¿Por qué a mí?

Autor: princesavespa
Género: Humor
Fecha Creación: 20/09/2013
Fecha Actualización: 05/06/2014
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 84
Visitas: 58957
Capítulos: 37

Bella tiene un hijo, Jacob, un adolescente rebelde, con muchos problemas de comportamiento, pero que ama a su madre por sobre todas las cosas, por lo que le prometió que cambiaría su carácter al mudarse de la ciudad donde vivían.

Edward en cambio, tiene una hija, Renesmee, que a pesar de ser una muchacha complicada, se desvive por cuidar de su padre y agradarle.

A pesar de eso, tanto Edward como Bella intentaron darles lo mejor y hacer de sus vidas un lugar lleno de amor.

Cuando Jake y Nessie se conocieron en la secundaria, no se imaginaban lo que significarían uno para el otro.

Sus padres tampoco imaginaron lo que cambiaría sus, ya de por si dificiles vidas, cuando este par se conociera...


 

Primero que nada: HOLA A TODAS! 

A lo mejor les resulte algo extraña la temática de esta historia, pero van a ver que a medida que la lean se pone mejor.

Les cuento que esta escrita tanto en tercera persona como con POV de los distintos personajes.

Como siempre, ya saben que me pueden preguntar cualquier cosa que se los responderé tanto como comentario, como mensaje privado.

Espero que me acompañen, como lo hacen siempre!

Para contactarse conmigo pueden hacerlo vía facebook, me buscan como: Princess Vespa.

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Capítulo 8: Hogar Dulce Hogar

NUNEZNA: A pedido tuyo, aca va el capitulo del día. Me diste mucha ternura!

Un beso grande!

 

Bella POV

Era increíble pero finalmente, luego de conducir durante casi dos días, entre paradas y descansos, habíamos llegado a Forks.

Jake miraba por la ventana. Había sido un viaje silencioso, aunque había intentado hablar con el de diversos temas, estaba muy callado y solo me hablaba para preguntarme que quería escuchar o cuando comíamos.

La despedida de mi padre y mis primos y tíos había sido dura.

Yo lloré, Alice lloró, Emmett intento reír… parecíamos los Simpson.

A pesar de las promesas de vernos pronto, fue mucho más triste para mí de lo que había pensado.

Jake fue a saludar a su padre y hermano el día anterior, mientras yo terminaba de empacar.

Según me contó, Sam estaba realmente consternado y Seth le había hecho prometer que lo iría a ver pronto.

Lo de mi padre fue harina de otro costal. Por primera vez en mis 33 años de vida, me separé de él. Aunque sé que soy adulta y que tengo un hijo y responsabilidades, la separación con mi padre sería lo más duro. Es más, no creo que lo soportemos bien ninguno de los dos.

Quizás esto servía para que, finalmente, volviera a su hogar.

-          -¿Y dónde es la casa mamá?- preguntó Jacob mientras nos adentrábamos en el pueblo.

-          -Esa que está allí cariño.- Había visto demasiadas fotos en mi vida de esa casa como para reconocerla. Además tenía un mapa hecho minuciosamente por mi padre. Faltaba la X indicando el lugar.

-          -Es grande.- Estaba sorprendido.

-          -¿Verdad que sí?- Sonreí.- Oye Jakey.- Hacía años que no le decía así.- Estoy feliz de estar aquí contigo cielo. Te amo.- No me cansaría de repetírselo mientras viviera.

-          -Yo también mamá.- Contesto en voz baja.- Me gusta estar contigo, es solo que es todo muy extraño.-

Jacob intentaba mostrarse como un adulto siempre. No importaba cuan molesto estuviese, o si la situación lo superaba, él tenía que ser el serio.

Me preocupaba que una parte de la esencia de mi hijo se hubiese perdido en medio de tantos problemas.

Si bien siempre había cuidado muy bien de él, tenía la sensación que Jake sentía una responsabilidad por mi muy grande.

-          -Lo se cariño.- Puse mi mano sobre la suya.- Pero verás que todo mejorará cuando menos lo esperes ¿quién sabe? – trate de sonar optimista.

Una vez que nos estacionamos en la puerta de la casa,  bajamos para recorrerla.

-          -Jake.- tome su brazo antes de entrar.- Esta casa está deshabitada hace más de 30 años. No sé qué encontraremos una vez que entremos, pero sea lo que sea que haya allí, lo solucionaremos ¿De acuerdo?-

-          -De acuerdo ma.- Tomo mi mano y la apretó con suavidad.- ¿Entramos?-

-          -Entremos.-

Decir que estaba muy sorprendida era poco.

En los últimos días, la imagen de una casa completamente destruida y descuidada estuvo plantada en mi cabeza. No había forma que creyera que me encontraría con lo que me encontré.

-          -No sé mucho de casas, pero esta no está nada mal.- Menciono Jacob apenas entramos.

-          -La verdad que no.- Confirmé.

Una vez atravesada la puerta de entrada, nos encontramos con una sala enorme, con unos pocos muebles, pero bien decorada. Parecía recién pintada de un color naranja suave, muy cálido.

El piso de madera brillaba, como si estuviese plastificado.

Los dos sillones, de un color azul profundo, resaltaban en medio de los colores pasteles que los rodeaban.

Había cerca de tres bibliotecas plagadas de libros. Me acerqué para ver de que eran y me sorprendió ver muchos de leyes mezclados con clásicos ingleses. Era la biblioteca de mi madre.

Sobre la chimenea, al lado de las bibliotecas, había fotos que jamás había visto.

Mamá, papá y yo sonriendo en un hermoso jardín.

Mi madre y Esme en la graduación de mi mamá.

Los compañeros de trabajo de mi padre junto a él en una barbacoa.

Se los veía felices.

Sin darme cuenta comencé a llorar.

-          -¿Estas bien?- me preguntó mi hijo mientras me abrazaba sobre los hombros.

-          -Si amor. Es solo que… No lo sé. Nunca había visto estas fotos.-

-          -¿Quiénes son?- pregunto al mostrarme una que no había visto.

-          -Los Cullen.-

-          -¡Ah! ¿Esme? La señora simpática que me traía juguetes y cosas cuando era niño.- Recordó con cariño.

-          -Exacto.-

Seguimos recorriendo la casa.

El comedor era amplio, muy luminoso, con una mesa y seis sillas.

-          -No necesitaremos tanto.- murmuro Jake,

-          -Tal vez te hagas buenos amigos y nos falten.- Sonreí mirándolo.

-          -Ejh.- Contestó con su típico gesto.

La cocina era preciosa. Muy luminosa, con una pequeña mesa y una isla en el centro.

Según lo que mi padre me contó, mamá era una gran cocinera. Yo había heredado algo de su talento, pero nunca tenía tiempo para hacer uso de el. Esta vez sería distinto.

-          -Ve a elegir tu habitación.- Le indique a Jacob.

Seguí merodeando un rato más por la planta baja, solo me quedaba ver el pequeño baño, y me dirigí hacia la planta alta.

-          -¡Yo quiero esta!- grito mi hijo. Era la primera apenas se subía al primer piso.

-          -A ver…- Me adentré. Era grande. Tenía una cama y una mesa de luz nada más. Era una suerte haber traído algunas cosas de Phoenix.- ¿Estás seguro?- No parecía muy bonita.

-          -Sí. Mira.- Me indico que me acercara a la ventana.- Párate aquí. Tiene una vista genial.- amaba el aire libre.-Pero además, mira esa pared.- señalo la que estaba en opuesto a su cama.- Es gigante. Puedo pintar lo que quiera.-

Además del deporte, Jacob amaba la pintura. Tenía talento. No sabía de quien lo había heredado, tal vez de nadie sino que es algo propio.

En casa de mi padre, que raro pensarlo así ahora, había dejado un par de cuadros hechos por Jake, realmente buenos.

-          -Si me pides permiso, claro que si.- Lo reté en broma.

-          -Amada madre, me dejarás pintar mi pared ¿A que si?-

-          -Si lisonjero. Te permitiré pintar tu pared.- lo golpee suavemente.- Vamos a ver cuál es la mía ¿Quieres?-

-          -Vamos.- Salimos de la habitación de Jake y nos dirigimos por el pasillo.

Había tres puertas. La primera era un gran y espacioso baño, justo enfrente a la habitación de Jacob.

La segunda, una habitación era un poco más pequeña que la de Jake, pero igual de luminosa. Contaba con un sillón, una mesa pequeña y un mueble con varios libros y carpetas. Asumí que sería el estudio de mi madre.

-          -Sería el estudio de la abuela ¿No?- pregunto Jake.

-          -Creo que sí.- No podía hablar demasiado. Sentía que en cualquier momento comenzaría a llorar otra vez.-

-          -Ven, vamos a ver la otra.- Dijo mi hijo tomándome de la mano para salir de allí.

Entramos por la tercera puerta y todas las lágrimas que intente contener se me vinieron encima.

No solo era una habitación hermosa, totalmente decorada en colores claros mayormente, sino que el perfume de mi madre me golpeo como una bofetada.

Si bien era muy pequeña cuando murió, dentro de mí tenía muy metido dentro, el aroma de mamá. Era como a fresias y violetas, mis flores favoritas.

Me senté en la espaciosa cama y deje que las lágrimas salieran de mí sin tapujos.

Jacob se sentó a mi lado y se limitó a pasar su brazo por mi hombro.

-          -Lo siento mamá.- Susurró.- Si yo no fuese un desastre, seguramente seguiríamos en casa y tu no tendrías que enfrentarte a esto.-

Lo miré seriamente, mientras me sacaba las lágrimas.

-          -Quiero que escuches bien lo que te voy a decir Jacob Swan.- Me incorporé en la cama.- Tú no eres un desastre. No hay forma que lo seas. Eres un adolescente hormonal y temperamental, nada más. Es verdad que a veces te pasas de listo, pero eso es porque eres demasiado inteligente para tu beneficio. No es tu culpa que nos hayamos mudado aquí. Tarde o temprano nos iríamos de Phoenix, yo ya no lo soportaba más.- No le estaba mintiendo. Si bien no pensaba irme a Forks, estaba segura que no quería seguir viviendo en Phoenix. Todo era demasiado rápido, demasiado caliente, demasiado… no sé. Demasiado.

-          -A veces creo que no hago más que arruinarte la vida.- No iba a llorar, Emmett le había inculcado la mentalidad de “macho”. Pero estaba a punto.

-          -Te voy a pedir que dejes de decir idioteces Jake. Si hay algo que hiciste en mi vida fue mejorarla. – acaricié su mejilla.- Vamos, sigamos recorriendo la casa.- Me puse de pie.- Esta habitación es mía, de más está decirte.- Sonreí haciéndolo sonreír a él.

Una vez que terminamos, ático incluido, comenzamos a bajar las cosas del auto y del pequeño remolque de mudanza que había alquilado. El resto de las cosas llegarían en la semana.

-          -¡Mamá! – me llamo Jacob desde la sala.- Creo que esto es para ti.- Dijo tendiéndome un sobre que decía “Isabella”.

-          -Cariño, tu poder de observación es impresionante.- Bromee.

Abrí el sobre y dentro encontré una carta escrita con una hermosa letra.

 

Bella:

Espero que el viaje haya sido placentero para ti y para Jake y que se encuentren a gusto.

No sé con qué creerías que te encontrarías, pero me tome el atrevimiento de hacer unos pequeños arreglos en la casa.

Tu padre, antes de irse, me dejo un juego de llaves, ante cualquier situación, por lo que hice uso.

Espero que no te moleste, pero no podía pensar en que la casa que, con tanto esfuerzo, compraron y arreglaron tus padres, se viniera abajo.

Si algo no es de tu gusto, o el de Jacob, házmelo saber ¿Si?

Llámame cuando llegues así sé que están bien.

Un abrazo fuerte.

Esme

Esta mujer era increíble.

Sin decir una palabra, saqué mi teléfono y marqué su número.

       -¿Bueno?- Contesto una voz masculina.

         -Buenas tardes, habla Isabella Swan.-

          -¿Bella? Qué bueno escucharte, habla Carlisle. No creo que me recuerdes.-

-          -Hola Carlisle, no en realidad, pero sé quién eres.- Respondí sonriendo. Papá hablaba maravillas -de él.- Que gusto hablar contigo.- Dije sinceramente.

-          -Lo mismo digo Bella ¿Cómo fue el viaje?-

-          -Bastante tranquilo, considerando que viajo con un adolescente de 16 años.- Reí mientras Jake me miraba frunciendo el ceño.

-Imagino que querrás hablar con Esme.-

-La verdad que sí. Quiero agradecerle por lo que hizo en la casa. Es maravilloso. –

-Ella es maravillosa.- Sentí una punzada entre ternura y envidia. – Pero no le digas que le dije.-

-Mi boca está sellada.- respondí.

-Te comunicaré con mi esposa. Espero verte pronto Bella.-

-Sin duda así será. – Aseguré.-

Luego de unos segundos tomo el teléfono Esme.

-Hola cielo.- me saludo.

-Eres increíble madrina.- Le dije profundamente emocionada.- No debiste.-

-¡Oh Bella!- también se la notaba emocionada a ella.- Si debía. Eres la hija de mi hermana del corazón. No hay forma que no hiciera eso por ti… por ella.-

Ambas estábamos llorando.

-Pensaba…- dije cuando pude articular palabra.- ¿Quieren venir a cenar? Se que recién llegamos y no tengo mucho para ofrecerles, pero tengo tantas ganas de verte y de conocer a Carlisle.-

Jacob me miraba desde el sillón.

Siempre me vio fuerte, dura y hasta algo antipática, no era de extrañarse que se sorprendiera al verme vulnerable y llorona.

-Por supuesto que sí. En media hora estaremos allí. No se te ocurra comprar nada, nosotros llevamos.-

-Pero Esme, la idea era que…- No me dejo continuar.

-Hasta dentro de un rato cariño.- Dijo cortando la comunicación.

Jacob continuaba mirándome extraño.

-¿Qué?- le pregunté un poco molesta.

- ¿Quién eres tú y dónde está mi antipática madre?- Respondió son sorna.

Lo próximo que supo fue que un almohadón se estrellaba en su frente.

Capítulo 7: Delicias cotidianas. Capítulo 9: Encuentros fortuitos.

 


 


 
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