El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71923
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

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Capítulo 22: La apuesta

—¡Emmet no tan alto vas hacer sangrar mis oídos! ¿Qué pasa? —pregunté, sentándome. Pero tan pronto como me moví, me di cuenta que estaba mal. Aún estaba en el sofá con Edward. ¡Oh no! salté rápidamente y miré a Edward, quien tenía su boca colgando abierta, luciendo completamente en shock. Está bien, necesitaba salvar la situación rápidamente—. ¡Maldita sea Edward! ¡Ptm! ¿Tenías tus manos sobre mí? —grité, pretendiendo estremecerme en horror. Emmet me miró, su rostro aún enojado, pero parecía ligeramente confundido ahora.

—Yo… er… no… ¿Qué? — Edward balbuceó.

—¿Qué demonios estabas haciendo con él, _____? — Emmet  gruñó molesto, apuntando a Edward quien se veía confundido a este punto.

—Debí haberme quedado dormida, supongo —fruncí el ceño, agitando mi cabeza como si estuviera confundida también.

—¿Quedarte dormida? Bueno, ¿qué estabas haciendo con él, en primer lugar? — pregunto, lanzándole a Edward otra mirada asesina, antes de volverse hacia mí.

¡Bien, vamos, piensa! Oh lo tengo; ¡él tendrá que aceptar esto!

—Tuve un mal sueño, Emmet —murmuré, mirando al suelo, y pretendiendo estar alterada. Jadeó y envolvió sus brazos a mí alrededor, instantáneamente, poniendo su barbilla en lo alto de mi cabeza.

—Oh mierda. Está bien —susurró, balanceándome ligeramente.

—Estaba alterada y pensé que estabas aquí afuera, pero no estabas. Edward  me consoló, eso es todo. Debimos habernos quedado dormidos —susurré, sintiéndome culpable de que estaba mintiendo. En verdad no estaba lista para que supiera aún, especialmente después de la forma en la que estaba mirando a Edward.

—Lo siento, solo pensé… bueno, olvídalo — Emmet  murmuró, tirando de vuelta para mirarme—. ¿Estás bien? —asentí, mordiendo mi labio para tratar y aliviar algo de la culpa que sentía. Miró por encima hacia Edward —. Lo siento, hombre, salte a conclusiones y er… gracias por cuidar de mi hermana.

Edward se veía realmente incómodo y me dio una mirada; le di una expresión suplicante, rogándole con mis ojos que no dijera nada.

—Sí, no hay problema —se encogió de hombros, frotando una mano a través de su desordenado cabello de cama.

Rápidamente salí del agarre de Emmet.

—Me voy a ir y me cambiaré para ir a la escuela. ¿De cualquier manera que hora es? —pregunté, mirando alrededor buscando mi teléfono celular. ¿Por qué no había sonado la maldita alarma?

—Aún no son las seis. Me desperté temprano —se encogió de hombros.

—Bien, entonces voy por algo de desayuno antes de darme una ducha. Er… gracias, Edward, por anoche —dije, ruborizándome y dándole una pequeña sonrisa.

—Definitivamente fue un placer, Ángel. —me guiñó un ojo, sonriendo felizmente.

Emmet lo golpeó en la parte trasera de su cabeza, haciéndolo estremecerse.

—¡Hermana menor! —señaló, rodando su ojos y pisando fuerte, dirigiéndose a la cocina, dejándonos a Edward y a mí en la sala.

Una vez Emmet se había ido, Edward me miró.

—No me gusta tener que mentirle a tu hermano, Ángel —susurró, frunciendo el ceño.

—Lo sé, pero sólo un par de semanas, ¿por favor? —rogué, besándolo rápidamente en los labios y volviendo a correr en dirección a la cocina. Tomó mi mano y me llevó de nuevo hacia él, besándome otra vez, antes de que me diera una de sus hermosas sonrisas. Casi iba dando saltitos a la cocina porque estaba tan feliz. Emmet  tenía una tostada, así que hice dos cuencos de mi cereal favorito, uno para mí, un para Edward. Los lleve a la sala y le entregué una, antes de dejarme caer en el suelo junto al sofá.

—Er.... gracias por esto, Ángel, pero no me gusta el Coco Pops —dijo, moviendo su nariz hacia el recipiente.

Le fruncí el ceño, confundida. Siempre estaba comiendo mi cereal. Cada día tenía un plato de Coco Pops.

—Claro que sí, te lo comes todos los días —me miró como si hubiera perdido la cabeza; ¿pensaba que era estúpida o algo así?

Se echó a reír y sacudió la cabeza.

—No, no lo hago. Hago un plato cada día y pretendo comerlo, antes de que vengas y me lo arrebates —dijo con una sonrisa sexy y ojos divertidos.

—¿Por qué diablos harías un plato y pretender comerlo? ¿Te gusta hacerme enojar? —le pregunté, molesta.

—No, Ángel. Me gusta hacerte el desayuno —dijo simplemente.

Di un grito ahogado ante la revelación. ¿Los hizo por mí?

—¿Los haces para mí? ¿Todos los días? —pregunté, boca abierta, sorprendida de que había sido tan dulce y nunca me había dado cuenta. Cada día venía y le hacia algún comentario desagradable acerca de él comiendo en mi casa y que dejara en paz mi cereal, ¿y todo este tiempo lo hacía para mí? Por Dios, ¡eso es tan jodidamente dulce! Se encogió de hombros como si fuera nada. Todo este tiempo pensé que era un idiota, ¡cuando en realidad estaba siendo amable conmigo! Emmet t entró entonces, así que no podía decir nada.

Engullí mi desayuno y prácticamente corrí a mi habitación, tomé mi celular y le envié un mensaje de texto ya que no podía hablar con él:

“¡Gracias, eso es muy dulce! Nunca me di cuenta de que hicieras eso. ¡Voy a
darte las gracias adecuadamente más adelante! XD”

Sonreí para mis adentros y me fui a tomar una ducha.

***

Cuando salimos del auto de Edward en la escuela, fuimos inundados por la usual horda de chicas queriendo manosear a Emmet y Edward. Rodé mis ojos cuando Jessica empujó su camino hacia el frente y envolvió sus pequeños, sucios brazos alrededor de la cintura de mi novio, mirándolo con sus ojos ven a la cama.

—Jessica, en serio necesitas alejarte —dijo Edward con severidad, desenvolviéndose de ella y caminando hacia atrás.

— Edy, nene, ¿qué tal si nos saltamos el primer período y vamos a pasar un buen rato? —ronroneó ella sugestivamente, frotando su mano hasta su pecho.

¡Oh, Dios mío, estaba tan celosa que me sentía realmente enferma!
Di media vuelta y me alejé tan rápido como pude, sólo queriendo estar lejos de todo. Después de un minuto pude escuchar a Angela corriendo para alcanzarme, él me agarró la mano tirando de mí para detenerme.

—En serio, no estoy de humor —casi gritó, dirigiéndome a ella, pero no era ella, era a Edward.

—Hey, sólo quería acompañarte a clase —frunció el ceño y me miró con tristeza.

—Oh, claro... er... Lo siento. Pensé que estabas con Jessica, teniendo un poco de diversión —dije sarcásticamente, avergonzada de haberle gritado.

Negó con la cabeza y se acercó a mí.

—No, no estoy con ella, estoy contigo —dijo dulcemente, sonriéndome, y haciendo que mi corazón latiera más rápido.

—Claro, sí, lo siento, sólo.... No sé.... —mi voz se apagó, ruborizándome como un loca.

—Estás celosa —afirmó, al parecer satisfecho de ello. Asentí con la cabeza de mala gana, en realidad no quería admitirlo—. Bien, he estado esperando para que te pusieras celosa por los últimos doce años —dijo, sonriendo como un loco.

Me eché a reír.

—¿En serio? Pues aquí lo tienes entonces, finalmente ocurrió —di una patada a mis zapatos en las piedras; tratando de distraerme de la sensación de celos que todavía estaba corriendo por mis venas. Supongo que iba a tener que acostumbrarme a que las chicas estuvieran sobre él. Era Edward Cullen , por el amor de Dios, las chicas siempre lo seguían a todas partes, pidiendo su atención.

—Recuerdas la charla que tuvimos ayer, ¿esa acerca de la confianza? Bueno, eso funciona en ambos sentidos, sabes. Nunca te haré daño, pero necesitas creer eso también —puso su dedo debajo de mi barbilla e inclinó mi cabeza hacia arriba, haciéndome mirarlo.

Suspiré, sí bien, supongo que dije eso.

—Confío en ti, sólo es difícil de ver —le contesté, sonriendo, imitando sus palabras de ayer.

Se echó a reír.

—Sí, bueno, lo que se dice por ahí ahora es que tengo una novia por lo que debe poner fin a todo este coqueteo —dijo con confianza, cepillando el pelo de mi cara.

—¿Les dijiste a todos que tienes una novia? —pregunté, sorprendida. Bien, wow, tal vez era más serio de lo que pensé sobre hacer esto funcionar.

—Sí, por supuesto. Tengo una novia. Tengo la más sexy, más bella novia del mundo, que aún no me da las gracias que me prometió en un texto esta mañana —sonrió, con su sonrisa coqueta y sentí como un millón de mariposas revoloteaban en mi estómago.

Me reí y me incliné hacia delante hasta que mi boca estaba casi tocando la suya.

—Todas las cosas buenas vienen a aquellos que esperan —me burlé, guiñándole un ojo y alejándome.
Gimió y me atrapó con rapidez.

—No crees que doce años sea tiempo suficiente para esperar —preguntó, fingiendo sorpresa, haciéndome reír.

—Hmmm, no realmente. Creo que voy hacerte esperar un poco más —le lancé un beso al entrar por la puerta de mi clase de Historia. Lo oí quejarse, pero cuando miré hacia atrás estaba sonriendo, mirándome marcharme.
A propósito balanceaba mi trasero, tratando de lucir sexy; debió haber funcionado porque tres chicos de mi clase de historia silbaron e hicieron un comentario acerca de mi sexy trasero. Puse los ojos en blanco. ¡Chicos! No pude hablar con Edward mucho en el almuerzo, nos sentamos en la misma mesa, pero todo el mundo quería hablar con él.

—Así que, ¿realmente tienes una novia secreta? —preguntó Tim, uno de sus amigos, lo miraba como si no lo creyera en absoluto.

—Sí —confirmó Edward, pareciendo muy orgulloso de ello. Cada vez que me miraba, me ruborizaba como una loca, y estaba segura de que alguien lo iba notar.

—Ella debe ser una mujer caliente que ha domado a la bestia para sentar cabeza — sonrió Rick.

Edward se rió, sus ojos se posaron en mí por una fracción de segundo.

—Ella es la cosa viva más sexy, hombre —dijo con confianza.

—¿En serio? ¿Es buena follando? —preguntó Rick, recogiendo su emparedado.

—Hombre, en serio, no voy a contestar eso de mi chica —dijo Edward con una sonrisa.

—Apuesto a que podría sacarla del agua —coqueteó Rochelle, pasando la mano por su brazo.
Se echó a reír.

—Sabes qué, no tendrías ninguna posibilidad. Mi chica es increíblemente hermosa, tanto por dentro como por fuera — Edward  se encogió de hombros, tirando de su brazo a distancia, con una sonrisa. Todas las chicas en la mesa hicieron aww y ahh.

Sonreí y trate de comer mi almuerzo. Podía sentir los ojos de Angela en mí, para que la mirara, ella me sonreía de oreja a oreja. Puse los ojos en blanco, riendo entre dientes.

—No ha dormido con ella, ella no cree en el sexo antes del matrimonio —terció Emmet, sonriendo. Me tragué una risa. ¿Le había realmente creído Emmet cuando le dijo eso esta mañana? Todos jadearon y miraron a Edward, quien estaba sonriendo como loco.

—¡No me digas! ¿No te has acostado con ella? —preguntó Rick escéptico.

—No, no lo he hecho, pero eso en realidad no es de su incumbencia, chicos — Edward sacudió su cabeza, sonriendo—. Me tengo que ir. Tengo que hablar con el entrenador acerca de la práctica —se encogió de hombros, poniéndose de pie. La mitad de los chicos también se levantaron, después a seguirlo.

Tan pronto como se marcharon, todas las chicas empezaron a planear y conspirar. Querían saber quién era la chica secreta, y no se detendrían ante nada para descubrirlo, a continuación, cada una de ellas sacó veinte dólares y los puso en el centro de la mesa. Las miré, confundida.

—Entonces, la próxima chica que se acueste con él, se lleva la apuesta —dijo Jessica, con una sonrisa. Di un grito ahogado.

—¿En serio? Acaba de decir que tiene una novia y no está interesado, ¿y están apostando a quién va a dormir ahora? ¿Qué pasa si su novia es la próxima en dormir con él? —pregunté, sorprendida. ¡No podía creer que estas chicas estuvieran apostando por tener sexo con alguien! ¡Es una competición maldita sea!

—Bueno si ella pone su dinero, entonces va a ganar, pero obviamente ella no le está dando lo que él necesita. Se alejará con el tiempo. La próxima en engancharlo gana, pero te garantizo que no será su novia. Él no puede esperar. Sin sexo antes del matrimonio. ¡Sí, claro! Es de Edward Cullen de quien estamos hablando —rodó sus ojos riendo. Era obvio que ella tenía muy claro que ganaría.

Entonces tuve una idea, saque uno de veinte y lo puse en su montón.

—La próxima en engancharlo, ¿no? —pregunté, apenas siendo capaz de contener mi sonrisa.

—Sí ¡Claro! Como si tuvieras una oportunidad, emo —me soltó Jessica, desagradablemente.

—Entonces, ¿qué obtiene el ganador? —pregunté emocionada, ignorando su burla.

Contó el dinero que había en el montón.

—Bien, hay doscientos cuarenta dólares ahora mismo, pero una vez que la gente se entere… bueno, no lo sé… la última vez que hicimos esto fue por Chris. Tuvimos seiscientos veinte, pero Harry es más caliente, y por su aspecto de intocable, bueno, por ahora de todos modos —Jessica se rio, doblando el dinero y poniéndoselo en su bolsillo, apuntando los nombres en un trozo de papel. Me reí, wow, esto iba a ser dinero fácil. Angela se reía como una loca.

—¿Van a entrar también? —preguntó Jessica a angela y rosalie, cortésmente.

—No, yo no. No tengo ninguna oportunidad —Angela se encogió de hombros, aun riendo.

Rose le pasó a Jessica su dinero.

—Estoy dentro. Quien podría decir que no a la oportunidad de ganar todo ese dinero y de dormir con Edward Cullen —dijo Sarah, de manera soñadora. Cogí a mis dos amigas por el brazo y las arrastré fuera de la sala del almuerzo hacia nuestra siguiente clase.

Tuve que pasar el rato por los alrededores después de la escuela, esperando a que Matt y Edward acabaran su entrenamiento de hockey. Me colé en la pista y me escondí en la parte de atrás así no sería vista. No teníamos permitido estar aquí durante los entrenamientos por que el entrenador decía que las chicas distraían a los jugadores. Amaba ver sus partidos de hockey; había algo en la forma que ellos se deslizaban por el hielo tan rápido y con gracia. Estaban haciendo carreras cortas en este momento, patinando de una línea a otra tan rápido como podían, luego tenían que regatear un disco alrededor de los conos, y al final estaban tomando turnos para disparar a la portería, con mi hermano haciéndolo lo mejor que podía para mantener los discos fuera. Era un gran portero, pero sólo jugaba por diversión. A Edward por otra parte, le habían ofrecido una beca de atletas completa para una de las mejores universidades del país. Él esperaba convertirse en profesional —en lo que aparentemente tenía muchas posibilidades de hacer, porque tenía a los reclutadores encima.

Me encontré viéndome patinar a Edward. Lo había observado hacer esto cientos, sino millones de veces, había algo simplemente hermoso sobre él. Me quitaba la respiración. Estaba mirando la manera en la que sus pies se movían, la manera en la que su desastrado pelo marrón se revolvía cuando patinaba, la manera en la que
el hielo se esparcía cuando paraba. Y por supuesto, me di cuenta de cuan increíblemente caliente estaba con ese uniforme.

Me escabullí fuera cuando la práctica terminó y esperé en el coche de Edward y Emmet que se ducharan. Rosalie se acercó cuando estaba allí.

Capítulo 21: ¡¿qué mierda es esto?! Capítulo 23: Capitulo 23

 
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