El momento era completamente  incomodo, ellos parecían  librar una intima batalla mental compartida en la que yo no tenia la mas minima idea de que estaba pasando.

-         lord Arthur fue un placer y un gusto volverlo a ver.- ambos dirigieron sus penetrantes y perturbadoras miradas a mi al momento de escuchar mis palabras- pero me temo que el conde y yo debemos retirarnos ¡ya! ¿No es así cariño?- Edward me miro unos instantes antes de  dirigirse al hombre parado frente a nosotros.

-          eventualmente, fue un gusto conocerlo.- Edward estaba molesto eso no había ni que pensarlo dos veces

-         el placer es todo mío, espero tener el gusto de volver a  encontrarnos- hablo esta vez Arthur dirigiéndose completamente a mi y como es evidente ignorando a Edward. Sonreí con amabilidad antes de asentir y comenzar a caminar hacia nuestros amigos espectadores quienes enseguida hicieron como si no  nos hubieran prestado la minima de atención.

-         ¿donde esta Jasper?- pregunte al notar su ausencia

-          esta aun dentro de la iglesia, dijo que perdió algo…un no se que- hablo Rosalíe restándole importancia

-         dijo que se le quedo su reloj de bolsillo, lo que es realmente ridículo por que no lo traía, pero como es terco insistió.- hablo esta vez Alice

-         ¿esta todo bien?- pregunto  emmett  mirando a Edward y luego señalando con la mirada de una manera sutil pero obviamente  amenazante hacia Arthur quien todavía nos observaba. Edward simplemente se limito a voltear y luego mirarme a mí. sabia que el momento no era el indicado pero al sus ojos conectarse con los míos aun si estuvieran  demostrando su molestia, celos mejor dicho, eran y serán siempre mi perdición, sonreí y lleve una de mis manos a su cabello echándolo hacia atrás, luego me coloque de puntillas y deje en sus labios un simple y calido beso. Sus labios rosar con los míos era una experiencia que jamás cambiaria.

-          ¡todo esta bien!- respondió finalmente Edward con una sonrisa ladeada, pero sabia que aun, estaba molesto no era una sonrisa sincera.

-         si eso pensé- hablo emmett aun serio. Había pasado lo suficiente como para saber que con esas simples y pequeñas miradas habían cambiado un infinito de información del cual no estaba segura de querer saber.

-          Alice cariño juraría que me puse ese reloj antes de salir- hablo Jasper a nuestras espaldas llamando nuestra atención

-          querido te lo dije y lo volveré a hacer, no te lo pusiste.- respondió Alice con satisfacción

-         ¡estoy seguro Alice!- espeto Jasper mientras pasaba una de sus manos por sus rubios cabellos

-          quizás pensaste en hacerlo, pero no lo hiciste- hablo Alice caminando hacia el para abrazarlo y dejar un beso en su mejilla.

-         ¿me pregunto que te abra distraído?

-          no hagas insinuaciones, a cerca de mi hermana en mi presencia emmett- hablo Edward ante el comentario.

-         esta bien, entonces….querida bella- comenzó emmett esta vez dirigiéndose a mi

-          ¡emmett!- dijo Edward entre dientes.

-          querida bella, ¿es cierto que Edward es impotente?- pregunto emmett aparentemente serio, aun sin poder ocultar una sonrisa aniñada. Rosalíe rodó los ojos ante tal pregunta, y Alice simplemente hundió su cabeza en el pecho de Jasper para esconder un sonrojo

-          si con impotente hablamos de que es muy difícil no sentirse en  el paraíso, si entonces lo es.- la sonrisa de emmett  se ensancho completamente mostrando sus hoyuelos en las mejillas

-          con eso afirmas que es bueno en la cama.- Edward paso su mano por el cabello, estaba incomodo era mas que obvio, en este día me había dado cuenta de  una cosa, Edward Cullen era un hombre complejo, si, no había  que dudarlo, pero  es complejo de mente, pues es físicamente muy transparente al expresar sus sentimientos.

-           querido emmett, eso no sabría decirlo- emmett claramente no entendió mis palabras pues hizo una extraña mueca con su rostro- no sabría decir como es en la cama…pero en otros lugares…

-          ¡vamos a almorzar!- grito de repente Alice haciendo que todos la miráramos.- disculpen pero hablan de mi hermano y no quiero saber ni imaginar.- se explico haciendo que emmett soltara una simpática y sonora carcajada

-         estoy de acuerdo con Alice, hay que ir a comer.- dichas esas palabras todos nos dirigimos a un pequeño restaurante.

-          ¿te encuentra bien?- pregunte en susurros a Edward mientras esperábamos la comida

-          estoy perfectamente.- respondió el en susurros al mismo tiempo que estiraba su brazo y lo colocaba alrededor de mis hombros.

-          no me convences.- hable mirándolo a los ojos

-         hablemos de esto mejor en privado- sonrío y paso una de sus manos por mi mejilla para después dejar un beso en mi frente. La cena transcurrió tranquilamente entre bromas y risas… la mayoría  dirigidas a Edward quien astutamente sabía dar respuestas que no iniciaran una situación incomoda.

-         debo decirles algo, muy importante- hablo emmett tomando su copa de vino y mirando a Rosalíe- se que todos ustedes conocen a esta hermosa y candente mujer- todos escuchábamos atentos- así que ustedes siendo mis fieles amigos- miro a Edward y luego al resto de nosotros- tengo el gusto de anunciarles mi compromiso oficialmente con Rosalíe hale.- sonreí de felicidad por mi amiga. Ella y emmett no tardaron mucho en demostrar su afecto.

-          nunca pensé que llegara el día en el que el coronel emmett MCcarty  compañero en el combate  y  ex libertino londinense fuese atrapado por el yugo del matrimonio.

-         -lo dices como si fuese malo- contra arresto emmett – yo jamás pensé verte enamorado y ¡e aquí!- ambos me miraron, uno con un extraño agradecimiento en su mirada y el otro con ternura- sabes amigo, no tengo idea que tienen lo parisinos nos han vuelto domésticos.- ambos hombres rieron y luego todos elevamos nuestras copas para brindar por la felicidad de la hermosa pareja sentada frente a nosotros.

Luego de almorzar volvimos a la mansión Cullen pues Edward se negó a dejarme en mi hogar, así que ahora estábamos en su tan conocido estudio en absoluto  silencio sentía esa tensión tan densa que se puede crear entre dos personas, quería hablar con el y obviamente solucionar, me corrijo aclarar lo sucedido con Arthur, hablo de aclarar por que esta claro que Edward se dejo llevar por palabras provocadoras emitidas por parte de Arthur.

Edward se encontraba en su escritorio buscando algo que mi persona desconocía, mientras yo simplemente contemplaba la vista, las imágenes de estar ambos nadando completamente desnudos en aquellas calidad aguas, el sentir sus manos acariciar mi cuerpo, sus labios rosar los míos…era inhumano la cantidad de emociones que un simple recuerdo o pensamiento podía ocasionar…los latidos de mi corazón comenzaron a acelerarse y con el mi respiración.

-         ¿sucede algo?- sentir su aliento en mi cuello, escuchar su aterciopelada voz en mi odio  fue el punto cumbre, me voltee para mirarlo, el estaba completamente absorto de cómo me encontraba o de que pasaba por mi mente en estos instantes pero…en sus manos habían unas partituras. Ami llego la idea de arrebatarle esas partituras y obligarlo a que me tocara, besara…- creo que esta haciendo calor aquí- sonrío delicadamente, mientras pasaba un dedo por un frente  dejando dulces y delicadas caricias a su paso- será mejor que abramos esta ventana.

-         No hace calor- dije deteniéndolo para que no abriera la ventana.

-         Como no, estas toda sonrosada.- ignoro que estuviera sujetando una de sus manos, pues se acerca mas a mi y con la mano donde tenia las partituras abrió la ventana, una oleada de brisa entro instantáneamente provocando que todas esas ideas sádicas que rondaban me mente se minimizaran pero no que desaparecieran. Agite levemente mi cabeza y mire nuevamente a Edward que ahora se dirigía a su piano. Lo seguí, admirando como si fuese la primera vez el hermoso piano de cola negra la única cosa con el que yo podría compartir a Edward realmente. Comenzó a acomodar las partituras totalmente concentrado.

-         Edward….- levanto su mirada al escuchar que le llamaba- me disculpo por lo de Arthur….

-         No tienes que disculparte- me interrumpió-fui yo el que se puso de mal humor- hablo restándole importancia, camine hasta sentarme junto a el  en la butaca.

-         Si, pero fue mi culpa no presentarte desde el principio, para dejar las cosas clara y evitarnos ese mal rato.- Edward dirigió de nuevo su mirada a las partituras

-         ¿Hace cuanto lo conoces?- pregunto al parecer sumido en sus partituras

-         un par de días.- al escuchar aquellas palabras, me miro  incrédulo

-         ¿y te envía flores?- esta vez hablo sarcástico

-         Lo conocí en el baile de cierre de temporada me dijo que le gustaba mi trabajo y al día siguiente envío las flores.

-         No me cae bien

-         Me di cuenta de ello…pero no debes preocuparte para mi no es nadie, el que importa y quiero es a ti.

-         También te quiero- se acerco a mi para dejar un casto beso sobre mis labios- pero no estaré tranquilo mientras el este a tu alrededor  

-         ¿Con eso que quieres decir?- en ese instante aquellas miradas entre el y emmett vinieron a mi cabeza haciendo que pensara lo peor.

-         Pues que no me despegare de ti un solo momento.- colocó las partituras frente a nosotros y comenzó a tocar con sus hábiles manos…lo admiraba como la primera vez, pase una de mis manos por su cuello hasta tocar sus sedosos cabellos- bella cariño, no puedo tocar si haces eso.

-         Lo siento.- retire mi mano y las puse sobre mi regazo como cuando era niña. El las tomo y con delicadeza las beso.- enséñame a tocar el piano- dije de repente.

-         ¿Estas segura que quieres?

-         Si, solo para probar si no puedo o…no tengo talento lo dejamos- Edward sonrío y una vez mas dejo un pequeño beso sobre mis labios, el tiempo los minutos y las horas pasaron mientras nosotros aun seguíamos allí sentado frente al piano, había aprendido ya varias estrofas de una linda canción que no conocía, me había equivocado infinidad de veces, y los dedos se me acalambraron una que otra vez pero en si pasar el rato en compañía de Edward fue lo que mas valió la pena, jamás pensé que algún día llegaría a estar así con una persona ambos mirándonos con el mas puro  afecto, una sonrisa decorando nuestros rostros y una tierna canción llenando todo a nuestro alrededor haciendo que nuestra mente divague en cada tonada, que la imaginación valla mas allá de las pareces que nos encierran  creando una diversidad infinita de escenarios en los que solo importaba el estar juntos, solo eso y nada mas.

-         Bella cariño las manos deben ir en las teclas del piano.- dijo Edward al sentir mis manos acariciar sus brazos.

-         Ellas solas se fueron, no se pueden concentrar…

-         las culpas a ellas, escondiendo la realidad de tus deseos.

-         ¿Cuales crees que son mis deseos?

-         pues cuales otro….- aparto sus manos del piano para llevarlas a mi cintura atrayéndome mas a el paso su nariz por mis hombros, cuello y mejillas- ¡cenar!- susurro en mi oído provocando que riera. Pero como si sus palabras fuesen mágicas mi estomago reclamo atención.

-         ¡Tienes razón! ¡Me conoces muy bien!

-         Te tuve en mi casa por mas de un mes querida

-         ¿Te arrepientes?

-         Eso seria como decirle a Alice que quiero ir de compras con ella- lo mire sin entender. Que tenía que ver Alice con nuestra conversación.- una tortura y una pésima decisión.

-         ¡Eres cruel!

-         Puede ser.- mi estomago volvió a reclamar atención así que  decidimos ir a cenar, pero esta todavía no estaba lista así que esperamos un poco hablando de trivialidades, la cena fue extremadamente rápida, ambos estábamos completamente hambrientos, realmente era sorprendente como estando juntos pasando el tiempo, nos habíamos olvidado de  cosas tan esenciales y totalmente  esenciales para la vida, tanto así que era necesaria la mención de estas situaciones para caer en cuenta que era necesarias. Nada normal, nada común, dios dime ¿que ha hecho Edward Cullen conmigo?