¿Por qué a mí?

Autor: princesavespa
Género: Humor
Fecha Creación: 20/09/2013
Fecha Actualización: 05/06/2014
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 84
Visitas: 58982
Capítulos: 37

Bella tiene un hijo, Jacob, un adolescente rebelde, con muchos problemas de comportamiento, pero que ama a su madre por sobre todas las cosas, por lo que le prometió que cambiaría su carácter al mudarse de la ciudad donde vivían.

Edward en cambio, tiene una hija, Renesmee, que a pesar de ser una muchacha complicada, se desvive por cuidar de su padre y agradarle.

A pesar de eso, tanto Edward como Bella intentaron darles lo mejor y hacer de sus vidas un lugar lleno de amor.

Cuando Jake y Nessie se conocieron en la secundaria, no se imaginaban lo que significarían uno para el otro.

Sus padres tampoco imaginaron lo que cambiaría sus, ya de por si dificiles vidas, cuando este par se conociera...


 

Primero que nada: HOLA A TODAS! 

A lo mejor les resulte algo extraña la temática de esta historia, pero van a ver que a medida que la lean se pone mejor.

Les cuento que esta escrita tanto en tercera persona como con POV de los distintos personajes.

Como siempre, ya saben que me pueden preguntar cualquier cosa que se los responderé tanto como comentario, como mensaje privado.

Espero que me acompañen, como lo hacen siempre!

Para contactarse conmigo pueden hacerlo vía facebook, me buscan como: Princess Vespa.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 11: Pequeño monstruo irritante.

Renesmee POV

No podía creer que esto estuviese pasando.

Luego de lograr convencer a mi padre para que me dejara salir con mis amigos, había tenido la tremenda mala suerte de encontrarme con ese… ese… idiota.

Había estado toda la tarde de ayer intentando quitármelo de la cabeza.

No era fácil con mi tía preguntándome cosas sobre él. Casi anhelaba que llegara mi padre para sacármela de encima.

Hoy no había sido más fácil.

Había soñado toda la noche con sus ojos oscuros y esa mirada profunda como atravesándome. Era demasiado.

Renesmee Cullen nunca caería en algo tan idiota como un enamoramiento. No hay chances.

Sabía exactamente que quería en mi vida.

Terminar la preparatoria con las notas más sobresalientes que pudiera obtener, ir a la universidad de Seattle, cerca de casa, estudiar arquitectura, como mi abuela y mi tío, conocer un hombre genial cuando estuviese pronta a recibirme, tener una hermosa boda en un lugar maravilloso, mudarme cerca de la casa de mi padre, montar mi propio estudio logrando hacerme conocida y respetada y, finalmente tener algún que otro hijo.

Estaba todo planeado.

Yo siempre sabía qué hacer. Tenía que hacerlo.

Con un padre como el mío, absolutamente imprevisible, necesitaba sostenerme en mi estabilidad. No podía ser que una simple discusión y una cara bonita pudieran provocar en mi esto. Era simplemente inaceptable.

-Ness ¿Te encuentras bien?- pregunto Bree, mi amiga más querida, al ver que estaba absorta mirando hacia la mesa del tarambana.

-Si Bree, genial.- me apresuré a contestar, quitando mi atención de donde la tenía.

-¿Ya viste quien está en la mesa de allí?- me indico sutilmente. Ella estaba en clase de Humanidades conmigo, por lo que sabía quién era él. Lo que no sabía era que el idiota me llamaba poderosamente la atención.

-Se…- conteste con desgano.- ¿Y?-

-Simplemente te lo mencionaba.- Agregó.- Es algo… sexy.- Dijo de pronto. Sentí un arrebato de enojo durante un momento.

-Si te gusta lo rústico.- No tenía ganas de darle la razón.

-Si lo rústico se ve así… no me quejo.- Rió.- ¡Vamos Ness! Debes reconocer que es lindo.-

-¿Podemos cambiar de tema Bree?- Estaba enfadándome.- ¿Qué decías Collin?- le pregunté a uno de los chicos a mi lado, intentando distraerme.

Estuve un rato intentando interesarme en lo que hablaban los demás, pero no podía dejar de mirarlo.

- ¡Por Dios Renesmee!- me reprendí en voz baja.

Durante un rato conseguí ignorarlo, pero un movimiento en la mesa hizo que lo viera.

Estaba hablando con una de las chicas de su grupo, Hannah creo que se llama.

Se lo veía divertido hablando con ella. A la chica se le notaba a la legua que estaba encantada con él.

Continué observándolos hasta que de pronto, sus ojos se posaron en los míos. No pude, ni quise, bajar la vista, por lo que continué mirándolo desafiantemente.

Él tampoco dejo de mirarme.

Seguimos así durante unos instantes, que para mí fueron horas, hasta que lo vi ponerse de pie y venir hasta donde estaba sentada.

-Hola.- Me saludó.

-¿Qué hay?- le respondí.

El resto de mis amigos continuaba hablando. Estaban entretenidos con una de las historias de Collin.

-Me estabas mirando.- Me encaró.

-Y tú a mi.- No iba a negar que lo estaba observando. Sería una tontería de mi parte.

-Te miraba porque me mirabas.- Esto era demasiado.

-Y yo te miraba porque sí ¿Y?- intenté sonar despreocupada.- ¿Te molesta que te miren? – me puse de pie intentando parecer más intimidante.

Él, en vez de retroceder, se quedó dónde estaba, observándome detenidamente.

-Para nada ¿Te gusta lo que ves?- me pregunto seductoramente.

En honor de la verdad, sí, y mucho. Pero no había fuerza humana que hiciera que lo admitiera.

Estaba muy bien. Vestía unos jeans oscuros y un sweater negro por el cual sobresalía, desprolijamente, el cuello de una camisa blanca. Ni hablar que olía increíblemente.

Teniéndolo así de cerca, pude apreciar sus dimensiones. Era muy alto, no tanto como mi padre, claro está, pero a diferencia de él, sus brazos se marcaban debajo del sweater, mostrando que eran musculosos. De infarto.

No podía, ni debía pasar mucho tiempo cerca de él.

¿Por qué a las mujeres nos gustan los hombres con aspecto recio?

O mejor dicho ¿Por qué me parecía tremendamente sexy este idiota?

-¿Qué quieres chico? Estoy con mis amigos.- Intenté sonar aburrida y me aleje un poco de él.

-Nada en realidad, simplemente pensé que seguías teniendo ganas de debatir.- Esbozo una media sonrisa, mostrando una hilera de dientes blanquísimos.

-Pues ya ves que no.-

-¿Entonces me dirás que tanto me mirabas?-

-Ya te lo dije, te miraba y ya. Si no te alcanza esa explicación, lo lamento tarambana.-

-¿Tarambana?- pregunto sonriendo.- ¿Ese es tu manera de llamarme?- Agregó.

-No exclusivamente. También puede ser idiota, imbécil, tu elijes.-

-Preferiría que me dijeras Jacob.- Aclaró.

Cierto. Ese era su nombre. Jacob.

-Me gusta más tarambana.- Jugué con él.

-Perfecto niñita irritante.- Rebatió con una expresión de suficiencia.

-No me molesta en lo más mínimo.- Le contesté.- Sé que lo soy.- Mi padre me lo dice todo el tiempo.

-¡Ness!- llamó Bree.- Se nos hace tarde para la película.- Mi amiga me observaba son una sonrisa en sus labios.

-¿Ness?- preguntó Jacob.- ¿Cómo el monstruo de Escocia?- Estallo en carcajadas.- ¡Es genial! ¡Perfecto para ti! ¡Un pequeño monstruo irritante!-

En este momento odiaba a mi amiga.

-¡Voy!- No me había dado cuenta que nos habíamos alejado tanto de la mesa.- Bien tarambana, me alegro que me hayas visto.-

-Créeme, yo también me alegro de haberte visto monstruo Ness.- No. No podía creer que me dijera así. Él también ¡No!

-Te agradecería enormemente que no me dijeras de esa manera.- Ya bastaba con mi padre.

- Claro.- Contesto sonriendo.- Cuando tú me digas Jake.-

-De ninguna manera tarambana.- le respondí. No le daría el gusto.

-Perfecto, nos vemos monstruo Ness.- Palmeo mi cabeza dándose la vuelta para irse sin dame lugar a decirle nada más.

Patee el suelo frustrada.

Esto no iba a ser bueno. Nada bueno.

¿Por qué a mí?- dije en voz baja mientras me iba con mis amigos.

-Cariño, buen día.- Me saludo mi padre. No abrí los ojos pero deduje que estaría sentado a los pies de mi cama.

-Mjm.- Respondí.

-Nessie, te traje el desayuno.- Abrí los ojos de inmediato.

Ok. Eso era extraño ¿Mi papá trayéndome el desayuno a la cama? No lo podía creer.

Me incorporé rápidamente y lo mire fijamente.

-¿Qué sucede papá?-

Había tres cosas por las que mi padre me traía el desayuno a la cama: Estaba enferma, estaba muy enfadada o me quería decir algo que no sería de mi total agrado.

Enferma no estaba, no estábamos enfadados por lo que sabía que era algo que no me gustaría.

-¿Por qué debería pasar algo Renesmee? – dijo poniendo una mueca de fastidio.

-Porque te conozco papá, sé que para que me traigas el desayuno a la cama tiene que haber sucedido algo.-

-Bien.- suspiró al verse derrotado.- Tu tío Jasper está de vuelta.-

-¿En serio? ¡Esa es una gran noticia!- me puse muy feliz. Mi tío era lo máximo. Amaba que estuviese cerca de nuevo.

-Sí, es una gran noticia.- correspondió mi padre.

-¿Pero? ¿Hay un "pero" verdad?

Siempre hay un pero.

-No en realidad. Sé que llega dentro de un rato y nos pidió a todos que almorzáramos en casa de tus abuelos.-

-¿Qué pasa papi?- le pregunté mientras tomaba su mano- ¿Qué va mal?-

-No pasa nada cariño.- respondió dándome un apretón a la mano.

-Entonces ¿El desayuno me lo trajiste porque sí?-

-No te cuido lo suficiente Ness.- Su rostro era triste, me apenaba verlo así.

-¿De donde sacaste esa idea?- dije mirándolo seriamente.

-De ningún lado amor. Simplemente me doy cuenta que no estoy tanto contigo como quisiera. La semana pasada te dije que haríamos algo juntos alguno de estos días y no lo hemos hecho. Perdón.-

Me partía el alma ver a mi padre angustiado. Detestaba que se sintiera así, sin ninguna razón.

-No es como dices papi.- acaricie suavemente la mano que tenía entre las mías.- Hace 16 años que cuidas de mi estupendamente. Por si no te diste cuenta, tienes una hija grandiosa.- logré quitarle una sonrisa.

-Y extremadamente humilde.- Secundó.

-¡Por supuesto! Ante todo. Ya en serio papá, no quiero que te sientas culpable.-

-Pero así me siento Ness. Debería haberte dado una madre cuando eras niña.-

Eso ya era demasiado. Nunca necesite una madre y había crecido perfectamente feliz.

-Me saque una A en la exposición que hice el viernes sobre padres solteros criando hijos y el correcto crecimiento de estos papá, por lo que creo que estas equivocado. Te tuve, y tengo, a ti que me vales por todo. Además están los abuelos, los tíos, Ángela y Ben, hasta Lauren, todos ellos son maravillosos, pero tú eres suficiente para mí.

Ok, lo admito, idolatraba a mi padre. Sabía que tenía sus errores, pero no podía pedirle más.

-Eres lo mejor que me ha pasado en esta vida Renesmee.- Me abrazó fuertemente. Lo bueno de tener un papá grandote era que siempre me iba a sentir una niña en sus brazos.

Una vez que le devolví el abrazo, desayunamos juntos y fuimos a casa de mis abuelos.

-¿Ya llego el tío?- pregunté apenas entre a la casa.

- Hola Nessie, si muy bien también.- Saludo Rosalie.

-Lo siento, hola tía hermosa.- me acerqué para darle un beso.

-Aun no llegan.- Me informo abrazándome y saludando a papá.

-Uff…- Refunfuñe.

Estábamos terminando de poner la mesa cuando escuche el ruido del garaje. Salí corriendo para saludar a mi tío.

-¡Dios Renesmee! Pareces una criatura.- Se burló mi padre a lo que respondí sacándole la lengua.- Si, una criatura.- Reafirmo.

-¡Tío!- grite cuando lo vi salir del auto. Era tonto que estuviese tan emocionada, pero hacía más de un año que no lo veía.

-¡Por Dios Nessie! ¡Estas enorme!- fue su simpático saludo.

-¡Y tu estas muy peludo!- fue el mío.

Voy a hacer una declaración que, sin duda sonará mal: Mi tío Jasper es uno de los hombres más hermosos que vi en mi vida.

La belleza en mi familia era hereditaria. Mi abuelo Carlisle era muy apuesto y, a pesar de estar por casi los sesenta, seguía siendo un bello hombre. Rubio, con ojos verdes iguales a los de mi papá y tío, alto y estilizado. Mi abuela, por otro lado, era menuda, pero con "curvas peligrosas" como decía mi abuelo. Su cabello color caramelo (se lo teñía religiosamente una vez al mes) caía en suaves ondas sobre sus hombros y sus ojos celestes le daban una luz de tranquilidad a su rostro con algunas arrugas, casi imperceptibles.

Rosalie era de una belleza descomunal. Había heredado las curvas de mi abuela y su color de ojos, pero su cabello era de un rubio oscuro y caía con algunas ondas hasta el final de su espalda. Y mi padre, bueno, para ser sinceras, muchas madres de mis compañeros desde kínder hasta ahora han querido congraciarse conmigo para poder ver de cerca al guapo doctor Cullen hijo.

Pero Jasper era harina de otro costal.

Quizás se debía a trabajar en el extranjero durante tantos años construyendo casas y esas cosas, pero su look era más… salvaje.

En este momento llevaba su cabello largo hasta los hombros, desprolijo pero limpio, una barba de varias semanas y un bronceado que resaltaba sus ojos. Cuando lo abracé lo note más grande. Sus brazos estaban más fornidos de la última vez que lo había visto. No piensen mal, simplemente creo que es genial y muy hermoso. Tengo una especie de Edipo con el.

-¿Hiciste ejercicio?- le pregunté mientras lo abrazaba y le tocaba los brazos.

-No. Trabaje mucho.- Sonrió soltándome y yendo hacia sus hermanos.- A ustedes los extrañe.- Dijo abrazándolos con fuerza a ambos.

-Nosotros también soso.- Mi papá le decía así desde que eran niños.

-Se nota.- Rió.

Mis abuelos me flanquearon y, mientras mi abuela me besaba, mi abuelo palmeo mi hombro invitándome a entrar a la casa.

Durante el almuerzo, Jazz nos contó dónde había estado viviendo, que había estado haciendo y todo cuanto le preguntamos.

Iba todo bien hasta que Rose le hizo la única pregunta que no me interesaba saber.

-¿Y María? Pensé que vendrías con ella.-

El rostro de mi tío se oscureció de repente.

-María y yo terminamos.-

Intenté con todo mi esfuerzo no ponerme a saltar y dar grititos de felicidad.

-¿Por qué? – preguntó mi padre.- Creía que iban en serio. Es más, estaba seguro que la idea de juntarnos hoy, además de celebrar tu visita, era que nos ibas a anunciar que se casaban.- Quise patear a papá por debajo de la mesa.

-Se lo propuse, pero me dijo que no.-

-¡Está loca!- dije sin pensarlo- ¿Ella te rechazó a ti? –

-Ness.- Mi padre me miraba severamente.

-Lo siento tío.-

-No se preocupen, está bien.-

-¿Quieres contarnos que paso hijo?- En esta familia todo se hablaba y todo se sabía. A veces era un horror.

-Básicamente eso. Estábamos terminando el proyecto, hace unos cinco días y, como estábamos prontos a volver, pensé que sería una buena idea. Me arrodillé y se lo pedí. – Lo que tenía de encantador lo tenía de cursi.- Y ella me miro me dijo que me quería, pero que no tenía pensado casarse. Cuando le pregunte si no quería casarse en general o solo conmigo, no respondió, por lo que asumí que era conmigo.

-Es una estúpida.- Se quejó Rosalie.

-Sin duda.- Secunde.

-Ella se lo pierde cariño, nunca encontrará a nadie tan amoroso como tu.- Terció mi abuela.

-Gracias.- Respondió mi tío.- no estoy tan mal como pensaba.- Agregó.- Creo que en el último tiempo lo veía venir.-

-Pues yo me alegro.- Dijo mi abuelo sorprendiéndonos a todos.- Era obvio que no le caíamos del todo bien y ¿la verdad? A mí tampoco. –

Quien te ha visto y quién te ve Carlisle Cullen. Nos dejó con la boca abierta a los cinco.

-Voy a levantar la mesa.- Anunció mi abuela después de un rato.- Por cierto, invité a Bella a merendar esta tarde. Vendrá con su hijo.-

Bella. Mi abuela me había contado algunas cosas de ella. Por su madre me llamaba Renesmee. Me encantaba escuchar la historia de amistad de mi abuela y esa señora. Yo querría tener una amiga así, pero nunca lo había logrado, y no porque no fuera sociable, sino porque nunca había conocido a nadie con quien compartir todas las cosas.

Mi padre había querido irse, pero mi abuela lo había obligado a que nos quedáramos para conocerlos.

-Edward, no seas descortés. Además tu la conoces, es la hija de tu madrina.-

-Lo sé mamá, pero…-

-No hay peros Edward Cullen.- Mi abuela era de temer.

Estaba en la cocina terminando un pastel que me habían encargado cuando mi tío entro a la cocina.

-Bien Ness, cuéntame ¿Qué es de tu vida?-

-Nada tío, igual de aburrida de siempre.-

-¿Ningún muchacho por el que ponerme celoso?-

Inmediatamente pensé en el tarambana y me sonroje. Que castigo por Dios.

-No.- respondí rápidamente esperando que no lo notara.

-Nessie…- me llamo mi tío.- No me mientas. Sabes de sobra que te conozco y ese rubor fue ¿por?-

-Puede ser que haya visto a algún chico por ahí, pero nada del otro mundo.- Concluí.- ¿Hasta cuándo te quedas?-

-Hasta siempre.- Sonrió.

-¿En serio? ¿Ya no te irás?- pregunté emocionada.

No me iré.-

-¡Yeeeeeeeeey!- festejé mientras lo abrazaba.- ¿Por qué no dijiste nada en el almuerzo?-

-Porque nadie me lo pregunto.- Buen punto.-

Seguimos hablando de distintos temas cuando sonó el timbre.

-Nessie cariño, abre tu por favor.- pidió mi abuela.

Dejé mi labor en la cocina y me dirigí hacia la puerta.

Cuando la abrí, encontré una mujer joven sonriéndome.

-Hola- saludé.- ¿Eres Bella verdad?- pregunté simpáticamente.-

-Correcto.- me sonrió de vuelta.- Y tú eres Renesmee.- afirmo.

-Si un gusto.- Le tendí la mano y la invité a entrar.

Estaba por cerrar la puerta cuando una mano me lo impidió.

-Perdón, me retrase estacionando.- Dijo una voz conocida.

No lo podía creer.

-¿Tarambana?- dije al verlo parado en la puerta de la casa.

-¿Monstruo Ness?- su rostro de sorpresa era asombroso.

-¿Se conocen?- preguntó Bella.

-Del colegio.- respondimos al mismo tiempo.

-Bella cariño, que gusto verte. Hola Jake.- saludo mi abuela mientras seguíamos parados sin decir nada.

-Los niños se conocen.- Le dijo a mi abuela.

-Mamá donde quieres que ponga esto.- preguntó mi padre mientras traía el pastel.- ¿Qué hace esta mujercita acá?- pregunto mirando a Bella.

-Lo mismo pregunto.- dijo ella mirándolo con bronca.

Por lo visto no somos los únicos que nos conocemos.- Dijo Jacob.

Bien. Sería una tarde interesante.

 

Capítulo 10: Acostumbrándose a casa. Capítulo 12: Acuerdo de paz.

 


 


 
14440418 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10758 usuarios