"No hay distancia que nos separe" (+18)

Autor: Pampita
Género: + 18
Fecha Creación: 10/11/2011
Fecha Actualización: 02/01/2012
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 52
Visitas: 87181
Capítulos: 37

La repentina muerte de Charlie hace que Bella se aleje de los Cullen y tenga que irse a vivir a Australia. Comienza una vida nueva con la familia Black, pero los Cullen nunca dejaron su corazón y continúan apareciendo en su vida cuando mas los necesita...

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Capítulo 23: rehacer mi vida en Forks

Cuando llegue a Seattle, me instale nuevamente en la casa que compartía con Charlie, ahora mía. Alice nos había recibido haciendo unas modificaciones en la casa, por su puesto sin tocar la habitación de Charlie, ya que aun no me sentía lista a deshacerme de sus cosas. Fui a visitarlo al cementerio y le conté lo que paso con Billy. Le conté todo lo que sentía de lo que había pasado. Pase más o menos una semana a la deriva, sin saber que hacer. No sabia en que dirección dirigirme con mi vida. Tenia el dinero que me habían devuelto de mi inversión y debía decidir que hacer. Como siempre suele ocurrir, en mis momentos de meditación junto a la tumba de Charlie decidí nuevamente comenzar de cero desde Forks. Comenzaría con algo sencillo. Tal vez hasta vía internet, sin necesidad de tener una oficina. Comenzaría de a poco.

 

Debo decir que dejando de lado la modestia soy muy buena en lo que hago y conseguir mis primeros clientes me fue fácil. Comencé con una pequeña empresa de Forks una cadena de artículos deportivos que pertenecía a la madre de un antiguo compañero de instituto, para luego tener la compañía maderera más grande de Seattle, que al ser forks un lugar con bosques de tala, estaba ubicada en la zona. Eso me permitió abrir una pequeña oficina con una parte del dinero que tenia, dejando la otra en el banco para ganar intereses.

 

Una buena movida con la maderera me posiciono en el rubro, y varias empresas comenzaron a tratar con migo. Primero con pequeños datos inversores, para luego notar que era la indicada para el trabajo. Eso me permitió ampliar la oficina y contratar unas personas más para que me ayuden. Luego de un tiempo, me di con que tenia demasiado trabajo. Necesitaba expandirme físicamente. Mi nombre comenzó a hacerse conocido en el medio, y varias de las empresas inversoras de Seattle comenzaron a tenerme miedo. Me encontraba en una posición en la que comenzaron a proponerme sociedad. Estaba feliz porque mi trabajo era reconocido, y donde quería serlo.

 

Mis ojos se pusieron en una inversora grande de Seattle. No era la mejor, pero sabía que tenía potencial y su nombre no estaba viciado como las más grandes de la zona. Me reuní con el dueño y ofrecí comprarla. No estaba dispuesto a vender, por lo que me ofreció una sociedad. Yo no quería socios. Ya había aprendido mi lección con Jacob y no quería recorrer el mismo sendero, pero no me cerraba a la posibilidad si me convertía en la socia mayoritaria. Logre cerrar el trato con esta empresa, y a partir de ese momento era la socia mayoritaria de EMF. Mi socio, el Sr. Evan Mc Gregor, era un hombre de mediana edad, que aparentemente estaba a gusto con la sociedad para tener un tiempo para dedicarle a su familia.

 

Mi relación con Edward era increíble. Estábamos juntos el tiempo que podíamos ya que el trabajo de ambos era demandante, pero lo entendíamos. Ami no me agradaba para nada que estuviera con Tanya, pero no podía hacer mucho mas que confiar en el.

 

Mi trabajo crecía a pasos agigantados. Estábamos pensarnos en expandirnos a nivel nacional con una nueva empresa en Nueva York, pero necesitábamos que uno de los socios fuéramos para allá, al menos hasta que los responsables estuvieran asentados. Evan se ofreció a hacerlo, pero el inconveniente residía en que su hijo estaba en el último semestre de la universidad y quería al terminar absorber un poco de los negocios de su familia. Dude un momento en proponer lo que estaba apunto de hacer ya que veía que se repetía la historia con Billy, pero le ofrecí darle un lugar en la empresa, no como socio, si no como empleado jerárquico que aprendería del oficio familiar. Evan acepto encantado y partió junto a su esposa a las pocas semanas a Nueva York.

James, hijo de Evan, era un chico joven y con mucho espíritu. Entro a la empresa con mucho vigor, y dispuesto a luchar desde abajo. Su actitud me cautivo, y a pesar de ser solo unos meses menor que yo, parecía mucho mayor. No por su presencia, si no por su madurez, cosa que hizo que nos hiciéramos amigos al instante. Pasábamos mucho tiempo juntos, le mostraba el negocio y le enseñaba a ser todo un predador.

 

Una mañana Edward fue a visitarme a la empresa. El aun no conocía a James, pero le había hablado en muchas oportunidades de el. Se que se puso bastante celoso, pero así sabría lo que sentía con Tanya trabajando a su lado a sol y sombra. Mas aun, yo no había tenido una historia con el como el si la había tenido con ella. Hice las presentaciones oficiales, y James haciendo bromas nos dejo solos. El se mantenía alejado de mí. Pregunte si le pasaba algo y negó con la cabeza. En un momento en que estuvo distraído, corrí hacia el y de un salto rodee mis piernas en su cintura y le di un profundo beso, que respondió con gusto.

 

-     Ves? – Dije – Es mejor que estés así de contento…

-     Si?? – Dijo arqueando una ceja – Si cada vez que este distraído harás esto, me distraeré mas seguido…

 

Y volvió a besarme, solo que esta vez era un beso con demasiado deseo. Sentí que su miembro respondía a ese acto, y al instante mi cavidad se humedeció.

 

-     Bella – Gimió.

-     Edward – Gemí.

 

Con sus manos acariciaba mi trasero, mientras retrocediendo, sus pies chocaron con el sillón de cueros de la oficina, y caímos ambos en el, yo arriba de Edward.

 

-     Espera un momento – Dije levantándome para cerrar la puerta y pedirle a Victoria que no ser molestada.

 

Volví a tirarme arriba de el que se encontraba aun en el sillón, pero en una posición demasiado sexy para su bienestar… Comencé a desabotonar su camisa, dejando besos húmedos en todo su pecho. Desprendí su pantalón, y bajando levemente este junto con su bóxer comencé a acariciar su miembro con mi lengua, para luego introducirlo en mi boca. Sus gemidos de placer alertarían a toda la empresa si no paraba, por lo que pare mi tarea y lo mire a los ojos y puse mi dedo sobre mi boca en señal de que guardara silencio. Creo que eso lo éxito aun mas, ya que tiro su cabeza para atrás y mordió sus labios. Seguí con mi tarea de satisfacerlo. Relaje mi garganta para llevar su miembro aun más profundo, provocando más tensión en su erección. Estaba totalmente excitado, igual que yo. Sentía su miembro cada vez más duro, lo que significaba que su orgasmo estaba cerca. Quería probarlo, por lo que acelere un poco mi tarea. Tiro su cabeza para atrás, y sentí el liquido entrar en mi boca. Se sentía como el cielo y trague hasta la última gota. Me tire luego encima de el, y lo bese en los labios mientras sentía que su respiración se controlaba.

 

-     Ahora me toca ami – Dijo besando mis labios y girándome en el sillón quedando el arriba mio.

 

Comenzó metiendo sus manos por debajo de mi falda lentamente, mientras me miraba pícaramente. Bajaba lentamente la prenda mientras me daba besos húmedos en mi pierna. Sentí la prenda descender por mis tobillos, mientras sus besos continuaban subiendo, lo que provocó que abriera las piernas instintivamente. Cerré mis ojos ya que las sensaciones de mi cuerpo eran demasiado fuertes. Su lengua se adentraba en mí furiosamente, haciéndome llegar casi instantáneamente a mi orgasmo. Lejos de terminar con su tarea, comenzó a mover la lengua frenéticamente por mi clítoris, e introdujo dos de sus dedos en mi cavidad. El segundo y muy seguido de ese tercer orgasmo golpearon en mi cuerpo. Sentía temblores en todos lados y destellos en mis aun cerrados ojos.

 

-     Creo que debiste ser un poco más silenciosa. Seguro tu secretaria nos escucho – Dijo con sonrisa picara.

-     No importa… valió la pena – Dije riéndome igual que el.

 

Acomodamos nuestra ropa, y me dirigí a mi escritorio para preparar las cosas ya que me iría a casa con Edward. Golpearon la puerta y Edward se acerco a abrirla ya que aun estaba con llave.

 

Victoria ingreso a la oficina con sobres y preguntando si podía retirarse.

La despedí, y comencé a ver de qué se trataban las cartas. Una llamo mi atención, ya que venia de Australia. Era una invitación de uno de mis antiguos clientes a una gala, y solicitando mí presencia para discutir de sus negocios de América.

 

Me fui a casa con Edward, y cenamos con Alice, Jasper, Rose y Emmet. Una idea rondaba mi cabeza y estaba medio ausente. Este cliente estaba con nosotros en la empresa Black y ahora me buscaba. Habrá problemas con la empresa? – Pensé -  pero Alice pasando la mano por frente de mi rostro me saco de mis pensamientos.

 

-     Donde estas Bella? – Dijo Alice

-     Disculpen – Dije mirando a toda la mesa y deteniéndome en Edward.

-     Estas bien? – Dijo este.

-     Si amor, no te preocupes – y lo bese tiernamente en los labios.

 

Esa noche nos fuimos a dormir juntos. Me acurruco suavemente en su pecho desnudo, y concilie el sueño rápidamente. Esa noche soñé con Charlie. – No – era todo lo que el decía en el sueño. Me desperté exaltada. Edward me llamaba tomándome del hombro.

 

-     Estas bien? – Dijo asustado.

-     Si… soñaba con Charlie – Le dije bajando mi rostro.

-     Lo extrañas?

-     Todos los días – Dije.

 

Me beso tiernamente, y ese beso comenzó a subir de tono. Se recostó sobre mí en nuestra cama, y acariciaba mi cuello, descendiendo hasta mis pechos, donde libero uno de la presión de mi remera y lo succiono. Arquee mi espalda en respuesta y rápidamente se dirigió a mi tanga, que bajo sin preámbulos. Yo ayude a bajar su bóxer, y sin más se introdujo lentamente en mí. Las experiencias que tenia con Edward iban mejorando a medida que estábamos juntos. No importaba de qué manera se diera, siempre era en extremo placentero.

Capítulo 22: Durmiendo con el enemigo Capítulo 24: Tanya al ataque

 


 


 
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