Capitulo sexto: Marco
Pov Bella
—Bella —llamó Alice entrando por la puerta— ¿Te queda mucho? Estoy muerta de hambre.
—No –contesté —sólo reviso esto que me queda y voy.
—Me adelanto a coger mesa y la comida –dijo decidida.
—No se te olvide la tarta de chocolate si hay.
La misma ansiedad que tenia me hacia necesitar dulce a todas horas. Mientras terminaba de firmar los últimos expedientes, mi mente voló de nuevo hacia esa famosa cena.
Flashback
—Bella abre por favor –me pidió Jasper.
—Voy —dije encaminándome a la puerta.
—Bella cariño, que guapas estás —exclamó Didyme al entrar, siempre tan amable—. Hola Gaby, cielo —añadió dando otro beso a mi hija.
—Hola Didy —respondió Gaby besándola igualmente.
—Bella, Gaby —nos saludó Marco—, que alegría me da veros.
Esperamos a que llegaran Carlisle y Esme y nos sentamos a cenar todos juntos. La cosa iba muy bien hasta que Alice, siempre tan oportuna, decidió intervenir.
—Tengo que deciros que a Bella le han ofrecido el traslado al nuevo hospital de Forks y la muy tonta no quiere aceptar.
De repente noté que Jasper y Marco se miraron entre ellos con, ¿desconcierto?, ¿miedo?, ¿confusión?… al tiempo que Didyme decía…
—Bella por dios tienes que aceptar, no puedes dejar pasar esta oportunidad –medio suplicó mirándome directamente a la cara—, si lo haces por lo que ya sabemos pues… en fin, el caso es que te comprendo, pero es una buena oportunidad Bella, deberías pensarlo.
—También queríamos deciros que si Bella decide irse, Alice y yo nos iremos con ella —anunció Jasper dirigiéndose a sus padrinos—, hay plazas libres porque el hospital que se está construyendo es mucho más grande que el anterior y como Carlisle va de Director del mismo pues…
—Pues nada, que papá Carlisle se lleva a la familia detrás ja, ja, ja —dijo Marco dando palmadas en el hombro a Carlisle—. Opino igual que Didyme, debes aceptar Bella, a mi esposa y a mí nos encantará ir a visitaros a Forks. Qué maravilla —dijo con la vista fija en un punto inexistente— volver a Forks, te lo imaginas Didyme.
—Ya lo creo que sí —se sumó su esposa con expresión nostálgica.
—¿Volver a Forks? – preguntó Jasper desconcertado y mirándonos a Alice y a mí que estábamos igual de confundidas.
—Bueno, es una larga historia, que quizás haya llegado el momento que sepas Bella, pero antes debo informarte de algo, en realidad a eso había venido —dijo Marco de una forma muy misteriosa.
De repente noté que entre Jasper y Marco se miraban de nuevo ¿Qué diablos pasaba?
—Estoy viendo como os miráis –les dije con la sensación de haberlos pillado en un renuncio—. ¿Qué pasa?
—Gaby preciosa, ¿por qué no vamos tú y yo a ver esa peli tan bonita que querías que viera? —propuso Didyme quitando de en medio a mi hija.
—¿Qué pasa Jasper, Marco?—pregunté empezando a sentir una enorme inquietud. ¿Habría pasado algo a alguien de mi familia? ¿A Edward?
—Verás Bella —empezó Marco—, el motivo por el que estamos hoy aquí no es por una simple visita, es por algo más. Es muy curioso que se te haya ofrecido ese puesto precisamente ahora que…—añadió elucubrando para sí mismo.
—Precisamente ahora, ¿qué qué? —inquirí ansiosamente.
—Bella, el padrastro de Rosalie y suegro de… bueno pues ya sabes quién y su cuñado, así como el resto de la familia están siendo investigados y eso incluye al marido de Tanya, a Emmet y Rosalie y a tu padre —siguió diciendo Marco.
—¿Investigados?… ¿Por qué? —preguntamos a la vez sorprendidos e impresionados por la noticia Alice, Esme, Carlisle y yo.
—Por malversación de fondos y prevaricación… – continuó Marco y los demás escuchábamos callados, perplejos y con la incredulidad en nuestros rostros —tenemos sospechas de que Cayo, Alcalde de Forks, ha cometido muchas irregularidades en el ejercicio de su cargo. Hemos encontrado indicios y pruebas de las mismas y Aro está involucrado en todas ellas. Así mismo, tenemos constancia de que Aro es responsable de un sinfín de secuestros, chantajes, extorsiones y hasta tenemos sospechas de que escudado tras sus esbirros, es culpable de asesinato. De hecho, ese accidente en donde murieron los padres de… y de Rose no está nada claro. En su día se archivó pero me consta que tu padre nunca se quedó tranquilo, hay indicios de que investigó por su cuenta y de nuevo ha vuelto a hacerlo —terminó Marco dejándonos completamente pasmados, pero a mí a la que más.
—¿Estás queriendo decir que el padre de Tanya es el culpable de la muerte de los padres de Rose y Edward? –pregunté sin dar crédito a mis oídos
—Sí, no hay pruebas aún, pero sí, eso es lo que se sospecha —confirmó Marco —. Bella, el coche del padre de Edward se quedó sin líquido de frenos y este pudo haber sido manipulado y sacado intencionadamente. El problema es que el auto se destruyó y junto a él, las pruebas que lo demuestran. Pero, ¿recuerdas el incidente que tuvisteis Jasper y tú hace unos días?
—Sí claro que lo recuerdo – contesté yo temblando al pensar lo que podía habernos sucedido.
—Bella, no quiero asustarte pero…—y dejó ahí la frase dejándome todavía más confusa y encima asustada.
—¿Pero alguien pudo manipular mi coche para que no funcionaran los frenos, es eso lo que quieres decir?—le pregunté directamente al que ahora consideraba mi protector— , pero ¿por qué?, ¿qué les he hecho yo?
—Ser una Swan, Bella. Y que Edward se enamorara de ti —dijo Marco muy contundente.
—Pero él está con Tanya, la quiere a ella—no entendía nada de nada.
—O eso intentan hacernos creer —dijo Marco de nuevo—. Bella, antes de venir aquí, yo ya sabía lo de la plaza y al igual que yo alguien lo sabe en Forks, incluso antes de que Carlisle te la ofreciera formalmente, y ese alguien lleva maniobrando desde el mismo instante en que lo supo para que no vuelvas. Al hacer yo la maniobra contraria, me temo que provoqué tu accidente.
—¡¿Qué?— no salía de mi asombro— ¿Qué me estás contando? – pregunté perpleja de nuevo.
—Bella –empezó a explicar Carlisle—días antes de llamarte al despacho para ofrecerte esa plaza, me puse en contacto con las autoridades pertinentes en Forks para dar los nombres de mi futuro equipo. Sí, sí, ya sé que hice mal sin consultarte, pero me metieron prisa y Alice y yo sabíamos que no ibas a aceptar tan fácilmente. Pero también sabemos que debes y necesitas volver, así que nos confabulamos para hacer todo lo posible para que aceptases. Mis razones ya te las dije. No te enfades por favor, la decisión final es tuya. El problema es —añadió—, que en Forks ya saben que hay una posibilidad de que vuelvas. O lo que es lo mismo, creen que vas a volver.
—¿Qué me estáis queriendo decir? —estaba asombrada, en shock, no entendía nada.
—Pues lo que oyes, hay alguien que no quiere que vuelvas, que en realidad nunca quiso que lo hicieras —sentenció Marco.
—¿Y eso que tiene que ver con…… bueno con él y mi hermano?—pregunté muy confundida.
—Bella, Rosalie es hijastra de Aro y esposa de Emmet, y Tanya es bueno… Ya sabes que es. La familia directa suele ser siempre investigada y eso incluye a tus padres, pues casualmente, sus dos hijos están casados con las dos hijas de Aro —me informó Marco.
—¡Dios mío Bella, eso lo explicaría todo!—exclamó de pronto Alice—. Bella, puede que Edward te dejara porque por alguna razón o motivo, él se implicó y no quería verte a ti metida en este asunto. A lo mejor por alguna causa él y Emmet se metieron sin darse cuenta o queriendo y pretendieron evitar que tu tuvieses algo que ver con lo que fuera, y por eso… bueno, te hizo lo que te hizo……
—No seas tonta Alice —le corté antes de que hablara más de la cuenta y me hiciera recobrar una esperanza que tenía miedo de recobrar—, él no me quería, yo le oí perfectamente por teléfono.
—Sí Bella, sí, es por eso que dejó también a su hija —refutó Esme.
—Pues no sé Esme, que quieres que te diga —contraataqué.
—Bueno —cortó Marco—, la cuestión es que están siendo investigados. Sólo queríamos que lo supieras y pedirte un favor. Al ser Rosalie amiga y cuñada tuya, hemos pensado que tal vez podrías contarle todo. Yo sé que ni tu padre, ni tu hermano ni él, están implicados, los conozco lo suficiente como para saberlo, al igual que conocía a William, a Rossie, a Edward y a Elizabeth. Si te soy sincero su investigación es más una pantalla para protegerlos que una investigación en sí.
—Lo cierto Bella –prosiguió diciendo Marco—, es que toda tu historia es muy extraña y como agente que soy del FBI no puedo dejar de ser profesional ni por un momento y esa historia que me contaste… ¿Por qué de la noche a la mañana ese hombre, que decía quererte tanto, dejó de hacerlo? ¿Por qué de la noche a la mañana dejó a su hija y a ti empantanadas, si esa no era su forma de ser tal y como me has contado? ¿Por qué tu hermano dejó de ser tu hermano? ¿Por qué Rosalie te dijo que ya estaba harta, que iba a coger a sus hijos y a tus padres y venir a verte? Creo que Alice tiene razón Bella, aquí hay algo —dijo Marco para concluir con su elocuente exposición de los hechos.
—Concuerdo con mi padrino Bella —intervino Jasper en ese momento—, hay algo que se nos escapa en este asunto.
—Además Bella –volvió a insistir Marco —, que te ofrezcan ese puesto en este momento, puede ser muy conveniente. Por lo que tú me contaste, seguro que hay una mano negra que siempre te ha impedido volver a tu pueblo con tu familia y marido. Sospecho que es la misma persona que te separó de Edward y, si tú me lo permites Bella, voy a estar pendiente de este asunto y en el momento en que alguien intente impedir que regreses, ahí estaré yo para evitarlo, claro… en caso de que quisieras volver.
—Tienes mi permiso Marco —le dije confiando plenamente en él—, la verdad es que yo… no sé qué pensar. Si queréis que os diga la verdad, al principio yo también me hice todas esas preguntas pero al no tener respuesta para ellas y ser solo eso, preguntas sin respuestas, las dejé aparcadas en un rincón de mi mente. Pero mi subconsciente me sigue gritando que hay algo raro en el comportamiento de Edward, tal vez el me mintió por alguna razón que tuviera que ver con lo que me contáis, tal vez aún me quiera. Pero por otro lado no sé, no creo que tengáis razón, yo sé lo que me dijo –concluí apesadumbrada.
—Sí, pero a veces hay que ver más allá de lo que parece que hay –dijo Jasper —Bella, dices que Edward cuando habló contigo te llamó Isabella, ¿no?, ¿no podría ser esa una clave para explicarte de alguna forma que no creyeras lo que oías?
—No lo sé Jasper, yo… estoy muy aturdida.
De repente la esperanza volvió a renacer en mi interior, la esperanza de que tal vez todo había sido una mentira, que Edward actuó así para protegerme, pero eso también significaba una cosa y es que estaba metido hasta las cejas en este asunto, al igual que Emmet. ¿Cómo es posible?, ¿Qué les podía haber llevado al punto de meterse en asuntos turbios?, pero también podía significar que me quería, madre mía que lío…
—¿Sabes qué, Marco? –dije resuelta—,yo he pasado todo este tiempo preguntándome lo mismo y negándome a indagar por miedo a encontrar lo que no quería, pero creo que ya es hora de cambiar eso.
—¿Y qué harás con lo del traslado, Bella? –preguntó Carlisle.
— Bella —dijo Esme esperanzada–, di que sí, por favor.
—Primero hablaré con Rosalie y con lo que saquemos en claro, lo aceptaré o no. Créeme Marco, si hay una mínima posibilidad de que todo esto sea una farsa y tal vez Edward aún me quiera, tengo que averiguarlo, así que investiga lo que quieras, pero aceptaré o no, según lo que hable con Rosalie —añadí con mi decisión tomada. Pero había una cosa que Marco dijo, más bien que no dijo…
—Esto, por cierto… una cosita, dices que te gustaría volver a Forks y has mencionado a mi familia y a los padres de Rosalie y de Edward.
—Bella, hay algo que te hemos ocultado —dijo Marco—, más bien os lo hemos ocultado a todos, pero sobre todo a ti. Nosotros somos originarios de Forks, ¿de verdad que nunca has relacionado mi apellido con el de Aro y Marco?
— ¡Anda!—dije, dándome cuenta de repente—, pensé que era una coincidencia.
— Pues no lo es —siguió diciendo —Aro y Cayo son mis hermanos y Rosalie, la madre de tu amiga, era mi hermanastra.
—¿Qué? —volvimos a preguntar todos a la vez, sorprendidos por aquella declaración.
—Todo el mundo en el pueblo cree que Rosalie Vulturi, después Rosalie Hale, era una prima nuestra lejana, pero era mentira. Era hija natural de mi padre, producto de una relación extramatrimonial que mi padre mantuvo durante mucho tiempo con una mujer a la que por lo visto quiso mucho. Esa mujer murió sospechosamente en extrañas circunstancias, y mi padre nos impuso la presencia de Rose en casa y nos obligó a todos, mi madre incluida, que la tratáramos como a una hermana o hija más. Ni mi madre, ni Aro ni Cayo aceptaron nunca eso y ni que decir tiene que la odiaban y le hacían la vida imposible. Pero a mí siempre me cayó bien Rossie, ella no tenía la culpa y la quería de verdad. Me dolió muchísimo saber de su muerte. Todavía no comprendo los motivos que llevaron a Aro a adoptar a su hija, supongo que por mantener la buena fama en el pueblo o… como una vía para su venganza.
Aro y Cayo nunca nos gustaron, nunca, ni nos gustaba la forma en la que actuaban y trataban a las personas. Por eso me junté con William y mi hermana, que ya estaba enamorada de él, se venía conmigo y así entablamos amistad con tus padres, con Didyme —dijo mirando a su esposa con amor—, y con Edward y Elizabeth. Nos convertimos en los mejores amigos e íbamos siempre juntos a todos los lados. Pero verás… ¿cómo te digo esto? Elizabeth, antes de que llegara Edward al pueblo, era novia de Aro. Lizzie, como todos la llamábamos, estaba más que harta de él, de su posesividad, de su forma de tratarla, vamos si fuera hoy día, esa forma de tratarla tendría un nombre –yo bufé al oírlo, si había algo que había aprendido a odiar con todas mis fuerzas en mi trayectoria como médico, era el maltrato, viniere de donde viniera.
—Cuando apareció Edward – seguía contándonos Marco—, se enamoraron locamente y Aro lucho con uñas y dientes contra él para quitarlo de su camino. Aro tenia la ayuda de mi hermano pero Edward contaba con nosotros. Al final terminaron casándose.
—Durante la boda de los padres biológicos de Edward, Aro juró vengarse de todos –prosiguió contándonos y yo escuchaba en estado de shock—. Unos días después, Didyme y yo fuimos sometidos al chantaje más vil y cruel que pudiera existir.
—Dos días después de que Edward y Lizzie se casaran –empezó Didyme que había vuelto a incorporarse al grupo tras dejar a mi hija viendo una película – recibí una nota de tu madre explicando que tenía algo que decirme y no quería hablar por teléfono, y que nos encontráramos en un bar que frecuentábamos en Port Ángeles. Cuando llegué allí no había nadie y tras esperar un rato, llame a Renée para preguntar qué pasaba. Renée me dijo que ella no sabía nada y que no me había enviado ninguna nota. Molesta por lo que creía que era una broma de mal gusto de mis amigos recogí mis cosas para marcharme de ahí. Pero en ese momento tres tipos empezaron a meterse conmigo y consiguieron llevarme a un descampado próximo y allí bueno… Por suerte, le dejé dicho a mi madre donde iba a estar, y Marco al pasarse por casa y saberlo, quiso sorprendernos a Renée y a mí.
—Mientras iba hacia allá –añadió Marco – Renée me llamó por teléfono para avisarme de que algo raro pasaba, así que aceleré lo más que pude.
—Marco llegó en el momento justo y menos mal. Como puedes imaginarte hubo una pelea y la policía de Port Ángeles nos detuvo. Milagrosamente, el abogado de mi suegro apareció para sacarnos de ahí.
—Cuando volví a mi casa —prosiguió Marco el relato donde Didyme lo había dejado —, mis hermanos me dijeron que había sido cosa suya para demostrarme que podían hacer daño a la que, por aquel entonces, era mi novia, mucho daño chicos, si yo no accedía a ponerme de su lado en todo lo que a ellos se les ocurriera hacer contra mis amigos. Esa misma noche y sin darles tiempo a reaccionar, cogí a Didyme y nos marcharnos del pueblo. No volví a saber más de mis amigos ni de mis hermanos. Decidí olvidarme de Forks y de todo lo que tuviera que ver con ese pueblo. Cuando entré en el FBI y empecé a tener un puesto de más responsabilidad —continuó contándonos mientras el resto estábamos completamente en shock por todo lo que estábamos oyendo—, me planteé la posibilidad de investigar a ver si conseguía algo contra ellos, y empecé a hacerlo por mi cuenta. Era como una especie de venganza personal. Pero son muy listos y tenían todos los cabos bien atados, no sabía por donde cogerlos. Y no podía iniciar una investigación oficial sólo con lo que tenía. Mi investigación privada continúo sin éxito todos estos años. Hasta que te encontré Bella, y por ti supe que tanto los padres de Rose como los de Edward habían muerto en ese accidente de coche.
—Al contarme esa historia sobre Edward, el hijo de mi amigo, el que luchó por su amor hasta el final, no podía creerme que un hijo de un hombre así, pudiera haberle hecho eso a una mujer y menos a su mujer y a su hija. Me sentí muy culpable por no haber podido hacer algo contra ellos antes y que como resultado de mi, digamos ineptitud, tres de mis amigos y mi propia hermana habían muerto y el resto junto a sus hijos posiblemente fueran víctimas de un chantaje. Así que empecé a investigar más a fondo ampliando la investigación hacia tu familia. Bella, tu hermano Emmet compró unas tierras para construir una casa a su mujer, Aro le prestó el dinero y a partir de ahí… fue cuando Edward te dejó.
— ¿Estás queriéndome decir que a lo mejor mi familia y Edward son víctimas de un chantaje? – dije yo con voz temblorosa, bueno toda yo era un puro temblor. A mi lado vi como Esme, Carlisle y Alice contenían un grito
—Sí, y el hecho de que tu familia esté incluida dentro de la investigación, no es más que una maniobra legal para protegerlos de las sospechas de Tanya y mis hermanos. Bella —continuó hablando Marco—no sé si te das cuenta de lo peligroso de la situación, pero además quiero llamar tu atención sobre algo más. Yo me fui del pueblo porque no estuve dispuesto a someterme al chantaje de mis hermanos. Me pregunto si Aro y Tanya no han sometido a un chantaje igual a Edward y Emmet, es decir, amenazaron con hacerte daño o algo así y por eso Edward te dejó. Además, hemos descubierto que por aquel entonces, mira tú qué casualidad, tanto Edward, como Emmet y tu padre fueron investigados por abuso de autoridad en el ejercicio de sus funciones y al mismo tiempo tú estuviste a punto de ser despedida. Esta investigación contra tu padre y hermanos se archivó en el momento en que Edward te dejó. Las fechas coinciden y en ese tiempo a ti te comunicaron que no te iban a despedir y que mantenían tú puesto de trabajo. ¿No te dice algo todo esto?
—Sí, me dice que mañana mismo tengo que llamar a Rose —contesté tomando en ese mismo instante una decisión.
Al día siguiente llamé a Rosalie y después de algunos minutos de desconcierto por la historia que le estaba contado y llevada por la ira de que creyera que su marido y cuñado estaban metidos en asuntos turbios, me contó toda la verdad. Entonces no lo dudé, acepté aquel puesto que se me había ofrecido junto con la oportunidad de hacer algo para poder volver a estar juntos. Para poder volver a recuperar su amor.
Marco me dijo días después, que había habido muchos movimientos por parte de Tanya y Aro para que me revocaran la plaza. Claro Tanya debía estar echando chispas ante la posibilidad de que regresara. Ahora no tenía la más mínima duda de porque Edward y yo nunca habíamos conseguido una plaza juntos. Marco dijo que no me preocupara, que si sus hermanos y sobrina se creían con poder suficiente para evitar que regresara, él, que verdaderamente sí lo tenía ya había empezado a mover sus hilos para que yo no tuviera problemas en regresar a Forks. Tenía miedo de que algo nos pasara a la niña y a mí, aunque pensaba que después de lo que contó Rosalie, mi obligación era ir allí y plantar cara. Pero decidió velar por mi seguridad sobre todo después del incidente con el coche, así que a partir de ese día, un equipo completo de agentes del FBI estaban día y noche encima de mi hija y de mí protegiéndonos. Además ya tenían una nueva arma para ir contra Aro y contra Tanya. Había muchos motivos por los que Aro podía acabar arruinado y en la cárcel y Tanya ya no tendría armas contra Edward.
Fin del flashback
Tan sumergida estaba yo en mis pensamientos, que no me acordé que Alice me estaba esperando con la comida. Recogí rápidamente y me dirigí a la cafetería. Al llegar vi a Alice y a Rose con mi hija, mis sobrinos y ¿Edward? Fuimos hacia donde estaba Rose y nos fijamos que Edward estaba en la barra con los niños.
—¿Qué hace aquí?—le pregunté a Rose, pensaba que después de volver con mi hija la dejaría con Rose y se quedaría con mi madre.
—Digamos que ya ha tomado una decisión —me contestó Rose enarcando las cejas.
—¿Y?—pregunté ansiosa y con todo mi cuerpo expectante.
—Bueno, tú misma lo verás, aunque con los diablillos…
—Pues llévatelos Rose, llevároslos Alice y tú –le pedí.
—No le presionemos Bella, si le vemos dispuesto me los llevo ¿vale?
—Hola mamá —me saludó mi niña dándome un beso—, me lo he pasado muy bien, Alec y Jane se han quedado petrificados en el sitio al ver a papá —noté que mi hija tenía un brillo especial en sus ojos. Estaba feliz.
—Hola tía —dijeron mis sobrinos –, sí es verdad, no veas que cara se les ha puesto ja,ja,ja —me di cuenta de que Edward me miraba ansioso.
—Hola —les dije—. ¿Os habéis portado bien con… con Edward?
—Sí, hemos sido muy buenos, por eso papá nos ha comprado este helado—dijo mi hija.
—Lo siento Bella, a lo mejor tú… no sé –dijo mirándome dudoso y pasándose la mano por el pelo. Cuánto había echado de menos ese gesto…
—No tranquilo, no pasa nada —le dije—, yo también le compro helados y golosinas cuando se porta bien. Pero no antes de la comida, pensé para mis adentros
—Yo voy a ver qué como. ¿Qué te traigo Bella? –dijo Alice. ¿Qué no se suponía que estaba muerta de hambre y se había adelantado? Claro el hambre se pasa cuando se cotillea con una amiga de otra amiga. ¿Qué me estaba perdiendo?
—Pues un sándwich de algo y un café, muy cargado – dije no muy segura del café porque con los nervios…
—Supongo que estaréis cansadas, esta noche me puedo quedar yo con mamá —se ofreció Edward.
—No —le contesté—, de todas las maneras tengo que quedarme, soy el médico ¿recuerdas? Si pasa buena noche ya descansaré en el sillón de la habitación.
—Bella, yo quisiera hablar contigo —me dijo de repente pasándose la mano por el pelo de nuevo, y todo mi cuerpo entró en ebullición.
—¿Y de que quieres hablarme Edward? — dije intentando sonar calmada.
—Rose, ¿podríais…? —pidió mirando a Rose y Alice que venía con las bandejas de comida.
— Sí –dijeron las dos a la vez. Alice dejó la bandeja con mi comida frente a mí, cogió a mi hija de la mano al tiempo que Rose hacia lo mismo con sus hijos y se marcharon dejándonos solos…
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