El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71913
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

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Capítulo 21: ¡¿qué mierda es esto?!

Emmet fue a buscar bebidas entre los juegos así que tomé la oportunidad para hablar con harry; ni siquiera había mirado en mi dirección desde todo el incidente de Mark.

—Hola —dije, moviéndome para sentarme junto a él.

—Hola —murmuró, mirando a las personas a nuestro lado jugar.

—¿No me vas a hablar? —pregunté, asustada de que dijera no.

Suspiró.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó tristemente, sacudiendo la cabeza, aún sin mirarme.

Tomé su mano y lo arrastré hasta los baños. Cuando entramos al baño de mujeres cerré la puerta detrás de nosotros y la trabé con llave.

—Lo siento. No me di cuenta que eso te molestaría. No quise decir nada con eso. Estaba coqueteando conmigo, sólo estaba bromeando, eso es todo —expliqué, tratando de que me mirara, pero sólo cerró los ojos por un segundo antes de mirarme otra vez.

—Ángel, eso fue difícil de ver. —Me empujó a su pecho, mirándome a los ojos; podía ver que lo había herido mucho.

—Lo siento, Edward. Honestamente, no quise decir nada con eso, sólo me estaba divirtiendo. La gente no sabe que estamos juntos así que difícilmente podía decir: “Mark, deja de coquetear conmigo, mi novio está sentado justo allí” ¿o si? — pregunté, poniendo los brazos alrededor de su cuello.
Suspiró.

—Supongo que no. —Todavía se veía molesto, y me sentía terrible por haberlo lastimado.

—Aunque necesitas confiar en mí, nunca haría nada para lastimarte a propósito. Lo siento. —Tiré su cara hacia la mía y lo besé tiernamente.

Respondió de inmediato, besándome de vuelta y tirándome más cerca de él. Deslizó una mano y sujetó mi trasero, ni siquiera me afectó en lo absoluto, bueno, lo hizo pero no en una mala manera, me gustó, quería más. Tomé su otra mano y la puse encima de mi cuerpo, haciéndola apretar mi pecho. Se apartó, mirándome un poco sorprendido; le sonreí y lo volví a empujar hacia mí. Me besó con avidez, masajeando mis pechos. Su boca viajó por mi cuello, haciéndome temblar con deseo. Deslicé mi mano debajo de su camiseta, dibujando los músculos en su pecho, haciéndolo gemir. Lentamente movió su mano a la parte inferior de mi camiseta y la deslizó por debajo, pasando los dedos a través de mi piel, moviéndola lentamente hasta que llegó a mis pechos donde los masajeó a través de mi sujetador haciéndome gemir entrecortadamente.

Después de unos minutos se apartó, sonriéndome, sus ojos bailando con entusiasmo. Puso su frente contra la mía, ambos estábamos respirando con dificultad.

—Lo siento. No quise ser posesivo —dijo, besando la punta de mi nariz.

—No tienes nada por lo que disculparte, tonto. Ninguno de los dos ha hecho esto antes, así que tenemos que encontrar la manera de que funcione para ambos. —Lo besé tiernamente otra vez, saboreando la sensación de sus labios suaves contra los míos.

Suspiró.

—Creo que tenemos que salir ahora, antes de que la gente se dé cuenta que faltamos.

—Otro minuto no hará daño —susurré, sonriendo coqueta. Se rió y se inclinó para besarme de nuevo.


***

Esa noche estábamos todos apretados en mi sala de estar. Jasper había traído Avatar y ninguno la había visto antes, así que los siete estábamos sentados, comiendo McDonalds. Íbamos a poner la película después. Yo estaba apoyada contra las piernas de Edward ; Emmet no pareció pestañear, lo que ambos tomamos como una
buena señal.

Mark se movió del sofá.

—Aquí, Rosalie, siéntate aquí, me sentaré en el suelo —sugirió, mientras se dejaba caer a mi lado con una sonrisa coqueta. Me moví incómoda para tener un poco más de espacio. Sentí a Edward tensarse, así que puse mi mano sobre su pie, frotando mi pulgar sobre la parte superior tranquilizandolo—. Así que, Bella, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre? —preguntó.

—Un montón de cosas. Me gusta bailar e ir al cine. Ya sabes, cosas normales de secundaria —contesté, añadiendo énfasis a la palabra secundaria.
Se rió.

—Wow, realmente eres una luchadora, ¿verdad? —dijo, sacudiendo la cabeza.

—No tienes idea —murmuré, dándome vuelta fingiendo ver la televisión.

—¿No quieres hablar conmigo? —preguntó, fingiendo estar herido.

Dejé escapar un suspiro exagerado.

—Sólo estoy tratando de ver esto.

Miró a la televisión y rió.

—¿Este anuncio de sofás nuevos?

Miré a la televisión que estaba pretendiendo ver, y era de hecho, un anuncio. ¡Maldita sea!

—Si, soy una chica sofá, nunca puedes tener suficientes sofás —bromeé.

—Eres graciosa —se rió, acercándose a mí.

 

—Gracias, y tú eres muy mayor para mí —declaré, sonriendo con dulzura.

—Sólo tengo diecinueve —me miró desafiante.

Asentí.

—Sí, pero dieciocho es mi límite, así que estás fuera de combate, amigo —dije. Oí a Edwardd reír detrás de mí.

—Podría hacerte cambiar de opinión —declaró Mark con confianza.

Reí sin humor.

—¿Sabes qué? Te apuesto veinte dólares que no tienes nada que me interese — contesté con la misma confianza.

Se rió sombríamente.

—Tomaré esa apuesta, pero tienes que esperar hasta que tu hermano no esté mirando. —Miró a Emmet un poco nervioso.

Suspiré.

—¿Qué es exactamente lo que crees que me interese? ¿Tienes un gatito en el bolsillo? ¿O tal vez algo de dulce? ¿O las respuestas al examen que tengo mañana en cálculo? —bromeé, haciéndolo reír de nuevo.

—No. Voy a besarte, y lo vas a amar. —Se encogió de hombros, sonriéndome de nuevo.

Las piernas de Edward se sacudieron detrás de mí mientras que se movía para levantarse. Me empujé contra sus piernas y comencé a frotar su pie otra vez.

—¿En serio? Si tú me besas voy a patearte en las bolas. —Sonreí a Mark, inocentemente.

—¿Crees que eso me va a alejar de un bombón como tú? —preguntó, mirándome poco a poco, haciendo que mi piel de gallina un poco.

—Es sólo una advertencia amistosa. —Me encogí de hombros, volviéndome a la televisión que, afortunadamente, ahora había una película y no un anuncio sobre sofás.

—Estoy bastante seguro que mi dinero está a salvo. No he tenido quejas antes — susurró en mi oído, haciéndome que me diera frío de lo cerca que estaba.

—Mmm, bueno, hay una primera vez para todo —dije entre dientes, todavía frotando el pie de Edward.

Cuando la película terminó Edward fue a su casa, a decirles a sus padres que se iba a quedar aquí y a agarrar un cambio de ropa. En realidad tenía ropa de repuesto en mi habitación, pero no podíamos decirle exactamente eso a nadie. Emmet y Angela estaban haciendo más palomitas de maíz. Ahora íbamos a ver Terminator Salvation, porque la mayoría no la había visto. Fui al baño. Cuando salí alguien me agarró y me empujó contra la pared. Al principio pensé que era Edward, pero luego me di cuenta que este chico no era lo suficientemente alto. Mi corazón comenzó a correr, el miedo formándose en mi estómago. Mark se rió y estrelló sus labios contra los míos, bruscamente, sujetando los lados de mi cara para que no pudiera moverme a ningún lado. Traté de apartarlo, pero no se movía. Me mordisqueo el labio, pidiendo entrar, así que apreté mi boca, cerrada, y subí mi rodilla tan fuerte como pude contra su ingle. Me soltó inmediatamente, inclinándose y gimiendo.
—Te lo dije. Esos son veinte dólares que me debes —dije con dulzura mientras pasaba junto a él y me dirigía a la sala con una sonrisa triunfante pegada a la cara.

Edward estaba sentado de nuevo en el sofá así que rápidamente tomé el lugar junto a él antes que alguien más lo hiciera.

—¿Estás bien? —preguntó, mirándome y sonriendo.

—Sip —contesté, haciendo estallar la “p”.

Sonrió.

—¿Qué es tan gracioso? —Me reí.

—Mark —contesté, sonriendo. Justo en ese momento, Mark entró a la sala, cojeando ligeramente con su mano sobre su ingle, luciendo como si estuviera ligeramente adolorido. Tiró un billete de veinte dólares en mi regazo y se sentó en el otro lado de la habitación.

Edward estalló en carcajadas.

—Esa es mi chica —susurró, haciéndome sonreír.

***

Después de que todos se habían ido era casi medianoche. Angela y yo fuimos a la cama, dejando a Emmet y Edward en la sala. Le guiñé un ojo a Edward, mientras me iba a la cama y decidí ponerme el más pequeño de mis pijamas esta noche así podía sentir su piel contra la mía. Me puse mis rosados shorts cortos que tenían encaje púrpura contra la costura. Los combiné con una camiseta apretada del mismo rosado con un poco de encaje púrpura sobre los pechos. Me miré en el espejo y de repente me puse nerviosa. Tal vez me debería cambiar, ¿estaba dando la impresión equivocada? Me mordí el labio. No, está bien, me ha visto con esto antes así que lo usaré.

Volví a mi habitación y Angela me silbó.

—Wow, Bellita, deberías hacer un pequeño viaje a la cocina para tomar un poco de agua o algo. Dale a Edward algo con lo que soñar —sugirió, mirándome de arriba a abajo.

En realidad esa no era mala idea, de otra forma no lo vería hasta la mañana.

—¿Eso crees? —pregunté nerviosamente. Asintió con entusiasmo así que decidí hacerlo antes de arrepentirme—. Está bien —dije riendo mientras abría la puerta.

—¡Adelante! Dale una emoción —hizo señas con entusiasmo cuando dudé en la puerta.

Tomé una respiración profunda y caminé por el corredor con confianza. Por la forma en la que está construida nuestra casa tienes que pasar por la sala para ir a la cocina. Me pavoneé en la sala con mi pequeño pijama.

—¿Alguien quiere algo para tomar? —pregunté inocentemente, caminando junto a Emmet y Edward, que estaban sentados viendo el canal de deportes.

—No, gracias —contestó Emmet, sin siquiera mirarme.

Los ojos de Edward se pegaron en mí, su mirada literalmente siguió cada uno de mis movimientos, con la boca ligeramente abierta y los ojos amplios. Me mordí el labio para no reírme. Oh sí, ¡totalmente valió la pena! Tomé dos vasos con agua y volví a pasar por la sala, con Edward quitándome la poca ropa que tenía con los ojos. Emmet lo vio mirando y lo golpeó en la nuca.

—Amigo, ¡deja de pervertir a mi hermana pequeña! De todos modos, tienes novia —gruñó, claramente molesto.

Edward se frotó la nuca.

—Claro, sí, novia —murmuró sonriendo.

Volví a mi habitación, riéndome con fuerza.

—Eso fue tan gracioso —le dije a Angela, que estaba sentada en la cama esperándome.

Ella también se comenzó a reír.

—¿Le gustó? —preguntó, moviendo las cejas.

—Sip —confirmé, haciendo estallar la “p”. Me subí a la cama con una sonrisa en el rostro.

Un poco más tarde escuché a Emmet irse a la cama así que sabía que Edward estaba en la suya.

—Angela, voy a ir a ver a Edward un rato —dije, una vez que supe que Emmet estaría dormido.

—Oh, ¿enserio? ¿Vas a darle otra vista de ese sexy pijama? —bromeó sonriendo.
Me reí.

—Algo por el estilo. No me esperes despierta, puedo tardar un poco —le guiñé un ojo mientras me paraba de la cama, tomando un celular para poder usar la alarma.

—Diviértete, y no hagas nada que yo no haría —bromeó. En realidad no había mucho que Angela no haría, había tenido unos pocos novios y definitivamente no era virgen. Me reí y dejé la habitación, yendo por el corredor hasta la sala de estar, donde Edward ya estaba acostado en el sofá bajo el edredón de repuesto. Puse la alarma a las seis; la hora “sacar a Edward por la ventana” usual, y lo puse en el suelo.

—Hola, Ángel —susurró sonriéndome y quitando el edredón para que pudiera acostarme a su lado. Me subí con entusiasmo y fundí mi cuerpo contra el suyo. Suspiró con satisfacción y me envolvió con sus brazos con fuerza—. Por cierto, eso no fue justo —me regañó, mientras me besaba la frente. Sonreí burlonamente.

—¿En serio? ¿No te gustó mi pijama? —pregunté inocentemente.

—Amé el pijama, pero no cómo paseaste tu sexy trasero en frente mío con tu hermano sentado allí —se quejó.

—¿Piensas que tengo un trasero sexy? —lo provoqué.

—Mmm, no lo puedo recordar, déjame ver de nuevo —dijo con voz ronca. Me reí y giré sobre mi estómago, poniendo las manos bajo mi cabeza.

—Mmm, no lo puedo recordar, déjame ver de nuevo —dijo con voz ronca. Me reí y giré sobre mi estómago, poniendo las manos bajo mi cabeza.

Volvió a gruñir y lentamente pasó su mano por mi espalda, a través de mi trasero y por uno de mis muslos antes de volver a subir por el otro. Su mano se detuvo en mi trasero, trazando la línea del encaje, haciéndome temblar. Vaya, ¿qué me estaba sucediendo? En realidad quería que me tocara. Si hiciera un movimiento para tocarme, no lo iba a detener esta vez. Inclinó su cabeza y besó mi hombro antes de descender y desparramar besos a través de mi espalda y caderas. Besó la parte inferior de los shorts y pasó su lengua a través del final de mi trasero, justo donde se encuentra con la pierna. Di un grito ahogado y él se tensó.

Se apartó rápidamente.

—Lo siento, lo siento. Me dejé llevar —dijo en tono de disculpa.
Me sonrojé como loca.

—Me gusto, Edward —dije con voz ronca, y temblando un poco por el deseo que estaba corriendo por mis venas.

—¿En serio? —preguntó, sonando sorprendido.

—Oh, diablos, sí —admití con voz entrecortada, sonrojándome otra vez. Wow, ¿acababa de decir eso? ¡Es tan vergonzoso!

Gimió ligeramente y bajó la cabeza, pasando su lengua por el borde del encaje de nuevo. Esta vez no pude evitar el pequeño gemido que se escapó de mis labios. El sonido pareció alentarlo porque lo hizo de nuevo, y deslizó su mano por mi muslo masajeando mi trasero y espalda. Me besó en la espalda, levantando la tela de mi camiseta para poder besar mi piel. Me di vuelta para que estuviéramos cara a cara y lo besé, tirando de él hacia mí para que todo su cuerpo estuviera presionando el mío. Podía sentir su piel contra la mía y me alegré por haberme decidido por la escasa ropa de dormir. Se estaba excitando escaleras abajo otra vez, podía sentirlo presionando contra mi muslo, pero no estaba asustada esta vez, me alentó.

Levantó las manos y tomó mis pechos; dejé salir un suspiro cuando sentí su mano caliente a través de la tela de mi camiseta porque no estaba usando sujetador. Él sólo estaba usando shorts así que froté mis manos por su pecho y estómago,
simplemente asombrada de cuán perfecto y tonificado era. Me besó en el cuello y a través de mis pechos sobre la camiseta. Mis manos se enredaron en su cabello castaño y sedoso mientras besaba su camino hasta mi estómago, apoderándose de mi camiseta con los dientes mientras subía y tirándola hacia arriba, lentamente, exponiendo mi estómago. Gemí y bajó su boca a mi piel desnuda, lamiendo suavemente y soplando sobre ella, haciendo que mi cuerpo casi vibrara con la emoción. Deslizó la mano bajo mi camiseta y lentamente la arrastraba hacia mis pechos, pasando sus dedos sobre ellos mientras continuaba besando mi estómago. Pero estaba besando más alto ahora y mi respiración estaba empezando a acelerarse en la anticipación de él besando mis pechos.

Oh, Dios, sí. ¡Esto es demasiado rápido!

—Lo siento... Edward... para —murmuré.

Retiró su cabeza inmediatamente, y sonrió, con su hermosa sonrisa.

—No tienes que disculparte, Ángel —inclinó su cabeza y me besó de nuevo, gentilmente. Le sonreí agradecida mientras que giraba para salir de encima de mí, poniéndome cerca de su pecho, pasando sus dedos a través de mi cabello y me miraba con amor—. Eres tan hermosa —murmuró, besando mi nariz gentilmente mientras bajaba mi camiseta por mí. Reí y sacudí mi cabeza. ¡Realmente estaba lleno de líneas cursis! Tal vez eso le funcionaba para conseguir que las chicas se acuesten con él. Sonrió, luciendo un poco herido—. No me crees —afirmó.

—¿A cuántas chicas le has dicho eso, Edward? —susurré, no muy segura de que mi voz sonara bien si hablaba normalmente.

Suspiró luciendo un poco derrotado.

—No puedo cambiar mi pasado, Ángel, créeme que lo haría si pudiera. Nunca he sentido nada por nadie más, lo juro. Nunca le he dicho a nadie que era hermosa, sólo a ti. Nada más se compara a ti —dijo, mirándome intensamente, deseando que entendiera. Mi respiración se atoró en la garganta ante sus dulces palabras. Me apreté más cerca de él y enterré la cara en su pecho, respirando en él. Suspiró con alegría y envolvió sus brazos con fuerza a mí alrededor, besando mi frente—. Buenas noches, Ángel —susurró.

—Buenas noches, Edward —murmuré contra su piel.

Tenía la sensación de que el plan de no darle mi corazón, había desaparecido completamente. Todo lo que podía hacer ahora era rogar para que no lo rompiera. Me acurruqué más cerca de él, descansando mi cabeza en su pecho y quedándome dormida en minutos. Justo cuando comenzaba a perderme creí que lo escuche susurrar algo que sonaba como “te amo”, pero Edward no diría eso, así debió haber sido algo más.

***

—¡¿qué mierda es esto?! —escuché a Emmet bramar cerca. Abrí mis ojos y lo miré. Su cara estaba de un rojo brillante y lucía criminalmente molesto.

—¡Emmet no tan alto vas hacer sangrar mis oídos! ¿Qué pasa? —pregunté, sentándome. Pero tan pronto como me moví, me di cuenta que estaba mal. Aún estaba en el sofá con Edward.

Capítulo 20: capitulo 20 Capítulo 22: La apuesta

 
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