Amar Después de Morir

Autor: Day_Swan
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 17/08/2012
Fecha Actualización: 04/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 11
Comentarios: 86
Visitas: 65245
Capítulos: 41

“Amar Después de Morir”

Secuela de: “El Ángel de Alec Vulturi."

Sinopsis.

Después de la muerte de Melissa, Alec vuelve a ser el mismo de antes, frio, calculador y distante, con solo una palabra grabada en su mente: Venganza, luego de efectuarla pensaba morir, ya no sentía la necesidad de vivir sin su único amor. Por otra parte Aarón tampoco ha superado la muerte de la joven, pero todo cambiara cuando Alex sueñe el futuro, al igual que Alice, ambas vieron a una humana, una humana que cambiará la vida de todos; de nuevo. ¿Quién será ella?

Nada en esta vida es imposible, lo incierto puede que sea cierto, el amor es dolor, pero también alegría; una segunda vida, una segunda oportunidad, personalidades distintas, un mismo rostro, ¿una misma alma?, un amor, una promesa, amar después de morir…

Ella, una joven que oculta su verdadera personalidad y finge ser rebelde y caprichosa…

Él, un vampiro dolido por la pérdida del amor de su vida…

 


TRAILER DEL FIC: http://www.youtube.com/watch?v=Of0dvtHqjHM&feature=youtu.be

Algunos de los personajes pertenecen a Meyer, la historia es de mi completa autría basada en las ideas de dicha autora, los personajes nuevos son de mi imaginacion.

Espero les agrade la segunda parte de "El Ángel de Alec Vulturi"

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Mi facebook: Daymelis Ramos

Perfil Fanfiction:Day M. Odair

 

Sin más las dejo con esta hermosa historia, espero que les guste.

*Day_Swan*

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Capítulo 3: "Continuar, sin ti"

“Continuar, sin ti”

Capítulo uno.

 

Introducción.

Habían pasado más de cincuenta años después de la muerte de ella, Alec regreso por decisión propia, a la guardia Vulturi, donde permaneció muerto en vida por todos estos años, él no era el mismo de antes, si anteriormente era frio y cruel, ahora lo era mucho más, nunca desapareció de su mente aquella idea de destruir a los malditos que acabaron con la vida de ella, de Melissa.

Alec se había separado hasta de su hermana Jane, la cual, no quiso regresar a aquel infierno, ahora ella se encargaba de hacer todo lo que no había hecho en todos estos años, menos enamorarse…

 

 

Alec Pov’s

…Ayer vi morir el amor, cuando caminaba en el frío atardecer que las lluvias de agosto reclamaban.

Vi morir el amor, cuando paseaba por aquellas calles de abrazados y le hacías falta a estos brazos, ahora vacíos.

Vi morir el amor, cuando supe que estabas lejos y quizá ausente.

Vi morir el amor, cuando aquella canción de los dos, dejó de vibrar en mi pecho.

Vi morir el amor, cuando sentado junto al teléfono ansiaba una llamada que nunca llegaría o cuando el correo era ausente y quizá tardío.

Vi morir el amor, cuando paseaba por aquellos rincones de los enamorados y me di cuenta que mi brazo ya no te acompañaba.

 

 

Su partida me destrozo, ella era mi vida, mi mundo, era todo, y desde que se fue, yo no era nada, nadie, sin ella todo en mi estaba mal, cuando todo parecía estar bien, ella se fue, sin decirme una sola palabra, sin despedirse, se llevo mis ilusiones, mis ganas de existir, con esto no podía, no podía seguir así…

La muerte, la muerte era lo que nos separaba de las personas que amamos, y seguirá siendo así, esto no cambiara, incluso para los inmortales seguía, ella seguía arrebatándose a las personas más especiales, más importantes, la muerte se llevo a la mujer que yo amaba…

Yo aún la amaba…

Medio siglo de tormentos y tristeza, medio siglo sin ella, medio siglo con este dolor en mi pecho, con este rencor que me carcomía, que me destrozaba, que me llenaba del más profundo odio. Después de aquella noche en Venezuela, la lluvia y las estrellas fueron testigos de todo mi sufrimiento, desde esa noche iba todos los días a ese lugar, no sé con qué fin, pero me sentía cerca de ella estando allí, aunque después de mi venganza estaré aun más cerca de ella, estaba seguro de ello. Desde esa noche no vi mas a los Cullen, ni a Dylan, ni a mi hermana, ella me llamaba en ocasiones, y yo le respondía, ahora ella se dedicaba a conocer países, viajar incluso estudiaba, yo la apoyaba en sus sueños y metas, porque después de todo ella no debía estar aquí, viendo como yo cada día moría, ella merecía otras cosas, cosas que no podía conseguir junto a mí, porque yo estaba condenado al dolor y a la soledad.

Vine aquí por estupidez, pero desde aquí tenía muchas más posibilidades de encontrar a esos dos malditos, aunque, algo me decía que detrás de todo lo que ocurrió esa noche había algo más, algo que yo descubriría, tenía que hacerlo, debía hacerlo, tenía que conseguirlos.

Aro siempre actuó igual, se sorprendió ante la noticia y me recibió “con los brazos abiertos” claro, a él le convenía mi regreso, y más aún la muerte de mi prometida, por eso no me extrañaba en lo absoluto que el tuviese algo que ver con esto, si me enterara de algo así, la verdad, no me sorprendería, el me las pagaría. Por eso heme aquí, cumpliendo órdenes de nuevo, pero también ejerciendo mis planes e investigaciones, yo no me rendiría, jamás lo haría.

Sus ojos se encontraban impregnados en mi mente vampírica, al igual que su hermosa sonrisa, sus labios, su cuerpo, su rostro…

Unos golpes en mi puerta me sacaron de mis pensamientos. Me dirigí a la puerta para así abrirla, cuando me di cuenta de quien se trataba me prepare para lo que se avecinaba.

—Buenos días Alec, perdona si te interrumpo, pero Aro me ha enviado por ti, tiene una noticia que darnos a todos y —indicó Samira sonriendo, la mire severamente mientras la escuchaba—, me envió a buscarte.

Yo asentí.

—En un momento voy —mencioné con mi ceño adusto, ella seguía sonriendo. En todos estos años esta chica no dejaba de perseguirme, a veces podía llegar a molestarme, pero en ocasiones me causaba lastima, nunca llegaba a entender que no necesitaba la compañía de nadie, al menos que sea la compañía de mi ángel… quien ya no está…

Samira se retiro caminando “sensualmente” no me causó absolutamente nada, ni si quiera gracia…

Seguidamente de colocarme mi capa negra me dirigí a la sala donde ya me esperaban los demás, me sentía como un estúpido estando aquí, pero ya nada me importaba en lo más mínimo. Camine mirando con altanería a los de bajo rango mientras recorría por los pasillos, para así dirigirme a mi destino.

 Al entrar me di cuenta que se encontraba un hibrido en medio de la sala mirando fijamente a Aro mientras que este sonreía con malicia, cuando el chico volteo a mirarme incrédulo me percate de que su rostro era exactamente el mismo de Albert, pero su aroma no lo era, todo era sumamente confuso para mí, no entendía de donde había salido este, que seguía mirándome con dicha  incredulidad, lo fulmine con la mirada y me posicione en mi lugar.

—Queridos presentes, con el debido respeto que se merece el joven presente —señalo Aro al chico idéntico a Albert—. Quiero presentarles a el nuevo integrante de la guardia alta, mi hijo, Rudel, él a partir de ahora formara parte de la guardia Vulturi.

No me convenció en lo absoluto la noticia de Aro, pero no tenía más remedio que aceptarla y tolerar a ese imbécil, porque no me interesaba en nada su estancia y mucho menos el termino que Aro utilizo cuando menciono que era “su hijo”

¿Qué hay de Albert?

Era más que evidente que Albert y este Rudel eran hermanos, eran idénticos, si no fuese por su aroma y por las distintas personalidades yo los confundiría.

El hibrido saludo “amablemente” con una reverencia hipócrita a todos los presentes y seguido de esto sonrió irónicamente.

—Alec, querido, espero te lleves bien con Rudel, por los momentos él ocupara el lugar de Jane, en cuanto ella vuelva reorganizaremos sus tareas —explicó Aro. Si claro, como si mi hermana fuese a volver alguna vez, ella estaba mejor lejos de aquí, feliz y sin limitarse a asentir cuando le ordenen cosas esos tres inútiles. Asentí inexpresivo.

—Bueno, como todos se han enterado, Rudel, es hijo de nuestro querido Aro —comenzó a hablar Cayo desde su trono—. Las cosas seguirán marchando igual acá, exceptuando algunos aspectos relevantes, un ejemplo, el pequeño Albert y los Rumanos que cada día inventan mas estupideces —escupió Cayo con cierto odio en sus palabras, lo más que anhelaba era que nos mataran a todos aquí mismo, claro, después de matar a los malnacidos.

—Son estupideces innecesarias —hablo Marco rodando los ojos—. Dudo mucho que sean mejores que nuestros planes.

— ¡Claro! —exclamó Aro con demasiada fascinación.

La verdad, yo esperaba largarme de esta estúpida reunión, ya que no toleraba ni un minuto más las habladurías de estos tres y las miradas de la pelirroja de Samira. En ocasiones llegaba a aburrirme al extremo, durante tantos años hablando del mismo tema, no sé cómo pude aguantar más de quinientos años en esta pocilga, claro que, la hermosa Melissa me saco de este hueco, pero su muerte me volvió a introducir aquí. Los Vulturi siempre mencionaban las habilidades de los nuevos integrantes de la guardia rumana, y ahora con este nuevo “hijo”, dejaba mucho que pensar, Aro jamás fue paternal, ni mucho menos responsable ante sus “aventuras” yo sabía las bestialidades que él ejecutaba a humanas inocentes y en ocasiones también a vampiresas, él era sádico y pervertido y no cambiaria con el pasar de los años, además con todo esto estaba más que claro que habían segundas intensiones.

 —Ahora bien, tenemos otro punto a tratar —comentó Cayo severamente mirándonos de forma atenta y con su ceño adusto, como siempre—. Hay indicios de nuevas “actividades paranormales” en los países de América, sospechamos que se trata de hechiceros, saben lo que significa para nosotros los vampiros, hay que exterminarlos a como dé lugar —y allí estaban de nuevo, queriendo acabar con una especie que podría acabarnos a nosotros, así deseaban hacerlo con los lobos y no habían podido lograrlo.

¡Estúpidos!

—Concuerdo contigo querido Cayo, pero existen algunos… inconvenientes—se levanto de su trono Aro mientras hablaba—, esas… criaturas son muy poderosas, y no sabemos con claridad su ubicación, son inmunes a cualquier don vampírico, rastrearlos seria una opción razonable, pero debemos plantear muy bien el asunto, no sabemos cuántos sean—admitió Aro.

—Alec —me llamo Marco, dirigí mi mirada en su dirección—. Sabemos que dentro de poco emprenderás un viaje en busca de Salvatore, más no tenemos muy claro cuando irás, nos agradaría que nos informaras sobre el asunto.

—Aun no he escogido la fecha, debido a los entrenamientos de Samira —argumenté; desde hace menos de una semana habían “descubierto” un don en Samira, yo era el responsable de su entrenamiento desde entonces, ya que el don era mental, al igual que el mío, por ello no había podido viajar.

Samira desde su lugar me sonrió cálidamente. Omití por completo su gesto.

—Oh, es cierto —admitió Aro—, supongo que el viaje puede esperar, ¿No es así Alec? —permanecí inexpresivo—. ¡Perfecto! —al parecer Aro lo tomo como un sí.

—Dentro de una semana comenzaré a buscar de nuevo —indiqué seriamente, Aro me miro fijamente por unos minutos, a él no le gustaba que yo decidiera lo que haría, pero esa había sido una de mis condiciones para volver a la guardia, él en cambio permitió que yo tomara a mi disposición la guardia para cumplir mis planes, que podían complicarse por ese par que sabían muy bien de lo que hacían, ya que por más de cincuenta años no los había encontrado, y al parecer tenían nuevos aliados, o eso era lo que yo sospechaba.

—Muy bien, entonces aumentaran las horas de entrenamiento —argumentó Marco—. Rudel se encargara de los demás, y Demetri entrenara a los neófitos del grupo de Alec, Samira y Alec trabajaran en el don de la pequeña más seguido hasta que al fin ella lo domine, para poner en marcha las misiones —Todos asentimos.

—Recuerden que queda pendiente lo de los hechiceros, además de la pequeña Mexicana —comento Cayo—. Ahora pueden retirarse.

¡Genial! Ahora debía tolerar mucho más tiempo a esa vampiresa tan opresiva, que solo se dedicaba a molestar con sus habladurías tan estúpidas, además de que aún no se me olvidaba todo lo que le había hecho a jane; sin embargo debía admitir que ella solo cumplía ordenes, yo había pasado mucho por eso.

Quizás ella solo quería compañía… pero conmigo no la encontraría, porque yo no deseaba a nadie junto a mí, solo a ella…a la que no estaba, ala que no volvería…

Salí de aquella sala rápidamente, no quería cruzar palabra ahora con nadie, nunca se me apetecía hacerlo, ni si quiera con Demetri, que era en el que más confiaba ahora, la sed no tardó en aparecer y sin más, opte por ir a alimentarme, la dieta vegetariana la deje desde aquella noche, ahora me alimentaba de nuevo de humanos…

Corrí a velocidad sobrehumana fuera del castillo, en mi mente aparecieron aquellos labios los cuales me llevaban a la demencia, sus piernas, sus ojos, sus besos, sus caricias, sus caderas, su rostro, todo aparecía como si se tratase de una película, ante mis ojos, las imágenes dolían, pero también me alegraban, su ausencia me lastimaba y me causaba un infinito odio hacia mí mismo y también hacia los demás, no tarde en amargarme, todo esto había sido mi culpa, yo era un monstruo que no fue capaz de proteger a su ángel, a su hermosa prometida, con la que ansiaba pasar el resto de mi eternidad.

Pero ahora mi eternidad estaba condenada a soledad…

¿Por qué no pude llegar antes? Esa pregunta divaga en mi mente, a lo largo de los años, y no había desaparecido, al igual que el amor que yo sentía por mi ángel, el cual seguía intacto, sus huellas se encontraban en cada centímetro de mi piel, y no serian borradas, ella marcó mi “vida”, marcó mi corazón como suyo, ella permanecía tatuada en mi…

Me adentre en el profundo bosque de Italia, corrí por horas sin ningún destino, pensando a quien mataría, buscando calmar el dolor, necesitaba sangre, sangre e imaginar las caras de los malditos que me quitaron a mi amor, en los rostros de los humanos que ahora mataría.

Llegue a un pueblo de Suiza, siempre cazaba en lugares pequeños, donde nadie se daba cuenta de lo que en verdad ocurría con los cuerpos desaparecidos, comencé a llenar mis pulmones de aire, para así percibir los aromas que más me agradaban, ninguno se comparaba con el de Melissa, la única “tua cantante” que había tenido en mi existencia, y de la que me había resistido.

Me acerque a donde se encontraba la pequeña “civilización” lentamente, asechando a mis “alimentos” una sonrisa maliciosa se curvo en mis labios al imaginar sus rostros de pánico. Observe detenidamente hasta que me di cuenta de un grupo de mujeres, las cuales se encontraba rezando arrodilladas en plena calle.

¡Como si existiese un Dios en este mundo!

¡Tonterías!

Las mujeres se encontraban completamente alejadas de los demás así que decidí actuar… cuando me acerque a ellas, mostrando mis colmillos comenzaron a gritar desgarradoramente.

Gritaban  que yo era un demonio, tenían razón, y rezaban mientras corrían innecesariamente, igual las atraparía. Me acerque a una de ellas a paso lento, mientras, ella con todas sus fuerzas corría para alejarse de mí, era absurdo, a velocidad vampírica me interpuse frente a ella sonriendo, la mire fijamente.

—Bitte tu mir nicht weh / por favor no me haga daño —sollozaba mientras hablaba la joven de tez blanca, no la deje que terminara, me acerque a su cuello y sin ningún pudor bebí de su deliciosa sangre, hice lo mismo con las demás, rezaban como estúpidas, como si Dios fuese a bajar del cielo y me iba a matar, para salvarlas, simplemente era una estupidez más.

Aquí seguía yo vivo, acabando con vidas, y nadie cambiaria eso, solo si yo moría, y esperaba que eso ocurriese lo más pronto posible.

Limpie mi boca mientras que me deshacía de los cadáveres…

~*******~

 

—Alec, nunca me contaras, lo que verdaderamente ocurrió para que volvieras —insistió Samira —. Los amos y tu tienen ese aspecto en total misterio, además estas mucho más…

—No estoy aquí para hablar de mis asuntos —la interrumpí férreo, ella asintió con el ceño fruncido, era de madrugada, específicamente las 3 am, y ella no había avanzado nada en su don, era sumamente difícil que lograra algo, simplemente no podía hacer lo que yo le pedía, hace ya algunas horas había regresado de Suiza, y aquí estaba con una completa inepta perdiendo mi tiempo.

—Lo siento —murmuró ella, mirando hacia el suelo, no omití ningún comentario en lo que concierne al “tema” de mi ángel, simplemente, no me gustaba en lo absoluto hablar de aquello con nadie.

—Bien, ahora quiero que te concentres, de nuevo —indique observándola—. Mira fijamente esa silla —ella asintió y efectuó lo que yo le había indicado, se concentro unos segundos en ello—. Ahora intenta congelarla —indique, pero noté que de verdad esta inútil no hacia esfuerzo alguno, algo que, me molesto. Samira podía crear hielo y controlarlo, pero era más que lógico, que si había descubierto su don, era porque supo manejarlo, cosa que ahora no hacía.

—Lo siento —se disculpo de nuevo.

— ¡Esfuérzate! —exclame hostigado—. No me creas tan estúpido, yo no estoy aquí para jugar contigo…

—Si me esfuerzo —comenzó ella acercándose —, es que pierdo la concentración, Alec… tu causas cosas en mi… cosas inusuales, lo siento de verdad, pero no puedo ignorarlas. Desde que te vi me atrajiste, y ahora que siempre te veo no puedo controlar mis emociones, hago todo lo posible por…—rodé los ojos—, por no necesitar de ti… pero no puedo, es imposible e incompresible todo lo que siento por ti… Alec, yo no puedo estar sin ti… no tolero verte sufrir, y yo… yo solo quiero ayudarte a curar tus heridas —finalizó Samira masajeando mi regazo, con sumo cuidado tome sus manos, para retirarlas de mi, ella frunció el entrecejo.

—No necesito a nadie —me limite en responder, recalcando cada una de mis palabras, para que captara lo que le estaba diciendo. No necesito a nadie, y ni la muerte podía curar este dolor, porque esto que siento es irrevocable.

—Alec yo… —intentó decir ella, acercándose de nuevo a mí a paso lento, esta insípida no comprendía absolutamente nada, yo no necesito a nadie y mucho menos a ella, que es una buena para nada, la interrumpí, antes de que siguiese diciendo más estupideces.

—Será mejor que dejemos el entrenamiento por hoy —dije tajante, para después salir de la sala de entrenamiento a paso lento, pero decidido, ella intento perseguirme, rodee los ojos con recelo, voltee y la fulmine con la mirada, posteriormente, me fui por los pasillos, perdiéndome de su maldita vista.

Al entrar a mi habitación me acosté innecesariamente en mi cama, revise mi teléfono celular, el cual tenía desde hace algún tiempo; me di cuenta de que tenía varias llamadas perdidas de mi hermana y de Alice. Con los Cullen no había hablado desde aquella vez, solo les envié un mensaje de texto agradeciéndoles su apoyo, pero no deseaba verlos, era como si fuese a remover el pasado, y no quería eso, además Jane cada vez que hablaba conmigo comenzaba a nombrar a mi ángel y después me mencionaba que tenía algo que decirme sobre ella; yo le preguntaba si era sobre Michelle y Thomas Salvatore y sus respuestas siempre eran negativas, entonces era allí donde le indicaba que no quería saber sobre más nada que no fuese aquello.

Puede que sea egoísta, o tonto que no hable sobre el tema; pero el dolor es incorruptible, al igual que el amor, y esos dos sentimientos se encuentran guardados en mi destrozado corazón, frio y muerto, y hablar sobre mi feliz pasado junto a ella, me destruiría aún más, ya que pensaría en el futuro tormentoso que me esperaba si no encuentro aún a esos dos desgraciados…

Si ella volviese todo sería distinto, muy distinto…

 


Sigo buscando el porqué 
Te fuiste de aquí 
Dejando un abismo 
Entre tú y yo 

No te he podido olvidar 
No sé si a ti te pase lo mismo 
Toda mi vida cambio 
Me falta tu amor 

Siento que pierdo la razón 
Y hoy te he vuelto a llorar 
Porque sin ti no aprendo 
A vivir 

Vuelve quiero sentirme 
En tus brazos 
Quiero besarte los labios 
Por siempre quedarme a tu lado 

Vuelve sabes que tu me haces falta 
La espera es cruel y lastima 
Vuelve… llena de amor 
Mi vida 

Como sacarme este amor 
Que ahora es dolor 
Tal vez olvidarte sea mejor 
Pero no puedo engañar 
A este corazón que espera por ti 

Vuelve quiero sentirme 
En tus brazos 
Quiero besarte los labios 
Por siempre quedarme a tu lado 

Vuelve sabes que tú me haces falta 
La espera es cruel y lastima 
Vuelve… llena de amor 
Mi vida 

Vuelve… llena de amor 
Mi vida…

Capítulo 2: Personajes. Capítulo 4: "Renacer"

 
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