SAGA DINASTIA CULLEN II: EMBAUCANDO AL AMOR (+18)

Autor: Danisabel
Género: + 18
Fecha Creación: 13/12/2010
Fecha Actualización: 24/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 87
Visitas: 85434
Capítulos: 32

En una carrera desesperada por conseguir marido, la adinerada y hermosa Isabella Swan busca a cualquier tipo de hombre dispuesto para contraer matrimonio, salvo uno… un libertino. ¿Qué sucederá cuando el mayor libertino y cabezota de Londres la ponga entre ceja y ceja? ¿Sucumbirá a sus encantos o buscara a ese marido aceptable que la salvara de las peligrosas maquinaciones de su primo?.

Esta historia es una adaptación del libro Tierna y Rebelde de Johanna Lindsey

LINK EN FANFICTION PARA LAS QUE NO LO PUEDEN VER PASEN POR AQUÍII DISCULPEN LAS MOLESTIAS :(

Link de la primera historia ... Saga dinastia Cullen I: El estigma del Amor


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Capítulo 7: Y LA GATA SACÓ SUS GARRAS!!!

Esa mañana el clima no podía ser más perfecto. Edward Cullen se resignó a desistir de su galope habitual a través del parque y se dedicó a trotar. No porque Nessie no estuviera dispuesta a seguirlo, pero dudaba que la yegua que ella montaba pudiera estar a la altura de su poderoso animal y, como ella había insistido en acompañarlo, él se vio obligado a seguir su ritmo.

Después de lo ocurrido la noche anterior, él tenía sus sospechas respecto de por qué ella había deseado acompañarlo y no estaba muy dispuesto a hablar de la dama. Pero cuando Nessie comenzó a cabalgar más lentamente y luego se detuvo e hizo señas a Emmett y Seth para que continuaran, supo que no podría eludir el tema. La adorada pequeña podía ser molestamente insistente cuando se lo proponía.

 

-Cuando te dije que deseaba cabalgar contigo esta mañana, pensé que estaríamos a solas -dijo Renesme con cierto tono de fastidio-. Comprendo que Seth quisiese venir, pero ¿el tío Emmett? Casi nunca se levanta antes del mediodía.

En realidad, Edward había sacado a su hermano y su sobrino de la cama, insistiendo en que lo acompañaran. Pero la artimaña no había logrado hacer desistir a Nessie de su propósito. Y maldito Emmett. Sabía muy bien que lo había invitado para que la conversación se mantuviese en un terreno impersonal, pero allá iba, después de sonreír a Edward con expresión divertida.

Edward se encogió de hombros inocentemente.

-¿Qué puedo decir? Desde que se ha convertido en padre, Emmett ha cambiado considerablemente sus hábitos. ¿Acaso el aprovechado con quien te casaste no hizo lo mismo?

-Qué bien. ¿Por qué siempre atacas a Jacob cuando tu propio comportamiento ha estado lejos de ser ejemplar? -Y fue directamente al grano. -Es medio escocesa, ¿lo sabías?

Él no se molestó en preguntar quién; sólo dijo con indiferencia: -¿ah, sí?

-Suelen tener muy mal genio.

-Está bien, gatita. -Él suspiró. -¿Qué te preocupa para que te consideres obligada a advertirme?

Ella arrugó la frente y lo miró a los ojos.

-¿Te interesa, Eddie?

-¿Es que estoy muerto y no lo sabía?

Ella rió a pesar suyo.

-Sí, supongo que fue una pregunta tonta. Naturalmente te interesa; a ti y a varias docenas más. Supongo que mi próxima pregunta será: ¿Qué vas a hacer al respecto?

-Eso, mi niña, no es asunto tuyo.

Su tono era afable pero firme y Renesme volvió a fruncir el ceño.

-Lo sé. Pero creí que debías saber algo acerca de ella, antes de decidirte a perseguirla.

-¿Me contarás toda su historia? -preguntó él secamente.

-No crees dificultades, Eddie. Ha venido a Londres para casarse.

-Ya me he enterado de esa terrible noticia a través de la dama en cuestión.

-¿Quiere decir que hablaste con ella? ¿Cuándo?

-Si deseas saberlo, anoche, en el jardín.

Ella contuvo el aliento.

-No...

-No.

Renesme exhaló un suspiro, pero sólo fue un alivio pasajero. Si el hecho de saber que

Lady Isabella estaba buscando marido no lo desalentaba, la pobre mujer estaba condenada.

-Quizás no sepas que su decisión es seria, Eddie. Ha decidido casarse antes de fin de mes. No, no arquees las cejas. No se trata de eso. De hecho, considerando la experiencia que tiene respecto a los hombres, podría tener dieciséis años.

-Pues, eso no lo creo.

-Ya ves. No sabes nada acerca de ella y sin embargo planeas desbaratar su vida. La verdad es que, hasta ahora, ha vivido muy protegida. Estuvo en las tierras altas con su abuelo desde la muerte de sus padres y, aparentemente, pasó estos últimos años cuidando de él. Por eso no ha pensado antes en el matrimonio. ¿Lo sabías?

-Nuestra conversación fue muy breve, Nessie.

Ella percibió su irritación pero prosiguió.

-Su padre era un conde de cierto prestigio. Sabes que el tío Carlisle lo reprobará.

Edward la interrumpió en medio de la advertencia.

-Odio figurar en la lista negra de mi hermano mayor, pero no le debo explicaciones, gatita.

-Aún hay más, Eddie. Es una heredera. Su abuelo era enormemente rico y dejó toda su fortuna a Isabella. Esa noticia aún no se ha difundido, pero puedes imaginar qué ocurrirá si no está ya casada cuando se divulgue.

-Todos los bribones de Londres saldrán de sus cuevas para cortejarle -dijo Edward con voz tensa.

-Exactamente. Pero, afortunadamente, ella ya ha elaborado una lista de caballeros aceptables. Tengo entendido que sólo le resta averiguar cuanto pueda acerca de cada uno de ellos, antes de hacer su elección. Debo preguntar a Jacob qué sabe sobre ellos.

-Puesto que estás tan enterada, dime por qué diablos tiene tanta prisa.

Oh, definitivamente, estaba interesado; lo suficiente como para no importarle que su irritación fuese evidente. Renesme se detuvo a pensar que era algo insólito. Nunca lo había visto antes tan perturbado por una mujer. Tenía tantas para escoger que ninguna lo atraía demasiado. Quizás debería reordenar sus propios puntos de vista al respecto.

Con vacilación, Nessie dijo: -Tiene algo que ver con una promesa que Lady Isabella hizo a su abuelo moribundo. Según dice su amiga, Kate Grenfell, probablemente no se casaría si no fuera por esa promesa. Quiero decir que no se produce a menudo una situación como la de ella: es una mujer muy hermosa, rica e independiente.

Era en realidad una situación singular, pero Edward no la tomó en cuenta en ese momento. El nombre Grenfell lo inquietó.

-¿Es muy amiga de Kate Grenfell?

La pregunta desconcertó a Renesme. -¿Por qué?

-Lady Kate fue uno de los errores de juventud de Garrett, pero esto es confidencial, gatita.

-Naturalmente -dijo ella. Luego añadió: -¿Te refieres al bueno de Garrett, tu mejor amigo, el que siempre me hacía bromas atrevidas? ¿Ese Garrett?

Él sonrió al ver su sorpresa.

-El mismo, pero no has respondido a mi pregunta.

-Bien, no creo que importe, pero son íntimas amigas. Se conocieron en la escuela y siempre se han mantenido en contacto.

-Lo que significa que se hacen toda clase de confidencias -gruñó él.

Maldición. Edward aún podía oír su voz ronca que le confesaba me han advertido contra los hombres como usted. Él había pensado que bromeaba, pero ahora sabía de dónde provenían las advertencias y cuán condenatorias podían ser. No había estado bromeando en absoluto. Siempre estaría a la defensiva respecto a él, recordando lo ocurrido a su amiga. De pronto tuvo el impulso de golpear a Garrett Amherst por su indiscreción juvenil. A la mierda con él.

Al ver su ceño fruncido, Renesme temió decir lo que sabía que debía ser dicho, pero nadie se atrevería a decírselo, de modo que debía hacerlo ella.

-Sabes, Eddie, a menos que estés dispuesto a dar el gran paso, que asombraría a todo Londres pero encantaría a la familia, deberías dejar a esta dama en paz.

 

De pronto, él se echó a reír.

-Por Dios, gatita, ¿cuándo te convertiste en mi conciencia?

Ella se sonrojó.

-Bueno, es endiabladamente injusto. Dudo de que exista una mujer a la que no puedas seducir si te lo propones.

-Exageras mis habilidades.

-No bromees -dijo ella-. Te he contemplado desplegar tu encanto, Eddie, y eres devastador cuando lo haces. Pero Isabella Swan me agrada. Debe cumplir una promesa que es importante para ella y, por alguna razón, tiene un límite de tiempo para hacerlo. Si interfieres, crearás problemas, para no hablar de sufrimiento.

Edward le sonrió cariñosamente.

-Te preocupas mucho por alguien a quien acabas de conocer, Nessie. Es una preocupación un tanto prematura, ¿no lo crees? Además, ella no es ninguna tonta insensata. Es independiente y no debe rendir cuentas a nadie. Lo dijo ella. ¿No crees que es bastante grande y madura como para defenderse de un libertino como yo si lo desea?

-Esa palabra “desea” me aterroriza -gruñó ella y él volvió a reír.

-Hablaste con ella durante bastante tiempo anoche. ¿Me mencionó?

Dios. El hecho de que formulara semejante pregunta indicaba que tomaba el asunto muy seriamente, a pesar de todo cuanto ella le había dicho.

-Fuiste prácticamente el único tema del que hablamos, pero eso no es sorprendente ya que casi todos los que estaban allí hablaban de ti. En realidad, estoy segura de que oyó unas cuantas habladurías acerca de ti antes de que yo me acercara a ella.

-¿Me hiciste quedar bien, gatita?

-Traté de hacerlo, aunque ella no me creyó. Pero supongo que te complacerá mucho saber que, aunque fingió indiferencia, tenía tanto interés como tú. -La sonrisa de Edward casi

 la cegó. -Oh, Dios, no debí decírtelo, pero ya que lo hice, también debo decirte que, a pesar de su interés por ti, decidió conocer mejor a los caballeros que considera aptos para el matrimonio. Puede que la hayas impresionado, pero no has logrado alterar sus planes.

 

Renesme comprendió que nada de cuanto dijera lo desalentaría, y había dicho todo lo posible. Hubiera debido ahorrarse la molestia. Nunca había tratado de interferir en su vida sentimental y veía que era inútil hacerlo ahora. Él haría lo que se le antojara, tal como lo hacía siempre. Dios era testigo de que durante años y años el tío Carlisle había tratado de frenar su gusto sin éxito. ¿Qué le había hecho pensar que ella tendría mejor suerte?

De pronto comprendió que había sido una tonta. Había estado intentando cambiar las cualidades de Edward que más le agradaban. Era un libertino encantador. Exactamente eso y por esa razón era su tío favorito. Si dejaba tantos corazones rotos a su paso, era porque las mujeres no podían evitar enamorarse de él, aunque él nunca tomaba sus aventuras seriamente.

Pero sabía proporcionar placer y felicidad. Eso era muy valioso.

-Espero que no te enfades conmigo por inmiscuirme en lo que no me atañe. -Ella le sonrió con esa sonrisa que él nunca dejaba de apreciar.

-Tienes una nariz muy bonita.

-Pero muy entremetida en este momento. Lo lamento, Eddie, de verdad. Sólo creí que... no importa. Hasta ahora has sabido desenvolverte sin los consejos de nadie. Creo que deberíamos tratar de alcanzar a...

 

Renesme no terminó la frase. Vio un magnífico semental negro que llamó su atención; caminaba poco a poco para seguir el paso del caballito que iba a su lado, pero cuando vio quién montaba el hermoso animal, gruñó en silencio. Qué horror. Tenía que ser precisamente ella.

Observó si Edward había notado la presencia de Lady Isabella. Sí, la había notado. Si no hubiera atraído su atención el espléndido caballo, hubiera visto de todos modos a la amazona, con su conjunto de montar de color verde y sus cabellos radiantes. Pero era casi embarazoso contemplar la expresión de su rostro.

Dios, nunca lo había visto mirar así a una mujer, a pesar de que lo había visto frente a docenas de sus amadas. La noche anterior la había mirado fijamente, seduciéndola con la mirada. Esto era diferente. Era la mirada que Jacob podía dirigir a Renesme: una mezcla de pasión y ternura. Y bien, estaba claro. Se sintió como una estúpida al haber tratado de advertir a Edward. Era obvio que estaba sucediendo algo especial. ¿Y no sería maravilloso que diese resultado?

Los pensamientos de Renesme cambiaron por completo. Ahora se preguntaba cómo podría ayudar a esos dos a reunirse. Edward tenía sus propias ideas.

-Nessie, ¿podrías detenerte mientras le presento mis respetos? -Pero la mirada de ella respondió: “Ni lo sueñes.” Él suspiró. -Me lo imaginaba. Bien, ven conmigo entonces.

Creo que me debes un acompañamiento.

Sin aguardar a Renesme, Edward se dirigió a interceptar a Isabella, con la esperanza de que Nessie les permitiera estar unos minutos a solas. Pero no podría ser. El maldito Emmett escogió ese preciso momento para regresar y la interceptó antes que Edward.

Cuando Edward se acercó a ellos, oyó que Emmett decía: -Encantado de volver a verla, Lady Swan.

Isabella tuvo problemas para controlar a Brutus, lo que le causó un intenso fastidio, pues nunca le había ocurrido antes. Había visto a Sir Edward que se acercaba y seguramente por eso se sorprendió al ver al rubio desconocido, que parecía haber surgido de la nada. Fue peor aún, y más irritante, que él se inclinara para aquietar al caballo, lo cual ponía en evidencia que ella era incapaz de dominarlo.

Con tono áspero dijo: -¿Lo conozco, señor?

-No, pero tuve la oportunidad de admirarla anoche en el jardín de los Crandal. Lamentablemente, usted huyó antes de que pudiera presentarme.

Edward observó que ella se ruborizaba.

-Por eso, querido hermano, creo que volveré a invitarte a Knighton's Hall.

A Emmett no le importó en absoluto. A la luz del día, Isabella Swan era la damita más hermosa que jamás había visto. El hecho de que Edward la hubiera conocido antes que él no le importaba en lo más mínimo. Tornaba un tanto incómoda la situación, pero eso era todo. Mientras ella no expresara su preferencia, ambos podían tratar de conquistarla.

Bella miró fijamente a Emmett. Nunca hubiera adivinado que era el hermano de

Edward. Y, después de cuanto había oído decir de él, comprendía por qué se le consideraba peor que Edward. Ambos eran sumamente apuestos, pero en tanto Edward era un sinvergüenza encantador, el rubio Cullen parecía ser mucho más despiadado. Destilaba peligro. Pero ella no se atemorizó. Era Edward el que la perturbaba y le hacía perder la compostura.

-¿De modo que usted es la oveja negra del clan Cullen? -dijo Bella-. ¿Qué cosas terribles ha hecho para merecer esa denominación?

-Nada que pueda ser probado; se lo aseguro, dulce dama. -Luego miró a Edward con una sonrisa desafiante. -¿Qué pasa con tus modales, muchacho? Preséntanos.

Edward rechinó los dientes.

-Mi hermano, Emmett Cullen. -Sin cambiar el tono de su voz, añadió: -Y el joven que viene cabalgando hacia nosotros es su hijo, Seth.

Seth se detuvo bruscamente, exultante por el galope violento a que se había entregado. Oyó el comentario que Bella hizo a Emmett.

-¿Su hijo? ¿Cómo no lo adiviné? - Había tal ironía en su voz que nadie dudó que no creía una palabra de cuanto le habían dicho.

Seth se echó a reír. Emmett también se divertía. Pero Edward estaba cada vez más enfadado. Sabía que eso sucedería, pero, ¿por qué debía suceder por primera vez con ella? Y como el joven reía a carcajadas, no intentó aclarar el malentendido. Al verse rodeada por Cullen, Bella deseó no haber sido tan altanera cuando rechazó la compañía del cochero de Timmy esa mañana. Pensó que para dar un simple paseo por el parque no necesitaría la protección de un hombre. Jamás lo hacía en su casa. Pero Londres no era su casa.

Edward pareció adivinar sus pensamientos.

-¿Ha perdido a su acompañante?

Timmy, de seis años de edad, dijo: -Bella es mi acompañante y yo soy el de ella. Dijo que sólo necesitábamos nuestra mutua compañía.

-¿Y quién eres tú?

-Lord Grenfell -dijo Timmy, dándose importancia.

Tenía los cabellos rubios y los ojos grises de Garrett Amherst. Edward balbuceó:

-Conozco... conocí muy bien a tu padre. Pero la próxima vez que Lady Isabella se ofrezca para ser tu acompañante, debes decirle...

-Ya he comprobado que el parque no es tan seguro como lo había supuesto, Sir

Edward -dijo Bella, con tono significativo-. Le aseguro que no volveré a desempeñar ese papel.

-Me alegra saberlo, pero entretanto, la escoltaré hasta su casa.

Emmett señaló:

-Detesto recordártelo, hermano, pero ya tienes que hacerte cargo de alguien. Yo, en cambio, estoy disponible para acompañar a la señorita hasta su casa.

-Pues no lo harás -le espetó Edward.

Renesme disfrutaba del encuentro desde cierta distancia. Pero como aparentemente la situación se tornaba difícil, decidió intervenir.

-Antes de que se tomen a golpes, creo prudente indicarles que Seth también se encuentra disponible y podrá acompañarla. La distancia era corta, y como yo pensaba visitar a Lady Kate, iré con ellos, Eddie, y aprovecho para agradecer tu compañía. -Dirigiéndose a

Isabella, dijo: -¿Estás de acuerdo?

Bella suspiró aliviada, pues no había alcanzado a pensar cómo rehusar cortésmente la compañía de los hermanos Cullen, después de admitir su error al cabalgar sin acompañante. -Completamente, Lady Black.

-Por favor, querida, llámame Nessie. -Sonrió a Emmett y añadió: -Como me llaman casi todos.

El comentario pareció mejorar el humor de Edward. Ahora sonreía contemplando a

Isabella. Y con qué sonrisa. Ella debió hacer un esfuerzo para no volver a mirarlo después de que se despidieran. La noche anterior había decidido sabiamente que no sería aconsejable verlo nuevamente. Este encuentro, breve pero desconcertante, sólo contribuía a reafirmar esa decisión.

Mientras Edward contemplaba las cuatro personas que se alejaban, pensó en la posibilidad de dar una zurra a Nessie cuando volviera a verla.

 -Se ha tornado muy autoritaria desde que se casó con Black.

-¿Te parece? -rió Emmett-. Quizás nunca lo advertiste antes, porque no era a ti a quien daba órdenes.

Irritado por la broma de Emmett, Edward lo miró con furia.

-Y tú...

Emmett no le dio oportunidad de descargar su ira.

-No seas molesto, muchacho. Después de ver cómo reaccionó contigo, he comprobado que no tengo muchas probabilidades de conquistarla. -Hizo girar su caballo y, antes de marcharse, dijo con una sonrisa maliciosa: - Pero la falta de probabilidades nunca me ha detenido.

 

AHORA HAY POSIBILIDADES DE QUE ED Y BELLA QUEDEN JUNTOS…. NESSIE SE DIO CUENTA DE TODO LO QUE ESTABA PASANDO, ED NO DEJA DE PENSAR EN BELLA Y ELLA QUEDO FLECHADA POR CUPIDO CUANDO LO VIO… PERO AÚN NO SE DAN CUENTA DE ESO.. ¿QUE LOCURA INVENTARA NESSIE PARA AYUDAR A ESTOS DOS?...

Diosapagana: pequeña casamentera, hasta la misma Nessie se pone en contra de su libertino tío para engancharle las cadenas, (feo Ness, feo, ajajjajajaja)

Mi querida lectora, precioso rayo de luz que iluminan mi computadora, si esta allí y te estas divirtiendo tanto como nosotras deja un review, una pequeña señal de vida para no sentirnos culpables de robarle tiempo a trabajo y al estudio.

Besos perversos. Priscila

 

 

Capítulo 6: DANDOLE UN SENDERO AL DESTINO Capítulo 8: IMAGENES...

 


 


 
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