A pocos metros de todo el caos que rodeaba a bella se encontraba una pequeña casa de campo donde residían un matrimonio ya de muchos años, eran dos ancianos que Vivian solos en aquel lugar sus hijos habían crecido y establecido sus vidas dejando de alguna forma en el olvido a estas dos personas. En sus tiempos estas dos personas habían tenido una vida completa, llena de alegrías y desencantos.

Paúl Thompson era un hombre de pocas palabras, abogado retirado muy inteligente pero para nada arrogante, con los años había aprendido que ese tipo de actitudes no le servían, un hombre completamente analítico, lo caracterizaba una mirada penetrante y a la vez comprensiva.

Elena Thompson un mujer  que inspiraba cariño y un aire maternal a todas aquellas personas que  tuvieran la oportunidad de verla, entregada a su casa y esposo. Gozaba de una paz interna que muchas personas jamás en su vida han logrado siquiera imaginar que existe, pero a pesar de aquello se hacia presente un vacío en su corazón, pues con el pasar de los años se acercaba la vejes  y con ello dolorosamente el final de sus días.

-         ¿hace un hermoso día no crees mujer?- pregunto paúl a su mujer quienes ambos estaban como todos los días sentados en el jardín trasero de su pequeña casa cada uno sumidos en sus propios pensamientos y fantasías.

-         Me parece que esta igual que ayer- respondió Elena sin despegar su mirada del libro que sostenía en sus manos.

-         Insisto mujer hay algo diferente este día.- insistió mirando la inmensidad de bosque que les daba sombra

-         Y yo insisto paúl lo veo igual que ayer.- respondió Elena aun concentrada en su lectura.

-         Mujer pero si no has despegado un segundo la mirada de ese libro…mira, mira las aves están alteradas

-         Quizás están de caza paúl

-         Puede que tengas razón- por unos momentos se hizo el  silencio, Elena estaba simplemente concentrada en su lectura, mientras que paúl no despegaba su vista de aquel bosque presentía que algo extraño estaba pasando, la simple idea de parecía  atractivo pues era un hombre al que le gustaban los retos.

-         Escucha eso Elena…son disparos.

-         Ya te lo he dicho paúl deben de estar de casería.

-         Pues si es así, déjame decirte mujer que cazan muy mal.- paúl se sentó mas cómodamente en su asiento imaginando quienes serian aquellas personas que cazaban en el bosque y  tan mal.- mira eso Elena…es que eso- paúl brinco de su asiento sorprendido

-         No ha de ser nada paúl

-         Elena, mujer pero despega la mirada de ese libro y mira lo que esta sucediendo.- Elea suspiro  e hizo lo que su marido le pidió, por un momento no le pareció observar nada  solo una capa de polvo entre los árboles, hasta que el viendo la disperso mostrando lo que tanto había exaltado a su marido. Ambos se miraron horrorizados pero no dudaron un segundo en correr directamente para ver que sucedía.

-         Paúl, es una joven  y esta herida hay que hacer algo- dijo Elena nerviosa y alterada ante la chica que estaba  frente a ellos, había rodado por todo la colina, por su frente corría sangre se había golpeado con una roca al caer.

-         Pobre chica- hablo paúl por primera vez observando como su  esposa se acercaba a la chica- ¿crees que este bien?

-         Yo no lo creo así- respondió Elena levantando la cabeza de la muchacha pero esta, estaba desmayada.

-         ¿Que crees que halla pasado?

-         ¿Como crees que yo sepa las razones paúl?- Elena examinaba la cabeza de la pobre chica con las manos temblorosas,  suspiro de alivio al ver que solo tenia un rasguño que Elena esperaba no fuese nada grave. Paúl aparto su mirada de la cima de la colina y paro nuevamente en la chica, hasta que noto algo que su esposa no había notado.

-         Elena…

-         ¿Ummm...?- fue la única respuesta que aquel hombre recibió

-         Elena, mujer no soy doctor pero creo que esta chica necesita un doctor.

-         Paúl, que te hizo intuir eso- lo miro Elena- ¿el que este desmayada o la sangre que corre por su frente?

-         Yo diría que lo intuí gracias a la sangre que  macha su vestido.- Elena miro sin entender a su esposo por unos segundos hasta que fijo su mirada en la chica nuevamente   y vio que lo que su esposo decía era verdad  todas las piernas de la chica estaban bañadas en sangre.

-         ¡Corre paúl, corre busca un doctor!- el hombre miro hacia los lados sin saber que hacer pegando saltitos sobre si mismo- ¡paúl que esperas!

-         Si, si, si- paúl salio corriendo literalmente hasta un punto del ancho jardín en el cual se detuvo en seco y volvió hasta donde estaba su mujer- Elena

-         Por dio paúl pensé que ya estaba con el doctor.- Elena quien estaba tratando de tomarle el pulso a la chica miro a su marido, en otro momento esto quizás le parecería gracioso pero ahora era simplemente una perdida de tiempo.

-         Pensé que tal vez será más conveniente que lleváramos a la chica a dentro.

-         Tienes razón, paúl debes cargarla esta perdiendo mucha sangre. No podemos dejar que muera.

Edward pov:

-¡Ho! Pero que imagen tan triste tenemos aquí –escuche una voz, esa voz, la voz de ese desgraciado traidor quien nos miraba con cinismo mientras aplaudía como si hubiera visto una función de circo.

-maldito desgraciado como te atreves- me salte sobre el pero unos brazos me detuvieron- suéltame emmett ese maldito no merece estar aquí- forcejeaba con emmett pero este no me soltaba.- ¿que has hecho con ella? ¿Que le has hecho a mi bella maldito?

- nada, digamos que es solo algo llamado ojo por ojo  

- de que hablas imbecil- pregunte lleno de ira, pensando lo peor y completamente confundido.

- Arthur te agradeceríamos que hables de manera clara y sin rodeos- Jasper se adelanto hacia Arthur y lo miro serio dando a entender de buena manera sus intenciones.

- tu me la quitaste, sabias que era mía y aun así la alejaste de mi…- lo mire perplejo, ¿que estaba diciendo? ¿A caso el tenia algo con bella?, ¿a caso ella me había engañado? Me separe de emmett, este me miro cauteloso pero no me detuvo en el fondo el quería tanto como yo destruir a este maldito.

- ¿de que hablas?

- por dios- bufo- no me te hagas el desentendido Edward Cullen sabes perfectamente de que hablo.

- no tengo la mas minima idea de que hablas- dije ya molesto apretando con fuerza el vestido de bella que aun mantenía en mis manos.- explícame de donde sacaste esto- metí la mano en el bolsillo de mi chaqueta y le enseñe la peineta que era de carmen.

- por que tengo que darte explicaciones…- hablo desafiante, deje caer el vestido de bella al piso y saque el pequeño revolver  de mi bota y le apunte en la frente.

- me aclararas todo lo que se me antoje preguntarte, sin mas idioteces- le quite el seguro al arma mirándolo directamente a los ojos retándolo a que hiciera algún movimiento.

-Edward si lo matamos no podremos encontrar a bella- hablo emmett

- emmett tiene razón, Edward…

- el hablara y dirá todo lo que deseo saber  dejara todos los puntos ciegos en claro por que si no lo matare, no son antes torturarlo como a cualquier delincuente de baja calaña. Te conviene cooperar pues gozo de muy poca paciencia y así como llegue aquí por mis propios medio también descubriré que pasó con bella.

- tu bella, debes saber primeramente que no le hice nada al contrario fue ella que me hizo a mi- dijo señalando su nariz con una mano en su fallida huida hace 4 días.- y esa sangre de allí fue de uno de las personas que estaban aquí, sufrió un disparo en el pie durante su escape de hoy.- bella había escapado, mi bella sigue con vida. Sonreí internamente al saber que mi bella nunca se rendiría por nada, ni nadie siempre una mujer fuerte, estaba orgulloso de el, a pesar de que no me supo esperar.

-¿donde esta?- pregunte serio

- ¿en verdad crees que lo sabría?- hundí el cañón del revolver en su frente indicando claramente que no aceptaba idioteces- no lo se Edward…escapo no entiendes- había que felicitar al hombre tenia agallas a pesar de su estado ágilmente coloque la pistola al revés y le di con la parte inferior de esta por la sien provocando que se tambaleará hasta caer en la cama

- el que no entendió fuiste tu he dicho que gozo de poca paciencia- escuche como emmett y Jasper apuntaron sus armas a Arthur

- intenta algo mas, así sea verbal y ese será tu lecho de muere- hablo emmett

-explica por que razón tienes esta peineta, y mas aun por que demonios hay un retrato de mi difunta esposa en esta casa.

-por dios, como puede ser tan cínico

 -¡explícate!- ordene

-carmen era mi prometida antes de casarse contigo….

- ¿que has dicho?- lo interrumpí asombrado. Jasper coloco su mano en mi hombro

-dejemos que se explique- respire profundamente Jasper tenia razón.

-gracias jazz

- no me digas así. Solo mis amigos pueden y tú no están en esa definición.- Arthur bufo

- carmen y yo nos conocíamos desde nuestros nacimientos, nuestras familias eran grandes amigos hacia ya muchos años, y con el paso de los años nosotros nos hicimos mas que amigos, nuestro amor era tan fuerte que fue el primero en su vida y ella en la mía- aquellas palabras no me gustaban para nada. El contaba aquellos acontecimientos como si no fuesen la gran cosa pero saber algo así para mi si lo eran

- ¿si su amor era tan grande por que se caso conmigo?

-por que, tuve una oportunidad de estudiar fuera de Inglaterra me garantizaban algo sólido….carmen insistía en ir conmigo, se negaba  a que nos separásemos pero debía ser así ella prometió esperarme, esperar el tiempo que fuese necesario.- Arthur miraba la cama mientras hablaba- pero las cosas no sucedieron así, ami me llevo mucho mas tiempo del que pensé en volver a Inglaterra y cuando por fin lo hice  la busque pero resulto que ella se había casado contigo, tenia una familia y una vida feliz no interferiría con ello pero debía aclarar las cosas  para poder olvidarla fácilmente.

-¿estuviste con ella el día del incendio?- pregunte mirándolo, con el pulso alterado, mi corazón en cualquier momento rompería  mi pecho  de martillear tan fuerte contra el.

-así es

- y por que no evitaste su muerte, por que la dejaste tener un final así, si tanto la amabas – grite con todas mis fuerzas

- por que al igual que tu en estos momentos no esperaba enterarme que rennesmee era mi hija y no tuya-  me dijo mirándome directamente a los ojos los míos sin duda estaba abiertos de par en par completamente atónito rennesme, mi pequeña rennesme la que había criado durante sus años de vida mi nena, mi princesa la que había querido con toda mi alma desde el momento que supe su existencia ella que consideraba sangre de mi sangre, no lo era.

-mientes, maldito mientes…te atreves a mentir en mi cara…- grite mucho mas fuerte ahora evitando derramar lagrimas en frente de este bastardo

- no miento Edward, al yo irme carmen quedo embrazada, ella no lo sabia y cuando lo supo no encontró  otra manera de  mantener su sana reputación que contraer matrimonio.

- y yo me ofrecí en bandeja de plata…como un idiota- dejando detrás mi vida, mi familia arriesgue todo por ella y ella simplemente me uso, viví en la miseria tras la sombra de su muerte  durante mi vida, sintiéndome un miserable cuando ella me había engañado y jugado conmigo y mis sentimientos.- ¿como supiste todo esto? – hable serio e inexpresivo, o al menos eso intente.

- ese día ella me lo contó todo ya te lo dije, me entrego la peineta como muestra de que su amor por mi era eterno pero me pidió que me alejara y no volviera jamás, por que de algún modo te quería y no merecías que te hiciéramos daño de una forma así- no habían palabras para expresaran como me sentía, molesto, decepcionado, usado e idiota en proporciones milenarias- me pidió que me marchara antes de que volvieras y así lo hice estaba ya algo lejos de la casa cuando comencé a ver humo, volví de inmediato y lo único que conseguí ver fue la casa completamente hecha ruinas y los bomberos intentando apagar las llamas. Alguien me dijo que no se habían salvado ni la esposa y la niña solo tú por que aun no llegabas al momento de incendio. En ese momento te odie con toda mi alma, por tu culpa ella murió, que clase de marido te hacías llamar, que amor le demostraste, como juraste en la casa de dios cuidarla y protegerla, cuando de verdad tuviste que estar allí, no lo hiciste las dejaste morir.

-por que esperaste hasta ahora

- por que desapareciste, te seguí por toda Europa hasta  que un día  me di por vencido y decidí que dios se encargaría de ti.

-por que volviste

-gracias a tu hermosa bella…y su talento para el periodismo, fue ella la que me llevo a ti, fue ella la que provoco todo esto…fue prácticamente mi socia sin siquiera darse cuenta.

-maldito no te atrevas a hablar de bella con ese todo de burla….jamás vuelvas hablar de alguna mujer que hallamos conocido tu y yo. Por que escúchame una cosa carmen pudo haberme engañado y usado pero sigue siendo una dama, y bella ella es inocente en todo esto…solo que buscabas era hacerme sufrir como sufriste lo has logrado. Ahora te agradecería que te alejaras de nosotros y no vuelvas más.

-Edward es un secuestrador.

-emmett es un hombre, herido y tu y yo sabemos como puede llegar a ser un hombre en ese estado…si sabes en donde esta Isabella dímelo en este momento- mire a Arthur completamente serio

- no lo se

- entonces largo de aquí, no te quiero ver de nuevo, jamás vuelvas a entrar en mi vida…jamás entiéndelo bien o yo mismo me encargare de ti sin importar las consecuencias- baje mi arma y me agache recogiendo el vestido de bella, Arthur se levanto sigilosamente y a paso nervioso salio de nuestras vistas y de nuestras vidas esperaba que también. Solo quedaba una cosa encontrar a bella y no descansaría hasta que fuese así.