¿Por qué a mí?

Autor: princesavespa
Género: Humor
Fecha Creación: 20/09/2013
Fecha Actualización: 05/06/2014
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 84
Visitas: 58980
Capítulos: 37

Bella tiene un hijo, Jacob, un adolescente rebelde, con muchos problemas de comportamiento, pero que ama a su madre por sobre todas las cosas, por lo que le prometió que cambiaría su carácter al mudarse de la ciudad donde vivían.

Edward en cambio, tiene una hija, Renesmee, que a pesar de ser una muchacha complicada, se desvive por cuidar de su padre y agradarle.

A pesar de eso, tanto Edward como Bella intentaron darles lo mejor y hacer de sus vidas un lugar lleno de amor.

Cuando Jake y Nessie se conocieron en la secundaria, no se imaginaban lo que significarían uno para el otro.

Sus padres tampoco imaginaron lo que cambiaría sus, ya de por si dificiles vidas, cuando este par se conociera...


 

Primero que nada: HOLA A TODAS! 

A lo mejor les resulte algo extraña la temática de esta historia, pero van a ver que a medida que la lean se pone mejor.

Les cuento que esta escrita tanto en tercera persona como con POV de los distintos personajes.

Como siempre, ya saben que me pueden preguntar cualquier cosa que se los responderé tanto como comentario, como mensaje privado.

Espero que me acompañen, como lo hacen siempre!

Para contactarse conmigo pueden hacerlo vía facebook, me buscan como: Princess Vespa.

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Capítulo 9: Encuentros fortuitos.

Este capítulo va dedicado mi querida Sophie. Gracias por el ánimo y por seguir la historia!

Acá va lo que me vienen pidiendo. Espero que me cuenten que les pareció.


 

El reencuentro de Bella con los Cullen fue muy afectuoso.

Esme estaba realmente muy emocionada cuando volvió a ver a Bella y, literalmente grito, cuando vio a Jake, a quien había visto por última vez cuando tenía 6 años.

Carlisle se había quedado mudo al ver a Isabella. El recuerdo de ella era de una bebe sonrosada y muy bonita, por lo que al ver a la mujer adulta que tenía enfrente se sintió muy grande de pronto, ni hablar cuando conoció a Jacob.

En esta oportunidad, Rosalie los había acompañado, por lo que la charla fue básicamente dominada por las mujeres.

-          Jake ¿Qué deporte te gusta?- pregunto Carlisle para romper el hielo liego de más de una hora de escuchar hablar cosas de mujeres.

-          En general cualquiera. Me gusta mucho el fútbol soccer, de hecho lo juego desde pequeño.-

-          Creo que el deporte que se juega en la secundaria de Forks es el básquet.-

-          También me gusta. Mi abuelo y mi tío son fanáticos de los deportes en si, por lo que he visto y jugado casi todo.-

Jacob estaba acostumbrado a tratar con adultos, por lo que no le resultaba difícil la comunicación con ellos.

-          ¿Usted sigue algún equipo?-

-          Se podría decir que a los Lakers, pero ¿la verdad? No veo demasiado. Y por favor Jake, no me digas de usted. Solo Carlisle.- 

A Jake le gustaba esta gente. Esme había sido en extremo cariñosa cuando lo vio. Rosalie agradable, no en exceso y Carlisle iba en camino de agradarle también.

Cuando terminaron la velada, donde no faltaron lágrimas, risas y algunos gritos entusiastas, finalmente se despidieron y pudieron irse a dormir.

Carlisle le había comentado a Bella que en el hospital de Forks no había especialistas en rehabilitación, cosa que era necesaria, por lo que le insistió para que se presentara. El por su parte la recomendaría.

Cuando finalmente pudo meterse en la cama, se sentía plena.

Estaba con su hijo, viviendo en su casa, llena de recuerdos, que si bien eran algo agridulces, eran suyos, y cerca de personas que le demostraban que les importaban.

Tenía una esperanza renovada.

Se durmió con la sensación que, finalmente, las cosas iban a mejorar.

 

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-          Esta escuela es muy aburrida.- Se quejó Jacob.

Habían pasado casi una semana  en Forks.

-          Tardaste bastante en darte cuenta.- Le indico su madre sarcásticamente, mientras terminaba de ordenar los últimos libros que le quedaban.

-          En serio mamá.- Tiro su mochila en el sillón mientras iba hacia la cocina por algo que beber.- Todo lo que están viendo, yo ya lo vi. –

-          ¿Todo?- siguió la conversación Bella.

-          Bueno, en su mayoría. Todavía queda el día de mañana. Tal vez me sorprenda. O muera de aburrimiento.- Se dejó caer en el suelo de la sala mientras prendía la televisión.- ¿Cómo te ha ido en el hospital?-

Isabella había tenido una entrevista con el director del hospital y, luego de exhaustivas pruebas, recomendaciones y demostraciones, accedió a darle un puesto en el departamento de traumatología, en el área de rehabilitación.

-          Bien… fue difícil, pero finalmente accedieron a darme el puesto.

Jacob se reincorporo en el piso para observar a su madre.

-          ¡Hey! Esa es una buena noticia ma…- Dijo mirándola.- ¿No te pone contenta acaso?-

Por supuesto que la ponía contenta. El problema es que estaba de un humor horrendo.

Cuando finalmente logro terminar la entrevista de trabajo teórico-práctica, estaba retrasada para presentar unos papeles de la casa en la intendencia de Forks, por lo que cuando salió disparada del hospital, lo hizo tan preocupada en llegar a horario que no reparo en el auto que estaba entrando al estacionamiento a la vez que ella salía.

Se tensó a recordar la situación:

-          Y encima voy a llegar tarde a la oficina, y me van a querer cobrar una multa, y todo por la burocracia de este pueblo ¡Dios!-

 Estaba que trinaba. No podía entender la necesidad de corroborar todos y cada uno de los datos de su currículo. Ni hablar de tener que demostrarle al Jefe de traumatología que era capaz de manejar un paciente con un esguince ¡Vamos! Ella había tratado a pacientes que no podían caminar, un esguince no era absolutamente nada.

Estaba saliendo del estacionamiento, cuando un auto gris se le atravesó, provocando un choque inminente.

Bella simplemente cerró los ojos esperando el impacto, pero este nunca llego.

Al parecer el conductor tuvo las suficientes luces como para desviar el vehículo.

Luego de cinco segundos donde creyó que moriría dejando solo a su hijo en un pueblo desconocido e imaginando toda clase de desastres que le sucederían, volvió en sí.

Bajo de su auto dispuesta a romper el frente del auto que se le había cruzado.

Una vez que llego donde estaba el vehículo, comenzó a golpear el vidrio del conductor insistentemente.

-          ¡Oye imbécil! ¡Casi me matas!- grito completamente enajenada.

Vio que había un movimiento dentro del auto, por lo que se corrió esperando que el perfecto idiota que casi la mataba bajara del mismo.

Estaba preparándose mentalmente para golpearlo, cuando vio bajar a un hombre, de unos treinta y tantos, alto, muy alto, algo grande, no como de gimnasio, sino corpulento, pero no exagerado. Llevaba el cabello algo largo y era de un color cobrizo. Pero fueron sus ojos lo que la dejaron muda. Unos ojos de un verde intenso, que la miraban con la misma furia que, creía ella, tendría también.

Edward estaba tan enfadado como ella.

Venía de su casa, luego de haberse dormido, a pesar de los intentos de Nessie por despertarlo antes de irse. Llevaba toda la semana llegando sobre la hora, y pretendía, por una vez en esta semana, llegar a horario.

Estaba entrando a toda velocidad cuando se le cruzo una camioneta de la era precámbrica.

Rápidamente giro el volante logrando salir del paso y frenando a unos pasos de la chatarra.

Quedo en estado de shock. No podía seguir así. Tenía que tomar las riendas de su vida y comenzar a comportarse como un adulto. Si le llegaba a pasar algo, su hija no se lo perdonaría nunca en la vida.

Reaccionó cuando unos golpes frenéticos estallaron contra la ventana de su Volvo.

Tomo coraje y se dispuso a salir del auto para enfrentarse al idiota que salía en contramano del estacionamiento.

Cuando vio que se trataba de una mujer pensó “todo un cliché” mujeres que conducen mal por maquillarse.

Le sorprendió que lo increpara de esa manera. Era una mujer pequeña, menuda, no muy llamativa. Su cabello castaño estaba prolijamente alisado y caía libre por su espalda, nada especial. Sin embargo al mirarla a los ojos le sucedió algo extraño. Sintió como si la conociera.

-           Deberías ver por dónde vas querida. Estabas saliendo por la entrada del estacionamiento. Creo que es tu culpa eso de “casi morir”.- Su voz era algo rasposa, profunda y sonaba arrogante.

-          ¿Sí? Pues tú venías a demasiada velocidad.- logro argumentar Bella, una vez que se repuso de la impresión.

No es que no hubiese visto hombres bien parecidos, de hecho había salido con varios, pero era la actitud desenfadada lo que la había descolocado. El desgraciado la había mirado de una manera demasiado extraña, como analizándola.

-          Pero parece que gracias a mi velocidad, estamos vivitos y coleando ambos.- repuso.- De no haber sido por mis reflejos, estaríamos dentro del hospital tratando de ser reanimados.-

Bella se exaspero ¿Cómo podía bromear con algo así?

-          Escucha imbécil redomado.- le espeto furiosa- Tienes suerte que este apurada, sino probablemente estarías en sala de reanimación, intentando despegarte el palo que habría incrustado en tu cabeza.-

Edward rio sonoramente. Le causaba gracia imaginarse a esa pequeña mujercita golpeándolo con un palo.

-          Realmente es una pena que no tengas tiempo de intentarlo.- Sonrió socarronamente- Es algo que pagaría por ver.-

-          Cuando quieras.- Le contesto Bella mientras se daba vuelta para irse.

-          ¡Oye mujercita!- grito Edward, provocando en Bella que su ira creciera.- Asegúrate de salir por donde corresponde.-

-          Imbécil.- Dijo en voz alta para que el la escuchara.

-          ¡A su servicio!- Continuo Edward.

Bella se giró mirándolo con una ira asesina.

Él no pudo evitar sonreír. Evidentemente disfrutaba discutir con las mujeres con mal genio.

-          Mamá… ¡Madre! ¡Te estoy hablando!- Jacob pasaba una mano sobre la cara de su madre al ver que esta no reaccionaba.

-          Lo siento cariño ¿Qué me decías?- pregunto volviendo en sí luego de recordar su mañana difícil.

-          Si quieres ir a festejar tu trabajo a algún lugar. Embry dice que hay un buen lugar donde comer hamburguesas en el centro.-

A pesar de “ser aburrida”, Jacob había logrado conocer algo de gente decente en el instituto. El primer día había hablado con Embry, un chico agradable que se ofreció para mostrarle su aula, cuando lo vio perdido en el corredor. Habían compartido Álgebra y Biología. A lo largo de la semana se dieron cuenta que estaban en bastantes clases juntos. Embry se había ocupado de presentarlo con algunos chicos más, Quil, Claire, Paul, Jane y Jared, un grupo de amigos que se conocían desde el kínder. Al principio Jake creyó que lo dejarían fuera del grupo, pero para el jueves a la tarde, podía decir que tenía unos compañeros agradables y una mesa para el almuerzo fija, mucho más de lo que había obtenido en Phoenix.

-          Me parece una buena idea cariño.- Contesto Bella.- Más tarde iremos ¿Cómo vas con la pintura de tu habitación?-

Al estar tan adelantado en sus clases, los maestros prácticamente no le daban nada para hacer para casa, por lo que, en las tardes, Jacob pintaba. Comenzó con formas abstractas, hasta que decidió hacer un gran mural de un lobo aullándole a la luna, algo que a Bella le ponía los pelos de puntas.

-          Bien.- respondió secamente.- Nada extraordinario. Me quede sin pintura negra y azul ¿Podríamos comprar unos botes cuando vayamos a la ciudad?-

-          ¿Seguirás pintando el lobo?-

-          Si mamá.- respondió cansinamente.

-          ¿Nada de lo que diga hará que te convenza de lo contrario?-

-          Nada. Vino esa imagen a mi cabeza y eso es lo que pintaré. Además me falta muy poco para terminarla ¡Vamos! No es tan terrible. Podría pintar algo más tétrico, como una calavera largando dagas por los ojos, o zombis o algo tan perturbador como Arco Iris y unicornios.-

Bella no pudo evitar reír al escuchar a su hijo.

-          Entiendo el punto, entiendo ¿Sí? Esta vez ganas. Pero no entraré a hacerte la cama ni ordenar nada ¿Estamos?-

-          Estamos. No sé a qué viene tanta aversión por los lobos…-

-          Son grandes, muerden, aúllan y pueden comerte. Eso.-

-          ¿Y no tiene nada que ver con cierta película que te hizo ver Emmett alguna vez?- Jake conocía la anécdota de las películas de horror que su tío Emmett obligaba ver a su madre. El entendía su miedo, pero era ridículo. El no pintaba hombres lobo, solo un lobo.

-          No daré declaraciones malvado.- Agrego sacándole la lengua a su hijo.- Un unicornio sería bonito…- Le sonrió afectuosamente.

-          Luego pinto uno en tu habitación.- La cortó dando por terminado el tema.

 

 

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-          ¡Ahhhh! ¡Días como hoy odio haberme levantado de la cama!- gritó Nessie entrando a la casa de sus abuelos.

-          ¿Qué te paso peque?- Pregunto Rosalie, que estaba en la casa desde hacía un rato.

-          Pasa que una va a la clase lista para dar un ensayo cuidadosamente preparado y un idiota arruina la presentación ¡Eso pasa!-

-          A ver, vamos a la cocina que te haré un té y me cuentas.- Indico Rose guiándola hacia la cocina.

Era viernes finalmente. Renesmee había estado toda la semana preparándose para exponer un ensayo sobre las relaciones entre los padres solteros y sus hijos.

La consigna crear hipótesis sustentable sobre relaciones familiares e interpersonales.

Luego de una minuciosa investigación, uso su experiencia como hija de padre soltero, para idear distintas posibilidades al respecto.

Su punto era el de demostrar que no hacía falta tener a los dos padres para crecer feliz.

Luego de repasar sus fichas, el profesor de humanidades la llamo al frente.

-          Bien Renesmee, estamos listos cuando tu estés lista.- Anunció sentándose en su escritorio.

-          Gracias Sr. Swyer- Le sonrió amablemente.-

Nessie comenzó su explicación con distintos testimonios de hijos de padres felizmente casados, viudos y solteros, deteniéndose en distintos puntos clave de la conversación para remarcar las palabras que se repetían entre ellos.

-          Como ven las palabras “estabilidad” “normalidad” y “aceptación” predominan en los tres casos.- Índico con un aire de seguridad.- Particularmente creo que la relación entre padre e hijo triunfa cuando hay una buena comunicación entre ellos, independientemente de las circunstancias. Pude constatar, también, que en la mayoría de los casos, es más dificultoso para un hombre el ser padre soltero ya que la mujer tiene otras herramientas a la hora de defenderse como protectora de su hijo.-

Jacob estaba sentado detrás de todo dibujando en su cuaderno. La exposición no le llamaba la atención en lo más mínimo. Él sabía de primera mano lo que era ser hijo de una madre soltera, por lo que no le interesaba lo que esta niñita mimada decía, es más, ni siquiera le había concedido mirarla para ver quién era. Solo su voz con ese aire de suficiencia le hastiaba.

Estaba concentrado en su dibujo hasta que escucho la última frase y, casi sin darse cuenta, soltó una pequeña carcajada.

-          ¿Disculpa?- preguntó Renesmee al verse interrumpida.- ¿Dije algo que te cause gracia?-

Jacob se limitó a negar con la cabeza y continuar con su dibujo.

-          ¡Oye! ¡Chico que no había visto nunca en esta clase! Dime ¿Qué te pareció tan chistoso?-

Estaba realmente indignada. No toleraba que se rieran de ella y menos que la interrumpieran cuando estaba realizando alguna tarea escolar.

Lentamente, Jake dejo la lapicera en la mesa y se dignó a mirar a su compañera.

Cuando fijo sus ojos en ella, quedó mudo.

Ahí parada frente a él, se encontraba la chica más bonita que había visto en su vida.

Alta, estilizada, con su cabello cobrizo trenzado prolijamente, sus ojos cafés que lo miraban cargados de furia y una mueca en su boca de enfado que lograba que pareciera aún más hermosa.

Era como si el tiempo se hubiese detenido.

A su vez, Renesmee contuvo el aire.

No tenía ni idea de quien era ese mal educado que había osado reírse de ella, pero cuando lo vio, olvido momentáneamente su enfado y solo pudo reparar en los ojos oscuros que estaban clavados en ella. Era guapo, sin duda, pero no convencionalmente.

Sus rasgos eran muy marcados logrando así una imagen algo feroz.

Su cabello, negro azabache, estaba cortado prolijamente enmarcando su rostro.

A pesar de estar sentado detrás de todo, Nessie pudo ver sus anchos hombros. Definitivamente era llamativo.

A pesar de ambos sentir que el tiempo se había detenido, unos carraspeos hicieron que vuelvan en sí, para darse cuenta que toda la clase estaba expectante a la respuesta de Jacob.

-          No me reí de ti.- Dijo finalmente.- Solo que me causa gracia que afirmes, con total certeza, que para un hombre es más difícil criar un hijo solo, que para una mujer.-

-          ¿Y por qué lo dices?- pregunto ya repuesta Renesmee.

-          Porque creo que una mujer tiene muchas menos recursos para hacerse cargo de su hijo. Tal vez tenga instinto, pero es más vulnerable. Tarde o temprano, necesitara ayuda.-

-          ¿Tú crees que el hombre no? Tu manera de pensar es demasiado machista.- Rebatió.

-          Puede ser, pero creo que, a pesar de todo, un hombre puede encontrar ayuda más rápido que una mujer. Además a las mujeres les encantan los hombres con hijos, los ven tiernos o que se yo.- Toda la clase rio con el último comentario de Jacob.

-          Esa es una de las cosas más estúpidas que escuché en mi vida.-

-          Renesmee, te pido que seas tolerante con las opiniones de los demás.- La cortó el maestro Swyer.- Dime… ¿Jacob verdad?- pregunto mirándolo con simpatía.

-          Si.- respondió secamente.

-          ¿Por qué sostienes esa opinión?-

-          Mi madre me tuvo cuando era muy joven y tuvo que renunciar a todos sus sueños por cuidarme.- Se escuchó un murmullo de fondo.- No es que se arrepienta, me lo demuestra todos los días, pero si se cuán difícil fue para ella.-

De más estaba decir que Jacob no era un muchacho demasiado demostrativo, pero cuando se trataba de su madre, no podía ocultar su admiración.

-          Interesante.- Murmuro el Sr. Swyer.- ¿Qué opinas Renesmee?-

Para esa altura, Nessie ya había guardado sus tarjetas, pero seguía parada frente a la clase.

-          Creo que depende de la vivencia de cada uno. Al fin y al cabo, nada es absoluto.- Y diciendo esto, le lanzo otra mirada asesina a Jacob y se sentó en su lugar.

 

-          Vaya.- Sonrió Rose.- Parece que encontraste a alguien tan molesto como tu.- Rió suavemente.- ¿Volviste a hablar con el muchacho?-

Esta conversación la exasperaba.

-          No tía. Simplemente salí del aula rápidamente. Lo único que me faltaba era detenerme a hablar con el idiota.-

-          Y el idiota ¿Qué aspecto tiene?-

-          Oh bueno… está bien. Creo ¡No lo sé tía! Estaba demasiado ocupada pensando en odiarlo como para notarlo.- Mintió descaradamente.

A pesar del encuentro fallido, sabía que algo había sucedido dentro de ella al momento de ver a Jacob.

Definitivamente no creía en los flechazos. Siempre creyó que eran un mito. De hecho, detestaba las novelas románticas donde los protagonistas se enamoraban tan solo mirarse a los ojos una vez. No, no y no. Lo que ella había sentido era odio, rencor, fastidio, de todo, menos un flechazo, y si por alguna razón, Cupido había osado en atacarla, ella lo estrangularía con su propio arco.


¿Y? Qué les pareció el encuentro? 

Particularmente, a mi me gusto mucho. 

Ya me dirán.

Capítulo 8: Hogar Dulce Hogar Capítulo 10: Acostumbrándose a casa.

 


 


 
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