"No hay distancia que nos separe" (+18)

Autor: Pampita
Género: + 18
Fecha Creación: 10/11/2011
Fecha Actualización: 02/01/2012
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 52
Visitas: 87194
Capítulos: 37

La repentina muerte de Charlie hace que Bella se aleje de los Cullen y tenga que irse a vivir a Australia. Comienza una vida nueva con la familia Black, pero los Cullen nunca dejaron su corazón y continúan apareciendo en su vida cuando mas los necesita...

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Capítulo 2: Esto se queda en forks, con el...

Me encontraba en el cementerio, parada al lado del cajón. Como siempre en Forks llovía, lo que hizo que todos estuvieran con paraguas. Yo no tenia ninguno, pero Alice me cubría con el de ella. La policía se había encargado de hacer un buen funeral. Digno de un jefe de policía, lo cual agradecí. Al finalizar me entregaron una bandera doblada y me dijeron lo maravilloso que era mi padre. Eso yo ya lo sabia, no se porque insistían en decírmelo. Todos se fueron uno a uno. Alice insistía en quedarse, pero yo prácticamente la eché. Necesitaba estar sola.

Sin saberlo, me encontraba arrodillada al lado del cajón, hablando con mi padre. Pidiéndole disculpas, diciéndole cuanto lo amaba. No se en que momento dejo de llover. Era extraño porque seguía lloviendo, pero no arriba mío. Me di vuelta y me encontré con Edward. Se arrodillo a mi lado y toco mi espalda. Quise sacar su mano pero no me dejo.

-     Se que no estas bien, y no pretendo hablarte y decirte que entiendo tu dolor, porque no lo hago. Solo quiero que sepas que no estas sola. Estamos con tigo y queremos ayudarte. Alice esta desesperada. Me mando a ver como estabas porque esta llamándote y aun no contestas. Estuviste mas de 3 horas aquí. Te enfermaras.

-     Déjame por favor.

-     No lo hare. Te llevare a tu casa y te cambiaras porque enfermaras.

-     No quiero irme! – Grite.

-     No me importa – Me grito.

No se de donde, pero saque fuerzas y lo golpee. Se que fue fuerte porque mi mano me quedo doliendo.

-     Que no estoy sola dices?! – Grite -Dime por favor a quien tengo, porque mi única familia esta en ese cajón!.

-     Nos tienes a nosotros!

Yo solo lloraba. No se en que momento me levanto en andas y me llevo a su auto. Manejo a mi casa en total silencio. Entramos y me llevo arriba, directo al baño. Me sentó en la tasa, y prendió la ducha. Me dijo que me bañara, que iría a buscar mi ropa. Salió y yo me quede desvistiéndome. Entre y el baño caliente me hizo bien. Despeje mi mente por unos momentos. Cerré el agua, y vi que ya estaba mi ropa para que me cambie. Me vestí y baje a agradecerle. Me encontré con un hombre sentado en la sala. No sabia quien era, pero Edward estaba a su lado. Me acerque a ellos y ambos se levantaron para saludarme.

El hombre se presento con el Dr. Harley, el abogado de la fuerza de policía, que llevaba el testamento de mi padre. En resumidas cuentas, me comento que los deseos de mi padre eran que viviera con Billy, un muy amigo de la familia, que el cuidaría de mi hasta mi mayoría de edad. Además, estaba el asunto de su seguro de vida. Como oficial de policía, me ofrecían una pensión mensual y como buen previsor que era tenia dos seguros. Uno con la policía y otro por una compañía privada. En resumen, mi padre me había dejado con mucho dinero. Algo mas de medio millón de dólares, mas la casa, el auto y varias cosas mas, que obviamente no podía disponer de ellos hasta que cumpla mis 18 años.

El abogado se retiro de la casa, y Edward aun seguía con migo. Me preparaba café, el cual aceptaba con ganas y yo agradecía que no me forzara a hablar. Se estaba haciendo de noche. Pero Edward no desistía. Seguía quedándose con migo. Alice llego y se quedo con nosotros hasta casi la media noche. Se fue porque acordó con Edward irse esta noche para descansar bien y quedarse ella con migo todo el día siguiente.

Alrededor de la una de la mañana, una luz ilumino mi habitación, señal de que un auto ingreso a la propiedad. Me levante lentamente, y pude ver a Edward sentado en la sala, dormido con el control remoto en la mano. Me acerque a la ventana y cuando vi que una persona se acercaba, abrí antes de que tocara y despertara a Edward.

-     Si – Dije cautelosa

-     Bella? – Pregunto.

Me sorprendió el hecho de que diga Bella y no Isabella, que es como siempre me llaman todos.

-     Si, soy yo.

-     Hola, soy Billy, amigo de tu padre. Disculpa la hora, pero vine a penas me entere y la verdad venir desde Australia es bastante lejos.

-     Pasa por favor – dije.

Ingreso a mi casa, lo invite a sentarse y le ofrecí un café. Acepto. Comenzó a hablar con migo de que había recibido la noticia de Charlie, y sabia que sus deseos eran que viviera con el, por lo que vino a buscarme.

Cuando me dijo esas palabras, no pude hablar mas. Me sentía desolada. Me tendría que ir a vivir a Australia, dejando lo único que me quedaba. Alice. Me dijo que al día siguiente nos iríamos, que tenia pasajes para ambos. No sabia que decir. Solo el se despidió y me dijo que se estaba quedando en un hotel de Port Ángeles, que mañana fuera para allá así nos íbamos. Me explico que sus intensiones no eran arrancarme tan rápidamente de mis cosas, pero no tenia opción. El tenia muchos negocios en Australia, y debía de volver si o si, y como era menor no podía viajar sin compañía de mi tutor, el cual desde la muerte de Charlie era el.

Billy se fue y lo único que atine a hacer era a apoyarme sobre la puerta y me resbalé hasta el piso donde quede sentada. De la nada Edward apareció y se sentó al lado mio sobre la puerta.

-     Quieres irte? – dijo.

-     No! Por su puesto que no, pero no tengo opción.

-     Si la tienes. Puedes escaparte con migo – dijo

-     Harías eso por mí? Dejarías de lado tu futuro, tu universidad y todo por estar con migo?

-     Si te haría feliz, lo haría – dijo.

No supe como agradecerle, pero ambos sabíamos que me iría, y que esas serian mis ultimas horas en Forks. Nos levantamos del piso frio, y nos fuimos a la sala, donde comenzamos a hablar. Me disculpe con el por la cachetada, por todo. Por no hablarle, por no acercarme a el en tantos años de amistad con su hermana. Llore de angustia, y el solo me abrasaba.

-     Llora, te hará bien… - dijo-

-     Gracias Edward, por todo. Por estar aquí con migo, por ayudarme. Por ofrecerme una salida… por todo.

-     Esta bien. Siempre estaré si me necesitas – dijo.

No me había dado cuenta nunca de la sinceridad de sus palabras. Lo mire a los ojos y en la oscuridad de la sala, iluminados solo por la luz de la pantalla del televisor, lo bese. No sabía por que, pero lo hice. Me sentía sola y eso me llevo a besarlo, pero me fascino que me respondiera. Sus labios eran dulces, y su lengua suave. El beso era intenso, y me vi envuelta en deseo y en ganas de estar con el. Sabia que no era el específicamente, si no alguien. Me sentía sola, acababa de perder al único hombre de mi vida, y estaba buscando sentirme atada a alguien mas.

Sus manos comenzaron a acariciarme. Lentamente subía por mi espalda. Jugaba con la tira de mi corpiño por debajo de la blusa. Gemí en su boca, lo que hizo que lo desprendiera mientras me recostaba en el sillón el por encima de mi. Me besaba tiernamente, acariciaba mis piernas y mi estomago dejando pequeñas descargas por donde lo hacia. Apoyo su erección en mi sexo, aun con nuestra ropa puesta, y eso me hizo gemir nuevamente. Podía sentir como mis bragas se mojaban de a poco. Edward era muy sensual, y no se como me perdí de eso hasta ese momento. Se separo de mí para sacarse el sweater, dejando a mi vista su estructural figura. Era hermoso. Me dedico una mirada picara, que respondí deseosa. Me beso nuevamente mientras me sacaba mi remera junto con mi corpiño. Miro mis pechos, y automáticamente me sonroje. Intente cubrirlos, pero no me dejo. Nuestros pechos desnudos hicieron contacto y en mi oído me dijo

-     Eres hermosa– dijo.

Acariciando mi espalda, bajo mi pantalón junto con mi tanga por el costado de mi cadera. Quede desnuda frente a el, y solo pude morderme el labio. El se desprendió de su pantalón y su bóxer para acomodarse en mi entrada. Estaba totalmente húmeda para recibirlo, pero aun no me penetro. Jugo con su miembro en mi sexo, haciendo que me arqueara de placer, mientras aprovechaba el hecho para besar mi cuello y descender a mis pezones erectos por la excitación.

-     Te deseo – Dije roncamente.

-     Yo también Bella.

Comenzó a penetrarme lentamente. Creo que intuía que era virgen, por eso fue lento. Sentía dolor, pero estaba mezclado con las ganas de tenerlo dentro. Lentamente ingreso de a poco en mi, hasta que rompió la barrera, donde no pude hacer mas que emitir un pequeño quejido y agarrarlo fuertemente por la espalda. Ingreso toda su longitud en mi, y espero a que me acostumbrara a su miembro y me decía palabras dulces al oído. Cuando deje de sentir dolor, comenzó a moverse lentamente, haciéndome delirar por sus movimientos. Me sentía en la gloria, y verlo con su pelo desordenado, sudado por la actividad y sus ojos prácticamente negros por el deseo, me llevo al desencadenamiento lógico del orgasmo. Se sentía maravilloso. Sentía contracciones por todo mi cuerpo. Desde mis pechos hasta la punta de mis pies. Inclusive pude sentir como contenía la respiración para prolongarlo casi instintivamente. El continuo con su trabajo, podía ver su rostro. Su mirada no se despegaba de la mía. Yo podía sentir como nuevamente mi interior se tensaba. Venia un segundo orgasmo y el era el culpable. El, sus movimientos, sus ojos, su todo. Pude oír sus gemidos acelerándose al igual que los míos, y note que el también estaba por llegar a su orgasmo. Literalmente gruño cuando se libero dentro mio, lo que provocó que también alcanzara mi cumbre.

Se recargo sobre mi cuerpo, y poco a poco nuestras respiraciones se fueron acompasando, y nos quedamos dormidos.

Capítulo 1: La peor noticia Capítulo 3: Despedir a los Cullen

 


 


 
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