POV BELLA

Estaba furiosa con Edward, quería patearle el trasero por lo que me hizo, por lo que me dirigí a su salón privado a cumplir mi cometido.

Miré hacia el bosque donde conocí a Jacob, y empezó a sonar la música. Era la misma canción que la otra vez sólo que en tonos más graves. Transmitía una gran angustia, mayor que de la última vez.

Fui para allá y me quedé frente a Jacob escuchando el violín. Se le veía mal, tenía las ojeras bien marcadas. Se le rompió una cuerda del violín que le causó un corte en un dedo. Me acerqué para curárselo pero me retiró la mano con furia. Insistí y la cogí de nuevo.

-        Me iré después de hacer esto…

Saqué el pañuelo que me dio cuando me lavó la harina y le envolví el dedo. Sentía su mirada penetrante, pero aun así él relajó su mano.

-        Ya está – le sonreí.

-        Bella… yo… - balbuceó Jake

-        Shhhh – le callé poniendo mi dedo en sus labios – de nada. Espera unos minutos antes de deshacerte el nudo.

Estaba yéndome cuando me du cuenta que empezaba a llover; Jacob seguía sentado, mirando el hueco que había dejado yo. Sin pensarlo saqué mi paraguas y lo abrí, dejándolo en la banqueta cubriendo el violín.

POV TANIA

-        ¡¡Chicaaas!! Mirad que super cámara me ha regalado mi papi – me encantaba presumir, ya que de entre las 3 siempre era la que antes conseguia las cosas… normal, realmente ellas eran como mis sirvientas.

-        Oh Tanya, es divina. Deberíamos estrenarla – sugirió Kate

-        Siii tienes razón, ¿pero qué podríamos grabar?

Oí la voz de Bella a lo lejos y les hice señales para que me siguieran en silencio. Lo que vi me dejó muda.

Bella estaba con Jake, se miraban a los ojos como si se absorbieran el uno al otro. Me dio mucha rabia.

-        ¿Pero ésta qué se cree? – Dije indignada – Primero la actitud extraña de Edward con ella, como si fuera su protector ¿y ahora esto?

-        Necesita una lección – dijo Irina

-        Si… ya veremos qué le parece a Edward esto – saqué la cámara y empecé a grabarles.

POV EDWARD

Estaba que no cabía más felicidad dentro de mí. Me puse mi música preferida mientras tomaba un cóctel en la tumbona que hice traer para mí al pabellón de deportes.

-        ¡Oye! ¿Qué hora crees que es para que llegues tan tarde? – Dije mientras oía  unos pasos acercándose. Nadie respondió así que levanté la vista y allí estaba Tanya… Dios, qué mujer más insoportable. No es que no la viera guapa, era hermosa, pero teniendo en cuenta que tanto Emmet como Jazz habían estado con ella varias veces y sabían que era una “pelota” que varios se pasaban no quería que me relacionaran con ella.

-        Eddy querido… -dijo con una gran sonrisa en la cara- hay algo que quiero que veas.

Me dio una cámara fotográfica y le di al play.

Vi a Bella hablando con Jake y vendándole el dedo. Se miraban, y ella le sonreía. Luego ella ponía sus suaves dedos en sus labios y le habló. Lástima que no se captó el sonido, aunque no sé si realmente quisiera saberlo.

Tenía diferentes sentimientos, me sentía traicionado y celoso. Sentía que Jacob me había traicionado, aunque él no podía saber mis sentimientos…

-        Llevan tiempo viéndose – me dijo Tanya – creo que tienen algo, porque Jacob Black siempre la está protegiendo. Yo lo único que quiero es que vuestra amistad se vea truncada por una chica de baja cuna…

Exploté, una cosa eran mis sentimientos, los de Jake o los de Bella, pero que hiciera insinuaciones por su posición social no podía permitirlo. Me levanté y me fui, ella me seguía.

-        Ahora ya has visto que aunque Bella parezca una chica inocente, sus acciones son las de una serpiente – siguió diciendo Tanya.

-        ¡Cállate! – le dije deteniéndome. Cogí su cámara y la estampé contra la pared haciéndola añicos – si dices una palabra más, la próxima vez serás tú – la amenacé.

POV BELLA

Por muchas vueltas que di por los diferentes pabellones (que no eran pocos) no conseguí ver a Jacob, me temía que se hubiera quedado bajo la lluvia en el bosque tal y como lo dejé.

Corrí para allí, pero para mí alivio no había nadie y el banco estaba totalmente mojado, por lo que se había marchado hacía rato.

Oí unos pasos tras de mí y me di la vuelta

-        ¿Desilusionada? – dijo Edward, tenía un semblante triste pero a la vez enfadado – no era a mí a quien esperabas ver ¿verdad?

-        ¿Qué haces aquí? – le dije retándole.

-        Ahora resultará que no se me permite venir aquí – cada vez se notaba más molesto - ¿A caso Jacob y tu habéis reservado este lugar solo para vosotros? – escupió.

Lo que me faltaba, y a éste qué coño le importa con quién y dónde me veo… - pensé y le di la espalda para irme.

-        ¿Dónde vas? – reclamó Edward agarrándome del brazo.

-        Yo no tengo nada que hablar contigo, me voy a casa.

-        Yo si

-        ¿Tú qué? – le dije en tono de burla.

-        ¡Tengo algo que decir! – Sus ojos se tornaban llorosos, pero no caía ninguna lágrima - ¿Quién crees que eres para tratarme así?

-        Si me sueltas te escucharé – le dije, no sé por qué pero las palabras de Nessy vinieron a mí y en parte sentí pena por Edward. Me soltó de inmediato – además, no sé a qué te refieres, eres tu quien se mete en mi vida – le reclamé.

-        ¿Soy una broma? ¿Un chiste? He sido bueno contigo, sin importarme nada – balbuceó, notaba que se aguantaba las lágrimas, pero no podía perdonarle todo lo que me había hecho por “unas lágrimas”- y no se me conoce precisamente por ser un alma caritativa. Me siento insatisfecho cuando doy más de lo que recibo a cambio.

Nos quedamos en silencio mirándonos a los ojos. Sus ojos color miel brillaban por las lágrimas que contenía pero aun así vi que sus sentimientos no eran malos, no quería hacerme daño. Por otro lado no podía dejar de mirarlos, me había perdido en su mirada. Nunca le había mirado así.

Sin darme cuenta, sentí que nos íbamos acercando el uno al otro, podía sentir su aliento a 2 palmos de distancia y me invitaba a seguir…

-        ¿Qué haces? – le reclamé en un susurro, realmente creo que me lo reclamaba a mí misma.

Me agarró de la chaqueta y cerré los ojos… le notaba más cerca.

-        ¡NO! – le grité en la cara intentando zafarle. Notó mi negativa pero en vez de apartarse me agarró más fuerte de la chaqueta intentado forzar el beso. Empecé a hiperventilar recordando lo que ocurrió en el vestidor.

-        ¿Me odias tanto? – Dijo soltándome, le miré y las lágrimas caían por su cara sin cesar. Yo también lloraba.

Se dio la vuelta para irse pero en un acto reflejo le atrapé entre mis brazos desde su espalda.

-        No hay perdón… - le dije sin soltarme – No puedo perdonarte.

-        ¿Por qué me haces esto? – me dijo, aunque parecía una súplica. Se dio la vuelta y quedamos abrazados.

No entendía mi comportamiento; sentía que no debía soltarle, como si no fuera a volver a verle nunca.