¿Por qué a mí?

Autor: princesavespa
Género: Humor
Fecha Creación: 20/09/2013
Fecha Actualización: 05/06/2014
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 84
Visitas: 58976
Capítulos: 37

Bella tiene un hijo, Jacob, un adolescente rebelde, con muchos problemas de comportamiento, pero que ama a su madre por sobre todas las cosas, por lo que le prometió que cambiaría su carácter al mudarse de la ciudad donde vivían.

Edward en cambio, tiene una hija, Renesmee, que a pesar de ser una muchacha complicada, se desvive por cuidar de su padre y agradarle.

A pesar de eso, tanto Edward como Bella intentaron darles lo mejor y hacer de sus vidas un lugar lleno de amor.

Cuando Jake y Nessie se conocieron en la secundaria, no se imaginaban lo que significarían uno para el otro.

Sus padres tampoco imaginaron lo que cambiaría sus, ya de por si dificiles vidas, cuando este par se conociera...


 

Primero que nada: HOLA A TODAS! 

A lo mejor les resulte algo extraña la temática de esta historia, pero van a ver que a medida que la lean se pone mejor.

Les cuento que esta escrita tanto en tercera persona como con POV de los distintos personajes.

Como siempre, ya saben que me pueden preguntar cualquier cosa que se los responderé tanto como comentario, como mensaje privado.

Espero que me acompañen, como lo hacen siempre!

Para contactarse conmigo pueden hacerlo vía facebook, me buscan como: Princess Vespa.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 10: Acostumbrándose a casa.

Jacob POV

 

-          ¡Vaya!- comentó Embry.- Lamento habérmelo perdido.-

Le estaba contando a mi nuevo amigo lo sucedido con la chica esa… ¿Reneé? No recuerdo el nombre del todo.

-          No lo lamentes tanto Embry.- dije poniendo una mueca.- No fue para tanto.-

-          ¿Qué no fue para tanto? ¡Primer clase y ya hiciste tanto alboroto!-

-          Se ve que es una nena de papá y no está acostumbrada que alguien le ponga los puntos.- Sería muy bonita, debo admitir que quedé deslumbrado cuando la vi, pero eso no quita que estuviese equivocada y fuera de lugar.

Estábamos llegando a casa. Era viernes por la tarde de mi primera semana en Forks y tenía ganas de hacer algo. Aprovechando que Embry era el candidato número uno a convertirse en mi amigo, lo invite a pasar el rato. No creía que mamá se ofendiera.

-          Bienvenido a mi humilde morada.- Dije dándole paso.- ¡Mamá!- llame a mi madre.

-          ¡En la cocina!- Se escuchó su respuesta.

-          ¿Estás seguro que no le importara que haya venido contigo?-

-          Para nada. Es más, se alegrará.-

Entramos a la cocina para saludar a mi madre y casi me caigo de trasero cuando vi que estaba trepada a una escalera, cambiando la lámpara que había colgada por una nueva que había comprado el día anterior.

-          ¡Te dije que ya la colgaría yo!- le dije enfadado acercándome a ella.- ¡Baja de ahí!-

Mi madre bajo la vista e iba a decirme algo cuando vio a Embry.

-          ¿Tú debes ser Embry verdad?- preguntó con una sonrisa.

-          Si señora Swan.- Saludo tímidamente.

-          Primero que nada, Jacob, ya terminé.- Hizo un gesto con la mano para demostrarlo y comenzó a bajar de la escalera.- Segundo, nada de señora Swan, soy Bella.- Se acercó para saludarlo palmeándole la espalda.- Bienvenido a casa. Hola cielo.- Me saludo con un beso, como lo hacía siempre.

-          ¿Estás loca?- le pregunte ignorando a mi amigo.- ¿Desde cuándo te cuelgas a esas alturas?- Mi madre odiaba las alturas y jamás la había visto haciendo alguna de esas cosas. Siempre éramos mi abuelo, Phil, Emmett o yo los que las hacíamos.

-          Desde que comprendí que en poco tiempo te iras a la universidad y tendré que hacer las cosas por mi cuenta. No es tan tremendo así que cálmate.- Me dio la espalda y se dirigió a mi amigo.- ¿Les sirvo algo de tomar?-

Luego de la escena de mi madre, tomamos algo y nos dirigimos a mi habitación.

-          Tu madre es genial.- Elogio Embry mientras subíamos.-

-          Lo es. – Lo sabía de primera mano.- Pero no dejes que te engañe. Es madre, por lo que tiene su carácter despiadado también.- Reí.

Entramos a mi habitación y lo primero que escuche fue un gran “OH” de Embry al ver mi pared.

-          ¡Es genial Jake!- se acercó para observar mejor mi obra.- Realmente genial.-

-          Gracias.- dije tímidamente.- Eres la primera persona a la que se lo enseño. Bueno, luego de mi madre, pero ella no es una gran fan de esta obra en particular.-

Nos sentamos en un extremo de mi cuarto donde mi madre había puesto algunos almohadones, conocedora de mi extraño hábito de sentarme y acostarme en el suelo.

Vimos alguna película hasta que Embry anunció que debía irse. Quedamos que saldríamos al otro día con los chicos.

-          ¿Cómo fue el día Jake?- pregunto mi madre mientras cenábamos.

-          Bien. Tranquilo.- Respondí.

-          ¿Las clases siguen siendo aburridas?- inquirió.

-          Sí. Pero hubo una en la que me entretuve algo.- Respondí recordando la confrontación con la chica hermosa y molesta.

-          Cuéntame ¿Quieres?

Le comente brevemente lo sucedido en clase de Humanidades.

-          Jake… no fue muy educado de tu parte interrumpirla así.- Me regaño.

-          ¡Oh vamos mamá! La chica estaba diciendo disparates. ¡Mira si por ser hombre va a ser más difícil criar hijos!- respondí poniendo mis ojos en blanco.- Tu me criaste prácticamente sola y no fue fácil, así que no creo que sea como ella dijo.-

-          Yo no digo que no sea asi cariño, solo pienso que debiste ser más sutil. Es una mujer y yo no te enseñé eso.-

-          Entonces no te molesta lo que le dije ¿Sino que no fui suave? ¿Estas empatizando con tu género? –

-          ¡Ja! Gracioso. No. No “empatizo con mi género” simplemente creo que se pueden decir las mismas cosas de diferente forma.-

-          Bueno, tú no estabas ahí, por lo que no pudiste ver la manera en que la muchachita se defendió. Tiene garras.- Hice como si hubiese tenido un chucho de frío. - ¿Podemos hablar de otra cosa? ¿Cuándo empiezas en el hospital?-

-          ¿Es bonita?- No le respondí.- ¡Es bonita! ¿Te gusta?-

-          ¡Por Dios mamá! ¡Pareces Alice!- Mi tía era insoportable cuando de cuestiones del corazón se trataba. Ella quería emparejar a todo el mundo. De hecho, algunas de las citas fatídicas de mi madre, eran organizadas por ella.

-          ¡Simplemente quiero saber!- hizo un puchero a lo Alice.

-          Sí, es bonita. Nada del otro mundo.- Mentí.- Ahora cuéntame de tu trabajo.- Mi madre podía ser una mujer seria y avasalladora, o una niña, todo en cuestión de segundos.

-          El lunes.- respondió sin ganas.

-          Veo que tienes muchas ganas de ir.- A veces sentía como si yo fuera el adulto y ella la adolescente.

-          No es eso. Es… No se. Extraño.-

-          ¿Extraño como que mamá?-

-          Extraño Jake. Aun no termino de adecuarme a este lugar. Seguramente el lunes todo será el principio de una rutina y será más “normal”.- Sonrió sin ganas.

Continuamos hablando un rato más, hasta que sonó el teléfono, por lo que,m e levanté a contestarlo.

-          ¿Hola?- pregunté.

-          ¡Hola mi pequeño Jay Jay!- saludó una voz estridente del otro lado.- ¡No tienes idea cuanto te extraño corazón! ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue esta semana?-

-          Hola tía, yo también te extrañé, bien y bien.- Conteste a mi adorada Alice.- ¿Tu como estas?-

-          Hecha una pena. Los extraño mucho…- La voz de mi tía sonaba triste.

-          Ya… Nosotros también.- Respondí. Y era la verdad absoluta. – ¿Cómo esta Emmett?-

-          Triste también. Viene del trabajo a la casa.-

-          Eso si que no te lo creo tía. Debe andar con alguna de sus “chicas”.- Mi tío vivía para sus chicas. Siempre había alguna distinta.

-          Pues créelo Jay-Jay- odiaba ese apodo, pero me decía así desde bebé- Está como fantasma de ático… girando por todos lados.-

No pude evitar reír imaginándome a mi tío sin salir y dando vueltas por todos lados de la casa.

-          Tía, pásame con él por favor.- pedí.

-          Pero luego me pones a tu madre ¿ok?-

-          Claro que sí.-

Esperé unos segundos y mi tío tomó el teléfono.

-          ¡Hey Gigantón!- Saludo mi tío. Ese apodo lo había ganado gracias a una de las chicas del gimnasio. La chica no sabía cómo me llamaba y me apodo “Gigantón”. Parece que quería salir conmigo, pero mi tío le advirtió que era menor, por lo que la chica retiro su interés en mí. Una pena.

-          Hola tío ¿Cómo estás?-

-          Aburrido. Sin ti y tu madre, la enana está loca y me vuelve loco a mí.- Sentía algo de pesar en su voz.

-          Oye, cualquiera diría que estas hecho una niñita.- Bromee con él.- Además no puedes extrañarnos tanto. Ya no tienes que velar por tu sobrino pesado.- Dije para aligerar el ambiente.

-          Tú no eres pesado y si, puede ser que este hecho una niñita.- Me concedió.- Pero es que siempre estuvieron ustedes alrededor, por lo que es un poco triste el clima. Tu abuelo esta siempre en casa murmurando cuanto los extraña.-

-          ¡EMMETT! – escuche a mi tía gritar de fondo.- ¡Déjalos en paz!- agrego.

-          ¿Qué pasa con el abuelo?- pregunté preocupado.- ¿Está bien?-

-          Si Jake, él está bien. Solo los extraña. Créeme, no pasara mucho tiempo para que lo tengan viviendo con ustedes ahí.-

-          Eso espero.- Extrañaba mucho a mi familia.- Bueno… me gustaría que… - me daba vergüenza admitirlo, sabía que mi tío diría que estaba hecho una niña- me gustaría que tu también estuvieses aquí.-

Se escuchó un silencio durante unos segundos.

-          ¿Eso quieres Jake? ¿Te gustaría que estuviese allí?- Se lo notaba emocionado.

-          ¡Claro Emmett! –

-          Bien.- Respondió.

-          ¿Bien qué?-

-          Te paso con tu tía. Quiere hablar con tu madre.-

Deje a mamá hablando con Alice y me fui a mi habitación.

Estaba casi dormido cuando mamá entró a mi habitación para darme las buenas noches.

-          ¿No era que no entrarías aquí?- pregunte algo adormilado.

-          Para ordenar, pero para darte las buenas noches, siempre.- La miré un momento y noté que tenía los ojos rojos. Seguramente había llorado hablando con Alice.

Se despidió de mí y cuando estaba llegando a la puerta la llamé.

-          ¿Ma?-

-          Dime cariño.-

-          No me arrepiento de estar aquí contigo.-

Ella sonrió sutilmente y se volvió.

-          Gracias cielo.-

Cerró la puerta y me concentré en dormir.

 

 

                     

-          Y… Jacob ¿Dejaste alguna novia en Phoenix?- preguntó una de las chicas que estaba con nosotros, Hannah se llamaba creo.

-          Alguna…- respondí haciéndome el interesante.- ¿Por qué lo preguntas?- le dije mirándola fijamente.

-          Eh…- Contesto ruborizándose.- Curiosidad.- dijo mirando hacia otro lado.

Sabía el efecto que producía en las chicas.

Emmett me había enseñado lo suficiente como para darme cuenta cuando les atraía, cuando solo jugaban y cuando no les interesaba. Ni hablar de sus clases de “seducción”. El hombre era un experto.

-          ¡Vamos Jake!  Juguemos un rato.- Me llamó Quil mostrándome una pelota de fútbol en sus manos. No me pude negar.

-          Señoritas.- dije poniéndome de pie.- El deber me llama.- Corrí hacia donde estaban los muchachos.

La salida del día había sido un día de playa.

Aunque el clima nunca estaba propicio para nadar, bien abrigado se podía estar.

Al principio me había negado no queriendo dejar a mi madre sola. Pero cuando me dijo que iría de compras con Esme y Rosalie, accedí a salir.

Yo sé que parezco muy sobreprotector. Lo soy.

Luego de jugar bastante, volvimos a sentarnos con las chicas.

-          ¿Qué harán esta noche?- preguntó Claire.

-          Nada.- Contesto Quil.- ¿Qué propones?- dijo poniendo voz de galán.

Según me había instruido Embry, Quil estaba enamorado de Claire, por lo que ella estaba prohibida  si no quería perder mi vida.

-          Pensaba que podríamos ir al cine en Port Angels.- Comentó.

Todos estuvieron de acuerdo, pero yo quise ver que habría mi madre. Por supuesto que no les dije que la llamaría a “pedirle permiso” por lo que me aleje diciendo que tenía que ir al baño.

-          Jake cielo.- Contesto mi madre al tercer timbre, se la escuchaba reír.- ¿Cómo estás?-

-          Bien mamá, todo tranquilo.- respondí.

-          ¿Estás en casa?- O sea que ella no lo estaba aún.

-          No. Sigo con los chicos en la playa. De hecho, quería preguntarte algo.-

-          Van a salir y quieres saber que haré para no dejarme sola.- Afirmó. Ok, ella me conocía bastante.- Ve cariño. Yo estaré un rato más con Esme y Rose e iré a casa. Estoy agotada.- agregó.

-          ¿Segura?- me daba algo de pena.

-          Por supuesto que si Jake. Ve, pásalo de lo mejor y avísame cuando vuelvas.-

-          Eres la mejor,  mamá.-

-          No, simplemente estoy feliz de que tengas amigos. – Sentía la alegría de mi madre y me hizo feliz.

-          Nos vemos luego.-

Una vez que nos pusimos de acuerdo sobre qué película ver,  sacamos las entradas y nos dio tiempo para ir a comer algo.

Seguía hablando con Hannah, era una chica muy simpática.

-          Creo que le agradas a Hannah.- Me índico Embry en voz baja.

-          Ya me había dado cuenta.- Le comenté algo incómodo. Era linda, pelirroja, ojos celestes, algunas pecas. Menuda y con buenas curvas, pero no estaba interesado en tener nada con nadie.

Había estado con algunas chicas en Phoenix, nada serio. Simplemente no tenía tiempo ni ganas de tener una novia acechándome todo el tiempo. Yo no estaba hecho para eso.

Nos dirigimos a un restaurante que había cerca del cine, un lugar ambientado como en los cincuenta. Era agradable.

Entramos, unas chicas en patines nos tomaron el pedido y continuamos hablando.

Estaba riendo con una broma de Paul, cuando la vi.

Sentada en una mesa contigua a la mía, riendo mientras movía su largo cabello ondeado con una mano, la irritante y a su vez preciosa, chica de la clase de Humanidades.

-          Jake ¡Jake! – me llamó Hannah.- ¿Estás bien?-

Evidentemente me había quedado mirándola como un tonto.

-          Si Hann, estoy perfectamente bien.- Le sonreí.

Hice un esfuerzo para dejar de mirar a la irritante chica. No sé qué era lo que tenía que me llamaba tanto la atención.

Si, era muy bonita, pero eso no podía ser todo.

Continué hablando con los chicos, intentando no mirarla todo el tiempo.

Cuando estábamos terminando de cenar, me sentí observado.

Giré mi rostro y la miré. Ella me estaba mirando con una expresión que no podía descifrar.

Siguió mirándome fijo, y me sentí atrapado por esa mirada, como si algo me atara a ella.

Entonces me puse de pie y comencé a caminar, aún si proponérmelo, al encuentro de esa irritante chica.

 

 

 

 

Capítulo 9: Encuentros fortuitos. Capítulo 11: Pequeño monstruo irritante.

 


 


 
14440396 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10758 usuarios