El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71910
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

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Capítulo 30: lista

1/4

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A las nueve, suspiró.

—Emmet va a estar en casa pronto, tal vez deberíamos vestirnos —sugirió, luciendo un poco reacio mientras sus dedos se perdían por encima de mi sujetador y estómago.

Asentí con la cabeza.

—Sí. No creo que estaría muy contento si llegaba a casa y descubriera que me has visto sin la blusa, Cullen—dije con fingido horror. Se rió y se sentó, agarrando mi camisa del suelo y pasándomela, besándome otra vez con ternura.

Cuando los dos estábamos completamente vestidos de nuevo, nos sentamos viendo la televisión hasta que Emmet volvió a casa. No podía mantener la sonrisa fuera de mi cara, Edward me amaba y yo lo amaba y todo era perfecto. Emmet volvió a casa y ellos jugaron en la Wii mientras yo hacía mi tarea, tratando sin éxito, de no mirar el culo de Edward mientras permanecía de pie delante de mí. A las diez se fue a casa para cambiarse de ropa y ver a sus padres durante media hora antes de que se colara por mi ventana esta noche. Apenas podía contener mi emoción por estar de nuevo con él.

—Así que, ¿cómo lo están llevando ustedes? —preguntó Emmet, curiosamente, cuando estábamos por nuestra cuenta.

Sonreí con alegría.

—Muy bien en realidad. Gracias por no enloquecer ni hacerle daño ni nada —dije, haciendo una mueca ante la idea.

Él sonrió con tristeza.

—Eso está bien. Sólo ten cuidado, es un jugador, no quiero que salgas lastimada.—Me miró con preocupación. Él siempre fue sobreprotector, pero creo que por crecer en la forma en que lo hicimos, siempre sintió la necesidad de protegerme de nuestro padre. Supongo que ese instinto nunca se fue, incluso después de que mi padre lo hizo.

Sonreí y negué con la cabeza.

—No me lastimará —afirmé con aplomo.

Él se rió.

—Tal confianza en un chico que nunca se las arregló para conservar una novia antes —reflexionó, sacudiendo la cabeza.

— Emmet, Edward es un gran chico, no me lastimará. Él me ama.

Suspiró y asintió con la cabeza.

—Yo sé que lo hace. —Frunció el ceño con desaprobación mientras lo decía. No creo que Emmet alguna vez aprobara a alguien que yo trajera a casa, era tan condenadamente sobreprotector. Siempre había sido el mejor hermano que una chica podría desear—. Entonces, ¿necesitas hablar conmigo sobre papá o algo? — preguntó, haciendo una mueca ligeramente mientras decía la palabra papá. Cerré mis ojos, había estado posponiéndolo, siquiera pensando en que ese hombre regresara.

—Yo no quiero verlo —dije en voz baja.

Él me atrajo en un abrazo.

—Está bien, entonces no vamos a verlo. —Frotó mi espalda con dulzura, mirándome preocupado, como si pensara que iba a tener otro ataque de pánico como la última vez que hablamos de él.

—Puedes verlo si quieres —dije, sintiéndome un poco culpable. No quería detener a Emmet de verlo si él quería.
Se rió sin humor.

—En realidad, necesito verlo. —Se encogió de hombros, y mi corazón se hundió, no quería a Emmet en cualquier lugar cerca de ese imbécil.

—Bien, bueno, si eso es lo que quieres… —me callé, tratando de no llorar. Emmet se retiró del abrazo y me miró con tristeza.

—Yo no quiero verlo, Bella, quiero matarlo —afirmó, encogiéndose de hombros casualmente, haciéndome reír. Le di una palmada en su hombro haciéndole reír—. Te prometo que no dejaré que te haga daño, nunca más. —Besó el lado de mi cabeza con suavidad, todo su cuerpo tenso.

Sabía que Emmet siempre se sintió culpable de que no hiciera algo pronto. No creía que jamás se hubiera perdonado a sí mismo por ello, pero era una creencia irracional, nada de eso fue su culpa, sin embargo tomó toda la culpa por no ponerle fin antes de lo que lo hizo. Creo que olvida que él pasó por eso también, simplemente se preocupa por mí siempre. En realidad nunca habla del hecho de que probablemente se lesionó el doble de lo que yo porque siempre me estaba protegiendo. Siempre parece olvidar que era un niño en ese momento también, que no podía haber hecho nada al respecto de todos modos porque no era lo suficientemente fuerte.

—Sabes que eres el mejor hermano del mundo, ¿verdad? —dije, sonriendo feliz.

Asintió con la cabeza, sonriendo hacia mí.

—Sí, lo sé —respondió engreídamente, haciéndonos reír de nuevo.

Suspiré, sintiendo el agotamiento filtrándose en mí.

—Me voy a la cama. Buenas Noches, Emmet. —Besé la parte superior de su cabeza cuando fui a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí por el hábito.

Me puse mi pijama y justo cuando estaba a punto de conciliar el sueño, oí mi ventana abriéndose. Le sonreí felizmente mientras Edward se subió en la cama detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mí.

—Hola, tú —murmuré soñolienta.

Besó la parte posterior de mi cabeza con suavidad.

—Hola, tú —respondí, mientras me acurrucaba contra él.

—Te amo, Cullen. —Sonreí mientras decía las palabras, simplemente se volvía más fácil y más fácil decirlo cada vez.

—Te amo más, Ángel. —Suspiré y cerré mis ojos, a la deriva en el sueño, segura y cálida, envuelta en su abrazo.


POV EDWARD

Había estado con Bella por una semana ahora, y honestamente había sido la mejor semana de mi vida  o de la vida de cualquiera, probablemente. Ella era tan perfecta. La había querido durante tanto tiempo que estaba un poco preocupado de que si alguna vez la conseguía, nunca sería capaz de estar a la altura de lo que había imaginado.

No podía esperar para esta noche. Como de costumbre, había una fiesta en la casa de Emmet —la celebración de después de los partidos. Definitivamente estaba planeando bailar con mi chica esta noche. Me puse un par de pantalones vaqueros rasgados y una camisa blanca y me dirigí hacia su casa. Estaba tan emocionado por verla que podría romper a cantar en cualquier momento. Aún no podía creer que alguien como yo fuera tan afortunado de tener a alguien como ella enamorada de uno. Podía tener a cualquier chico que quisiera; era preciosa, lista, divertida, y amable. Prácticamente cada chico en la escuela la deseaba, no es que pudiera culparlos; su cuerpo era de fuera de este mundo, y todo ese baile… Me esforzaba por verla en su práctica de baile cada sábado. Ella sinceramente hacía mi boca agua queriéndola tanto. Sería incluso peor mañana porque realmente había tenido mis manos en ese pequeño culo respingón que estaría sacudiéndose alrededor.

Fui directo a la cocina, ayudando a Emmet a ordenar las bebidas y aperitivos como de costumbre. Bella estaba probablemente en su habitación haciéndose ver increíble, sólo para sacarme la vida de nuevo. Había insistido en sacudir su precioso culo conmigo todos los días en la escuela por la estúpida apuesta. Cada día se ponía peor y peor cuando ella golpeaba otro mecanismo. Se estaba volviendo más segura de sí misma ahora; sabía exactamente cuánto me afectaba, y definitivamente lo usaba para su ventaja. No es que me importara, estaba pasando un buen rato haciéndolo y verla disfrutar me hacía feliz.

Bella había estado metiéndose más y más en nuestra relación desde que me dijo que me amaba, llevando las cosas más y más lejos. Estaba un poco preocupado al principio. No quería que ella pensara que todo lo que quería de ella era sexo, le había dicho que esperaría y esperaría todo el tiempo que necesitara. Realmente la quería más que nada en el mundo. Si creyera que diría que sí, le pediría que se casara conmigo ahora mismo, pero no quería apresurarla o presionarla a nada, teníamos todo el tiempo del mundo.

Emmet había sido estupendo hasta ahora también. Parecía gustarle el hecho de que Bella estaba feliz así que no me criticó demasiado acerca de salir con ella. Tuvimos algunas palabras el día después que descubrió sobre nosotros, pero nunca se lo había dicho a Bella. Fueron básicamente amenazas de DECAPITACIÓN y CASTRACIÓN —lo que sabía que decía en serio. No es que importara, no sería el que le hiciera daño o terminara esta relación, eso definitivamente dependía de ella. Todo lo que quería era cuidar de ella y hacerla feliz.

Una hora más tarde, la gente empezó a llegar para la fiesta. Observé el pasillo, esperándola. Normalmente, nunca salía de su habitación hasta que la fiesta estaba en pleno apogeo, así que sabía que tenía un poco de tiempo. Vi a Jessica entrar y gemí mientras agarraba a Riley, poniéndolo delante de mí así no me vería. Había estado molestándome tan mal toda la semana con todo el flirteo, bueno, todas lo hicieron. No podía creer que las chicas hagan ese tipo de cosas, y caray lo que estaban ofreciendo, era literalmente en cualquier lugar, a cualquier hora, y cualquier cosa que yo quisiera. Ni siquiera quería pensar en lo que Jessica me había ofrecido, la pequeña sucia fulana. Mi mente subconsciente vagó al par de veces que habíamos salido y tenido sexo, me estremecí un poco con el pensamiento.

Riley se estaba partiendo de risa.

—En serio, Edy, sólo sé un hombre y fóllate a alguien para acabar de una vez — dijo, riendo.

Puse los ojos en blanco ante su estúpido comentario.

—Lo que sea, la única con la que estaré es mi novia. No estoy interesado en ninguna de estas mujerzuelas. —Agité la mano con desdén mientras un par de chicas me miraban desde el otro lado de la habitación. Alguien agarró mi brazo, apretando gentilmente para conseguir mi atención. Oh, por amos de Dios, ¿por qué diablos no pueden dejarme en paz?— Mira, ¡no estoy interesado! ¡Tengo novia! —gruñí con enojo mientras me daba la vuelta.

Mi aliento se atascó en mi garganta, Bella estaba parada allí con un pequeño vestido negro que colgaba de su cuerpo bien formado y acababa a la mitad de su muslo. Su pelo estaba medio recogido y rizado, y sus ojos estaban brillando con diversión. No podía respirar. Estaba tan hermosa que era irreal. Todo lo que podía hacer era mirarla como un idiota. Oh mierda, ¡estoy mirando fijamente! Vale, vamos, Cullen , di algo.

Di algo. Edward, ¡maldita sea di ALGO!
 
—Um… hola, Ángel —balbuceé, mi voz sonando escasa. Wow, ¡eso fue realmente zalamero, Edward! Dios, ¡soy un imbécil! Estaba tan excitado que debe haber sido obvio para todo el mundo.

Sonrió, su sonrisa encendiendo su cara entera.

—Hola, Edward —ronroneó con su sexi voz. Gemí mentalmente. Vale aquí viene; finalmente va a matarme. En realidad no creo que pueda aguantarla coqueteando conmigo mientras se ve así.
 
—Estás preciosa —dije honestamente, mirándola otra vez.

Sonrió e hizo un pequeño giro, haciendo a su vestido elevarse un poco. Mi corazón comenzó a latir más rápidamente.

—¿Te gusta? —preguntó mordiéndose el labio. ¿Me gustaba? ¿Estaba bromeando?

Asentí y di un paso más cerca. Podía oler su perfume dejando mi cabeza un poco difusa.

—Me encanta —confirmé.

Se rió y cerró la distancia, presionando su pecho en el mío. No pude evitar poner mis manos en sus caderas, sintiendo el sedoso material bajo mis dedos.

—¿Sabes qué? Creo que te gustará lo que está debajo incluso más —susurró en mi oído.

Apreté mi agarre en ella mientras trataba de dar un paso atrás, manteniéndola firmemente en mí, no queriendo que se alejara de mí.

—No te burles de mí esta noche, Ángel. En serio, te ves demasiado caliente, no puedo soportarlo —supliqué. Rió y agarró la parte delantera de mi camisa, empujándome imposiblemente cerca de ella. La miré a los ojos, sintiéndome siendo arrastrado.

—No estoy burlándome, Edward. Por cierto, tu ropa se ve malditamente caliente en ti, pero tengo la sensación de que se verá incluso mejor en el suelo de mi habitación más tarde —dijo tranquilamente, haciéndome gemir. Cerré los ojos. En serio, me estaba matando. Besó mi mejilla y se alejó rápidamente, se dirigió a la multitud de personas, dejándome parado en medio de la cocina con una maldita erección como de costumbre.

Me volví hacia Riley que estaba mirando a Bella también.

—Maldición, se ve caliente esta noche. Creo que podría ir a ver si puedo golpear ese hermoso culo —dijo, meneando las cejas mientras se dirigió a ir a buscarla.

Agarré su brazo y sacudí mi cabeza, mirándolo en señal de advertencia.

—Ni hablar, Riley. Sólo mantente alejado de ella, está cogida.

Me miró con curiosidad, luego sus ojos se agrandaron.

—Ella no es tu… —se calló, mirándome sorprendido.

Oh mierda. ¡Oops, bueno ahora él sabe! Asentí lentamente.

—Sí —confirmé. No pude evitar la sonrisa orgullosa que se extendió por mi cara, por fin alguien sabía sobre nosotros.

Se echó a reír, sacudiendo su cabeza.

-Emmet va a tener tus bolas cuando lo sepa. En serio, te va a hacer un nuevo agujero del culo.

Sonreí y palmeé su hombro.

—Ya lo sabe. —Me encogí de hombros con facilidad, sonriendo mientras su cara se transformó en conmoción.

—¡De ninguna manera! ¿Te dio una paliza? —preguntó con curiosidad.

Me reí y me señalé a mí mismo. —¿Parece como que me ha dado una paliza? — pregunté, riendo.

De repente se vio molesto.

—¿Todo este maldito tiempo nunca le pedí salir porque pensé que Emmet me cortaría las pelotas, y él no hizo nada? Maldita sea, ¡sabía que debería haberle pedido salir! —refunfuñó, viéndose fastidiado.

—Demasiado tarde ahora —me burlé, palmeando su hombro de nuevo mientras iba a conseguir una bebida.

Cogí dos chupitos de vodka y me dirigí a ir a buscarla y contarle que Riley sabía. No me molesté en decirle que no contara nada; quería esto al descubierto. No podía preocuparme menos por el dinero. En un par de años, cuando estuviera jugando al hockey profesionalmente, parecería una miseria y podría darle todo lo que quisiera.
La vi bailando con Kate y Sean a un lado. Sonreí mientras envolvía mi brazo alrededor de su cintura, haciéndola saltar.

—Ey, novia —susurré en su oído. Me sonrió por encima del hombro mientras hundía el culo en mi entrepierna, haciéndome anhelarla de nuevo. La empujé con más fuerza contra mí y bailé detrás de ella, le tendí uno de los chupitos.

—Gracias. —Sonrió agradecidamente mientras se lo tomaba, estremeciéndose ligeramente.

—Así que, tengo algo que contarte —admití tímidamente.

Se volvió para encararme.

—¿Qué es entonces? —preguntó, sonriendo. Su expresión emocionada me dijo que obviamente pensaba que era algo bueno.

—Riley  sabe que eres mi chica —dije en voz baja, inclinándome hacia ella así nadie podía oír. Jadeó.

 —¿Él sabe? ¿Cómo? —preguntó, claramente sorprendida, mientras miraba alrededor sospechosamente.

—Se lo dije por accidente. Iba a venir y hacer un movimiento contigo, le dije que se alejara —admití, sonriendo en tono de disculpa, esperando que no me regañara por arruinar su plan con Jessica y la apuesta.

Puso los ojos en blanco y se acercó a mí.

—bocon —me regañó jocosamente, mientras envolvía sus brazos alrededor de mi cuello, bailando conmigo de nuevo. La empujé más cerca de mí envolviéndola en mis brazos apretadamente, amando la sensación de su cuerpo contra el mío. Sonrió felizmente—. Bueno entonces, Edward, si la gente lo va a averiguar, bien podríamos darles un espectáculo —susurro, elevando una ceja juguetonamente. ¿Qué demonios significaba eso? Sonrió y bajó mi cara hasta la suya, besándome, duro. Escuché a la gente jadear y empezar a hablar apresuradamente a nuestro alrededor, pero no me importó. Estaba besando a la chica de mis sueños y ella me amaba. La empujé más cerca, delineando su labio con mi lengua, queriendo más.

Después de un minuto o así me retiré del beso y empecé a besar su cuello, haciéndola gemir en voz baja. Sonreí contra su cuello porque sabía que la gente estaba mirando. Finalmente, no más fingir, no más escuchar a los chicos hablar acerca de ella y queriendo darles una paliza. La eché hacia atrás para mirarla, estaba sonriéndome, viéndose tan malditamente caliente que era increíble.

—Te quiero, Edward —dijo, sus ojos fijos en los míos. Escuché a alguna otra gente jadear otra vez.
 
—Yo también te quiero, Ángel —contesté, inmediatamente.

Sabía que la gente estaba hablando de nosotros, y literalmente la habitación entera estaba mirando, pero simplemente no me importaba. Todo en lo que podía concentrarme era en sus preciosos ojos y cómo estaban mirando profundamente a los míos, volviéndome loco. Apreté mis brazos más estrechamente a su alrededor, no queriendo que el momento acabara. Me encantaba la forma en que su increíble cuerpo estaba meciéndose contra el mío, encendiéndome tanto que era casi insoportable. Bailamos durante casi una hora. Ahora que la gente sabía sobre nosotros, no dejaba su lado, queriendo más tiempo con ella. Nunca conseguía pasar tiempo con ella en las fiestas; por lo general, estaba demasiado ocupado asegurándome de que no le pasara nada a su casa porque Emmet estaba siempre borracho o enganchándose con alguna chica por la parte trasera.

Esta noche era la mejor fiesta, sólo porque pude cogerle la mano y besarla. Incluso las chicas no se me lanzaban, lo que hacía un buen cambio. Me junté con ella y sus amigos. Ángela era en realidad muy divertida, realmente no había hablado antes con ella apropiadamente. Por lo general, la única vez que me hablaba era para coquetear  conmigo, así que era raro tener una conversación normal con ella.

Justo después de medianoche, Bella se presionó contra mí apretadamente.

—Estoy cansada, Edward. ¿Quieres llevarme a la cama? —preguntó, levantando las cejas burlonamente. Oh mierda, ¡pensé que todo el coqueteo y las bromas pararían ahora que la gente sabía!

Reí y puse los ojos en blanco.

—Claro, Ángel. —Me encantaría envolver mis brazos alrededor de su sexi cuerpo ahora mismo. Sonrió y se volvió para alejarse; puse mis manos en sus caderas siguiéndola a través de la multitud de personas, a su habitación. Tan pronto como estuvimos a través de la puerta se volvió hacia mí con su cara juguetona y supe que las bromas no habían terminado aún. Gemí en voz baja. Joder, amaba a esta chica más que nada, ¡pero estaba volviéndome loco! Ella aseguró la puerta y se acercó un paso hacia mí, presionando su tonificado cuerpo con el mío. Sus manos recorren bajando por mi pecho, lentamente, poniéndome tan duro que era vergonzoso. ¿Claramente debería ser inmune a su encanto para ahora? Me refiero, he estado enamorado de esta chica por doce años, ¿cómo diablos todavía podía prenderme de esta manera? Nadie nunca se comparó a mi Ángel, literalmente era la chica más perfecta del mundo.

Incliné mi cabeza para besarla, recorriendo mi lengua a través de su suave labio lleno, queriendo profundizar el beso. Ella enredó sus manos en mi cabello y no pude evitar sujetarla contra la pared, presionando cada pulgada de mi cuerpo contra el suyo. Gimió en el fondo de su garganta y sentí felicidad burbujeando dentro de que ella amaba besarme tanto como yo amaba besarla a ella. Flexioné mis rodillas y la envolví fuertemente en mis brazos, levantándola de sus pies. Ella envolvió sus largas piernas alrededor de mí mientras desabotonaba mi camisa lentamente; sus dedos persistiendo en mi piel, poniéndome la piel de gallina. Cada uno de los toques de Bella eran como nada que hubiera sentido antes. Todas esas chicas con las que me había acostado solo para intentar y olvidarla, eran nada comparadas con ella. Deseaba con todo mi corazón que hubiera esperado y que fuera mi primera, pero todo se sentía como una primera vez con ella de todas formas. Cada toque era diez veces mejor que algo que hubiera sentido antes, era como si cada lugar en que su piel tocaba la mía, se sentía como si me quemara ligeramente. Ella me ponía nervioso también. No quería hacer nada que ella no quisiera, pero estaba tan asustado que no pudiera satisfacerla y no quería arruinar nada.

Me alejé del beso, plantando pequeños besos por su cuello, succionando el chupón que le había hecho hace unos días para hacerlo más oscuro. Amaba esa marca en ella. Saber que era mía me volvía loco. Caminé hacia la cama, recostándola y subiéndome arriba de ella mientras bajaba mis manos por su cuerpo. Cuando llegué al borde de su vestido, deslicé mi mano por debajo, subiéndola por su tonificado muslo, haciendo mi camino para poder apretar su trasero. No pude evitar gemir al sentirlo. Saber que era el único que ella dejaría acercarse así, me hacía sentir como el tipo con más suerte del mundo. Ella tiró mi camiseta por mis hombros y bajó sus manos por mi pecho. Cuando llegó a mis jeans inmediatamente comenzó a desabrocharlos también. Me tensé levemente. ¿Qué rayos está haciendo? Me giró sobre mi espalda y se sentó, a horcajadas sobre mí, luciendo tan sexi que era irreal. Se mordió el labio, pareciendo un poco nerviosa por algo.

—¿Estás bien? —pregunté curiosamente, frotando mis manos en sus muslos tranquilizadoramente. ¿Por qué en la tierra está nerviosa? Ella asintió y sostuvo el borde de su vestido, levantándolo por su cabeza, sacudiendo su cabello después, haciéndolo colgar alrededor de su hermoso rostro. La miré en su sostén de encaje negro strapless y ropa interior a juego, y miles pensamientos lujuriosos bombardearon mi cerebro a la vez. La deseaba tanto que era irreal. Esto era lo más lejos que habíamos ido, la había visto sin camiseta pero no casi desnuda como esto. Era increíble. Se inclinó y me besó apasionadamente, alejándose para mirarme, todavía luciendo un poco nerviosa pero emocionada al mismo tiempo.

—¿Me deseas, Edward? —preguntó.

Mierda, ¿es algún tipo de broma o algo? —Ángel, te he querido desde siempre. Sonrió haciendo que mi corazón latiera más rápido.

—Hazme el amor —susurró, besándome suavemente.

Mi corazón se detuvo. Acaba de pedirme… no, de ninguna manera, ¡dijo algo más y luego vas a parecer como un pervertido cuando resulta que no la escuchaste bien!

—¿Qué? —pregunté débilmente, empujando su cabello detrás de su oreja.

—Estoy lista ahora; quiero que me hagas el amor. —Se sonrojó levemente, luciendo más adorable todavía por cuan dulce e inocente era. La giré en su espalda. ¿Ella cree que tiene que rendirse por mí? Jesús, ¿no me cree cuando le digo que la esperaré?

  

Capítulo 29: te amo Capítulo 31: una noche inolvidable y mamá

 
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