Meses pasaron, y Emmet eventualmente me visitaba. Estaba más redonda que una ballena. Mi medico me sugirió hacer lecciones de pre parto, pero estaba sola, no podía hacerlas.

Me había vuelto una mujer muy fuerte. No necesitaba de nadie para salir adelante. Solo estaba yo, y el pequeño Charlie que venia en camino. Había dejado de ir a la oficina hacia unos días porque la fecha de parto estaba acercándose y no quería correr riesgos. Para cubrir mi ausencia, Evan vendría en una semana, y si había inconvenientes en el lapso de tiempo, me llamarían.

Adentrada la noche, me levante con dolores de espalda. Despacio me levante para ir al baño, pero los dolores seguían. No me podía dormir porque los dolores se hacían cada vez más intensos. Comencé a caminar por mi habitación, cuando sentí un ruido, y un líquido comenzó a caer entre mis piernas. Había roto bolsa. Debía ir al hospital.

Llame a un taxi, Agarre mi bolso que estaba preparado hace unos días, gracias a que en mi última consulta el doctor lo había sugerido y Salí rumbo al hospital.

Los dolores se habían acrecentado demasiado, por lo que el taxista apresuro la marcha. Teníamos a favor que era de madrugada, y si bien la ciudad nunca duerme, había menos tráfico para llegar a destino.

Le pague al taxista, no se con que. Camine hacia la puerta de entrada, parándome cada dos segundos cuando sentía la contracción. Antes de llegar a la puerta, una fuerte contracción me recorrió el vientre, y emití un grito ahogado. Un camillero salió a mi encuentro con una silla de ruedas, y me llevo al examen. Mientras me trasladaba comenzó el interrogatorio.

-     Hace cuanto comenzaste con contracciones.

-     No se – Dije agarrando mi vientre – Comenzaron fuertemente cuando rompí bolsa.

-     Hace cuanto fue eso?

-     Poco más de media hora.

-     Te llevaremos directo a sala de parto dijo el camillero y vosearon al medico por los parlantes.

Me pasaron a la camilla, y en segundos un medico entro me palpo y dijo

-     Estas totalmente dilatada. Comenzaremos todo para que este bebe nazca – Dijo con una sonrisa.

-     Los dolores eran casi insoportables. Se veía que estaban dando vueltas buscando instrumentos.

-     Deseas que llame a tu marido? – Dijo el camillero que me había traído.

-     No tengo marido! – Dije gritando ya que una contracción vino en ese momento.

-     Quieres que llame a alguien?

-     Si! – Dije. Busca mi teléfono y llama a Emmet!

Sentía que moriría. Los dolores eran aun más fuertes si eso era posible. De reojo veía que el camillero sacaba mi celular y buscaba el nombre de Emmet.

-     Con el Sr. Emmet? – Dijo el camillero…

En ese momento sentí una punzada de dolor muy fuerte. La mas fuerte hasta el momento, lo que hizo que gritara demasiado audiblemente. Los médicos se me acercaron y comenzaron a revisarme nuevamente.

-     Vamos Isabella – que esta queriendo salir! – Dijo el medico

-     Bellaaaa! – Grite mientras otra contracción igual de fuerte llego a mí.

-     No puedo ponerlo en alta voz – Escuche la voz del camillero.

-     Que pasa?! – Dije gritando.

-     Doctor, el Sr. Que tengo al teléfono me ha pedido que ponga en alta voz la llamada.

-     Y póngala!! Le grite al pobre camillero.

-     Bella? – se escucho la voz de Emmet al otro lado de la línea.

-     Emmet? – Dije jadeando. La contracción recién pasaba.

-     Vamos Bella, tú puedes nena. Estamos aquí con tigo – Dijo la voz de Rose.

-     Bella, necesito que pujes una vez mas – Dijo el medico

-     No puedo! – Grite llorando

-     Si puedes – Dijeron todos en la sala a coro junto con Emmet y Rose.

-     No! – dije – No puedo!

-     Bella – Dijo Emmet – Vamos cariño. Sabes que si puedes… Has hecho todo esto tu sola. Es solo un poco mas!

Sentía que la otra contracción venia y me incorpore. No se de donde saque las fuerzas, y junto con un gran grito de dolor puje lo mas fuerte que me dieron los músculos, y escuche el llanto de mi bebe.

Me caí hacia atrás. Quería pedirles que me lo mostraran, pero no tenia fuerzas. Mis labios se movían y solo salían balbuceos de la boca.

-     Bella? – Dijo el medico

-     No podía responderle.

-     Bella? Háblame Bella.

-     Doctor!- esta saliendo mucha sangre – Dijo uno de los ayudantes.

El ruido de unas maquinas comenzó a llenar la habitación

-     Llévense el niño – Dijo el doctor

Yo quería pedirles que no se lo relvaran, pero estaba totalmente desvanecida. No podía habar. Muchas Voces resonaron en la habitación. No distinguía muchas, solo la del medico diciendo que mi presión Luego de eso, todo se volvió negro.

Comencé a soñar con Charlie. Soñé que me recibía y me decía lo orgullosa que estaba de mi. Me pedía que no dejara sola al niño nunca, y me dijo que no debía ponerle por nombre Charlie. Me pidió que no dejara de visitarlo, porque eso le hacia bien, y de repente abrí los ojos y me encontré en una sala. La luz entraba por la ventana y mire a mí alrededor. Emmet estaba tirado en un sillón con los ojos cerrados y Rose caminaba por la habitación con el niño en brazos cantándole una canción. Me moje los labios ya que los sentía secos.

-     Rose – Dije casi susurrando.

Se dio vuelta y me miro

-     Bella? – Dijo.

Emmet se incorporo rápidamente del sillón y se acerco a la cama.

-     Bella! – Dijo – No me hagas nunca más esto! No sabes lo preocupado que me tenías!

-     Que paso – Dije de nuevo susurrando.

-     Hubo una complicación en el parto. Cuando el pequeño salió, tu presión comenzó a descender y no podían estabilizarte a causa de la sangre que habías perdido. Te reanimaron, y cuando te trajeron de vuelta, te hicieron transfusiones de sangre. Estábamos con Rose al teléfono cuando todo esto paso. Nos pusimos muy nerviosos. Nos pidieron que viniéramos a atender al bebe mientras tu te recuperas…

-     Y el bebe? Como esta? – Dije

-     Bien Bella. Esta perfecto. Es una hermoso Bebe – Dijo acercándose Rose a mi y entregándome al niño.

Emmet me ayudo a incorporarme en la cama, y cuando lo tuve en brazos lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas…

-     Hola Bebe… Soy Mama – Dije…

Rose y Emmet se abrazaron y ella comenzó a llorar, pero de felicidad.

-     Eres igual a tu padre – Dije y como sabiéndolo me miro y agarro mi dedo fuertemente.

Me miro y pude ver que tenía la mirada de Edward. Su color de ojos… Todo. Lagrimas comenzaron a caer mas fuertemente.

-     Anthony Charlie Swan – Dije mirándolo.

-     No – Dijo Emmet – Anthony Charlie Cullen…

Lo mire con ojos llorosos.

-     No tienes que hacerlo Emmet.

-     Quiero hacerlo – Dijo- Ese es su apellido. Quieras verlo o no, es un Cullen.

-     Si, Bella – Dijo Rose – Hablamos y los dos creemos que es lo correcto.

-     Gracias chicos – Dije.

Me dieron el alta en el hospital y Emmet y Rose me llevaron a casa. Se quedaron con migo unos días mientras me amoldaba a estar con el pequeño Anthony. Rose me ayudaba muchísimo. Se notaba que este pequeño afloro en ella sus mas profundos instintos maternos, y no me sorprendería que en un tiempo tenga noticias de ellos…

Los meses pasaban y mi bebe crecía a pasos agigantados. La casa me estaba quedando chica, porque me vi obligada a contratar una niñera para que cuide al pequeño mientras estaba en la oficina. Rose vino una semana a ayudarme con la búsqueda de casa, y juntas elegimos un hermoso Penhouse cerca de central park. Era caro, pero podía pagarlo.

En unas semanas estábamos instalados, y yo feliz de la vida.