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-Supongo que el abuelo te habrá contado algo sobre mi enfermedad. – dije cuando nos habíamos sentado en el gran sillón de la biblioteca.
- pues… algo me ha comentado – dijo ella en tono despreocupado.
- ¿y sobre las opciones que tengo de salvar mi vida? ¿También de eso te hablo?
- Sí.
- ¿y qué piensas?
- bueno… al principio me preocupé mucho… pero cuando me hablo que el perro debía ser parte de todo esto, creo que me calme un poco.- ella estaba sonriendo.
-¿Qué? – dije sorprendida… de verdad nunca me esperaría una actitud como esa con respecto a Jacob, pero ahí estaba, de lado del ser que ella detestaba más que a cualquier cosa. O eso quería hacer creer.
- no te sorprendas… he visto como ese can te mira, y es como cuando yo miro a Emmett, ¿me entiendes?... creo que en realidad te ama.
- yo no estaría tan segura – dije recordando la discusión en mi cuarto.
- ¿Por qué lo dices cariño? – ella tomó mis manos, brindándome cariño y protección, aquella que necesitaba con desesperación.
- hablé con Jacob antes de venir aquí. Él está de acuerdo con mi padre. Dijo que ya habíamos jugado mucho con la genética, uso sus mismas palabras, y de cierto modo… me comparo con mi mamá. Dijo que él la había visto morir, y que no quería lo mismo para mí... además…piensa que esto es solo un capricho, que era egoísta y que… siempre quería tener todo. Sé que no era él… hablaba la rabia y la desesperación que yo misma le transmití cuando le mostré mis recuerdos. No fue su culpa.
La tía Rose, se quedó pensativa, más de los que a mí me hubiera gustado. Después de un rato habló.
-lo mataré, ¿me escuchas? juro que le arrancaré la cabeza a ese maldito chucho por atreverse a llamarte egoísta. Creo que eres la persona menos egoísta de este mundo. – grito ella levitándose del sillón.
- vamos tía, está en su derecho de negarse. No quise que las cosas llegaran a ser así, nunca pensé que habría algún problema conmigo. Solo que claro soy mitad vampira y que no soy ponzoñosa como ustedes. Que mis ojos son cafés, y a veces son verdes según mi estado de ánimo, y no dorados como los suyos. Sabía desde el principio que era diferente, pero el abuelo siempre me decía que eran dulces mis diferencias, y que eso me hacia especial, pero tener que pasar por todo esto, de decidir si morir o dar una vida sin importar las consecuencias creo que si me hace una persona egoísta. Ya entiendo el punto de vista de Jacob.
- ven aquí – ella me tomó en sus brazos y empecé a llorar sin consuelo. A pesar todo… Jacob no se merecía que pensara primero en mí, luego en mí y luego en mí. Él tenía razón.
-claro que no la tiene cariño – dijo la tía Rose. No me había dado cuenta que le había estado transmitiendo mis pensamientos a ella. – Jacob está equivocado, solo tiene miedo por las consecuencias que esto pueda conllevar. Lo vi como se desarmaba el día de tu nacimiento. Él creía estar enamorado de Bella, pero cuando te vio fue como… -antes que continuara la
Interrumpí.
-como que cuando me vio, era una bebé. – estaba confundida.
-¿él no te lo había comentado verdad?
- no. ¿Hay algo que no me ha contado?
- creo que no soy la más indicada para decirte esto… es cosa de lobos.
Cosa de lobos… con esas tres palabras me dejó antes de salir de la biblioteca.
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