Pov Bella

Después de dar 50 vueltas al estadio me duché y cambié. No había servido de nada, mi mente seguía pensando en Jake. Sentía la necesidad de envolverle con mis brazos para protegerle y además me intrigaba el hecho que no dijera nada. ¿Cuál sería el sonido se su voz?

Luego estaba el tal Edward Cullen... Dios mío, nunca conocí a nadie más creído, más egocéntrico, más… más… no tenia calificativos suficientes…

Necesitaba estallar, así que me dirigí al tejado del pabellón A, el destinado a los estudios de arte.

-          ¡¡¡Os odio “fríos”!!!! ¡¡¡Os odio con todo mí ser!!! ¡¡¡Edward Cullen eres como un grano en el CULO!!! ¡¡¡Voy a aplastaros como moscas, como cucarachas que sois!!! Deberíais estar agradecidos de nacer en un nivel de sociedad alto y aprovecharlo para hacer cosas útiles por los demás, no para imponernos vuestra voluntad. ¡¡¡Edward Cullen tu eres el peor de todos!!! Más te vale no cruzarte en mi camino porque me las pagarás, antes que doblegarme me tiro del tejado.

No debí decir eso, las imágenes del suceso con Félix Vulturi volvían a mí, sobre todo  lo último vivido.

FLASHBACK

-          Señor, señor despierte por favor – Estaba desesperada, no sabía qué hacer y la ambulancia tardaba demasiado. Empezó a abrir los ojos y me miró.

-          Eres un ángel, mi ángel.

-          No hable señor, la ambulancia llegará enseguida.

-          Shhhh no me llames señor, me llamo Félix. ¿Sabes? Tus amigos tienen suerte de tener a una amiga como tú, les envidio.

Acercó su mano a mi cara y me atrajo a él. Posó su otra mano en la otra mejilla y empecé a sonrojarme; nunca había estado tan cerca de un hombre, que no fuera de mi familia. Se acercó a mí, iba a besarme y no sabía cómo reaccionar para decir que no, no podía reaccionar, por lo que sólo pude cerrar los ojos mientras notaba su presencia más y más cerca.

De golpe sentí de nuevo el peso en mis brazos, se había desmayado nuevamente.

FIN FLASHBACK

De pronto grité, supongo que aun no había asimilado lo sucedido con Félix por lo que no había podido reaccionar a ello.

De pronto oí un bostezo que venía de detrás de una de las salidas de ventilación.

Me di la vuelta con cara de horror, quien fuera que fuese podía haber oído todo lo que dije acerca de los “fríos” y podía usarlo en mi contra… Estaba perdida.

Se levantó y estiró los brazos desperezándose. Era Jacob Black, mi Jacob Black y se veía hermosísimo con los reflejos de la luz del sol en su piel y cabello; el rubor de mis mejillas empezaba a salir.

-          ¡Qué chica más molesta! – dijo en tono neutro, no parecía enfadado ni alegre. Aunque su voz inundó mi corazón – Si haces tanto ruido no puedo dormir.

-          Yo lo siento mucho señor Black, no era mi intención – bajé la cabeza, no solo por vergüenza, también porque temía que al mirarlo no pudiera evitar sentirme más atraída a él – no sabía que había alguien aquí.

-          ¿Es eso cierto? – no cambió su tono.

-          ¿Eh? – Estaba confusa

-          ¿Te tirarás?

Oh dios mío, lo había oído todo. Les había llamado moscas, cucarachas… y eso le incluía a él. La suerte no estaba de mi lado hoy.

-          Mmmmm, esto… es…. la cosa es… ¿lo oyó todo verdad?

-          ¿Sobre qué? – Notaba cierto tono irónico pero a la vez divertido

-          Me refiero a….

-          ¿A qué Edward es un grano en el culo, a lo de las moscas o a lo de las cucarachas?

Notaba que cada vez había menos ironía y más diversión en su voz, de hecho esbozó una rápida sonrisa torcida. Seguramente le divertía mi tormento interior.

Definitivamente la suerte me había abandonado por completo y seguramente se burlaba de mí.

Me pareció oír una pequeña risa y pasó por frente mío dirigiéndose a la puerta para irse.

-          Por cierto – dijo girándose en un último momento – si tienes que odiar y maldecir a alguien, por lo menos deberías buscar unos insultos más elaborados.

Tierra trágame…

Llegó la hora del almuerzo y bajé con mi tupper ware que había preparado en casa.  No es que la comida de cátering que servían en el colegio no fuera buena, lo era y olía a maravilla, pero cada menú costaba 670 dólares. Tuve una extraña sensación y al levantar la vista allí estaban… “las tres Marías” (1), las calientabraguetas.

-          ¿A qué huele aquí? – dijo Tanya.

-          Apesta… - le siguió Kate.

-          Si si, viene de aquí – concluyó Tanya.

-          ¡Eh tu, becada! Qué pasa, porqué comes eso cuando hay comida tan rica y de buena calidad a tu alrededor – dijo Irina sin esperar respuesta

-          ¿Qué os hace pensar que yo puedo permitirme esa comida? Como bien has dicho soy una estudiante becada, ¿no sabes qué es una beca verdad? – Contesté triunfante, utilizaría sus armas en su contra.

-          ¿Y por ello tenemos que aguantar todo tu apestoso olor? - lanzó Tanya usando el doble sentido.

-          Mmmm, creo que sí – dije poniendo mi mejor sonrisa.

Sació un frasco de perfume y empezó a pulverizarme con él, olía realmente bien pero no podía admitirlo, así que contraataqué.

-          ¿Podrías parar? Es que no quiero que me confundan con una cualquiera si voy oliendo así. -  se quedaron mudas y pusieron su boca en forma de O.

-          ¡Son los fríos! – Se escuchó que una chica gritaba y atrajo la atracción del trío pesadilla. Al fin a salvo…

-          Corramos Tanya, tenemos que verles – le rogaron Kate e Irina

-          Si, ¡me vuelve loca Edward!

Allí estaban los cuatro: Emmet, Jasper, Edward y Jacob. Realmente se veían hermosos, parecían modelos y cada uno tenía un toque especial que hacía que te quedaras embobada.

Emmet tenía una sonrisa hermosa, se le formaban unos hoyuelos como a los niños y le hacían parecer adorable.

Jasper aunque a veces estaba serio tenía una mirada seductora que era fatal, parecía que te desnudaba con la mirada.

Jacob… qué decir de Jacob, me tenía perdida. Era el más sencillo de todos, el que más desapercibido pasaba (dentro de lo posible teniendo en cuenta su estatus social) pero tenía algo en su forma de andar y de moverse que te hacía sentir tristeza y ganas de protegerle. Al menos a mi me transmitía eso.

Por último Edward… Debía admitir que quitando toda su arrogancia y sólo fijándote en su aspecto físico se veía hermoso, el más hermoso de los cuatro, tan hermoso que parecía un dios. Me quedé embobada mirándole.

-          Disculpa, ¿puedo probar? – una voz femenina me devolvió a la realidad. La miré, era una chica hermosa y me sonreía.

-          ¿De veras quieres probar? – Estaba extrañada, aunque no parecía tener maldad como Tanya me parecía raro.

-          ¡Por supuesto! – le di un poco – Mmmm… shtá bnisimo – dijo con la boca llena y tragó – me llamo Jane ¿y tú?

-          Yo soy Bella Swan, encantada. Y encantada que te guste también.

Pasamos el resto del día conociéndonos mejor, era una chica muy amable, un poco chismosa pero no se le veía mala intención en ello.

Había hecho mi primera amiga dentro del infierno.

(1) En Catalunya, que es de dónde yo soy, cuando se habla de las “tres Marías” nos referimos a “la mierda, la caca y la porquería”. No sabes cual es peor que la anterior y todas son malas. Aunque a veces también se puede usar para hablar de un trío de amigas por ejemplo; es como cuando le dices “imbécil” a un amigo, que no es para insultarle.