RECUPERANDO TU AMOR (+18)SUMMARY:

Autor: AlienaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/07/2011
Fecha Actualización: 25/05/2012
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 103
Visitas: 100822
Capítulos: 40

 Disclaimer: Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, pertenecen a la amravillosa SM, yo solo juego con ellos.


SUMMARY:

Edward Cullen no tuvo mas remedio que separarse de su esposa Isabella Swan, obligado por las circunstancias. Cinco años después un acciente fortuito hace que se reencuentren. Edward se enteta de que Bella vuelve al pueblo y ésperando verse pronto libre de esas circunstancias y de momento enfrentándose a ellas, decide hacer lo que debería haber hecho hace tiempo:luchar por ella y recuperar su amor.

 

 

 

 

PROLOGO

No sabía en qué momento exacto me había enamorado de Bella Swan. Solo sabía que la había amado toda mi vida. Yo creo que ya estaba enamorado de ella cuando a la edad de diez años mis padres, Edward y Elizabeth junto con los de Rose, William y Rosalie,  morían en aquel horrible accidente de tráfico,  y los Swan me acogieron en su casa como a un hijo mas.

Pero  los celos enfermizos de una persona sin escrúpulos, mala y despiadada y el ansia de venganza de otra no menos despiadada, nos habían separado de la manera más cruel.

Emmet, se había quedado dormido a mi lado. Eche hacia atrás el respaldo del asiento del avión que me llevaba cada vez más cerca de ella, en un intento por dormirme. En cuanto cerré los ojos mi mente evoco cada uno de los momentos vividos a su lado. Me abstraje del tal manera, que casi podía sentir sus manos acariciándome, sus labios besándome, su olor… hasta que la voz de la azafata anunciando la llegada del vuelo me saco de mi sueño.

Mientras caminaba por el largo pasillo, mi corazón latía furiosamente, los nervios se me  habían acumulado en el estomago nada más cruzar la puerta del hospital. Hoy la vería después de cinco interminables años, en los que no he dejado de adorarla, amarla y recordarla ni un solo instante. Cinco largos años en los que no he dejado de odiarme a mí mismo por lo que la hice. ¿Cómo pude ser capaz? ¡Dios, me siento tan miserable! ¿Cómo va poder ella perdonarme algún día si yo mismo no puedo?

Mi madre adoptiva, René Swan, aun  estaba en la UCI y allí solo podía estar una persona. Rose dijo que se quedaba con ella mientras Emmet y yo nos fuimos a buscar a Bella. Cuando mi hermano y yo llegamos al mostrador, Emmet se dirigió a la enfermera para preguntar por mi amor.

__ Hola buenos días ¿La Doctora Swan, por favor?

__ Estoy aquí hermano, __  dijo una hermosa voz detrás de mí y al instante todos mis sentidos se pusieron en alerta. Me volví como en cámara lenta y allí estaba ella, tan preciosa,  tan dulce, tan real después de años de recordarla. Recuerdos, que no la habían hecho ninguna justicia. Estaba mucho más guapa que en mis sueños, mas mujer,  el embarazo y el haber tenido una hija le habían sentado genial. La ropa que traía puesta, el típico pijama y bata verde con el que solía vestirse un médico,  me intimidaba, nunca la había visto vestida así. Nos quedamos mirando durante un largo rato, cada uno sumergido en la mirada del otro, como antes, como siempre hacíamos, de repente todo el dolor y el sufrimiento parecían haberse borrado, solo estábamos ella y yo. No había nadie más. Mi corazón parecía que iba a salirse de mi pecho,  mi piel estaba erizada y mi cuerpo, bueno mi cuerpo era un caso aparte

__ ¿no me vas a saludar? , __ dije adelantándome hacia ella con intención de darle un beso en la mejilla

__ Hola Edward, __  dijo echándose para atrás totalmente impactada de verme ahí, estaba claro que no me esperaba. __ ¿Qué tal?

__  Bien, __   Conteste  con el corazón encogido por el dolor del rechazo, __ tú estás muy guapa. _  Dije mirándola con amor, con ese amor que sentía por ella, con adoración con ternura.

__  Gracias, __  dijo sonrojándose y devolviéndome la mirada con esa expresión que ponía siempre que estaba preguntándose algo

__ ¿De verdad está todo bien? , __   la volví a preguntar

__  Bueno ahora mejor, ya paso el susto. __  Y volvimos a perdernos el uno en la mirada del otro. ¡Dios, Como amaba a esa mujer! Que ganas de estrecharla en mis brazos y besarla hasta dejarla sin aliento. Y como si mi cuerpo obedeciera una orden de mi subconsciente, me acerque a ella y la abrace.  Que maravilloso era volver a sentir en mis brazos ese delicado cuerpo que tan bien encajaba en el mío, volver a disfrutar de ese olor que no había cambiado con el tiempo, volver  a rozar su piel. Pero ella después de devolverme el gesto durante un maravilloso momento,  rompió el abrazo.

__  ¿Dónde está Tanya?,-__ dijo preguntándome por la mujer que yo más odiaba en este mundo y rompiendo la magia del  encuentro.

__ Ella no ha venido Bella, hemos venido solos Emmet y yo

__ Bella ¿Cómo estás?, __ dijo Emmet rompiendo la tensión.

___Bien, bastante bien… dentro de lo que cabe, __  contesto ella. Yo era incapaz de apartar la mirada de su rostro, era tan hermosa  __ ¿Habéis visto ya a mama?__  Pregunto.

__ Si Rose nos fue a recoger al aeropuerto. Vinimos directamente para acá. No hemos podido hablar mucho con ella, ya sabes que en la UCI no puede estar más de una persona, así que hemos tenido que entrar de uno en uno. Rose se ha quedado con ella y nosotros hemos venido a buscarte, queríamos verte.

__ ¡Mama, mama! , __  dijo de repente una voz detrás de nosotros__, ¡Tía! dijeron otras dos. _  Bella se volvió en el acto y los miro a los tres críos con una cara de muy pocos amigos y ellos captaron el mensaje.

__  Vale, vale, ya lo pillamos, en un hospital no se chilla, dijo Gabriela. Al tiempo que el móvil de Bella vibraba en su bolsillo.

__ ¿Sí? _  contesto ella a la vez que mis sobrinos se tiraban encima mío y de mi hermano para saludarnos. Note como Gabriela se quedaba atrás retraída, yo quería acercarme, tomarla en mis brazos y darla un beso pero…no sabía si era prudente. La niña me miraba  fijamente y de repente una sonrisa ilumino su cara.

_ En un hospital no se chilla  _  dijo Bella encarando a las tres figuras que ahora la miraban un poco temerosos _  y tampoco se deja por ahí abandonadas a las niñeras. No veo a Emily por ningún sitio ¿Sabéis donde está?

_  Yo creía que venía detrás de nosotros _  dijo mi sobrino Peter con cara de inocencia.

_  ¿Eso creíais? Pues mira que acaba de llamarme por teléfono para preguntarme si estáis conmigo, porque se ha parado a hablar con  una amiga y de repente habéis desaparecido de su vista.

__  Pues eso __  dijo Gabriela que seguía mirándome de reojo – se ha parado a hablar con Charlotte y nosotros teníamos prisa por saber cómo estaba abu René.

__ A abu René todavía no la han puesto en una habitación con una camita y donde está los niños no pueden pasar. Así que ahora nos vamos a ir a la cafetería a tomar algo mientras esperamos que la trasladen y luego os vais a ir a la guardería del centro porque Emily se ha tenido que marchar  ¿Ok?

Bella en ese momento se dio cuenta que mi hija no hacía más que mirarnos, sobre todo a mí que me estaba poniendo más nervioso aun de lo que estaba. Aunque tengo que reconocer que estaba disfrutando viéndola ejercer su papel de madre ¡Se le daba tan bien! Parecía que hasta incluso los dos diablos que tengo por sobrinos la tenían un respeto.

__ Gaby hija, mira, estos son tu tío Emmet, el padre de Tony y Peter

__ Hola tío Emmet. __ dijo Gabriela dándole un beso y un abrazo.

__ Y este es __ continúo  Bella y yo me prepare para recibir una bofetada emocional, pues sabía que me iba a presentar como su tío. ¡Dios bendito! Hasta eso me había negado esa zorra que tenia por esposa. Pero no estaba preparado para esto, juro, que no lo estaba.

__ ¡Papa!__ dijo Gabriela, tirándose a mis brazos.__ Tú eres mi papa ¿Verdad? Si, si lo eres,  eres igualito a la foto que mi mama me dio.

__No podía dar crédito a mis oídos. No puedo describir la emoción y la alegría que me embargo en ese momento. MI niña sabía quien era yo. Bella la había hablado de mí.

 Me quede mirando incrédulo a mi hermosa Bella, a mi niña, a la que consideraba mi mujer,  mi verdadera  esposa, aunque un montón de papeles sin sentido dijeran otra cosa. Ella me sostuvo la mirada, esa mirada de ojos chocolate en la que solía perderme.

__ Tú, ¿La has hablado de mí?

__Tenía derecho a saber

 

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Capítulo 22: Redención

Capitulo 22: Redención

Pov Edward

—A ver familia— dije llamando su atención, todos callaron  y me miraron.

—Bueno huelga deciros que Bella y yo estamos juntos de nuevo porque es más que obvio, pero si queríamos deciros que  seguimos oficialmente casados —había evitado dar este detalle a la familia para que fuera una sorpresa para todos.

—Eso es sencillamente estupendo—, exclamaron un montón de voces a la vez, pero yo las callé de nuevo.

—Como todos ya sabéis –dije mirando a mi padre el cual me había echado una pequeña bronca cuando se lo conté —no firmé ni entregué los papeles del divorcio incurriendo inconscientemente en un delito de bigamia.  Sí papá —silencié sabiendo lo que me iba decir—, sé que  podía haber terminado en la cárcel, pero Bella tiene muy buenos amigos como también sabéis,  y me enorgullece saber que son también amigos míos.  Gracias a la ayuda de Kate, de mis amigos y sus testimonios a mí favor, la declaración de Ángela  y la intervención de ese juez amigo de  Marco,   todo quedo solucionado, he quedado absuelto del delito de Bigamia,  el matrimonio con Tanya es ilegal desde el momento en que fui coaccionado mediante  chantaje para celebrarlo,  obligándome con ello a separarme de la mujer que realmente amaba, así que el juez lo ha invalidado, es como si nunca hubiera existido, el  único que tiene valor es el mío con Bella, el Juez lo ha declarado válido y legal a cambio de mi declaración en el juicio.

—Un momento—dijo Charlie, rompiendo la alegría general—, en qué estado ha firmado el juez todo esto.

—En el estado de Washington papá, —le contesté —pero el juez me ha dicho que su resolución será válida en cualquier estado de la Unión.

Mientras mi padre y Emmet respiraban aliviados, todo el mundo gritó emocionado. Pero antes de que se desmandaran y no me dejaran terminar, les silencié otra vez.

—Esperad, hay más —les dije—,  veréis  he pedido a mi esposa que  renovemos los votos matrimoniales en la misma iglesia, con toda la familia, los amigos y cualquier vecino de Forks que quiera asistir y  ella me dijo que sí, así que familia, Bella y yo renovaremos nuestros votos matrimoniales.

En unos segundos nos vimos envueltos en besos, abrazos, felicitaciones, por parte de toda la familia. Mi hija, sobrinos y los hijos de Ángela y Ben nos miraban intrigados, hasta que claro,  vino la pregunta obvia.

—¿Por qué estáis todos tan contentos? – preguntó un quinteto perfectamente coordinado.

—Hija ven aquí –la llamé cogiéndola en brazos y sentándola en el borde de la mesa—, verás,  ¿te acuerdas que preguntaste  si me volvería a casar con tu madre?

—Síiii –chilló ella emocionada— ¿os vais a volver a casar?

—No exactamente, hay unos papeles que dicen que estamos casados y que no hace falta, pero aun así queremos ir a una iglesia y hacer como si nos casáramos otra vez, ¿te parece? –le pregunté—. Sabes en esas ceremonias siempre hay una niña que lleva los  anillos ¿querrías ser tú?

—Siiiiiiiiii  — chilló de nuevo, realmente emocionada y dando saltos por toda la habitación.

—¡Lo sabía… lo sabía! –chilló de repente una muy histérica Alice compitiendo con  mi hija en su danza de saltos, mientras el resto de la familia se dedicaba a felicitarnos de nuevo–, lo sabía desde que has entrado y he visto el anillo de nuevo en tu dedo –cosa que fue corroborada por mi madre y por Rose—. Felicidades amiga, no sabes cuánto me alegro. ¿Habéis decidido ya la fecha de la boda?

—Bueno…pues…—dije dubitativo mirando a Bella.

—¿Para cuando piensas que se celebrará el juicio?

—Supongo que para principios de año, no sé   marzo, abril como mucho, Aro sigue grave, se está recuperando pero aún no está fuera de peligro, si se salva, habrá que esperar a que pueda presentarse.

—¿Qué te parece entonces el 20 junio si todo marcha bien?

—Pues que no me podías hacer un mejor regalo de cumpleaños –dije mirándola con los ojos empañados con lágrimas de felicidad.

—Pues el 20 de junio entonces.

—Eso es muy poco tiempo –volvió a chillar Alice de nuevo–. Tenemos muchas cosas que hacer, el vestido lo primero, encargar las invitaciones, contratar la iglesia, el catering, los vestidos de las damas de honor, las flores…

—¡Alice para! –gritaron a la vez Bella y Jasper. Y como si de un robot  al cual hubieran desconectado se tratase, Alice se quedó completamente quieta mirando  a mi Bella y a su marido con una cara rara…

—Vale, vale —dijo por fin –ya me he puesto hiperactiva pero es que hay tantas cosas que hacer y es tan poco tiempo que…

—Alice… –volvieron a repetir Jasper y Bella.

—Bueno, bueno  ya paro. Pero luego cuando tengamos que ir corriendo ya os lo diré yo. Porque a ver, tenemos que ver el  vestido eso lo primero y…

—Nada Bella, que no tiene arreglo—dijo Jasper dando un suspiro. Y Todo el mundo empezó a reír y rodó los ojos ante la hiperactividad de esta mujer.

—Si queréis vamos al salón a tomar el café —dijo mi madre.

—Me parece bien –contestó Bella que ya se había instalado en mis piernas con la consiguiente broma de Emmett—, pero antes Rose —dijo dirigiéndose a mi cuñada — tengo un regalo para ti –anunció levantándose a coger su bolso.

 

Y dicho esto entrego a Rose  un sobre muy parecido al que Carmen nos había entregado con  los documentos de las tierras de Emmett. Rose se la quedo mirando confundida y miró al sobre como si fuera una carta bomba.

—Ábrelo— dijo mi Bella riéndose—, no te va a comer. Es un regalo mío y  también de Marco, él lo encontró.

Rose abrió el sobre más confusa todavía y después de unos segundos  de mirar lo que había dentro,  se abalanzó sobre nosotros, pues Bella volvía a estar sobre mi regazo,  y abrazó a Bella llorando de alegría. Todos estábamos confundidos, bueno yo estaba confundido y ahogado porque el peso de las dos sobre mí, en fin era mucho peso y me estaban asfixiando. Por el rabillo del ojo vi como Emmett arrebataba a Rose el papel que tanta ilusión le había hecho.

—¡Bella, hermanita! –exclamó Emmett con una sonrisa de oreja a oreja cuando vio lo que eran esos papeles. A ver si los demás nos enterábamos también. Tal era la que se había formado que hasta los niños se habían acercado.

—¿Cómo has conseguido esto? – preguntó Emmett y el papel le fue arrebatado de las manos por mi impaciente madre. Mi padre se puso a leer el contenido por encima de su hombro y yo enjaulado como seguía no me enteraba de nada.

—Más bien ha sido Marco el que lo vio. Corín Denali,  que al igual que su padre estaba harta de los tejemanejes de Aro y Cayo, nos ha puesto objeción a que el FBI revisara las transacciones de su empresa con las de Aro. Eleazar, su padre,  también va a ser investigado pues se sospecha que los negocios que se traía con los hermanitos no eran muy legales, y si colabora saldrá bastante  bien librado. Parece ser que Aro obligaba a Eleazar a colaborar con él  debido a  Carmen. Y no me digas cómo, pero de repente apareció entre las cosas que Aro traspasó  a  Empresas Denali  y Corín no ha puesto inconveniente en vendérmela. Marco me ha dicho que ni queramos saber para que la utilizaban así que me imagino que necesitara bastante reforma —explicó Bella.

—¿Se puede saber de qué habláis? — pregunté una vez  que había conseguido incorporarme un poco pues Rose y Bella seguían abrazadas y yo no pensaba apartarme de Bella así muriera en el acto por aplastamiento.

—Es la casa de los padres de Rose —tuvo a bien informarme Bella—, donde Rose paso los primeros años de su infancia.

—Los únicos felices hermanita —aseguró Rose con una mirada nostálgica—, Dios Bella te ha debido costar mucho dinero —se quejó— y ya nos habías dado para recuperar nuestra casa. No…no me lo merezco.

—Pues yo creo que sí te lo mereces Rose, es mi forma de agradecerte el que estuvieras siempre ahí, siempre siendo mi amiga y mi hermana, pasase lo que pasase y  luchando  contra quién  tuvieras que luchar, sin importarte las consecuencias. La vida te ha hecho pasar por una dura prueba Rose, por culpa mía, y menos mal que solo quedó en eso Rose en una prueba que has superado y con la nota muy alta. Por todo eso,   gracias. Rose tu sabes mejor que nadie que puedo permitírmelo. Es tuya de nuevo, tu herencia, haz con ella lo que quieras —dijo mi Bella, Rosalie tenía lágrimas en los ojos, mientras yo bajaba la cara bastante avergonzado porque era verdad, Rose fue la única que se mantuvo firme y le plantó cara a esa zorra cuando los demás estábamos doblegados, la única que me decía las verdades a la cara y me ponía en mi sitio.

—Pues ya que hablamos del tema –apostilló Emmet—no sé cómo pero tengo que ir devolviéndote como pueda el dinero que me has dejado, te has debido de arruinar hermana y eso no lo puedo permitir.

—Ni se te ocurra—dijo Bella indignada—, eso fue un regalo y lo de Rose también. Ni se te ocurra Emmet Cullen devolverme nada de dinero porque te juro que… Mira, se me ocurre algo si te vas a sentir mejor, abre una cuenta a nombre de tus hijos y ves metiendo allí lo que se supone me debes a mí y digo se supone porque no me debes nada —terminó de decir muy digna.

—Pero Bella —siguió Emmet tercamente—deben ser todos tus ahorros,   es imposible que hayas pagado todo esto sin quedarte sin ningún remanente para ti, te has debido arruinar. Si no me lo coges, lo que hago es abrir una cuenta para tu hija.

—Emmet no me hagas presumir de persona adinerada porque no va conmigo —dijo Bella —solo cógelo. Tómalo como un regalo y cállate. Gaby está bien, no necesita nada. Tengo todavía dinero. Pero déjame decirte una cosa Emmet Cullen —advirtió en el mismo tono que empleaba mi madre para zanjar una cuestión—aunque me hubiera quedado en la más completa y absoluta ruina lo hubiera hecho igual, eso que te quede bien clarito y tampoco querría que me lo devolvieras. El dinero es eso dinero, lo importante son las personas.

—Amén  a eso —dijo Rose —y como yo sé de lo que hablas te lo acepto todo. Gracias de nuevo, Bella —dijo levantándose de donde estaba,  gracias a Dios porque yo ya empezaba a no sentir mis piernas.

—Pues  parece que eso de ser médico se paga muy bien –dijo Emmett volviendo a su modo bromista—, ¿o es que te has dedicado a atracar bancos en estos años y no nos hemos enterado?,  ¿no te habrá entrado complejo de Bonnie y  te habrán declarado Enemigo Público en algún sitio verdad?, mira que por aquí hay mucha poli suelta.

—Emmet, ¿conoces la Corporación Plat? —preguntó Bella.

—Cascaras y quien no  –contestó Emmet.

—Pues Esme,  la madre de Alice, es  la dueña junto a su padre. Ella me aconsejó  unas buenas inversiones que tuvieron éxito y además soy una de las dueñas y accionista de la revista Quiérete un poco más ¿te suena?— pregunto con ironía.

—Si es una revista de esas de mujeres que… ¿Rose no es esa la que compráis mamá y tú?—preguntó despistado como siempre

—La misma, pero no la compramos hijo —contestó mi madre orgullosa—Bella nos la manda gratis todos los meses.

—¿Y tú eres la dueña?–volvió a decir Emmet—¿qué más ases tienes escondidos en la manga hermana?,  ¿no serás también la dueña de Mac Donald’ s  y yo pagando por las hamburguesas todos los días? –dijo tan serio que acabó provocando una carcajada general. La verdad es que al ir a por el dinero que necesité  para comprar la casa de Emmett,   no pude evitar ver el saldo que en esa cuenta había y quedé realmente asustado pero orgulloso al mismo tiempo de todo lo que mi Bella había conseguido y de lo sencilla y buena que seguía siendo. Dicen que el dinero cambia a las personas, pero a mi Bella la había cambiado para ser mejor aún.

—No Emmet—dijo mi Bella riéndose aún y haciendo un movimiento con el cuerpo al reírse que hizo muchos estragos en mi entrepierna. A ver si nos podemos ir pronto y Gaby se duerme deprisa, pensé para mí.

—Bueno  –dijeron Alice y Jasper haciendo realidad mí deseo—, es hora de que nos marchemos. El viaje ha sido largo y estamos cansados. 

—Además –agregó  Jasper—, Alice aún  no está recuperada del todo y… se calló   de repente al ver la mirada envenenada que le estaba echando su esposa.

—Sí, será mejor que nos vallamos – dijo si dejar de mirarle con las cejas levantadas —a descansar,  el viaje ha sido largo.

—Nosotros también nos vamos a ir,  Edward— dijo mi amor. ¡Al fin ¡ grité yo en mi mente —estoy cansada. Y me gustaría estrenar ese Jacuzzi —me dijo al oído muy sensualmente y el pantalón de repente encogió tres tallas.

—Sí, mi amor, vámonos que Gaby estará cansada —dije levantándome deprisa pero cubriendo el cuerpo con el de ella para que no se viera mi problema. Gaby vino y me pidió que la cogiera en brazos. Mira, una buena manera de ocultarlo también.

— Bella –dijo Rosalie al despedirse de ella —mañana quiero hablar contigo, se me ha ocurrido una idea. He pensado que podríamos arreglar la casa y convertirla en un centro de reeducación para jóvenes que padecen trastornos alimenticios  como anorexia y bulimia, bueno y no tan jóvenes. Sabes que siempre he admirado tu labor en esa revista y en todas las organizaciones benéficas en las que estás metida para luchar contra esto y me gustaría aportar mi granito de arena.

—Me parece perfecto Rose, es una gran idea.

—Pues mañana hablamos –dijo Rose.

—Cuenta con mi apoyo –dijo Ángela–, supongo que necesitarán ayuda psicológica ¿verdad?

—Y con el nuestro –dijeron Alice y Jasper a la vez –y supongo que Esme y Dydime también querrán aportar. Desde luego Esme se encargará personalmente de la reforma de la casa, eso no te quepa la menor duda, ya sabes como es.

—Pues yo no me voy a quedar fuera –dijo mi madre—. Después de todo serán casi todas adolescentes, alguien tendrá que ponerlas firmes ¿no?

Después de despedirnos de todos, Bella y yo con Gaby en mis brazos medio dormida, nos encaminamos hacia nuestra casa. Qué bien sonaba eso. Rose y Emmett iban a acercar a Jasper y Alice hasta su nuevo hogar, pues no sabían exactamente donde estaba. Yo por mi parte con mi niña en uno de mis brazos,  su cabeza apoyada en mi hombro y con el otro abrazando a Bella mientras caminábamos por el pasillo que llevaba a casa, sentía que tenía el mundo en mis manos. No necesitaba  nada mas, lo demás podía irse a la porra yo así ya era feliz.

Cuando llegamos a la casa, llevamos directamente a Gaby a su habitación, con mucho cuidado de no despertarla le  pusimos el pijama y la metimos en la cama.

Salimos de allí entornando un poco la puerta y ya no me pude aguantar más. La cogí en brazos y la cargué  estilo novia en dirección  a nuestra habitación. Cuando llegué la deposité directamente sobre la cama y me tumbé encima de ella.

—¿Pero no íbamos a estrenar el Jacuzzi? –preguntó Bella mientras empezaba a bajar su mano desde mi pecho hasta mi cintura y tirando de mi camiseta,   me la sacó de un tirón.

—Cambio de planes –le dije yo empezando a desabrocharle la blusa. Llevaba una blusa roja muy bonita con muchos botones. Esto estaba bien para jugar un poquito, verás como la iba a poner. Empecé a desabrocharle un botón muy lentamente, y cuando lo conseguí  le di un beso en los labios y luego descendí por su barbilla, hasta el cuello y de allí a la parte que había dejado desnuda el botón desabrochado. Pero estaba claro que Bella tenia las mismas ganas que yo porque  ni corta ni perezosa bajó su mano hacia mi ya muy abultada erección y a través de la tela del vaquero, la abarcó  con sus manos mientras la apretaba y frotaba  para después arquearse de forma  que fuera su centro el que se frotara contra mí. Era una lucha de poderes para ver quien ponía más al límite a quien y estaba decidido a ganar. Me separé un poco de ella y con la lengua empecé a chupar por la parte de la blusa donde estaba el segundo botón, intentando cogerlo con mi boca. Llevé mi mano al mencionado botón y lo desabroché mientras volvía  a recorrer el mismo camino anterior, boca, cuello y piel al descubierto. Ella con sus manos apretaba y masajeaba mi pene por encima de los pantalones y se arqueaba intentado entrar en contacto con esa parte de mi cuerpo, pero yo no me dejaba, así que optó por desabrochar la cremallera de los pantalones. Ante ese gesto me tensé, pues sabía lo que venía a continuación y efectivamente me bajó los pantalones y metió su  mano  por  dentro de mí bóxer y empezó a acariciar mi pene. Lo acariciaba lentamente, igual de lento que yo le desabrochaba la blusa. Porque eso sí  yo no había dejado de desabrocharle botón por botón  y besando cada trozo de piel que quedaba expuesta. Ella empezó a masajear mi glande muy lentamente, acariciando, haciendo círculos con su dedo. No sabía cuánto tiempo más iba a poder aguantar,  su contacto era exquisito y le había echado mucho de menos.

—Edward—me llamó con voz entrecortada y ronca de excitación —por favor entra dentro de mí,  no me tortures mas.

—Solo un poco más mi amor, no tengas prisa —dije mientras terminaba de quitarle la blusa del todo y empezaba con el sujetador que ya me estaba molestando. La subí un poco hacia mí, cosa que aprovechó para enredar sus piernas alrededor de mi cintura moviéndose sugestivamente contra mi pene. Una vez que el sujetador terminó,  y no me pregunten cómo, colgado de una de los apliques de la lámpara del techo, empecé  a tocarla con la mano uno de los pezones, acariciándole, masajeándolo al igual que ella hacía con mi pene. Y con  mi boca me dedicaba al otro, chupándolo, saboreando su dulce sabor. Esos pechos eran mi perdición, siempre lo habían sido y ahora más.  Con la mano que me quedaba libre había conseguido subir su falda hasta conseguir llegar a sus braguitas, las cuales sin remordimiento alguno arranqué literalmente de su cuerpo. Ya  le compraría otras. Busqué su centro y empecé a acariciarlo de la misma forma torturadora con que ella me acariciaba el pene. Busqué  la cremallera de la falda y con dificultad la bajé,  pues solo tenía una mano ya que la otra estaba dedicada a mi estimulante favorito, el pecho. Ella dejó mi placentera tortura un momento para terminar de quitarse la falda y yo aproveché para quitarme del todo los pantalones y el  bóxer. Una vez desnudos y expuestos el uno al otro,  volvimos a nuestra tarea, yo masajeaba y chupaba sus pezones, y con la otra mano le acariciaba el clítoris  y la invadía con mis dedos. Pero no era suficiente, dejé de chupar sus pezones y fui bajando con   mi boca dándole besos por todo el cuerpo hasta llegar a su centro,  donde empecé a lamerlo describiendo círculos con mi lengua mientras mis dedos seguían metidos en su interior. Al tiempo que  ella seguía exquisitamente entretenida con mi pene.

—Edward… —me llamaba, pero yo estaba ocupado, no podía contestar.

—Por favor… no aguanto más  –me avisó.

—Pues córrete mi amor, no te aguantes, venga suéltalo  —la incité. Y debí excitarla un montón porque de repente noté como mi boca se llenaba de su dulce néctar.

Cuando hube bebido todo lo que ella me dio, subí de nuevo por su cuerpo sin dejar un solo centímetro sin lamer y sin besar. Llegué  a su boca y la besé, con pasión, con ternura, con lujuria, con necesidad, al tiempo que mi pene se iba introduciendo lentamente en su interior.

—No lo hagas tan lento por favor… —me pidió.

—¿Qué prisa tienes?–  le pregunté—, ¿has quedado con alguien? –le dije mientras me movía deliberadamente lento en su interior. Hasta que ella tomó  un poco las riendas y  rodeándome con sus piernas para profundizar más empezó a moverse tan rápido que yo veía que me venía el orgasmo antes que a ella y no quería que ella se quedara insatisfecha. Así que empecé a estimularla de todas las maneras posibles mientras me movía todo lo lento que ella misma me lo permitía, al final un grito suyo   me dijo que estaba llegando,   así que yo me dejé ir con ella.

Nos quedamos un rato uno encima del otro. Bella con las piernas rodeándome y yo aún sin salir de ella. Había sido muy intenso, no en vano estábamos recuperando cinco años de amor perdido.

—No salgas de mí —me pidió cuando una vez recuperadas nuestras respiraciones, intenté salir de ella para recostarme a su lado.

—¿No íbamos  a ir al Jacuzzi? –le pregunté.

—¿Tú crees que podríamos llegar conmigo en tus brazos y sin salir de mi? – me pregunto desafiante. Era costumbre nuestra lanzarnos estos desafíos ¡Otra cosa que también había echado de menos!

Nos levanté  a los dos de la cama, no sin esfuerzo, y con sus piernas rodeando mi cadera y mi pene dentro en ella, llegamos al jacuzzi. Haciendo verdaderos ejercicios malabares, entré dentro de la bañera y la tumbé poniéndome encima de ella. Me alcé un poco para dejar que los chorros de agua salieran. Con tanto movimiento,  mi pene había comenzado a crecer de nuevo dentro de ella, así que empecé a moverme lentamente, mientras la besaba y lamía con mi lengua.

—No me has dejado salir de ti y mira lo que ha pasado por tu culpa, mi amor —le dije moviéndome dentro de ella cada vez más deprisa pues seguía teniendo mucha necesidad a pesar de no hacer ni diez minutos del anterior.

—Pues habrá que solucionarlo  –dijo enredando más sus piernas en mí y moviéndose como solo ella sabía hacerlo, consiguiendo que me excitara todavía más. Salí de ella con su consiguiente protesta y le di la vuelta rápidamente pues no estaba para ir despacio, y la penetré de una sola estocada por detrás. Mi cuerpo se movía por detrás suyo frotándose contra su delicioso trasero mientras ella se arqueaba hacia atrás para facilitar que le dejara besos y más besos en el cuello mientras con una mano le acariciaba sus senos y los dedos de la otra frotaban su clítoris. Ella,  completamente arqueada contra mi pecho echaba las manos hacia atrás tocando y acariciando todo lo que podía. Nos excitamos   hasta tal punto el uno al otro, que mi siguiente orgasmo fue más intenso que el primero y el suyo también.

—Esto es maravilloso –dije todavía sin haber recuperado mi respiración del todo. Al salir de ella me había sentado en el suelo del Jacuzzi y la había atraído hacia mi pecho.

—Cuanto te he echado de menos Edward  —me dijo acariciándome otra vez por zona peligrosa y poniéndose a horcajadas sobre mí. Gesto que yo respondí y así terminamos enredados de nuevo en ese juego amoroso que solo dos personas que se aman de verdad, que se quieren, que se disfrutan, pueden compartir.

La mañana nos sorprendió sin que nos diéramos cuenta. No sé cuantas veces más habíamos hecho el amor esa noche, pero si puedo asegurar que la cama y el  Jacuzzi quedaron oficialmente estrenados. Yo me sentía pleno, completo, dichoso, feliz, mi cuerpo gritaba por el suyo, ya no sentía vergüenza de mí mismo, la había dejado en esa casa que había sido mi cárcel tantos años. La tenia acurrucada contra mi pecho y para mí eso era el mundo.

—Quédate un poco más amor –le dije apretándola  contra mi cuando vi que se removía –aún es pronto. Gaby está dormida todavía.

—¿Y cómo lo sabes? –dijo mientras me miraba interrogante.

—Por ese aparato que ves ahí. Es el que tiene la culpa —le expliqué mientras cogía el Walkie—.  Como ves es un Walkie como los que utilizamos los policías para comunicarnos, ya te conté ayer ¿te acuerdas?

—El caso es que Ángela la dijo que tendría que acostumbrarse a dormir solita. Parece que mis dos mujeres Swan tienen mucha afición a dormir conmigo —dije mirándola con burla.

—Es que eres irresistible, que le vamos a hacer –dijo con fingida resignación rodando los ojos, gesto que yo correspondí con un nuevo beso.

—El caso –seguí con mi relato —es que  se me ocurrió la idea de comprarnos uno y conectarlos a la hora de dormir y así si tenía pesadillas o miedo no tenía nada más que llamarme. Ángela al principio no estaba muy convencida pero los resultados han sido geniales. Como ves ha vuelto a dormir toda la noche de un tirón.

—¿Y Peter y Tony? —interrogó Bella.

—Pues más o menos lo mismo. Tony aún  tiene alguna que otra pesadilla pero Ángela dice que es normal ya que  él se llevo la peor parte, pero por lo demás están bien, son los mismos niños de siempre.

—Gracias por acceder a traerla contigo –dijo acurrucándose otra vez en mi pecho—, si se hubiera quedado allí no se habría recuperado tan pronto.

—No,  gracias a ti por dejármela y depositar esa confianza en mí. Bella con ella aquí he renacido, he hecho  y recuperado cosas que hacía tiempo no tenia o hacia, me ha hecho sentirme libre, distinto y responsable de alguien. Solo me faltabas tu para estar completo del todo y aquí estás, ya no puedo pedir nada más ni quiero nada más mi amor —le dije besándola de nuevo. Tendríamos que ir con cuidado porque Gaby no tardaría en despertar, menos mal que por el Walkie la oiríamos antes de que se presentase de improviso en la habitación pues estábamos desnudos y tenía intención de seguir así un ratito más.

—¿No tienes que ir a trabajar?–me preguntó de repente—, me apetece verte vestido de poli, hace tiempo que no te veo y estás tan guapo con el uniforme.

—Bueno —le dije juguetón —luego te hago un pase privado, puedes  mirar mientras me desnudo o ayudarme a quitármelo, como prefieras —le dije mordiéndole el labio.

—Acepto esa propuesta —me dijo estremeciéndose en mis brazos—,  pero tendrá que ser cuando acabes el turno que si no, no llegas.

—Me lo tendré que poner a propósito pues  había pedido vacaciones. De hecho pensaba salir esta misma mañana rumbo a Jacksonville a pasar las navidades los tres juntos.

—¿De verdad pensabas hacer eso? –me dijo incorporándose un poco y mirándome con alegría en sus ojos.

—De todas las épocas del año, amor, la Navidad es cuando más te echaba de menos. Las compras, los paseos por las calles de Port Ángeles iluminadas con las luces,  poner el árbol, las peleas por donde colgábamos cada adorno, las reuniones bajo él una vez adornado cantando villancicos, la Nochebuena y la posterior reunión en la plaza del pueblo con velas encendidas para seguir cantando más villancicos, la Navidad con sus regalos, el año nuevo… Me dije a mi mismo que no pensaba pasar una Navidad más si ti,  así que si tu no venías a mi…

— Es curioso porque yo sentía lo mismo. Le pedí permiso a Carlisle, pero me mostraba reticente porque aún estabas con la zorra, pero cuando la detuvieron salí corriendo para acá.

—Pues casi que me alegro amor –le dije. Bueno en algún momento tenía que contárselo ¿verdad?— verás… el lunes siguiente al día de Navidad, es el tradicional baile de la policía en Seattle ¿recuerdas cuando íbamos a él?

—Sí, sí lo recuerdo—me dijo mirándome pensativa y aquí venia la pregunta —Edward…

—No tuve más remedio que ir en estos años amor. Al principio me resistí, pero le bastaba amenazarme  con haceros daño para que hiciera lo que ella quisiera —le dije con vergüenza de nuevo, pero era bueno hablar de ello y desahogarme y que ella me escuchara. Eso contribuía a recuperar también mi autoestima—.  Pero no disfrutaba —dije volviendo al tema de la fiesta—, es por eso que tengo ganas de volver contigo de mi brazo. Bueno y además es que… este año… Emmett iba a ir en mi nombre…pero ya que estás aquí…

—¿Qué pasa Edward?—dijo mirándome expectante —me dijiste que no me ibas a ocultar nada.

—Y no te lo oculto es solo que no fue para tanto, cualquiera lo hubiera hecho, solo que Emmett y yo estábamos ahí. Verás por culpa de un cortocircuito se originó un incendio en el colegio. Los bomberos no daban abasto porque el fuego se extendió rápidamente, imagínate cuanto papel y madera puede haber para que arda en un colegio. Creíamos que los habían sacado a todos, pero no fue así. De repente escuché sus gritos y vi sus pequeñas manitas asomar por una ventana pidiendo socorro. Se habían quedado encerrados en el cuarto de baño y me llamaban a través de la estrecha ventana. No me lo pensé dos veces, cogí una manga de riego que afortunadamente quedaba sin usar, me empapé de agua todo lo que pude y me metí en el colegio de nuevo. Emmett iba detrás de mí, conseguimos llegar hasta la puerta del cuarto de baño la cual menos mal que cedió a balazo limpio, no sin antes advertir a los niños que ser quitaran,  les rociamos de agua a todos  y salimos de ahí tan de prisa como pudimos. Salieron todos sin más problema que un poco de intoxicación por humo. Emmett y yo salimos más perjudicados pues inhalamos bastante más, pero nos recuperamos en seguida. El caso es que  por petición de la mayoría de la gente del pueblo, nos  van a dar una especie de placa en  ese baile y el Cuerpo de Policía nos va a dar una condecoración…

—¿Qué no es para tanto dices?, ¿salvaste a un montón de niños pequeños de la peor de las muertes y dices que no es para tanto?—me dijo emocionada y ¿orgullosa?— Edward eres un héroe y ¿dices que no es nada?—me volvió a repetir echándose a mis brazos mientras me decía lo orgullosa que se sentía de amar un hombre así, y yo no puede sentirme más feliz de oír eso. Si Bella Swan, perdón Masen,  estaba orgullosa de mi, eso me bastaba. Aunque era yo el que estaba más que orgulloso de ella por muchas razones.

—Alice se va a quedar muda de la impresión cuando sea yo la que le proponga ir de compras – me dijo mirándose las uñas como si nada—, me voy a comprar el vestido más bonito de todo Seattle e iré contigo del brazo a esa fiesta sintiéndome la mujer más orgullosa del mundo. Y Gaby vendrá con nosotros ¿podrá?,  ¿nosotros íbamos?, ya verás cuando se entere…

—Ya  lo he oído todo, mi papi es un héroe, mi papi es un héroe —dijo mientras la oía como bajaba de la cama para venir a nuestra habitación. Nos levantamos rápido a por un pijama mientras sus pasos se acercaban. Cuando llegó se echó a mis brazos concediéndole a Bella el tiempo de vestirse del todo, yo ya me había puesto los pantalones del pijama.

—Mi papi un héroe, mi papi un héroe —repetía una y otra vez dándome besos por toda la cara. Y yo no podía sentirme más feliz. Las dos personas que más quería en el mundo estaban orgullosas de mí. Entre las dos habían conseguido lo que hacía dos meses me parecía imposible: me habían redimido, me habían salvado, era otra vez yo. Ya no me sentía sucio ni avergonzado, todo eso quedo atrás. Había recuperado su amor no solo el de Bella, sino el de las dos.

 

 

 

Capítulo 21: Volviendo a la vida Capítulo 23: Tarde de compras al estilo Alice

 


Capítulos

Capitulo 1: Capitulo 1: Accidente, noticia y reencuentro Capitulo 2: Capitulo 2: Jacksonville Capitulo 3: Recuperando tu amor. Capítulo 3 : Jacksonville, segunda parte Capitulo 4: Recuperando tu amor. Capítulo 4 : Recuerdos Capitulo 5: Recuperando tu amor. Capitulo 5 : Recuerdos, segunda parte Capitulo 6: Capitulo 6: Marco Capitulo 7: Capitulo 7 : Enfrentando la verdad Capitulo 8: ¿Reconciliándonos? Capitulo 9: Empezando de nuevo Capitulo 10: Ellas estarán bien Capitulo 11: Limpiando mi alma Capitulo 12: Amenazadas Capitulo 13: Angustia Capitulo 14: Luz en la oscuridad Capitulo 15: Pesadillas Capitulo 16: Despedida y regreso Capitulo 17: El principio del fin Capitulo 18: El final Capitulo 19: Las noticias más esperadas Capitulo 20: La historia de Carmen y un giro inesperado Capitulo 21: Volviendo a la vida Capitulo 22: Redención Capitulo 23: Tarde de compras al estilo Alice Capitulo 24: El Perdón Capitulo 25: Nochebuena de amor, Navidad maravillosa Capitulo 26: Baile de la Policía, condecoración y algo más. Capitulo 27: Mi heroe Capitulo 28: Horas de angustia e incertidumbre Capitulo 29: Inauguración Capitulo 30: El Juicio Capitulo 31: Juramento de Hipócrates Capitulo 32: La soledad de la muerte Capitulo 33: En los montes de Olympic Capitulo 34: Despedidas de solteros Capitulo 35: Sí quiero, otra vez Capitulo 36: Alice e Isabella Capitulo 37: Epílogo: Parte 1: Golpe del destino; Parte dos: Asignatura pendiente. Capitulo 38: Outakke 1: El hombre de hielo y su pequeño gran monstruo Capitulo 39: Outakke 2: Isabella Marie Masen swan, marca la diferencia Capitulo 40: Outakke 3: Padres, hijos y otras cuestiones

 


 
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