Sangre Azul

Autor: LunaLautner
Género: Romance
Fecha Creación: 18/04/2010
Fecha Actualización: 18/08/2010
Finalizado: SI
Votos: 14
Comentarios: 64
Visitas: 51485
Capítulos: 31

¿Qué pasaría si de pronto tu mejor amigo dejase de serlo?…

¿Que al que vistes como tu hermano durante tanto tiempo deje de verse como tal?...

Dicen que el dinero no compra la felicidad… Es cierto…

Muchos pensaron que  mi vida era perfecta. Perfectos familia, lujos, muchos autos, mucha ropa y joyas… pero lo que nunca se imaginaban era que… aunque amaba a mi familia con todo mi corazón, que tenía todo lo que yo deseaba… no era feliz… o por lo menos… no del todo.

Mi familia tenía un gran secreto…

Y…Yo también…

 

 

          Nessie C.

 

 

 

Holaaa a todooos :D akii esta un fic creado x mii.. espero ke les guste tanto como a mi porque esta hecho con amor... espero estar actualizando la historia para no dejarlos esperando tanto jeje... tambien lean "El Legado de Amar" q es otra de mis historias inspirada en la saga de Twilight... estos personajes son exclusibos de la autora de la saga... solo escribo la historia que me gustaria para Jacob y Nessi....

Team Jacob 4ever :D

Amanda Barrios :D

 

Akii esta el link de la 2da parte *-*

http://lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=925

 

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Capítulo 30: Cap XXX

El tío Emmett se había molestado pues me decía que mis niñas no tendrían nada de él es sus nombres. Había hecho puchero durante una semana. Pero cuando le dije que a las niñas les gustaba, pues las hacia reír, a él se le paso todo enojo y se dispuso a llevar ciertos muebles para la habitación de las bebés.

La tía Alice se volvió loca comprando conjuntos para niña, todos eran hermosos. Había muchos conjuntitos para gemelas, pequeños vestiditos ligeros, sombreritos y cintillos. Había comprado botitas mullidas y chaquetas.

El cuarto de las niñas seria pintado de color lila. Yo casi le lloro a la tía Rose por ello, pues quería que fuera de ese color. Tenía una obsesión con ese color muy grande. Habíamos comprado dos cunas, nos sillas para el auto, 2 mecedoras para bebés y una para mí. Había también una cómoda blanca con mariposas color rosa pastel. Pequeños cepillos y lazos estaban colocados en un neceser dorado muy hermoso.

Las gavetas estaban llenas de la ropa que Alice y Rose habían comprado. Solo faltaban ellas.

Jacob y yo estábamos en nuestra casa. A decir verdad nos estábamos tomando el tiempo de conocerla, pues desde que habíamos llegado había estado recluida en la casa.

Era bastante grande, de dos pisos.

En el primero estaba la sala comedor, toda decorada en colores blancos y cremas. El sillón era de cuero beige. Los grandes ventanales estaban cubiertos por cortinas blancas que llegaban al suelo. La cocina estaba muy bien equipada. Nuestro comedor era enorme, y muy parecido al de nuestro departamento en Nueva York. En el primer piso había un baño, el cuarto de lavado y una pequeña biblioteca. Teníamos un jardín hermoso y con un gran cerezo en el.

El siguiente piso estaba compuesto por 5 habitaciones de las cuales, la más grande era la que ocuparíamos Jacob y yo, otra que era de las bebés, dos más de visitan y una sala de juegos que había ordenado el tío Emmett con ayuda el abuelo. Todos habían colaborado en vez de contratar a alguien que lo hiciera por ellos.

Una tarde mientras estaba sentada en el jardín de la casa Cullen comencé a tener dificultades para respirar. No le di mucha importancia así que continué con el libro que estaba leyendo. Minutos después un fuerte dolor en el vientre me hizo tirar el libro al césped. Contuve la respiración para no gritar, pero otra fuerte punzada me hizo gritar del dolor. En un minuto estaba rodeada de todos mis tíos, más atrás les seguían los abuelos. Era muy temprano así que mis padres aun no llegarían.

-¿Qué súdese Nessie?- dijo la tía Rose colocándose frente de mí.

-Me duele-dije con las manos sobre mi vientre- me duele mucho- gemí de dolor ante otra punzada.

-Creo que llego la hora Nessie. Emmett llévala a la biblioteca. Alice llama a Jacob y Jasper comunícate con Edward y Bella.

-Ahhhh- grité cuando otra fuerte punzada me hiso caer y quedar arrodillada en el suelo. El tío Emmett me levanto y me llevó hasta la biblioteca.

Eran cada vez más dolorosas, al principio eran como calambres, pero se estaban convirtiendo en una agónica tortura. Como si desgarraran mis entrañas. Sabía que ellas estaban sufriendo, lo sentía. Pero no me atrevía a bajar mis defensas, era un cobarde, por no poder hacer nada por ellas.

-Tienes contracciones cada 6 minutos Nessie. Y aun no has roto fuente. Rosalie. –Grito el abuelo- ¿Qué sucede con Edward donde esta?

-Abuelo… abuelo- grité mientras un liquido trasparente se derramaba por mis piernas.

-Clama cariño, acabas de romper fuente. Las niñas estarán aquí pronto ¿sí?- habían colocado en vez de la camilla una cama de hospital. El abuelo me estaba conectando a los monitores que emitían un pitido fastidioso.  Los dolores eran intensos, así que el abuelo me inyecto un medicamento para el dolor.

Habían disminuido pero me sentía fatal.

-Carlisle ¿Qué pasa?- entro mi padre en la habitación muy alterado con mi madre pisándole los talones. Ella se colocó de mi lado y coloco su mano fría en mi frente. Eso me relajaba mucho.

-¿Cómo te sientes?-preguntó ella

-Mejor ahora que están aquí.- ella me sonrió y busco una silla para sentarse  junto a mí.

-Ya ah comenzado el trabajo de parto hijo- decía el abuelo a mi padre- rompió bolsa hace unos 10 minutos y está avanzando muy rápido. Le aplique…- el monitor empezó a sonar mientras que otra contracción mucho pero mucho más fuertes que las anteriores llegaba. Yo grite a todo pulmón. Era horrible. Las sabanas blancas que había en la cama comenzaron a teñirse de un rojo carmesí. Me asusté tanto que me aferre al brazo de mi madre. 

-Edward mira- Mi padre corrió a mi lado observando los monitores.  Mi abuelo me estaba revisando y luego mi miro a mi padre.

-Ya viene una-dijo él. La tía Rosalie estaba en la puerta, lista para recibir a la primera bebé cuando naciera.

-¿Dónde está Jacob?- pregunté entre jadeos. Todos se miraron confundidos, parecía que no me habían escuchado.- ¿Dónde está Jacob?- dije un poco más fuerte.

-Aquí estoy cariño –dijo apresurándose a colocarse a mi lado- perdón, perdón, estaba comprándole algo a las bebés cuando sonó el celular y la loca vidente de Alice me decía que estabas mal.-él tomó el lugar de mi madre y apretó fuertemente mi mano.

-Escúchame bien Renesmee… vas a pujar con todas tus fuerzas ¿me entiendes?... cuando cuente hasta diez tomaras aire y luego comenzaremos a contar de nuevo esta bien. –dijo el abuelo calmadamente a los pies de la cama. Yo asentí y el separó mis piernas sobre la cama. Era extraño estar en esa posición sabiendo que solo Jacob me había visto de ese modo. Pero en ese momento el abuelo no era un familiar, era el Doctor Carlisle Cullen junto con el Doctor Edward Cullen atendiendo a una paciente.

Cuando me lo indicaron comencé a pujar. No sabría describir la sensación de estar dando a luz. Era una mezcla de dolor y a la vez regocijo pues estabas trayendo al mundo a tu hijo.

Luego de media hora pujando con todas mis fuerzas escuche el ronco llanto de la bebé.

-Sharabeth, 2,300Kg, 10:20 am.- dijo el abuelo mientras mi padre anotaba en una hoja. La tía Rosalie tenía la bebé en brazos y la arropaba con una manta. No pude verla bien, se la había llevado muy rápido, no había pasado un minuto cuando escuche el llanto fuerte de la pequeña en el primer piso. Estaba agitaba, pues quería saber porque lloraba, tal vez me necesitase, pero aun tendría que nacer la segunda bebé.

-Tenemos un problema Edward. – dijo el abuelo.

-¿Qué sucede?- dije en un pequeño susurro. Jacob con su cabeza pegada a la mía diciéndome que me calmara que todo estaría bien y que no apurara al abuelo.

-La bebé esta con las piernas hacia abajo y no podemos hacer que se gire.- dijo el abuelo.

-¿Tendrán que operarla?- preguntó Jacob.

-Sí, pero no hay de qué preocuparse, estábamos listos por si había que hacerlo así todo está bien. –Dijo mi padre- tranquilo.- Jacob asintió y me miro dulcemente. Yo estaba totalmente aterrada.

-Recuerda la promesa que me hiciste. Si tienes que elegir… elíjela a ella.- dije con mucha dificultad. Me estaba faltando el aire y decidieron ponerme una mascarilla de oxigeno.

-Nada te pasara te lo prometo.-luego me dio un beso y dejo su frente sobre la mía.

Estaban preparando todo… yo… estaba… angustiada… esa era la palabra correcta. Estaba total y completamente angustiada, aterrada, en pánico. Pero debía ser fuerte. Aun no había terminado todo. Baje mis muros mentales y me concentre en escuchar los pensamientos de la pequeña Bianca.

*¿Qué sucede mami?- al parecer ella percibía cuando bajaba la barrera- ¿Dónde está mi hermana? Estoy asustada y siento presión en la cabeza.

-Calma cariño… todo está bien… tu hermanita está aquí… y pronto estarás tu también… espera un poco más.- Jacob me miraba y me secaba el sudor de la frente.

*Tengo miedo

-Estoy aquí contigo- una lagrima corrió por mi mejilla y Jacob la atrapo de inmediato. “Estamos” susurro Jacob para que solo yo lo escuchara- Estamos contigo.- él sonrío para luego besarme.

-Estamos listos- tome aire y luego asentí.

Todo tardo menos de 10 minutos. Escuche el llanto de Bianca, fuerte y constante. Tenía pulmones de hierro.

-Bianca, 2,250Kg. 10:45am- anunció el abuelo.

Al fin estaban aquí.

Me sentía aliviada y realmente tranquila de que todo hubiese salió a la perfección. Ellas eran sanas, estaban en perfecto estado… y por desgracias no podía tener más hijos. Pero… mi vida ahora estaba completa. Tenía a mi familia, a mi Jacob y ahora tenía a mis dos hijas.

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El abuelo terminó con el proceso de sutura y me llevaron a mi habitación a descansar.

Cuando abrí los ojos todo estaba oscuro. Era de noche aparentemente. Quise levantarme pero un fuerte dolor abdominal me lo impidió. De pronto recordé todo lo que había sucedido. Estaba un poco aturdida por la anestesia.

Busque a tientas algo que me ayudara a llamar a alguien. Junto a mí estaba una campanilla. Sin dudarlo moví la campana con mucha dificultad. Mi cuerpo estaba como dormido.

Jacob atravesó la puerta y encendió la luz.

-Hola princesa- entro a la habitación y me dio un beso en la frente-¿Cómo te sientes?

-Bien- dije sonriéndole- ¿Dónde están las niñas?

-Están con la Barbie y con Bella.-él se arrodillo a mi lado- son iguales a ti.

-Quiero verlas- dije en un susurro- ¿Puedes traerlas?

-Claro, primero déjame ayudarte a sentarte y ponerte cómoda ¿sí?- él me ayudo a sentarme y colocó varias almohadas – no puedes alzar mucho peso, las puedes poner una por una en la almohada. -Dijo señalando una a mi lado- luego las acostaremos en las cunitas que la Barbie puso en la habitación contigua. Todos ya están haciendo un horario para atenderlas, es toda una locura haya abajo.- parecía feliz. Aunque no lo dijera en voz alta estaba empezando a sentirse parte de la familia. Me dio un beso en la frente y salió en busca de las bebés.

Unos minutos después la tía Rose entró con una de ellas y Jacob con la otra.

-Esta es Sharabeth- dijo ella colocándola sobre la almohada a mi lado.- los dejare solos. Si me necesitan toca la campana.- Ella me sonrió y me lanzo un beso. Yo le devolví la sonrisa y la seguí con la mirada mientras cerraba la puerta.

-Esta es Bianca- dijo Jacob. Vi a la pequeña en sus brazos y tomé muy despacio a la que estaba junto a mí.- no puedes hacer esfuerzos- dijo él pero no ignoré.

En mis brazos estaba la criatura más hermosa del mundo, y frente a mí había otra igual de hermosa.

Sus cabellos eran de un color rubio rojizo, su piel era blanca como la cal y sus mejillas estaban sonrosadas. Era pequeña y delicada como una rosa.  Su pequeña boca era igual a la de Jacob. Su nariz era igual a la mía. Y sus ojos… eran tan parecidos a los de mi padre que daba miedo. Tenían cierto parecido a Jacob… pero eran una viva copia mía.

Shara estaba dormida, yo deslizaba un dedo sobre su pequeña nariz y sobre sus mejillas. Bianca estaba totalmente despierta. Le pedí a Jacob que me la pasara. Me ayudo a acomodar a Shara sobre una almohada que tenía en las piernas y colocó a Bianca a su lado. Sus ojos eran de un brillante color chocolate. Oscuros, muy oscuros. Los ojos de Jacob.

Su pequeña boca se curvo en los que pareció una sonrisa. Baje de inmediato mi barrera para saber que pensaba.

*Eres más bonita de lo que imaginaba- pensó Bianca. Al parecer ese vínculo que habíamos formado estaba intacto. Una lágrima corrió por mi mejilla. Ella me miró confundida. Una expresión de un niño mucho mayor que solo unas horas de nacido.

*¿Dije algo malo? No estés triste mami…

-No cielito, no estoy triste… al contrario estoy muy feliz de que estén aquí. – ella hizo una mueca con la boca que me hizo reír, era la misma mueca que hacia mi padre. Era aterradoramente idéntica a mi padre.

*Ya vi al abuelito Eddy mami, es muy lindo y toco el piano para mí. Shara se durmió, pero yo lo escuche hasta el final- parecía orgullosa de esa hazaña.

 -El tocaba para mí cuando era pequeña… tal vez yo misma les componga una canción, pero creo que disfrutara mucho haciéndolo él mismo.-Jacob estaba fascinado con nuestra conversación. Sus ojos parecían cansados.

-¿Jake estas cansado?-eso le tomo por sorpresa porque tuvo un pequeño sobresalto.

-No, estoy bien, pero cierta pequeña debería ser acostada pronto.- Bianca me miro con sus pequeños y vivaces ojos. Lo entendí perfectamente sin necesidad de leer su mente.

-Al parecer quiere quedarse a conversar.- le dije a Jacob- pero… no es posible. Es hora de dormir.- le di un beso a Shara mientras Jacob se la llevaba a la otra habitación.

Acune unos minutos a Bianca tarareando la nana que mi padre compuso para mí. Ella se quedo dormida casi de inmediato. Por lo menos había conocido a una de mis hijas. Mañana me tomaría el tiempo para conocerlas a ambas mucho mejor.

Feliz y agotada deje ir a Jacob con la bebé en los brazos. Eran adorables. Eran perfectas y eran todas mías gracias a Jacob.

Capítulo 29: Cap XXIX Capítulo 31: Cap XXXI El Final de una historia... pero el comienzo de una nueva.

 
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