Pov Bella

Metí las zapatillas en una caja  y las llevé conmigo al instituto.

Estuve buscando todo el día a “los fríos” pero nadie los había visto, parecía que se los hubiera llevado el viento. Realmente yo a quien quería ver era a Jake. Incluso busqué sin éxito en el tejado del pabellón A, donde varias veces le  había interrumpido la siesta; aunque estibe esperando por horas no apareció por lo que decidí dejar la caja en su salón privado. Cuando las iba a dejar oí una voz:

-        ¿Quién tenemos aquí? Jejejeje, la enemiga mortal de Edward Cullen. ¿Has venido a pelear de nuevo con él?  Me quedé con ganas de ver tu gancho izquierdo… - dijo Emmet en tono de broma.

-        ¿Por qué has venido? Él no está aquí – Dijo Jasper un poco más serio.

-        ¿Por qué vendría a buscar a alguien como él? – Me apresuré a decir. – he venido a devolverle esto a Jacob, ¿podríais dárselo y agradecérselo de mi parte? – pedí a Jasper entregándole la caja.

-        Si claro, pero antes de irte podrías tomar refresco con nosotros ¿no? – preguntó sonriendo. Yo sólo asentí.

Me senté y ellos se colocaron uno a cada lado y me miraban como si me estuvieran examinando. Me preguntaron por mi familia, por mis amigos y, como no, por Edward. No tuve más remedio que contarles lo que pasó el día anterior.

-        ¿De verdad le dijiste eso a Edward? Wow, eres realmente asombrosa – indicó Emmet mientras asentía a modo de respuesta a su pregunta – Nunca nadie había tenido tanto coraje como para enfrentarse a él y no acabar doblegándose… ¡Eres mi heroína! – se levantó y me abrazó tan fuerte que pensé que me partiría en dos.

-        Eh mira, es Nessy ¿no? – Dijo Jasper mirando a la televisión – Ella debe estar por regresar pronto, lleva demasiado tiempo en el extranjero.

-        Sí, eso haría a Jake el hombre más feliz del universo… - añadió Emmet.

Me di la vuelta para mirar la televisión y allí estaba. Mi heroína, la mujer a la que tanto admiraba, Renesmee Masen. No solo era abogada, modelo y cooperante de naciones unidas sino que también era la novia de Jacob…

Sentí como si un jarrón de agua helada me hubiera caído encima y hubiera helado mi corazón.

-        Esto… - necesitaba cambiar de tema urgentemente - ¿Cuánto tiempo hace que vosotros cuatro os conocéis?

-        Muchísimo, desde el Jardín de infancia Cullen – respondió Emmet.

-        Bella, parece que no has hecho la pregunta correcta. Creo que tienes curiosidad por algo. ¿Me equivoco? – dios mío, ¿por qué tenía que ser tan perceptivo? – Pregúntanoslo y te lo diremos sin rodeos. Considéralo como una paga.

-        ¿Una paga?

-        Si, nos lo estamos pasando muy bien últimamente gracias a ti. Es lo mínimo que te debemos.

-        ¿La señorita Renesmee Masen y Jacob se conocen? – logré preguntar.

-        ¿Conocerse? – contestaron al unísono riendo

-        Cuando Jake tenía 5 años, tuvo un accidente de coche. Sus padres, Sam y Emily, murieron en el acto dejándolo solo a él. Entonces entró en un estado de autismo, ignorando a todos – explicó Jasper– La única persona que pudo traerlo de vuelta al mundo normal fue Renesmee, o como la apodamos nosotros Nessy.

-        Para nosotros, ella es nuestra única amiga. Nuestra hermana – Añadió  Emmet – Pero para Jake lo es todo: su primer y único amor, su novia, su madre… su único referente femenino.

En ese momento vino a mí la conversación en la parada del autobús, donde le vi besando el cartel. Me disculpé con ellos y me fui al bosque donde le vi por primera vez. Las lágrimas caían sin cesar por mis mejillas; no tanto porque él no correspondiera mi amor, sino por no haberle podido ayudar con todo su sufrimiento como ella sí pudo.

Luego me fui a casa y me tumbé en la cama agarrando con fuerza el pañuelo que me regaló.  Llegué a la conclusión que si él no podía amarme,sería su amiga y le ayudaría en lo que pudiera, como él había hecho conmigo; aun así seguía estando celosa de “Nessy”.

Pov Edward

Nos tocó hacer gimnasia con el grupo de Bella. Aunque ella era muy buena en atletismo, era pésima en el resto de deportes. Además, parecía estar más despistada de lo normal.

-        ¿Estás bien chica de los pollos? – preguntó Tanya irritante. Una pelota había impactado en la cara de Bella y su nariz sangraba.

Ella se fue corriendo a limpiarse y yo la seguí. Adentró en el baño de chicas y me quedé en la puerta.

-        Ejem – carraspeé, pero ella no se dio por aludida así que entré.

Saqué mi pañuelo y le di la vuelta a Bella para que quedara frente a mí; lejos de ofrecerle el pañuelo limpié yo mismo su cara y nariz. Estaba llorando.

-        No te muevas – le pedí, aunque ella me respondió rechazando mi mano empujándola - ¿Qué estabas pensando? No deberías dejar que te dieran en la cara – intenté disimular mi preocupación – no seas así.

-        ¿Qué? – me miró fijamente a los ojos con desprecio.

-        No llores, no te queda.

-        Ahora resultarán que tengo que pedirte permiso para llorar ¿o qué? ¿A caso no eres más feliz viéndome así? ¿Llorando y lastimada? – estúpida…

-        ¿Esa es la forma de agradecerle a la persona que ha venido a ayudarte?

-        No te he pedido que me ayudes – escupió – Ni aunque todo el mundo estuviera muero y fueras la última persona en la tierra aceptaría tu ayuda. Prefiero morir desangrada que estar en deuda contigo.

Sentí como si me apuñalaran el corazón. La agarré del brazo obligándola a que me mirara.

-        ¿Q… qué es lo que odias tanto de mí? – pregunté con miedo a la respuesta - ¿Qué tengo que hacer para agradarte? Soy el más guapo, rico y elegante de todo el instituto. ¿Cómo puedes odiarme?

-        Todavía no lo sabes ¿verdad? – me dejó confuso - ¡Me disgusta todo de ti! Tu forma de ser, tu forma de hablar a los demás… incluso tu pelo ondulado me molesta, me parece ridículo. Te odio de la cabeza a los pies. – acabó aplastando y haciendo añicos mi corazón – Es una monstruosidad ver como tú y tus amigos manejáis a vuestro placer toda la escuela. Ir otorgando tarjetas rojas a aquellos que creéis que os han ofendido para que el trabajo sucio lo hagan los demás.¡¿Necesitas que te lo repita o te ha quedado claro?! – chilló antes de irse.

Sentí rabia, mucha rabia y necesitaba desquitarme con algo, por lo que el mobiliario del vestuario pagó las consecuencias.  Me fui al vestuario de chicos y me metí en la ducha, pasé varias horas allí dejando caer el agua sobre mi cuerpo mientras me miraba en el espejo de la pared.

Siempre me había gustado mi aspecto, pero ahora vi más allá: vi lo que Bella había visto en mí. Con rabia golpeé el espejo con mi puño desnudo y se rompió. Miré como sangraban mis nudillos y, con mis pies desnudos salí de la ducha. Ahora mis pies también sangraban.

Al salir del centro vi el anuncio del viaje anual de estudios y se me ocurrió una idea.