EL día de la boda había llegado. Como dama de Honor de la novia, tenia puesto un vestido color durazno don un solo hombro, y caía a media pierna en picos, simulando ser mas largo de lo que era en realidad. Las damas de Honor éramos Alice, Esme y yo, ya que Carlisle, Edward y Jasper eran los padrinos de Emmet.

La ceremonia fue hermosa. Rose había pedido prestado un gran parque donde se había instalado una carpa con motivo de la celebración. Ella estaba tan feliz, y Emmet lloro en un par de oportunidades aunque intento ocultarlo… Llego el momento de los brindis. Era la tradición que tanto el padrino como una de las damas de honor diga unas palabras. Primero fue Edward, y dijo unas hermosas palabras para su hermano, Hablo del amor y como había que compartirlo con la persona correcta… Me sentí tocada por sus palabras, pero no quise demostrar nada. Todos alzaron sus copas, y cuando llego el momento de hablar, me dieron el micrófono ami. La verdad no pensé que yo seria quien hablara. Pensé que Alice como su antigua socia era la indicada, pero recibí igual el micrófono y me pare a hablar, agarrada de la mano de mi hermoso niño.

-     Rose, Emmet – Dije con un poco de miedo – Tengo el placer de tener a ambos como mis grandes amigos. He sido testigo con el correr de los años de los altos y bajos de esta relación, y ver como el amor que se tienen pudo romper con tantos obstáculos. Rose, he visto a Emmet estar sin ti, y no es el mismo. Se merecen estar juntos, y decidir formar esta familia, es el mejor desafío. Se que serán unos maravillosos padres, y contaran con mi apoyo por toda la vida porque los quiero como si fueran mi propia familia… La que perdí hace tantos años… Es por eso que aquí, frente a todos estas personas, me tome un pequeño atrevimiento… Se que para comenzar una familia, es necesario comenzar con una buena base, asique si me permiten, me gustaría darles mi regalo…

Me acerque a la puerta de la carpa donde estaba el abogado que tenia los papeles. Le pedí que me acompañara a la mesa de los novios. Rose y Emmet me miraban atentos, pero también todo el resto de la fiesta. El abogado puso su maletín en la mesa, lo abrió y saco una carpeta amarilla que tenia escrito en la portada Cullen – Halle. Le entrego los papeles a los novios, quienes abrieron la carpeta para leerla, mientras el abogado sacaba del bolsillo interno de su saco la lapicera para firmar los papeles. Rose pego un pequeño grito, llevándose las manos a la boca, mientras que Emmet me miro con cara de sorpresa y los ojos vidriosos…

-     Bella… No podemos aceptarlo.

-     No les estoy dando la opción… Es un regalo de Anthony y mio, y me sentiré terriblemente ofendida si no lo aceptan.

Rose se abalanzo sobre mi abrazándome fuertemente y Emmet sin esperar que su esposa me deje me abrazo también y dejo un beso en la coronilla. Los invitados nos miraban desconcertados sin entender que pasaba. El abogado les paso la lapicera. Primero firmo Emmet, luego Rose y por último yo, cediendo la titularidad de la casa. Al finalizar este estrecho la mano de todos, les entrego la llave y se retiro del salón. Emmet y Rose se abrazaron y mirando al publico dijeron

-     Bella nos acaba de regalar una casa!!

Todos comenzaron a aplaudir, y Emmet alzo al pequeño Anthony en brazos y lo lanzo por los aires… El estaba feliz por ello. Alice le saco al niño de los brazos aludiendo que le haría daño, y en una actitud protectora lo abrazo. Anthony se dejo gustoso, ya que después de todo era un cullen, y ellos son expresivos…

Carlisle y Esme agradecieron mi gesto una vez que todos se calmaron un poco, y pudieron acercarse a hablar con migo. Alice vino después y solo me abrazo. Me sentí tan extraña con ese abrazo. Me hizo tanta falta durante mucho tiempo, pero era hora de dejar atrás todo el pasado y comenzar de nuevo por lo que correspondí.

-     Gracias Bella – Dijo llorando. No solo por los chicos, si no por mi sobrino y alegrarnos nuevamente…

-     Shh – dije – No se habla más de esto por favor.

Me soltó para acercarse Jasper y hacer lo mismo. A Lo lejos, Edward miraba la escena con una mirada tierna, mientras que Tanya a su lado ni se dignaba a mirar nada. Estaba en la celebración, pero era como si no lo estuviera…

La fiesta estaba llegando a su fin. Rose y Emmet debían marcharse al hotel para su noche de bodas. Se fueron tirando el ramo de novia, y o sorpresa, Tanya lo agarro. Edward miro la escena con cara de desesperación, lo que me provocó una carcajada, haciendo que clavara los ojos en mí.