¿Por qué a mí?

Autor: princesavespa
Género: Humor
Fecha Creación: 20/09/2013
Fecha Actualización: 05/06/2014
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 84
Visitas: 58962
Capítulos: 37

Bella tiene un hijo, Jacob, un adolescente rebelde, con muchos problemas de comportamiento, pero que ama a su madre por sobre todas las cosas, por lo que le prometió que cambiaría su carácter al mudarse de la ciudad donde vivían.

Edward en cambio, tiene una hija, Renesmee, que a pesar de ser una muchacha complicada, se desvive por cuidar de su padre y agradarle.

A pesar de eso, tanto Edward como Bella intentaron darles lo mejor y hacer de sus vidas un lugar lleno de amor.

Cuando Jake y Nessie se conocieron en la secundaria, no se imaginaban lo que significarían uno para el otro.

Sus padres tampoco imaginaron lo que cambiaría sus, ya de por si dificiles vidas, cuando este par se conociera...


 

Primero que nada: HOLA A TODAS! 

A lo mejor les resulte algo extraña la temática de esta historia, pero van a ver que a medida que la lean se pone mejor.

Les cuento que esta escrita tanto en tercera persona como con POV de los distintos personajes.

Como siempre, ya saben que me pueden preguntar cualquier cosa que se los responderé tanto como comentario, como mensaje privado.

Espero que me acompañen, como lo hacen siempre!

Para contactarse conmigo pueden hacerlo vía facebook, me buscan como: Princess Vespa.

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Capítulo 16: De citas y otros asuntos.

La batalla “Swan-Swan” fue tremenda.

Bella y Jake prefirieron irse antes de ser testigos del homicidio que amenazaba con desencadenarse en la casa.

-          ¿Crees que estén bien?- pregunto Jacob una vez que llegaron al restaurant donde fueron a refugiarse.

-          Seguramente se griten, Alice le tire algunas cosas por la cabeza y cuando lleguemos a casa estén ambos sentados comiendo y riendo.- Bella lo había visto mil veces.

Eran hermanos muy unidos. Sus padres les habían inculcado desde pequeños que eran lo más importante que tenían el otro, así como a mi padre y su tío Phil, por ende, cuando Bella se  sumó a la ecuación fraternal, como le su padre y tíos, los tres estaban para los tres. Eran los tres mosqueteros. Todos para uno y uno para todos.

Por eso Bella entendía el enojo de Alice con Emmett. Pero se le pasaría. Al menos eso esperaba.

-          Mamá, te estas durmiendo en la mesa.- Observó Jake con ternura un rato después.- Vamos a casa. Si no terminaron de pelear, nos refugiaremos en tu habitación ¿sí?-

-          De acuerdo.- Bella estaba cabeceando mientras escuchaba a su hijo- Necesito una ducha.-

Se levantaron y lentamente fueron hacia la camioneta.

Bella le entrego  las llaves a Jacob para que condujera él, ya que ella estaba sin fuerzas.

-          ¿Mañana tienes que ir temprano al hospital?- le pregunto su hijo.

-          Si.- suspiro.- Aunque puedo dormir una hora más que de costumbre.- Se consoló. Era poco, pero era algo.

Llegaron a la casa.

Bajaron lentamente y se dispusieron a entrar.

Silencio.

Eso asusto a Bella.

-          Mamá… hay mucho silencio.- le dijo Jake mirando hacia todos lados.- ¿Crees que se hayan asesinado mutuamente?- acoto entre preocupado y divertido.

-          Siempre es una opción.- agrego Bella.-  Dividámonos. Tú ve a la habitación de Emmett y yo iré a la mía, seguramente Alice este allí.

Subieron las escaleras y se dirigieron hacia ambas habitaciones.

No estaban en ninguna de las dos. De hecho, no estaban en la casa. Eso si la preocupo a Bella.

-          Jake, iré a darme una ducha.- dijo mientras subía.- tengo más de veinticuatro horas con la misma ropa, me siento asquerosa.-

-          Ve. Si hay alguna novedad de aviso.- Se sentó en el sillón a ver la televisión.

-          En media hora te irás a dormir Jacob.- indico desde el piso superior.

-          Bien.- escucho que protestaba su hijo.

Realmente estaba molida. Más allá del trabajo, la llegada tempestuosa de Alice sabía que le traerían consecuencias.

Amaba a sus primos, pero por momentos necesitaba tener algo de paz.

Se dio una larga ducha caliente, para relajar sus músculos.

Cuando finalmente decidió salir se dirigió rápidamente a su cuarto.

Abrió la puerta y recostada cómodamente dentro de su cama se encontraba Alice.

-          Hola Bellis- la saludó corriendo su vista de la revista que tenía en sus manos.

-          ¿Hola Bellis?- Exploto Bella.- ¿Se puede saber dónde estaban? ¡Con Jacob nos llevamos un susto de muerte al no verlos aquí!-

-          No exageres Bella.- revoleó sus ojos hacia arriba- Solo fuimos a cenar.-

-          ¿Luego de la guerra campal?-

-          No fue tan así. Nos sentamos y hablamos como personas civilizadas.-

-          Alice ¡Ni siquiera se dieron cuenta que nos fuimos!- Cuando Bella tomó a su hijo y se lo llevo estaban a la mitad de una perorata de insultos increíbles.

-          Ya nos conoces Bells. Somos hermanos, siempre reaccionamos así.- Abrió el acolchado invitando a Bella a que se sentara junto a ella- Hoy dormiré contigo, pero mañana iré a buscar una cama donde fue Emmett.-

Isabella se frenó en seco ¿Buscar una cama? ¿De qué estaba hablando?

-          Tal vez es el sueño que me hace escuchar cosas pero… ¿Dijiste buscar una cama?-

-          ¡Claro Bella!- respondió como si fuese algo obvio.- No pretenderás que comparta la tuya ¿No?-

Empezó a respirar profundamente. Inhalo, exhalo, volvió a inhalar y finalmente exhalo.

-          Mary Alice Swan.- se sentó frente a su adorada prima.- ¿Piensas tú también quedarte a vivir aquí?-

-          ¿Es que no quieres?- comenzó con su puchero.

-          Alice, tienes 32 años querida, ya no me conmueves- dijo mirándola a sus ojos de cachorro abandonado. Alice siempre la manipulaba así cuando eran niñas. Luego de Jacob, ya no le inspiraba ternura.- Escucha Al.- se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación.- Estábamos acostumbrándonos a estar solos con Jake y llego Emmett. Luego de casi una semana con Emmett en casa llegas tú… así no podremos estabilizarnos nunca.- Ella pensaba en Jacob. Se mudó porque sabía que su hijo necesitaba cambiar de aire.

Por un lado le encantaba tener a su gente cerca, pero por el otro, necesitaba su espacio.

-          Bella.- Alice se enderezó en la cama.- Lo siento, tienes razón.

Por primera vez había tomado consciencia de lo que su prima le decía.

Bella tenía un hijo, una vida y un futuro que planificar, en cambio Alice no tenía demasiadas responsabilidades.

Era diseñadora gráfica, trabajaba por su cuenta y nunca había tenido mayores complicaciones.

Aunque había estado al lado de Bella toda su vida, cuidando a Jake mientras ella estudiaba, acompañándola cuando estaba triste y siendo su mejor amiga, entendía a lo que se refería.

-          Lo siento, en serio.- repitió.-No pensé eso. En realidad los extraño tanto que no soporto estar lejos de ustedes.- Sus ojos se llenaron de lágrimas en serio esta vez.- Somos los tres mosqueteros y el pequeño D´artagnan.- refiriéndose a Jacob.- Pero es verdad. No puedo venir a trastocar más tu vida.-

Bella se sintió culpable. Si bien necesitaban su espacio, había extrañado muchísimo a Alice.

-          No llores Al.- le pidió.- Yo también te extraño.- la abrazó con fuerza.

-          Pero tienes razón.- Rebatió Alice.- No tendría que haber venido.-

-          ¿Al menos tus padres saben que estas aquí? – Bella sentía que estaba hablando con una niña.

-          Si Bella, ellos saben que vine por un tiempo indefinido.-

-          Indefinido.- Repitió Bella.- ¿Sabes qué? Ahora vamos a dormir. Tuve guardia y estoy agotada, hablamos en la mañana.- Se acostó en su cama, abrazó su almohada y sintió como Alice se recostaba a su lado.

-          Estarás feliz de tenerme aquí primita, te lo prometo.- le dijo acercándose despacio a ella.

-          ¿Jake sabe que te quedas?- pregunto en un susurro.

-          No. Acordamos con Emmett que hablaría primero contigo.- dijo con tono de voz de persona responsable, cosa que no era.

-          Perfecto. Hasta mañana Pixie.-

-          Hasta mañana Bells.-

Y eso fue lo último que escucho antes de caer directamente en los brazos de Morfeo.

 

El viernes en la mañana Edward estaba parado frente a su closet pensando que ponerse para su “cita” con Tanya esa noche.

Como le había dicho a Bella, no le desagradaba. Era una hermosa mujer, y las veces que salieron, la pasaron muy bien.

Pero internamente sentía que era una pérdida de tiempo. Ella se sentía atraída por él, se lo había hecho ver de diversas maneras, pero a él no le sucedía lo mismo.

Tomó el teléfono y llamo a la persona responsable de su cita esa noche.

-          Quiero que sepas que en este momento me caes muy mal mujercita.- le dijo a Bella apenas lo atendió.-

-          Extrañaba ese apodo.- Se rió del otro lado de la línea.- ¿Cuál es tu problema Ed?-

A pesar de detestar que le dijeran Ed, no discutía con Bella por eso. Se lo dijo una vez y eso hizo que lo llamara así todo el tiempo, menos delante de sus pacientes donde seguía siendo Dr. Cullen,

-          ¿Qué demonios debe ponerse uno para una cita que no le interesa tener?- preguntó cabreado.

-          Cualquier cosa Edward, Tanya ni se dará cuenta.- la escucho decir cansinamente.- ¿Sigues en tu casa?-

-          ¿Dónde más estaría?- pregunto tomando una camisa cualquiera.

-          ¿En la revisión de la Sra. Richardson? Hoy le daríamos el alta ¿Recuerdas?-

Claramente Edward no recordaba eso.

-          ¡Demonios! ¿Dónde estás tú?- preguntó mientras se abrochaba la camisa de cualquier modo, tomaba las llaves del auto y salía corriendo.

-          Estacionando.- le respondió Bella tranquilamente.

-          ¿Y hablas por teléfono? Creo que la historia ha demostrado que no puedes hacer algo más mientras conduces.-

La escuchó suspirar pesadamente del otro lado de la línea.

-          Me ahorraré los insultos y te diré que tengo el manos libres.- Casi podía imaginarse su rostro ligeramente colorado por el enojo.- Tienes diez minutos.- Cortó la comunicación.

Con toda la tranquilidad que le era posible manejó hacia el hospital. Llego en menos de diez minutos, aun preguntándose como lo había hecho, y se dirigió a buscar a Bella a la sala de rehabilitación.

-          ¡Edward!- lo llamo apenas lo vio.- Ven conmigo ¿quieres?- Lo tomo del brazo y se lo llevo a uno de los consultorios desocupados.- ¿Te has visto al espejo?- pregunto mientras ponía sus manos en la camisa y comenzaba a desabrocharle los botones.

-          ¿Qué haces?- preguntó Edward completamente anonadado ¿Lo estaba desvistiendo?

-          No te emociones Don Juan.- rió Bella al comprender el porqué de su cara de sorpresa.- Tienes la camisa mal abrochada y no te pusiste el delantal aún. No inspiras seguridad así vestido.- Termino de abrocharle la camisa como correspondía y le arreglo el cuello.- Listo.- Le sonrió.- Ahora podemos salir a darle el alta a la Sra. Richardson.-

Edward se quedó estático durante unos segundos.

Ninguna mujer, fuera de su familia, lo había tratado con tanta confianza y sin titubear como Bella. No es como si las mujeres no se le resistieran, pero Bella le desabrocho la camisa, se la acomodo y se la volvió a abrochar en menos de dos minutos y no le tembló la mano.

De pronto sintió que habían estado demasiado cerca uno del otro, casi como un acto de intimidad, a pesar de solo haberle acomodado la ropa.

-          ¿Vienes?- le pregunto Bella.

-          Si claro.- reacciono siguiéndola en silencio.

Revisaron a su paciente y decidieron que estaba lista para ser dada de alta.

-          Son encantadores queridos.- Le dijo la Sra.- A pesar de la circunstancia que me llevo haberlos conocido, me alegro haberlo hecho, son una pareja adorable.-

¿Pareja? Pensó Bella. Otra vez confundiendo los hechos ¿Por qué todo el mundo pensaba cosas que no eran entre ellos? ¿Es que no se puede tener amigos?

-          Gracias Amanda.- le respondió Edward- Usted también ha sido encantadora, una paciente muy agradable.-

¿Por qué no le dice que no somos pareja? Pensó Bella.

-          Espero que venga a visitarnos pronto Amanda.- dijo ella siguiendo la actitud de Edward de no dar explicaciones.

-          Por supuesto que me verán pronto. Les traeré una atención por su gran trabajo.- dijo la Sra. Tomando el brazo de su hijo.

-          No hace falta.- Intervino Edward.- Solo hicimos nuestro trabajo.- agrego con una sonrisa.

-          Calla hijo, haré lo que quiera.- contesto la señora haciéndonos reír.

-          Créanle que lo hará.- suspiro su hijo cansado.- Gracias por todo.-

Finalmente se despidieron dejando a Bella y Edward solos en el consultorio Edward.

-          Una menos.- suspiró Bella cansinamente sentándose en una de las sillas frente al escritorio de Edward.

Seguía cansada. No había podido recuperarse aun de las emociones de la semana.

Alice había decidido enviar a su hermano al ático y se quedó con su habitación.

Emmett no se había quejado ya que no era tan terrible. A diferencia de las películas de terror que habían visto toda su vida, este no tenía una puerta en el techo, sino que había una pequeña escalera junto a la habitación de Jacob que lo llevaba a un cuarto bastante luminoso. Así que pasaron toda la noche acomodando el ático de manera que Emmett tuviese una habitación decente. Eso llevo a que se desvelaran y hoy Bella seguía completamente cansada.

-          ¿Estás bien?- le preguntó Edward acercándose y sentándose frente a ella en el escritorio.- Te ves horrible.-

-          Siempre tan caballeroso.- le sonrió Bella- Si, solo estoy cansada.-

Le relato la noche cansadora que había pasado con Emmett, Alice y Jacob mudando muebles, subiendo escaleras y armando camas.

-          Entonces ¿Es definitivo?- preguntó Edward acercándole un café. A pesar de que su amistad era incipiente, tenían una pequeña nueva rutina, un café después de la primera consulta del día. Les agradaba poder conocerse un poco más.- ¿Alice se quedará en tu casa?-

-          Si.- Suspiro Bella tomando el café de la mano de Edward- Al menos durante un tiempo.- Dio un sorbo al café y cerró los ojos.- Gracias.- murmuro.

Edward la observo durante un momento. Tenía suaves ojeras, su cabello atado de cualquier manera y una gruesa bufanda le daba varias vueltas al cuello. Su aspecto era el de una mujer agotada, pero aun así no la veía horrible, como le había dicho.

Todavía estaba algo afectado por el momento que habían compartido antes, por eso, cuando la Sra. Richardson dijo que eran una pareja adorable no desmintió, no se había percatado hasta que fue tarde.

Claro que ella tampoco había dicho nada.

-          ¿Así irás a tu cita con Tanya?- pregunto Bella al abrir los ojos y observarlo un momento.

-          ¿Está mal?- Edward puso una mueca de preocupación en su rostro.

-          Mmm… no en realidad.- Bella se enderezo en la silla y lo observo detenidamente.- Deberías hacer algo con tu cabello Edward, ya no eres un jovencito para usarlo tan largo.-

En realidad no lo tenía tan largo, pero a Bella le parecía que le quedaría mejor más corto.

-          ¿Yo tener el pelo largo? ¿Y qué me dices de Jasper?-

-          Él es más joven y le queda muy bien.- Le dijo solo para molestarlo.

-          ¿Quieres que te arregle una cita con él? Esta recientemente soltero.- La increpó en forma de broma.

-          Mmm… puede ser. Pero creo que Nessie no me lo perdonaría.- Bella recordaba todas las veces que Edward se había quejado por el amor de su hija hacia su hermano.

-          Tienes razón. Le caes bien, no arruines el momento.- Le sonrió Edward.

-          Bien Cullen, debo volver al trabajo.- Se puso de pie y se recargo la taza con más café.- No sé cómo aguantare hasta la tarde.-

-          Lo harás bien Swan.- La animó Edward.- ¿Almorzamos luego?-

-          Va a venir Alice para almorzar con Emmett y conmigo- Entrecerró sus ojos y apretó sus cienes.-Pensaba presentarle a Rose, así que si no te molesta, por supuesto.-

-          Genial ¿A la hora de siempre?-

-          Sep. Nos vemos luego.- Bella toco el brazo de Edward a modo de despedida.

Edward se sentó en su sillón, cerró sus ojos y descanso un rato.

Le sorprendía que, a pesar de haber pasado solo una semana llevándose bien, ya tenían algunas costumbres como el café y el almuerzo. No era raro que los demás asociaran que estaban juntos.

Le gustaba Bella, pero no como mujer, sino como persona. Era divertida, directa, una buena amiga y era genial con su hijo y, aparentemente, con la suya.

Además tenían mucho en común.

Pero definitivamente no la veía de otra manera.

Se puso de pie y continúo con sus rondas del día. Al salir de su consultorio se cruzó con Tanya, quien lo saludo guiñándole un ojo, lo que lo hizo recordar su cita en la noche.

Definitivamente no tenía ganas.

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-          Es un bonito hospital.- dijo Alice una vez que Bella le dio todo el recorrido- y bastante concurrido también.- Observó.

La primer parte del día había pasado y Bella se dirigía con Alice al comedor donde, seguramente, ya estarían Emmett, Edward y Rosalie.

Era algo cómico observar a Emmett y Rosalie. Se trataban con cordialidad, hacían bromas, pero prácticamente no se miraban más de dos segundos.

Bella conocía a su primo y sabía que Rosalie era exactamente su estilo de mujer, de hecho, cuando la conoció, pensó que ser parecía un poco a Victoria.

Ni se le había ocurrido comentárselo a Emmett sabiendo que eso podía desencadenar que no se le volviera a acercar, y Rosalie era una buena amiga ala que quería seguir viendo e invitando a su casa.

-          Buenas.- saludo Bella a la mesa tan concurrida. Por un momento se sentía en la preparatoria.- Edward, Rose, ella es Alice, mi prima.- Presento Bella.

-          ¡Hola! ¡Es un gusto conocerlos!- Alice se acercó a los hermanos Cullen y los saludo afectuosamente, como siempre hacía con todo el mundo.- Siento que ya los conozco por todo lo que Bella me habló de ustedes.- dijo mirando a la interpelada.

-          Igualmente Alice- Respondió Edward.- Bella me hablo mucho de ti también.- Una sonrisa jugueteo intentando salir de su boca al mirar a Bella y recordar las cosas que le conto de Alice.

Luego del saludo de Alice se dispusieron a almorzar.

-          No es como la comida que haces en casa, pero está bien.- Le dijo Alice a su prima luego de haber terminado su comida.

-          No sabía que cocinabas.- cuestionó Edward a Bella.

-          Por supuesto que cocino ¿Quién crees que alimenta a esta gentuza?- respondió divertida.

-          Y lo hace muy bien.- Afirmó Emmett.- Es una de las mejores cocineras que conozco.-

-          Y que lo diga Emmett ya es mucho.- Secundo Alice.

-          Todo eso es muy bonito.- continuo Edward.- Pero hay cosas que si no las veo no las creo. Bueno, en este caso sería si no las pruebo.- Rieron todos en la mesa.

-          Di cuando Cullen.- lo desafió Bella.

-          Mañana, luego del partido. Llevo a Jacob y Emmett a tu casa y cenamos allí.- Apuro Edward.

-          Perfecto. Rose y Nessie ya estarán en casa.- respondió Bella rápidamente para demostrar que no se dejaba amedrentar.

El resto estaba expectante a la “disputa” que se estaba llevando a cabo en la mesa. Alice le echo una mirada rápida a Emmett a lo que él le sonrió asintiendo con la cabeza.

-          ¿Podrían traer a Jasper también?- preguntó Rose rompiendo el ambiente.- Esta bastante deprimido, le haría bien salir de casa.-

-          Por supuesto Rose.- contesto Bella.

-          Perfecto, entonces mañana por la noche.- Edward sonrió triunfal.- Mira que soy de buen comer.-

-          Lo noté.- Contesto Bella mirándolo divertida.

Ambos recordaron que Bella lo había visto casi sin camisa más temprano. Edward se puso algo colorado y ella simplemente sonrió.

-          ¿Me estás diciendo que estoy gordo?-

-          Para nada. Simplemente eres un hombre… imponente.- Estallaron en carcajadas todos, menos Edward.- Ya, en serio, no eres gordo, solo grande, claro que no tanto como Emmett.- dijo mirando a su primo quien sonreía orgulloso.- pero estas bien Don Juan.- Volvió a guiñarle un ojo.

-          Graciosa.- Sonrió y se puso de pie.- Un gusto haberte conocido Alice.- saludo a la muchacha.- Tengo que volver al trabajo.-

-          Yo también- lo acompañó Emmett.- Tengo una consulta dentro de diez minutos ¿Me esperas para irnos Bells?- le pregunto a su prima.

-          No cariño, hoy me voy temprano.- Dijo con una sonrisa en su rostro.- Volvió Sue y me dejo salir antes. Me vio agotada ¿Me pregunto por qué?- dijo mirando a Alice.

Se pusieron todos de pie para dirigirse a sus distintos destinos. Cuando Bella se estaba alejando con Alice, luego de haberse cambiado para irse, decidió pasar a saludar a Edward y desearle suerte en la cita de la noche.

-          ¿Puedo pasar?- pregunto golpeando en su consultorio.

-          Claro Bella, pasa.- La invito a pasar.

-          Me voy.- Dio la vuelta para saludarlo.- Y quería desearte suerte en tu cita.-

-          Gracias.- le respondió devolviéndole el saludo y sin ganas.-  Creo.-

-          Basta Edward, ya lo hablamos. Saldrás con una mujer que te gusta, a cenar y divertirte ¿Qué puede salir mal? Además Tanya es una chica decente.-

Eso creía ella. En su experiencia, Tanya solía ser un poco… Apasionada.

-          Si no me la puedo sacar de encima te llamo ¿Te parece?-

-          No. Hasta mañana Ed.- Dijo acercándose a la puerta.- ¿No seas dramático quieres?-

 

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-          Me alegro que hayas aceptado venir a esta cita.- Dijo Tanya con una sonrisa en su rostro.

Se encontraban en un restaurant en Port Angels.

Tanya lo había convencido de ir allí, ya que se comía muy bien y era un lugar tranquilo.

Edward no podía decir que estuviese pasando un mal momento.

La charla era entretenida, Tanya era mujer atractiva y el lugar estaba bien.

-          A mí también me alegra.- dijo creyendo que era lo mejor para decir. Si bien no la estaba pasando mal, tampoco era que le encantara estar ahí en ese momento.

De pronto recordó su viernes anterior, tomando unas cervezas con Bella, relajándose y comenzando lo que sería la buena amistad que tenían ahora.

Se sorprendió al darse cuenta que prefería estar tomando algo con Isabella, informalmente, que cenando con una hermosa mujer, como lo estaba haciendo ahora.

- ¿En qué piensas?- Edward detestaba esa pregunta. Detestaba que las mujeres tuvieran que saber qué cosa estaba pensando cuando no hablaba inmediatamente después de ellas.

- En el postre.- dijo lo primero que le vino a la mente.- ¿Qué vas a pedir?-

- Pensaba que el postre lo podíamos comer en casa.- Respondió Tanya de manera sugerente.

- Mira Tanya- tenía que ponerle en claro de que iba la cosa.- Me gustas. Eres una hermosa mujer, interesante e inteligente, pero yo no estoy buscando una relación. Lo sabías la primera vez que salimos y tienes que saberlo ahora.-

Tanya no respondió nada. Simplemente se puso algo colorada, pero se compuso enseguida.

-          ¿Por qué aceptaste salir conmigo entonces?- pregunto.

No le podía decir que porque Bella le había insistido. Eran amigas y, seguramente, eso molestaría a Tanya.

-          Porque te tengo cariño y creo que eres una gran persona.- respondió lo más honestamente posible.

-          Pero no te gusto de otra manera…- resolvió.- Lo siento Edward, no quise presionarte a salir en una cita.-

-          No me presionaste. Me invitaste y dije que si.- la consoló.- Además no veo por qué dos buenos amigos no pueden salir a cenar.-

A partir de ahí Edward se distendió y disfruto el resto de su salida con Tanya.

Volvieron a Forks y la llevo a su casa.

-          Gracias por ser sincero conmigo Edward.- dijo antes de bajarse del auto.- Eres un buen hombre.- Deposito un suave beso en sus labios.- ¡Perdón!- le dijo con una sonrisa pícara.- No podía dejártela tan fácil. Ahora sí, sin trucos.- Bajo del auto rápidamente.- ¡Nos vemos el lunes!-

-          Hasta el lunes.- se despidió con la mano.

¿Qué necesidad tenía de besarlo si él ya le había aclarado la situación?

Condujo en silencio hasta su casa. El beso de Tanya había sido algo fuera de lugar pero le hizo darse cuenta de una cosa.

Por lo general, cuando una mujer lo besaba, el siempre respondía. Era una cuestión de orgullo y respeto por la persona.

No había podido responder el beso de Tanya y, de hecho, lo había sentido como algo que estaba mal.

No entendía bien qué, pero algo raro le estaba sucediendo.

Sabía que Nessie lo esperaría despierta.

Le había contado de su cita, y también le había aclarado por qué había aceptado salir, así que ella no tendría ninguna sorpresa al verlo llegar tan temprano.

-          Hola Ness.- saludo al entrar a la casa y verla tirada en el suelo de la sala leyendo.- ¿Cómo estás?-

-          Hola papi.- lo saludo sin mirarlo.- Muy bien ¿Cómo fue tu cita?- sus ojos seguían pegados al libro que tenía en sus manos.

-          Bien, supongo ¿Sigues leyendo el libro que te presto Bella?-

-          Lo estoy terminando. Mañana tendremos nuestro debate.- Levanto la vista y lo miro por primera vez.- Tienes lápiz de labio en tu boca.- le señalo con el dedo.

Edward maldijo a Tanya internamente y se metió en el baño para quitárselo.

Una vez que salió Nessie había dejado el libro sobre la mesa de la sala y lo observaba.

-          Lo terminé.- dijo seria.- Así que estuvo algo más que bien tu cita.-

-          No. Estuvo aburrida.- No le iba a dar explicaciones a su hija.

-          ¿Volverás a salir con ella?- preguntó.

-          La verdad que no.-

-          Qué pena.-

-          ¿Por qué? ¿Tenías pensado salir con algún muchacho?- fue astuto y se le adelanto.- ¿O ya hiciste planes?-

-          No papá ¿Cómo crees?- la falsa indignación de su hija le causaba gracia.- Simplemente preguntaba.-

Edward sabía que desde que su hija había conocido a Jacob, algo había surgido entre ellos.

No iba a decir nada, porque no quería generar un conflicto entre él y Bella, pero se había dado cuenta que tanto Renesmee como Jacob estaban sintiendo cosas el uno por el otro.

-          Me voy a acostar, mañana quiero hacer algo dulce para llevar a la casa de Bella.- se puso de pie y se acerco a su padre para darle un beso grande en la mejilla.

-          Nos quedaremos a cenar en su casa mañana.- le informó.

-          Lo sé. Hable con Bella esta tarde.-

Eso le sorprendió a Edward.

-¿La llamaste?-

-No, la vi. Tuve que hacer un trabajo con Jacob.- respondió con fastidio.

- ¿De qué era el trabajo?-

-De humanidades. Lo que pasa es que nos volvimos a pelear en clase y el profesor nos mandó a armarlo para entregárselo el lunes. Ninguno quería hacerlo en el fin de semana, así que nos dedicamos a hacerlo hoy.-

- ¿Y por qué pelearon si se puede saber?- preguntó su padre.

- Por qué si papá, porque todo lo que digo, para él está mal.- Se sentía frustrada.

-¿Quieres contarme?- la animó Edward.

- Básicamente estábamos leyendo una historia de esas que son supuestamente para incentivarnos a seguir adelante a pesar de todo ¿Sabes de cuales te hablo?-

- Si, de las que salen en las revistas que lee tu abuela.-

- Exacto. La cuestión es que yo dije que creía que más que buscar la ayuda en uno mismo, había que darse cuenta que uno solo, a veces no puede hacer nada  y que, tarde o temprano, necesita de otra persona para sentirse plena.-

Edward la escuchaba con total atención. Más allá de sentirse cansado y anhelar su cama cálida, su hija siempre lograba cautivarlo. No solo por la manera que tenía de expresar lo que le pasaba sino por la pasión con que vivía. Le fascinaba escucharla.

-          Entonces Jake opino lo contrario…- dedujo Edward.

-          Sí. Dijo que él creía que todos teníamos la capacidad para hacer las cosas solos. Qué no podíamos depender de los demás para ser felices ni para lograr los objetivos que nos poníamos en la vida.-

-          Creo que Jacob tiene un punto en eso Ness.- la interrumpió, pero se arrepintió de haberlo hecho en el mismo momento en que terminó de decir la frase. La cara de su hija era de temer.- Lo que quiero decir es que ambos tienen una parte de razón.-

-          Eso es lo que dijo el profesor luego de dejarnos discutir por casi diez minutos. Al ver que no nos calmábamos nos impuso hacer un trabajo que constaba en dos partes, una por separado y otra juntos. Teníamos que analizar otra de las historias que nos suele dar y poner nuestra opinión por separado y llegar a una opinión en conjunto.-

-          ¿Y cómo les fue?-

-          Luego de discutir durante la mayor parte de la tarde, nos pusimos de acuerdo. Quedo bastante bien. Al menos Bella y Alice coincidieron que cuando nos poníamos de acuerdo hacíamos las cosas bien.-

Edward sonrió. Seguramente mañana Bella le daría los detalles que su hija omitía.

-          Has tenido un día de lo más interesante.- Beso la cabeza de su hija.- Ve a dormir cariño.-

-          Lo único malo del día de mañana es tener que pasar más tiempo con el tarambana ese.-

-          Renesmee, no hables así de Jacob. Es un buen chico.-

Nessie se dio vuelta y miro a su padre con enojo.

-          Si te cae tan bien podemos hacer un intercambio. Yo me voy unos días a casa de Bella y Jacob se viene contigo.-

Ah… el drama adolescente, como podría vivir sin el cuándo Nessie fuera a la universidad pensó Edward

-          Mañana se lo propondremos a Bella a ver que dice.- Le siguió el juego.

-          ¡Eres frustrante papá! Ahora entiendo por qué te cae bien el tonto ese.-

-          ¡Que descanses hija mía, luz de mis ojos!-

Una vez que el mismo se dirigió a la cama, saco su teléfono y desprogramo la alarma.

Estaba tentado a mandarle un mensaje a Bella para ver si estaba despierta y charlar un rato con ella, pero luego recordó que, aunque no era muy tarde, ella se había quejado del cansancio que tenía, por lo que dejo su celular en la mesa de noche y se dispuso a dormir.

Mañana sería otro día.

Capítulo 15: Entre adolescentes y amores especiales. Capítulo 17: ¿Quien cría a quien?

 


 


 
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