Estaba en un lugar que ya conocía muy bien, pero no estaba segura de donde estaba, solo pude vislumbrar la cara de mi madre y mi padre parados a un costado mío y luego vi a una mujer sosteniéndome y entregándome a mis padre, mi madre me abrazaba y besaba y mi padre prometía que estaría bien y que jamás me faltaría nada.


¡¡Helena!!  Podía sentir muy a la distancia un grito casi ahogado de alguien a quien conocía.

¡¡Leah la mataste!! Esa era la voz de Estefanía y Leah de seguro que estaba con ella.

Abrí los ojos lentamente mientras podría vislumbrar a ciertos rostros, todos puestos en mí pero el de Zack estaba aun más cerca tan cerca que podía sentir sus labios contra los míos.

No podía creerlo el me estaba besando, el había robado mi primer beso, que era lo que se creía.

Pero después pude darme cuenta de que era lo que estaba haciendo en verdad, sus manos estaban apoyadas en mi pecho, de seguro era reanimación la que me hacia.

Comencé a toser mientras botaba grandes cantidades de agua por la boca y moje a

Zack que estaba a mi lado.

-¿Estas bien?-. su voz parecía ahogada.

-Por supuesto, no nado como perro pero hago en intento -. Forcé una sonrisa y luego el rió conmigo.

-Sabes que eres la única persona que sobrevive sin tener nada más que el brazo herido -. No lo había recordado, me comencé a sentar y vi como aun de mi brazo corría sangre aunque menos que antes por un torniquete que tenía sobre la herida.

-Yo lo siento Helena -. Era la voz de Leah que se encontraba como los otros esperando mi recuperación -. De verdad no se me paso por la mente el tirarte en verdad.

-No te preocupes Leah fue un accidente además yo fui la que te provoque -. Me reí y ella también, por lo menos nadie había visto la discusión que habíamos tenido con anterioridad.

Cuando ya estuve lo suficiente repuesta Zack me tomo en brazos y me llevo asta el auto en donde las chicas mandaban o eso me dio la impresión en cuanto entre, todo estaba forrado en rosa y los asientos tenían peluches aunque me reía de que las mujeres lobas fueran tan infantiles.

Me senté viendo como las botas nuevas de mi tía Alice estaban llenas de agua y parecía que los adornos que tenían se habían estropeado con el agua.

-Creo que no sobreviviré -. Zack me miro preocupado -. Mi tía Alice me matara cuando vea sus botas.

-Estuviste apunto de morir el día de hoy y te preocupan una botas que son horribles -. Lo mire fulminantemente.

-No, no me preocupan tanto las botas, pero son de Chanell y a mi tía si le va a preocupar -. En ese momento Estefanía que iba conduciendo se detuvo de un golpe.

-¡¿Chanell?! -. Casi me había caído pero las rápidas manos de Zack me estaban sujetando.

-Si, la trajo de Italia o algo así -. Leah también me había mirado aunque siguieron poco tiempo después.

Llegamos a una casa cerca del bosque, tenía un aspecto de tener muchos años aunque todos siguieron mi trayectoria muy de cerca no deje que me cargaran y cuando entramos una mujer estaba sentada, tenía una gran cicatriz en su rostro, y me miro con espasmo en cuanto entre.

-¿Que sucedió? -. Dijo de inmediato mientas me invitaba a tomar asiento en una de las sillas.

-Leah quería ver si se trasformaba en murciélago y volaba -. Rió uno de mis acompañantes aunque no me di cuenta de cual de ellos, a la señora parecía molestarle la respuesta.

-¿Te duele? -. Me toco el brazo y luego mando a Estefanía a que me trajera una manta y ropa seca, después de todo estaba empapada -. Creo que deberías ir al hospital.

-No, no vale la pena, tengo un hospital completo en mi casa solo debo… -. En ese momento recordé que el celular de mi abuelo estaba en el bolsillo de mi pantalón, metí mi mano en el para ver si aun funcionaba, pero en cuanto lo abrí este boto tanta agua como lo había hecho yo -. Doblemente muerta -. Dije y a Zack parecía hacerle mucha gracia.

-¿Quieres llamar a alguien?-. me pregunto la mujer.

-Si por favor pero en un momento cuando no me vea tan fatal -. Todos rieron.

Al momento apareció Estefanía con una manta tejida a mano y ropa para que me cambiara, pase a la habitación de esta después de que la mujer mayor me limpiara la herida y me pusiera vendas limpias que había hecho con un mantel blanco.

La ropa que me había pasado era muy larga, ella como los muchachos era lo bastante alta para no pasar desapercibida.

Me puse los vaqueros y los doble varias veces para no arrastrarlos, después me puse una blusa y un chaleco encima, arregle mi cabello en un espejo que estaba en la misma habitación peinándolo con mis manos. Me veía terrible, pero el hecho de que la ropa fuera hecha a mano me parecía muy hermosa y hacia que quizás no me viera tan mal a los ojos de mi abuelo, ¿Cómo le iba a explicar lo que me había sucedido? Y peor como le iba a decir que su agenda estaba arruinada… mi abuelo no podía vivir sin su agenda, tenia una gran memoria pero todo lo planeado para unos tres meces estaba hay.

-¿Helena? -. Era la voz de Zack. Salí y me quedo mirando como si los ojos se les desorbitaran. -. Jacob esta afuera quiere saber como estas -. Maldito Jacob, era muy sobre protector conmigo, parecía un hermano mayor.

-Y ya sabe -. Zack se rió.

-Nadie se ha atrevido a decírselo y todos pensamos que lo mejor es que se lo digas tú -. Yo sonreí.

-OK, deberé enfrentar a mi cuñado favorito -. El rió -. Me veo muy mal.

-Al contrario te vez hermosa -. Lo mire y el corrió la cara que estaba ardiendo era la primera vez que me decía algo halagador.

Salí de la habitación y mucho de los muchachos hay estaban mirándome fijamente sin decir ninguna palabra Jacob se encontraba con ellos tomando una cerveza con la mujer mayor a su lado.

-Hola -. Me dijo en cuanto entre en la habitación -. ¿Qué te paso ahora? -. Por ese ahora sabía muy bien que no sabía nada.

-Me caí del acantilado -. No era necesario el entrar en detalles, después de todo Leah ya no me caía tan mal.

-¿Te hiciste daño? -. Su voz era preocupada.

-No… -. Frunció el ceño -. Si bueno, un poco -. Me miro aun perplejo -. Me hice una herida en el brazo pero nada de importancia, aun lo puedo mover -. Se levanto y fue asta donde me encontraba y levanto la manga de mi blusa y vio la gran venda que empezaba a sangrar de nuevo.

-¿Como puedes ser tan despistada? -. Me encogí de brazos -. Te pareces demasiado a tu madre… vamos, Carlisle dijo que te estuvo llamando y no habías contestado -. Mire el celular que estaba encima de la mesa y el se rió -. Te va a matar.

-Y no va a ser el único -. Mire las botas todas estropeadas.

-Te dejare flores en tu sepultura, ¿Cuáles te gustan? -. Me reí.
Adiós -. Dije mientras iba saliendo y Leah aun me miraba con cara de perdón y yo le guiñe un ojo.

Mientras íbamos de camino no retomamos el tema aunque sabía que Jacob no necesitaba retomarlo para saber que es lo que había pasado en verdad.
Llegamos a la casa y mi abuelo estaba en la entrada cuando me vio entrecerró los ojos y dio un gran suspiro.

-¿Qué paso? -. Su voz no era alterada más bien como de decepción.
Abue… -. lo mire pidiendo disculpas mucho antes de decirle lo que había ocurrido -. Lo siento -. Le di el celular estropeado y me miro suspirando.

-Sabía que no tendría que dártelo -. Luego sonrió -. ¿Cómo esta tu brazo? -. Lo mire con pregunta en mi rostro -. La sangre la puedo oler a kilómetros de distancia, entremos.

Jacob iba detrás de nosotros y cuando vio a Reneesme se fue a su lado, era un perrito faldero con ella.

Mi abuelo saco las vendas y luego pude ver que la herida era mucho más profunda de lo que había pensado y mire a mi abuelo mientras tomaba anestesia en spray y la ponía sobre la herida.

-¿Qué ocurrió? -. Lo mire.

-Me caí -. El rió.

-¿De que altura? -. Como era que podía saber todo solo con mirar una herida.

-No sé, creo que desde unos 50 metros más o menos, me caí del acantilado de la Push sin querer, resbale mientras los muchachos se tiraban -. Mi abuelo rió.

-Sabes, tu padre llamo -. O bien, no podía creer que siempre que me pasaba algo malo el lo sabía -. Le conté que te había dejado salir con los muchachos de la Push y me apostó que ibas a llegar herida -. Comencé a reír -.Quiero que lo llames, aunque si puedes omite el hecho de que llegaste herida, o tendré que darle mi coche -. Me reí.

Después de que mi abuelo dejara de cocer la herida de mi brazo fui directo al teléfono

-Hola papá -. Dije en cuanto me contesto.

-¿Cómo estas? -. Me reí

-¿por que? -. Quedo en silencio un momento.

-Supe que habías ido a la Push, ¿como te encuentras?

-Bien papá, solo con algunos rasguños -. Mi padre rió -. No te preocupes nada grave y no me paso casi nada.

-Bien, cuídate si vuelves a ir hay, espero que no te hagan nada esos lobos o yo mismo los voy a matar-. Reí después de todo el no bromeaba con matar.

-Ya, tengo que ir a comer -. Mi padre rió.

-Tienes hambre todo el día… bueno mandadle saludos a todos.

-Siempre igual tú.

-Siempre.

Cortamos y yo fui a comer, el brazo ya no me dolía tanto y la verdad es que no pareció que necesitara más cuidados aunque mi abuelo me curaba cada 5 horas para según el no se infectara la herida.

aunque la herida no me preocupaba... en lo único que podía pensar en ese momento, era en esos labios carnosos en los mios mientras soplaban aire... ese aire que me devolvio la vida...