El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71934
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

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Capítulo 37: ¡¿QUE?!

holisssssssssssss chicas las he avandondo mas seguido y x mas tiempo lo se, lo se jeje pero esque ya se va a acabar el fic y pz me da emocion jaja okitho pz les dejo el Cap con la pequeña sorpresita o sopesita como dice mi sobrina jeje ok lo siento

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POVBELLA

Las cosas habían sido muy tensas durante la última semana entre Jacob y yo. Sabía que él sabía sobre lo que mi padre nos había hecho, bueno, una parte de cualquier modo. Emmet me aseguró que no le dijo demasiado acerca de mí porque sabía que no querría a gente sabiendo acerca de eso. Le había dicho a Jacob que no quería hablar acerca de nada de eso, lo que él respeto. Parecía pasar el rato con Emmet y  Edward más de lo que lo hacía conmigo y Angela en el momento. Siempre estaban fuera hablando en silenciosos susurros, y pararían en cualquier momento en que yo estuviera cerca. Me pregunté si estarían hablando de mí, pero para ser honesta realmente no quería saber. No quería volver a hablar acerca del hombre nunca más, así que si eran felices de hablar sobre mí y dejarme fuera de ello, entonces bien. Cuando me desperté el viernes por la mañana, Edward ya estaba despierto y vistiéndose silenciosamente.

—Oye, ¿estás haciendo la caminata de la vergüenza? —bromeé, preguntándome por qué se estaba escabullendo de mi cuarto. Nunca se levantaba antes que yo.

Se rió y se puso su camiseta antes de trepar de nuevo a la cama. Enganché mis dedos en las presillas del pantalón, tirándolo más cerca de mí.

—La única vergüenza que tengo es que tengo que salir de tu cama. Felizmente me quedaría en la cama contigo para siempre, pero tengo algo que necesitó hacer hoy así que me tengo que ir. —Me besó suavemente, causando los acostumbrados pequeños revoloteos en mi estómago que sus besos evocaban en mí.

¿Algo que necesitaba hacer? ¿De qué trata?

—¿Qué necesitas hacer, Cullen? —pregunté, jalándolo más cerca de mí, deteniéndolo de que se levantara.

Sonrió y rodó en su espalda, tirándome encima de él.

—Nada interesante. Sólo necesito hacer algo acerca de la universidad eso es todo —replicó, viéndose incómodo. ¿Me estaba mintiendo? Miré a su rostro, sus ojos estaban un poco estrechos, definitivamente se estaba viendo incómodo acerca de algo.

— Edward, ¿algo está mal? —pregunté preocupada. Oh mierda, ¿está viendo a alguien más o algo?
Sonrió y enredó sus dedos en mi cabello.

—Nada está mal. No preocupes a tu linda cabecita acerca de nada. Es sólo un par de reclutadores que quieren encontrarse conmigo, y este era el único momento en que podían venir —explicó, aún viéndose incómodo.

Asentí, obviamente tenía algo que estaba tratando de mantener en secreto de mí, me diría eventualmente. Confiaba en él. Estaba segura de que no me engañaría. Sabía que me amaba. Me incliné hacia adelante y lo besé. Sus manos se apretaron en mi cintura mientras su respiración empezaba a acelerarse; sonreí y mordí el lóbulo de su oreja.

Gimió.

—Ángel, necesito irme. No me provoques —se quejó.

Sonreí contra su cuello y me incorporé, haciendo pucheros, decidiendo tener algo de diversión con él antes de que se fuera. Suspiré dramáticamente.

—Está bien, bueno supongo que sólo tendré que ducharme sola entonces.

Gimió de nuevo.

—Ángel, no me hagas eso, no es justo tú sabes —gruñó, frunciendo el ceño.

No pude evitar reírme ante su lujuriosa expresión mientras trepaba fuera.

—Bueno, diviértete con los reclutadores. Ve e impresiónalos con tus asombrosos talentos,Cullen—instruí, besándolo suavemente de nuevo.

Cepilló mi cabello detrás de mi oreja.

—Te amo. Te veré después de la escuela.

Fruncí el ceño. ¿No va a ir a la escuela?

—¿No vas a venir a la escuela después? —pregunté, decepcionada que no podría verlo mucho hoy.

Suspiró y sacudió su cabeza.

—No, sin embargo te veré después —contrarrestó, besándome de nuevo mientras salía de la cama.

—¿ Edward? —lo llamé justo cuando estaba apunto de salir por la puerta. Se detuvo y me miro, curioso—. También te amo, y buena suerte con los reclutadores. Sólo recuerda, ellos tendrán suerte de tenerte, no al revés —dije honestamente. Los reclutadores estaba tropezando sobre si mismos por Edward, no necesitaba trabajar muy duro para impresionar a la gente, sus habilidades hablaban por si mismas. Sonrió y me guiñó antes de dirigirse fuera por la puerta.
 
Me duché y salí para tomar algo de desayuno; Emmet estaba sentado ahí con pijamas incluso aunque era casi tiempo de irse.
 
—Hey, será mejor que te apures o llegaremos tarde —lo regañé, frunciendo el ceño ante el pensamiento de una detención.

Sacudió su cabeza.

—No me estoy sintiendo bien, así que no iré. Le pedí a Riley te llevara porque Edward está con los reclutadores —dijo en voz baja.

Emmet difícilmente se enfermaba alguna vez. Caminé hacia él un poco preocupada, y puse mi mano sobre su frente. No se sentía caliente o algo.

—No creo que tengas temperatura. ¿Qué está mal? —pregunté, preocupada.

—Me siento enfermo eso es todo. Voy a volver a la cama. Riley estará aquí en quince minutos —replicó, parándose y dirigiéndose al pasillo.

—¿Quieres que te traiga algo, Emmet? —pregunté.

Meneó la cabeza.

—Estaré bien, Bella. Te veo después. —Agitó la mano sobre su hombro y desapareció dentro de su cuarto.

Riley era divertido en el camino a la escuela, siempre me ha gustado y nunca trató de hacer un movimiento conmigo ni una vez, lo que era genial. Todos los chicos parecían haber dejado de hacerme sus comentarios desde que estoy con Edward. Cuando llegamos, vi a Angela, Rose y Jasper así que me dirigí hacia ellos.

—Hola —gorjeé, sonriendo.
 
—Hola, Bells. ¿Dónde están Emmet y Edward? —preguntó Jasper, mirando sobre mi hombro.

— Edward se está encontrando con algunos reclutadores universitarios —dije orgullosamente—. Y Emmet está enfermo —agregué, arrugando mi nariz. ¡Espero que no vomite en algún lugar y lo deje para que lo limpie!

—¿Si? Jacob está enfermo también. Me llamó esta mañana —dijo angela, haciendo pucheros. Aún no la invitaba a salir como dijo que iba a hacer. No le había dicho todavía lo que había dicho de ella, pensé que sería mejor viniendo de él.

—¿Jacob está enfermo también? Espero que no sea nada. —Hice una mueca ante el pensamiento de estar enferma, odiaba vomitar.

—Yo también. Venga, vamos a clases —sugirió angela, uniendo su brazo a través del mío y tirando de mí hacia el edificio.
 
La escuela pasó increíblemente lento debido a que no había visto a Edward a la hora del almuerzo para mirar hacia adelante. La mañana y la tarde sólo se difuminaron a un largo día sin Edward, y por encima de todo eso empezaba a sentirme un poco enferma también. Mi estómago se sentía revuelto y ni siquiera pude obligarme a comer algo para el almuerzo. ¡Genial, ahora yo me estoy enfermando! Traté de llamar a Emmet para ver cómo se estaba sintiendo, pero no hubo respuesta. Probablemente estaba dormido o algo. Angela me estaba llevando a casa porque los chicos no estuvieron aquí hoy. Me dejó en el frente y caminé dentro de la casa, sintiéndome exhausta, todo lo que quería hacer era irme a dormir.

Mientras caminada a través de la puerta principal vi maletas y cajas y bolsas negras de basura llenas de cosas y apiladas en el vestíbulo. ¿Qué demonios es todo esto?

—¿Emmet? —llamé.

Podía oír voces en la cocina así que hice mi camino hacia ahí, sólo para ver a Edward, Emmet, Jacob y Sue que estaba sosteniendo a un niño pequeño en sus brazos, él cual asumí era mi hermano pequeño, Seth. No lo había visto oficialmente aparte de la parte trasera de su cabeza la semana pasada. ¿Qué diablos están haciendo aquí? Espera, pensé que Angela dijo que Jacob estaba enfermo, no parecía enfermo.

—Hey. ¿Qué es todo esto? ¿Ustedes chicos están teniendo una conferencia? — bromeé.

Sue me sonrió débilmente, sus ojos estaban ligeramente rosas, como si hubiera estado llorando. Sentí mi espalda ponerse rígida a la vista de su cara triste.
 
Edward vino y envolvió su brazo alrededor de mi cintura.

—Ángel, tenemos algo que decirte —dijo suavemente. Tragué por el tono de su voz; esto iba a ser malo lo que sea que fuere.

Emmet dio un paso al frente.

—Él ha estado haciéndolo de nuevo, Bella. Lo han dejado. Dije que podían quedarse aquí por un tiempo. Mamá dijo que estaría bien —explicó.

Sue empezó a llorar suavemente de nuevo. Alcé la vista hacia Jacob. ¿Él ha estado siendo abusado y no me lo dijo? Pude sentirme enojarme con él. Sabía que nos había hecho ese hombre; ¡debió saber que podía hablar conmigo! Abrí mi boca, a punto de gritarle, pero su expresión me detuvo. Se veía triste, culpable, y de hecho un poco asustado. Me alejé de los brazos de Edward y abracé fuertemente a Jacob. Dios, ha estado siendo abusado por el hombre de mis pesadillas también, no debería estar enojada con él, no necesitaba eso por encima de todo lo demás. Repentinamente, todo tuvo sentido para mí; nunca le gustaba hablar acerca de él tampoco. Cuando le pregunté si se llevaba bien con él, siempre se veía realmente incómodo. Estaba tan tenso cuando estuve en su casa la semana pasada cuando vio a mi padre.

—Pudiste haber hablado conmigo —susurré, sintiendo las lágrimas cayendo por mi rostro lentamente, afligida porque sabía exactamente por lo que había pasado y cómo se estaba sintiendo ahora mismo. Por lo menos yo tenía a Emmet y a Edward para mirar por mí en ese entonces; pero Jacob era el mayor, probablemente se sentía como si fuera el que tenía que proteger a su mamá y su hermano.
 
Jacob me abrazó de vuelta.

—No quería preocuparte; lo hemos estado planeando toda la semana. Emmet y Edward nos ayudaron a empacar nuestras cosas hoy mientras él estaba en el trabajo. Está lejos por el fin de semana. No tiene planeado volver hasta el domingo por la mañana.

Lo alejé y besé su mejilla.
 
—Todo está bien ahora. No te preocupes, ya no puede herirte —dije severamente.

Me giré y abracé a Sue aunque ni siquiera la conocía; simplemente se veía como si necesitara un abrazo ahora mismo. El bebé en sus brazos era hermoso; se veía justo como ella.

—¿Estás bien, Bella? —preguntó Emmet, preocupación coloreando su voz.

Tragué ruidosamente. De hecho me estaba sintiendo enferma. Supongo que estaba un poco abrumada por todo. No podía realmente tragar todo.

—De hecho, me siento un poco extraña —admití, frotando mi mano sobre mi cara.

—Ángel, te ves un poco pálida. ¿Quieres una bebida o algo? —preguntó Edward, caminando hacia mí.
¡Maldición, tenía tanto calor! Mis labios y dedos estaban temblando; empecé a sentirme un poco mareada.


Estaba consciente de un pitido molesto; mi cabeza estaba palpitando y pulsando en un lado. Apreté los ojos cerrados intentando alejar el dolor.

—¿Ángel? —dijo Edward cerca de mi cabeza. Gemí y volví la cabeza hacia su voz. Me sentía muy mal, como si estuviera en una especie de burbuja. Por fin abrí mis ojos para verlo inclinado por encima de mí, viéndose magnífico como siempre, excepto que ahora parecía estresado. Tenía el ceño fruncido, la mandíbula apretada.

—Hola —dije con voz ronca, tratando de sonreír y de ignorar el dolor en mi cabeza.

—Gracias a Dios. Me asustaste. —Inclinó la cabeza y me besó suavemente la frente, pareciendo respirar un suspiro de alivio.

—Está bien. Si tan sólo pudiera entrar y echar un vistazo —dijo una voz femenina con severidad. Miré a mí alrededor y no tenía idea de dónde estaba. Yacía sobre una cama pequeña, todo junto. Era una pequeña habitación de algún tipo, con estantes y armarios a lo largo de las paredes, excepto que se movían, y podía sentir las vibraciones de la carretera.

Edward se movió a un lado y una señora con ropa verde se inclinó sobre mí.

—Hola, Bella. ¿Cómo te estás sintiendo? —preguntó, haciendo brillar una luz en mis ojos.

Empujé su mano fuera de mí, en busca de Edward.
 
—¿Dónde estoy? —pregunté, un poco presa del pánico. ¿Cómo diablos llegué aquí? Estaba en la cocina, entonces me sentí un poco mal…

—Estás en una ambulancia, cariño. Te desmayaste y te golpeaste la cabeza bastante fuerte contra el mostrador de la cocina —explicó, tomando mis manos y colocándolas sobre mi pecho—. Sólo necesito comprobarte. Has estado inconsciente durante unos veinte minutos. —Encendió la luz hacia mis ojos de nuevo, asintiendo con la cabeza, pareciendo satisfecha—. ¿Te duele la cabeza? — preguntó, tocando ligeramente detrás de mí oreja. El dolor atravesó mi cabeza y silbé a través de mis dientes—. Creo que vas a necesitar un par de puntos aquí — dijo ella, asintiendo hacia el lado de mi cabeza.

Tendí una mano hacia Edward. Inmediatamente la tomó y besó mis dedos, sus ojos no dejaban mi cara. Se veía muy estresado. Después de otro par de minutos nos detuvimos en el hospital y comenzaron a rodarme en mi pequeña cama.
 
—Puedo caminar —protesté, sintiéndome estúpida por ser llevada dentro del hospital en una cama.

—Lo siento, cariño, es una práctica habitual. Arribaste con luces, debes ir en una cama —respondió, guiñándome un ojo. Sonreí débilmente y Edward se echó a reír, pero no era su risa habitual, era apretada y sin sentido del humor.

Rodamos dentro de un pequeño cubículo y nos dejaron por nuestra cuenta.

—¿Qué paso, Ángel? —preguntó Edward, inclinándose sobre mí y rozando su mano suavemente por un lado de mi cara.

Me encogí de hombros y luego hice una mueca cuando el movimiento hizo que mi cabeza doliera otra vez.

—No lo sé. Me sentía un poco mareada, entonces me desperté contigo en la ambulancia —le expliqué. Eso era todo lo que podía recordar.

-Mierda me asustaste. No vuelvas a hacerme eso otra vez. Promételo —indicó, haciéndome reír por cuán serio estaba. ¿Quería que le prometiera que nunca me pasaría de nuevo?
 
— Edward, no puedo prometer algo de lo que no tengo control —bromeé, sin dejar de reír. Suspiró y se inclinó hacia delante, besándome ligeramente. Se retiró cuando la cortina se abrió y entró un médico.

—Oops, lo siento. ¿Debo volver más tarde? —preguntó el doctor, sonriendo. Me reí, avergonzada de haber sido sorprendida haciéndolo en un hospital.

—Sí, ¿podría darnos cinco minutos? —bromeó Edward, haciendo reír al hombre.

Tomó mi mano con fuerza mientras el doctor miraba mis ojos y comprobaba mi cabeza, garabateando en su libreta.

—Entonces, te desmayaste, Bella, ¿te has estado sintiendo bien hoy? ¿Has tomado algo que no deberías? —preguntó, mirándome con un poco de suspicacia.

—¿Cómo drogas o algo así? —cuestioné, sorprendida. ¿Parezco una maldita adicta a las drogas? Asintió con la cabeza, mirándome expectante—. No, no he tomado nada. Me estado sintiendo un poco apagada hoy, un poco mareada —admití.

Escribió de nuevo.

—¿Has comido?

Pensé en ello, ¿había comido? Tenía algunas tostadas para el desayuno, pero no comí el almuerzo, porque me sentía mal.

—Um, no realmente. Me sentía mal durante el almuerzo.

—Hmm, probablemente ese es tu problema allí. ¿Estás bajo cualquier tipo de estrés o cualquier cosa en este momento? ¿Haciendo exámenes, ese tipo de cosas? — preguntó, escribiendo de nuevo.

Estrés. Guao. Mi padre abusivo se mudó de nuevo a la ciudad, trayendo con él una nueva familia. Hace una semana que lo vi de nuevo por primera vez desde que trató de forzarse sobre mí. Me enteré hace un momento de que ha estado abusando de su nueva familia y ellos se van a mudar con nosotros por un tiempo. En realidad, ¿cuánto tiempo estarán con nosotros? ¿Alguien mencionó eso? Tendría que tener a Jacob con Emmet, y Sue y Seth pueden compartir la habitación de mi madre, entonces cuando mamá venga a casa yo podría…

—¿­­­­Bella? —dijo el médico, sacándome de mi pequeño mundo.

—Oh, claro. Um, sí, mi vida ha estado estresante últimamente —declaré, mordiéndome el labio de lo mucho que un eufemismo en realidad era real.

—Bueno, el estrés puede hacer cosas divertidos por ti. Realmente necesitas comer adecuadamente. Voy a sacar algunas muestras de sangre para asegurarme de que no hay nada más pasando. Conseguiré a alguien para que venga y haga los puntos en tu cabeza y te voy a tener un par de horas sólo para comprobar que todo está bien después de ese golpe —afirmó, sonriendo amablemente.

Fue al armario y sacó una aguja. Miré a Edward, con los ojos muy abiertos. Odiaba las agujas. Cuando el médico se acercó a mí, Edward inclinó la cabeza y me besó. Cerré los ojos y fundí mis labios contra los suyos. ¡Por Dios, sabia tan condenadamente bien!
 
—Está bien, todo hecho. Iré a mandar esto, deberían estar de vuelta en una hora o algo así —anunció el doctor, lanzando la aguja a la basura y escribiendo en un pequeño frasco. Eché un vistazo a mi brazo para ver un pedacito de cinta adhesiva blanca sosteniendo una pelota de algodón en el interior de mi codo.

—¿Lo hizo ya? —pregunté, sorprendida. ¡Guao, ni siquiera lo sentí!

El médico y Edward sonrieron.

—Sí, todo hecho. Ah, el poder de distracción —reflexionó el médico, sonriendo abiertamente. Sonreí a Edward, tendría que llevarlo en cada pinchazo que alguna vez tuviera a partir de ahora.
 
—Está bien, así que la enfermera estará haciendo puntos en tu cabeza en pocos minutos. Probablemente estarás aquí durante dos o tres horas —dijo, dirigiéndose a la cortina.

Asentí.

—¿Puede quedarse Edward  conmigo? —le pregunté esperanzadoramente mientras me aferraba a la mano de Edward. No quería estar en este lugar estéril por mi cuenta.


—Claro, eso está bien. Sólo uno de los visitantes, sin embargo, porque podría haber una multitud preguntando por ti, por tu vuelta a casa —sugirió, riendo entre dientes mientras se iba y dejaba caer la cortina.
Multitud, ¿Qué es eso? Miré a Edward, él sonrió.
 
—Todos vinieron. Yo, literalmente, tuve que empujar a Emmet cuando dijeron que sólo una persona podía viajar contigo —dijo, viéndose un poco culpable de ello. Me sonrió y le apreté la mano.

—Bueno, me alegra de despertar contigo en lugar de Emmet. Así que gracias.

Inclinó la cabeza y me besó ligeramente.

—También me alegro. —Suspiró—. Será mejor que vaya y les diga que estás muy bien, y que deben ir a casa —dijo, poniéndose de pie.

—Igual date prisa, ¿de acuerdo? —le pedí, dándole mi cara de mendicidad.

Sonrió.

—Voy a ser tan rápido como sea posible —prometió, besándome en la frente y saliendo rápidamente. Cerré los ojos y escuché el ruido en la sala y esperé a que regresara.
 
Edward estuvo de vuelta en cinco minutos con un sándwich pre-empacado y una bebida.

—Oye, no sé si tienes permitido uno de estos, todavía, por lo que tendrás que esperar hasta que la enfermera venga a coserte la cabeza. No me perdí eso, ¿verdad? —preguntó preocupado.

—No, no te lo perdiste. —Sonreí a cuán pensativo era todo el tiempo.
 
Se sentó en la sillita y me tomó de la mano. La enfermera entró unos minutos más tarde y cosió mi cabeza, al parecer necesitaba seis puntos de sutura. Hice que Edward me distrajera todo el tiempo, realmente era el mejor analgésico conocido por el hombre. Tal vez debería tratar de embotellarlo de alguna manera, y luego venderlo.
¡Sería rica!

***

Finalmente, después de una hora y media, el médico regresó.

—Hola, tengo los resultaos de los análisis de sangre y parece que no fue la falta de alimentos lo que te hizo perder el conocimiento —dijo, mirándome con seriedad.

Edward se puso tenso a mi lado, apretando mi mano, inclinándose tan adelante en su silla que no me sorprendería que se cayera de un momento a otro.
 
—Ok, así que, ¿qué era? —le pregunté con curiosidad. No podía ser nada malo.

—Estás embarazada —afirmó.

Capítulo 36: A ellos también Capítulo 38: No, esto es un error.

 
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