El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71905
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

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Capítulo 33: Primer día

Cuando entramos en el aparcamiento del instituto una hora más tarde, Angela se acercó saltando hacia un lado del coche con una sonrisa en su cara. Abrió mi puerta.

—¡Estoy oficialmente enamorada! —me anunció, orgullosa.

Me reí.

—De verdad. Vale… felicidades —contesté sarcásticamente, poniendo los ojos en blanco.

Ella se rió.

—Lo digo en serio. Hay un chico nuevo hoy, y él está ¡caliente! —Abanicó su cara dramáticamente.

Me quedé pasmada; apostaba que era él, mi nuevo hermanastro. Bueno eso era perfecto, ahora Angela se iba a enamorar de él y estaría obligada a pasar el rato con él.

Genial, simple y jodidamente genial.

—¿Chico nuevo? —pregunté tranquilamente. Edward me acarició la espalda gentilmente.

—¡Oh, diablos sí! Deberías verlo, es delicioso, pero tú tienes a Edward así que lo he reservado —dijo sonriendo y saltando a mí lado—. Aún no sé su nombre, Caliente Black, le queda bien sin embargo. —Ella movió sus cejas hacia mí, y no pude evitar reírme.

Emmet envolvió su brazo alrededor de sus hombros.

—Sabes, no estoy acostumbrado a que no me quieras, Angela. No estoy seguro si me gusta este nuevo comportamiento —le dijo, dándole su sonrisa coqueta.

Ella suspiró con aire soñador.

—Siempre te querré Emmet, es simplemente algo de carne fresca sobre la cual babear. Creo que tendrás que trabajar más duro por mi atención a partir de ahora —bromeó, parpadeando hacia él mientras se encogía entre sus brazos. Él realmente parecía muy sorprendido y un poco enfadado—. Así que necesito descubrir todo sobre él. ¿Me ayudaras? —preguntó, deslizando su brazo por el mío.
Demonios no.

—Su nombre es Jacob —le dije, encogiéndome de hombros e intentando ir por el enfoque casual.

Ella se rió.

—Sí que eres psíquica, ¿no? Acabas de llegar, ¿cómo sabes que se llama Jacob? —preguntó, sacudiendo su cabeza divertida.

—Es mi hermanastro.

Ella paró de caminar y me miró sorprendida.

—Estás bromeando —jadeó con los ojos ampliamente abiertos.

Sacudí mi cabeza.

—Aparentemente, mi padre se volvió a casar, y su mujer ya tenía un hijo. Si es él a quien has visto, entonces tiene diecisiete años y se llama Jacob —dije, encogiéndome como si pensara que no era gran cosa.

Ella gritó y entrelazó su brazo con el mío con entusiasmo.

—¡Esto es asombroso! Me lo puedes presentar, tendré ventaja sobre las zorras. — Estaba sonriendo de oreja a oreja.

—No lo conozco, no puedo presentártelo —contesté tranquilamente. No quería que ella se enamorara de él; quería mantener mi distancia con cualquier cosa relacionada remotamente con mi padre.

—Tú eres tan malditamente codiciosa, ¡Bella! De verdad, el chico más caliente es tu novio, el segundo más caliente tu hermano y el más cercano al tercer puesto ¿Tu maldito hermanastro? —gritó, mirándome con una mueca furiosa.


Estaba a punto de contestarle cuando Jessica y tres de sus pequeños clones se acercaron, todas mirando a Edward hambrientamente. No pude evitar sonreír cuando el brazo de Edward se enrollo en mi cintura.

—Hola Jessica, ¿tienes mi dinero? —dije sonriendo.

Ella se burló de mí.

—Sí claro. Como si fuera posible, emo. —Ella se giró hacia Edward y le sonrió de forma seductora, haciendo que su agarre fuera más fuerte sobre mi cintura. —No dormiste con ella, ¿verdad, cariño? —ronroneó con confianza.
 
Escuché a Emmet gemir detrás de mí.

—¡No puedo escuchar esto! Me voy a mi casillero, Bella. Si me necesitas llámame. Tendré mi teléfono encendido —dijo mientras se iba rápidamente.

—Bueno, ¿cariño? —preguntó Jessica poniendo su mano sobre brazo de Edward.

Él se rió y se encogió de hombro.

—Un caballero nunca lo cuenta —contestó besando un lado de mi cabeza.

Me reí.

—Bueno eso no ayuda realmente con toda la cosa de reclamar mi dinero—bromeé, poniendo mis ojos en blanco.

Él suspiro dramáticamente.

—Bien. Jessica le debes a Ángel cuatro mil dólares —dijo, mirándome con amor.

Ella golpeó su pie contra el suelo y no pude evitar reír.
 
—¿Cómo diablos has podido hacerme esto a mí? —casi le estaba gritando a Edward —. ¡Se suponía que tenías que estar conmigo! ¡No puedes acostarte con alguna pequeña puta! —La gente se estaba parando a mirar ahora que su cara se volvía más y más roja. Quizás había olvidado respirar.

—Jessica, salimos un par de veces —contestó Edward, luciendo incómodo.
 
—¡No me importa cuántas veces saliéramos! ¡Soy la capitana de las porristas! Se supone que teníamos que estar juntos. No con alguna pequeña fenómeno de pelo marrón y ojos marrón —gritó ondeando su mano hacia mí con disgusto.

No puede evitar reírme, ¿pequeña fenómeno de pelo marrón y ojos marrón? ¿De dónde diablos salió eso?

—Woow, Jessica ten cuidado, tendremos una manada de perros si tu voz se eleva más —bromeé riéndome.

Ella se giró furiosa hacia mí.

—¡Tú, tú me has robado mí novio! Yo era su novia secreta y tú dormiste con mi chico —escupió apuntándome acusatoriamente.

Angela estalló en risas detrás de mí. Oh no, ¡Ella no ha ido por ahí! Me paré cerca de Jessica, advirtiéndola.

—Sí lo hice, y Dios fue bueno. Acepto efectivo o un cheque con garantía bancaria, lo que sea más fácil para ti. Oh, y Jessica, si vuelves a gritarme así otra vez te voy a romper la cara ¿Me has entendido? —gruñí, furiosa. Ella se estremeció apartándose ligeramente; cogí el brazo de Edward y lo arrastré dentro del instituto, con Angela saltando detrás de mí, partiéndose el culo de la risa.

—Debías haber abofeteado a esa perra. Amaría ver eso —gorgoreó Angela felizmente.

Rose y Jasper se acercaron corriendo en ese momento.

—¿Ganaste la apuesta? —exclamó Rose con los ojos muy abiertos.

Woow ¡Las noticias viajan rápido en este colegio! Edward sonrió y me besó, pasando sus dedos por mi pelo.

—Mejor me voy. Te daré algún tiempo para que cotillees sobre mí antes de clase —dijo, sonriendo hacia mí coquetamente—. Te quiero, Ángel. —Me besó otra vez gentilmente, antes de alejarse rápidamente en dirección a su casillero.

Me quedé ahí, contándole a mis amigo sobre como habíamos estado saliendo en secreto, y sí había ganado la apuesta. Tenía mis dudas de si iba a cobrar mí dinero, sin embargo. Angela abrió su gran boca para contarles que el “Caliente chico nuevo” era mi hermanastro. Y estuve secretamente agradecida cuando la campana sonó así podía escaparme a clase. No quería seguir hablando sobre Jacob. Todavía no había conocido al chico y ya era una gran parte de mí vida. Hice mí camino hasta la clase de inglés, y tomé mi sitio normal, al lado de Angela. Unos minutos después él entró. Supe que era él sin ni siquiera mirarlo, lo podía decir por la forma en la que Angela agarró mi brazo demasiado fuerte. Levanté la mirada y lo vi. Él, era totalmente caliente; podía ver de lo que ella estaba hablando.
 
Él no era tan alto como Edward o tan musculoso. De hecho, era un poco desgarbado, pero aprobaba totalmente. Usaba unos vaqueros desgastados y una camiseta negra con una sudadera negra encima. Tenía los ojos marrones, su pelo castaño era más largo que el de Edward, estaba desecho y un poco revuelto. Parecía un poco tímido, con los hombros encorvados como si estuviera nervioso. Definitivamente podía ver el atractivo que tenía y también como cada chica de la clase lo estaba mirando con lujuria. Me reí; pobre chico no sabía lo que le esperaba. Una vez Jessica pusiera sus garras en él estaría acabado. Angela me dio un codazo para que la mirara. Vocalizo la palabra “caliente” y se abanicó el rostro, asintiendo con entusiasmo y me hizo reír más fuerte. El chico realmente estaba en algunos problemas.
 
—Clase, este es el nuevo estudiante. Jacobo Black —dijo la Sra. Stewart, sonriendo hacia él cálidamente. Se giró hacia la clase y sonrió incómodo.

—¡Te lo dije! Verdaderamente caliente —susurró Angela.

Claro que era caliente, pero no tenía nada que hacer con mi Edward

—Es lindo —confirmé, asintiendo de acuerdo.

—Jacobo, dinos algo sobre ti —sugirió la Sra. Stewart.

Él se movió incómodo sobre sus pies, mirando nervioso a la clase.

—Er…. Bueno, me acabo de mudar a forks con mi madre y mi padrastro. Y tengo un hermano pequeño. ¿Y me gusta patinar? —dijo, haciendo que sonara más como una pregunta.

—Vale, estoy segura de que serás muy feliz aquí. ¿Qué te parece si te emparejo con alguien de mi clase así te puede mostrar tu próxima clase? —ofreció la Sra. Stewart.

Gruñí. No había forma de que ella me eligiera, esa era la clase de cosas que pasaban en las historias cursis. Me hundí en mi silla, mirando mi libro, rezando por un escape.

—¿Jessica te ofreces voluntaria? —preguntó la Sra. Stewart. Levanté mi cabeza y di un suspiro de alivio. Angela maldijo bajo su respiración y bajo su cabeza, obviamente quería ser voluntaria, también.

Jacobo  hizo su camino a través de clase para sentarse cerca de Jessica, quien estaba ocupada desabrochando otro botón de su ya camisa de zorra. Él sonrió hacia mí cuando pasó al lado de mi escritorio.

—Hola, Bella —dijo tranquilamente.

—Hola, Jacobo —contesté un poco sorprendida.

¿Cómo demonios sabia mi nombre? Lo observé sentando al lado de Jessica, ella inmediatamente empezó a flirtear con él, mientras solo estaba asintiendo cortésmente, pareciendo incómodo.

Angela me miró con los ojos ampliamente abiertos.

—Pensé que no lo conocías —susurró, frunciéndome el ceño, mirándome un poco confusa.
Sacudí mi cabeza.

—No lo hago, ¿cómo demonios sabía quién era yo? Nunca lo había visto antes — contesté.

La profesora se aclaró la garganta.

—Bien entonces, si lo tenemos todo claro. ¿Por qué no empezamos con la lección? —preguntó sarcásticamente.

Cogí mi libro y me hundí furtivamente en mi asiento, intentando no mirar en su dirección.

Tan pronto como sonó la campana salté de mi silla y prácticamente corrí hacia la puerta, sin querer otra oportunidad para encontrármelo. Rezaba en silencio una y otra vez sobre mí cabeza que él no estuviera en otra de mis clases. Gracias a Dios, el resto de la mañana pasó sin más encuentros con mi nuevo hermanastro. La gente estaba hablando mucho conmigo hoy, preguntándome si Edward y yo éramos pareja, querían saber cuánto tiempo habíamos estado juntos. Bla, bla, bla, era lo mismo una y otra vez y yo ya estaba aburrida.

—Hola Ángel —ronroneó Edward, cogiéndome por detrás cuando estaba parada en la cola del almuerzo con Angela y Jasper.

—Hola —sonreí, sintiéndome instantáneamente feliz, ahora que él estaba cerca de mí.

—¿Cómo va tu día? —preguntó, besándome el cuello, haciendo que me estremeciera.

Suspiré.

—Bueno, he estado respondiendo las mismas preguntas una y otra vez. Es tan malo que estoy pensando en tatuarme a través de la frente “Sí, estoy saliendo con Edward. Sí, gané la apuesta. Sí, él es un buen novio. No, mi hermano no enloqueció.” Así no tendré que repetirme todo el tiempo —bromeé encogiéndome de hombros. Él rió y me sujetó más fuerte—. A parte de la repetición, tuve clase con mi hermanastro. Él me conocía, oh sí, y va ahora mismo con esa zorra de Jessica, quien por cierto, luce como si me quisiera matar. Así que mí día no está yendo muy bien, novio —dije, asintiendo discretamente hacia Jacob.

—¿Él sabía quién eras? — Edward preguntó, girándome ligeramente así me escondería de la vista de Jacob.

—Sí. Él me saludó cuando pasó por mi lado —contesté, frunciendo, aun no entendía como me reconoció.

Edward se rió y me miró como si hubiera dicho algo estúpido.

—Él probablemente no sabía quién eras, Ángel, seguramente pensó que eras caliente. No lo puedo culpar —ronroneó, sonriendo mientras su mano se movía hacia mi trasero.

Puse mis ojos en blanco.

— Cullen él pasó a mi lado y dijo hola,Bella así que creo que sabía quién era —contesté sarcásticamente.
Él frunció y miró sobre su hombro antes de reírse con maldad.

—Él no se ve muy cómodo con Jessica.-

—Bueno, ¿quién demonios se encuentra cómodo cerca de Jessica? Oh, sí, tú no te veías muy estresado cuando ibas con ella a todas partes —me burlé, sonriendo hacia él.

Él levantó su nariz, fingiendo un temblor.

—No me recuerdes mi estilo de vida antes de ti, Ángel. Voy a tener pesadillas — dijo con una mueca de horror, haciéndome reír.

Cogí un par de sándwiches y bebidas. Edward insistió en pagar y llevar la bandeja como siempre. Me dirigí hacia su mesa y me senté a su lado. Emmet ya estaba allí con alguno de los miembros del equipo, mis amigos se sentaron, también, tomando los últimos asientos. Desgarré la envoltura de mi sándwich y estaba a punto de morderlo cuando una sombra cayó sobre mí.

—Hola —dijo Jacob sonriendo, estaba ligeramente ruborizado.

Tragué, sintiendo que mi estómago se hundía un poco.

—Er… hola.

—¿Te importa si me siento contigo? —me preguntó mirándome de manera esperanzadora.

Vi a Emmet tensarse desde la esquina de mi ojo. Miré alrededor de la mesa completa.

—Um…. —me callé, mordiéndome el labio.

—No importa, no te preocupes. Sólo pensé que debería presentarme. —Se encogió de hombros, ruborizándose con más fuerza, cambiando de un pie a otro incómodamente.

Angela me pateó por debajo de la mesa.

—¡Ay! ¿Por qué demonios fue eso? —pregunté, frotándome la pierna. Me miró ferozmente. Sabía exactamente por qué era, tenía que pedirle que se sentara con nosotros por ella o no escucharía el final de esto esta tarde. ¡Oh Dios, mátame ahora!—. Está bien, Jacob. Agarra una silla, puedes sentarte en el extremo de aquí —sugerí, moviendo mi bandeja para que él pudiera poner su plato y su bebida.

Él sonrió y se relajó.

—Gracias, Bella—dijo, sonriendo agradecidamente mientras se alejaba para agarrar una silla a un par de mesas de distancia.

Volteé hacia Angela, frunciendo el ceño.

—¡Eso dolió endemoniadamente, Angela! En serio, ¡no es tan ardiente! —le dije en un susurro gritado.

—Sí lo es. —Asintió con entusiasmo, riendo y terminé riendo con ella. Maldita chica cachonda.

Jacob se sentó en el extremo de la mesa.

—Así que, esto es raro, ¿eh? —afirmó, sonriendo tímidamente.

Reí incómodamente.

—Vaya. Si piensas que es raro, prueba con desconcertante y embarazoso —bromeé, haciéndolo reír.

—No soy tan malo —se quejó, fingiendo dolor.

Decidí simplemente salir de ahí y preguntar lo que me había estado molestando toda la mañana.

—¿Cómo sabes quién soy? —pregunté en voz baja.

Él sonrió.

—Charlie me mostró una foto tuya. Sin embargo no he visto una de tu hermano, así que no tengo idea de quién es —explicó, encogiéndose de hombros. ¿Mi papá tenía una foto mía? En realidad no estaba muy segura de cómo sentirme al respecto. ¿Por qué demonios tendría una foto mía, y no una de Emmet? Ni siquiera quería pensar demasiado en esa pregunta en caso de que se me ocurriera una respuesta que no me gustara.

Apunté a Emmet.

—Él está justo ahí. Emmet, Jacob. Jacob, emmet —dije, ondeando una mano entre ellos en presentación.

—Eh, ¿cómo te va? —gruñó emmet, su rostro era severo y para nada amigable. Johnny se retorció un poco en su asiento… emmet podía ser bastante intimidante si quería serlo.

—Sí, bien gracias. Es bueno conocerte —respondió nerviosamente.

Angela me pateó de nuevo bajo la mesa en el lugar exacto de la vez anterior, haciéndome contraerme de dolor. La miré ferozmente en advertencia; ella obviamente quería que la presentara también.

—Jacob, estos son mis amigos, jasper, rosalie y angela. Este es mi novio, Edward — afirmé, presentando a cada uno de los que estaban en nuestro extremo de la mesa.

Jacob sonrió cálidamente.

—Oigan, lo siento, soy malo con los nombres. Probablemente los olvide en media hora —admitió, haciendo una mueca ligeramente


Angela encendió su modo coqueteo, lanzando su cabello sobre el hombro, sonriendo seductoramente.

—Yo también soy terrible con los nombres. Tenemos algo en común —ronroneó, examinándolo lentamente. Él se echó a reír, luciendo incómodo. No parecía que estuviese acostumbrado en absoluto a la atención de las féminas.

—Entonces, ¿a qué escuela ibas antes de esta? —pregunté, tratando de ayudarlo un poco.

Me sonrió agradecidamente.

—En realidad iba a una escuela para chicos en Mersey —respondió, encogiéndose de hombros. OK, eso explica el sonrojo y el estar incómodo. Casi podía ver el cerebro de Angela funcionando con la idea de enseñarle nuevos trucos y entrenarlo.

No pude evitarlo pero sentí lástima por el pobre chico.

—¿Una escuela para chicos? Bueno eso no es divertido. —angela sonrió, comiendo una patata frita, obviamente tratando de lucir sexy.

Edward estalló en carcajadas a mi lado.

—Angela, deja al pobre chico en paz, es su primer día —se burló.

emmet miró a angela con una expresión ligeramente molesta en su rostro. De repente me di cuenta de lo que estaba sucediendo. ¡emmet estaba totalmente flechado por angela!

—Vi eso, Emmet —declaré, sonriéndole con complicidad. Él se estremeció y trató de parecer inocente. Sip, ¡totalmente celoso!—. Entonces, ¿qué clases tienes esta tarde? —pregunté, volteando de nuevo hacia Jacob, tratando de mantener la conversación.

Me sentía un poco mal por él; obviamente estaba como pez fuera del agua aquí. Sacó su horario y me lo tendió. Le di un vistazo y casi me ahogo con mi sándwich… tenía todas y cada una de las clases de la tarde conmigo

—Tengo las mismas —dije en voz baja, tendiéndoselo de vuelta. Edward frotó su mano en mi pierna tiernamente y me incliné hacia él en busca de apoyo. Jacob parecía un buen chico pero no lo quería cerca de mí todo el tiempo. Probablemente podría lidiar con la conversación ocasional, pero ¿y si iba a casa y mi padre le preguntaba por mí? Él sabría demasiadas cosas sobre mí para mi gusto.
 
—¿Sí? ¡Impresionante! ¿Crees que podrías enseñarme el camino y esas cosas? — preguntó esperanzadamente. Asentí lentamente, no podía decir exactamente no. Jessica se acercó pavoneándose; ahora sólo tenía dos botones abrochados en su camisa.

—Hola, Jacob. ¿Quieres venir y sentarte conmigo? —preguntó, enroscando su cabello alrededor de un dedo.

—Jessica, te faltan unos cuantos botones ahí, cariño —dije inocentemente.

Me miró ferozmente.

—Se supone que luce así, fenómeno Emo —espetó repugnantemente.

—En realidad, sí creo que tienes razón. Vi que esa camisa la usaba exactamente así una prostituta en una esquina ayer por la noche —respondí, sonriendo amablemente.

—¿Pasas el rato en las esquinas de las calles? —preguntó ella, sonriendo, obviamente pensando que había ganado.

—Cuando me encuentro con tu mamá lo hago. —Me encogí de hombros.

Edward y Jacob estallaron en carcajadas.

—Perra —murmuró ella mientras salía echando pestes. Ángela y rósalie chocaron los cinco en alto, soltando risitas tontas como chicas locas bajo los efectos de las drogas.

—Eres graciosa —dijo Jacob, sonriéndome.

—Sí, creo que tal vez sólo arruiné tus posibilidades de cogértela hoy. Sin embargo te dará otra oportunidad mañana así que no te preocupes —me burlé mientras empezaba a comer de nuevo.

Él volteó la nariz hacia arriba.

—Ella ha estado volviéndome loco toda la mañana; está quejándose sobre una chica que le robó a su novio. ¿Qué clase de sujeto saldría con alguien como ella de todos modos? Debe ser total idiota —se burló, encogiéndose de hombros. La mesa entera, excepto por Edward, se echó a reír.

—Er, ese idiota sería yo. Pero nosotros no estábamos saliendo —declaró Edward, sacudiendo la cabeza.

Jacob se sonrojó como loco.

—Oh lo siento —murmuró.

Envolví el brazo alrededor de Edward.

—No te preocupes, tu gusto ha mejorado desde entonces —dije en un arrullo, halándolo más cerca de mí.

—Ángel, mi gusto siempre ha sido el mismo. La fruta prohibida. —Se inclinó rápidamente, mordiendo mi cuello, haciéndome reír tontamente. Emmet se aclaró la garganta y Edward se alejó con un suspiro y puso los ojos en blanco.

Dejé que Angela hablara con Jacob por el resto del almuerzo, añadiendo preguntas o respuestas ocasionales cuando necesitaba hacerlo. En realidad era un chico agradable. Habría sido más sencillo si fuese un cretino, entonces de esa forma yo habría sido capaz de apartarlo y no sentirme como un pedazo de …..  después.
Le mostré sus clases y se sentaba junto a mí cuando podía. Cuando el timbre sonó para el final del día suspiré de alivio.

—¿Entonces te diriges directamente a casa? —preguntó Jacob, sonriendo, mientras caminábamos hacia mi casillero. Sacudí la cabeza.

—No. Tengo que esperar que Emmet y Edward terminen su práctica.

—Sí, ¿qué juega Emmet? —preguntó curiosamente.

—Hockey sobre hielo.

—Genial. Sabes, podría darte un aventón si quieres —ofreció—. Mi mamá y Charlie me compraron un auto impresionante por mi cumpleaños —añadió, sonriendo de oreja a oreja. Sentí mi corazón hundirse ante el sonido de su nombre de nuevo, la forma en que lo usaba en una conversación casual me asustaba a muerte.

—Um, gracias por la oferta, pero los voy a esperar. Por lo general es Edward el que viene después porque Emmet se va a trabajar —dije rápidamente.

—¿Dónde trabaja Emmet? —preguntó, apoyándose contra los casilleros.

—En el gimnasio Benny. —Metí los libros en mi bolso con demasiada fuerza doblando todas las páginas, porque me estaba poniendo incómoda.

—Parece que no le caigo bien a Emmet —murmuró Jacob, luciendo un poco triste.

Sonreí tranquilizadoramente.

—No te conoce. Es sólo que esto es raro para nosotros, eso es todo. No hemos visto a nuestro padre en tres años, entonces de repente se aparece aquí y ¡bang!, tenemos otro hermano y un hermanastro. A Emmet no le gusta el cambio —expliqué, tratando de rodear el problema un poco.

Él asintió, luciendo pensativo.

—Sí, supongo que es difícil. Entonces, ¿crees que podría esperar contigo hasta que su práctica termine y nosotros podamos llegar a conocernos el uno al otro un poco más? Quiero decir, no quiero que esto siga siendo incómodo para ninguno de nosotros, estoy aquí ahora así que creo que tenemos que hacerlo lo mejor posible —preguntó, mirándome esperanzadoramente.

 No sabía qué decir, así que no dije nada, asentí y cerré mi casillero.

—¿Quieres que nos sentemos afuera en el frente? Por lo general me siento bajo el árbol y espero —dije mientras salíamos del edificio.

—Suena bien —acordó, siguiéndome con una pequeña sonrisa. 

Capítulo 32: Jacobo y Seth Capítulo 34: capitulo 34

 
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