NO ME MIRES ASÍ

Autor: kdekrizia
Género: + 18
Fecha Creación: 03/03/2013
Fecha Actualización: 16/02/2014
Finalizado: SI
Votos: 44
Comentarios: 106
Visitas: 67720
Capítulos: 27

No se puede tener de todo en esta vida y cuanto antes se asuma, mejor. Esta extraña filosofía es la que Bella lleva a la práctica en su día a día. Centrada en su trabajo, medio enamorada de su compañero y evitando a toda costa ser arrastrada por su amiga a una vida social en la que no termina de sentirse cómoda.

Las relaciones de pareja son casi inexistentes y empieza a creer que son una leyenda urbana, pues hasta la fecha no ha tenido mucha suerte que digamos con el sexo opuesto. Sabe que nunca habrá una fila de hombres esperando a su puerta como les pasa a otras.

Por eso ha decidido ser pragmática y olvidarse de que los hombres existen pero no va a ser posible.

Durante una convalecencia en el hospital conocerá a Edward, un médico que va a estar muy pendiente de su recuperación. Éste tendrá que armarse de paciencia, y no sólo para que ella siga sus consejos médicos, sino para que deje de desconfiar, acepte la realidad y asuma, de una vez por todas, que sí se puede tener de casi todo en la vida.


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Capítulo 16: CAPÍTULO 16

CAPÍTULO 16

—Sabes que podías haberte metido en un buen lío ¿No?

— ¿Y? —murmuró ella aun enfurruñada.

—Enseñar tu identificación así como así es de novatos. Joder Bella, parece que no has aprendido nada.

—Necesitaba salir de allí —. Seguía a la defensiva.

—Eso no te da derecho… vale, vale —Jacob la abrazó, sabía que ella estaba a punto de llorar— ¿Por qué no me llamaste?

—A ti tampoco te dejarían entrar —Intentó hacer una broma— Lo siento.

—Es verdad—. Aceptó su amigo sin molestarse por el comentario— ¿Estás mejor?

—No, pero agradezco tu preocupación.

—Ya abro yo —dijo Jacob al oír el timbre.

—Eres la más idiota. —…Alice entró disparada casi empujando a Jacob que sujetaba la puerta—… gilipollas… —Se detuvo frente a ella—…y estúpida del universo.

—Alice, por favor —Intervino Jacob— No es el momento.

— ¿Cómo puedes ser tan obtusa?

—Oh, por favor, obtusa, gilipollas, idiota ¿Algo más? —Preguntó la aludida— Se supone que has venido para ayudarme no para insultarme.

—No te hagas la ofendida conmigo.

—Vaya dos —murmuró Jacob, ganándose una dura mirada por parte de ambas.

—No sé qué me pasó, de verdad, fue una reacción estúpida e infantil, lo sé, pero es que me hizo hervir la sangre.

—Te comprendo, a ese imbécil jamás lo he soportado, pero Edward no tenía la culpa y la pagaste con él —. Bella no dijo nada, no había nada que decir a eso, más que nada porque era la pura verdad—. ¿Le has llamado? —Bella negó conla cabeza— Pues hazlo, hace tres días de eso y por lo menos deberías haberte disculpado.

— ¿Por qué? —Intervino Jacob— Vale, admito que esa no es forma, pero si a ti te ofendieran así ¿Qué harías?

—Seguramente esperar a pillarle por sorpresa y darle una patada en los huevos, pero eso es ahora lo menos importante. ¿A quién se le ocurre utilizar tus… digamos habilidades para deshacerte de Edward?

—Estaba furiosa.

— ¿Y? Lo dices como si eso explicara todo. Que no es el caso.

—Quería largarme de allí cuanto antes.

—Claro, claro, ¿Y no podías haber pedido educadamente a Edward que te sacase de allí? —La voz de Alice no podía ser más irónica.

—Vale, la he cagado. ¿Contenta?

—No, a veces no es suficiente con pedir disculpas. Y en todo caso no es a mí a quien debes pedírselas. Y espero que te des cuenta de una cosa…

El timbre de la puerta les interrumpió.

— ¡Por favor! —Protestó Bella— Esto parece una jodida pensión.

Alice se acercó a la puerta y abrió.

— ¿Qué pasa? Me has dejado plantado en el coche, se supone que ibas a tardar diez minutos.

—Ha sido una emergencia.

Jasper miró por encima de Alice y vio a Bella sentada en el sofá, con evidentes síntomas de haber llorado y a Jacob sentado junto a ella. Se acercó a ella.

— ¿Qué ocurre?

Bella le miró de reojo, no se lo podía creer. ¿Alguien más sabía lo ocurrido? ¿Por qué no publicar un anuncio? Pero se dio cuenta de que Jasper no había formulado ningún reproche junto con su pregunta, mostraba verdadero interés.

—Nada, nada.

—Una crisis de inmadurez. —respondió Alice  por ella.

—Bueno, espero que no sea grave —Se dirigió a Alice— ¿Nos vamos?

—Es que… me da no sé qué dejarla así. Conociéndola podría acabar haciendo cualquier estupidez. No quiero arriesgarme.

—Gracias por tu voto de confianza. No te preocupes —dijo Bella— divertiros.

— ¿Sabéis qué? Os invito a comer, no sé por qué, pero esto tiene pinta de ser interesante.

En ese momento todos se quedaron callados, estaba claro que Jasper no tenía ni idea de lo sucedido, pero seguramente había visto a Edward en casa con un humor de perros. Dos y dos son cuatro.

El silencio se vio interrumpido por el móvil de Jacob.

—Venga, animaros, os llevo donde queráis —Sugirió Jasper para animar.

—No, no estoy de humor —dijo Bella.

—Tú nunca estás de humor —resopló Alice.

Pero de repente las dos se miraron y prestaron atención a la aparente inocua conversación que mantenía Jacob por teléfono. Era… demasiado tierno. Cuando colgó Alice no pudo resistirse.

— ¿Mindy?

—Trabaja en el departamento de informática —Informó Bella y se fijó en como Alice cambiaba de expresión parecía no haberla gustado nada.

— ¿Qué pasa? —Preguntó Jacob.

—Nada, nada —Se defendió Alice.

—Me marcho —Se acercó a Bella para despedirse— ánimo ¿Vale?

Una vez que Jacob salió por la puerta Bella miró a su amiga con el cejo fruncido ¿De qué iba Alice? ¿A ella que la importaba? Más tarde se lo preguntaría porque estando Jasper presente su querida amiga se comportaba de forma insoportable.

—Bueno, vamos a ver, insisto ¿Dónde queréis que os lleve?

—Eres un cielo Jasper —dijo Bella— Pero mira que pinta, prefiero no salir.

—Tú siempre tan predispuesta —resopló Alice, extrañamente enfadada, cosa que advirtió Bella.

—Tengo una idea mejor, pediré la comida, ¿Qué os parece? —Jasper buscó otra salida; no le apetecía ser testigo de una pelea entre esas dos.

—A mí bien —dijo Alice.

—No… no sé, vosotros tenéis planes.

—Deja de dar por el culo.

—Decidido —Jasper se acercó al teléfono—. ¿Alguna sugerencia?

—Pide algo fuerte, a ver si ésta se anima.

Jasper agarró el teléfono y se dispuso a pedir la comida. Bella, se acercó a Alice con la intención de averiguar lo que pensaba su amiga.

— ¿Se puede saber que mosca te ha picado a ti?

— ¿A mí? —Inquirió Alice como si con ella no fuera la cosa.

—Sí, a ti, ¿Por qué te molesta que Jacob tenga una cita?

—El chico malo puede tener todas las citas que quiera.

—Pues no lo parece, de verdad Alice, eres mi mejor amiga, pero no sé qué clase de juego te traes con el pobre Jacob.

—A él le va el rollo, así que déjame en paz. Y ahora hablemos de cierta persona que tengo delante.

—He encargado comida mexicana —. Anunció Jasper.

—Por mi perfecto —alegó Bella, lo cierto es que el hermano mayor era un encanto.

—Y ahora, mientras esperamos ¿Por qué no me ponéis al día? —Sugirió él sonriente.

Bella no quería decir nada, así que sólo pasó de puntillas por la historia, pero Alice, que conocía los pormenores dio todo tipo de detalles, como si ella hubiera estado allí.

Abochornada, dejó caer la cabeza sobre la mesa, él se moría de la risa, se le saltaron las lágrimas de tanto reírse y Alice, además de contar la historia, apostillaba con añadidos de su propia cosecha.

En eso llegó la comida e Jasper las invitó, no les había dicho nada del pedido especial, sabía de qué ánimo estaba Bella y quería que pasaran una sobremesa agradable.

—Otra vez, por favor —Pidió él— Sólo quiero oírlo una vez más.

—No, no, no —repetía Bella dándose con la frente en la mesa.

— ¿Un chupito de tequila?

—Trae —Bella se lo tomó de un trago, golpeó el vaso en la mesa e hizo un gesto a Jasper— Otro.

—Cuidado —. Avisó él sirviéndola.

—Da igual, mi vida social arruinada, mi vida sex… —Miró a Jasper— Bueno mi vida, en general hecha una mierda.

—Yo no diría tanto —. Replicó su posible cuñado.

—Deja de ser tan bueno conmigo ¡Por favor!

 — ¡Bella! Mira que eres maleducada.

—Déjala, si es una perita ¿verdad? —dijo moviendo las cejas.

— ¡Oh no!

— ¿Qué es eso de una perita? —Preguntó Alice.

—Algo entre nosotros —dijo enigmáticamente Jasper.

—Como se lo cuentes a alguien… —le amenazó Bella pero el muy tonto estalló en carcajadas.

Siguieron hablando animadamente y tomando tequila, pero si bien los tres estaban achispados, Bella parecía mucho más afectada, no debía haber tomado tanto alcohol con la medicación.

—Disculpadme un minuto —dijo Alice al oír su móvil.

—Bella, tienes mala cara.

—No debí beber tanto —, de repente sintió náuseas— Perdón —. Y salió escopetada hacia el baño.

Mientras esperaba a que alguna de sus acompañantes volviera a la mesa se fue a preparar café. Reconoció la marca nada más coger el envase, sonrió.

— ¿Diga? —Preguntó Jasper al descolgar, no era su casa, pero con Bella fuera de combate y Alice ocupada…

— ¿Bella?

— ¿Quién pregunta por ella? —Respondió Jasper con un tonito impertinente.

—Joder, Jasper ¿Qué coño haces tú ahí?

—Joder Edward —, le imitó— mamá estaría orgullosa de tu amplio vocabulario.

— ¿Dónde está ella? Y no empieces a dar rodeos.

— ¿Ahora mismo…? pues creo que no está en su mejor momento, la verdad.

— ¿Qué pasa? —Edward empezaba a irritarse.

—No te preocupes, dentro de… digamos… diez minutos estará como nueva.

— ¿Me vas a decir que cojones está pasando ahí? —Preguntó de nuevo.

—Nada, no seas tan paranoico, una simple… indigestión. —Sí, eso se acercaba bastante a la verdad.

Alice refunfuñando colgó su móvil. Uno de sus ayudantes la había cagado a la hora de organizar una simple reunión de trabajo por lo que ella misma tendría que ir de inmediato a la oficina y solucionar el problema.

—Esto para por contratar a simples becarios —. Protestó en voz alta.

 Se acercó a Jasper que estaba hablando por teléfono ¿Con quién? Se preguntó, era extraño que alguien llamara a casa de Bella y hablara con él.

Cayó en la cuenta en un minuto.

—Dile que se tranquilice.

—Por aquí me dicen que te relajes —Sonrió a Alice— Y que no montes una escena, y que… —Ella le interrumpió besándole con fuerza.

— ¿Jasper? ¿Qué narices haces? No te atrevas a colgarme, ¿Jasper? —Edward seguía gritando por teléfono, inútilmente.

—Puaj, ¡qué asco! —Exclamó Bella al salir del baño y ver a esos dos ahí besándose como dos quinceañeros—. Si queréis me encierro de nuevo en el baño.

—Tienes una llamada —Jasper despegó sus labios un momento de Alice para entregarla el auricular.

— ¿De quién? —Preguntó suspicaz.

—De un admirador.

— ¡Yo no tengo admiradores!

—Jasper, maldita sea, pásamela —gritó Edward al otro lado de la línea.

—Por favor, no aguanto más —declaró Jasper— Coge el puto teléfono —habló con autoridad y Bella se quedó tiesa, después una vez que aceptó el auricular agarró a Alice y comenzó de nuevo a besarla.

Bella arrugó el morro. ¿No querían un poquito de privacidad?

— ¿Sí? —dijo finalmente al auricular tras dos intentos de agarrarlo como era debido.

— ¿Bella? , joder menos mal —bufó Edward— ¿Qué está pasando exactamente ahí?

—Verás… —Sintió de nuevo ganas de vomitar y al girar la cabeza encontró a Jasper y Alice haciendo manitas, una forma suave de describirlo, en su sofá— ¡Eh! Un momento, nada de eso en mí sofá —Les gritó, pero no la hicieron ni caso, después volvió a concentrarse en su llamada telefónica—. ¿Qué decías?

— ¿Qué está pasando ahí?

—Te informo: tu hermano y Alice se están dando el lote en MI sofá y yo tengo —hipó— una especie… —hipó de nuevo— Lo siento… —dejó caer el auricular y salió de nuevo disparada al baño.

 Edward recitó todo su repertorio de palabrotas e incluso inventó algunas nuevas. La madre que la parió, era una insensata, ¿Cómo se le ocurría beber alcohol?

—Edward ¿Sigues ahí? —Alice al ver salir a su amiga disparada dejó a Jasper para recoger el teléfono.

—Sí. ¿Estás tú en condiciones de decirme qué coño está pasando? —La ira de Edward iba en aumento.

—Tranquilo chaval, baja esos humos —Si Bella era ácida sólo una persona como Alice podía igualarla o incluso superarla— Estamos en una fiesta privada, así que no jodas.

—Ya lo veo, ¿Sabes que Bella no puede tomar alcohol?

—Déjale por lo menos que se desahogue —argumentó Alice.

—No insistas, con mi hermano, el señor responsabilidad, es imposible razonar y mucho menos divertirse —dijo Jasper en su oído.

—Dile al inconsciente de mi hermano que se ahorre sus comentarios —respiró hondo— Bella está tomando una medicación muy fuerte —Explicó con una calma que no sentía— Eso combinado con el alcohol puede ser explosivo, por decirlo de una forma suave.

— ¡Mierda! —Exclamó sinceramente Alice.

—Exacto —Edward suspiró, parece que se hacía entender—. ¿Dónde está ella ahora?

—En el baño, abrazada al retrete, intentando volver a la normalidad… supongo.

—Vale, procura que se tumbe, voy para allá.

Alice colgó el teléfono sintiéndose mal, no había caído en eso, ni Jasper tampoco. Cuando tras la comida Jasper propuso tomar tequila, simplemente pensó en eso: animar a su amiga, vale, el alcohol no es la solución a sus males, pero por lo menos podían divertirse un poco, en anteriores crisis habían hecho sesiones parecidas y, si bien no solucionaban nada, por lo menos pasaban un buen rato.

—Creo que ya no tengo nada más que vomitar —Bella salió del baño con la cara pálida.

—Ven —Alice se acercó a ella— debes acostarte —. La ayudó a entrar al dormitorio.

 Mientras Alice ayudaba a su amiga, Jasper decidió eliminar las pruebas del delito. Se sirvió un café y esperó a que Alice saliese del dormitorio, hubiera entrado para ayudar pero le parecía que Bella se sentiría violenta.

En menos de quince minutos Edward estaba a la puerta del apartamento de Bella, con un enfado de mil demonios, no sólo eso, mientras conducía no dejaba de pensar una y otra vez en lo estúpido de la situación, joder, estaba tan cabreado desde el altercado del club que no la había llamado, esperando (aunque sabía que era en vano) que Bella diese el primer paso.

Estaba preocupado, si bien su salida del hospital antes de acabar el turno le valió una dura mirada de la enfermera jefe, no hizo ni caso. La preocupación por Bella era más fuerte que cualquier mirada asesina de Henderson.

— ¿Dónde está? —Preguntó nada más ver a Alice e Jasper al abrir la puerta.

—Tranquilo —le informó su hermano— Está acostada.

—Joder Jasper, ¿No tienes ni un ápice de sensatez? —Edward estaba disgustado, enojado, pero sobretodo preocupado por temor a las consecuencias.

—De verdad, lo sentimos —Comenzó Alice— Si lo hubiera sabido…

—No es suficiente —En su voz dejaba vislumbrar la enorme preocupación.

— ¡EEEEh! —Gritó Bella desde su dormitorio al oír voces— Si estáis hablando de mí iros todos al carajo.

—Está como una cuba —Sentenció Alice mirando a Edward— Bueno, ya sé que no es el mejor momento pero tengo que irme.

—Está bien —Jasper le dio un beso— Yo soy el responsable y yo me quedo a cuidarla.

Edward puso los ojos en blanco.

—Me quedaré yo, no confío en ti. Llámame quisquilloso, si quieres.

—Edward —Comenzó Jasper serio— Sé reconocer un error, está claro que no pensé bien las cosas, pero soy capaz de cuidarla.

—Bueno chicos, os dejo, pero por favor —miró a los dos hermanos— Cuidármela bien ¿Vale? Luego os llamo —Y les dejó a solas.

— ¿Quién anda ahí? —Gritó de nuevo Bella.

—Sí que la ha cogido buena, sí —Comentó Edward.

— ¡No necesito a ningún puto médico!

—Creo que te está llamando —Comentó Jasper a su hermano con ironía.

—Anda, lárgate, yo me ocuparé de ella.

 Jasper sabía que era lo mejor, no porque él no pudiera cuidarla sino porque al espabilarse de la borrachera Bella preferiría ver a Edward que verle a él. Así que se despidió de su hermano, pero antes le recordó un asuntó de vital importancia para ambos.

— ¡Ah! Lo olvidaba, este fin de semana es la gran fiesta, ¿Irás no?

— ¿Existe alguna vía de escape?

—No —Contestó sonriendo Jasper— Espero que lleves a Bella.

—Eso ya lo tenía decidido, confío en que no me revientes la exclusiva.

—Buen punto, me voy. Llámame luego y dime como está la paciente ¿De acuerdo?

— ¡Qué sentimental! ¿Desde cuándo te preocupas tú por Bella? —Preguntó Edward.

—Piensa lo que te dé la gana, pero esa chica me cae bien, y la he cogido cariño, así que no la jodas —. Dicho esto le dio a su hermano menor unas palmaditas y se marchó.

Edward se quedó solo, Bella estaba fuera de servicio, en el apartamento, quería asomarse al dormitorio para comprobar el estado de ella, pero en vista de las tonterías que había gritado prefirió esperar un poco, no a mucho tardar caería profundamente dormida.

Se acercó a la cocina, afortunadamente quedaba café hecho, se sirvió una taza y se apoyó en la encimera, intentando encontrar una explicación más o menos lógica a todo este tinglado.

Le había sorprendido la reacción de su hermano, su preocupación era sincera, pero esas palabras, aparentemente inocentes, escondían algo más ¿Su hermano le estaba dando el visto bueno a su relación con Bella?

No es que la necesitara, pero eso podía significar que por lo menos los cuñados se llevarían bien; para, para, un momento, ¿A dónde quiero llegar?

Su relación había ido creciendo poco a poco, él lo sabía, e incluso la había fomentado, desde el primer momento se sintió atraído por esa mujer. Cuando comprobó, la primera vez que la besó, que ella respondía de forma similar fue alucinante y a partir de ahí su deseo de poseerla era algo superior a sus fuerzas.

Bella era una mujer que no dejaba traslucir sus sentimientos, por eso en algunas ocasiones en que la pasión les hacía perder el juicio pensaba que terminaría por admitir en voz alta ante ella que no sólo era mero deseo sexual, si bien éste era fuerte, era más, mucho más, desde luego que sí.

 Por eso la idea de no sólo compartir con ella la cama sino mucho más resultaba atractiva, pero debía andar con pies de plomo. Eso lo había comprobado unos días antes tras la desastrosa cita en el club de golf. Ella reaccionaba como una fiera a la menor provocación, se defendía con uñas y dientes, ¿Qué clase de vida había llevado Bella? Preguntarla directamente era, además de una tontería, una ocasión perfecta para entablar una discusión, así que debía ser paciente.

Pero volviendo a tema original, se planteó la posibilidad de, aunque paso a paso, ir implicándose mucho más con esa mujer, joder, si estaba a escasos metros, borracha perdida y la deseaba fervientemente.

Bella abrió los ojos despacio, ya no le daba vueltas la cabeza y habían desaparecido las ganas de vomitar. Se dio cuenta de que había oscurecido ¿Cuantas horas había estado dormida?

Se tapó los ojos con un brazo, era una imbécil, no podía haber metido la pata más a fondo. Allí sola en su dormitorio sintió ganas de llorar, de llorar por lo estúpida que se sentía. Pero hizo un esfuerzo. Intentó incorporarse pero su cabeza la detuvo, dejándose caer hacia atrás.

Edward oyó un estrepitoso joder procedente del dormitorio, se había despertado. Durante la tarde había acudido en silencio varias veces al dormitorio para observarla, con extremo cuidado de no despertarla. Ni siquiera había encendido la tele, tan sólo se había entretenido con el ordenador portátil realizando informes pendientes. Ya que había abandonado su trabajo por lo menos tenía al día el tema administrativo.

Oyó otra serie de improperios. No había duda. Bella volvía al mundo de los vivos.

Capítulo 15: CAPÍTULO 15 Capítulo 17: CAPÍTULO 17

 
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