El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71920
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

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Capítulo 23: Capitulo 23

—Hola chica —gorgoreó, saltando de arriba abajo con emoción.

—Hola Rosalie, ¿qué pasa contigo? No has estado inhalando esas hierbas otra vez ¿verdad? —bromeé. Era una broma recurrente, Rose  había comprado algunas “hierbas” de un amigo suyo y las encendió en su habitación para limpiar su aura o algo. Terminó siendo marihuana y se paso, corriendo calle abajo medio desnuda
mientras llamaba a todo el mundo por su teléfono para que vinieran a ver el desfile. Nunca lo superó.

—¡Ja, ja! No, solo que acabo de hablar con Ashley y me ha dicho que la apuesta por el sexy trasero de Edward llega a ¡1860 dólares! ¿Puedes creerlo? Así que, voy a intentarlo cuando salga del entrenamiento —dijo, saltando en el sitio y mirando alrededor, buscándolo.

Casi me ahogo, ¡1860! ¿Era una broma? ¡Santa mierda! Eso significaba que más de noventa chicas estaban rogándole a mi novio para tener sexo, ofreciéndose en bandeja y yo estaba asustada de que me tocara. Quizás esto no iba a ser tan divertido como pensé en un principio.

Sobre unos cinco minutos después los chicos salieron.

—Hola Edward, wow, hueles bien —ronroneó Rosalie  seductoramente, mientras se inclinaba hacia él.

Miró hacia ella, con una expresión de horror en su rostro. Mordí mi labio, fuerte, así no me reiría.

—Hola, Rosalie. Escucha, quizás no te hayas enterado de que tengo novia así que… —se retiró encogiéndose de hombros.

—Eso esta bien, no me importa compartir —ronroneó Rosalie, poniendo una mano sobre su pecho para hacer que se parara delante de ella.

Parecía un poco enfadado.

—Rosalie, en serio no estoy interesado, vale —movió su mano y entró en el auto, frunciendo el ceño.

Sonreí en modo disculpa hacia Rose, porque parecía un poco derrotada.

—Ahí van veinte dólares que no volveré a ver —apuntó.

Reí.

—Hey, cuando gané te devolveré los veinte —le giñé un ojo, haciéndola reír cuando me subía al coche.

Hoy era uno de los días que Emmet trabajaba, así que Edward siempre lo dejaba en el gimnasio, donde trabajaba de lunes a miércoles por la tarde. Luego Edward normalmente me llevaba a casa.

—Mierda, hombre. Creo que he sido golpeado más veces hoy que en toda mi vida. ¿De que demonios se trata? Le digo a la gente que tengo novia, y toda la tarde la gente ha estado rogándome para foll… —paró abruptamente de hablar, mirándome por el espejo como si hubiera dicho demasiado. Me reí. Bendícelo, ¡no tenía ni idea de que un centenar de chicas cachondas estaban intentando dormir con él por una apuesta!—. ¿Qué es tan gracioso, Ángel? —me preguntó, elevando sus cejas hacia mí por el espejo.

—¿Quieres saber porque tuviste atención extra hoy? —pregunté, riéndome.

—Sí —contestó, viéndose un poco aprensivo.

Emmet se giró para mirarme desde delante. Sonreí.

—Bueno, hay una apuesta corriendo entre las chicas para ver quien se puede acostar contigo, la primera que lo consiga, gana el bote. Es bastante dinero — declaré, aun sonriendo. Emmet estalló en risas, y Edward casi desvía el coche al otro carril por que estaba muy sorprendido.

—¿Están haciendo qué? ¿No saben que tengo novia? —gritó, obviamente muy enfadado. Su indignación parecía hacer reír más a Emmet.

Asentí.

—Sí, por eso lo están haciendo. No les gusta la idea de que estés atado, viendo que tú eres tan jugador, quieren ser las próximas en dormir contigo —me encogí de hombros con desdén, fingiendo que no era gran cosa cuando realmente estaba preocupada. ¿Cuánto tiempo iba a ser capaz de resistir toda esa atención?

—¿De cuánto es el bote? —preguntó Emmet, con diversión.

—De más de mil ochocientos dólares —reí. Edward casi nos saca de la carretera otra vez y la boca de Emmet cayó abierta. Miró hacia Edward con los ojos llenos de orgullo—. Sí, veinte dólares cada una. Así que eso hace unas noventa chicas queriendo ser las siguientes en follar contigo, Edward —sonreí hacia él por el espejo. Parecíahorrorizado, y honestamente, un poco asustado.

—¡Santa mierda, hombre! —ya sabes, simplemente puedes elegir a una, ¡tirártela y dividir el dinero! —dijo Emmet , emocionado. Edward le dio la mirada más sucia del mundo, como si él hubiera sugerido que le arrancara la piel a un cachorro o algo.

Emmet levantó las manos disculpándose—. Estoy bromeando. Jesús. ¡Es una broma! —dijo rápidamente, pero podía ver por su rostro que iba completamente en serio.

—¡Así que eso es por lo que Sarah se me abalanzó fuera del auto! ¿Quién demonios esta con esto, Ángel? —preguntó Edward, sonando realmente enfadado.

—Bueno, Jessica lo está arreglando. Todo el equipo de porristas, la mayoría de las Seniors, Ashley, Nadine, yo—contesté, nombrando a la gente que sabía, pero Edward me cortó.

—¿Tú? —preguntó, con los ojos muy abiertos.

Asentí, riéndome.

—Bueno sí, mil ochocientos dólares es mucho dinero. Eso si, solo habían doscientos cuarenta cuando entré, pero aun así, me gusta jugar —bromeé, dándole una sonrisa sexy por el espejo.

Emmet parecía que iba a explotar.

—¿Tú? ¡De ninguna jodida manera! ¿Qué mierda estabas pensando? —me gritó, haciéndome estremecer.

Odiaba ver a Emmet enfadado.

—Emmet, es mucho dinero simplemente pensé, ya sabes, sería divertido. Nunca se sabe. Podría perder mi virginidad con el famoso Edward Cullen—bromeé, moviendo las cejas hacia él.

Emmet comenzó a reírse, parecía aliviado; obviamente pensó que estaba bromeando.

Sonreí y miré por la ventana; no era buena mintiendo, si me preguntaba si estaba bromeando tendría que decirle la verdad.

—Jesús, Bella, ¡me asustaste! Creí que ibas en serio —rió Emmet, golpeando el hombro de Edward, orgulloso—. Mil ochocientos dólares es asombroso, Edward. Me pregunto a cuantas chicas te podrás tirar en una noche, si ellas se creen que es para ganar la apuesta.

Jadeé. ¡Oh mierda! Genial Emmet, pon eso en su cabeza, ¡estoy segura que es lo que necesita oír ya que su novia no quiere hacerlo!

—¡Maldición Emmet! Tengo novia —gritó Edward, sonando un poco desesperado.

—Sí, lo sé, pero vamos, las chicas van a estar desesperadas por ganar, te apuesto a que puedes conseguir lo que sea —Emmet sonrió, moviendo sus cejas.

—Emmet, para. No quiero a nadie más, estoy loco por mi chica. No lo voy a joder con ella —empezó Edward, orgulloso. Me sonrió por el espejo y mi respiración comenzó a disminuir mientras mi pánico descendía. Confianza. Necesitaba confiar en él y parar de asumir siempre lo peor.

Dejamos a Emmet en el gimnasio y Edward nos llevó a casa.

—¿Apostaste veinte dólares a que serías la siguiente en dormir conmigo? — preguntó, sonriendo hacia mí, engreído.

—Exactamente no, la apuesta es sobre la siguiente en cazarte —me encogí de hombros, riendo.

Rió y cogió mi mano mientras conducía.

—No puedo creer que esto esté pasando. Pensé que una vez la gente supiera que no estaba interesado, me dejarían en paz, ¡no que tendría más chicas detrás de mí! De verdad lo siento —frunció el ceño y me besó el dorso de la mano suavemente.

—No te preocupes, no es tu culpa. Supongo que toda esa cosa de la confianza va a ser muy necesaria a partir de ahora, ¿eh? —bromeé, haciendo una media sonrisa, fingiendo no estar preocupada por todas las chicas que querían echarse encima de él en un futuro inmediato.

Llegamos a mi casa y aparcó en su entrada.

—¿Eh, quieres entrar? Podemos decirles a mis padres que estamos juntos. Les dije que tengo novia y mi madre casi se muere. Te lo juro —dijo, asintiendo hacia su casa con expresión esperanzadora.


—Wow. ¿Todo eso de conocer a los padres ya? —bromeé, fingiendo estar asustada—. Digo: ¿Qué si no les gusto? —pregunté, rodeando su cintura con mis brazos y apoyando mi cabeza en su pecho, fingiendo horror. Rió y también lo hice.

La idea de que a los padres de Edward no les gustara era seriamente graciosa. Ellos ya piensan en mí como una hija. Edward era hijo único porque su madre tuvo algunos problemas cuando el nació, lo que la hizo incapaz de tener más niños, así que me amaba y siempre decía que Emmet y yo éramos parte de su familia. Los amaba también; eran unas personas geniales, amables, divertidas y reflexivas. Exactamente como Edward, aunque me tomó mucho tiempo ver más allá de su bravuconería.

El tiró de mí hacia su casa, sosteniendo mi mano, y sonriendo con entusiasmo.

―¿Mamá? ¿Papá? ¿Están en casa? ―gritó Edward, buscando en el salón vacío. Podía oír voces en la cocina.

―Sí, cariño. Estamos aquí ―llamó Esme.

Edward sonrió feliz y me arrastró a la cocina. Esme estaba horneando galletas y carlise  estaba ocupado tratando de comer la mezcla de la galleta directamente del tazón, haciéndola reír y ella le golpeó la mano con la cuchara de madera. Me reí entre dientes de la escena. Ellos siempre eran así, ella era la perfecta ama de casa y madre, y él la adoraba a ella y a Edward, lo cual era muy dulce.

―Hey, Bella. Cuánto tiempo sin vernos ―dijo Carlise, agarrándome en un abrazo, lo que hizo que mi corazón se acelerara.

―Hey, Carlise . Hola, Esme. ¿Cómo están? ―pregunté alegremente.

―¡Estamos muy bien!, te abrazaría pero estoy cubierta de galletas, cariño. ―Esme  frunció el ceño, levantando sus manos en evidencia.

―¡Sí, puedo ver eso! Huelen tan bien ―le dije, mirando las ya cocidas en el plato sobre el mostrador. Me pasó el plato y felizmente tomé una, sonriendo―. Gracias.

―¡Hey! Dijiste que no podía tomar una porque se estaban enfriando ―se quejó Carlise, haciendo pucheros, haciéndome reír; ella cogió una galleta y la lanzó hacia él con un guiño.

―Um oigan , me preguntaba si querían conocer a mi novia. ¿Tal vez ella pudiera cenar con nosotros esta noche? ―Sugirió Edward , poniendo su mano en la parte baja de mi espalda.

Una sonrisa se extendió a través del rostro de Esme. Se veía tan contenta que realmente pensé que en realidad estaba conteniendo las lágrimas.

―¡Oh, Edward ! ¡Me encantaría conocerla! Todavía no puedo creer que tengas una novia. ¡Pasaste todo este tiempo diciendo que sólo había una chica para ti y ahora finalmente eres capaz de seguir adelante y salir con alguien! ―arrulló, prácticamente rebosante de emoción y orgullo.

―Si bien, mamá, baja el tono un poco, ¿eh? ―murmuró Edward , poniendo los ojos en blanco.

―Entonces, ¿a qué hora viene? ¿La has conocido, Bella? ¿Es bonita? ―preguntó Esme, sonriendo hacia mí.

Miré a Edward , sin saber qué decir.

Toda esta situación era ridícula. ¿Y dijo ella que Edward siempre había dicho que sólo había una chica para él?

―En realidad, mamá, ella está aquí ahora mismo ―dijo Edward  con orgullo, frotando mi espalda suavemente y sonriendo hacia mí. Sus ojos fijos en los míos, haciendo que todo mi cuerpo se sintiera un poco más caliente.

Esme saltó y se limpió las manos en un paño, de forma rápida arreglándose el pelo frenéticamente, antes de que ella prácticamente corriera hacia el pasillo. Bueno, ¡raro!

―Mamá, ¿qué estás haciendo? ―preguntó Edward, riendo; me di cuenta de que Carlise estaba mirando la mano de Edward  en mi espalda, con una amplia sonrisa en su rostro.

―Bueno, ¿está ella estacionando el automóvil o algo así? ―preguntó Esme, mirando hacia atrás a Edward  antes de mirar a la puerta otra vez. Él se echó a reír más fuerte y Carlise y yo reímos también.

―Mamá, esta es mi novia. Su nombre es Isabela Swan. ― Edward sonrió con orgullo hacia mí mientras me presionaba a mí misma más cerca de él.

La cara de Esme reaccionó para mirarme, sorprendida. Poco a poco, su cara volvió a la felicidad, luego dicha completa, mientras reía y corría hacia mí, agarrando a ambos, a Edward y a mí en un gran abrazo.

―¡Oh, Dios mío! Al fin, ¿ustedes dos se unieron? ¡Por fin! ―Ella casi gritó, saltando arriba y abajo en su lugar.

Edward , envolvió su brazo alrededor de mi cintura y me tiró más cerca de él.

―Sí, finalmente ―confirmó, poniendo los ojos en blanco, pero luciendo divertido a la vez. Carlise llevó la mano hacia Edward . Se estrecharon las manos en un gesto muy adulto, antes de que lo atrajera en un abrazo de oso.

Después que toda la emoción se hubiera apagado, fuimos a cenar. Fue muy agradable estar sentada con los padres de Edward  así, ellos sinceramente no dejaron de sonreír. Cada vez que Edward y yo nos tocábamos, Esme suspiraba feliz, radiante hacia nosotros.

―¡Bien, ustedes chicos pueden limpiar la mesa! ―ordenó Esme, agarrando mi brazo y tirando de mí hacia la sala de estar―. Estoy muy feliz por ustedes dos. Edward  te dijo que ha estado enamorado de ti durante años, ¿verdad? ―sonrió.

Mi respiración quedó atrapada en mi garganta por su elección de palabras. ¿Ella pensaba que Edward  estaba enamorado de mí? Él no estaba enamorado de mí, ¿verdad? ¿Realmente él susurró que me amaba ayer por la noche antes de dormirme?

Capítulo 22: La apuesta Capítulo 24: Angel

 
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