Amar Después de Morir

Autor: Day_Swan
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 17/08/2012
Fecha Actualización: 04/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 11
Comentarios: 86
Visitas: 65228
Capítulos: 41

“Amar Después de Morir”

Secuela de: “El Ángel de Alec Vulturi."

Sinopsis.

Después de la muerte de Melissa, Alec vuelve a ser el mismo de antes, frio, calculador y distante, con solo una palabra grabada en su mente: Venganza, luego de efectuarla pensaba morir, ya no sentía la necesidad de vivir sin su único amor. Por otra parte Aarón tampoco ha superado la muerte de la joven, pero todo cambiara cuando Alex sueñe el futuro, al igual que Alice, ambas vieron a una humana, una humana que cambiará la vida de todos; de nuevo. ¿Quién será ella?

Nada en esta vida es imposible, lo incierto puede que sea cierto, el amor es dolor, pero también alegría; una segunda vida, una segunda oportunidad, personalidades distintas, un mismo rostro, ¿una misma alma?, un amor, una promesa, amar después de morir…

Ella, una joven que oculta su verdadera personalidad y finge ser rebelde y caprichosa…

Él, un vampiro dolido por la pérdida del amor de su vida…

 


TRAILER DEL FIC: http://www.youtube.com/watch?v=Of0dvtHqjHM&feature=youtu.be

Algunos de los personajes pertenecen a Meyer, la historia es de mi completa autría basada en las ideas de dicha autora, los personajes nuevos son de mi imaginacion.

Espero les agrade la segunda parte de "El Ángel de Alec Vulturi"

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MIS DEMAS FIC'S:

"MELODY OF LOVE" (one shot)

"SAFE AND SOUND" (one shot)

"SÓLO 24 HORAS MÁS" (fic corto)

"PASIÓN INSACIABLE" (fic corto)

"UNA NAVIDAD EN EL CASTILLO VULTURI" (one shot)

"OSCURA TENTACIÓN" (Fic largo)

Mi facebook: Daymelis Ramos

Perfil Fanfiction:Day M. Odair

 

Sin más las dejo con esta hermosa historia, espero que les guste.

*Day_Swan*

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Capítulo 28: "Vacaciones"

“Vacaciones”

Capítulo veinticinco.

Semanas después…

Daymelis POV.

— ¡Day, préstame tu ropa de baño rojo, please! —Esa era Natalia, chillando desde el baño de mi habitación. Puse los ojos en blanco y me dirigí a mi closet en busca del dichoso traje de baño que debía prestarle. Habíamos planeado desde hace muchas semanas ir a la playa en las vacaciones de carnaval, pues teníamos meses que no íbamos, además muchos insistieron en que era mejor salir y divertirme, tenían toda la razón—. ¡¿Sí me lo prestarás?! —preguntó la chica asomándose por la puerta, resoplé y asentí cuando la miré, ella hizo una especie de baile de victoria que me causó gracia.

— ¡Tú te llevas el negro! Amo como te queda el negro —comentó Melissa entrando por la puerta de mi cuarto, le mostré mi bikini y sostén y ella aplaudió dando saltitos y se sentó en mi cama—. Muchos chicos babearán cuando te vean.

— ¡Babosos que son! —me burlé pretendiendo que mis hermanos escucharan—. ¡Los hombres son unos babosos! —escuché luego de unos minutos cómo Dennis y Gabriel replicaban, me reí por lo bajo, al igual que Melissa—. Solo quiero divertirme, Mel.

— ¡Pues te diviertes con chicos! —bromeó ella gesticulando—. Mentira, solo diviértete. Solo queremos eso, Day. —Mel me sonrió abiertamente y comenzó a ayudarme con el poco equipaje que llevaría.

— ¿Renesmee y Jacob ya llegaron? —interrogué—, Nessie me dijo que estaría aquí temprano.

—Sí, acaban de llegar, así que mejor nos apuramos. —Melissa cerró mi maleta y fue al baño por Natalia, yo tomé mi móvil, unas cremas y los lentes y salimos de la habitación.

Al bajar de mi habitación estaban mis dos hermanos y Jake con Nessie. Rápidamente Natalia se aproximó hasta mi hermano Gabriel con una sonrisa coqueta y este se notó incómodo, Dennis abrazó a Melissa y yo… sola. ¡Pero feliz!, en aquellas semanas había aprendido a estar sin él, no habíamos estado juntos por tanto tiempo, pero los recuerdos estaban, no fue fácil superarlo, pero lo hice y aquello ya era pasado y una vida me esperaba. Debo admitir que muchos me habían ayudado, entre ellos mi familia, Demetri y… Alec. A Alec no lo había visto en dos semanas, al igual que a Demetri, ambos no dieron explicación sobre a dónde irían, solo explicaron que volverían y me buscarían. Sus misterios nunca eran revelados y yo trataba de no meterme, no era mi asunto, aunque la curiosidad atacaba en ocasiones –casi siempre–.

Había mucho sol en toda la ciudad, y eso que eran las siete de la mañana cuando salimos de la casa en el auto de Jacob. Las personas aún estaban dormidas, puesto a que la ciudad estaba solitaria y silenciosa, era domingo y muchos habían estado de fiesta el sábado. Nosotros nos quedaríamos dos días completos en la playa, en otra ciudad al lado de donde estábamos. Además teníamos planes de viajar a una Isla a finales de Julio, cuando nos graduáramos.

Ciertamente estaba emocionada por aquella salida, aunque tenía muy en claro que todos querían mantenerme distraída, como lo venían haciendo desde mi ruptura con Astor. Innumerables salidas al cine, parque, centro comercial heladerías, restaurant, playa, ríos, desiertos y demás; mis hermanos eran capaces de agotarme con todas esas salidas, solo para que yo no pensara más en Astor.

— ¡Vamos Day, ánimo! —exclamó Natalia, sacándome de mis pensamientos—. No pienses más en idiotas.

— ¡No estaba pensando en idiotas! —respondí negando con la cabeza—. Solo pensaba, ¡solo pensaba!

—Vale, no te enojes. —Mi amiga se encogió de hombros, haciendo un puchero—. Solo decía… además me preocupo por ti, soy noble. ¿Cuándo buscarás a otro amor?, la otra vez te vi con uno pálido pero se veía… ¡hermoso!

— ¡Cállate! —exclamé, pero ya era demasiado tarde.

— ¿De quién hablas? —preguntó Gabriel interesado—. ¿Demetri?, ¿Alec…?

—Lo único que sé, es que estaba de lo más bueno… —habló Natalia, como si se tratase de un postre o algo por el estilo—. Pero no te enojes, mi amor, yo soy solo tuya.

Me burlé discretamente, pues Gabriel se había sonrojado ante las insinuaciones de Naty.

—¡Está hablando de Alec! —exclamó Melissa incorporándose en la plática—. Él siempre va en busca de Day, una vez fueron a comer helado… y eso que antes se odiaban, ahora creo que se aman…

— ¡Basta! —exclamé enrojeciendo—. ¡Solo fue un helado, no exageren! Además… es mi vida, así que no se metan, porque… ¡a mí no me gusta nadie!

Un silencio sepulcral apareció en el auto, todos me miraban, y yo respirando rápidamente, sonrojada y hostigada. Luego de unos minutos, todos rompieron en carcajadas, como si yo hubiera dicho el mejor de los chistes. ¿Qué diablos? ¡Estaban locos!

—Cálmate y relájate —me dijo Dennis guiñándome un ojo—. ¡Solo es una broma, inocente!

.

.

.

Al llegar a la playa, aproximadamente a las nueve de la mañana, los chicos se encargaron de llevar el equipaje y buscar donde nos quedaríamos, aunque ya las recepciones estaban más que listas. Nosotras las chicas decidimos caminar un poco fuera del hotel mientras que los chicos se encargaban de nuestras cosas. Naty estaba muy inquieta y no dejaba de dar saltos, ni de mirar chicos. Renesmee solo se reía de la actitud de mi amiga, al igual que Melissa. Al poco tiempo, los muchachos volvieron y nos dijeron donde nos quedaríamos. Yo dormiría con Naty y Melissa con Renesmee. Aunque sabía muy bien que estas últimas preferirían dormir con sus respectivos novios, pero prefirieron dormir de ese modo.

La habitación era gigante, con dos camas cubiertas de edredones color crema con blanco, las cortinas eran del mismo color y las paredes eran de un azul cielo, y pisos de baldosa color caoba. Baño, televisor, radio y el armario.

—Bueno, yo dormiré aquí —murmuró Natalia distraídamente, dirigiéndose a la cama cercana a la ventana, yo solo asentí y comencé a desempacar—. ¿La habitación de los chicos está muy lejos de aquí? —preguntó.

—Uh… no lo sé —musité, luego caí en cuenta—. ¿Irás en la noche por mi hermano? —arqueé una ceja.

— ¡No! —exclamó gesticulando—. Solo preguntaba…

—Bueno… —Me encogí de hombros, riéndome, pues no le había creído. Natalia comenzó a guardar sus cosas en el baño y yo hice lo mismo pero en el armario, no había llevado muchas ropas pero quería tener todo ordenado. Mi celular, ubicado en la cama donde dormiría, comenzó a sonar, me aproximé hasta él y vi el número luego de haberlo tomado entre mis manos.

Era él.

¿Para qué llamaba?, yo no podía hablar con él jamás, ni siquiera mirarlo o pronunciar su nombre, no era como si no lo hubiese superado, pero el rencor existía, el miedo y la decepción, ¿cómo se atreve a llamar después de todo? No era la primera vez que lo hacía y tampoco la primera vez que lo ignoraba, sin embargo ya la situación me estaba cansando. ¡Él ya no podía intentar acercarse a mí de nuevo! Aquello era insoportable para mí, odiaba sentirme presionada por alguien que no toleraba, después de quererlo, solo quedaban malos recuerdos y los buenos solo habían desaparecido.

— ¿Vas a responder o no? —preguntó Natalia saliendo del baño—, te has quedado paralizada, ¿es tu ex? —arqueó un ceja y se sentó en la punta de mi cama con la mirada expectante.

—S-sí —tartamudeé observando el móvil que sonaba una y otra vez—. Es él. —Luego me senté mi cama, aún con el móvil en la mano. ¿Algún día iba a cansarse? ¿O tendría que ponerlo en su lugar?

—Presta para acá. —Natalia me arrebató el teléfono móvil de mis manos sorprendiéndome, la miré atónita, casi boquiabierta, ella me sacó la lengua, acomodó su cabello, carraspeó y pulsó el botón verde del celular.

— ¿Diga? —dijo con naturalidad—. No, ella está de viaje… ajá… uhm… no, tiene dos móviles y este lo ha dejado… sí… no… de acuerdo. —Ella me sonrió casi angelicalmente mientras hablaba, sabía que no estaba respirando en ese momento—. ¿Tú eres su ex, no? Uh… pues es una suerte que Alec no cogió el móvil porque si no… —Abrí los ojos como platos cuando escuché aquello—. De acuerdo, bye.

— ¡Natalia! —exclamé en un grito, levantándome rápidamente de la cama y arrebatándole el celular de las manos—. ¡¿Qué diablos?! ¡Estás loca!

— ¡Desagradecida! —exclamó dramáticamente—. Yo solo le dije que no te molestara de una manera educada y creíble además. —Suspiró y caminó un poco lejos de mí—. Le dije que tenías otro móvil, uno nuevo, ¿qué más quieres? ¡No va a molestarte!

— ¡Gracias! —dije sarcásticamente—. Mencionaste a Alec, ¡a Alec! ¿estás loca?, yo creo que sí.

— ¿Qué pasa Day? —interrogó ella más seria—. ¿Quieres que él piense que estás despechada y que no has tenido otro chico por él? ¿Quieres que él sepa que estás superándolo? ¡no!, tienes que hacerle creer que estás feliz, con un chico que daría la vida por ti.

—Deja de hablar incoherencias Naty —dije cansadamente, apretando el puente de mi nariz—. No pienso engañar a nadie, además yo estoy bien, sin novio o con novio, los tengo a ustedes.

— ¡No son incoherencias, pequeña imbécil! —mencionó negando con la cabeza—. Las pocas veces que he visto a ese Alec, he notado como te mira, y sé que tú también lo has notado, ¡él daría la vida por ti!, te ama, te desea, te está esperando. —Ella se sentó a mi lado y tomó una de mis manos—. No seas ciega, por Dios.

Me quedé en silencio y cuando intenté replicar, alguien comenzó tocar la puerta. Natalia puso los ojos en blanco y se levantó de la cama para abrir; suspiré aliviada, pues no me apetecía hablar de nada que tuviese que ver con chicos.

—Creía que ya estaban listas —dijo Renesmee entrando y sentándose en la cama de Natalia, ella ya estaba con ropa de baño, uno color azul—. En quince minutos nos vamos.

— ¡Apúrense! —exclamó Melissa también apareciendo—, y Day, tengo que hablarte.

—Oh, claro —mencioné un poco confundida, acompáñame al baño. Melissa asintió y las dos entramos seguidamente de haber tomado lo que me pondría, cerré la puerta a mi espalda y pregunté—: ¿Sobre qué quieres hablar?

—Sobre lo que hablabas con Natalia, no me culpes, es mi naturaleza escuchar tanto. —Ella sonrió—. Creo que ella tiene razón —dijo mirándome a los ojos—, además, mereces esto, mereces a alguien como a Alec.

Suspiré… ¿por qué todos me hablaban de Alec? Yo no había pensado en él de esa forma, o eso creo… simplemente los sueños me traicionan, pero eso no es una razón para asegurar que me gustaba. Alec y yo estábamos comenzando a conocernos y la primera vez que nos vimos fue un desastre, al igual que la segunda. Los dos teníamos un carácter fuerte y nunca íbamos a estar en paz, aunque en las últimas semanas todo había cambiado, pero igualmente yo lo veía difícil, demasiado en realidad.

—Mel, no malinterpreten las cosas. —Quise razonar con ella—. Solo estamos tratando de llevar la fiesta en paz, eso es todo.

—No Day, ¿recuerdas mi don? —asentí y me arrepentí al segundo—. Pues yo sé que hay algo, ustedes sienten muchas cosas al verse, él te ama, y tú estás confundida, pero eso no quiere decir que no lo ames, al contrario, estás demasiado atraída hacia él. Y él intenta protegerte, te cuida, te hace sonreír, aunque al principio los dos no se llevaban bien, el sentimiento cambió.

Iba a replicar, ¿por qué caso tenía? Ella tenía el don, el mismo de Jasper –quién ya se había encargado de decirme lo mismo–. Sin embargo yo no quería adelantarme a hechos que quizá nunca llegarían, porque yo sentía algo muy lindo por Astor, pero luego todo cambió, ¿y si ocurría lo mismo con Alec?, tenía diecisiete años, mis sentimientos podrían cambiar en cualquier momento.

—No lo sé Mel… solo dejemos a Alec a un lado, solo quiero divertirme, quizá y en unos años aparezca el chico de mi vida, los sentimientos cambian. —Supe que ella no estaba de acuerdo por la mueca que apareció en su rostro, pero no iba a tratar de convencerla, lo mejor era no hablar más del tema.

—Muy bien, cámbiate que ya casi nos vamos. —Sonrió y salió del baño con una gran sonrisa en sus labios.

Volví a suspirar y comencé a cambiarme, estaba claro que esa plática no quedaba allí, pues conocía como a la palma de mi mano a mi amiga.

.

.

.

Al anochecer, después de ducharnos los chicos nos llevaron a una fiesta que ofrecerían en la playa, las cuatro –Natalia, Renesmee, Melissa y yo– nos colocamos vestidos blancos aunque de diferentes modelos. La música era urbana y había demasiados chicos jóvenes, Melissa y Dennis en cuanto llegaron fueron a bailar, mientras Renesmee y Jake iban a caminar y mi hermano Gabriel, Natalia y yo nos sentábamos en la arena contemplar cómo el resto de las personas bailaban. Las “miraditas” de desilusión de Natalia hacia mi hermano no pasan desapercibidas, sabía que poco a poco ella se iba a dar cuenta de que mi hermano no siente lo que debería sentir por ella.

—Estás muy callada —comentó Gabriel dirigiéndose a mí—. ¿Te la estás pasando bien?

—Sí. —Admití sonriente—. La verdad que sí, aunque no me gusta el sol. —Mi hermano sonrió ampliamente y me pasó el brazo por los hombros.

—Siempre has sido muy rara —comentó burlonamente.

— ¿Podemos ir a caminar? —Sugirió Natalia, esperanzada. Mi hermano y yo asentimos, nos levantamos y nos dispusimos a caminar por el puerto.

La noche no estaba fría, pues en aquel aparte del país no había la frescura que se encontraba en mi ciudad. No me gustaría vivir en la playa, para nada. Caminamos en silencio contemplando la oscuridad de la noche y la luminosidad que brindaba la luna en el mar, se veía hermoso.

—Se ve espectacular —comentó Naty distraídamente, observando el firmamento, luego me miró y sonrió ampliamente, pude ver en sus ojos que se alegraba verdaderamente por mi actual estado de ánimo, el que no estaba tan mal como antes. Le sonreí de vuelta—. Me ha alegrado mucho que me hayan invitado, chicos —dijo con sinceridad.

Mi hermano y yo le sonreímos ampliamente y le dejamos en claro que era un placer estar con ella en aquel viaje que habíamos planeado.

Seguimos caminando, el frio se esfumaba y poco a poco volvía a sentirse aquel vapor tan insoportable, tenía ganas de ducharme, pero no en agua salada, sino en agua fría, ¡helada! Gabriel se rió nerviosamente de Natalia cuando esta mencionó algo sobre una pareja de enamorados bañándose a la luz de la luna en la playa y sin ropa. A Natalia se le notaba de lejos que quería una pareja, pues ella tenía unos dos años sin tener novio, y aveces le era difícil estar sin uno, pero notaba que, poco a poco, ella iba dándose cuenta de que mi hermano no era lo que quería.

— ¡Deberías ver tu cara! —exclamó ella, burlándose abiertamente de mi hermano, el que estaba sonrojado, sutilmente.

—Pues es tu culpa —le dije a mi amiga negando con la cabeza.

—Yo solo dije lo que me imagino que ocurre todas las noches, seguramente en la arena se follan sin piedad, o quizá hagan sexo oral, o solo hablen sobre tocarse, o se tocan ellos mismos y luego…

— ¡Basta, Natalia!—exclamé tapándome los oídos con mis manos. Era mucho, mucho para mí.

Mi hermano se encontraba negando rápidamente con la cabeza, definitivamente, ella no era su tipo de chica, incluso y hasta la misma Jane era mucho más reservada que Naty.

—Pero si yo solo estaba dicie… —Ella se quedó callada, pues estaba mirando hacia otro lugar, con una sonrisita en sus labios, pero no era una sonrisa cualquiera, era la sonrisa. Sus ojos brillaban con diversión y un leve sonrojo apareció en sus mejillas. Conocía esa cara, la había visto cuando…

— ¡Hola! —chilló ella, dirigiéndose a un muchacho que la miraba confundido—. Mi nombre es Natalia. —La oí decir—. ¿Tú cómo te llamas?

¿Cómo era capaz de hacer eso?

¿No le daba vergüenza?

Era un chico muy, pero muy guapo, en realidad. Era rubio y tenía la piel blanca, sus labios eran finos y rosados, cejas pobladas y ojos azul zafiro, tan azules como el mar iluminado por la luna. Mi amiga había visto bien. Sonreí al ver la escena, el chico estaba avergonzado con cada insinuación de Natalia.

—Está loca —dijo Gabriel abrazándome nuevamente, sonreía aliviado, lo conocía demasiado como para asegurar que se había quitado un peso de encima—. Muy loca. —Agregó.

—Pues, ¿qué se le puede hacer? —pregunté negando con la cabeza—. Ahora solo queda dejarla sola —dije, y comenzamos a caminar para alejarnos de la pareja, dispareja.

Al regresar a la fiesta, nos encontramos con Melissa charlando animadamente con Renesmee, y con Jacob y Dennis jugando voleibol con otros chicos mucho más mayores. Las chicas nos sonrieron y nos sentamos con ellas, en el suelo arenoso.

— ¿Y Natalia? —preguntó Renesmee interesada.

—Tiene un nuevo amor —dijo Gabriel feliz, yo carraspeé causando un sonrojo involuntario en el rostro de mi hermano—, ¿por qué haces eso?

—Porque tú eras su antiguo amor, algo así como su ex —alcé una ceja y sonreí, mi hermano frunció el ceño y negó con la cabeza.

—No tuvimos nada, enana —respondió, severo.

Yo me carcajeé por lo bajo.

—Salían mucho, eso cuenta —expuse socarronamente, mi hermano miró hacia otro lado, pero cuando volvió su mirada hacia mí, en su rostro, había una sonrisita malévola—. Oh no.

—Entonces si eso cuenta… —comenzó él alzando una de sus oscuras cejas, pareciéndose, en el gesto, a mi otro hermano—. ¿Tú y Alec tienen algo? —inquirió guiñándome un ojo en el proceso, Melissa y Renesmee musitaron un: “Duh” y yo sentí mi rostro arder. ¿Por qué me volteaban los temas de esa manera? ¡Estábamos hablando de él, no de mí!

¡Rayos y centellas!

—N-no, ¡por supuesto que no! —Exclamé, negué con la cabeza, miré mis pies y luego resoplé—. ¿Estás hablando en serio? ¡Ni siquiera he salido con Alec, en mi vida!

—Eres demasiado ciega, cariño —dijo Melissa burlonamente—. Sobrepasas los límites.

—Creo que se están desviando —comenté cohibida—, eso ya es otra cosa, además Alec y yo…

— ¡Chicos y chicas, les presento a unos amigos! —exclamó la voz de Naty, alias mi salvadora. Agradecí internamente a su voz, tan chillona y molesta por sacarme de aquel apuro, luego de hacerlo, me fijé en dos personas frente a nosotros. Estaba una chica cabello negro y un cuerpo de infarto y junto a ella, el muchacho rubio que había estado hablando con Natalia—. Ella es Marian, y él es Alejandro.

Natalia nos presento ante el chico y su hermana con amabilidad, luego, ‘delicadamente’ jaló del brazo a Alejando y lo llevó hasta Renesmee, Melissa, y mi persona. —Ellas son mis mejores amigas, cariño.

¿Cariño?

¡Qué confianza!

—Sois todos muy amables acá —mencionó el chico, con un acento hermoso. Recordé que así hablaba mi madre, con ese acento español que tanto me encantaba.

—Veo que eres de España. —Me atreví a comentar, sonriendo.

—Sí, viajamos mucho en estas fechas a Latinoamérica —respondió él sonriente, mostrando sus perfecta y blanca dentadura—. ¿Sois todos amigos? —preguntó el chico.

Todas asentimos.

—Y familia. —Aclaró Melissa, sonrojándose levemente.

—Si estáis interesados, ¿irían con vosotros a un pequeño yate que tenemos alquilado? —preguntó Marian, uniéndose a la plática. Natalia naturalmente estuvo encantada con la idea.

— ¡Por supuesto que sí! —exclamó mi amiga—. ¿Verdad que sí chicos? ¿Verdad que sí chicos? —preguntó esperanzada, solo le faltaba mirarnos como el gato con botas.

Gabriel nos miró dubitativo, pues el no solía darle confianza al primero que conocía, era demasiado desconfiado y no se tomaba las cosas a la ligera, supe que él no estaba de acuerdo.

—Quizá otro día, estoy cansada —expliqué colocando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja—. Y tengo que llamar a mamá. —Cuando me referí a Esme de aquella forma me sorprendí un poco, pues no lo había hecho con tanta naturalidad. Y no estaba mintiendo, Esme me había dicho que la llamáramos, al igual que Edward y Bella.

—Oh… Pues cómo queráis. —El que habló fue Alejandro, sonriendo nuevamente.

Los dos españoles se sentaron cerca de nosotras y entraron en una larga plática con Renesmee y con Melissa. Natalia estaba cautivada por completo, por la belleza notable del chico rubio y yo estaba prestando atención a lo que hablaban.

— ¿Sois hermana de esos dos? —Preguntó el chico, sacándome de mis ensoñaciones—. Se parecen mucho.

—Sí, Dennis y Gabriel. Somos trillizos —sonreí alegremente—. Tenemos descendencia española. —El chico sonrió aún más.

— ¿Vistáis mucho España? —interrogó nuevamente.

—No mucho. —Recordé a mis abuelos maternos, me odian—. Nuestros padres adoptivos son norteamericanos, por ellos viajamos más a Canadá o a EE.UU que a España. —Él frunció el ceño—. Pero seguro que si un día viajamos, te buscaremos a ti y a Marian.

— ¡Me parece perfecto! —Se notaba entusiasmado—. Si no conocéis todo el lugar, me ofrezco a mostrarles lugares increíbles.

Yo le sonreí y asentí con la cabeza, el chico era muy agradable.

—Esto… ¿Queréis…? —Él fue interrumpido.

— ¿Quieres dar un paseo, Alejandro? —preguntó Natalia, guiñándole un ojo descaradamente. El muchacho me miró, luego miró a los demás y frunció el ceño, luego se levantó y se fue con Natalia.

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— ¿Quieres dar un paseo? —preguntó el chico al verla salir de clases.

—Esto… no… no puedo… t-tengo que… estudiar —tartamudeé como estúpida, él alzó una ceja y se recostó en su nuevo auto.

—No voy a morderte —explicó seriamente, para luego sonreír—. Nunca lo haría.

—No es eso Alec —mencioné rápidamente—. Tengo que estudiar y… —Observé las risitas y miraditas de las chicas hacia mi persona, estaba claro que estaban interpretando todo—. No quiero ocasionar malos entendidos.

— ¿Malos entendidos con quién? —preguntó seriamente y cruzándose de brazos—. ¿Malos entendidos con Demetri? —preguntó bruscamente, sus puños cerrados con furia—. O mejor aún… ¿malos entendidos con Astor? —sus labios eran una dura y recta línea después de haber inquirido aquello.

Le miré a los ojos, sin comprender su furia. Sintiéndome completamente confundida y aturdida por su momentáneo cambio de humor. — ¿De qué hablas?

—Solo vine a invitarte a dar un paseo… ¿es tan difícil querer dar un estúpido paseo conmigo? —Sus palabras salían involuntarias de sus labios.

— ¡No es eso! —exclamé.

— ¿Entonces qué es? —Volvió a interrogar—. Si no es por Demetri, ni por Astor, ¿por quién es?

—No me alces la voz —indiqué severamente, sus ojos fijados en los míos ansiando una respuesta—. No se trata de ningún chico, y si fuera por eso, ¿eso te importa? No creo que deba darte explicaciones, acordamos no discutir, pero eres tan difícil… solo quiero irme a estudiar, ¿era necesario todo esto? ¡Tú no tienes derecho a hacer esto!

—Bien, como digas. —Sus ojos, color violeta a causa de las lentillas se encontraban tan fríos como el hielo seco—. Perdona mi insistencia. —Y sin más, él desactivó la alarma de su auto negro, pero volviéndose a mí, me entregó una pequeña cajita—. Que los disfrutes. —Y luego de subir a su auto, encendió el motor y se fue.

Cuando estuvo lejos, observé la cajita con manos temblorosas.

“Qué tengas un buen día, espero estos endulcen un poco tu vida”

Y unos chocolates blancos rellenos de maní se encontraban en la caja.

Fruncí le ceño, creo que aquella vez la culpable fui yo.

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— ¡Te estoy hablado! —exclamó Melissa, chasqueando sus dedos frente a mis ojos—. ¿En qué piensas?

—En nada. —Mentí.

—No seas tonta, sé que estás nostálgica, ¿en qué piensas? —repitió la interrogante.

—Estada recordando algo, pero me está dando sueño también —le dije acomodándome en mis sábanas, ya habíamos vuelto a nuestras habitaciones, eran aproximadamente las dos de la madrugada.

—Yo no tengo sueño, ¿quieres hablar?

— ¿Hablar de… qué?

—Pues de lo que estabas recordando.

—No es nada Mel…

— ¿Era sobre Alec?

¿Qué tienen todo el mundo con Alec?

Hasta en la sopa.

—Sí, era sobre Alec. Estaba recordando cuando peleaba con él. ¿Eso querías escuchar? —le sonreí somnolienta, y ella aplaudió con sus manos.

— ¿Qué piensas de Alec?

— ¿Quién es Melissa Johnson? —pregunté evadiendo su pregunta.

— ¿Melissa Johnson? —inquirió nerviosa—. ¿Quién es esa?

—Ex pareja de Alec. —Fruncí el ceño por la expresión de Melissa, en sus labios, se formó una mueca y evadió mi mirada.

— ¿Se lo has preguntado a él?

—No lo he hecho, ¿qué tal si se enoja y me insulta de nuevo? No es que le tenga miedo, pero si no está con ella y le duele, y yo le pregunto es incómodo. —Resoplé y me acurruqué más en mi cama—. Pero a ella la nombran mucho, ¿no has escuchado nada sobre ella?

—Uh… n-no Day. Vamos a dormir, me voy con Nessie, descansa —me guiñó un ojo y salió rápidamente de la habitación, casi huyendo.

— ¡Qué raro! —exclamé para mí misma.

A los minutos, Natalia salió del cuarto de baño en un pijama puesto y su cabello seco. — ¿Mel ya se ha ido?

—Sí, se fue a la cama —contesté en voz baja.

—Day… esto… ¿puedo preguntarte algo?

—Si quieres.

— ¿Te gustó Alejandro? —su voz era un poco desanimada, e inaudible.

Me levanté de mi cama de un salto. — ¡No!

—Pero si se llevaron de maravilla…

—Lo acabo de conocer, y créeme que no estoy en plan de buscarme un novio —mencioné negando con la cabeza.

—Oh… yo pensé que… tú…

—Tonta. —Le dije burlonamente, para luego dejarme caer en la cama, nuevamente—. Además, si te fijaste en él, no haría nada para impedir que él se fije en ti.

—Bueno… —Se encogió de hombros, y se acostó en su cama—. Qué bueno que no te gusta. —Sonrió de oreja a oreja y apagó la lámpara.

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«I can take the rain on the roof of this empty house. That don't bother me»

3:30 de la mañana, mi móvil nos había despertado a ambas. Un poco adormilada, encendí una de las lámparas y caí en cuenta. Era Alec. El hermano de Jane… el vampiro… el bipolar vampiro sexy… el mismo ex de Melissa Johnson…

¡Mierda!

— ¡Por todos los Santos, contesta el maldito teléfono ahora mismo o lo parto en miles de pedazos! —Amenazó Natalia, encabronada.

— ¡Ya! —Le exclamé a mi amiga con voz ronca, a causa del sueño—. ¿Sí? —respondí la llamada un poco avergonzada.

—Hola nena. —Saludó, su voz juvenil y tan varonil a la vez—. ¿Te desperté?

—Alec, nosotros los humanos dormimos, ¿sabes? —Me estremecí al escuchar la carcajada que soltó al escuchar aquello.

— ¿Y qué? yo quería hablar contigo, y no había podido.

—Pues es tu problema.

—Y el tuyo, por supuesto.

—No seas…

—Tú también querías hablarme, ¿no? —inquirió interrumpiéndome—. Aunque eres muy testaruda para admitirlo.

— ¿Cómo está Demetri? —pregunté inocentemente. Alec gruñó al otro lado de la línea.

—Tu amiguito no está conmigo en estos momentos, pero cuando lo vea le mando tu saludos, ¿sí? —Su ironía era palpable, a pesar de la distancia.

 —Genial.

—Genial —repitió mis palabras con frialdad—. ¿Cómo te encuentras? —Aquello lo preguntó con una pizca de preocupación, sabía  a qué exactamente se refería.

—Muy bien. —Sonreí sin poder evitarlo—. ¿Y tú cómo estás?

— ¿La verdad?

—Por supuesto.

— ¡Shh! —escuché a Natalia. Tuve que encaminarme al baño para seguir con la plática.

—Te extraño muchísimo —dijo, y con la intensidad que se situaba en aquellas palabras, algo en mi interior se avivó, nuevamente—. ¿Por qué no nos vemos?

—Porque estamos demasiado lejos, Alec.

—No es tanto.

—Sí que lo es. ¿Cuándo regresas al estado? —inquirí esperando un pronto de su parte.

— ¿Para qué regresar si no estás allá?

—Pero no me quedaré aquí para siempre.

—Yo tampoco.

—Eres demasiado persuasivo, ¿sabes?

—Lo sé, incluso contigo. —Volví a sonreír—. Entonces, ¿bajarás a verme o tendré que subir por ti?

Me quedé perpleja.

— ¿Qué?

—Créeme que estoy considerando la segunda opción.

Y sin poder evitarlo, me dirigí a la ventana de la habitación, luego de haber salido el baño. Me asomé con cuidado, y lo vi, allí estaba, con su gran sonrisa, mientras con una de sus manos sostenía su móvil cerca de su oreja. Estaba hermoso, incluso en las sombras de la oscuridad podría ver sus ojos negros brillando con picardía y algo más. Me derretí al observar sus labios, moviéndose y mencionando:

—Estás más hermosa, señorita Cullen.

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.

.

Narrador POV.

Siete meses más tarde…        

En clan Vulturi había caído finalmente, dándole así a los rumanos el poder para gobernar nuevamente, y aunque algunos Vulturi no habían quedado vivos, otros sí, los que se habían decidido finalmente a tratar de llevar una eternidad alejada de la realeza vampírica. Samira era una de ellas. Pues la vampiresa no apareció en meses y todos pensaban que había decidido rendirse, pero no era así. Igualmente aquello había ocurrido con Rudel, el hermano de Albert, los que ya se habían conocido en una oportunidad y se habían odiado por diferencias personales. Alexandra había visto todo aquello sin decirle a nadie que no sea Melissa, la que igualmente desconocía su futuro, pero que le había prometido a su tía que no se rendiría por los malos momentos que la vida le dé. Natalia había perdido contacto con Alejandro y no había podido lograr ser su novia. Tampoco ocurrió aquello con Gabriel. El hermano de Day había mejorado su relación con Jane, aunque aún no hablaban sobre sus sentimientos, y aunque en mucho tiempo ambos lo habían considerado, no habían sido capaces de hacerlo. Los días en la playa, los de aquella noche se habían extendido, y aunque algunos no sabían que esa noche, Alec había ido y se había quedado, ocultándose del sol durante el día y hablando con Day durante la noche, otros sí que estaban enterados de aquel hecho. Ambos habían pasado la mejor semana de sus días. Dennis y Melissa han vivido en tensión por varias razones que muy pronto resolverían y lastimarían un poco a otras.

Había comenzado el mes de octubre, solo faltaban dos día y Day y sus hermanos cumplirían los dieciocho años de edad. También aquellos significaría algo que a ella le aterraba: el hechizo que Astor iba a hacer para matarla y obtener sus poderes.

Astor todavía intentaba comunicarse con ella, pero sin ningún tipo de éxito, ella no quería hablar con él, así las cosas ya estuvieran superadas por ella.

De Úrsula tampoco se sabía nada.

—Bueno, ¿y cómo te preparas para el último año? —preguntó Alec al otro lado de la línea, pues en los últimos meses no se habían visto tampoco. Él seguía con sus misterios.

—Bien, aunque sé que este será distinto. —Y así sería, porque ella lo sentía en su interior, ella sabía que muchas cosas ocurrirían a partir de ahora, ella sabía que entre esos cambios, estaba Alec, de primero en la lista.

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— ¿Qué haces aquí, Alec? —preguntó ella desde la ventana, sabiendo que él podría escucharla.

—Observando la belleza del ángel —murmuró él, sabiendo que ella no iba a saber lo que dijo, él le sonrió, y metió su móvil en uno de sus bolcillos del pantalón de mezclilla—. Vine a verte, claro está.

—Duh… Bueno, es imposible que yo salga de aquí y…

— ¡Shh! —Natalia nuevamente la mandó a callar.

—…y mi amiga está durmiendo —dijo con un tono de voz más bajo.

—Eso ya lo arreglo. —Y ella solo fue capaz de cerrar los ojos cuando el viento y alguien posaba sus manos sobre ella y la cargaba y se la llevaba lejos de allí.

—Whoa…

—No abras los ojos, que vas a marearte.

“Con tu aroma, ya es suficiente”, pensó la chica.

Ella se dejo llevar por Alec, quien la sostenía en sus brazos con emoción, pues no lo había hecho en años, aunque para ella, fuese la primera vez.

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—Puedo escuchar tu respiración, ¿por qué no me hablas? —preguntó Alec, sacándola de sus pensamientos.

—Estaba distraída, lo siento. —Ella se ruborizó, y él sin estar viéndola lo supo—. ¿Decías?

—Mañana regreso —dijo el vampiro al otro lado de la línea—. Solo por unas semanas.

— ¿Por qué tienes que viajar tanto? —Ella preguntó sin saber por qué. Se sonrojó al darse cuenta que no debería pedir explicaciones, pues él solamente era su amigo.

—Por tu seguridad, no puedo decírtelo. —Él no mentía, aquello era cierto, no quería asustarla con cosas que estaban pasándole, o cosas que podrían ocurrirle a ella si no la protegía, y lo peor, no quería decirle con quién ha estado hablado todos estos meses.

Astor.

Bah.

Ellos siguieron platicando luego de haber cambiado el tema, pues aquello no era demasiado cómodo para ambos, para él porque no quería preocuparla; y para ella, porque pensaba que él veía aún  a su supuesta ex novia, y que incluso, algún día volverían a estar juntos. Aquello le producía algo inexplicable en su corazón, algo que le dolía.

Ambos platicaron y se despidieron como dos amigos, sintiendo algo más por el otro, algo inexplicable para ella y profundo para él.

Esa noche soñó con él, pero no fue algo que no había ocurrido, en aquel sueño, ella revivió algunos de los hechos que había compartido con él a lo largo de los meses.

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Tenía mucho calor y agradecía no estar con ropa muy gruesa e incómoda, aunque por otro lado estaba avergonzada, pues sus piernas estaban expuestas y no tenía zapatos puestos. Su acompañante la miró divertido, ella se había sonrojado. Él estaba hermoso, e incluso más. Sus ojos extrañamente estaban oscurecidos y su cabello desordenado y castaño golpeado por el viento. Ella colocó un mechón de su propio cabello tras su oreja, pues una brisa había refrescado un poco el ambiente y había movido su cabello, pero el fresco solo tardó un poco, pues el vapor regresó y ella resopló, odiaba el clima de aquella ciudad.

—No me imaginé esto —murmuró ella, mirándolo a los ojos, él le sonrió. Era muy extraño verlo sonreír, aún no se acostumbraba, antes hasta habría dicho que aquella sonrisa era la más falsa que había visto, pero era imposible también asegurar que su mirada también mentía.

—Quería verte, y lo hice —dijo él, guiñándole un ojo.

— ¿Cómo llegaste a cambiar tanto? —preguntó ella sin poder evitarlo—. Antes eras tan…

— ¿Frío? —le interrumpió.

—Exacto. Incluso cuando te vi por primera vez… tú… —No pudo terminar la frase.

—Perdóname. —Alec se acercó a  ella, mucho en realidad, y lo dijo casi en un susurro.

—Fue muy extraño… —Day comenzó a recordar cómo había reaccionado al verlo, y por supuesto, lo que había sentido, aquello no podía ocultarlo—. Demasiado extraño.

— ¿Extraño? —Inquirió alejándose de ella, frunciendo el ceño—. ¿Tú no… tú…? ¿Tú sentiste algo?

La muchacha lo miró confundida, aquello no lo estaba entendiendo, ¿debió haber sentido algo? ¿Debía decírselo?

— ¿Debí hacerlo?

—Solo respóndeme.

—No… no lo sé… —La chica se sentó en la arena, y posó su mentón en sus rodillas, mirando el océano. Alec se sentó a su lado.

— ¿Cómo estás?, quiero decir… tú y él…

—No hablemos de eso, él ya no importa. —Cuando ella lo miró se percató de la sonrisa gigante que aparecía en los labios de Alec, aquello era un hermoso paisaje, incluso más que el océano y la luna.

—Sabía que algo iba mal con él. —No lo dijo como reproche, su tono era casual, e incluso cariñoso.

—Todos lo sabían, menos yo —mencionó arrepentida, pues aquello aún le pesaba—. Pero eso ya no importa —repitió.

Trató de recogerse su cabello suelto, porque el calor comenzaba a desesperarla.

— ¿Puedo? —El dijo, y ella supo a qué se refería. Su cuerpo respondió de una forma extraña, sintió mariposas, y un estremecimiento al sentirse de nuevo cerca de él y poder percibir su aroma. Él también sintió lo mismo, quería tenerla en sus brazos y que ella se acurrucase en su pecho y se aferrara a su brazo, mientras que él le acariciaba el cabello. Aquello era un sueño.

Que pronto se haría realidad.

—S-sí.

Él se aproximó hasta ella y colocó uno de sus brazos a su costado, ella suspiró y cerró los ojos, sintiendo cómo los brazos de Alec la abrazaban, con anhelo. Ella no pudo evitar colocar su cabeza en su pecho y abrazarlo también, su aroma era dulce y varonil, hasta rudo a la vez. Era embriagador. El cerró los ojos y apoyó su barbilla en la cabeza de la chica, evitando con todas su fuerzas besarla, pero también evitando lastimarla, pues su aroma también hacía que sus sentidos vampíricos saliesen a la luz.

 


¡Holaaa! ¡Espero les guste este hermoso cap!

¡Creo que a ha empezado lo bueno! >.< ya ven que lo bueno se hace esperar, ¿no?

¡Espero sus opiniones sobre este capítulo! Gracias por sus comentarios (Aunque he notado que han bajado u.u ) Sólo espero que les guste como está yendo la historia. Cada sábado Tendrán capítulo, ¡Estoy de vacaciones! me dará muchisimo más tiempo para escribir. 

¡Nos leemos el próximo sábado! Bss! 

PD: Saludines a BELLA_22, NENAMADILINDA, MARII_SALINAS, MELISAMONTERO, JENNY KOVACS, MONICA_SWAN38, KARENITZ3LVULTURI, y a mi super amiga y geme Melissa! :3

Gracias por el apoyo.

Day ♥

Capítulo 27: "Lágrimas de un ángel" Capítulo 29: "Todo lo que necesitaba"

 
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