El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71921
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

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Capítulo 26: Capitulo 26

Apreté los ojos. ¡Oh, Dios, aquí viene! Levanté mis manos, intentando detenerlo.

—Emmet, ¿recuerdas cuándo solía despertarme gritando todo el tiempo? —pregunté desesperada. Necesitaba hacerlo entrar en razón antes de que terminaran peleando.

Asintió y cerró los ojos, pestañeó.

—Sí, dejaste de hacerlo cuando tenías como ocho o algo así.

Asentí.

—Sí, tenía ocho. Eso fue cuando Edward comenzó a dormir conmigo. Ya no tuve pesadillas, gracias a Edward —dije sonriendo, y apretando la mano de Edward.

—¡Sí las tenías! Tuve que dormir un par de veces contigo —protestó Emmet.

—Sí, lo hiciste, pero seguí teniendo pesadillas aun cuando estabas ahí —lo contrarié.

Emmet se estremeció y asintió, probablemente recordándome gritar en su cama—. Sólo he tenido unas pocas pesadillas desde entonces, y la única vez que las he tenido ha sido cuando Edward no estaba ahí. Como cuando estaba de vacaciones o algo —expliqué mirando a Emmet, viendo la comprensión pasar por su rostro. Nos quedamos en silencio por un momento.

Edward acariciaba la parte de atrás de mi mano, Emmet sólo miraba el piso. Después de lo que pareció una eternidad, Emmet miró a Edward.

— Edward, si lastimas a mi hermana, mejor amigo o no, te mataré —le advirtió Emmet.

Podía ver que lo decía en serio.

—No lo haré, lo prometo —juró Edward, con una sonrisa tranquilizadora.

—De acuerdo, entonces me voy a la cama. Supongo que los veré en la mañana, asegúrense de cerrar la puerta antes de irse a la cama —instruyó Emmet parándose y dejándonos sentados en el sofá en shock.

Miré a Edward, se veía tan anonadado como yo me sentía.

—Wow, eso fue más fácil de lo que hubiera imaginado —reflexionó, sonriéndome mientras ponía sus manos a ambos lados de mi rostro.

Sonreí, complacida de que esto finalmente saliera a la luz.

—¿Quieres ir a la cama Edward? No estoy de humor para hacer tareas, sólo quiero dormir. —Sólo necesitaba meterme en la cama y tenerlo a él, sosteniéndome por un rato.

Asintió y besó mi nariz.

—Sí, sólo necesito regresar a mi casa primero. Emmet llamó y dijo que tú estabas mal, así que sólo salí corriendo de la casa, sin decirles a mis padres a dónde iba. — Acarició mi rostro con sus pulgares suavemente, sólo mirándome con una sonrisa triste.

—Está bien. Supongo que me iré a la cama, y te veré cuando estés listo —dije levantándolo y empujándolo hacia la puerta.

—Hey, ¿puedo usar la puerta ahora que Emmet sabe? —sonrió.

Reí con su emoción, pero negué con la cabeza.

—No, tus padres podrían verte… a menos que quieras decirles que te estás quedando aquí —sugerí.
Sonrió felizmente.

—Me encantaría caminar por tu puerta de enfrente, y encontrarte en tu cama.

Nunca he hecho eso antes. Saqué mis llaves y se las pasé.

—Asegúrate de cerrar bien la puerta, ¿si? —lo besé en la mejilla e hice mi camino
hacia mi cuarto.

Eran casi las diez pero mi cuerpo se sentía tan exhausto por todo el drama emocional, que me sentía como si no hubiera dormido en días. Me saqué la ropa y me metí en mi camiseta favorita, que solía ser de Edward. Me dormí de inmediato. Un par de minutos después, sentí dos brazos rodeándome y una pesada pierna deslizarse sobre la mía. Sonreí y me presioné contra él. Mi novio. Al único que necesitaba cuando las cosas se ponían mal.

Es raro, pero cuando Emmet me alejó de Edward esta noche, me sentí extraña, como si hubiera dejado mi corazón detrás. No me di cuenta hasta entonces, cuán fuertemente estaba conectada a él. Literalmente lo era todo para mí. Cuando sentí sus brazos a mí alrededor más temprano, me sentí como en casa, todo el pánico había comenzado a retroceder. Me sentía, como si mientras él estuviera conmigo, estaría bien.

Me encogí dentro de él y lo escuché susurrar:

—Te amo —justo antes de caer en un profundo y tranquilo sueño, esta vez no dudé de sus palabras.

****
Me desperté a las seis cuando mi alarma sonó. Gruñí porque había olvidado cancelarla. Supongo que no necesito sacarlo de mi cama temprano, ya no. Me di vuelta y abracé a Edward. Siempre dormía a pesar del sonido de la arma; juro que él dormiría mientras un terremoto tuviera lugar y no despertaría. Lo codeé ligeramente, diciendo jugarle una broma.

―Seis en punto ―dije, codeándolo de nuevo.

Gruñó y lentamente se levantó de la cama, todavía medio dormido.

―Bien, Ángel. Te quiero; te veré después. ―Besó mi frente y salió de la cama, sus ojos apenas abiertos. No pude evitarlo, rompí en carcajadas. Me miró, confundido―. ¡Shh! ¿De qué te estás riendo? ―preguntó, frunciendo el ceño, poniéndose sus jeans.

―De ti ―lo provoqué, sonriendo felizmente.

― ¿Qué hay conmigo? ¿Qué he hecho? ―susurró, trepando de vuelta a la cama y arrastrándose sobre mí.

Presionó cada centímetro de su cuerpo contra el mío pero aun así mantuvo su peso lejos de mí de alguna manera. Miró a mis ojos, sonriendo felizmente por un rato, y luego el entendimiento cruzó su rostro―. ¡Mierda! ¡Tu hermano sabe! Entonces, ¿por qué diablos me despertaste, Ángel? No tengo que irme ―lloriqueó.

Envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo empujé para un largo beso.

―Sólo estaba bromeando. Olvidé cancelar la alarma, así que pensé en usar el tiempo de más para algo más productivo-


Él sonrió pícaramente.

―¿Quieres unos besos? ―provocó, besando mi cuello. Jadeé mientras alcanzaba el sensible lugar cerca de mi clavícula.

―Mmmm ―susurré, deslizando mis manos por su espalda, arañando ligeramente con mis uñas, haciéndolo gemir. Trepó de vuelta bajo las sábanas y me besó tierna y suavemente, manteniéndome cerca. No hizo movimiento alguno para llevar las cosas más lejos que eso, lo que adoré. Él realmente era adorable.

***
Salió de mi habitación un poco después de las siete y media. Edward me empujó en uno de los taburetes de la cocina, sonriendo a sí mismo como el gato que obtuvo el helado.

―Oye, consigo hacerte el desayuno sin que me grites hoy ―dijo alegremente.

Me reí y observé mientras me servía una taza de cereal; sonrió y lo puso frente a mí, antes de hacer algo de tostadas para sí mismo.

―¿No comes cereal? ―pregunté, observándolo zamparse cuatro rebanadas de tostadas.

Sacudió la cabeza, estirando la nariz.

―No me gusta el cereal; es asqueroso y todo empapado. ―Fingió un estremecimiento, pretendiendo tener náuseas.

Me reí de nuevo.

―De verdad que eres raro, Cullen ―me burlé, sonriéndole.

Sonrió de oreja a oreja.

―Sabes, es algo raro, que seas toda amable conmigo al desayuno.-

―Podría ser mala si quieres ―ofrecí, encogiéndome de hombros.

Se rió y sacudió la cabeza.

―No, me acostumbraré a ello con el tiempo. ―Caminó hasta mi lado. Me volví para verlo y puso el cabello detrás de mí oreja, sus dedos demorándose en mi mejilla, haciéndome sonrojar―. De verdad eres la cosa más hermosa en el mundo ―murmuró. Mi corazón se saltó un latido por la honestidad en su voz, sus ojos verdes penetraban en los míos, haciéndome sentir como la única chica en el mundo.

― ¡Corten esa mierda! Puede que haya dado mi bendición pero no necesito que me lo muestren en la cara durante el desayuno ―gruñó Emmet mientras caminaba en la cocina para preparar algo de cereal. Palmeó a Edward en la parte trasera de su cabeza al caminar por su lado, como de costumbre.

Todos nos reímos y Edward se paró detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura, apoyando su cabeza en mi hombro.

―Gracias, Emmet. Sé que dijiste que me mantuviera alejado, pero… ― Edward dejó que las palabras quedaran en el aire, mirando a mi hermano con agradecimiento.

―Lo que sea, Edward. Estamos bien. Solo no nos hagas tener un problema, ¿de acuerdo? ―respondió Emmet, sonriendo amigablemente.

Los brazos de Edward se apretaron a mí alrededor.

―No lo haré. ―Besó mi hombro ligeramente y Emmet fingió náuseas, haciéndome reír.

―Bueno, vamos entonces, tortolitos, supongo que necesitan llegar un poco más temprano a la escuela para poder anunciarlo juntos ―afirmó Emmet, poniendo los ojos en blanco.

Edward rió y asintió. Jadeé y sacudí la cabeza fieramente.

― ¡Imposible! No podemos hacer eso ―dije, mirando a Edward. Lució realmente herido por alguna razón.

― ¿Por qué no? ―preguntó, tomando mi mano y mirándome confundido.

Miré a Emmet; a él realmente no le iba a gustar esto.

―Er, bueno, tengo una especie de apuesta. La siguiente en acostarse contigo ganará total. Realmente necesito el dinero. ―Miré a Edward incómodamente, pero sólo empezó a reír histéricamente.

Emmet casi se ahogó con su bebida.

―¡Imposible! ¡No puedes hacer eso! ―gritó, sacudiendo la cabeza violentamente―. No quiero saber que ustedes dos están teniendo sexo. ¡No lo quiero!-

Me reí con su enojada y disgustada cara.

―Emmet, no estamos teniendo sexo. ―Me encogí de hombros, haciendo relajar su cara un poco―. Pero cuando lo hagamos, definitivamente quiero ganar la apuesta. No la ganaré si las personas saben que ya soy su novia. ―Miré a Edward, insegura de si estaría de acuerdo con esto o no.

―Ángel, no quiero que estés conmigo por alguna apuesta. ―Frunció el ceño, luciendo un poco herido.

Le sonreí seductoramente.

―¿Crees que esa es la razón por la que voy a querer tener sexo contigo? Confía en mí, chico mío; no será por el dinero, eso es sólo una ventaja de más.-

Se inclinó adelante y puso su boca junto a mi oreja.

―¿Así que cuál será la razón? ―susurró, enviando un escalofrío por mi columna vertebral.

Me mordí el labio.

―Hmm, no estoy segura pero tendrá algo que ver con que me ruegues de rodillas ―bromeé, sonriéndole con suficiencia.

Se rió y me besó, empujándome cerca de su cuerpo, enviando olas de deseo por mi torrente sanguíneo. Se apartó para mirarme, la lujuria escrita con claridad a través de su rostro.

―Te rogaría felizmente justo ahora, sabes?.-

Palmeé su pecho y di un paso atrás antes de que lo arrastrara de vuelta a mi habitación y rompiera sus sexys jeans y los botones de su camisa negra para ver su impecable cuerpo.

―Oh, eso lo sé. ―Me reí, intentando atrapar mi respiración.

Miré Emmet, que estaba mirándonos fijamente con los ojos muy abiertos, su boca abierta con sorpresa.

―Chicos, en serio no puedo soportar estas demostraciones de afecto ―dijo, haciendo una mueca y sacudiendo la cabeza.

Capítulo 25: Nueva revelación Capítulo 27: Capitulo 27

 
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