EN EL AMOR TODO NO VALE (+18)

Autor: Anathole
Género: Romance
Fecha Creación: 21/03/2014
Fecha Actualización: 06/03/2016
Finalizado: NO
Votos: 39
Comentarios: 101
Visitas: 56470
Capítulos: 39

(No es la tipica historia de amor) Bella es una chica humilde que siempre ha querido pasar desapercibida, no obstante su vida cambia radicalmente cuando gracias a una beca accede al instituto más exclusivo del país. No obstante, no será su vida la única que cambie cuando se tope con Edward, el chico más popular y poderoso del instituto, y su panda de amigos.

 

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de (S.M). Basado en el cómic Hana yori dango, pero con tonos más picantes. Todos humanos.

Éste es mi primer fanfic, por eso lo he hecho basándome en una historia que me gusta y adaptándola a los personajes que tanto amamos.

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Capítulo 11: ¿Por qué a mi?

Ya me había puesto la falda y la camisa del uniforme cuando oí un  ruido tras de mí. Me di la vuelta pero no vi nada

-        Estoy paranoica – pensé

Pero de golpe alguien me tapó la boca y me tiró al suelo situándose encima de mí. Conseguí liberarme golpeándole en el lugar más noble y sagrado para un hombre pero otros dos me agarraron por el cuello y volvieron a tirarme.

-        ¡Socorro! ¡Qué alguien me ayude por favor! – Conseguí gritar.

-        No grites, no vale la pena no hay nadie – dijo uno de los chicos.

-        Y si lo hubiera, nadie te salvaría – concluyó otro.

-        ¡Socorrooooo!

-        Cállate cerda – recibí un puñetazo en el estómago que me dejó sin aire.

-        Tápale la boca ya.

No podía moverme ni gritar, le tenían inmovilizada entre dos y solo podía intentar zafarme intentando golpear al que tenía en frente de mí con los pies.

 

Pov Bella

 

Todo era inútil, por más que intentaba defenderme solo recibía golpes. Uno más en un brazo, otro en una pierna…

-        Tengo algo para ti ¿Sabes? Es un mensaje de parte de alguien especial – Dijo guiñándome el ojo.

Era obra de Cullen… ¿A esto había llegado? Sabía que era un ser despreciable, pero no que fuera capaz de contratar a tres matones para que le dieran una paliza a una pobre chica. Se abalanzó sobre mí y empezó a lamerme la cara, noté como cierta parte de su anatomía despertaba y se endurecía sobre mi vientre. No era una paliza lo que había contratado para mí.

Sacó una navaja y cortó mi camisa dejando al descubierto mi sujetador.

-        Vaya, estás mucho mejor de lo que parecía. Habrá valido la pena.

Empezó a descender desde mi cuello hasta mi pecho y empezó a morderme fuertemente. Las marcas de los dientes quedaban gravadas en mi blanca piel. Terminó de cortar el sujetador dejando mis pezones al descubierto y siguió mordiendo y lamiendo ambos pechos. Grité de dolor, de uno de los pezones salía sangre.

-        Eh tío, te has pasado. Recuerda que cuando termines tiene que haber para los demás.

Se rieron al unísono.

El chico me arrancó la falda y se bajó los pantalones. Se puso sobre mi vientre apuntándome con su pene.

-        ¡Chúpala perra! – me dijo rozándome la cara con su miembro mientras me quitaba la mordaza improvisada.

No podía decir nada, solo podía llorar. Decidí que dejaría que usaran mi cuerpo para que, al menos, no siguieran golpeándome y fueran rápido. Me metió su pene en la boca y me dieron arcadas. Esbozó una sonrisa y gruñó; estuvo metiéndola y sacándola de mi boca durante un par de minutos hasta que se cansó.

O es lo que yo creía, de pronto empezó a besar mis labios y a introducir sin permiso su lengua en mí. Bajó sus manos hasta mi intimidad y aunque intentaba instintivamente zafarme no pude hacer nada.

Separó mis piernas sin dejar de besarme y empezó a rozarse contra mi ropa interior. Primero lento y luego más rápido.

-        Ya verás cómo te va a gustar…

Bajó hasta quedarse con la cabeza frente mi intimidad y apartó mi ropa interior quedando expuesta ante él. Su cara se tornó en puro deseo.

-        A mí también me va a gustar

Volvió a ponerse encima de mí manteniendo a un lado el culotte i siguió rozándose esta vez piel con piel. Se rozaba contra mi clítoris con fuerza lo cual me causaba dolor por lo que chillé.  Lejos de incomodarle le gustó, pero uno de sus “amigos” me tapó la boca.

De pronto noté que se quitaba bruscamente de encima; de hecho, lo habían lanzado por los aires.

 

Pov Jacob

 

Era tarde, muy tarde. Me había quedado dormido en el tejado del pabellón A y eran más de las 9 de la noche.

Bajé y al ir a buscar mi moto vi que las luces del pabellón de deportes, concretamente la parte de los vestuarios estaban aún encendidas.  Cogí la moto y me dirigí a la salida, pero algo que me pareció extraño: la bicicleta de Bella aún estaba estacionada en el mismo sitio que esta mañana, aunque con las ruedas pinchadas, por lo que o estaba en la escuela o la había tenido que dejar allí y volver a pie.

-        ¡Aaaaahhhhhhhhh! – se oyó de golpe.

Ese chillido resonó por todo el complejo, y atrajo mi atención de nuevo hacia el pabellón de deportes. Algo estaba pasando allí y no parecía bueno.

Di media vuelta, fui hacia allí y tiré la moto al suelo. Entré como si una manada de lobos estuviera persiguiéndome y empecé a oír gemidos.

-        Genial, unos estudiantes haciendo horas extras – pensé.

Me asomé; había una chica tumbada en el suelo con un hombre encima mientras otros dos la sujetaban y no lo pensé dos veces. Agarré al primer tipo y lo lancé contra los casilleros; luego a los que la sujetaban (que habían quedado inmóviles ante mí) les di una patada en la cabeza a cada uno.

-        No me mires por favor Jacob – Esa voz… era Bella. No pude evitar mirarla, y vi el reflejo de mi cara de horror en sus ojos.

-        ¡¡TE DIJE QUE NO ME MIRARAS!! – chilló con desesperación.

Me quité la chaqueta y se la tiré.

-        Tápate y así no te veré. Mientras te vistes voy a sacar la basura.

Agarré a esos tipos y los saqué a la calle.

-        ¿Quién os lo ha mandado?

-        Señor Black…

-        ¡OS HE HECHO UNA PREGUNTA!

-        El señor Cullen nos pidió que nos encargáramos de ella, que le diéramos un mensaje especial.

¿Qué? Sabía que Edward era una persona rabiosa y enfurecida con el mundo, capaz de estrangular a alguien con sus propias manos si era necesario, pero no  podía creer que encargara este tipo de actos.

-        Os quiero fuera de este instituto ya. Y no os molestéis en volver nunca ¿Entendéis?

-        Pero señor Black, nosotros estudiamos aquí.

-        ¡Silencio! No quiero volver a veros.

-        Si señor – se fueron corriendo.

Cuando me aseguré que ya se habían ido esperé a que Bella saliera.

-        ¿Señor Black? - Dijo temblorosa. ¿Por qué me llamaba señor?

-        Llámame Jacob.

-        Jacob… Gracias por ayudarme, pero no me gustaría que te vieras en problemas por mi culpa.

-        No es que quisiera ayudarte, simplemente no me gustan este tipo de actos – era cierto, fuera quien fuese yo la hubiera ayudado igual.

-        Gracias igualmente.

-        Toma – le di 100 dólares – ve a casa en taxi, tu bicicleta tiene las ruedas pinchadas. No me des las gracias de nuevo.

-        Grac… está bien.

Me subí en la moto y fui a ver a Edward. Este acto era bajo incluso para él.

Capítulo 10: Mi infierno, dentro del propio infierno Capítulo 12: Culpa

 
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