El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71938
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 31: una noche inolvidable y mamá

2/4

Holizzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz como stan yo GENIAL jeje bueno pues aki el tan esperado encuentro entre EDWARD Y BELLA  besos

********

POVEDWARD

—¿Qué? —pregunté débilmente, empujando su cabello detrás de su oreja.

—Estoy lista ahora; quiero que me hagas el amor. —Se sonrojó levemente, luciendo más adorable todavía por cuan dulce e inocente era. La giré en su espalda. ¿Ella cree que tiene que rendirse por mí? Jesús, ¿no me cree cuando le digo que la esperaré?

—Ángel, te esperaré tanto como quieras. Prometo que puedo esperar —prometí, disponiéndola a que me creyera. Nunca tocaría a otra mujer de nuevo, sólo no me interesaban, nunca lo hicieron.

Ella rió.

—Bueno lo siento, Harry, pero yo solo no puedo esperar por ti más tiempo. Necesito que estés listo ahora —bromeó, apretando su mano en mi trasero.

Reí; era tan malditamente perfecta

 

—Oh no puedes esperar por mí, ¿huh? Bueno eso no es muy justo; como que estás poniendo excesiva presión en mi desempeño —bromeé. Mi corazón estaba volviendo a su ritmo normal ahora que me di cuenta de que sólo estaba bromeando. Ella sonrió y bajó sus manos por mi pecho de nuevo, cuando llegó a mis jeans deslizó su mano adentro, frotándome a través de mis bóxer. ¿Qué diablos? Oh mierda, ¿no está bromeando?— ¿Ángel, ¿qué estás haciendo? — pregunté sin aliento. Mierda,

¡eso se siente bien!

— Edward, deja de hablar —susurró, acercándome mientras bajaba mis jeans.

Bien, sólo seguiré con esto hasta que me diga que me detenga; sé qué se siente lo suficientemente cómoda como para pedirme que me detenga, lo que amo. Amo que tenga fe en que no la apuraré o la presionaré. La beso hambrientamente, moviendo mis manos sobre su sostén, amando la sensación del material de encaje.
Lo desabroché, tirándolo, lentamente, esperando que me detenga. Estaba tan nervioso que mis manos estaban temblando levemente. Sus pechos eran perfectos. Incliné mi cabeza besándolos por todas partes, haciéndola arquear su espalda y gemir sin aliento. Bien, así que este esta es una primera vez, ¡no he llegado tan lejos con ella antes! Pateé mis jeans para sacarlos ahora que estaban casi en mis rodillas y recorrí mis manos bajando por su cuerpo, deteniéndome cuando llegué a su ropa interior, mi mano rozando sobre ella suavemente, lo que hace que levante sus caderas intentando obtener más. Sonreí ligeramente mientras la frotaba a través de su ropa interior, haciéndola gemir y sostener su mano libre en mi hombro fuertemente.

Sus ojos estaban conectados con los míos.

—Hazme el amor, Edward —susurró.

Mierda, ¡era en serio! Me detuve y me alejé, no quitando mis ojos de los suyos. No había señal de confusión; se había decidido. Todo lo que veía en su rostro era amor, felicidad y necesidad, y apostaría cualquier cosa a que mi cara lucía exactamente igual.

—Ángel, puedo esperar —prometí de nuevo.

—Sé que puedes, pero estoy lista ahora. —Asintió, mirándome suavemente.

—¿No debería ser especial tu primera vez? ¿En un lindo hotel o algo, con pétalos de rosas y velas dispersas alrededor? —pregunté, frunciendo el ceño. Podía reservar uno para mañana en la noche si estaba realmente lista.

Ella sacudió su cabeza.

—Será especial, Cullen. Será nuestra primera vez. Eso es lo suficientemente especial para mí. ¿Por favor? —rogó, moviendo su mano por mi entrepierna. Todo mi cuerpo estaba regocijándose al pensamiento de estar con ella, pero mi cabeza sabía que tenía que estar segura de que no estuviera haciendo esto por las razones equivocadas; nunca me perdonaría si se arrepintiera de esto en la mañana.

—Esto no es por la apuesta, ¿cierto? —pregunté curiosamente.

Rió y sacudió su cabeza.

—No podría importarme menos la apuesta. Confío en ti, te amo, quiero que me hagas el amor.

Sentí mi corazón saltándose un latido cuando me ponía tan emocionado y nervioso al mismo tiempo que juro que me mataría.

—También te amo, Ángel, más que todo. —Me incliné para besarla de nuevo dulcemente, sabiendo que necesito tomarlo lenta y suavemente, sólo recé a Dios que no le doliera tanto.

POVBELLA

No sé cuánto tiempo paso solo sé que estaba completamente  desnuda.

Instintivamente me cubrí con las manos tratando de evitar que me viera

—No necesitas taparte, quiero verte —dijo Edward—. Eres perfecta.

Con Edward encima de mí sin ropa y en mi habitación a punto de perder la virginidad con él, me volvió a besar, mientras sus manos seguían acariciando mi cuerpo. El frio ya no era tal en la habitación. Ambos estábamos cubiertos de una fina capa de sudor, bajo las sabanas, tratando de tocarnos desesperadamente

Su boca bajo por mi cuello hasta llegar a mi pecho y capturar uno de ms pezones. Con la otra mano se apodero del otro seno, acariciando. Mis manos bajaron de su cabello a su espalda y delinee el contorno de sus músculos.
Edward siguió bajando por mi cuerpo, y beso mi vientre, ardiendo a causa de las sensaciones, a la vez que sus manos apretaban mis caderas. Temblé ante la expectativa.

Sentí sus labios trazando figuras en el hueso de mi cadera y me estremecí completa. Su lengua suave descendió por mi muslo izquierdo, dejando un camino húmedo. Luego, su mano se deslizo entre mis piernas, incitándome a abrirlas. Gemí ante ese gesto y obedecí con cierta timidez, era la primera vez que estaba tan expuesta para alguien. De todas formas, a estas alturas la timidez estaba demás.

Lo oí jadear debajo de las sábanas cuando sus dedos largos y finos entraron en contacto con mi humedad. Deslizo sus dedos a lo largo de la hendidura, haciéndome enloquecer. Se detuvo en el punto más sensible, el pequeño botón de placer. Jugueteo con sus dedos, acariciando y apretando levemente. Yo apenas podía evitar gemir y si seguía así, toda la casa se enteraría de lo que estábamos haciendo.

-Oh edward mas- decia yo gimiendo de placer

-Asi es princesa Déjate llevar- dijo él con la voz ronca si previo aviso senti algo húmedo en mi centro sus dedos fueron remplazados por su lengua y Dios mio como la sabia utilizar sentir su boca devorar mi sexo era la gloria.

—Me gusta tú sabor —dijo. Me ruboricé a niveles nunca alcanzados por sus palabras.

 —Eso solo lo provocas tú —me arrepentí después de haberlo dicho. No entendía que me pasaba. Por qué no pensaba claramente antes de hablar. Él sonrió a más no poder, se inclinó y dejó un beso en la base de mi cadera.

—Solo yo. —susurró contra mi piel.

—Siempre tú —juré.

Se tomo su tiempo, saboreando toda porción de piel existente, antes de dejar su lugar y subir buscando mis labios

-Te deseo- me dijo en susurro- dejame hacerte el amor, dejame hacerte olvidar todo lo que paso,- dijo acariciando mi labios con sus labios- quiero que seas mia no permitiré que nadie te haga daño, quiero que sean mi mujer- dijo y eso me lleno de mucha emoción.

-hazme tu mujer edward siempre lo seré- le dije mirándolo como amor

-Ere tan hermosa- me susurro volvió a besarme con devoción lo senti abrir mis piernas y en ese momento  senti su miembro en mi entrada pero yo estaba nerviosa y él lo noto.

-No tengas miedo no te hare daño- dijo y comenzó a introducirse en mi pero se paro tal vez se habia arrepentido

-Que pasa – pregunte confundida

-Estás segura- dijo el sudando

-Quiero que tú seas mi primeria vez- dije decidida.

-Quieres ser mi mujer – dijo el posesivamente.- no dejare que nadie más te toque- dijo el mirándome con sus ojos lujuriosos.

-Eso lo sé, solo ten cuidado si?- dije sonriendo se que de ahora y en adelante pertenecía a edward cullen

-Lo hare cielo- dijo y comenzó a introducirse en mi  senti como su miembro entraba en mi estrecha cavidad era el más grato placer que podia sentir por fin iba hacer su mujer.

 Edward gruño, despacio y sentí su punta caliente justo en mí entrada, humedeciéndose en mí. Comenzó a hacer presión y lentamente sentí como se deslizaba centímetro a centímetro dentro de mí. Espere paciente el dolor, pero sentí solo una molestia leve y luego la sensación de algo roto. Edward gimió y yo retuve la respiración. Siguió entrando y comencé a sentir como me iba llenando

Traté de esconder el dolor, pero una traicionara lagrima rodó por mi mejilla logrando que Edward se asustara.

— ¿Te hice daño? ¿Debería parar? Oh Dios, lo siento mucho, nunca debería haber echo esto.—dijo Edward asustado

— ¡No! No te muevas. se está comenzando a sentir bien —dije tratando de tranquilizarlo. No pareció creerme nada, pero aún así no se movió. Mientras que mi cuerpo se ajustaba a su longitud, él besó mi lágrima haciéndola desaparecer—. Puedes moverte ahora.

Recorrí su cabello con mis dedos. Él comenzó a deslizarse fuera dentro de mí con lentitud, sabía que no quería hacerme daño, pero ese ritmo era exasperante, yo quería que se moviera más rápido. Clavé mis uñas en su espalda y llevé mis labios a su oído.

—Más rápido —lo animé. Ya que estaba acostumbrada a tener a Edward dentro de mí, no quería que se fuera. Envolví mis piernas en su cintura en un intento de poder sentirlo más profundo.

— ¡Jesús Bella! No tienes idea de lo bien que se siente —gimió Edward embistiendo a una velocidad considerable—. Oh dios… eres tan estrecha y estás tan húmeda… —volvió a gemir más alto Edward.

—Más Edward, más —pedí. Quería que se moviera más rápido, sentía un pequeño remolino formarse en mi vientre muy rápidamente, mucho más potente que el primero. Sabía que él estaba cerca igual que yo de llegar al clímax—. ¡Edward! ¡Edward! ¡Edward! ¡Más fuerte! —dije entrecortadamente.

Edward recargó su frente en la mía, yo dirigí una mano a su nuca, mientras que los movimientos entre nosotros se volvían más frenéticos. Sentí cómo se tensaba, se endurecía, se hinchaba y palpitaba dentro de mí, como también sentí mis paredes contraerse alrededor del miembro de Edward. Unas cuantas embestidas más y exploté clavándole las uñas en su espalda y gritando su nombre.

—Edwardddd…

—Bellaaaa… —gritó Edward. Llegando unos segundos después que yo, haciéndome sentir como se derramaba algo caliente y espeso en mi interior.

Edward cayó sobre mí, pero sin dejarme sentir un solo gramo de su peso. Besaba mi cuello en un intento de tratar de regular su respiración agitada, mientras yo hacía lo propio con la mía, que también estaba agitada después de vivir esta experiencia tan placentera. Comenzó acariciar con sus dedos mi mejilla sonrojada por el ejercicio que habíamos realizado minutos atrás.

 — ¿Estás bien, amor? —Preguntó con ansiedad— ¿No te hice daño? —Negué con la cabeza.

Edward se deslizó fuera de mí. Suspiré por la sensación de abandono que me embargó en ese mismo momento.
***
POVEDWARD
Alisé su cabello fuera de su sudorosa frente. Ella estaba sonriéndome y luciendo tan feliz que hizo que mi corazón se saltara un latido.

—Te amo, Ángel. —Yacimos allí intentando ralentizar nuestros ritmos cardiacos. Presioné mi rostro en la curva de su cuello besándola, sintiendo su pulso acelerado bajo mis labios. Me sentí más feliz de lo que me había sentido en toda mi vida. Luego de un minuto o algo, me bajé de ella y me giré a mi lado. Apreté mis brazos en ella, tirándola cerca de mí, recorriendo con mis dedos su desnudo, sudoroso cuerpo, demorándome en sus pechos—. Siento haberte lastimado —dije silenciosamente. Me sentí terrible de que fuera el que tuviera que causarle dolor, pero supongo que cada chica tiene que pasar por lo mismo la primera vez.

Ella rió.

— Edward, lo valió tanto —bromeó, presionando su cuerpo más cerca al mío, acurrucándose en mis brazos. Reí.

—Bueno estoy feliz de que lo disfrutaras —declaré, sonriéndole con suficiencia. No había recibido quejas antes, pero nunca me importo realmente si la chica lo disfrutaba antes. Normalmente, sólo hacía lo que quería; nunca me había tomado el tiempo para pensar sobre aquello, era gracioso cuán diferente era eso con mi Ángel. Todo lo que me importaba era ella; mis sentimientos eran secundarios.

—Definitivamente lo disfruté. ¿Lo hiciste tú? Quiero decir, no sabía qué hacer o nada, ¿debería haber hecho algo diferente? —preguntó, mordiéndose el labio, mirándome preocupadamente. Reí y besé su frente.

—Ángel, fue lo mejor que me ha pasado alguna vez. Fue perfecto, eres perfecta, y te amo tanto —prometí.
Se acurrucó más cerca de mí, tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos; suspiró con satisfacción y cerró sus ojos.

—También te amo, Edward —susurró, besando mi pecho suavemente. No pude contener mi reacción corporal; comencé a encenderme de nuevo. Estaba tan cerca y ahora que ya la había tenido una vez no podía tener suficiente. Alejé mis caderas para que no me sintiera excitándome de nuevo. Era su primera vez; tenía que estar adolorida así que no necesitaba saber mi reacción corporal caliente por ella.
Pero me moví muy tarde, ella debe haberlo notado. Levantó su cabeza y miró hacia abajo. Me miró de vuelta un poco sorprendida. Sonreí disculpándome y ella rió dulcemente.

—¿En serio? ¿Ya? —bromeó, mientras las yemas de sus dedos recorrían bajando por mi pecho, haciéndome estremecer.

—Lo siento; bajará en un minuto. Sólo eres demasiado sexy. Deberías descansar, estarás adolorida —dije un poco tímidamente. Levantó sus cejas, una lenta sonrisa esparciéndose a través de su rostro mientras me giraba a mi espalda, a horcajadas en mí, luciendo como una alucinante diosa del sexo sentada arriba de mí.

—Estoy bien. Esta vez quiero intentarlo, dime si hago algo mal —dijo, besándome apasionadamente.

¡Santa mierda, esta chica es malditamente asombrosa!
****


Me desperté temprano en la mañana. Bella tenía que estar en práctica de danza a las ocho treinta, ahora eran solo pasadas las siete. No pude quitar la sonrisa de mi rostro. Anoche fue increíble, la mejor noche de todas. Oírla gemir mi nombre fue el mejor sonido en el mundo. Ella lo disfrutó también lo que lo hizo más especial para mí. No le había dolido tanto, bueno, ella dijo que no de todas formas. No pudo haber sido tan doloroso porque me hizo hacerle el amor de nuevo después. Envolví mis brazos más fuerte alrededor de ella, amando la sensación de su piel desnuda contra la mía. Solo yací allí y la miré dormir hasta que la alarma sonó. Ella era tan malditamente hermosa; honestamente era justo como imaginaría que luce un ángel. Se acurrucó más cerca de mí mientras abría sus ojos, una lenta sonrisa esparciéndose en su rostro cuando me miraba.

—Hola, novio.

No pude evitar sonreírle de vuelta.

—Hola, novia. —Envolvió sus brazos alrededor de mí más fuerte mientras suspiraba con satisfacción—. ¿Cómo te sientes hoy? —pregunté, recorriendo con mis dedos a través de su desordenado cabello.

Ella sonrió.

—Estoy bien, un poco adolorida, pero extremadamente feliz —declaró, riendo dulcemente.

Giré arriba de ella, presionando mi cuerpo con el de ella.

—Un poco adolorida, ¿huh? Mejor podría besar eso para ti —coqueteé.

Ella mordió su labio, mirándome emocionada.

—Oh puedes, ¿huh?

Asentí, sonriendo perversamente.

—Oh sí. —Le sonreí con suficiencia antes de besar mi camino bajando por su cuerpo, apenas pudiendo contener mi emoción.

POVBELLA


Tras finalmente separarme de Edward el sábado por la mañana, literalmente no podía mantener alejada la sonrisa de mi cara. Fue tan increíble la noche anterior y fue mejor de lo que alguna vez pensé que podría ser. Fue tan dulce, paciente y tierno conmigo, tomándoselo todo lenta y tranquilamente. No pude haber pedido un novio más cariñoso.

—Vamos, Cullen, es tarde —ordené, deslizándome en un pantalón de chándal y una camiseta sin mangas lista para la práctica de baile.

Agarró mi cintura y besó la parte trasera de mi cuello.

—Está bien. Pero por favor trata de no sacudir demasiado ese lindo trasero en mi rostro —gruñó, mordisqueando suavemente mi cuello. No pude evitar reírme ante el comentario. Nunca me había dicho nada como eso antes y me sonrojé como loca mientras golpeaba su hombro.

—Sal de mi cuarto, hombrezuelo —bromeé, empujándolo, riendo. Sujetó mi mano, tirando de mí, sonriendo felizmente. No pude evitar más que mirar a su trasero mientras caminaba enfrente de mí hacia el pasillo. ¡Wow, me ha convertido en una pervertida también!

La práctica de baile fue genial. Parecía que finalmente me estaba saliendo el levantamiento con el que había estado teniendo problemas la semana pasada, así que por lo menos no me caí sobre mi trasero demasiado. Para el momento en que terminamos estaba cansada y sudorosa. Edward se sentó ahí pacientemente observando como de costumbre, bromeando con Liam. Parecía que estaba sonriendo más de lo normal. Probablemente estaba satisfecho de finalmente tener algo la noche anterior después de todo el flirteo que había hecho recientemente. Espera, ¿sólo habíamos estado saliendo una semana? Me reí para mí misma, vaya, era una zorra. Me acosté con un chico con el que he estado saliendo por una semana; ¡Nunca pensé que podría decir eso! Parecía como si hubiéramos estado juntos desde siempre porque todo era sólo demasiado fácil y lo había conocido durante tanto tiempo. Cuando terminamos de practicar, fuimos a un pequeño café y compramos sándwiches, llevándolos a un parque para comerlos. Edward se sentó bajo la sombra de un árbol, abriendo sus piernas para que me sentara entre ellas. Cuando estaba a punto de sentarme, me detuvo.

—Espera, Ángel. —Se quitó su sweater y lo tendió en el suelo para que me sentara sobre él.

—Gracias. —Sonreí agradecidamente, sentándome y recargándome en su pecho, comiendo mi comida. Como de costumbre, Edward inhaló su comida y envolvió sus brazos a mí alrededor, meciéndose suavemente mientras yo terminaba de comer.

Nunca pensé que alguna vez podría tener algo como esto con un chico. Cada vez que pensaba en salir, me había asustado como el infierno porque nunca quise que un hombre me tocara de esa manera. Después de lo que mi padre había hecho con todo el toqueteo, supongo que estaba un poco asustada. Todo el tiempo había pensado que nunca quise un novio, jamás me di cuenta que ya tenía al chico perfecto que era dulce, amable y que me mantenía a salvo todas las noches.

—Podría quedarme aquí para siempre —mascullé, cerrando mis ojos, suspirando con alegría.

Besó el lado de mi cabeza.

—¿No te arrepientes de acostarte conmigo entonces? —preguntó.

Me giré para mirarlo de frente, pretendiendo pensar acerca de ello.

—Eso depende. ¿Vas a dejarme ahora que me rendí? —bromeé.

Me sonrió maliciosamente.

—Hmm, quizás debería —contestó, besándome suavemente.

Sonreí contra sus labios.

—Bueno quizás debería llegar ahí yo primero y botar tu candente trasero. Ahorrarme la humillación —sugerí, elevando mis cejas, sonriéndole.

Se rió y se recostó en su espalda, tirando de mí encima de él, sosteniéndome cerca.

—Si me botas voy a estar rogándote hasta el día que muera para que me aceptes de nuevo —declaró, acariciando mi espalda.

—¿Rogando de rodillas? —pregunté, riendo.

Asintió, mirándome seriamente.

—Sí, lo que sea que se necesite. Donde sea que vayas, estaré siguiéndote detrás de ti, rogando por otra oportunidad. Seré como un acosador obsesionado —bromeó, rodando entonces yo estaba debajo de él.

—Suena como si eso fuera a ser un dolor en mi trasero. Tal vez sólo debería quedarme contigo entonces. —Sonreí, encogiéndome de hombros.

Asintió.

—Buen plan —coincidió, besándome apasionadamente, terminando la conversación.

Después de una hora en el parque nos fuimos a casa para ordenarla. Como de costumbre el lugar era un desastre. Emmet ya había empezado. Teníamos que hacer un muy buen trabajo esta vez porque mamá tenía programado volver mañana. No tenía idea de que se llevaba a cabo una gran fiesta en su casa todas las semanas. Que incluso llamé Ángela  para ayudar con la limpieza, pero para ser honesta tan pronto como apareció ninguno de nosotros habíamos hecho mucho. Me siguió a todas partes esperando para saber cada pequeño detalle de anoche, cómo era él, cómo fue, y cualquier otro detalle que pudieras pensar. Me negué a contestar más preguntas personales, como cuánto había durado, y qué tan grande era. Finalmente, terminamos de limpiar y nos acomodamos con pizza y un DVD.

—Así que ahora que esos dos están emparejados, Emmet, eso sólo nos deja a ti y a mí —le dijo Ángela a mi hermano, sonriéndole coquetamente.

Él le hizo una mueca.

—Eres una chica demasiado buena para mí, Ángela —le dijo, sonriendo perversamente.
Ella se rió.

—¿Y quién te dijo que era una chica buena? Como sea, incluso si lo fuera, quizás tú podrías corromperme. —Alzó las cejas, mirándolo por encima lentamente.

Me aclaré la garganta teatralmente, obteniendo su atención.

—Paren. La película empezó. No coqueteo durante las películas de terror, ésa es la regla, ambos lo saben —los reprendí, tratando de sonar severa.          Emmet me dio una sonrisa de agradecimiento. Rodé los ojos. Él realmente no se ayudaba; había caminado derecho dentro de eso. ¿Si no la quería encima de él entonces por qué se metía el solo en eso? Me acurruqué más cerca de Edward , viendo el resto de la película.

Cuando finalmente terminó, Edward fue a su casa como de costumbre para mantener las apariencias con sus padres. Con mi madre llegando a casa mañana, necesitábamos hacerlo parecer como si se quedara en su casa. No creo que a mi madre le gustaría escuchar que el chico de al lado duerme con su hija todas las noches. Lo besé hambrientamente en la puerta, antes de entrar a mi habitación, antes de decidir tomar un largo y agradable baño en la bañera. Me deslicé en la bañera, cerrando mis ojos, completamente feliz.

—Hey, tú —dijo Edward desde la entrada un poco más tarde.

—Hey —saludé, sin abrir los ojos.

—¿Otro baño frío? —preguntó, riendo. Sacudí mi cabeza y le eché un vistazo.

Estaba inclinado contra el marco de la puerta, una pierna colgando casualmente sobre la otra, sus brazos cruzados sobre su pecho, una sonrisa en su rostro. Se veía tan candente como el infierno.

—En realidad, está tibio esta vez. ¿Quieres entrar? —ofrecí.

Se veía un poco sorprendido.

—¿En serio? —preguntó, parándose derecho, viéndose ridículamente anhelante.

Me reí y asentí en confirmación.

—En serio.

Más rápido de lo que creí posible, estaba desnudo y en la bañera detrás de mí, envolviendo sus brazos a mí alrededor.

***

El domingo se fue increíblemente rápido. Estaba realmente emocionaba de ver a mi madre; no la había visto por más de dos semanas. Ella no tenía pensado volver hasta el próximo fin de semana pero en su lugar quiso volver esta semana. Era ahora justo después de las seis en punto, y llegaría en cualquier minuto. Cuando escuché su auto detenerse afuera, corrí hacia la puerta, chillando alegremente.

Emmet saltó al mismo tiempo que yo y me sujetó alrededor de la cintura, riendo mientras me tiraba al sofá.

—Yo primero, renacuajo —declaró, corriendo a la puerta delante de mí, haciéndome reír.

Lo seguí fuera de la puerta y atacamos a mamá en un abrazo.

—¡Hola, mi príncipe. Hola, cariño! —gorjeó, abrazándonos fuertemente. Edward fue directo a la camioneta y sacó su equipaje*. Cuando se empujó fuera del abrazo estaba sonriendo con lágrimas en los ojos—. Los extrañé chicos —dijo, besándonos a ambos felizmente—. Hey, Edward. ¿Tienes un abrazo para mí? —preguntó, sonriendo.
Él se rió y asintió.
—Siempre, Renne —dijo, abrazándola fuertemente.
—Te has vuelto más guapo —declaró, palmeando su mejilla afectuosamente.
Se rió.

—No sé acerca de eso —contestó, sacudiendo su cabeza, sonriendo. Mordí mi labio; definitivamente se había vuelto más guapo en mi opinión. Mi mamá adoraba a Edward, siempre lo ha hecho. Él pasa mucho tiempo en nuestra casa, y desde que mi padre la dejó ella se hizo realmente cercana a Esmme y Carlisle  ahora que tenía “permitido” socializar.
 
—Entonces, ¿qué me he perdido? —preguntó, enganchando su brazo con el mío, caminando hacia la puerta, dejando que los chicos cargaran sus maletas.

Sonreí sabiendo que iba a enloquecer cuando le contara acerca de Edward.

—Um, no demasiado. Me enamoré —dije alegremente.

Jadeó y me obligó a detenerme, mirándome tan sorprendida que no pude evitar reírme.

—¿Tú… Tú qué? —tartamudeó, mirándome con una expresión perpleja.

Sonreí y la hice caminar dentro de la casa, tirando de ella dentro de la cocina.

—Tengo un novio —confirmé, sonriendo como loca.

—Oh, cariño, ¡nunca pensé que serías capaz de hacerlo! Estoy tan orgullosa de ti, cariño. Sé que tan difícil te es dejar que las personas estén cerca de ti —susurró, abrazándome apretadamente, lágrimas brillando en sus ojos de nuevo. Edward y Emmet entraron; ambos recargándose contra el mostrador de la cocina. Edward me dio un pequeño guiño y sonreí en respuesta—. Bueno, ¿cuál es su nombre? ¿Lo conoceré mientras esté aquí? Oh espera, ¿Emmet lo sabe? —preguntó, susurrando la última parte, probablemente pensando que estaba arrojándome a algo con mi hermano mayor sobreprotector.

Me reí y miré a Emmet que estaba en proceso de mirar a Edward otra vez.

—Sí, mamá. Emmet lo sabe —confirmé, riendo entre dientes.

—¿Bueno? ¿Quién es? ¿Cómo es? —preguntó, sonriéndome emocionadamente.

—Bueno, mayormente es un dolor en el trasero. Es arrogante y demasiado seguro de sí mismo. Pero por el lado positivo, es extremadamente ardiente —declaré, viendo la cara de Edward mientras él trataba de no reír.

—¡Las apariencias no duran, Bella! ¡No deberías basar una relación en cómo se ve alguien! —me regañó, sus cejas juntas en señal de desaprobación.

No pude evitar reírme.

—No te preocupes, mamá, no lo voy dejar cuando deje de lucir guapo —bromeé.

************************************************

holis no pido mucho solo un comentario o dos si no hay pz nos vemos hasta el lunes

 

Capítulo 30: lista Capítulo 32: Jacobo y Seth

 
14445884 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios