El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71914
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

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Capítulo 35: Encuentro con Charlie

Holizzzzzzzzz que tal les va, pz les dejo un cachitho del capitulo y kedense en suspenso jeje disfrutenlo 

dejen sus votos jeje ok si kieren

****************

La rampa que habían colocado era absolutamente enorme. Me sentí un poco enferma cuando la miré. Era tan alta, por lo menos quince pies de altura de cada lado.

—Umm, Jacob, ¿estás seguro acerca de esto? —pregunté, mientras caminábamos al stand de iniciación.

Jacob entregó nuestros pases de competidores y nos dieron las bandas amarillas para la muñeca y saludamos.

—Bella, voy a estar bien, no te preocupes —rió mientras me arrastraba hasta la zona de patinaje donde la gente estaba dando vueltas esperando para continuar y practicar.

—Mierda, Jacob, ¡es tan alto! ¿Qué pasa si te lastimas? —pregunté, tragando el nudo en mi garganta.

—Hey, termina eso ahora mismo. Me dijiste en el coche que tenga algo de confianza, espero que hagas lo mismo —dijo sonriéndome, abiertamente. Vaya, tenía confianza, ¡pero dolería caer de allí! Nos sentamos allí viendo a los otros skaters dar sus vueltas. Los trucos que estaban haciendo me dejaron alucinada, saltos mortales, sosteniéndose de las manos, todo en lo que pudieras pensar. Todo el tiempo sólo me sentí cada vez peor. Ni siquiera estaba segura de poder verlo haciéndolo. Después de una hora, Jacob fue llamado para ir y estar listo.

—Oh Dios. Por favor, ten cuidado —le supliqué.

—Voy a tratar. Pero si me muero, puedes tener mi auto —replicó, guiñándome un ojo.

—Sólo si puedo volver a rociarlo de rosa —bromeé, tratando de no mostrarle que estaba aterrorizada.

Se echó a reír y se alejó rápidamente a la zona de calentamiento por un par de minutos. Cuando finalmente fue su turno, no podía respirar. Lo vi subir las escaleras hasta la cima de la plataforma y posicionarse al final, con el consejo de inclinarse a la espera. Me sonrió y traté de devolverle la sonrisa, estoy bastante segura de que mi expresión parecía más una mueca de pesar. El silbato sonó, y se tiró. Apreté los ojos, cerrados, escuchando el aplauso y la alegría de la gente, pero no quería ver.

Sabía que en el momento en que abriera mis ojos, caería y se rompería el cuello. Después de una hora, bueno, sentí como si fuera una hora, probablemente fuera aproximadamente un minuto, la gente aplaudió como loca, así que por casualidad abrí mis ojos. Jacob estaba caminando por las escaleras, sin huesos rotos ni sangre. Salté de la silla y aplaudí junto con los demás, decidiendo fingir que lo había observado. La próxima vez tendría que decirle que no podía venir. Sólo gasté su boleto de repuesto cuando ni siquiera lo vi.

Hizo un trote corto y me abrazó con fuerza.

—¡Eso fue impresionante! —gorjeé con entusiasmo.

Se echó a reír y sacudió la cabeza.

—¿Sí? ¿Se veía bien a través de tus parpados? —preguntó, riendo más fuerte.

Lo miré con tono de disculpa.

—¡Lo siento tanto! No podía verte, Jacob. Me sentía tan enferma. Tenía tanto miedo, simplemente no pude —dije disculpándome.

Negó con la cabeza.

—No te disculpes, está bien. Sin embargo, aterricé —se jactó, sonriendo ampliamente.

Asentí con la cabeza.

—Lo sé, escuché a la gente animada —dije un poco avergonzada. Me sentía muy culpable. Me trajo aquí para verlo y darle apoyo y ni siquiera podía hacer eso.

Supongo que era una hermanastra inútil. Nos sentamos de nuevo y me dio un resumen de todo lo que me había perdido y otras cosas para ser contadas. Jacob fue uno de los últimos en hacerlo, así que no tuvimos que esperar demasiado tiempo antes de que los resultados fueran anunciados. Cuando el hombre entró en el escenario agarré su mano nerviosamente, rogando que haya obtenido buenos resultados.

—Está bien, así que tuvimos algunos trucos excelentes hoy. Los jueces quedaron muy impresionados, así que felicitaciones —el hombre se paró en la pequeña plataforma—. Bien, entonces, en orden inverso. Viniendo en el tercer lugar con un puntaje de cuarenta y cuatro puntos de cincuenta, es… Jacob Black —llamó.

Chillé y salté sobre él con entusiasmo mientras se reía.

—¡Oh Dios, Jacob, eso es impresionante! Estoy tan orgullosa de ti —me entusiasme, casi llorando.

Sonrió abiertamente.

—Gracias, Bella. Será mejor que vaya a buscar mi trofeo —asintió hacia el escenario. Me quedé allí animando y aplaudiendo como una idiota, mientras subía y conseguía su trofeo de plata. Volvió corriendo y me abrazó girándome en un círculo.

—Jacob, eso es tan bueno. Déjame verlo —prácticamente lo arrebaté de sus manos y observé el trofeo de plata con un pequeño hombre en una patineta.

—Estoy muy contento con cuarenta y cuatro puntos. Es mi mejor resultado — sonrió con orgullo.

—Hey, ¿vamos comer algo para celebrar? Yo invito —sugerí, felizmente.

—Por supuesto. Sólo tengo que cambiarme primero; realmente no puedo salir así —miró abajo a su camiseta rasgada, pantalones cortos de patinador, sucias zapatillas de deporte, haciendo una mueca.

¿Por qué diablos iba a necesitar cambiarse?

—Jacob, no me importa qué te pongas —dije con honestidad, mientras comenzábamos a caminar de regreso a su coche.

Se echó a reír.

—Bella, estoy hecho un lío. Estas son mis ropas de competencia. Siempre llevo la misma cosa; son como mi ropa de la suerte. Están todas rasgadas y sucias. Además, estoy sudado y eso —respondió, encogiéndose de hombros. Subimos al auto—. Voy a hacer una parada en casa y me cambiaré, luego podemos irnos —dijo mientras sacaba el auto de la playa de estacionamiento.

¡Oh, mierda! ¿Quiere que yo vaya a su casa?

Empecé a sentirme mal. No podía ir, no quería ver a mi padre, no podía. Cerré los ojos, dispuesta a no enloquecer. Edward no estaba aquí, así que no quería tener un ataque de pánico.

—No puedo —susurré.

Me miró, confundido.

—¿No puedes ir a cenar? —preguntó, mirándome como si estuviera loca, probablemente porque era mi idea, en primer lugar. Negué con la cabeza.

—No puedo ir a tu casa, Jacob. Por favor, no puedo verlo —supliqué, cuando continuó en la dirección opuesta de mi casa.

—¿charlie? —preguntó, frunciendo el ceño. Asentí con la cabeza, incapaz de hablar a través del nudo en mi garganta. Me temblaban las manos. Cerré los ojos y pensé en Edward, tratando de mantener la calma. Pensé en el color de sus ojos, cómo se sentía su pelo cuando pasaba mis manos a través de él, el sonido de su voz.

—¿Estás bien? —preguntó Jacob, sonando afectado.

Asentí débilmente.

—No quiero verlo, Jacob —susurré, dándome vuelta en mi asiento para mirarlo.

Él estaba tratando de ver el camino y mirarme, al mismo tiempo.

—¿Por qué no? —preguntó en voz baja. Sacudí la cabeza. No podía hablar de ello, sobre todo no con él, era su padrastro, por amor de Dios, vivía con él.

—Yo no, por favor —rogué con mis ojos. Suspiró y meneó la cabeza.

—No está ahí de todos modos. Se fue el fin de semana con mamá y Seth. no volverán hasta tarde, esta noche —dijo. ¿No estaba allí?

—¿Estás seguro? —pregunté, mi cuerpo empezaba a relajarse.

Asintió y sonrió para tranquilizarme.

—Positivo. Fueron a Mersey el fin de semana para ver a mis abuelos. No estarán volviendo hasta las diez o algo así.

Lo miré para asegurarme de que no estaba mintiendo o tratando de engañarme o algo así. Parecía estar diciendo la verdad. Jacob era un muy buen tipo, no me haría algo así, no me mentiría.

—Está bien —acordé, en voz baja.

Sonrió y volvió a mirar a la carretera.

—Por lo tanto, ¿puedo saber por qué tú y Emmet odian tanto a Charlie? —preguntó con curiosidad. Cerré los ojos, realmente no quería tener esta conversación con él, con nadie. Incluso angela no sabía ningún detalle acerca de mi padre y de mi infancia.

—Jacob, no quiero hablar de ello. Está en el pasado, prefiero que se quede ahí — contesté, rezando para que lo dejara.

Asintió con la cabeza, viéndose un poco decepcionado y triste.

—Está bien. Bueno, si alguna vez necesitas hablar conmigo sobre cualquier cosa, puedes hacerlo. Ya lo sabes, ¿verdad? —preguntó, mientras entraba en una calle muy bonita. Asentí mirando por la ventana, las casas eran enormes, con grandes coches de lujo en las entradas. Se puso en el camino de entraba y miré a la gran casa azul pálido. Se veía como si mi padre la hubiera hecho, ciertamente, por sí mismo.

—¿Estás seguro que no está aquí? —cuestioné nerviosa, mientras me levantaba y caminaba hacia el lado de Jacob

—Estoy seguro. El coche ni siquiera está aquí —confirmó, moviendo una mano al estacionamiento vacío. Me relajé y seguí muy de cerca de Jacob, hasta la casa.

Apenas podía respirar. Al abrir la puerta de entrada me apoderé de la parte de atrás de su camiseta. Rió entre dientes.

—Bella, no hay nadie aquí —me aseguró, sacudiendo la cabeza mientras envolvía su brazo alrededor de mis hombros, tirándome dentro de la casa. Era preciosa—. ¿Quieres un trago? —ofreció, llevándome a la cocina.

—Um, claro —miré alrededor, a todos los adornos y muebles caros—. Podría caber toda mi casa en tu sala de estar y cocina —dije, sonriendo.

Se echó a reír.

—Está casa es agradable, pero es demasiado grande para nosotros. No sé por qué este tipo de casa tan cara.

—¿Qué hace mi padre ahora entonces? —pregunté con curiosidad, cuando me entregó una lata de soda.

—Acciones y participaciones. Es un gran agente de bolsa o algo, realmente no lo entiendo. Hace un montón de dinero, sin embargo —dijo, casualmente.

Todavía estaba haciendo eso, entonces, eso era lo que hacía cuando éramos niños. No quería hablar más de él; estar en su casa me estaba volviendo bastante loca.

—Por lo tanto, tú y angela, ¿huh? —bromeé, tratando de cambiar de tema.

Se sonrojó y asintió con la cabeza.

—Es bonita —murmuró nervioso.

Sonreí al ver su sonrojo, era realmente adorable.

—Dijo que la besaste —levanté las cejas con entusiasmo, a la espera de más detalles. Tenía la visión de ella del “beso perfecto”, ahora quería la suya.

Sonrió abiertamente.

—Sí, ¿dijo que le gustó? —preguntó, ruborizándose más fuerte.

¡Oh infiernos, si lo hizo!

—Sí, le gustó mucho —confirmé, meneándole las cejas.

Largó una carcajada.

—Bueno, gracias a Dios por eso —parecía tan aliviado que no podía dejar de reír—. Estaba pensando en invitarla a salir, correctamente, ya sabes, siendo exclusivo. ¿Crees que iría por eso? —preguntó, mirándome con esperanza.

Sonreí al ver su cara de preocupación.

—Claro que iría por eso —a Angela realmente le gustaba, sin duda sería exclusiva.

Se rió y desordenó la parte de atrás de su pelo.

—¡Increíble! Gracias, Bella.

—Ve a cambiarte, entonces, y después vamos a comer. Estoy muerta de hambre — instruí, asintiendo hacia el pasillo.

—Está bien, estaré en cinco minutos.

Me encogí de hombros.

—Puedes ducharte y esas cosas si quieres, no me importa esperar.

—¿Estás diciendo que huelo mal? —preguntó, riendo, mientras se abría camino a la sala.

—Bueno, estaba tratando de ser cortés —bromeé. Se rió y rebotó por las escaleras.

Me senté en el mostrador de la cocina, bebiendo felizmente mi soda, jugando con su trofeo, cuando oí la puerta abrirse y a una mujer hablando.

—No, sólo tengo que darle un poco de medicina y ponerlo en la cama —dijo.

Sentí mi aliento entrecortado en la garganta.

—Bueno, no ha dejado de estar malditamente llorando —espetó mi padre, sonando molesto.

Salté de la silla tan rápido que casi me caigo. Me mudé al otro lado del mostrador, teniendo que poner algo entre nosotros, estaba viniendo hasta aquí. Mi corazón estaba fallando en mi pecho. No podía respirar correctamente. Había una puerta detrás de mí, agarré la manija, desesperadamente buscando alejarme antes de que él llegue. No podía verlo; no podía dejar que me viera. Agitando la manija rápidamente me di cuenta de que la puerta estaba cerrada con llave. Podía sentir las lágrimas empezar a picarme en los ojos.

—Lo siento, Charlie. Lo pondré en la cama en un minuto, dormirá —dijo la mujer, en voz baja.

—Que esté malditamente mejor, me está dando un dolor de cabeza —gruñó furioso.

Metí la mano en mi bolsillo, agarrando mi celular. A quién pensaba llamar, no sabía. Edward y Emmet estaban demasiado lejos, y Jacob probablemente en la ducha. No había nadie, sin ayuda; estaba sola en mi horror. Me di la vuelta frente a la puerta, esperando a que entrara. Me sentí enferma. Oh Dios, ¿realmente iba a vomitar?
La señora entró, llevando un niño lloriqueando en sus brazos, acariciando su espalda con dulzura. Sus ojos se posaron en mí y saltó una milla, obviamente, no sabiendo que estaba aquí.

—Hola, lo siento, no me di cuenta de que Jacob tenía amigos —dijo, sonriéndome con gusto. Era muy bonita, cabello castaño y ojos grises. Asentí con la cabeza, incapaz de hablar.

—¿Jacob tiene amigos aquí? —preguntó mi padre, mientras caminaba a través de la puerta.

Me sentí mareada, mis piernas estaban débiles, se veía casi exactamente como él mismo, sólo un poco mayor, un poco menos de pelo y más gris. Sus ojos eran duros y severos, como solían ser, no como la foto que Jacob me mostró. No había cambiado en absoluto.

Me miró, sus ojos rastrillando sobre cada parte de mi cuerpo mientras me quedaba ahí, sin poder moverme, sin poder respirar. Me sentí como una niña de nuevo. Estaba aterrorizada, y esta vez no tenía a Emmet para protegerme. El hombre que arruinó mi infancia, la niñez de mi hermano, estaba de pie a menos de quince metros de mí.

—Bella —dijo en voz baja. Sonrió y sentí aumentar la bilis en mi garganta.

Capítulo 34: capitulo 34 Capítulo 36: A ellos también

 
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