"No hay distancia que nos separe" (+18)

Autor: Pampita
Género: + 18
Fecha Creación: 10/11/2011
Fecha Actualización: 02/01/2012
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 52
Visitas: 87168
Capítulos: 37

La repentina muerte de Charlie hace que Bella se aleje de los Cullen y tenga que irse a vivir a Australia. Comienza una vida nueva con la familia Black, pero los Cullen nunca dejaron su corazón y continúan apareciendo en su vida cuando mas los necesita...

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Capítulo 22: Durmiendo con el enemigo

Llegamos al hotel, y Edward me preparo un baño de espuma. Estaba dentro de la tina, mientras el recostado en el piso masajeaba mis hombros… De vez en cuanto una lagrima caía por mis mejillas y el la limpiaba con su pulgar…

 

-     No llores mas por favor… dijo con expresión de dolor.

-     No quiero hacerlo, pero no puedo evitarlo. Puedes creer que encima me dio un día para sacar las cosas de esa casa? Que se quede con las malditas cosas!!! – Dije enojada.

-     Creo que tendrás que ir… No porque quieras si no porque el se puede asentar que no fuiste y si algún día legalmente surgiera algo pueden decir que no cumpliste – Dijo serio.

 

Me pareció una estupidez. Que pueden alegar con eso? Pero como no tenia idea de las cuestiones legales acepte.

 

-     Acompáñame por favor. Quiero volver hoy mismo a Seattle.

-     De acuerdo – dijo Edward.

 

Salimos del hotel. Yo no tenia mucha ropa, asique todo me entraba en un simple bolso de mano. Edward tenia sus cosas en una mochila ya que el tampoco había llevado mucho. Pretendía solo buscarme y volver sin perder muchos días en el hospital… Llegamos a la casa que compartía con Jacob, y agarre lo poco que me llevaría en una maleta, el resto lo puse en bolsas para tirar, como fotos, recuerdos de lo que habíamos comprado juntos…

 

-     Necesito mi llave – Dijo Jacob

-     No la tengo – Dije – La dejé aquí cuando me fui…

-     Cuando huiste, querrás decir – Dijo en tono amenazante, lo que hizo que Edward se incorporara al instante.

-     Si, dije convencida. Cuando hui de ti.

 

Se notaba que Jacob no decía todo lo que quería por la presencia de Edward, cosa que agradecí.

 

-     Necesitas guardaespaldas para verme? – Dijo desafiante.

-     No soy su guardaespaldas, no te equivoques – Dijo Edward igual de amenazante.

-     Recuerdo que disfrutabas estar aquí – Dijo en un tono sugestivo que provocó que Edward se tensara.

-     Disfrutar? Si cariño – Dije irónicamente – Era muy ingenua en aquel momento, y me conformaba con poco…

 

Mi respuesta provocó que Jacob se enojara y se acercara ami, pero Edward se puso en el medio y le pidió amablemente que guardara distancia… Jacob estaba frustrado. Se ve que no consiguió lo que quería de mi visita a esa casa, y yo estaba feliz por eso. Cuando terminamos de arreglar las cosas, una tormenta estaba azotando la ciudad. Por las noticias pudimos escuchar que los vuelos se habían cancelado, pero yo no quería permanecer ni un minuto en esa casa, al igual que Edward.

 

-     Parece que tendrán que quedarse – Dijo Jacob con aire de suficiencia

 

No me gustaba nada su insistencia. Porque demonios quería que me quedara? Edward y yo nos miramos sabiendo que no quedaba mucho por hacer. Era tarde no teníamos hotel y tampoco podíamos llegar a uno en ese clima acarreando maletas.

 

-     No te preocupes – Estaré con tigo a cada momento – Dijo Edward dándome un beso en la coronilla.

-     De acuerdo – Dije resignada.

 

Debo decir que fue la situación mas incomoda que me toco en mucho tiempo. Jacob estaba en todos lugares donde estaba con Edward. Era como si no nos quisiera dejar solos. Tal vez porque creía que me llevaría algo, o simplemente para molestar.

 

La tormenta cada vez empeoraba lejos de mejorar. Era entrada la madrugada y no quería irme a dormir porque quería esperar a que pasara la tormenta aunque eso parecía no pasar y el cansancio me vencía. Ya sin poder aguantar, Edward sugirió que durmiéramos.

 

-     Donde podremos descansar? – Pregunto Edward a Jacob.

-     Bella tiene su habitación arriba, era la que ella ocupaba cuando vivía aquí. Tú puedes ocupar una de huéspedes – Dijo despectivamente.

-     No dormiré lejos de ella – Dijo el y yo agarre su mano con fuerza como pidiendo que no me deje sola.

-     Demasiado tengo que soportar con que mi ex mujer este en mi casa. No creas que me será fácil soportar que además este con su amante bajo mi mismo techo…

-     No creas que aceptaremos – Dijo

-     No aceptes. Creo que te será fácil salir en este clima y encontrar hospedaje – dijo con una sonrisa burlona en su rostro.

 

Edward me miro y me dio un beso en la coronilla.

 

-     Ve a descansar – Dijo. Yo me quedare despierto.

-     No podrá ser – Dijo Jacob – Conectare la alarma y tu deambulando la activará.

-     Ve a dormir tu también Edward – Dije agarrándolo del brazo. Le di un abrazo y muy bajo dije – podre llave a la puerta.

 

Edward me sonrió de lado.  Me encantaba esa sonrisa. Nos fuimos cada uno a su habitación, y yo cerré con llave como le prometí a Edward.

Esa noche soñé con Charlie nuevamente. Soñé que me pedía que vuelva a casa. Que me extrañaba. Me desperté exaltada, mojada en sudor. La tormenta seguía pero parecía que había amainado un poco. Quise mirar la hora en el reloj de la mesa de luz, pero no funcionaba. Intente prender la luz y nada. Se ve que la tormenta cortó la energía eléctrica. Perfecto, dije. Así podre bajar y buscar algo para tomar.

 

Abrí la puerta con sumo cuidado. No quería alertar a Jacob que estaba dando vueltas por la casa. Baje las escaleras esperando no hacer rechinar los escalones. Llegue a la cocina, y abrí la heladera. Con cada rayo que iluminaba la cocina podía ver más o menos lo que buscaba. Me serví un poco de zumo, y me senté en la barra de la cocina. Pude escuchar que alguien venia. Comencé a pensar donde esconderme, y me di cuenta que todo estaba a oscuras. Si solo me quedaba quieta y no me movía, era suficiente. La silueta ingreso a la cocina lentamente. Se dirigió para la heladera, pero en el trayecto se choco con la barra en la que había estado sentada. Por su quejido me di cuenta que era Edward. Me acerque por detrás de el. Cuando abrió la heladera, me puse detrás de el y le acaricie la espalda suavemente. Se dio media vuelta y me cargo en andas mientras me besaba profundamente mientras me apoyaba en la mesada donde hace rato había estado sentada.

 

Por dios, como extrañaba sus besos. Su pecho descubierto me invitaba a tocarlo, acariciarlo. Su lengua se introducía en mi boca de manera demandante, mientras mi intimidad se humedecía profusamente. Introdujo su mano por debajo de mi top y acaricio mi espalda. No tenía puesto corpiño, por lo que en cuanto lo noto pude sentir que una sonrisa se esbozaba en sus labios.

 

-     Que loco me vuelves – Dijo apenas soltando mis labios.

-     Y tu ami – Dije jadeando.

 

Metió su mano por mi vientre y descendió hasta llegar a mi tanga, que hizo a un lado para tocarme. Mi cuerpo no podía contener la excitación y me arquee al instante. Sentir sus dedos acariciando suavemente mi clítoris, solo como el sabia hacerlo me hacia perder la conciencia. Mi mano parecía tener vida propia y descendía por su pantalón bajándolo apenas hasta acariciar su miembro. No aguantaba más. Necesitaba tenerlo dentro de mí. Corrió mi tanga a un lado y se introdujo dentro de mí de un golpe. Tanta era mi excitación y mi humedad que lejos estuvo de dolerme. Me llevo aun más al extremo. Sus embestidas siempre fueron bastante sostenidas. Se introducía en mí a un ritmo parejo, callando mis gemidos con sus besos y con sus manos tocando mis senos pellizcando, torciendo mis pezones de una manera en extremo placentera. Su mano comenzó a descender por mi estomago hasta llegar a mi intimidad. Pensé que me tocaría como lo hace generalmente pero en vez de eso, tomo su propio miembro y lo sostenía mientras lo sacaba completamente y lo volvía a introducir. Creo que hasta no pude emitir ningún sonido de lo concentrada que estaba en sus movimientos. No tarde mucho en llegar a mi orgasmo, arqueándome y gimiendo audiblemente, mientras Edward capturaba con su boca mi seno. Unas embestidas después, el se vino dentro mio.

 

Nuestras respiraciones comenzaban a relajarse cuando escuchamos unos pasos que se acercaban a la cocina. Nos acomodamos nuestra ropa y Edward se dio vuelta para sacar de la heladera un vaso de zumo, ya que la puerta aun seguía abierta. El reloj del microondas estaba titilando, por lo que me di cuenta que había regresado la luz.

 

-     No pueden dormir? – Dijo Jacob de forma brusca mientras abría la heladera que Edward acababa de cerrar.

-     No – Dijo Edward igual de seco y me guiño un ojo pícaramente que pude ver gracias a la luz del refri.

 

Respondí ese guiño poniéndome levemente colorada mientras esbozaba una sonrisa, que cálculo que gracias a la penumbra del lugar pasaron desapercibidos.

 

La noche estaba perdida (o tal vez ganada de acuerdo al punto de vista en que se mire) ya no podíamos dormir, por lo que nos vestimos y nos quedamos en la sala. Llamamos a un taxi para pedir que nos lleve al aeropuerto y solo diciendo un leve adiós a Jacob salimos de su casa. Edward muy político y caballero como siempre agradeció su hospitalidad. No sabía porque se tomaba la molestia.

Capítulo 21: Te necesito a mi lado Capítulo 23: rehacer mi vida en Forks

 


 


 
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