Amar Después de Morir

Autor: Day_Swan
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 17/08/2012
Fecha Actualización: 04/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 11
Comentarios: 86
Visitas: 65222
Capítulos: 41

“Amar Después de Morir”

Secuela de: “El Ángel de Alec Vulturi."

Sinopsis.

Después de la muerte de Melissa, Alec vuelve a ser el mismo de antes, frio, calculador y distante, con solo una palabra grabada en su mente: Venganza, luego de efectuarla pensaba morir, ya no sentía la necesidad de vivir sin su único amor. Por otra parte Aarón tampoco ha superado la muerte de la joven, pero todo cambiara cuando Alex sueñe el futuro, al igual que Alice, ambas vieron a una humana, una humana que cambiará la vida de todos; de nuevo. ¿Quién será ella?

Nada en esta vida es imposible, lo incierto puede que sea cierto, el amor es dolor, pero también alegría; una segunda vida, una segunda oportunidad, personalidades distintas, un mismo rostro, ¿una misma alma?, un amor, una promesa, amar después de morir…

Ella, una joven que oculta su verdadera personalidad y finge ser rebelde y caprichosa…

Él, un vampiro dolido por la pérdida del amor de su vida…

 


TRAILER DEL FIC: http://www.youtube.com/watch?v=Of0dvtHqjHM&feature=youtu.be

Algunos de los personajes pertenecen a Meyer, la historia es de mi completa autría basada en las ideas de dicha autora, los personajes nuevos son de mi imaginacion.

Espero les agrade la segunda parte de "El Ángel de Alec Vulturi"

POR FAVOR NO PUBLICAR SIN AUTORIZACION, TODAS MIS HISTORIAS ESTAN PROTEGIDAS POR SAFE CREATIVE, NO AL PLAGIO!

MIS DEMAS FIC'S:

"MELODY OF LOVE" (one shot)

"SAFE AND SOUND" (one shot)

"SÓLO 24 HORAS MÁS" (fic corto)

"PASIÓN INSACIABLE" (fic corto)

"UNA NAVIDAD EN EL CASTILLO VULTURI" (one shot)

"OSCURA TENTACIÓN" (Fic largo)

Mi facebook: Daymelis Ramos

Perfil Fanfiction:Day M. Odair

 

Sin más las dejo con esta hermosa historia, espero que les guste.

*Day_Swan*

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 24: Outtake: Melissa & Dennis.

Outtake.

Melissa & Dennis.

¿Qué día es hoy?

¿Y de qué mes?

Este reloj nunca pareció tan vivo

No puedo continuar y no puedo echarme atrás

He estado perdiendo mucho tiempo.

El sol ya se había ocultado, él pudo verlo mientras también miraba dormir a su amor recostada en su hombro. No era el sueño de cualquier hombre, era el sueño de él. Tenerla ahí cerca, saber que ella soñaba con él –porque estaba seguro que así era– le llenaba de dicha. Ella había murmurado su nombre un par de veces, y su corazón se había acelerado de un momento a otro. Estaba enamorado de ella. Desde la primera vez que la había visto tenía la certeza de que había sentido algo muy extraño dentro de él, era como si su mirada hubiera hecho “clic” en su corazón; ella, con su rostro hermoso y una belleza antinatural y también espiritual, se había robado su corazón sin siquiera pedirle su consentimiento. Cuando la había visto fue así, muy extraño, ella había llegado y él había sentido que su alma gemela estaba cerca, y cuando se encontró con su mirada todo su mundo cambió, aunque en ese entonces era muy estúpido para saber lo que estaba sucediendo.

Dennis suspiró y miró a su novia fijamente mientras esta se acurrucaba aún más en su pecho. Estaba plenamente seguro que ella era su vida entera, y mucho más.

—Te amo. —La escuchó decir, y no estaba seguro si estaba despierta o dormida; sin embargo cuando ella abrió sus ojos soñolientos pero a la vez con ese brillo tan especial se percató que había terminado sus horas de descanso.

—Yo también te amo, mi amor. —Él besó su frente y al mirarla de nuevo se percató de que ella tenía su ceño fruncido—. ¿Qué ocurre? —preguntó sintiéndose preocupado.

Ella no le contestó, pero ella también estaba preocupada.

—Vamos, dime qué ocurre —dijo el chico animándola, ella negó con la cabeza y sonrió hermosamente.

—No es nada, cariño. —Le besó en los labios con amor y luego comenzó a acariciar su mano con cuidado—. ¿Cuánto falta para llegar?

—Dos horas, mi vida. —Dennis no quiso insistirle, pero por lo que dedujo, sabía que ella tenía algo que contarle, y era algo delicado.

Melissa suspiró y se preguntó qué pasaría luego de ella contarle lo que era, luego de decirle sobre su familia, ¿qué sucedería?, un escalofrío invadió su cuerpo al darse cuenta que quizá, solo quizá, Dennis la rechazaría y se alejaría de ella, para siempre. Aquella idea paralizó su corazón en un instante. Ella no iba a poder soportarlo, si él la dejaba, no sabía que haría, y aunque su corazón enamorado le decía que él nunca iba a alejarse de ella, sus miedos la torturaban mostrándole un futuro sin él y sin su amor.

Ella se acurrucó más en el pecho de él, no sólo por la idea de que iba a perderlo, sino que aquello ya era una costumbre. Cuando estaba con él se sentía en casa. El muchacho le acarició el cabello con sus largos y elegantes dedos, mientras ella se dejaba hacer cerrando los ojos ante la caricia tan satisfactoria que él le brindaba. Dennis la miraba mientras ella se quedaba quieta, permitiéndole que sus dedos viajaran una y otra vez por sus cabellos largos; le encantaba su cabello, le encantaba toda ella.

Amaba mirarla…

Porque somos tú y yo y toda la gente

Nada que hacer, nada que perder

Y somos tú y yo y toda la gente y

No sé porqué no puedo mantener mis ojos fuera de ti…

Melissa tomó un largo suspiro y decidió hablar.

— ¿Qué harías si descubres que… que todo lo que te rodea no es como imaginabas? —inquirió mirando fijamente  los ojos del chico.

Dennis la miró de vuelta, extrañado y confundido. Tomó un hondo suspiro, no teniendo muy en claro cómo iba a responder esa pregunta tan extraña.

Por un lado Melissa se preguntaba una y otra vez cuál sería la respuesta que le esperaba.

— ¿Te refieres a qué haría si descubro que lo que me rodea es una mentira? —preguntó Dennis de vuelta, no muy seguro de haber entendido el punto de la chica.

Melissa frunció el ceño. Era exactamente como él lo había interpretado, claro, desde otro ángulo.

—Esto… eso creo. —Aquello sonó como una pregunta. Dennis sonrió torcidamente ante eso.

—Bueno, todo depende de cuántas mentiras y… espera, ¿por qué me preguntas eso? —Dennis frunció el ceño, confundido y Melissa se abofeteó mentalmente.

— ¿Y si no fueran mentiras, sino secretos? —interrogó otra vez la chica.

—Todo depende, las cosas se relacionan unas con otras. No puedo decirte qué haré sin saber en cuál situación me encuentro, por supuesto, si estamos hablando de suposiciones. —Dennis alzó el mentón de su chica con su dedo índice, buscando algún indicio en el rostro de ella. Y ella, tratando con todas sus fuerzas, disimuló su preocupación, causando que Dennis sonriera y alejara cada duda de su mente.

Dennis pensó que no era nada.

Ella lo había engañado.

.

.

.

Malé es la capital de la República de Maldivas. La ciudad está localizada en la isla de Malé, en el borde sur del atolón* de Malé en el atolón Kaafu.

—Este lugar se llama el paraíso en la tierra —informó Dennis, cuando habían llegado al lugar, quitando sus manos de los ojos de su acompañante, permitiéndole disfrutar de la vista—. Aunque mi propio paraíso es tu sonrisa.

Melissa se acercó a él y lo abrazó con fuerza humana, mientras murmuraba un “Gracias” antes de acercarse a sus labios y devorarlos con los suyos.

Se encontraban en una de las posesiones de la familia Gilbert. Se trataba de una casa, no tan grande, cercana a la isla en cuestión. Contaba con dos habitaciones, un baño, cocina, una hermosa y gran sala de estar, acompañada por el balcón en donde ahora se encontraban observando el hermoso paisaje.

La casa era de color blanco y los pisos caoba, las paredes de un color crema pálida. Había hamacas, un gran estéreo, y un pequeño bar cercano a la cocina.

Melissa se encontraba encantada, pues el azul del mar, iluminado por la luna, le recordaba a los ojos de Dennis, tan hermosos que cada vez que le dedicaban una mirada, caía rendida. A pesar de sus años con vida, jamás había visitado este lugar y agradecía mil veces en su mente, que Dennis la haya querido sorprender, y por supuesto, haberlo logrado.

—Gracias —susurró Melissa cuando se habían separado por falta de aire. Dennis le sonrió ampliamente, mostrando su impecable dentadura. Tomó el rostro de ella entre sus manos y besó su nariz.

—No agradezcas mi amor. Feliz cumpleaños —dijo, guiñándole un ojo seguidamente. Melissa cayó en cuenta que era su día, cumplía años, y era el primero que pasaba junto a él.

Sin planearlo, sus ojos se humedecieron a causa de las lágrimas y de la emoción contenida. Todo parecía tan irreal, ella sabía que habían encontrado su mitad, su igual, su alma gemela.

—No llores —mencionó Dennis abrazándola. Ella se acurrucó en su pecho y sollozó, mientras sonreía—. Espero sea el primer cumpleaños de muchos que pasaré junto a ti.

Ella rió.

Esperaba que pasara el resto de su inmortalidad con ella.

¿Podría eso ser posible?

Antes de permitirse pensar en preguntarle sobre aquello. Dennis la tomó entre sus brazos y la llevó a la hamaca que estaba a unos pasos de ellos. Caminó con la chica en brazos hasta que se sentó en la hamaca con ella en su regazo. La miró a los ojos, fundiendo su mirada en la de ella.

Y ella olvidó cualquier pregunta que haya querido hacer alguna vez.

Ella olvidó su nombre.

Su edad.

Su naturaleza.

Todo.

El chico adoraba esto. Adoraba la forma en que sus ojos se conectaban, y se comunicaban en silencio el amor que se tenían uno al otro. Era tan inexplicable, él podría conocer cualquier parte de su alma y su corazón al mirarla, sabía que aquello solo ocurría una vez en la vida, y con una sola persona en el planeta.

Dennis acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja de ella y juntos se acostaron en la hamaca en silencio, solo escuchando el sonido de las olas y del viento soplando con serenidad la arena.

—Te amo Dennis… más de lo que he amado alguna vez. —Su pequeña voz, convertida en un susurro, habló en pleno silencio.

Pasaron unos minutos, ella pensó que él dormía, pero al moverse un poco vio que Dennis la observaba con devoción en sus ojos.

Todas las cosas que deseo decir

Justo no están saliendo bien

Estoy trabándome en mis palabras,

Tienes mi cabeza dando vueltas

Y no sé adónde ir desde aquí…

—Eres la mujer de mi vida. —Era la primera vez que lo decía; sin embargo no tenía ninguna duda que sus palabras eran ciertas—. Te amo. Y estos días seremos tú y yo… y nadie más.

Sin esperar ninguna respuesta de parte de ella, se abalanzó hacia ella, deseoso de sus labios, se besaron como nunca se habían besado antes.

.

.

.

A las diez de la mañana Melissa se despertó por el aroma del chocolate. Miró a su lado y se dio cuenta que dormía en una de las habitaciones, estaba enredada entre las sábanas.

No había señales de su novio por ninguna parte.

Restregó sus ojos y se levantó, caminando hacia el baño optó por tomar una ducha con agua caliente.

Procesó lo que había ocurrido la noche anterior. Lo que le había dicho Dennis, la manera en que se habían besado y lo que no hicieron…

Ella lo deseaba con todas las fuerzas que tenía, y con las que no tenía, también.

Él es hermoso, él me ama, yo soy suya…

Ella lo sabía, independientemente de lo que ocurriera después, ella tenía que amarlo, ella tenía que ser de él de verdad y él tenía que pertenecerle.

Ellos tenían que ser uno...

No, no, no. Melissa, ¿qué pensamientos son estos?

Mientras salía de la ducha se dio cuenta que la puerta del baño había quedado entreabierta, y un muy nervioso Dennis de espaldas se disponía a retirarse de la habitación sigilosamente.

— ¿Qué haces? —preguntó la chica, sonrojada pensando en qué había visto su novio.

Dennis tosió un par de veces antes de hablar.

—Yo… emm… yo venía a… d-despertarte —tartamudeó y sus palabras sonaban torpes.

Él estaba nervioso.

Él la había visto des…

¡No, no es cierto!

— ¿Tú…? — ¿Tú me viste desnuda? Melissa no pudo ser capaz de terminar su pregunta en voz alta.

—S-sólo la… la…

Oh Dios.

— ¡¿La que?! —preguntó ella, exigiendo una respuesta—¿Tú viste mi…?

— ¡Tu espalda! —exclamó el chico, sabiendo que ella estaba pensando en otra cosa…

Ella piensa que yo la vi completamente… no tengo tanta suerte como para eso —pensó pícaramente.

Melissa murmuró acerca de cerrar bien la puerta o tocar antes de entrar, mientras se sonrojaba. Dennis no logró entender lo que murmuraba.

—Tienes una espalda… muy… muy… bonita —dijo tímidamente.

Eso no era precisamente lo que quería decir.

Él quería decir que todo su cuerpo era un paraíso que ansiaba conocer, perderse en él y encontrarse a sí mismo. Un paraíso brillante, con una piel cremosa y suave, había visto cómo el agua recorría su espalda y deseó ser agua en ese momento…

—T-te… te espero en la cocina —dijo el chico saliendo rápidamente de la habitación.

Melissa sonrió aún sonrojada.

Dennis la deseaba…

Luego de suspirar un par de veces la chica decidió vestirse y peinarse para salir al encuentro con su novio. Se colocó un vestido de baño y encima un enterizo short* color blanco, acompañado por sandalias playeras y su cabello lo dejó suelto luego de secarlo.

Al ir a la cocina un increíble y delicioso desayuno le esperaba.

El chico se encontraba un poco nervioso por lo que había sucedido en la habitación hacía apenas unos diez minutos, por lo cual, evitó a toda costa la mirada de la chica, dedicándose completamente a observar su desayuno mientras comía y a mirar el suelo como si fuese mucho más importante que ella. A ella definitivamente no le molestó aquel hecho, pues sabía que él estaba nervioso y tímido al igual que ella. La noche anterior había revelado sensaciones que ambos sabían que llegarían, pero no tenían el conocimiento de que llegarían tan rápido.

Dennis sabía que Melissa era una muchacha hermosa, con un cuerpo hermoso y un corazón gigantesco, y él la amaba por sobre todas las cosas, y cuando se ama, a su debido momento, hace falta el máximo acercamiento entre una pareja. Por eso Dennis la había llevado a su habitación cuando ella se habían quedado dormida en su pecho la noche anterior, porque no quería desearla más, aunque sabía que eso era imposible, sus ganas de tenerla más cerca no tenían que ser demostradas, él no quería asustarla, él no quería alejarla, él no quería que ella pensara que él sólo consideraba tener sexo.

Él sabía que no era sólo sexo, era más, mucho más que eso.

Se trataba de amor.

Y aunque le doliese en el alma, tenía que admitir que ella podría malinterpretar las cosas.

O eso era lo que él consideraba.

Dennis soltó un suspiro, lo que le permitió a Melissa tomar valentía para hablarle.

— ¿Por qué tanto silencio? —inquirió la chica, alzando una ceja y dedicándole una mirada expectante.

Él no le había dado su beso de buenos días, y era el primer día de su viaje, ¿así comenzaría todo? Había imaginado que ocurrirían otras… cosas.

— ¿Uh? —Dennis estaba completamente distraído—. Lo siento, no logré escucharte.

Melissa frunció el ceño pronunciadamente y luego se encogió de hombros.

Posteriormente, decidió no decir nada.

—Mel, escucha. —Dennis se levantó del taburete donde se encontraba sentado. Se colocó en frente de la chica, sus ojos a la altura de los de ella—. Lo siento. ¿Sí? Lo siento. Siempre me han inculcado valores, desde pequeño, y no debí entrar a tu habitación así, no debí verte… así.

Dennis estaba sonrojado.

Y Melissa… bueno, Melissa también.

—Yo no cerré la puerta de baño —mencionó Melissa—. Tuve parte de la culpa.

Dennis asintió, pero no supo qué decir, no podía alejar de su mente la imagen de la chica con el agua cayendo por su espalda… era demasiado… tentador.

—Den, mírame a los ojos. —Melissa pidió, al ver que él no la observaba. Dennis al mirarla se dio cuenta de que ella sonreía ampliamente, y por ende, él también lo hizo. Ella acercó su rostro al de ella y besó sus labios castamente—. Esto era lo que necesitaba —dijo la chica al finalizar el corto beso.

Él ansiaba más.

—Yo no quedé satisfecho —bromeó el chico—. Creo que puedes intentarlo nuevamente.

Melissa soltó una risita tímida y volvió a besarlo, esta vez el beso fue más largo y lleno de pasión contenida.

— ¿Así? —preguntó Melissa seductoramente.

—No tienes ni la más mínima idea de lo sexy que sonó eso —dijo Dennis con los ojos oscurecidos. Melissa se sorprendió, pues no había hecho el intento de seducirlo con una palabra tan simple. Allí supo que el deseo que había entre ellos era casi tangible.

Ellos se miraron a los ojos, casi hablando en silencio.

Porque somos tú y yo y toda la gente

Nada que hacer, nada que perder

Y somos tú y yo y toda la gente y

No sé porqué no puedo mantener mis ojos fuera de ti…

Melissa sentía lo que él sentía y aquello era una desventaja para su débil cuerpo que ansiaba todo de Dennis.

Y al mismo tiempo, ella le transmitía a Dennis con su mirada todo lo que no podía decirle.

—Te amo —dijo Melissa, aún mirándolo.

Él acarició su cabello con dulzura. —Yo te amo más —aseguró.

Ella no le respondió.

Ella quería decirle.

—Tengo que decirte algo, Den…

—Cualquier cosa que tengamos que hablar, lo haremos cuando regresemos del viaje —dijo Dennis sonriendo torcidamente, mientras ahuecaba el rostro de la chica con sus manos—. Yo sólo quiero disfrutar de tu compañía.

Por ahora —dijo la chica en su mente.

—Creo que esto es importante. —Melissa hablaba solemne. Dennis se preocupó y prácticamente dejó de sonreír.

— ¿Qué es? —inquirió temeroso.

Melissa frunció sus labios y se dijo a sí misma que iba a hacer lo correcto.

Pero quizá no era el momento, quizá ella tenía que estar más cerca de él, ser suya y cuando él se enterara de todo, y decidía dejarla, el recuerdo tatuado de su cuerpo quedaría en su mente por siempre.

—Amor, es una tontería… deberíamos salir a caminar, luego te contaré. —La chica sonrió, transmitiéndole tranquilidad al chico. Él asintió lentamente, no muy convencido, pero decidido a averiguar pronto qué era lo que sucedía.

A las tres de la tarde ambos salieron tomados de la mano a caminar por la isla. El viento soplaba con tranquilidad y el sonido de las olas los acompañaba, mientras ambos se robaban besos mutuamente cuando disminuían el paso. Luego se miraban de forma cómplice, reían y volvían a caminar.

Para los dos aquello era perfecto.

El lugar era perfecto.

Los besos que se daban eran perfectos.

Y es que todo lo que tenga que ver con el amor es perfecto.

Ellos nadaron y fueron a pasear en un pequeño yate que Dennis había alquilado. Al finalizar la tarde, ambos habían estado muy cansados, pero eso no impedía que siguiesen los planes del chico en marcha.

—A las nueve treinta, en la terraza —dijo Dennis con voz sedosa, Melissa se detuvo, pues se dirigía al baño a asearse.

Ella sonrió y alzó una ceja interrogante.

— ¿Tiene planeada una cena romántica, señor Gilbert? —Ella preguntó.

Dennis le guiñó un ojo y guardó silencio.

Melissa no iba a obtener una respuesta hasta las nueve treinta de la noche. Y eran las ocho veinte.

Se dirigió a su habitación rápidamente, pero a velocidad humana, abrió su closet, miró expectante cada vestido y zapatos, preguntándose si debería usar algo seductor o algo recatado.

.

.

—Tienes que ayudarme —murmuró Dennis en el teléfono—. Creo que no puedo ni probarlo, se ve asqueroso.

— ¡Ere un idiota! —Se burló Gabriel al otro lado de la línea—. Sólo a ti se te ocurre cocinar, ¡no sabes cocinar!

—El amor todo lo puede —mencionó Day, soltando una carcajada. Dennis gruñó mientras miraba el “pastel” que había intentado preparar, con el ceño fruncido—. No seas malcriado, hermanito, sólo déjame hacer unas llamadas, y en unos minutos llegará un pastel presentable.

—Bien, gracias y ahórrense sus burlas, patearé sus traseros en cuanto regrese. —Al escuchar las carcajadas de sus hermanos Dennis gruñó por tercera vez—. Hablo en serio. —Colgó y se deshizo del pastel extraterrestre.

Veinte minutos más tarde, la cena-no-preparada-por-Dennis estuvo en la mesa, esperando por Melissa. Él se había vestido de traje, uno color gris, que contrastaba con sus ojos azul zafiro. Melissa apareció cinco minutos después vistiendo un lindo vestido color esmeralda, corto y juvenil, ceñido, completamente ceñido.

Dennis no supo si mirarla o no.

Luego toda lógica abandonó su cerebro.

¿Cómo no mirarla? Está increíble…

— ¿Qué tenemos aquí? —Melissa habló acercándose a su novio, posicionando sus manos en el pecho de él—. Comida italiana… pastel… y un novio guapo. ¿Quién tiene la suerte de ser la cumpleañera?

— ¿Y quién tiene la suerte de tenerte como compañía? —preguntó Dennis de vuelta, mirándola con devoción—. Estás hermosa, muy hermosa.

Dennis la besó en los labios y luego ambos se sentaron.

La cena fue entretenida, llena de palabras de amor y de bromas privadas. Se causaban sonrojos mutuamente y se burlaban uno del otro.

Cualquiera que viera a esta pareja diría que se amaban.

Y así era.

— ¿Me notaste la primera vez que te vi? —preguntó Melissa con curiosidad.

—Por supuesto que sí —respondió Dennis con seguridad—. Recuerdo que sentí…

— ¿Qué sentiste? —instó Melissa en continuar.

—Sentí una conexión contigo, sentí que eras irreal y tuve miedo de perderte de vista. Estaba muy confundido, pero ahora que lo veo desde otro ángulo… —se quedó callado, como si tuviera miedo de decir una tontería.

Melissa esperó, pero él no continuó.

—Vamos, dilo —instó por segunda vez.

—Ahora que lo veo desde otro ángulo… toda mi vida halló su sentido cuando te vi por primera vez. —Dennis suspiró—. Y siento que si te pierdo, también perdería mi rumbo.

Melissa se quedó boquiabierta.

Era exactamente lo que ella sentía hacia él.

¿Podría existir el destino?

¿O simplemente la vida era así?

Ella no lo sabía, no sabía de qué se trataba la vida, si desde el momento en el que naces le perteneces a alguien o simplemente, dependiendo de cómo te comportes a medida que vas creciendo, la vida te envía a quien mereces.

Melissa tenía muy presente, que en cualquiera de las dos opciones, su destino era estar junto a Dennis.

Ella se levantó de su asiento y lo besó. Lo besó con cautela y lentitud, saboreando el momento, esa vez no se dejó llevar por lo carnal. Ella habló con sus labios, exclamó su amor acariciando la boca de él con su lengua, lo llenó de amor y de promesas silenciosas. Dennis se levantó y la atrajo con fuerza hacia él, recibiendo gustosamente el amor que ella estaba manifestando en ese momento. Atrapó su cintura entre sus grandes manos y acarició su espalda, mientras ella tiraba con fuerza su cabello y poco a poco los besos se convertían en algo más profundo, intenso y lleno de fuego.

Había llegado, finalmente, el momento.

Hay algo acerca de ti, ahora

Que no consigo absolutamente entender

Cada cosa que ella hace es hermosa

Cada cosa que ella hace tiene razón.

— ¿Estás… estás segura? —inquirió Dennis, con voz temblorosa.

—Completamente. —Ella lo atrajo hacia su cuerpo luego de que Dennis la había depositado en la cama de la habitación donde él dormía.

A pesar de solo haber dormido una noche en aquella habitación, ésta se encontraba completamente llena de su perfume, algo que causó que el cuerpo de Melissa respondiera ante eso.

Sus cuerpos ansiaban por un solo roce… el aroma de uno aturdía al otro, y con cada caricia y beso lo más esperado se acercaba. Él besaba el cuello de ella mientras que la chica cerraba los ojos ante la caricia erótica que él le proporcionaba. Él lo hacía con mucha pasión, pero con lentitud, como si ella fuera un dulce, que valía la pena disfrutar.

Él se estaba dando su tiempo, para adorarla.

Sus manos bajaban y subían por sus muslos, y ella gemía bajo el tacto experto y caliente de él. Ella quería causarle lo mismo que él le daba, pero no sabía cómo; sin embargo no tenía en cuenta que su sutil gemido multiplicaba toda sensación en el cuerpo de Dennis.

Dennis la miró a los ojos por unos minutos, mostrado ferocidad en sus ojos color azul. Su respiración era frenética y los latidos de su corazón lo delataban.

Él estaba excitado.

Igual que ella.

—Te amo —dijo él, mirándola a los ojos. Él quería que ella supiera que todo lo que estaba ocurriendo era por amor. Ella lo sabía, ella lo sentía. Él la amaba tanto como ella lo amaba a él.

Con caricias leves y besos en la espalda de ella él se despojo de su vestido esmeralda, causando un estremecimiento en el cuerpo de ella cuando sus dedos suaves y elegantes volvían a rosar su piel sonrosada. Él suspiró cerca de su cuello y luego sopló, ella gimió e inclinó su cadera más cerca de él.

Dennis dejó un beso en el cuello de ella y nuevamente se apoderó de los labios de ella. Unos minutos después, Melissa comenzó a desabotonar el abrigo y la camisa de su novio, con dedos torpes y temblorosos.

A él le pareció lo más sensual que había visto.

Dennis se despojó él mismo de sus pantalones, quedando en ropa interior al igual que Melissa. Allí fue cuando Melissa vio… eh, la prueba de la excitación de su novio.

Inmediatamente se sonrojó.

Santo cielo.

—Eres completamente hermosa, y así, a la luz de la luna te ves más adorable. —Ella no logró darse cuenta que, mientras ella observaba a su muy atractivo novio, él hacía lo mismo con ella.

Dennis acercó a su novia a su cuerpo, tomándola por la cintura. Le sonrió de una forma sexy mientras acariciaba su espalda y miraba sus labios con fiereza. Melissa tragó grueso. Él era más sensual de lo que había imaginado.

Y lo que él hizo la dejó sin aliento.

En un rápido movimiento su boca se había posicionado sobre su cuello, y luego había bajado a uno de sus senos y había besado cada uno de ellos con hambre y firmeza. Luego, de una forma lenta y torturadora para su cuerpo, había dejado besos mojados y su cuello, en su pecho, y poco a poco, cuando la había acostado nuevamente en la cama, dejó besos en su ombligo, en su vientre, causando que un audible gemido saliera de los labios de ella.

Y en medio de besos y caricias, ambos se habían quedado completamente desnudos, acobijados por la luz de la luna y acompañados de los gemidos de cada uno, Melissa supo que aquella noche, aunque fuera la primera y la única entre ellos, luego de confesarle la verdad, se quedaría tatuada en cada poro de su piel.

Cada beso y cada caricia que le proporcionaba Dennis, jamás se borraría.

—Te amé antes y te amaré después de esto, ¿entendido? —mencionó Dennis, posicionándose entre las piernas de ella, apoyando sus codos a ambos lados de la cabeza de ella. Él la miraba a los ojos, pidiéndole que no dudara de su amor, pidiéndole que creyera en todo lo que estaba ocurriendo, pidiéndole que creyera, con otras palabras, que ellos harían el amor, y que no era solo sexo.

Ella lo sabía.

—Lo sé.

Porque somos tú y yo y toda la gente

Nada que hacer, nada que perder

Y somos tú y yo y toda la gente y

No sé porqué no puedo mantener mis ojos fuera de ti…

Movimientos, sonidos eróticos y dos corazones latiendo con fuerza. Mientras que ambos se adoraban y se acariciaban con desespero y entrega. Los dos fueron uno, los dos se entregaron todo, con cada profundo beso, con cada movimiento, caricia. Los dos respiraban el mismo aire, los dos compartían el mismo sentimiento. Se pertenecían, él encima de ella, poseyendo su cuerpo, y ella debajo, brindándole el infinito placer a él.

—Yo… te… amo —murmuró Melissa, con voz contenida.

Dennis besó los labios de ella, juntos moviéndose con lentitud.

—Yo más… yo te amo… más.

.

.

Melissa miró el sol escabullirse por la ventana. A su lado, Dennis completamente dormido y sólo cubierto por una fina sábana se encontraba. Melissa lo miró atentamente, él era hermoso. Sus finos labios algo hinchados, por los besos, en una línea recta, sus mejillas un poco sonrojadas, su cabello desordenado… era hermoso, sus músculos endurecidos… todo él, hermoso.

—Si supieras que hoy puede ser el último día que estaremos así —musitó Melissa, con lágrimas en los ojos.

Ella suspiró y alejó los sollozos, ella debía ser fuerte.

Ella debía ser sincera.

Se levantó sigilosamente y se fue a duchar. Para luego vestirse cómodamente e ir a preparar el desayuno.

Al tiempo que ella entraba a la habitación con una bandeja repleta de un saludable desayuno, Dennis ya se encontraba despierto.

Él le sonrió torcidamente.

—Madrugaste hoy, princesa —mencionó le chico, lanzándole un beso seguidamente.

Ella se sonrojó, recuerdos de la noche anterior le invadieron.

—Para ti. —Sus ojos lo miraron tiernamente, mientras señalaba el desayuno con su barbilla.

Ambos se miraron sonrientes y comenzaron a desayunar mientras se murmuraban palabras de amor y había alguno que otro beso en los labios.

— ¿Crees en los seres sobrehumanos? —preguntó Melissa, de repente.

— ¿Qué? —inquirió Dennis con una sonrisa—. Con sobrehumano, ¿a qué te refieres?

Melissa comenzó a murmurar cosas sin sentido, cosas que Dennis no lograba entender. Dennis dejó el desayuno a un lado, acunó el rostro de Mel en sus manos, para que ésta lo mirase a los ojos.

— ¿Qué ocurre?

—Es sobre lo que intentaba decirte antes.

Dennis entrecerró los ojos, y espero que ella continuara.

Ella no lo hizo.

— ¿Me dirás que ocurre ahora? —preguntó, sus ojos brillando interrogantes, exigiendo respuesta—, sabes que no me gustan los secretos.

Melissa suspiró pesadamente, este es el momento, se dijo.

—Mis padres eran pareja desde hace muchos años antes de tenerme. Jason, mi padre, amaba a mi madre desde que estaban en la secundaria. —Melissa miró el rostro de su novio, él la miraba con confusión, no entendía nada, por ahora—. Ellos eran novios, en la universidad, pero por ciertos sucesos se separaron. —Mel frunció el ceño, sabía muy bien la historia, y tenía que en cuenta que a partir de allí debió comenzar—. Alex, la hermana de mi padre…

— ¿Qué? —inquirió Dennis interrumpiéndola—. ¿Alex? ¿La hermana de tu padre? ¿Entonces Jason, Jason es tu…? ¿Pero cómo? ¡Joder, el aparenta veinte años!

—Tú mismo lo has dicho. —Dennis no entendió lo que quiso decir, y por eso decidió seguir—. Alexandra era perseguida por dos personas, pero ella no se encontraba en el país, aquella tarde, donde todo ocurrió. Mis padres estaban juntos, y una mujer llegó a la casa, una mujer pálida y hermosa, una mujer llamada Michelle. Ella exigió hablar con Alexandra, y mi padre le dijo que su hermana no se encontraba allí. Lucia, mi madre, se asustó, al igual que mi papá al ver los ojos de esta mujer, era una muchacha joven pero con un carácter violento y acechante, ella tenía los ojos rojos, como la sangre…

“Cuando mi padre le juró que Alexandra no se encontraba allí, la joven se abalanzó sobre él y mordió su cuello, le dijo que eso era una especie de revancha hacia Alex. Mi padre se retorció en el suelo por el dolor punzante en su cuello, sintiendo que un fuerte liquido atravesaba su ser. Él se estaba convirtiendo… en alguien como ella… como Michelle.”

Dennis la miraba fijamente, sin poder creerlo, ¿cómo era eso posible?, ¿aquello ocurrió de verdad? ¿Cómo era posible que Jason fuera su padre y Lucia su madre? Eran muy jóvenes… ¿en qué se convirtió Jason?

Melissa respondió sus preguntas antes de tan siquiera él haberlas formulado.

—Vampiro. Por algunos amigos, mi padre fue transportado a Rumania, muy lejos de mi madre. Allí, Jason se encontró con Alexandra y le dijeron en lo que se había convertido. Le explicaron por qué Michelle había hecho aquello.

“Mi padre al tiempo de haber despertado de la transformación, vio que su cuerpo no era el mismo. Primeramente, sus ojos eran rojos, su piel más pálida y más dura, tenía fuerza, rapidez y todos sus sentidos habían sido multiplicados, pero lo que más le llamó la atención fue la necesidad de beber… de beber sangre. Mi padre se enteró de todo, Dennis, él era aun vampiro y era un monstruo, ¿cómo crees que se sintió?, su destino era matar para sobrevivir, afortunadamente supo que Alexandra, desde hacía un tiempo, era Vampira y podía sobrevivir con sangre de animales. La “dieta” había funcionado, y en un arrebato de mi madre, Lucia, ella había viajado a Rumania, luego de haber descubierto dónde se encontraba él. Ella fue en busca de él y se enteró de la verdad al poco tiempo, a ella no le importó, porque lo amaba y lo aceptó tal y como era. Un tiempo después Lucia se enteró de que estaba embarazada…”

Rayos, mencionó Dennis totalmente sorprendido.

¿Acaso aquello era un sueño?

Sabía que no era una broma, porque conocía a Melissa y ella no era capaz de jugar con algo tan serio.

—Lucia estaba embarazada de un mitad humano, mitad vampiro. Un híbrido. Le podía contar la vida si daba a luz, pero con los avances y los conocimientos sobre esta especie ella sobrevivió y me tuvo a mí —dijo Melissa, sintiendo como las lágrimas se apoderaban de sus ojos—. ¿Ahora lo entiendes? Mi padre es Jason, mi madre es Lucia, Alexandra es mi tía, y todos somos vampiros, aunque también soy humana. Nos alimentamos de la sangre animal, pero también me alimento de comida humana, tengo un don psíquico, puedo sentir las emociones de los demás y controlarlas…

Dennis se llenó de angustia al escuchar lo último.

—No Dennis, jamás te he manipulado con mi don, por favor créeme —dijo Melissa, adolorida.

Él se quedó callado, e incluso estaba pálido.

—Todo esto que te he contado ocurrió hace mucho tiempo, más de cincuenta años. —Dennis estaba estupefacto, ¿entonces ella no…? ¿Ella no envejecía?—. Cuando nací, crecí hasta los seis años, que humanamente serían diecisiete o incluso menos. Cada día crecía más rápido, pero hasta cierto punto no envejecí más. Soy inmortal, mi parte vampírica…

—Esto… es… —Dennis se trabó con sus propias palabras.

— ¿Increíble? Lo es. —Ella se encogió de hombros, aunque por dentro se desvanecía.

— ¿Tu mamá es…?

—Ella fue convertida cuando yo nací, de otra manera no hubiera sobrevivido.

Whoa…

Silencio.

Los nervios invadían el ambiente, Melissa lo sentía, y con cada minuto que pasaba, el momento llegaba, ella quería preguntarlo.

—Estoy estancada, Dennis. Lo que ves es lo que soy, y lo que seré. Aparento diecisiete años, ahora y en el futuro, nunca moriré, no envejeciendo, no con problemas de salud. No puedo quedarme por más de cinco años en el mismo lugar. Nuestro destino está definido por lo que soy, nuestros minutos juntos están contados…

—No digas eso, mi amor. —Dennis se acercó a ella y la acunó en su pecho, una llama de esperanza avivó su corazón al notar que él la estaba aceptando, él no la rechazaba, él no la odiaba—. Encontraremos una manera de estar juntos, una manera de que seamos iguales.

Dennis no sabía muy bien lo que estaba diciendo, jamás se imaginaba estar en esta situación. Todo era tan increíble para él que apenas podía procesarlo, pero tenía presente que por esta chica haría cualquier cosa.

Él haría cualquier cosa por estar junto a ella.

— ¿Serías capaz de…? —inquirió Melissa, temerosa.

—Por ti sería capaz de morir —dijo, seguro de lo que decía—. Te amo, más allá de todo lo que has dicho, más allá de tu inmortalidad. Más allá de todo.

Ella suspiró aliviada, dejando escapar un par de lágrimas.

Más allá de la inmortalidad, le gustaba eso. En ese momento eran ellos dos, contra todo, contra los muros altos que los separaban, ambos sabían que podían escalarlos, solo para encontrarse el uno al otro…


*Atolón: Isla de coral, en forma de anillo, con una laguna interior, rodeado por mar abierto.

*Enterizo Short:   

*Canción del outtake: You An Me de Lifehouse https://www.youtube.com/watch?v=VTai3b_jY20


HOLAA! BUEENO, ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO ESTE "APARTE" ESPECIALMENTE A MI MEJOR AMIGA MELISSA! POR SU CUMPLEAÑOS, AUNQUE FUE HACE UN BUEN HAHAHA, PERO LO TENÍA GUARDADITO Y HASTA HORA FUE PRUDENTE SUBIRLO PARA QUE COINCIDIERA CON LA HISTORIA :) TE SUPER ADORO GEME!

SALUDINES A TODOS, GRACIAS POR SUS COMENTARIOS DEL CAPITULO ANTERIOR: NENAMADILINDA, BELLA_22, MELISSAMONTERO, KARENITZ3VULTURI, Y A ERNESTTO DESLGADO QUE ME ESCRIBIÓ EN TWITTER! (POR CIERTO, PUEDEN SEGUIRME, ES @DAYMELIIS XD!)

PARA LA PRÓXIMA SEMANA LES TRAERÉ CAPÍTULO :)

ESPERO COMENTARIOS Y OPINIONES DE ESTA PAREJITA TAN ROMANTICA :')

¡NOS LEEMOS! ♥

DAY S. 

Capítulo 23: "Distancia" Capítulo 25: "Inevitable"

 
14451729 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10764 usuarios