Amar Después de Morir

Autor: Day_Swan
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 17/08/2012
Fecha Actualización: 04/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 11
Comentarios: 86
Visitas: 66018
Capítulos: 41

“Amar Después de Morir”

Secuela de: “El Ángel de Alec Vulturi."

Sinopsis.

Después de la muerte de Melissa, Alec vuelve a ser el mismo de antes, frio, calculador y distante, con solo una palabra grabada en su mente: Venganza, luego de efectuarla pensaba morir, ya no sentía la necesidad de vivir sin su único amor. Por otra parte Aarón tampoco ha superado la muerte de la joven, pero todo cambiara cuando Alex sueñe el futuro, al igual que Alice, ambas vieron a una humana, una humana que cambiará la vida de todos; de nuevo. ¿Quién será ella?

Nada en esta vida es imposible, lo incierto puede que sea cierto, el amor es dolor, pero también alegría; una segunda vida, una segunda oportunidad, personalidades distintas, un mismo rostro, ¿una misma alma?, un amor, una promesa, amar después de morir…

Ella, una joven que oculta su verdadera personalidad y finge ser rebelde y caprichosa…

Él, un vampiro dolido por la pérdida del amor de su vida…

 


TRAILER DEL FIC: http://www.youtube.com/watch?v=Of0dvtHqjHM&feature=youtu.be

Algunos de los personajes pertenecen a Meyer, la historia es de mi completa autría basada en las ideas de dicha autora, los personajes nuevos son de mi imaginacion.

Espero les agrade la segunda parte de "El Ángel de Alec Vulturi"

POR FAVOR NO PUBLICAR SIN AUTORIZACION, TODAS MIS HISTORIAS ESTAN PROTEGIDAS POR SAFE CREATIVE, NO AL PLAGIO!

MIS DEMAS FIC'S:

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"SAFE AND SOUND" (one shot)

"SÓLO 24 HORAS MÁS" (fic corto)

"PASIÓN INSACIABLE" (fic corto)

"UNA NAVIDAD EN EL CASTILLO VULTURI" (one shot)

"OSCURA TENTACIÓN" (Fic largo)

Mi facebook: Daymelis Ramos

Perfil Fanfiction:Day M. Odair

 

Sin más las dejo con esta hermosa historia, espero que les guste.

*Day_Swan*

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Capítulo 34: "Fin"

“Fin”

Capítulo treinta y uno.

Daymelis POV.

Sus inescrutables ojos negros me observaban fijamente y sentí todo mi ser derretirse. Aquél misterio que emanaba en él, traspasaba mi corazón por completo… creando una electricidad en mi cuerpo y en mi alma… creando aún más amor del que ya sentía por él. Alec se aproximó hasta mí a paso decidido; sin despegar su mirada de la mía, acortó la distancia que nos separaba y se apoderó inmediatamente de mis labios fieramente, posando sus manos en mi cuello para tener más acceso a mi boca.

Suspiré y gemí en sus labios… sentía que no lo había besado en años y eso me causaba ansiarlo más.

— ¿Alec? —le llamé con voz temblorosa, sintiendo como su cuerpo y el mío respondían rápidamente a nuestra cercanía.

Alec no me respondió.

— ¿Alec? —repetí angustiada.

Alec se apartó rápidamente, mirando hacia todos los lugares, menos a mí.

— ¿Dónde estás, ángel? —inquirió sin mirarme.

Lo vi ahí, tan perdido y desorientado, él no me miraba, me buscaba como si yo no estuviese verdaderamente aquí, como si él se encontrara solo, y no pudiera conseguirme. Lo vi desesperado, vi el horror reflejado en sus ojos, vi la angustia con la que me llamaba, y supe que él me necesitaba, tanto como yo lo necesitaba a él.

No importaba cuando hiciera, él ya no me veía, él ya no me escuchaba, sencillamente, yo no estaba a su alcance.

Me sentía extremadamente vacía, su dolor era palpable, su dolor era mi dolor…

—Despierta. —Escuché que me ordenaba una voz femenina.

Abrí los ojos lentamente y enfocando mi vista al frente me di cuenta que me encontraba en un lugar muy oscuro. La silueta de una mujer cerca fue lo primero que noté. Su cabello alborotado y largo era muy llamativo, al igual que sus ojos… carmesí.

Me abracé a mí misma, a causa del horror. Ella iba a matarme, ella iba a hacer todo lo que dijo que haría, se alimentaría de mí y luego quemaría mi cuerpo.

—Despierta pequeña, el show comenzará dentro de poco —dijo ella, fingiendo dulzura hacia mi persona.

Miré hacia los lados, dándome cuenta que nos encontrábamos en una cueva, oscura y fría.

— ¿Cuánto tiempo llevo aquí? —pregunté, tratando de sonar fuerte.

La vampiresa alzó una de sus cejas.

—Aproximadamente diez horas, querida —contestó mirando sus uñas—. Tu amado debe estar enloquecido, genial.

La fulminé con la mirada.

— ¿Qué hace tan emocionante esto? Ni siquiera te conozco —murmuré con voz cansada—. Aunque sinceramente… viéndote fijamente, te me haces parecida a la típica chica envidiosa de la escuela.

— ¿Sabes lo que se me hace emocionante? —preguntó lentamente, con una sonrisa grabada en sus labios. Esperé—. Matarte, eres realmente insoportable, siempre lo has sido.

Me quedé boquiabierta, pues su argumento había sonado completamente ilógico para mí.

Michelle me confundía ampliamente.

— ¿Qué se supone que quieres darme a entender? —la enfrenté. Ella soltó una carcajada.

—No tienes por qué hacerlo, igual cuando mueras no valdrá de nada. —Me guiñó un ojo y desapareció de mi vista un segundo después.

Mierda, mis ojos comenzaban a humedecerse nuevamente. Apenas podía recordar cómo me habían sacado de mi casa en contra de mi voluntad. Había sido Michelle, y luego al fondo, veía a un hombre alto, pero no alcancé nunca a divisarle el rostro. Lo que sabía era el miedo que yo poseía y las ganas de matarme que ellos tenían. Era demasiado para mí, las pocas fuerzas que me quedaban no me estaban ayudando en lo absoluto, con cada minuto que transcurría, mi máscara de chica valiente se desvanecía.

No había dejado de pensar en Alec desde que caí en las manos de estos dos desconocidos. No dejé de hablarle en mi mente, como si eso sirviera de algo para comunicarme con él, y poseer fuerzas. Sabía que él estaba como el Alec de mi sueño, desbastado, vacio y desesperado.

Y saberlo me partía el alma en miles de pedazos.

Suspiré repetidas veces, tratando de relajarme pero fallando.

Cerré mis ojos con fuerza.

Alec, mi amor, estoy bien… te necesito, ven por favor… ellos quieren matarme, y yo no quiero dejarte, no quiero, amor; no quiero hacerte esto… pero no puedo escapar, son dos, Alec… ayúdame…

—Pero miren a quién tenemos aquí —dijo una voz masculina, causando que yo abriera mis ojos.

Lo miré fijamente, tratando de ocultar el miedo.

También tenía los ojos color rojo…

—Encantado de verte nuevamente, pequeña —dijo con una gran sonrisa—. Veo que la humanidad también te sienta…

Fruncí el ceño. Creo que me estaba perdiendo de algo, había algo que no entendía.

 — ¿Qué? —inquirí.

—Oh nada, no es importante. —Se aproximó hasta mí, como si estuviera compartiendo un secreto entre amigos—. Si Alec no te lo ha dicho, no importa ¿o sí?

¿A qué demonios se refería?

¿Qué era lo que Alec no me había dicho?

Los dos se estaban comportando muy extraño, como si… me conocieran.

Pero yo no los recordaba, o eso era lo que suponía…

El vampiro me miró fascinado por un par de minutos. Luego se sentó en una roca cercana. Yo no me había dado del dolor que se situaba en mi costado, y también del frío que poseía. Estaba demasiado confundida para darme cuenta del estado físico en el que me encontraba.

—Eres muy poderosa —exclamó luego de un prolongado silencio; alcé una de mis cejas ante su comentario y su sonrisa se ensanchó—. Lo digo en serio, tus habilidades siguen intactas, y tienes una adicional. Jamás había visto algo así, supongo que siempre hay una primera vez para todo. —Se encogió de hombros al decir.

— ¿De qué demonios estás hablando? —inquirí confundida.

—Creo que sabes de qué estoy hablando —afirmó, riéndose de mí—. El clima… eso ya lo has controlado, ¿cierto? —Yo me quedé callada—. Ya lo sabía, te he tenido vigilada… si no fueras armado un desastre hace tiempo, me encantaría que te unieras a mí.

¿Qué?

¿Acaso aquello era una broma?

— ¿Unirme exactamente a qué?

—Ya sabes… tú… Michelle y yo, los tres seríamos invencibles —dijo sonriendo siniestramente—. Incluso Alex sería de gran ayuda.

— ¿Y cuál se supone que es tu grandiosa habilidad? —pregunté sarcástica—. Sólo utilizas a las mujeres para tu propio beneficio, eres un maldito cobarde.

Un fuerte golpe me mareó por completo, causando que m mejilla ardiera. Coloqué mi mano en el sitio afectado, mirando al vampiro con los ojos muy abiertos. Temerosa y preocupada, sentí las lágrimas humedecer mis ojos.

—Eres humana, y estás frente a su asesino natural, ¿no le temes a eso? —preguntó cabreado por completo—. Yo no soy como tus amigos, si tengo que matarte ahora mismo para que cierres tu maldita boca, lo haré.

Tragué en seco.

—No seas idiota, sé que no quieres matarla —dijo la voz de Michelle, detrás del vampiro. Ella se encontraba con los brazos cruzados.

—Aún no me conviene hacerlo y, ¿podrías callarte? —interrogó, sonando claramente frustrado. Me estremecí ante la forma sumisa en la que se comportaba Michelle ante él.

Escalofriante.

—Tus hermanos también son poderosos… —Comenzó de nuevo el hombre, usando un tono delicado esta vez, como si estuviera hablando con un niño pequeño—. Realmente serían buenos siendo vampiros.

—Si ellos serán vampiros o no, eso no te incumbe, imbécil —escupí cada una de mis palabras. Repudiándolo desde el fondo de mi alma.

Lo odiaba.

Y la odiaba a ella.

Otra bofetada recibí por parte de aquél desgraciado vampiro.

No había utilizado toda su fuerza después de todo.

—Un poco más de respeto —advirtió hoscamente, su sonrisa ya no estaba—. No lo repetiré más veces, o prometo matar a Alec, delante de ti.

Bufé burlonamente, dejando pasar la estúpida amenaza.

—No seas ridículo, Alec te matará —dije con confianza—. Tendrías que pasar por encima de él, antes de lastimarme, y bien sabes que eso es imposible. —Negué con la cabeza.

Él soltó una gran y estruendosa carcajada, ocasionando un estremecimiento de mi parte.

—Claro que es posible, querida —me dijo acercándose a mí, comenzando a acariciar mi cabello—. ¿Ves a esa de allá? —señaló a Michelle—. Ella es algo así como mi escudo, ¿sabes cuál es su don vampírico? Ella es capaz de que cualquier persona no logre percibirnos, y puede hacerlo con quien quiera… si mato a Alec, jamás se daría cuenta de quién lo hizo, porque no me verá.

—Pero Alec bloquea los sentidos… —murmuré.

—No importa pequeña, no importa —dijo lentamente—. Él ha intentado atraparnos por más de cincuenta años, y no lo ha logrado, ¿crees que lo logaría ahora?

— ¿Atraparlos? —Mi voz sonó débil.

—Claro, supongo que no sabes nada de lo que ocurrió hace cincuenta años en Forks, Washington —mencionó con una sonrisa, mofándose de mí.

Pensé por unos momentos lo que había dicho, y lo único que me llegó a la mente fue la muerte de la antigua pareja de Alec, llamada Melissa Johnson, en el libro, había leído sobre la historia de varios vampiros que mi abuelo Manuel había conocido o escuchado sobre ellos, vampiros que rodeaban de algún modo la vida de…

Oh Dios…

Allí lo entendí, mi cerebro humano no había logrado recordar sobre lo que había leído. En el libro mencionaban al Clan Salvatore, que habían batallado en contra de los Cullen y Rivera en una oportunidad. El clan había estado liderado por Joseph, y luego por Charlotte, su pareja. Ellos habían muerto ya hace mucho, Alec había asesinado a Charlotte por ser esta la que ocasionó la muerte de Melissa. También habían mencionado a Michelle… Juliette y Thomas…

— ¿Tú eres Thomas Salvatore? —inquirí, sin evitar mostrar miedo.

—Lo soy… entonces si sabes algunas cosas y otras no.

— ¿Debería saberlas?

Sabía que no iba a resultar de nada jugar con Thomas, él era astuto y tenía mucha más experiencia que yo, sabía que sería estúpido, pero aún así no podía dejar de intentarlo. Él estaba jugando conmigo y yo tenía que hacerlo con él, tenía que saber qué era lo que me estaba tratando de decir Thomas.

—Deberías saberlas —repuso sonriendo—. Quizá luego lo sepas, el juego no ha comenzado.

— ¿Podrías desatarme? Sería estúpido que intentara escaparme de ustedes —pronuncié negando con la cabeza. Thomas me miró con burla pero asintió, comenzando a desatar mis manos.

Suspiré un poco y sobé mis muñecas enrojecidas. Me acurruqué en el rincón de la cueva donde me encontraba, apoyando mis manos en mis rodillas.

—Espero tengas dulces sueños pequeña, disfruta de tu estadía. —Sonrió ampliamente y luego se dirigió a Michelle—. No te le acerques, esto se hará a mi manera, como siempre.

Ella asintió con la cabeza, aunque pude ver su mandíbula tensa. Los dos se perdieron en la oscuridad y estoy segura que salieron, y me dejaron allí sola; me sentí más segura así.

Miré hacia los lados desesperada, no había absolutamente nada, no había comida, ni agua… nada. Me dolía la espalda, la cadera y la cabeza; pero me sentía más a gusto así, más segura, aunque sentía ganas de llorar y gritar, para así tratar de que alguien lograra encontrarme; sin embargo era imposible, estaba enterada de eso. Seguramente Michelle estaba utilizando su poder también conmigo. Era obvio que por eso había logrado atraparme, estaba perdida, este era el fin…

Caí en los brazos de Morfeo en medio de mis cavilaciones…

.

.

—Despierta —me habló una voz femenina—. Mierda, ¿otra vez dormida? Dormir es perder tiempo.

La miré fijamente, con odio. Se trataba de Michelle, quien se encontraba intacta desde la noche. Sabía que había amanecido porque podía ver luz ahora, y aquello significaba que la salida de este lugar estaba cerca; más no podía escapar, como le había dicho a Thomas la noche pasada, sería algo demasiado estúpido de mi parte.

— ¿Qué quieres? —pregunté con amargura, tratando de levantarme, pero lo hice en vano. Había dormido muy mal, me dolía el cuerpo, el rostro, todo—. ¿Qué no te había dicho tu querido jefe que me dejaras en paz?

Ella gruñó y apretó sus manos en puños.

—Él es mi pareja.

—Claro —me burlé desde mi rincón—. Por eso te trata como a una princesa, ¿no? —ironicé.

Ella intentó acercarse a mí; pero luego paró en seco, mirando hacia los lados, como si hubiera escuchado algo. Me dio la espalda y siguió mirando a los lados y en silencio. La observé con atención, sabía que algo estaba pasando, pero no podía pensar en qué. Sus ojos de pronto se fijaron en los míos, posteriormente susurró:

—Ellos están cerca, puedo sentirlos. —A pesar de ser la única persona que estaba con ella, sabía que no estaba hablando conmigo, podía percibir el miedo en su voz y supe que estaba hablando en realidad con Thomas Salvatore.

Una ráfaga de viento hizo acto de presencia en el extraño lugar en el que me encontraba.

— ¡¿Que ellos qué?! —gritó el vampiro acercándose rápidamente a Michelle—. ¡Eres una maldita estúpida!

—Pero ellos no están solos… —susurró Michelle asustada.

Si ellos estaban aquí, significaba que yo podía salir y que estaría bien. Por eso cogí fuerzas y me levanté de un salto, tratando de correr hasta la salida comencé a gritar.

— ¡Alec, Alec! —Grité con todas mis fuerzas—. ¡Alec, estoy aquí!

Thomas me tomó por una de mis muñecas y me forzó a mirarlo.

— ¿Qué crees que haces? —inquirió.

Yo me dejé guiar por mis instintos.

—Suéltame o me corto para que Alec me rastree más rápido —dije lentamente, luego de haber sacado la navaja que permanecía en mi bolcillo trasero—. Sabes que él me desea más que nadie, si me corto él lograra encontrarme más rápido, y no está solo.

Thomas bufó, mirando como yo posicionaba la navaja en mi propio cuello.

—Ellos no podrán con nosotros, chica —dijo con suficiencia Thomas.

—Ellos no están solos —repuso Michelle—. Están con un hechicero medio.

Mierda…

¿Astor?

Oh no…

La miré boquiabierta, pero sin apartar la navaja de mí, aunque me encontraba muy sorprendida. Astor ayudándome, quién lo diría, me parecía ilógico, pues su plan era el mismo que ellos: matarme.

—Oh, ¿Tu ex? —me preguntó sonriendo, mirando la navaja con nerviosismo—. Suelta eso princesa, no seas tonta.

—Sabes que si me corto, estarás muerto —amenacé con furia en mis palabras.

—Puede que así lo sea —reconoció acariciando su barbilla con su mano libre—. Aunque no te puedo garantizar que Alec te encuentre intacta, eres humana, yo soy vampiro y tendré tu sangre cerca de mí, muy cerca, ¿no le temes? Yo podría matarte, si me provocara, no es una amenaza, es un hecho.

Suspiré, pero no alejé el cuchillo en lo más mínimo.

—Michelle, has algo de una buena vez —le ordenó a la vampiresa.

Toda luz presente en el lugar desapareció de mi vista. De pronto Michelle no estaba, yo no tenía la navaja ya en mi mano y Thomas me observaba sonriendo triunfadoramente, ya no me tenía agarrada de la muñeca; se encontraba con los brazos cruzados observándome, y yo sin saber qué era lo que en realidad le interesaba. Minutos después Michelle apareció de nuevo ante mí, con la navaja en su pálida mano, tendiéndosela a Thomas con el ceño fruncido.

—Muy bien, nena. —Felicitó Thomas, besando fieramente los labios de Michelle en forma de premio por haberme arrebatado el objeto de las manos—. Ahora debes sacarnos de aquí —ordenó apartándola rápidamente.

—Es inútil, con el hechicero cerca es imposible —explicó Michelle asustadiza. Sabía exactamente el motivo de su temor, y Thomas por supuesto que lo sabía también. Si ella no nos sacaba, estaría muerta, ya sea por las manos de Thomas, o por las de Alec.

—Está bien. Está bien... veré que puedo hacer. —Cerró sus ojos, concentrándose en silencio. Thomas la miraba fijamente, como si esperara que ella no metiera la pata—. Será mejor que cierres los ojos, puede que te marees, pero me da igual...

Cerré los ojos sabiendo que no tendría otra salida. No sabía para qué debía cerrarlos. Pero lo hice.

—No seas ridícula, Michelle. —Escuché la voz de Thomas decir—. No estamos para juegos. Princesa abre los ojos y no hagas caso, ven aquí.

Al tiempo que abría los ojos y fulminaba con la mirada a Michelle por su estúpida broma; sentí cómo los brazos de Thomas me alzaban para cargarme. Hice una mueca ante el contacto, porque lo repudiaba enormemente.

— ¡Suéltame! —grité sabiendo que no serviría de nada.

Thomas me sacó de la cueva, con Michelle detrás de nosotros. Obviamente celosa por mi cercanía con el vampiro o "su pareja" como ella misma le llamaba. Podría jurar que ella ha sido una más del montón para él. Mi vista tardó en acostumbrarse a la luz, en el instante que Thomas se preparaba para echar a correr, escuché la voz de alguien y al mismo tiempo, Thomas había maldecido entre dientes. Giré mi cabeza para encontrarme con el portador de aquella voz y él me miró con los ojos muy abiertos, tratando así de acercarse a mí.

—Astor, ayúdame —sollocé intentando zafarme del agarre de Thomas, pero aquello no servía de nada, yo estaba atrapada entre sus brazos de acero.

—Mierda, Michelle —regañó Thomas.

—Estás herida —dijo Astor casi con dolor, seguramente notando mis mejillas enrojecidas a causa de las bofetadas por parte de Thomas.

Iba a responderle; sin embargo la figura de Alec y del resto de los vampiros me distrajo por completo. Ver a Alec en ese momento significaba alivio y paz en mi interior; sin embargo, al notar que él ignoraba mi presencia me tensé en los brazos de Thomas, quien se burló de mí sin perder oportunidad.

—Oh no querida, Alec no puede verte. —Suspiró teatralmente. Astor frente a nosotros frunció el ceño en mi dirección.

—Bebé mírame —indicó Astor, yo lo miré—. No lo escuches, todos te apartaremos de esto.

— ¿Ella está aquí? —preguntó Alec con voz desesperada. Sus ojos color negro brillando con preocupación. Sollocé audiblemente.

Alec, mírame, Alec...

—Ángel —me llamó con voz sedosa—. ¿Cómo haces eso? —Me sorprendí por la pregunta, pues no entendía absolutamente nada.

—Day, amor, hazlo de nuevo —me dijo Alec mirando hacia la nada. Todos los presentes mirándolo interrogantes.

—Él ya descubrió tu habilidad —reconoció Thomas en mi oído—. Tú y tus hermanos la tienen, la pueden aplicar con sólo los seres con los que tengan una conexión sentimental fuerte... espero te sirva el dato. —Me guiñó un ojo.

Alec. Estoy aquí. Ayúdame, susurré en su mente.

Alec frunció el ceño y miró a Astor.

—No está sola,  ¿verdad? —Astor me miró y a mí y luego otra vez a Alec.

—No.

— ¿Está herida? —pregunté nuevamente Alec.

—Sí.

Alec se tensó, cerrando sus manos en puños, se aproximó hasta nosotros con rabia.

—Vamos Thomas, no seas un maldito cobarde. Te voy a matar de todas formas.

Miré a Alec significativamente. Thomas se preparó para correr. Fijé mi vista en Astor, quien también notó el gesto del vampiro.

—Es todo Michelle, vámonos de aquí —indicó Thomas.

— ¡Ellos se van! —gritó Astor tomando su vara con fuerza.

Alec trató de buscar mi voz en su mente otra vez; pero no la encontró, pues yo no tenía fuerzas para hacerlo, estaba agotada y mareada por toda esta situación. Si Thomas lograba huir yo estaría muerta...

— ¡Vamos haz algo... haz algo! —urgió Alec a Astor. Estaba segura que se sentía inútil en estos momentos. Mis mejillas llenas de lágrimas se sintieron heladas cuando Thomas comenzó a correr conmigo en brazos y con Michelle delante de nosotros. Sollocé mientras me llevaban lejos. Donde seguramente se encontraba mi fin... el fin de mis días...

Las voces de todos se desvanecieron conforme Thomas avanzaba conmigo en brazos. Michelle en silencio de reojo observaba cada uno de los movimientos de su “pareja” para cerciorarse que no estuviese haciendo algo indebido conmigo. Por Dios, como si yo me fuera a dejar de él.

No sabía dónde nos encontrábamos, ni cuánto tiempo había pasado, luego de un tiempo, Thomas me bajó, colocándome cuidadosamente en el suelo y acariciando mi cabello como si tratara de ser tierno; yo alejé su mano de mí rápidamente y di dos pasos atrás, tropezando con una piedra que se encontraba justo detrás de mí. Allí fui capaz de divisar el lugar: ya estaba oscureciendo, pero esta vez no estábamos en una cueva, sino en un bosque, enormes árboles nos rodeaban, y no se podía ver con claridad algún camino para escapar, estaba rodeada, sería completamente imposible lograr huir.

—Mantente alejada —advirtió Michelle. Yo la miré confundida, pero luego de un momento entendí.

Ella se llevó a Thomas de la mano, se alejaron de mí dejándome allá sola. Quién sabe qué cochinadas harían mientras, igual yo no podía aprovechar su ausencia, podría perderme en el bosque y jamás me encontrarían.

Miré hacia los lados y suspiré. En mi mente apareció el hermoso rostro de Alec, entristecido y desesperado, sinceramente era una imagen que no podía soportar, ver a la persona que amas, sufrir por tu culpa, es el peor dolor que una persona puede manifestar.

Me recosté en la dura y fría piedra suspirando repetidas veces.

Aproximadamente después de unos veinte minutos, Thomas apareció ante mí con una mueca de disgusto en sus labios. Se acercó a mí, e inclinó su cabeza a un lado como si estuviera grabando cada ángulo de mi cuerpo antes de… matarme. Coloqué mis manos detrás de mi cuerpo, agarrándome firmemente de la piedra, como si eso sirviera de algo. La mirada de Thomas me intimidaba, y aunque me había comportado demasiado fuerte y sarcástica con él, por dentro me estaba muriendo del pánico y él no sabía. Alcé la vista hacia sus ojos, un tanto más rojos de lo que acostumbraban ser. Él sonrió con amplitud y se acercó todavía más a mí, y di un paso a la derecha, alejándome de la piedra y de él. Pero aquello era inútil, pues a menos de un segundo, él estaba frente a mí, con su mirada fija en la mía. Tragué grueso, aunque mi garganta casi estaba seca.

—Eres muy hermosa… una lástima que Alec sólo te quiera porque eres igual a ella, eres sólo una copia barata para él…

Mierda.

— ¡Thomas! —exclamó Michelle abruptamente, causando que yo de un salto me alejara de Thomas al notar como este se inclinaba hasta mi cuello. Pensé que sería mi fin, sin embargo al notar cómo alguien se enfrentaba a Salvatore, me calmé, no era mi fin, era el fin de Thomas.

— ¡Vamos, Day, aléjate, aléjate! —gritó Astor cuando miraba mi estupefacción. Corrí hacia los árboles, preguntándome cómo enfrentaría Astor a Thomas sin salir lastimado.

No me di cuenta del paradero de Michelle hasta que logré alejarme de Astor y Thomas.

—Cobarde —escupió ella, amarrando su cabello en una coleta alta y desordenada—. Si sabes que ese ex tuyo no podrá con Thomas, ¿verdad?

Un nudo se formó en mi estómago.

—Estoy enterada —acepté, dando un paso delante de forma retadora—. Pero yo no estaría tan segura.

Michelle se rió amargamente.

—Eres muy ridícula, ¿sabes cuán fácil se me haría matarte? —inquirió, dando un paso también al frente.

—Demasiado fácil diría yo —concluí luego de pensarlo varias veces—. Si te enfrentaras solo a mí, ¿pero qué harás si más de diez vampiros se encuentran detrás de ti, esperando cualquier movimiento tuyo en mi contra para matarte?

—Los rastrearía.

—Yo no estaría tan segura —repetí alzando una ceja, y gracias a mi valentía, Michelle logró creérsela. Volteó su cabeza, comprobando si había vampiros detrás de ella como yo le había insinuado.

— ¿Pero… cómo? —Me dio la cara, con temor en sus ojos.

Los Cullen, Mel, su familia, Jane y Demetri y… ¿Dylan? la miraban fijamente, esperando cualquier movimiento por parte de Michelle hacia mi persona.

Astor se reunió con nosotros luego de llegar con Alec el que sostenía a Thomas del cuello. Thomas fulminó con la mirada a Michelle, claramente amonestándola por su mal trabajo de guardaespaldas. Fruncí el ceño y me preparé para lo que vendría. Emmett y Jasper se apoderaron de Thomas, mientras que Demetri y Edward de Michelle. Alec se aproximó hasta mí y me resguardó en sus brazos, luego de besar con mucho cuidado mis labios y acariciar mi cabello.

—Perdóname —dijo con pesar, acariciando mi cuello con lentitud—. Perdóname, lo siento ¿sí? Esto no debió ocurrir, mi deber era protegerte y no lo hice.

Sollocé, colocando mi cabeza en su pecho, entretanto el acariciaba mi espalda, también con mucho cuidado.

—Estás lastimada. —Me miró, el dolor en su rostro me destruía.

—Estoy bien.

—No mientras —me reprochó negando con la cabeza—. Mira, quédate con Melissa. Yo arreglaré esto.

Fruncí el ceño, pero no repliqué.

— ¿Mis hermanos?

—Están a salvo. —Besó mi frente y se perdió en el bosque, con el resto de los vampiros. Melissa se aproximó hasta a mí rápidamente y me abrazó con fuerza, también sollozando, notablemente angustiada.

—No sabes el peso que me ha quitado de encima todo esto —dijo limpiándose las lágrimas—. Pensé que esto saldría mal. ¡Pero mira cómo estás, debo curarte! —Observó mis moretones y mis labios resecos negando con la cabeza.

—Ese Thomas es un maldito, siempre queriendo destruir…

— ¿Qué más hizo? —pregunté curiosa y preocupada.

—Muchas cosas malas, Day, muchísimas, pero olvida esto, tenemos que salir de aquí cuando ellos acaben. —Me dio una palmadita en el hombro y me haló de la mano para que nos sentáramos en las grandes piedras que se encontraban cerca de un árbol. Yo me senté primero, con un poco de dificultad por el dolor punzante en mí costado.

— ¡Astor! —escuchamos que Alice gritaba. Sin pensarlo dos veces me levanté de la piedra y corrí hacia donde la voz de Alice se escuchaba. La voz de Melissa detrás de mi no me había volverme y preguntarle porque me llamaba. Sinceramente todavía me encontraba muy dolida con Astor, pero de una cosa estaba segura, si no fuera sido por él, hoy yo hubiera muerto.

— ¿Qué pasa? —pregunté agitada, mirando a todos los vampiros amontonados en un solo sitio.

— ¡Melissa, sácala de aquí! —exclamó Alec, al cual no podía divisar, seguramente se encontraba entre el circulo que curiosamente habían formado los vampiros.

Mel se acercó a mí para alejarme de allí, pero yo me negué inmediatamente.

— ¡No! ¿Dónde está Astor? —pregunté mirando a los lados—. ¿Qué pasó con él? —una hoguera se situaba a unos cuantos kilómetros de nosotros, mostrando humo de color morado—. ¿Qué es eso?

—Los cuerpos de Michelle y Thomas —contestó Demetri, tomándome por los hombros—. Vamos.

— ¡No, no! —Corrí hasta donde estaba Alec, encontrándome con Astor tirando inerte en el suelo, con un montón de sangre resbalando por su nariz.

—Oh Dios…

—Él estaba utilizando sus poderes desde ayer —explicó Alice con pesar—. Si no fuera sido por él, no fuéramos llegado aquí, ellos nos rastrearían y huirían contigo, Day. Pero Astor encontró l forma de bloquear los poderes de Michelle si intervenía, disfrazando nuestro aroma con el aroma de un animal, humano, o incluso de plantas. Era mucho para él…

—Oh no… —sollocé, zarandeando a Astor por los hombros, pero era inútil, sus ojos estaban cerrados, respiraba con dificultad, y la sangre seguía resbalando por sus mejillas.


¡Holaaa! Lamento la tardanza, en serio. Espero les haya gustado el cap, ultimamente no he visto muchos comentarios, aunque confío en que siguen leyendo >.< Espero dejen su opinión, es muy valiosa para mí. ♥ Saludoss a Bella_22, Nenamadilinda, 2k_vulturi, Marii:salinas, melisamontero, jennykovacs, monica_swan38, karenitz3lvulturi y por supuesto a mi geme Melissa! :3 Espero también no me maten por dejar el cao hasta ahí >.< Bye!

 

Capítulo 33: "Pérdida" Capítulo 35: "La luz de tu amor"

 
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