Amar Después de Morir

Autor: Day_Swan
Género: Fantasí­a
Fecha Creación: 17/08/2012
Fecha Actualización: 04/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 11
Comentarios: 86
Visitas: 65233
Capítulos: 41

“Amar Después de Morir”

Secuela de: “El Ángel de Alec Vulturi."

Sinopsis.

Después de la muerte de Melissa, Alec vuelve a ser el mismo de antes, frio, calculador y distante, con solo una palabra grabada en su mente: Venganza, luego de efectuarla pensaba morir, ya no sentía la necesidad de vivir sin su único amor. Por otra parte Aarón tampoco ha superado la muerte de la joven, pero todo cambiara cuando Alex sueñe el futuro, al igual que Alice, ambas vieron a una humana, una humana que cambiará la vida de todos; de nuevo. ¿Quién será ella?

Nada en esta vida es imposible, lo incierto puede que sea cierto, el amor es dolor, pero también alegría; una segunda vida, una segunda oportunidad, personalidades distintas, un mismo rostro, ¿una misma alma?, un amor, una promesa, amar después de morir…

Ella, una joven que oculta su verdadera personalidad y finge ser rebelde y caprichosa…

Él, un vampiro dolido por la pérdida del amor de su vida…

 


TRAILER DEL FIC: http://www.youtube.com/watch?v=Of0dvtHqjHM&feature=youtu.be

Algunos de los personajes pertenecen a Meyer, la historia es de mi completa autría basada en las ideas de dicha autora, los personajes nuevos son de mi imaginacion.

Espero les agrade la segunda parte de "El Ángel de Alec Vulturi"

POR FAVOR NO PUBLICAR SIN AUTORIZACION, TODAS MIS HISTORIAS ESTAN PROTEGIDAS POR SAFE CREATIVE, NO AL PLAGIO!

MIS DEMAS FIC'S:

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Mi facebook: Daymelis Ramos

Perfil Fanfiction:Day M. Odair

 

Sin más las dejo con esta hermosa historia, espero que les guste.

*Day_Swan*

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Capítulo 35: "La luz de tu amor"

“La luz de tu amor”

Capítulo treinta y dos.

Los ojos de Alec se encontraron con los de ella. Ella sabía que lo de Astor no tendría arreglo si dejaban pasar más tiempo. Si Astor moría, su vida no sería la misma, independientemente de lo que hubiera ocurrido en el pasado, ella lo apreciaba enormemente, y lo que él había hecho, demostraba claramente que ella también era importante para As, dejando a un lado la magia que la muerte de ella le ofrecería. Daymelis se sintió inútil y desbastada, no solo por la idea de que él muriera, sino también porque de ser así sería solamente por su culpa. Todos los presentes se encontraban en peligro, pero no más que ella y Astor, ellos fueron los más afectados en el asunto de Thomas y Michelle que, afortunadamente, habían desaparecido de este mundo...

Minutos antes...

Alec miró a Thomas con asco, al otro lado, Michelle era rodeada por Astor y Jason, matarla a ella sería más difícil. Acabar con Thomas sería más fácil, pero no lo haría tan rápido, Alec sabía que Thomas merecía sufrir, así que tomaría medidas para que pasara los últimos momentos de su maldita y asquerosa vida en plena y agonizante desesperación.

— ¿Quieres decir algo antes de que acabe contigo? —le preguntó Alec a Thomas, con una sonrisa sádica en su rostro—. No, no respondas, no mereces que te  lo permita.

Thomas gruñó, Alec apretó su agarre en el cuello de este y lo alzó un poco. Lo miró fijamente a los ojos, conforme iba soltándolo, permitiendo así que su don mental actuara en Thomas sin ningún inconveniente. Thomas se dejó caer de rodillas ante Alec de inmediato, perdido en la oscuridad que los dones de Alec le estaban ocasionando, lo había dejado sin vista y completamente perdido. Alec comenzó a aturdirlo aún más.

— ¿Tienes miedo ahora? —preguntó monótono—. La verdad, muchos han dicho que el don de mi hermana e horrible; pero que el mío lo es aún más. No sentir nada debe ser espantoso, ¿no es así?

Thomas no respondió.

—Jane —llamó Alec a su hermana, esta se acercó a él con una agradable sonrisa en su hermoso rostro, y sin que su hermano dijera algo más, decidió actuar en contra de Thomas, una vez este estuviera liberado de los dones de Alec.

—Dolor.

Los gritos de Thomas se escucharon por el bosque, mientras que los fríos y rojos ojos de Jane miraban a Thomas fijamente conforme este se retorcía y estremecía de dolor en el suelo. Alec, cruzado de brazos justo a un lado de Thomas y Jane, sonrió ampliamente, disfrutando del espectáculo que estaba presenciando en esos momentos. Era agradable para él lo que ocurría, y todavía más agradable era saber lo que ocurriría luego.

— ¡Basta,  basta! —pidió Thomas con dificultad.

Lo único que consiguió con su suplica fue una estruendosa carcajada de parte de Alec.

—Estuve esperando este momento por mucho tiempo —sentenció Alec por encima de los gritos de Thomas, quien obviamente podía escucharlo—. No puedes quitarme esto, maldita sea.

A lo lejos, Astor y Jason rodeaban a una Michelle enfurecida, al poco tiempo Demetri también decidió unírseles, pero antes de hacerlo gritó a Alec:

— ¡No lo acabes sin mí! —Luego de aquello se centró exclusivamente en Michelle, quien lo fulminó con la mirada al instante.

Los ojos de Michelle se posaron primero en Demetri, luego en Jason y, finalmente en Astor. Al poco tiempo una sonrisa sarcástica se posó en su rostro y se cruzó de brazos relajadamente.

—Así que… ¿tú eres la joyita que está jodiéndome? —le preguntó Michelle a Astor, retándolo con la mirada, como si Astor se intimidara con aquel gesto de su parte.

Astor le devolvió la sonrisa, mostrando su perfecta y blanca dentadura y desde luego, su carisma que tanto le caracterizaba, y aunque Michelle era una vampiresa, no pudo evitar derretirse ante el gesto tan hermoso que Astor había hecho. Él era un hombre hermoso, nadie podría negar eso ni aunque estuviera loca.

—Lo soy —admitió Astor con un encogimiento de hombros. Michelle le guiñó un ojo, pero luego su atención se dirigió a Jason, alzando una ceja en el proceso.

—Te sienta mucho nuestra especie, querido —concedió para después sonreírle. Era obvio que ella estaba asustada, y que intentaba alargar el asunto, sabía que estaba pérdida, porque su única arma de defensa ya no estaba, Astor los estaba bloqueando, aunque con dificultad.

—Es una verdadera lástima que yo no pueda decir lo mismo —dijo Jason sin mostrar ningún sentimiento, y acercándose lentamente a la vampiresa se decidió a acabar rápidamente con ella, pues no quería perder el tiempo, o que escapara. Jason estaba enterado de lo difícil que era para Astor bloquear a Michelle, por ende tenía que matarla ahora, antes que Astor se debilitara.

Demetri se posicionó detrás de Michelle, mientras que Jason delante la observaba,

—Vaya, necesitan dos… mejor dicho tres, ¿para acabar conmigo? —preguntó fingiendo estar alagada—. Creo que estoy completamente alagada por este gesto, vaya, ¡gracias!

—No necesitaremos muchas manos para matarte, bastarán las mías —gruñó Jason tomándola por el cuello en un rápido movimiento.

—No seas idiota.

—Esto es por todo lo que has hecho en tu miserable y despreciable vida como vampiresa —expuso Jason, golpeando y empujando a Michelle, mientras esta trataba inútilmente de defenderse. Demetri no quiso moverse ni un solo centímetro, pues Jason ya la tenía en sus manos, ella estaba acabada.

En un rápido movimiento Michelle se había logrado zafar del agarre de su atacante, proporcionándole así una patada en la mandíbula a Jason. Y para el descuido de este, Michelle había aumentado la intensidad de sus dones, lo cual lastimaba directamente a Astor, quien cayó de rodillas al suelo casi al instante.

— ¡Astor! —gritó Alice horrorizada.

Demetri se aproximó hasta Astor velozmente, ayudándolo a recostarse en el suelo.

—Day… —Era lo único que murmuraba el hechicero.

Todos fulminaron con la mirada a Michelle, quien se encogió de hombros de forma descarada, eso fue más que suficiente para Jason en decidirse, tenía que matarla en ese momento, o si no, ella cuando quisiera, acabaría con la vida del hechicero que había salvado a Day.

 —Es todo, acabemos con esto de una maldita vez —masculló Jason acercándose a la vampiresa, que al ver la decisión ya tomada de Jason, frunció el ceño e intentó correr. Era más que notable que Michelle en la lucha no era buena, pues siempre se resguardaba en sus dones mentales, su única salvación y la de Thomas, una salvación que ahora ya no estaba.

Jason corrió hasta ella, la tomó por ambos brazos, la obligó a que se diera vuelta, con sus brazos hacia atrás, y con sus manos incapacitadas para soltarse, pues se encontraba de espaldas a Jason y con la cabeza gacha, era claro que no tenía salida. Mientras todos asistían a Astor, tratando de ayudarlo de alguna manera, Jason, luego de algunos golpes y agresiones para la chica que tanto había dañado a él y a su hermana y también a Day, con la ayuda inmediata de Alexandra, quien sostuvo con firmeza las manos de la vampiresa, se desprendió d su cabeza, para luego echarla al fuego que ya había sido encendido.

Al mismo tiempo de la muerte de Michelle…

—No eres nada sin Michelle, ¿verdad? —inquirió Jane, negando con la cabeza—. Eres una marica, una puta marica que no sabe defenderse solo, tienes que esconderte en las faldas de una mujer para sobrevivir.

Jane soltó una carcajada.

Thomas gruñó, para ganarse un puñetazo de parte de la rubia.

— ¿Qué ganas con gruñir? —preguntó Alec, casi burlándose—. Estás muerto.

—Estaré muerto, pero vivo disfrute viéndote sufrir. Vivo gocé de la dicha de acariciar a tu querida mascota… ¿Cómo es que se llama?

Alec lo tomó por el cuello  comenzó a desprender los brazos de Thomas sin ningún esfuerzo. El sonido de la piel y huesos quebrarse acompañado de los gritos de Thomas, eran música para Alec.

—Vuelve a repetir eso, vamos hazlo —le animó Alec, no obtuvo respuesta.

Eso había sido todo, Thomas aún estaba vivo, pero ya no tenía motivos para hablar. El odio en Alec era palpable, al igual que la sed de venganza. El odio de Alec garantizaba la muerte de Thomas, de eso no había ninguna duda.

Alec con extrema lentitud fue abriendo cada uno de los ojos de Thomas, ocasionándole la muerte luego de apartar su cabeza de su cuerpo y arrojarla al fuego, luego hizo lo mismo con su cuerpo.

Los gritos de Alice se escucharon a lo lejos, a Astor le había ocurrido algo.

Todos corrieron para ver al hechicero tendido en el suelo, con el rostro ensangrentado y mucho más pálido de lo acostumbrado.

.

.

— ¡Carlisle! —llamó Daymelis en voz alta, con lágrimas en los ojos—. Tienes que hacer algo.

Carlisle a su lado no supo que decirle, él nunca había conocido la especie de Astor, así que no sabía cómo funcionaba su organismo, no sabía si sanaría o… moriría.

—No llores —habló Astor luego de estar en silencio por un largo tiempo—. Esto va a pasar.

Daymelis limpió las lágrimas que salían de los ojos de Astor, la cara débil del chico frente a ella no la reconoció, pues él siempre había sido un chico fuerte. Alec, junto a ella no pudo evitar sentir celos, pero debía tragárselos, pues no era el momento para eso. Estaba claro que Astor había aportado demasiado, y no merecía morir, no así, no por culpa de Michelle.

—Perdóname —dijo Astor con dificultad.

Miró a todos los presentes, y estos entendieron que quería un poco de privacidad, ellos se la concedieron tranquilamente, aunque Alec a regañadientes.

—Perdóname, Day —repitió Astor lentamente. Daymelis negó enérgicamente con la cabeza, indicándole que guardara silencio—. Es la primera vez que hablamos después de… bueno de eso.

—Eso ya no importa, Astor —respondió Daymelis frunciendo el ceño.

—A mí sí me importa. Tengo derecho a hablar y tú me lo negaste —dijo tosiendo un poco.

—No debes hablar, debes recuperarte.

— ¿Y recuperarte a ti? —inquirió frunciendo el entrecejo.

—Astor yo… no…

Daymelis miró de reojo a Alec, sin poder evitarlo y Astor se percató de aquello.

—Lo entiendo. —El dolor en la voz de Astor era muy notable—. Pero igualmente quiero explicarte todo… lo del libro era verdad… pero luego yo me enamoré de ti y mis planes se fueron por donde vinieron, yo no podía matarte, jamás podría… yo te amo…

Ella no sabía que decirle, no sólo por la idea de herir los sentimientos de Astor, sino también por herir a Alec, quien evidentemente estaba escuchando toda la plática entre ellos.

Suspiró profundamente, tratando de coger fuerzas y que se le ocurrieran las palabras adecuadas y correctas para decir lo que pensaba.

—Odio las mentiras… simplemente, puedo disculpar todo lo que ocurrió, pero lo que antes había sido entre nosotros, se fue. —Ella suspiró, mirando los ojos grisáceos de Astor entristecerse aún más—. Lo siento… eso es todo lo que puedo decirte.

Alec frunció el ceño, aunque esas palabras no habían sido dirigidas para él, las consideró como una indirecta, él le estaba mintiendo, o mejor dicho, le estaba ocultando muchas cosas, y eso era prácticamente lo mismo. Astor pos su parte frunció aún más su ceño, trató de levantarse, apoyándose en el hombro de Day para conseguir apoyo, masajeó sus sienes y sacó un pañuelo de sus bolcillos para limpiar la sangre de la nariz.

— ¿Te encuentras bien? —le preguntó Day preocupada.

Él negó con la cabeza.

—La verdad no.

— ¿Qué sientes?

—Siento que mi mundo está mal.

Un nudo se apoderó de la garganta de Daymelis, y en un impulso se abalanzo sobre él abrazándolo con fuerza y sollozando audiblemente.

—Gracias As, gracias, no sé qué habría sido de mí si no hubieras ayudado —sollozó—, gracias, eso vale mucho para mí, nos salvaste y lamento mucho todo esto.

—Por ti haría esto y mucho más, entiende. —Astor le dedicó una mirada férrea a Alec—. Y sé que no soy el único que haría algo así por ti.

Carlisle interrumpió el momento con discreción.

—Es mejor revisarte, Astor —dijo el vampiro dirigiéndole una mirada a Daymelis—. Y a ti también hija, Alexandra atenderá tus heridas.

La muchacha asintió con la cabeza, y abrazó nuevamente a Astor, y luego de limpiar sus lágrimas, intentó levantarse, pero ya Alec se encontraba a su lado, y la sostuvo entre sus brazos, llevándola hasta Alexandra para que esta la asistiera.

—Lo siento ¿sí? Siento todo esto —se apresuró a hablar Alec, mientras llevaba a Day en brazos hasta la casa Gilbert, donde ya se encontraban todos—. No sé que habría sido de mí si te fuera ocurrido algo… él dijo cosas… asquerosas… él era un maldito cerdo… tú un ángel, no merecías su presencia… estoy completamente decepcionado de mí mismo. —Alec estaba destrozado—. No sé qué hacer para que me perdones, pídeme lo que sea, yo te lo daré, dime que quiere, cualquier cosa, sólo pídela.

—Alec, yo sólo quiero que me ames —le dijo tranquilizadoramente—. Esto no fue tu culpa, ¿vale?

—Lo es —afirmó Alec, disminuyendo el paso. Él acarició el rostro enrojecido de la chica, se formó una mueca en el rostro de ella a causa del dolor y el frunció el ceño—. No soporto la idea de que estés lastimada y yo no haya estado ahí para defenderte.

—Lo estás ahora —dijo Daymelis acariciando el cabello castaño de su acompañante—. Estás aquí, y no te irás jamás.

—Jamás voy a dejarte, jamás. Te lo prometo. —Alec unió sus frentes, conforme conectaba sus ojos con los de ella—. Jamás voy a dejar de amarte, es lo único que puedo asegurar. Porque sé que mi amor por ti nunca va a acabarse, y aunque las cosas no se nos den fáciles recuérdalo: nunca, así pasen mil años, voy a dejar de amarte. Porque lo que siento por ti va creciendo, cada minuto y si no te tengo cerca, siento que voy a morir, ¿sabes por qué? porque te necesito, y eso es lo que más me importa, tenerte y no perderte. No lo soportaría.

Daymelis no supo que decirle, él había dicho todo, ella sentía el poder de sus palabras, veía la verdad en sus ojos, en cómo la observaba, ¿qué podría decir ante aquello?, la intensidad que él trasmitía le enloquecía, y en aquellos momentos sólo podría hacer una cosa, que rectificara sus sentimientos hacia él: besarle.

No tardo mucho en encontrar sus labios, y aunque fue un beso lento y tierno, estuvo cargado de intensidad y promesas, sus lenguas apenas se acariciaron un par de veces, y el juego de sus labios se extendió un poco, luego Alec dejó pequeños besos en el cuello de la chica, y finalmente la abrazó, grabando su aroma en su memoria, pues la había extrañado ampliamente, tanto como ella a él.

Cuando habían llegado a la casa Gilbert, Dennis y Gabriel de un salto se levantaron de sus asientos para encontrarse con su hermana. Al verla e los brazos de Alec se preocuparon, pero la angustia aumentó cuando los moretones en su piel se hicieron visibles.

— ¿Qué fue lo que ocurrió? —Gabriel ayudó a su hermana a que se acostara en el sillón más grande del salón. La preocupación en sus ojos negros era notable.

Dennis con el ceño fruncido, dijo:

— ¿Quieres algo de tomar, quieres que te cure las heridas?

Alexandra se acercó a los chicos.

—Yo me encargo de revisarla, solo necesito unas vendas y… —Dennis no la dejó terminar, pues subió rápidamente las escaleras en busca de lo que Alexandra había pedido.

— ¿Te duele? —preguntó Alexandra mientras movía las piernas de la joven, esta negó con la cabeza. Luego Alexandra hizo lo  mismo con los brazos de la chica, causando que Daymelis chillara de dolor al mover el izquierdo.

—No es una fractura, tranquilo —le dijo Alexandra a Gabriel—. Pero para estar seguros, mejor hacerte una radiografía. ¿Tu rostro, te duele mucho? —iqnuiirió observando las marcas de las manos de Thomas.

Daymelis negó con la cabeza.

—Supongo que no utilizó toda su fuerza.

Gabriel se estremeció ante el comentario.

Dennis llegó segundos después con un botiquín de primeros auxilios.

— ¿Ella se encuentra bien? —preguntó Dennis luego de un largo silencio. Miró a  Alec, que se encontraba recargado en el umbral de la puerta  y le preguntó—: ¿Qué fue lo que pasó?

—Yo estoy bien, Den —contestó Daymelis mientras hacía muecas de dolor a causa de lo que sea que Alex estaba aplicando sobre sus heridas—. No te preocupes, ya todo pasó.

—Dos vampiros. —Alec se acercó a Day, acariciando su cabello, Alex a su lado atendiéndola—. No sabemos si querían convertirla o matarla.

—Alec, ellos dijeron que tú les debías algo —sentenció Daymelis, mirándolo a los ojos—. ¿A qué se referían?

Alec frunció el ceño.

—No es momento de hablar sobre eso, necesitas comer, hidratarte, bañarte y dormir —dijo él dulcemente, besando su mejilla y luego su frente—. Lo importante ahora es que te repongas.

Los hermanos de la chica asintieron.

—Está bien —contestó la chica resignada.

Gabriel primero miró a Alex y la estudió por unos minutos, ella estaba extraña, y aunque Gabriel no había convivido tanto con Alec, estaba seguro que él también estaba diferente, sólo faltaba ver el comportamiento de los demás para constatarlo.

¿Estarían ocultando algo?

A su lado, Dennis también estudiaba exactamente lo mismo, después de todo, eran hermanos y era muy difícil que fueran engañados, así se tratara de vampiros, que eran expertos en mentir, pero lo que no sabían era que los hermanos Gilbert eran expertos en descubrir la verdad.

Días después…

Alec POV.

Los moretones en el rostro de Day estaban desapareciendo, aunque todavía podrían verse, además su brazo tuvo que ser vendado, pues se había lastimado un tanto a causa de los golpes que aquel desgraciado le había proporcionado. La respiración de mi ángel estaba acompasada, sus ojos cerrados y sus labios entreabiertos, estaba profundamente dormida, recostada en mi pecho, abrazándome un poco, impidiendo que me marchara de su lado. La observé con detenimiento, maravillándome con la sensación que invadía mi cuerpo al tenerla tan cerca de mí, aspirar el aroma de su cabello y vigilar sus sueños. La amaba y amaba este momento, amaba poder estar así con ella, amaba poder verle dormir y suspirar entre sueños, amaba que ella haya pedido que me quedara a su lado, amaba cada centímetro del cuerpo de esta mujer, y sabía que eso nunca cambiaría, y la sensación de saber que a ella le ocurría lo mismo me satisfacía por completo.

Escuché que alguien me llamaba en voz baja en el pasillo, con mucho cuidado me retiré del lado de Day, causando que esta se acurrucara aún más en su cama. Besé su frente con cuidado y salí de la habitación para encontrarme con Demetri recargado en la pared.

—Todos esperan por ti, camarada —dijo en tono casual—. ¿Te importaría si…?

—Ni te atrevas, no se me olvidan tus insinuaciones hacia ella. —Le fulminé con la mirada—. Ella es mía, que te quede muy claro.

Odiaba que Demetri mostrara tanto interés hacia mi novia. Pero debía admitir que no sabía si todo esto lo hacía para cabrearme o sólo porque así le apetecía, o las dos opciones a la vez. Después de todo, Demetri era Demetri y no me sorprendería saber que se había enamorado de Daymelis, pues cualquiera se enamoraría de ella, aunque no tengo muy en claro hasta qué punto llegaría Demetri y su idiotez, pues él me conocía, y cualquiera que estuviera interesado en mi ángel, era mi enemigo a muerte. Sencillamente no podría ser “camarada” de alguien que quiere quitarme lo que es mío.

—El problema, querido amigo, es que ella me agrada y yo le agrado a ella. —Demetri se acercó a la puerta de la habitación de ella a paso decidido. Sonrió socarronamente hacia mí dirección—. Además, que no se te olvide que me pediste que la cuidara, eso engrandeció mi agrado hacia ella, no me culpes, Alec. Cúlpala a ella y cúlpala a ti.

  —Vamos Demetri, sé serio. —Demetri sólo se rio  en voz baja y negó con la cabeza. ¡No lograba entender qué era lo que pretendía!—. Eres un pendejo hijo de…

—Ya. No seas amargado, cálmate y baja que te espera mucha tensión, yo me quedaré aquí. —Le fulminé con la mirada, Demetri alzó sus manos en señal de paz—. Es solo por precaución.

¿Precaución?

Lo que tú digas Demetri.

No soy un maldito idiota.

—Te estaré vigilando pequeño imbécil.

—Lo mismo digo.

Demetri se carcajeó por lo bajo y entró a la habitación con la mayor naturaleza del mundo, mientras yo lo observaba con una ceja alzada. No pude hacer nada, no podría armar un escándalo y despertar a Day, además en una cosa Demetri tenía mucha razón: a Day le agradaba su compañía, y así me pesara, no podía alejarnos.

Al bajar al salón me encontré con todos reunidos esperándome. Los hermanos de Day también estaban dormidos, los demás estaban presentes, incluyendo a Dylan, que por primera vez se había mostrado interesado en el tema que íbamos a tratar: Day y la reencarnación. Yo no sabía qué era lo que querían que yo dijera, pues la decisión estaba más que tomada: Daymelis no podía saber nada, porque si llegase a enterarse de la reencarnación se confundiría, y cualquier persona no tomaría aquella noticia exactamente como una buena, al contrario de eso le podría traer problemas consigo misma y con todos nosotros, porque ella no recordaba absolutamente nada.

Miré a todos con el ceño fruncido, esperando impacientemente que alguno de ellos comenzara a decir lo que sea que quisieran que yo supiera. Todos esperaban que Carlisle Cullen tomara la palabra, pues era el patriarca de ese gran clan de vampiros, o familia de vampiros, licántropos, híbridos y ahora hasta humanos. La que más se encontraba impaciente era Melissa Neil y por otro lado Alice, y hasta mi mismo; Jane no tenía nada que hacer en esta reunión -según ella- y por eso no había asistido, mi hermana y Day eran las únicas que lograban que mi temperamento no explotara, en ocasiones como esta.

—Daymelis ha estado preguntando mucho —comenzó a hablar Carlisle, tiempo después de haberme acomodado, recargándome en la pared del salón donde todos se encontraban. Todos mirábamos y escuchábamos atentos a Carlisle mientras proseguía—: para ninguno de nosotros es un secreto que nuestras sospechas son más que ciertas, independientemente de si ella recuerda o no, y dado que se ha notado ningún signo de recuperar su antigua memoria, necesitamos decidir, qué es lo que vamos a hacer.

Alice tomó la palabra.

—Ella va a enloquecer. —Todos la miramos con los ojos abiertos como platos por su declaración. Alice aparentó estar incomoda—. Quiero decir, no es que haya visto que eso ocurra, no se ha tomado ninguna decisión... pero hay que pensar esto con calma, si a mí me dijeran que soy una reencarnación, automáticamente enloquecería.

—Evidentemente —concordé con Alice.

—Pero... ¿y si ella recordase? —Esta vez intervino Dylan, quien nos sorprendió a todos con su presencia—. Si ella recordara todo, igualmente enloquecería al saber que le ocultamos todo.

—Pero su salud mental no estaría afectada de ninguna manera —habló Carlisle asintiendo con la cabeza, al igual que yo—. Ella puede confundirse, e incluso deprimirse por no recordar absolutamente nada, podría sentirse atrapada o incluso inútil por no controlar sus propios recuerdos.

Yo negué enérgicamente con la cabeza.

—No podemos permitir que eso suceda. —Restregué mis ojos con mis manos, signo de evidente preocupación. En mi mente apareció la imagen de una Day deprimida y desesperada por recordar y eso me enloqueció—. Es mejor dejar las cosas como están, con lo ocurrido con aquel maldito... ella ha estado muy conmocionada, no puedo permitir que pase por algo similar, o incluso peor...

Todos asintieron con la cabeza, pero Melissa y Dylan eran los que parecían menos convencidos.

Solo esperaba, que si ella recordaba su pasado alguna vez, entendiera por qué todos habíamos tomado esta decisión.

Cuando la conversación sobre aquello terminó y cada quien se fue a su habitación o algunos otros se quedaron charlando, yo decidí subir a la habitación de mi ángel, con la leve esperanza que ella no fuera despertado y encontrado con Demetri en su cuarto. Para mi suerte así había sido, ella había estado durmiendo plácidamente, mientras que Demetri, sentado en una mecedora, leía un libro romántico para adolescentes.

—Esta Gin* sí que es ardiente —comentó Demetri en voz baja mientras cerraba el libro y lo colocaba en su lugar. Lo miré desubicado, pues no entendía de qué rayos hablaba.

— ¿De qué demonios estás hablando? —pregunté observando detenidamente a Day.

Demetri rió por lo bajo.

—Da igual, mañana temprano discutiré sobre este libro con tu chica. —Sonrió ampliamente.

Alcé una de mis cejas.

— ¿Y eso a qué se debe?

—Yo le recomiendo libros que leería un vampiro como yo, y ella me recomienda libros que leería una joven adolescente sexy como ella.

Gruñí.

—Ignoraré tu último comentario.

Demetri se echó a reír.

—Eres un imbécil, Alec. Deberías hablarle sobre libros, eso siempre funciona para distraerla. —Me guiñó un ojo. Demetri quería hacerme enojar.

—Yo la distraigo con otras cosas.

El rostro de Demetri se endureció por unos segundos, luego adoptó nuevamente su característica actitud sarcástica.

— Deberías leer Kamasutra* así la distraes como es debido, ella siempre dice...

— ¡Por Dios Demetri! —exclamó la voz adormilada de Day—. Te estás pasando de la raya. Esas cosas no se dicen... mierda.

Por el tono de su voz, supe que ella estaba sonrojada. Su rostro estaba tapado con su edredón para que ninguno de los dos viéramos su cara. Sonreí de oreja a oreja, y me puse a su lado, tratando de sacarle la cobija de encima para ver su rostro. Demetri murmuraba acerca de las mojigatas, eso causó que Day chillara con disgusto, aún sin quitarse el edredón de la cara.

—Pero que delicadita me saliste eh. —Se quejó Demetri saliendo de la habitación. Ya era hora, dije en mi mente—. No puedo creer que seas así, Day. Cuando Alec no está hablas de sexo todo el tiempo, de azotes y cosas así... eres asquerosa, deberías ir a terapia o algo así, Alec te tiene adicta... esto no me gusta nada, vas a acabar con el pobre...

— ¡Lárgate, Demetri! —gritó Day, mostrando de una maldita vez su rostro totalmente enrojecido, eso causó que me echara a reír sin poder evitarlo—. Santa mierda, estás mal de la cabeza.

Demetri con su estruendosa carcajada salió de la habitación cuando Day le lanzó una almohada.

Ella suspiró, tapó su cara con sus manos y luego comenzó a reír mientras negaba con la cabeza.

—Demetri está loco.

Asentí con la cabeza.

—Pero no lo había visto así en años. —Fruncí un poco los labios—. Antes no era así, la verdad.

Ella se acercó a mí, interesada por el tema. Los celos se apoderaron un tanto de mí.

— ¿De verdad? —preguntó sin creerlo—. Quiero decir, las bromas se ven tan naturales en él...

—Demetri sufrió mucho, pero creo que eso ya es pasado —respondí secamente.

— ¿Cómo así? —Su interés me enfurecía irracionalmente. Su ceño estaba fruncido. Daría lo que fuera por poder leer su mente y enterarme qué rayos estaba pensando sobre lo que yo le estaba contando.

—Demetri tiene razones para estar contento... creo —dudé.

Ella sonrió con dulzura.

—Genial. ¿Cuáles?

—Tú. —Su sonrisa se ensanchó. Mierda—. Demetri está interesado en ti.

 

Daymelis POV.

¿Qué? ¿Demetri interesado en mí? No me lo podía creer. Era completamente ilógico que aquello fuese real. No sólo por la idea de que Demetri era como mi mejor amigo vampiro, sino también porque este nunca se había comportado coqueto... si Demetri quisiera algo, ya lo hubiera buscado. Sencillamente lo conocía y sabía muy bien que si yo le interesara, él no dudaría en intentar conquistarme, sin importar la amistad de Alec. Demetri era un desgraciado y todo mundo sabía que si quería algo luchaba por tenerlo.

Me eché a reír luego de pensármelo mejor.

—No me lo puedo creer, Alec. —Reí más fuerte, a pesar de la hora—. ¡Demetri no está enamorado de mí!

—A mí me perece que si —dijo Alec, un poco enojado por mi reacción.

—Amor, tú conoces a Demetri más que yo y confío que has considerado la idea de que él hace todo esto para molestarte. —Alec se quedó pensativo, en silencio—. Nosotros somos amigos, él sabe que yo te amo, y quiere lo mejor para mí. ¿Vale?

Alec me tomó por los hombros.

—Lo que tú no entiendes, mi hermosa, es que cualquiera se enamoraría de ti, cualquiera desearía formar parte de tu corazón, y que la luz de tu amor ilumine sus días.

Se me llenaron los ojos de lágrimas, Alec era la perfección en persona.

¿Cómo lograba decir las palabras adecuadas sin planearlo?

Literalmente corrí a sus labios y le besé con cuidado. Luego nos acurrucamos en mi cama.

— ¿Por qué Demetri sufrió mucho en el pasado? —inquirí con pesar.

—Demetri estaba enamorado de una muchacha cuando era humano, pero debido a la transformación tuvo que dejarla... luego de unos años, él se emparejó con una vampiresa del castillo, pero no contábamos con que esa misma vampiresa fuera una traidora, amante de Thomas Salvatore.

Me tapé la boca con ambas manos, asombrada.

— ¡Oh mierda!

—Lo sé. Por eso Demetri insistió en ayudarme...

—Thomas era la pesadilla de todos...

Me quedé pensativa en todos lo sucedido hace unos días. Recordé las palabras de Thomas, sus insinuaciones y sus frases que todavía no era capaz de comprender.

—Thomas dijo que yo sólo era una copia barata para ti... — sollocé sin poder evitarlo.

—Él era un imbécil y tú eres la mujer que amo, ¿entendido?

—Te amo, Alec.

—Yo también te amo, ángel.

Aquella noche dormí en los brazos de Alec y soñé con él. Soné que ambos estábamos en un árbol a punto de besarnos, pero luego yo bajé del mismo, interrumpiendo el besó que se aproximaba. Era realmente extraño, pero sentí el sueño como un recuerdo vivido. Los colores del sueño eran demasiado reales, tan nítidos y brillantes...

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A la mañana siguiente estaba decidida a regresar al instituto. Alec se había ido justo después de que desperté, prometiendo que me pasaría buscando para llevarme a clases, aunque no estaba muy contento con la idea de que yo volviera a la escuela. También prometió enseñarme a conducir y yo encantada acepté. Era la primera vez que salía de casa, después de lo ocurrido con aquel vampiro lunático. No podría negar que me encontraba nerviosa, pero sabía muy bien que debía superarlo, aunque el miedo me carcomiese. Antes de salir de la habitación ya vestida y lista para comenzar de nuevo el miedo me abrumó y me eché a llorar recordando las agresiones de Thomas, sus insultos, los de Michelle y todas aquellas mierdas que viví con ellos. Me sentía desbastada, porque sentía que esa tortura no la había vivido sólo una vez. Aquel sentimiento me causaba nauseas. Estaba segura que todos allí abajo sabían que yo estaba llorando como niña asustada, pero no estaba dispuesta a quedarme así por siempre. Preferí fingir que no pasaba nada y mostrar mi mejor sonrisa al dar los buenos días, aunque por dentro estuviese podrida del dolor.

Melissa estaba esperando a Dennis recostada en el auto cuando salí al encuentro con Alec. Ella me sonrió ampliamente, aunque pude ver un atisbo de preocupación en sus ojos.

—Necesito que hablemos, Mel —le dije sonriendo, tratando de mostrarme tranquila.

Ella asintió con la cabeza.

—Podemos ir a donde quieras después del almuerzo.   —Sonrió con cautela, ella estaba pensando que yo me negaría. La conocía demasiado.

—Me parece excelente.

Luego de charlar un poco más, Alec tocó la bocina apurándome, Dennis hizo lo mismo, Melissa y yo sólo pudimos poner los ojos en blanco y subir.

Las horas de clases transcurrieron demasiado rápido. En los pasillos se murmuraba sobre mi persona y el supuesto accidente que había sufrido. Odiaba esta mierda, hablaban y hablaban de mí como si les importara lo que me sucediera. Natalia no me dirigió la palabra y yo me esforcé en ignorarla a toda costa. Tenía muchas cosas en mente comí para añadir otra cosa más a la lista de preocupaciones.

Thomas Salvatore encabezaba esa lista por sus extrañas frases incomprensibles para mí.

Después del almuerzo, Melissa y yo fuimos al centro comercial a comprar materiales para hacer uno de los deberes de la escuela, al terminar, decidimos ir a comer helado. al instante que escogimos una mesa y nos sentamos, le dije:

—Me la he pasado fatal.

Ella frunció el ceño.

—Me lo imagino, la verdad, nena, todos hemos estado igual. —Me miró preocupada por unos manitos—. ¿Cómo va el brazo? —preguntó finalmente.

Le dediqué una débil sonrisa.

—Mejorando, Mel. He estado demasiado asustada como para salir, pero creo que ir a clases hoy ha sido un avance —le dije con entusiasmo mientras observaba a mi alrededor.

—Sé que lo superarás, Day. —Sonrió ampliamente, me gustó esa actitud de ella, se lo agradecía enormemente. Mel era la mejor—. ¿De qué necesitas hablar?, te conozco y sé que mueres por abordar el tema.

Me reí con nerviosismo.

¿Tan obvia era?

—La verdad estoy muy confundida con la actitud de Thomas, él me trataba como si… como si me conociera desde antes… —En el tono de voz que utilicé, se notaba la inseguridad que había dentro de mí.

Melissa negó con la cabeza.

—Es imposible… lo sabes.

— ¿Tú no lo conocías? —inquirí sabiendo la respuesta.

—No lo conocía hasta hace poco, pero he oído mucho de él. —Ella suspiró profundamente—. Hizo cosas muy malas.

—El jodedor de vidas.

—Así es.

—Bueno, ¿entonces por qué rayos él hablaba así conmigo? No tiene ningún sentido, utilizaba frases como “estás tan hermosa, como siempre” rayos, es demasiado ridículo —dije desesperada, Melissa frunció el ceño, su silencio me desesperaba todavía más—. Es completamente frustrante esto, ¿sabes?

—Y que lo digas —murmuró distraídamente—. Pero recuerda que Thomas era un lunático, hacía cosas para confundir, un tipo muy astuto la verdad. Seguramente utilizaba ese truco contigo, para que entraras en desespero.

Suspiré dos veces.

—Él dijo que seguía siendo igual de poderosa.

—Está loco, te lo digo. Pero lo más evidente aquí es que él tiene el don de percibir habilidades, no me extraña que haya descubierto las tuyas y te haya comentado sobre ello —dijo Melissa, muy segura de lo que decía—. No me extraña que te haya pedido que te le unieras.

—Eso me dijo.

Quizá Mel tenía razón, y yo estaba cayendo en la trampa de Thomas.

— ¡Lo ves! —Melissa me tomó la mano por sobre la mesa—. No te inquietes, Day. Ya él no puede hacerte nada.

— ¿Mel?

—Dime. —Sonrió.

— ¿Por qué de todos ustedes, Thomas me secuestró a mí? —pregunté rápidamente.

—Day, él sabía perfectamente que Alec le estaba dando caza desde hace años, quería lastimarlo con algo que le importase, y Jane no era una opción, al contrario de ti. Eres joven y humana, el rehén perfecto. Antes no estabas en la vida de Alec, pero cuando comenzaste a estarlo Thomas lo calculó todo, él contaba con manipular a Alec contigo.

Sonaba lógico, pero había algo más. ¿Por qué Thomas decía que Alec le debía algo? Mierda, todo esto me estaba poniendo los pelos de punta.

—Escucha, ya él no está entre los vivos, tienes que salir de esto, tú eres fuerte —comentó férreamente. Cuando yo quise responderle la camarera llegó con nuestros helados. Esperé que se retirara.

Confiaba en Melissa. Ella no podría estar ocultándome algo, así que asentí y me deshice de todo pensamiento ilógico. Mi pasado no podría estar ligado a Thomas, porque yo no lo recordaba, y de haberlo conocido de pequeña, todos lo sabrían y me lo habrían dicho. No tenía sentido que me ocultaran algo así, ¿Qué ganarían con eso? nada, no ganaban nada.


¡Hola! Espero que les haya gustado el cap! lamento si encuentran por allí algún error, es que me estoy sintiendo un poco mal y subí el cap sin corregirlo porque llevaba tiempo sin subirlo. ¡Espero lo hayan disfrutado! Saludos a Mel, Saludoss a Bella_22, Nenamadilinda, 2k_vulturi, Marii:salinas, melisamontero, jennykovacs, monica_swan38, karenitz3lvulturi. <3 ¡Nos leemos pronto!

Capítulo 34: "Fin" Capítulo 36: "Tú, mi amor por siempre"

 
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