El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71939
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

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Capítulo 15: Confesiones

Liam me haló a un gran abrazo y traté de no retroceder lejos de él, llevaba hoy su marca de fábrica de piezas de color rosa en forma de una gorra.

—Eso está bien. También me quedaría dormido demasiado si tuviera ese culo en mi cama —bromeó con una sonrisa mientras asintió con la cabeza sobre mi hombro hacia Edward.

Rodé los ojos y puse las donas sobre la mesa, tomando una de chocolate con rapidez antes de que todos fueran y se las acabaran. Me dirigí a saludar a los otros chicos. Había ocho personas en nuestro equipo, cuatro chicas y cuatro chicos. Estaba feliz de hablar con los chicos, cuando Liam llamó a todos para empezar.

—En vista de que ya estamos con cuarenta y cinco minutos de retraso porque alguien no podía arrastrar el culo de la cama a tiempo, es mejor que empecemos —afirmó, lanzándome una mirada fingida y haciéndome reír.

Nos pusimos a trabajar en una nueva rutina que era muy difícil y complicada, e incluso tenía algunas elevaciones que daban miedo. La peor fue cuando estaba en los hombros de Ricky y tuve que dar la vuelta, y girar en el aire, así que quedaba mirando hacia atrás, entonces él me atraparía mientras caía hacia su cuerpo. Casi al instante, tenía que envolver mis piernas alrededor de su cintura antes de inclinarme totalmente hacia atrás poniendo los brazos en el suelo y rodar mi cuerpo en este. Por suerte, teníamos colchonetas, Incluso me tomó más de una hora aterrizar una vez, y déjame decirte que, incluso aterrizar en la espalda o el estómago en una colchoneta, duele, sobre todo si el musculoso chico que se supone que te atraparía, aterriza en la parte superior de ti. Después del intento número veinte, empujé a Ricky fuera de mí, riendo. Ni siquiera podía levantarme estaba tan cansada, el sudor me corría por la espalda

—Está bien, oficialmente renuncio a esto por hoy. Me duele la cabeza, me duele la espalda, mi trasero me duele, incluso los brazos y las piernas duelen de tanto sostenerme —me quejé, yaciendo al igual que una estrella de mar en la colchoneta.

—Está bien, es casi la una de todos modos, así que será mejor que despejemos el estudio —dijo Liam, tendiendo la mano para ayudar a levantarme. Negué con la cabeza, riendo.

—No puedo. Sinceramente, no puedo moverme —murmuré, cerrando los ojos, tratando de recuperar el aliento.

La siguiente cosa que sé es que Edward estaba allí, me agarró, me levantó y me tiró por encima del hombro como si yo no pesara nada, se dirigió hacia el cuarto de baño de las chicas, riendo.

—¿Qué demonios estás haciendo? —grité, todavía molesta con él por lo que me hizo ayer por la noche.

—Ayudándote —afirmó. Me di cuenta que estaba sonriendo por su sexy bitch voz.

—¡Suéltame! —le ordené, tratando de zafarme, pero me agarró con más fuerza.

Oí la ducha abriéndose.

¡No! ¡Él no lo haría!

Lo hizo.

Me metió en la ducha, poniéndome abajo en la regadera, ambos completamente empapados. Me quedé allí, sorprendida. Tenía una muda de ropa conmigo por lo que no importaba, pero no creo que él tuviera. ¡Ja, imbécil, ahora tiene que sentarse en su coche con la ropa mojada! Se estaba riendo de mí, así que acoqué mis manos y recogí un poco de agua, lanzándosela, se echó a reír más fuerte y se apoderó de mi cintura, apretándose contra mí bajo la ducha. El agua le corría por la cabeza, aplastando su pelo en la cara, se veía sexy como el infierno. Sus ropas estaban resbaladizas en su cuerpo, quería pasar mis manos hacia abajo para sentir las líneas de sus músculos. Inclinó la cabeza hacia adelante y me besó, envolviendo sus brazos con fuerza a mí alrededor y empujándome contra la pared. Chupó suavemente sobre mi labio inferior y con mucho gusto abrí mi boca, ansiosa de saborearlo de nuevo. Él sabía aún mejor hoy, probablemente debido a que aún estaba medio borracha cuando nos besamos ayer por la noche así que no pude apreciarlo mucho. Su beso era hermoso y estaba enviando ondas de deseo corriendo a través de mi cuerpo.

Finalmente, se apartó y los dos estábamos sin aliento. Miré a sus ojos y pude ver que estaban bailando con excitación, también podía ver algo más que miedo, que me asustaba mucho porque sabía que no estaba lista para eso. Vi la lujuria, pura y simple. Edward quería mi cuerpo mucho. Jadeé y lo empujé hacia atrás, saliendo de la ducha rápidamente.

—Lo siento, no debería haber hecho eso. Demasiado pronto, ¿verdad? —preguntó, al salir de la ducha y apoderándose de mi mano.

Me volví a mirarlo. No podía darle lo que él quería, él podía conseguir eso en otra parte. Quiero decir, era Edward Cullen por el amor de Dios, él podría tener cualquier chica que quisiera, ¡y lo hace! Él ya admitió que se conectó con alguien la noche anterior antes de que él me besara. Él era un jugador así de simple, y si lo dejaba tener mi corazón, lo rompería, no hay duda.

—Edward, ¿qué quieres de mí? —pregunté en voz baja, mirando a mis zapatillas empapadas.

Puso el dedo debajo de mi barbilla y me levantó la cara así que tuve que mirarlo.

—Todo —dijo simplemente.

Mi corazón se detuvo, y luego se echó a correr por lo dulce que sonaba. Espera, es sólo una línea para entrar en tus pantalones, Bella, ¡cálmate!

—No puedo darte eso, ni siquiera de cerca. Ve a buscar a la zorra que se conectó contigo anoche, estoy segura de que está más que dispuesta a hacer cualquier cosa contigo —gruñí desagradablemente, haciendo citas de aire alrededor de las palabras "cualquier cosa", antes de irrumpir fuera para cambiarme.

Mi bolsa ya estaba aquí, supongo que una de las chicas la trajo después de ver a Edward y a mi en la ducha haciéndolo. Maldita sea, eso es ¡vergonzoso! Me agarró la muñeca y me hizo parar y mirarlo.

—¿De qué zorra estás hablando, Ángel? —preguntó, mirándome confuso.

—¡Con la que te enrollaste antes de que me besaras en la cama! Maldita sea, Edward, ni siquiera estabas borracho, ¿se te ha olvidado ya? Wow, eso debe realmente haber significado algo para ti —escupí ácidamente. Parecía aún más confundido.


—No me enrollé con nadie ayer por la noche, ¿De qué estás hablando? — preguntó, tratando de tirar de mí hacia él, pero me mantuve firme y saqué mi muñeca de sus manos, él no se resistió, sólo me dejó ir, sabía que no me gustaba estar restringida.

Le di mi mirada de muerte y cogí una toalla de mi bolso, secando mi pelo que chorreaba. Tiré de la margarita de mi cola de caballo y la arrojé a sus pies.

—Edward, tú me dijiste antes en el coche que follaste una chica que deseabas, por eso estabas tan feliz —gruñí. ¿En serio iba a mentirme sobre esto ahora?

Entendimiento cruzó su cara, su cuerpo parecía relajarse visiblemente.

—En realidad, nunca dije que follé a nadie. Lo que realmente dije fue que por fin anoté con una chica muy caliente que había estado deseando desde hace tiempo —dijo, encogiéndose de hombros y sonriendo, como si esto lo aclarara todo.

Negué con la cabeza, aún enojada. La redacción no me importaba, todo era lo mismo y todavía me sentía traicionada y utilizada.

—Lo que sea, follaste, anotaste, es todo la misma cosa. Eres un maldito estúpido jugador y yo no puedo creer que dejé que tú me besaras. ¡Dos veces! —grité. Podía sentir las lágrimas que amenazaban con salir, así que me volví de espaldas a él.

—¡Estás entendiendo mal lo que quise decir! —dijo con desesperación.

Di la vuelta para mirarlo de nuevo.

—Oh, ¡lo siento! Explícate por favor —dije con sarcasmo, agitando la mano en un gesto de adelante.

—Estaba hablando de ti —dijo en voz baja.

Fruncí el ceño, ¿yo?

—He estado loco por ti desde la primera vez que te vi, Ángel, pero tu hermano no me dejaba estar cerca de ti. Durante todo este tiempo sólo has sido tú. —Miró al suelo como un niño perdido y yo no podía respirar.

¿Realmente acaba de decir eso? Yo le gustaba, ¿pero Emmet no lo dejaba acercarse a mí? ¿Cómo puede ser eso cierto? De todos modos, es un jugador que tiene relaciones sexuales con tres o cuatro chicas diferentes a la semana. ¿Cómo podría siempre haber sido yo? Ni siquiera ha tenido una novia, él sólo tiene ¡citas!

Me miró suplicante, él estaba sufriendo. Me di cuenta por su cara, pero yo no sabía qué hacer. Si me arriesgaba, sabía que iba a enamorarme de él y había una buena probabilidad de que me partiría el corazón en mil pedazos, pero no creo que pueda soportar perderlo. Había sido una constante en mi vida y lo necesitaba, probablemente más de lo que necesitaba a Matt. Él se adelantó y tomó mi cara entre sus manos se inclinó hacia mí y me besó con ternura.

Sabía que la decisión había sido tomada, en realidad no era algo que podía pensar y razonar los pros y los contras. Cuando Edward me besaba, todo parecía estar bien y correcto, tal como debe ser. Le devolví el beso, envolviendo mis brazos alrededor de él con fuerza, presionándome en su pecho. Él se apartó y me sonrió.

—¿Qué te parece que compré el almuerzo de hoy, y lo llamemos una cita? — sugirió, mirándome con timidez.

Nunca había visto en Edward una mirada tímida o vulnerable en su vida. Su oferta, la expresión de súplica en su rostro fue suficiente para poner lo que se sentía como un centenar de mariposas sueltas en mi estómago. Fingí pensar en ello durante unos segundos y su cara cayó.

—OK —finalmente estuve de acuerdo con una sonrisa. Él sonrió con alegría antes de tirar de mí en otro beso que realmente me hizo sentir un poco mareada.

Terminó el beso justo cuando estaba un poco sin aliento.

—Será mejor que vaya por algo de ropa seca en el coche, así te doy la oportunidad de cambiarte —dijo mirándome de nuevo con una sonrisa de satisfacción en su rostro—. No es que no te veas sexy como el infierno en lo que llevas puesto. Me miré mí misma, para ver que mi camiseta blanca estaba pegada a mí y completamente se veía todo a través. Me reí incómoda y envolví mis brazos a mí alrededor, ruborizándome como una loca. Él también se rió y se inclinó para recoger la flor que yo había tirado a sus pies. La sostuvo hacia mí, sonriendo con su hermosa sonrisa.

—Gracias —murmuré, mordiéndome los labios, mi cara ardía de vergüenza.

—Con todo el gusto —dijo mientras salía por la puerta.

Me cambié rápidamente y caminé hacia el automóvil. Edward estaba allí, inclinado casualmente contra el auto, charlando felizmente con Liam y Spencer, otro chico de mi equipo.

—¡Eh! —canturreé mientras caminaba hacia a ellos.

Edward sonrió con una hermosa sonrisa hacia mí.

—Esta es mi señal muchachos, tengo que llevar a la dama a nuestra primera cita real. Nos vemos la próxima semana —dijo, indicándoles que se alejaran con un movimiento rápido de su mano.

La boca de Liam cayó abierta y miró de Edward hacia mí varias veces.

—¿Cita? Pero... quiero decir… ¿qué? ¡Pensé que era el mejor amigo de tu hermano! Ni siquiera te gusta; siempre dices que él es un gilipollas mujeriego. ¡Siempre que te he dicho sobre cuán caliente él estaba, tú solamente decías que no tocarías su trasero ni aunque que te pagaran! —dijo Liam, frunciendo el ceño, y mirándome confuso.

Gemí y cerré mis ojos. Literalmente estaba tan puesta en aprietos que deseé que la tierra se abriera y me tragara. ¿Cómo podía él decir eso justo enfrente de Edward? No es que yo no le haya dicho en su cara en más de una ocasión, pero todavía me sentía horrible. Escuché a Edward comenzar a reír, por lo que me arriesgué a mirarlo, él no se veía enfadado o algo.

—Gracias, Liam —refunfuñé, dándole una mirada que debería ser capaz de matarlo en el acto. Edward se acercó y agarró mi mano, tirándome a su lado, todavía sonriendo.

—Es privilegio de una dama cambiar de opinión —le dijo a Liam con un guiño, abriendo la puerta del auto para mí.

—Los veré la próxima semana, chicos, prometo que no llegaré tarde —prometí, besando sus mejillas antes de entrar el auto. Liam les dio a ambos la cosa del apretón de manos típicas de hombre, y corrió al lado del conductor. Cuando arrancó el auto me miraba con una sonrisa.

—Lo lamento —murmuré, ruborizándome otra vez.

—No te preocupes por eso. No es nada que no haya escuchado antes de tu hermosa boca —contestó con una sonrisa.

No podía menos que sonreír, estaba lleno de los elogios hoy, pero alguna parte de mí estaba preocupada de si les había dicho todo esto a otras chicas. ¿Esperaba que yo tuviera sexo con él después de un par de citas? Porque si lo hacía, entonces él iba a estar muy decepcionado. Decidí que teníamos que hablar de ello. Me refiero a, ¿cuál era su punto de siquiera intentarlo, si solamente me estaba usando para el sexo y yo no estaba planeando renunciar en cualquier momento?

—¿Entonces, a dónde iremos a almorzar? —preguntó, sacándome repentinamente de mi pequeña discusión interna.

—Um. ¿No me importa, qué te gustaría? —pregunté. Me disparó una mirada coqueta y una sonrisa pícara. Hice rodar mis ojos hacia él; ¡realmente es un loco jugador del sexo!

—Comer, Edward—añadí, cruzando mis brazos sobre mi pecho, tratando de parecer severa.

Solamente se rió y comenzó a conducir.

—¿Qué hay de comida china? ¿Te gusta esa, verdad? —me preguntó, mirándome por el rabillo del ojo.

—¡Sí, adoro la comida china! —gorjeé felizmente, sonriendo abiertamente como si hubiera ganado la lotería.Emmet odiaba la comida china entonces prácticamente nunca la tenía; Edward sonrió y nos condujo al restaurante sobre la calle principal.

***

Estábamos sentados, comiendo nuestra comida. Habíamos estado charlando felizmente durante casi una hora y estaba nuevamente sorprendida por cuán fácil era hablar con él. Lo había conocido durante doce años y nunca realmente sólo hablado apropiadamente acerca de cosas. Su pierna rozó la mía debajo de la mesa y me hizo saltar, no por miedo, sino porque envió una pequeña sacudida a través de mi sistema, haciendo que el cabello de mi nuca se erizara y que mi pulso se acelerará. Decidí que ya era tiempo de aclararlo, había sólo una otra pareja en el restaurante entonces nosotros podríamos hablar libremente, pero simplemente no sabía cómo comenzar.

— Edward, creo que tenemos que hablar de algo —dije tranquilamente. Él ladeó ligeramente su cabeza y me miró curiosamente.

—¡Bien! ¿Qué pasa? —suspiré, solamente tenía que sacarlo y ver lo que él pensaba de ello.

—Realmente no sé lo que tú quieres de mí; quiero decir, puedes tener a cualquier chica que quieras. Soy una ruina emocional por Dios… quiero decir... Me estremezco cada vez que alguien me toca. Yo… no puedo darte lo que tú quieres —divagaba con el ceño fruncido. Wow, salió un poco diferente de lo que pensaba, pero al menos esto tiene el punto de vista.

—Estás preocupada por el sexo —declaró, mirándome intencionadamente, no pareciendo estar molesto por esta conversación en absoluto.

Tragué aire y asentí.

—Solamente... no estoy lista para algo como esto, así que si eso es lo que realmente quieres, entonces no hay ningún punto para empezar algo —dije en voz baja, mirando abajo hacia mi plato y deseando que la tierra me tragara otra vez.

Él colocó su mano bajo mi barbilla y levantó mi rostro para mirarlo; estaba sonriendo con una hermosa sonrisa.

—Puedo esperar el tiempo que tú quieras. Realmente estoy loco por ti, no es sobre sexo —dijo tiernamente, haciendo que mi corazón empiece a correr.

¿Habla en serio o esto es un truco para que entonces me dé por vencida antes?

—¿Y si te digo que no creo en tener sexo antes del matrimonio? —pregunté, probándolo.

Sus ojos mostraron su diversión, pero él solo mantuvo su rostro serio.

—Entonces te diría, qué te parece casarnos en cuanto tengas la mayoría de edad. ¿Dieciocho es la edad legal, cierto? —contestó, guiñándome.

Me reí, pero todavía estaba insegura de lo que quería decir, no tendría dieciocho hasta dentro de otro par de años, ¿estaba diciendo que esperaría dos años por mí? No tener sexo hasta después del matrimonio no era algo en lo que yo creyera; solo quería ver su reacción.

—No creo en eso, pero no sé por cuánto tiempo será, Edward, francamente. — Masticando mi labio nerviosamente.

—Ángel, te dije puedo esperar el tiempo que tú necesitas. Quiero estar contigo. — Me miró directamente a los ojos mientras hablaba. No vi una onza de duda o engaño allí y sentí la esperanza construyéndose dentro de mí. ¿Estaba realmente tan interesado en mí que él esperaría por mí?

—¿Qué pasara dentro de tres meses cuándo tú todavía no hayas conseguido nada y alguna chica al azar se lance sobre ti, podrías esperar entonces? —pregunté con escepticismo.

Él se rió. —¿Tú realmente piensas que soy algún enloquecido jugador sexual, verdad? —preguntó.

Asentí en confirmación. ¡No lo pensaba, lo sabía, él durmió con muchas!

—¿Sabes por qué he estado con todas aquellas chicas? —preguntó, de repente luciendo incómodo y avergonzado.

—¿Dan buen sexo oral? —pregunté sarcásticamente. ¿Realmente él va a entrar en detalles sobre su vida sexual con una chica a la que le acaba decir que está loco por ella y que tiene miedo de tener sexo? ¿Realmente no tiene ni idea?

Se ahogó con su risa y sacudió su cabeza.

—No, Ángel. La razón por la que estuve con todas aquellas chicas era para intentar superarte. Despierto a tu lado cada día. Tú envías mi mente y cuerpo dentro de un frenesí. Puedo oler tu cabello cuando cierro mis ojos, o puedo imaginar cómo se siente tu mano cuando la pones sobre mi pecho. Me mata cada día estando así, tan cerca de ti, pero a la vez tan lejos —dijo él, sacudiendo su cabeza y suspirando, mirándome con esperanza—. Pensé que tal vez si encontrara a alguien más, sería capaz de dejar de pensar en ti, pero esto no funcionó. Nada funciona. Cuando estoy con ellas, quisiera que fueras tú. Cuando ellas ríen o hablan, no puedo menos que comparar tu voz o tu risa. Siempre has sido tú; siempre serás tú, Ángel.

No podía hablar. ¿Qué diablos digo a esto? ¿Quiero decir, sé que él es un jugador, pero yo lo estaba matando? ¡Ese discurso fue tan inusualmente adorable!

—Oh —me atraganté.

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QUE HEDMOSO ME ENCANTAN 

jeje no soy exigente XD pero dejen sus voto xfa 

Capítulo 14: Estúpido Cullen Capítulo 16: EL comienzo de este amor

 
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