? —preguntó segura de lo que decía—. Todos saben muy bien todo lo que hicimos cuando éramos Vulturi, pero nadie dice que merezcas ser infeliz. Tú fuiste perdonado, mereces que ella vuelva, y ella volverá. Vamos a encontrarla, Alec. Todos juntos vamos a acabar esto de una vez por todas. La tendrás contigo ¿está bien? —Me miró fijamente—. Mi hermano no se rinde, mi hermano es fuerte y lucha por lo que ama, ¿lo recuerdas?

Sabía a qué se estaba refiriendo. En el pasado Jane y yo habíamos sufrido demasiado, y cuando ella había intentado rendirse, yo la había alentado con las mismas palabras: “Mi hermana no se rinde, mi hermana es fuerte y lucha por lo que ama”.

Suspiré al recordar vagamente como había consolado innumerables veces a mi hermana cuando quería rendirse. Ella no era de las personas que hablaban mucho para manifestar sus sentimientos; sin embargo ahora lo estaba haciendo, y yo se lo agradecía, porque de verdad lo necesitaba. También necesitaba recuperara a mi ángel, y para eso debía tener fuerzas y fe. Jane era el apoyo más cercano que tenía siempre, y yo sabía que había sido egoísta al quitarle que me acompañase luego de la batalla en Forks, pero ella ahora estaba aquí, ofreciendo su ayuda, y pidiéndome firmemente que la aceptara. No tuve ninguna duda, esta vez me iba a comportar diferente, todos estaban afectados, no era sólo yo. Se trataba de los hermanos de Day y el resto de la familia y amigos. Todos necesitábamos apoyarnos, y por el bien de ella así sería.

—Gracias, Jane. —Suspiré al decir. Ella abrió sus ojos como platos y se abalanzó contra mí en un firme abrazo. Yo besé su cabello, recordando que unas horas atrás había sido hipnotizado por un espejismo de Day en la plaza del vecindario.

Jane se apartó de mí notando como suspiraba con pesar ante el recuerdo.

— ¿Vamos? —inquirió ella levantándose y sacudiendo su vestido. Yo asentí con la cabeza.

Cuando ya nos encontrábamos a solo unas millas de la casa Gilbert, me tensé. Miré a Jane con el ceño fruncido, y ella sólo se limitó en encogerse de hombros. Gruñí audiblemente y corrí todavía más rápido, hasta llegar a la casa y entrar rápidamente y tomar a aquel imbécil por el cuello.

Todas las miradas estaban fijas en mí.

— ¿Qué mierda hace este imbécil aquí? —mascullé colérico.

Astor me fulminó con la mirada, tratando de soltarse de mi agarre.

Melissa Rivera fue la que se atrevió a hablar:

—Él está aquí para ayudar. —Trató de tranquilizarme, pero no logró mucho.

— ¿Ayudar? —inquirí irónicamente—. ¡Él quería matarla!

El hechicero bufó. Demetri y Jane lo alejaron de mi agarre; tenían que agradecer que estaba lo suficientemente enojado como para no poder concentrarme y utilizar mi don en él.

— ¿Podrías calmarte, Alec? —Jane estaba junto a mí, tranquilizándome—. Esto es lo que teníamos que decirte: Astor es el único que puede ayudarnos.

Intenté no parecer sorprendido, pero esto era inaudito.

¿Cómo podían, simplemente, dejarlo entrar a la casa?

Él había querido lastimar a Day, ella lo había descubierto.

— ¿Qué? ¡No, no, no! —exclamé alejándome de un salto de Jane—. Él quería matarla, ¿ahora va a ayuda? —Bufé.

Astor me miró fijamente.

—Yo no la iba a lastimar, no después de enamorarme de ella —dijo fríamente, nos miró a todos—. Por eso estoy aquí, porque quiero ayudar.

Dennis y Gabriel estaban desconfiados, al igual que yo.

— ¿Qué se supone que puedes hace para ayudar? —inquirí cruzándome de brazos—. Sólo eres un incompleto.

Él me fulminó con la mirada nuevamente, pero no dijo nada.

—Alec, piensa —murmuró Demetri en voz baja—. Con la ayuda de él podemos llegar a ella…

Mis músculos se tensaron aún más, captando exactamente lo que ellos estaban tratando de explicarme. Nosotros podíamos buscar por donde quisiéramos, pero mientras no haya alguien que detenga a Michelle y su don, no podíamos hacer nada.

—Bella también puede ayudar, y Dylan —argumentó Alice, apareciendo en la sala—. Dos escudos, un rastreador y un hechicero debería ser suficiente.

Todos estaban sorprendidos cuando ella había nombrado a Dylan.

—Yo tengo algo que podría interesarles —dijo Astor, no muy seguro de sí mismo.

Él le lazó una pequeña hoja de papel a Alice, esta la miró fijamente mientras leía, frunciendo el ceño levemente al terminar, dijo:

—Debemos intentarlo. —Me miró a mí y me pasó el papel.

—No tenemos tiempo para dudar, hazlo —le ordené con voz desdeñosa a Astor.

.

.

Astor había practicado uno de sus hechizos de conexión, para tratar de ubicar el aura de Day. Nos había llevado a una cabaña cercana al cementerio, eran aproximadamente las cuatro de la mañana. Todos habíamos sido cuidadosos en ser rastreados, pues Astor había disfrazado, según él, nuestros aromas en aromas de humanos. Las puertas de la cabaña en ruinas se encontraban abiertas, y una ventana rota. El primero en entrar fue Demetri, seguido de mí, y posteriormente Astor, que se limitó en observar en silencio.

Demetri y yo no podíamos rastrear nada, ni siquiera si habían estado aquí alguna otra vez.

Miré a Astor seriamente.

— ¿Está, si o no? —pregunté.

Era obvio que antes de que respondiera, yo ya sabía la respuesta.

—Ella no está aquí, no la siento. Pero si lo estuvo antes. —Se llevó las manos detrás a su cuello, mostrando frustración.

— ¡Maldita sea! —exclamé pateando lo primero que encontré, totalmente enloquecido.

Todo iba mal, muy mal…


¡Hola! Espero les haya agradado este cap! El próximo sábado hay actu

Saludos a 

BELLA_22, NENAMADILINDA, 2K_VULTURI, MARII_SALINAS, MELISAMONTERO, JENNY KOVACS, MONICA_SWAN38, KARENITZ3LVULTURI, :3 MelRivers!

 

Gracias por el apoyo. <3

 

Capítulo 32: "Misterios" Capítulo 34: "Fin"

 
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