El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación +18

Autor: elizabet_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 12/08/2013
Fecha Actualización: 29/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 21
Comentarios: 99
Visitas: 71915
Capítulos: 38

Bella Swan y su hermano mayor, Emmet tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Edward, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Su relación siempre ah sido incierta, pero ¿Qué sucede cuando Bella empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionara cuando se dé cuenta que el par se está acercando más?

 

Hola, este es mi primer fic NO es mio solo es una adaptacion de un libro, espero lo disfruten como yo pues ami me encanta jeje ok 

REPITO:la historia NO es mia solo una adaptacion

Los personajes son propiedad de S.M

 

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Capítulo 14: Estúpido Cullen

 

Puse mis ojos en blanco, tratando de no pensar en los estúpidos juegos que él propondría.

—No estoy jugando contigo; será algo como un juego de quitarse la ropa, o algo que implicará que me veas desnuda —dije, frunciendo el ceño y haciendo una mueca con los labios.

Él se rió y tomó mi labio inferior entre su pulgar y dedo índice.

—Sin pucheros, Ángel. Si el viento cambia te quedarás atascado así —bromeó, corriendo su pulgar por mi labio.

El movimiento me hizo agua por alguna razón. Saqué mi lengua y lamí su pulgar en broma, esperando que él se alejara y me dijera que era asqueroso. Pero no lo hizo. En cambio, un pequeño gemido surgió de su garganta. El sonido hizo que algo muy profundo dentro de mí cosquilleara y palpitara.

Movió su cabeza cerca de la mía y luego se detuvo, sus labios estaban a pocos milímetros de los míos. No podía respirar, mi corazón estaba acelerado, pero no era el usual miedo que tenía, era porque quería que me besara. Él pareciera estar esperando que le diera una señal para decir que estaba bien.

Tragué saliva y cerré la distancia, presionando mis labios a los suyos ligeramente. Se sentía como si él me diera un shock, mi cuerpo empezó a temblar y vibrar con la necesidad de él tocándome. Un millón de mariposas parecían alzar el vuelo en mi estómago, pero sabía que no era causado por el alcohol.

Respondió de inmediato, acercándome a él y recorriendo mi espalda con sus manos. Levanté mis brazos y los puse alrededor de su cuello, enredando mis dedos en su cabello castaño y sedoso. Sus labios eran suaves y encajaban perfectamente en los míos. Él chupó suavemente mi labio inferior y abrí mi boca, sin realmente saber que esperar de mi primer beso adecuado.

Deslizó su lengua en mi boca y masajeó la mía con ternura. El sabor de él era increíble mientras exploraba mi boca entera. Todo mi cuerpo estaba quemando, queriendo más…con nuevas sensaciones

De repente, se apartó, haciéndome gemir y me pregunté en que me había equivocado. Él levantó la cabeza a mi puerta, apretando su mano sobre mi boca para mantenerme callada.

—Grita que estás bien —susurró. Lo miré, confundida.

—¡Bella! ¡Abre la puerta! —gritó Emmet, golpeando la puerta con fuerza.

Edward asintió con la cabeza y me retiró su mano de mi boca. Me aclaré rápidamente la garganta.

—Emmet, estoy bien. Estoy cansada, así que vete —grité, tratando de hacer mi voz sonar enojada.

—Bella, ¿Has visto a Edard? —preguntó Emmet, a través de la puerta. Miré a Edward, horrorizada. ¿Qué diablos se supone que tengo que responder a eso? Sí, en realidad está en la cama conmigo, medio desnudo, y acabo de tener mi lengua en su garganta. Ahora te puedes ir, que estás interrumpiendo. Sí, no creo que eso le agradaría mucho a mi hermano.

—Me fui a casa —susurró Edward, asintiendo con la cabeza alentadoramente.

—Dijo que se iba a casa, Emmet. Ahora vete —grité, mordiéndome los labios y esperando que él se lo hubiera creído. Edward inclinó su cabeza hacia abajo y sentí sus suaves labios de nuevo en los míos de nuevo, alejándose con un suspiro cuando Emmet vuelve a gritar.

—enana, ¿estás bien? Suenas un poco extraña.-

Me reí.

—Sí. Me enfermé así que vine a la cama, pero ahora estoy bien. Te veré en la mañana. Oh, y por cierto, no voy a limpiar, así que necesitas hacerlo todo — bromeé, sonriendo ante la idea de que él limpiara toda la casa solo.

—Lo que sea,enana, ambos sabemos que me ayudarás de todos modos —dijo Emmet, riendo.

Miré hacia Edward, que sonreía con su hermosa sonrisa y presionó sus labios contra los míos de nuevo, haciendo que el cosquilleo volviera al instante.

Su mano se deslizó lentamente por mi lado mientras su lengua regresaba a mi boca, su sabor en mis papilas gustativas. Él llegó a la parte inferior de la camisa que usaba y deslizó su mano por debajo, recorriendo mi muslo con su mano y tocando mi cadera. Sus dedos trazaron lo largo del material de la tanga, de modo que su mano estaba en mi trasero.

Mi piel parecía arder dónde me tocaba.

Fue en ese momento que regresé en mí misma. Esto era demasiado rápido. Moví mi cabeza hacia atrás y saqué su mano para que dejara de moverse por mi top.

—Oh, lo siento. Demasiado rápido, ¿cierto? —preguntó, un poco culpable. Asentí con la cabeza, tratando de recuperar el aliento y calmar a mi cuerpo—. Está bien, Ángel. Vamos a dormir, entonces —sugirió, con una gran sonrisa.

Se alejó un poco de mí y se recostó, halándome a su lado.

Puse mi cabeza en su pecho y colgué mi pierna sobre él y mis brazos en su cintura. Él se agachó y tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos.

Sus labios rozaron la parte superior de mi cabeza y cerré los ojos, sintiéndome más feliz de lo que había estado por mucho tiempo.

Justo antes de dormir tuve una horrible sensación de que esto era un error que terminaría pagando por la mañana. Quiero decir, estaba con el mejor amigo de mi hermano, que era un total mujeriego, y que sólo se preocupaba por él mismo.

***

Me desperté por la mañana con un dolor de cabeza punzante. Mi teléfono móvil estaba sonando en algún lugar cercano. Extendí mi mano para conseguirlo, pero no lo podía alcanzar. Me estiré un poco más y logré golpearlo sobre la cama para que lo pudiera responder.

—¿Hola? —bostecé.

—¡Bella! ¿Dónde diablos estás? Se supone que debemos estar practicando —una voz de hombre gritó enojada. Hice una mueca lejos del sonido y traté de levantarme, pero Edward  estaba lo suficientemente cerca encima de mí. Me estaba fijando en mi estómago, el brazo y la pierna echada sobre mí, él estaba usando mi espalda como una almohada. En realidad, era sorprendentemente cómodo.

—¿Liam? —dije con voz ronca, mirando mi reloj de alarma, pero los números eran borrosos, no los pude distinguir. Cerré los ojos luego los abrí para ver que eran las 8:42 am. ¡Mier'da!

—Sí, ¿quién demonios crees que iba a ser? Se supone que estarías aquí a las ocho treinta, _____. ¿Vas a venir o qué? —sonaba claramente enojado

—Oh, sí, estoy en camino.

Edward  gruñó.

—Dile que es sábado Ángel y estoy cansado —se quejó en mi espalda haciéndome dar risitas.

—Escucha,Bella, patea a ese pedazo de mi’erda fuera de tú cama y ¡vente para acá! Tenemos una nueva rutina y necesitas aprenderla —dijo Liam, sonando divertido ahora, él obviamente había escuchado a Edward.

Liam era la única persona que sabía que Edward se estaba quedando conmigo, él no sabía la historia completa así como porque, pero sabía que lo hacía. Edward me llevaba a mis prácticas de baile todos los sábados, con resaca o no. Sus dos condiciones eran que yo comprara su almuerzo, y no le dijera mi hermano. Las cuales estaban muy bien conmigo. Emmet sabía que yo bailaba, pero nunca me había visto hacerlo, tenía la sensación de que no le gustaría mucho si lo hacía. Edward y Liam se llevaban muy bien, lo que en realidad me sorprendió al principio, porque yo no hubiera pensado que un machista jugador de hockey sobre hielo podría ser amigo de un hombre abiertamente gay que le gusta llevar algo rosa cada día. Muestra de lo mucho que sé.

—Voy a estar allí en un momento y voy a comprar donas para disculparme, ¿de acuerdo? —le ofrecí dulcemente. No quería que se molestara conmigo toda la mañana, ya que me haría trabajar dos veces más duro.

Suspiró. —Bien, apúrate.-

Me revolví un poco y empuje mi teléfono de vuelta.

—Edward, Liam dijo que tengo que patear tu cu'lo caliente fuera de mi cama y llegar rápido. —Me reí entre dientes. Él gimió y enterró su cara en mi espalda.

—Maldición, los sábados son un dolor en el cu'lo —murmuró, rodando sobre su espalda. Volví la cabeza para mirarlo, él me estaba dando su sonrisa marca registrada.

—Tu camiseta está levantada un poco allí. ¿Quieres que baje eso por ti? — preguntó, mirando a mi trasero.

Rápidamente tiré mis manos hasta sentir que su camiseta que llevaba puesta, ya se había levantado alrededor de mi cintura, lo que significaba que él tenía una visión clara de mi cu'lo en mi tanga. No sabía muy bien donde estábamos después de anoche, pero creo que tenía derecho a tomarle el pelo un poco. No es como que nunca me había visto en mi ropa interior antes, vio lo suficiente de mí ayer por la noche mientras estaba enferma ¡sólo con mi ropa interior!

—No, gracias. Ya lo tengo. —Salí de la cama y me quité su camiseta, arrojándosela a la cara, así que estaba allí de pie en mi sostén y bragas—. Gracias por el préstamo —le dije con una sonrisa, caminando seductoramente a mi armario, tratando de encontrar algunos pantalones de chándal o algo que podría llevar a bailar, lo oí jadear, a continuación, gemir, en silencio me mordí los labios para no dejar escapar la risa. Los resortes de la cama crujían, de repente, su cálido aliento estaba soplando en mi nuca, por lo que todo mi cuerpo estalló en piel de gallina.

—Por lo tanto, ¿se me permite tocarte hoy? —preguntó en voz baja.

Vaya, ¿está realmente pidiéndome permiso? Me volví hacia él, estaba de pie justo detrás de mí en tan sólo sus calzoncillos, pareciendo un dios griego.

—Um... No sé... ¿Quieres hacerlo? —le pregunté, un poco insegura de mí misma.

Él había estado con muchas chicas antes, todos ellas probablemente más bonitas que yo, y ese fue mi primer beso de verdad la noche anterior por amor de Dios, apuesto a que ¡apestaba majestuosamente en eso! Asintió con la cabeza con impaciencia, y sus ojos estaban clavados en los míos. Ni siquiera estaba mirando a mi cuerpo a pesar de que estaba casi desnuda, lo cual hizo que mi estómago diera un tirón por alguna razón.

Me puse rígida mientras levantaba sus manos, poco a poco, dándome la oportunidad de detenerlo, él las puso en mis caderas. Su toque envió un sofoco a mi piel y mariposas a mi estómago. Me empujó hacia delante en su pecho, arrastraba sus dedos lentamente alrededor de mi espalda, por un lado agarraba la parte de atrás de mi cuello suavemente y la otra mano haciéndome cosquillas en su camino hacia abajo. Me pasó la mano por el trasero con suavidad, sólo una vez, antes de volverla a subir gradualmente y ponerla en la parte baja de mi espalda. Sus ojos no abandonaron los míos todo el tiempo. Excitación nerviosa estaba corriendo por mi cuerpo y me quedé allí, congelada, sin saber realmente lo que debía hacer.

Todo esto era tan totalmente nuevo para mí y estaba asustada casi hasta la muerte, pero en el buen sentido de alguna manera. Inclinó la cabeza lentamente y sentí que mis ojos se agrandaban, a la espera de que sus suaves labios hicieran contacto con los míos. Justo cuando estaban a punto de conectar, mi celular volvió a sonar, haciéndonos saltar. Miramos el teléfono, mi corazón estaba regresando lentamente a un ritmo normal cuando empecé a volver a la realidad. Edward estaba mirando el teléfono, y tuve la impresión de que estaba tratando de disparar rayos láser de los ojos para que dejara de sonar. Me reí de su expresión exasperada y me aparté de él para responder. El identificador de llamadas, dijo Liam, una vez más. Suspiré y lo abrí.

—¡He dicho que estoy en camino! —puse los ojos en blanco a pesar de que sabía que no podía verme.

—Sólo para asegurarme que tú y tú amigo cu'lo caliente no se vuelvan a dormir — dijo con una sonrisa mientras colgaba.

Cerré el teléfono y volví a mirar a Edward, él seguía observándome, pero se estaba vistiendo al mismo tiempo. Le sonreí y devolvió la sonrisa, que era agradable. Por lo general, se transformaba en Edward el imbécil del día, burlándose de mí casi tan pronto como me despertaba, pero hoy en día parecía diferente. No pude evitar preguntarme cuánto tiempo duraría. Fui a mi armario y cogí un par de leggins negros y un top blanco ajustado que apenas cubría mi cu'lo, agarré ropa interior fresca y fui al baño a cambiarme. Mientras caminaba junto a él, me agarró la mano, haciendo que me detuviera.

—Sabes que tienes el más sexy cul'o en el mundo, ¿verdad? —susurró, justo antes de que presionara sus labios con los míos ligeramente, enviando lo que se sentía como relámpagos en todo mi cuerpo.

Cuando me soltó, lo miré un poco sorprendida.

—Sí, apuesto a que se lo dices a todas las chicas —murmuré, sacudiendo la cabeza y caminando dentro del baño cerrando la puerta y tomando una respiración profunda.

¿Qué hay de malo en mí? ¿Por qué él estaba haciendo que me sienta así? ¡Es Edward Cullen por amor de Dios! Él te va a aplastar y vas a terminar como esa maldita perra Jessica, rogando por su atención una vez que él ha terminado y consiguió lo que quería.

Pero él no me haría eso a mí. Había pasado toda la noche conmigo por los últimos ocho años. Lo necesitaba para poder dormir, él mantuvo las pesadillas alejadas de mí. Él no me haría daño, ¿verdad? Confío en él para mantenerme a salvo, pero ¿podría confiar en él con todo mi corazón? Sabía que la respuesta a eso era que no, no podía, pero por alguna razón quería. Cuando salí del cuarto de baño se había ido, pero esto no fue una sorpresa.
****
Sali del baño y me acerqué a mi ventana para bloquearla como de costumbre y vi una pequeña margarita blanca en la repisa de la ventana. Miré por la ventana y sonreí, estas flores crecían a las afueras de mi ventana, tiene que haber elegido una para mí cuando salió, y la dejó allí sabiendo que la vería cuando cerrara la ventana. Mi corazón dio un vuelco y sonreí, un poco confundida. No era costumbre de Edward hacer esas cosas.

Suspiré mientras metí la pequeña flor en mi cola de caballo y luego me dirigí a la cocina, tomando dos cajas de jugo. Garabateé una nota para Emmet diciéndole que había ido a bailar, y que le ayudaría a limpiar más tarde si dejaba que Angela y Rosalie vinieran a ver una película esta noche. Sabía que iba a ir a por ello, este era mi soborno de costumbre por ayudar a limpiar después de sus fiestas, que venía a la nuestra casa en la tarde y él pagaría por la pizza y una película. Todo lo que él tenía que hacer era aguantar a dos chicas coquetas golpeando sobre él y Edward toda la noche, ya que por lo general él se acercaba demasiado, si no tenía una cita.

Salté fuera de la puerta de entrada al coche de Edward que estaba esperando fuera de mi casa.

—Oye, ten esto —dije, dándole la bebida.

—Gracias. Ten esto. —Sonrió, y me entregó una rebanada de pan tostado.

Me eché a reír.

—Ese es un cambio bastante bueno —le dije, sonriéndole y comiendo—. Oh, tengo que ir a Benny´s y conseguir rosquillas, si eso está bien. —Lo miré esperanzada mientras conducía por la calle. Él asintió con la cabeza y aún estaba radiante.

—¿Por qué tan feliz hoy? —pregunté con curiosidad por saber por qué sonreía tanto. No podía haber dormido mucho y sabía que él estaba todavía cansado, me di cuenta por sus ojos.

—Tuve una buena noche ayer eso es todo. Finalmente anoté con una chica muy caliente que he estado deseando por un tiempo. —Me guiñó un ojo, su sonrisa auténtica cambiada en su sonrisa bitch


Mis entrañas se sentían como si alguien hubiera empujado una motosierra en mi estómago. Había conectado con alguien, y luego ¿vino a mí en la cama? ¡Qué idiota estú’pido! Lo besé, un beso adecuado también, y él ¡había utilizado una chica para tener relaciones sexuales antes de eso! Uf,estúpido cullen, sabía que no debería haber esperado algo diferente. Me di la vuelta para que no pudiera ver que estaba herida, y miré por la ventana, negándome a llorar. El llanto es para los débiles. Casi nunca dejaba que nadie me viera llorar, pero algunas personas traspasaban las defensas que había construido, así que no podía evitarlo. Él se detuvo delante de Benny´s y salté, con ganas de estar lejos de él. Pedí veinte donuts en toda la variedad de chocolate, porque eran mis favoritas. Cuando llegué de vuelta en el coche, Edward sonreía.

—¿Tienes lo suficiente allí? —bromeó, mirando a las dos grandes cajas que tenía en mis brazos.

—Me gusta esta canción —mentí, no tenía idea de lo que era, pero no quería hablar con él. Me lanzó una mirada extraña.

—Odias la música de reventón —dijo, frunciendo el ceño y bajándole el volumen.

En realidad, estaba en lo cierto, odiaba eso, pero me gustaba más en este momento que hablar con él, estupido mentiroso. Nos detuvimos en las afueras del estudio donde mi grupo ensayaba todos los sábados, nosotros éramos un equipo de baile de la calle y éramos bastante buenos también. Habíamos entrado en una batalla de baile la semana pasada contra otros diez equipos de la zona y habíamos llegado en segundo lugar, ganando más de $1.000 en premios. No es que hayamos visto nada del dinero, se fue directo al estudio, los uniformes, la música y volantes o afiches. Me encantaba la danza, danza callejera era mi favorita y todo lo que era con un ritmo de hip hop tiene mi voto. Siempre había sido mi sueño desde que era una niña tener mi propio estudio de baile, tal vez algún día me gustaría llegar allí, pero parecía muy poco probable.

—Ey, chicos lo siento, me quedé dormida —dije, mirando a todos ellos disculpándome, mientras entraba.
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holiux je bno aqui esta el cap del lunes jeje :D aora subo el de hoy gracias x leer y jeje bno yo le di mi propio toque ami me encanta el hip-hop y el rap jeje
 
Capítulo 13: El primer beso Capítulo 15: Confesiones

 
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