SAGA DINASTIA CULLEN II: EMBAUCANDO AL AMOR (+18)

Autor: Danisabel
Género: + 18
Fecha Creación: 13/12/2010
Fecha Actualización: 24/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 87
Visitas: 85436
Capítulos: 32

En una carrera desesperada por conseguir marido, la adinerada y hermosa Isabella Swan busca a cualquier tipo de hombre dispuesto para contraer matrimonio, salvo uno… un libertino. ¿Qué sucederá cuando el mayor libertino y cabezota de Londres la ponga entre ceja y ceja? ¿Sucumbirá a sus encantos o buscara a ese marido aceptable que la salvara de las peligrosas maquinaciones de su primo?.

Esta historia es una adaptación del libro Tierna y Rebelde de Johanna Lindsey

LINK EN FANFICTION PARA LAS QUE NO LO PUEDEN VER PASEN POR AQUÍII DISCULPEN LAS MOLESTIAS :(

Link de la primera historia ... Saga dinastia Cullen I: El estigma del Amor


+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 9: ¿TANTO SE ME NOTA?

-No me ayudas en absoluto, Kate -se quejó Bella, e imitándola añadió -Ve si te place. ¿Qué clase de respuesta es ésa?

Kate se detuvo en seco en la acera llena de gente de la calle Oxford. Angela chocó contra su espalda y dos paquetes cayeron de sus manos; una sombrerera rodó hacia el borde de la acera. Anne, la criada de Kate, corrió hacia ella antes de que llegara hasta la calle. Kate ni siquiera lo notó.

-¿Qué te ocurre, Bells? Si te resulta tan difícil resolver algo tan simple como esto, me estremece pensar en los problemas que deberás afrontar cuando debas escoger un marido. O deseas asistir a la fiesta de los Black o no lo deseas. Sí o no; no es complicado.

Bella hizo una mueca. Claro que sí, Kate estaba en lo cierto. Pero Bella no le había hablado de su encuentro con Edward en el baile de los Crandal. Había tenido la intención de hacerlo, pero la conversación que tuvieron esa noche al regresar a la casa había comenzado con la pregunta que ella le hiciera acerca de si el marido de Lady Black había sido un libertino antes de casarse.

-Lo fue, sin duda.

Le había respondido con tanto fastidio, que Bella sólo le había formulado otra pregunta:

-¿Son felices?

-Nunca he visto a dos personas tan felices ni tan enamoradas.

 

La respuesta había sido dicha con cierta incredulidad, como si Kate no pudiera creer que fuera posible. Pero después, Bella sabía que su amiga se hubiera alterado mucho si se enterase de que ella consideraba atractivo a Edward Cullen, de modo que no lo había mencionado. Era obvio que Kate aún aborrecía a los hombres como él.

Pero, independientemente de la opinión de su amiga y aunque la compartía, Bella había pensado continuamente en Edward esa noche. Tanto, que Angela lo había notado cuando Bella entró en su dormitorio. Sus primeras palabras habían sido

-Bien, evidentemente ya has conocido a tu hombre. ¿Cómo se llama?

Saliendo de su ensoñación, Bella había afirmado rápidamente que no había sólo uno, sino cuatro y de inmediato comenzó a hablar de cuanto sabía acerca de ellos hasta ese momento, que no era mucho, pero que la ayudó a conformar a Angela. Ahora estaba asignando demasiada importancia a la invitación de Lady Black, cuando había decidido rápidamente y sin rodeos todas las anteriores. Realmente, llamaba la atención.

No era de asombrarse que Kate pensara que algo le ocurría. Pero al menos no podía adivinar qué era. Por otra parte, Angela la había estado observando atentamente desde que regresara de la cabalgata del día anterior. Bella no sabía cómo, pero se había delatado a sí misma.

-Quizás la decisión sea sencilla para ti -dijo a Kate con tono defensivo-, pero yo debo considerar otros aspectos.

-¿Cuáles, por ejemplo?

-En primer lugar, el tiempo. El hecho de estar fuera de la ciudad durante tres o cuatro días demorará...

-¿No dijiste que Renesme te prometió invitar también a tus caballeros?

-Eso no significa que irán, Kate. La temporada acaba de comenzar. Ha escogido un momento inoportuno para una fiesta de fin de semana en la campiña.

-Silverley queda en Hampshire; no a varios días de viaje. Y además, dijiste que te había prometido hablar con su marido para brindarte toda la información que posee sobre tus caballeros en cuanto llegues allá. Aunque sólo fuera por ese motivo, supuse que desearías ir.

Ah, la lógica; ¿cómo refutarla?

-¿Cómo saber que él conozca algo importante acerca de ellos? Podría ser una pérdida de tiempo.

-En ese caso, podrías regresar a Londres esa misma noche.

-¿Y dejarte allí? -dijo Bella-. ¿Cómo regresarías?

Kate meneó la cabeza.

-Me rindo. Es obvio que no deseas ir, por lo tanto tampoco iré yo. Tenemos otra media docena de invitaciones para este fin de semana, de modo que...

-No me hagas decir lo que no he dicho. Aún no he dicho que no.

-¿Y bien?

Bella continuó caminando y dijo la siguiente frase por encima del hombro. –Aún debo pensarlo.

No debió hablar de la fiesta; de esa manera había revelado la ansiedad que le provocaba. Casi podía escuchar los engranajes de la mente de Angela. Por lo menos Kate no sabía cuál era el problema. Pero Angela la conocía demasiado bien. ¿Y qué le diría a Angela cuando le hiciera preguntas, pues era indudable que las haría? ¿Le daría las mismas excusas, a pesar de que Kate acababa de señalarle que no tenía ninguna?

Diablos. Se sentía acorralada. La lógica indicaba que no había nada que decidir. Debía ir a Silverley aunque sólo fuera para recibir la información que Renesme tendría para ella.

Por otra parte, existía la posibilidad de que Edward Cullen fuese a Silverley y Bella no quería correr el riesgo de verlo nuevamente. Era demasiado tentador. Su reacción tonta e infantil del día anterior en el parque, a plena luz del día y aun rodeada por otras personas, lo había demostrado.

Debió ser más explícita y debió preguntar a Lady Black si el Cullen que ella no deseaba volver a ver estaría allí. Pero no había querido ponerse en evidencia.

Despreocupadamente, había preguntado si asistiría algún Cullen y Renesme le había respondido con evasivas.

-Nunca sé cuando uno o más de ellos vendrán. Saben que siempre son bienvenidos.

 

Ése había sido el resultado de su reticencia. Eso le ocurría por fingir una indiferencia que no sentía. Ahora se veía ante la alternativa de demorar sus planes durante varios días o de encontrarse nuevamente con ese libertino.

En realidad, sólo debía tomar una decisión y era mejor no engañarse al respecto.

 

-Henos aquí, Bells. Dickens y Smith será la última tienda que visite hoy -anunció

Kate. Luego la reconvino. -No es divertido salir de compras contigo. Al menos, pudiste entrar en la tienda, aunque no desees comprar nada.

Bella ni siquiera pudo sonreír para que Kate no se enfadara; estaba muy deprimida.

-Lo haría si no hubieras escogido un día tan caluroso. Entrar en la perfumería y en la tienda de lencería fue suficiente para mí, gracias. No sé cómo pudiste soportar ir a la sombrerería y a la sedería, pero supongo que estás habituada. Pero olvidas que el clima de Escocia es más frío. En estas tiendas hace mucho calor. Al menos en la calle corre una leve brisa, aunque apenas se note. Ve. Te aguardaré aquí con Angela.

Cuando la puerta de la tapicería se cerró detrás de Kate y Anne, Angela reaccionó en el acto.

-Ahora, dime niña...

-Oh, Angela, no me acoses ahora -dijo Bella, interrumpiéndola-. No estoy de humor para explicaciones.

Pero Angela insistió.

-No podrás negarme que has estado actuando de una manera muy peculiar.

-Se justifica, considerando dónde estamos y por qué y teniendo en cuenta que debo pensar en muchas cosas -dijo Bella, a la defensiva-. ¿Creíste que esto de buscar marido sería tarea sencilla? Demonios. Hay momentos en que ni pensar puedo.

Eso provocó la compasión de Angela.

-Bueno, chiquita; todo habrá pasado antes de que...

-Shh -la interrumpió Bella, frunciendo el ceño-. Allí está de nuevo, Angela. ¿Lo percibes?

-¿Qué?

-Que alguien nos vigila.

 

Angela la miró con desconfianza, sin saber si Bella estaba simplemente tratando de cambiar de tema o si hablaba seriamente. Pero la joven observaba hacia un lado y otro de la calle con gran ansiedad.

-Si alguien nos vigila, no será a nosotras, sino a ti. Un admirador, sin duda. Bella miró a Angela con impaciencia.

-Sé cómo se siente una cuando la miran de esa manera y esto es diferente. Lo he estado percibiendo desde que aguardamos a Kate frente a la tienda de sombreros. Traté de ignorarlo, pero la sensación persiste.

-Bien; entonces no cabe duda de que se trata de un ladrón. No me sorprendería; luces muchas alhajas. Aférrate a tu bolso, niña.

Bella suspiró.

-Tal vez tengas razón. James no podría haberme hallado tan pronto, ¿no? Pero, de todos modos, preferiría aguardar en el coche y no aquí en la calle. ¿Dónde está el conductor?

Angela se puso en puntillas de pie.

-Está a unas cinco tiendas de aquí, pero aparentemente está atascado detrás de un carro. ¿Lo ves? Pero podemos caminar hasta allí, para que subas al coche. Luego regresaré para decírselo a Lady Kate.

 

Bella no era paranoica, pero nunca había experimentado antes una sensación tan extraña. Tal vez su imaginación la traicionaba, pero, de todas maneras, no tenía por qué aguardar allí de pie cuando su coche estaba tan cercano. Miró una vez más a su alrededor, pero había tantos peatones en la acera y tantos vehículos en la calle, que era imposible distinguir a alguien que estuviera mirándola fijamente.

Comenzaron a avanzar por la calle, pero cuando apenas habían recorrido seis metros, un brazo tomó la cintura de Bella por detrás y la levantó en vilo. No gritó, fue casi un alivio comprobar que sus sospechas no habían estado erradas. Estaba preparada. No fue presa del pánico ni del temor. Simplemente dejó caer la parte superior de su cuerpo por encima del fuerte brazo que la sostenía, tomó el ruedo de su falda y sacó de su bota el puñal.

Mientras tanto, Angela dio un grito de alarma que se extendió por todo Londres. Antes de que el individuo se moviera se arrojó sobre él blandiendo su bolso hacia la izquierda y la derecha, golpeando su oreja y su nariz. También empujó el sombrero de Bella hacia delante, obstruyendo su visión. Pero logró dar en el blanco. No necesitó ver para herir el brazo del hombre.

El individuo aulló de dolor y la soltó. Bella se encontró de pronto sentada en la acera. Echó su sombrero hacia atrás y vio que Angela continuaba corriendo detrás del hombre, lanzando golpes contra su cabeza y sus hombros, antes de que él subiera a un viejo carruaje desvencijado. El conductor emprendió velozmente la marcha, azuzando cruelmente a los caballos.

Bella se estremeció al comprobar que el carruaje había estado tan cerca de ella. Si hubiera avanzado un poco más, la hubieran arrojado a su interior. Y todo había ocurrido tan rápidamente. Había personas a su alrededor, pero sus reacciones eran tan lentas que era obvio que no hubieran podido ayudarla. Uno de los palafreneros de su carruaje corrió hacia ella, cuando ya era demasiado tarde.

Angela se volvió, y estiró hacia abajo su chaqueta que se había torcido durante la lucha con el salteador de caminos. Una sonrisa triunfal se dibujaba en sus labios. Ni siquiera el espectáculo de Bella tendida en la acera pudo estropear su sensación victoriosa... hasta que vio el puñal que Bella aún sostenía en la mano. Pero, aun así, había sido ella quien hiciera huir al atacante, si bien Bella se había asegurado de que no la llevase consigo. Habían triunfado y eso la llenaba de orgullo.

 

También Bella estaba muy complacida, a pesar del dolor de sus posaderas. El abuelo hubiera estado orgulloso de ella por haber conservado la calma y haber hecho lo necesario sin vacilar.

Bella aceptó la ayuda del palafrenero para ponerse de pie y luego, con calma, guardó la daga en su bota, antes de sacudir el polvo de su falda. Angela hizo retroceder a la multitud con una breve referencia a la ineficacia de la preocupación tardía. Enfadada, recogió los paquetes que habían caído al suelo, los depositó en manos del palafrenero y tomó a

Bella del brazo, prácticamente arrastrándola hasta el carruaje.

-Debí tener en cuenta tu advertencia, niña. La próxima vez lo haré.

-¿Entonces piensas que eran asalariados de James?

Angela caviló durante un instante.

-Puede ser, pero lo dudo.

-¿Quién si no?

-Mírate; pareces un faro con esos zafiros alrededor del cuello. Pudieron pensar que eras la esposa de un lord acaudalado que pagaría un buen precio por recuperarte.

-Es probable. -Ambas guardaron silencio. Luego, inesperadamente, Bella añadió- Creo que asistiré a la fiesta de los Black. No será mala idea alejarme de Londres durante unos días, para hallarme a salvo. Si James se encuentra aquí, vigilándome, pensará que estoy huyendo nuevamente. Hasta entonces, haré que los criados de Kate me acompañen cada vez que salga.

-Bien; estoy de acuerdo. Debes ser más cautelosa de lo que has sido hasta ahora.

 

 

APARECIÓ JAMES???.... POBRE BELLA, Y AHORA ¿Quién PODRÁ AYUDARLA?... CHICAS LLAMEN AL CHAPULÍN COLORADO (para los que no lo conocen es un personaje mexicano) o mejor aún ¿Cuándo SALDRA EDWARD A SALVARLA DE JAMES? Si es que lo hace por supuesto ¿uds que creen?.... servirá la idea de una fiesta de Nessie para juntar a esos dos?... ojala que sí, el destino y Nessie juntaron fuerzas y esas son cosas que no para la naturaleza XD…

 

Diosapagana: casi la han secuestrado, y todo esto me da mala espina, ¿será que James la ha encontrado, o nuestra Bella usa esa excusa para huir a Silverley hacia los fuertes y musculosos brazos de Eddie?, veremos, veremos y luego lo averiguaremos.

Si estas allí, déjanos un pequeño review, algo que nos siga motivando para adaptar esta maravillosa locura de Lindsey.

Besos, ladridos y mordidas. Priscila.

 

Capítulo 8: IMAGENES... Capítulo 10: CIERRA PUERTAS Y VENTANAS!!! UN LIBERTINO ANDA SUELTO

 


 


 
14443522 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10760 usuarios