RECUPERANDO TU AMOR (+18)SUMMARY:

Autor: AlienaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/07/2011
Fecha Actualización: 25/05/2012
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 103
Visitas: 100815
Capítulos: 40

 Disclaimer: Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, pertenecen a la amravillosa SM, yo solo juego con ellos.


SUMMARY:

Edward Cullen no tuvo mas remedio que separarse de su esposa Isabella Swan, obligado por las circunstancias. Cinco años después un acciente fortuito hace que se reencuentren. Edward se enteta de que Bella vuelve al pueblo y ésperando verse pronto libre de esas circunstancias y de momento enfrentándose a ellas, decide hacer lo que debería haber hecho hace tiempo:luchar por ella y recuperar su amor.

 

 

 

 

PROLOGO

No sabía en qué momento exacto me había enamorado de Bella Swan. Solo sabía que la había amado toda mi vida. Yo creo que ya estaba enamorado de ella cuando a la edad de diez años mis padres, Edward y Elizabeth junto con los de Rose, William y Rosalie,  morían en aquel horrible accidente de tráfico,  y los Swan me acogieron en su casa como a un hijo mas.

Pero  los celos enfermizos de una persona sin escrúpulos, mala y despiadada y el ansia de venganza de otra no menos despiadada, nos habían separado de la manera más cruel.

Emmet, se había quedado dormido a mi lado. Eche hacia atrás el respaldo del asiento del avión que me llevaba cada vez más cerca de ella, en un intento por dormirme. En cuanto cerré los ojos mi mente evoco cada uno de los momentos vividos a su lado. Me abstraje del tal manera, que casi podía sentir sus manos acariciándome, sus labios besándome, su olor… hasta que la voz de la azafata anunciando la llegada del vuelo me saco de mi sueño.

Mientras caminaba por el largo pasillo, mi corazón latía furiosamente, los nervios se me  habían acumulado en el estomago nada más cruzar la puerta del hospital. Hoy la vería después de cinco interminables años, en los que no he dejado de adorarla, amarla y recordarla ni un solo instante. Cinco largos años en los que no he dejado de odiarme a mí mismo por lo que la hice. ¿Cómo pude ser capaz? ¡Dios, me siento tan miserable! ¿Cómo va poder ella perdonarme algún día si yo mismo no puedo?

Mi madre adoptiva, René Swan, aun  estaba en la UCI y allí solo podía estar una persona. Rose dijo que se quedaba con ella mientras Emmet y yo nos fuimos a buscar a Bella. Cuando mi hermano y yo llegamos al mostrador, Emmet se dirigió a la enfermera para preguntar por mi amor.

__ Hola buenos días ¿La Doctora Swan, por favor?

__ Estoy aquí hermano, __  dijo una hermosa voz detrás de mí y al instante todos mis sentidos se pusieron en alerta. Me volví como en cámara lenta y allí estaba ella, tan preciosa,  tan dulce, tan real después de años de recordarla. Recuerdos, que no la habían hecho ninguna justicia. Estaba mucho más guapa que en mis sueños, mas mujer,  el embarazo y el haber tenido una hija le habían sentado genial. La ropa que traía puesta, el típico pijama y bata verde con el que solía vestirse un médico,  me intimidaba, nunca la había visto vestida así. Nos quedamos mirando durante un largo rato, cada uno sumergido en la mirada del otro, como antes, como siempre hacíamos, de repente todo el dolor y el sufrimiento parecían haberse borrado, solo estábamos ella y yo. No había nadie más. Mi corazón parecía que iba a salirse de mi pecho,  mi piel estaba erizada y mi cuerpo, bueno mi cuerpo era un caso aparte

__ ¿no me vas a saludar? , __ dije adelantándome hacia ella con intención de darle un beso en la mejilla

__ Hola Edward, __  dijo echándose para atrás totalmente impactada de verme ahí, estaba claro que no me esperaba. __ ¿Qué tal?

__  Bien, __   Conteste  con el corazón encogido por el dolor del rechazo, __ tú estás muy guapa. _  Dije mirándola con amor, con ese amor que sentía por ella, con adoración con ternura.

__  Gracias, __  dijo sonrojándose y devolviéndome la mirada con esa expresión que ponía siempre que estaba preguntándose algo

__ ¿De verdad está todo bien? , __   la volví a preguntar

__  Bueno ahora mejor, ya paso el susto. __  Y volvimos a perdernos el uno en la mirada del otro. ¡Dios, Como amaba a esa mujer! Que ganas de estrecharla en mis brazos y besarla hasta dejarla sin aliento. Y como si mi cuerpo obedeciera una orden de mi subconsciente, me acerque a ella y la abrace.  Que maravilloso era volver a sentir en mis brazos ese delicado cuerpo que tan bien encajaba en el mío, volver a disfrutar de ese olor que no había cambiado con el tiempo, volver  a rozar su piel. Pero ella después de devolverme el gesto durante un maravilloso momento,  rompió el abrazo.

__  ¿Dónde está Tanya?,-__ dijo preguntándome por la mujer que yo más odiaba en este mundo y rompiendo la magia del  encuentro.

__ Ella no ha venido Bella, hemos venido solos Emmet y yo

__ Bella ¿Cómo estás?, __ dijo Emmet rompiendo la tensión.

___Bien, bastante bien… dentro de lo que cabe, __  contesto ella. Yo era incapaz de apartar la mirada de su rostro, era tan hermosa  __ ¿Habéis visto ya a mama?__  Pregunto.

__ Si Rose nos fue a recoger al aeropuerto. Vinimos directamente para acá. No hemos podido hablar mucho con ella, ya sabes que en la UCI no puede estar más de una persona, así que hemos tenido que entrar de uno en uno. Rose se ha quedado con ella y nosotros hemos venido a buscarte, queríamos verte.

__ ¡Mama, mama! , __  dijo de repente una voz detrás de nosotros__, ¡Tía! dijeron otras dos. _  Bella se volvió en el acto y los miro a los tres críos con una cara de muy pocos amigos y ellos captaron el mensaje.

__  Vale, vale, ya lo pillamos, en un hospital no se chilla, dijo Gabriela. Al tiempo que el móvil de Bella vibraba en su bolsillo.

__ ¿Sí? _  contesto ella a la vez que mis sobrinos se tiraban encima mío y de mi hermano para saludarnos. Note como Gabriela se quedaba atrás retraída, yo quería acercarme, tomarla en mis brazos y darla un beso pero…no sabía si era prudente. La niña me miraba  fijamente y de repente una sonrisa ilumino su cara.

_ En un hospital no se chilla  _  dijo Bella encarando a las tres figuras que ahora la miraban un poco temerosos _  y tampoco se deja por ahí abandonadas a las niñeras. No veo a Emily por ningún sitio ¿Sabéis donde está?

_  Yo creía que venía detrás de nosotros _  dijo mi sobrino Peter con cara de inocencia.

_  ¿Eso creíais? Pues mira que acaba de llamarme por teléfono para preguntarme si estáis conmigo, porque se ha parado a hablar con  una amiga y de repente habéis desaparecido de su vista.

__  Pues eso __  dijo Gabriela que seguía mirándome de reojo – se ha parado a hablar con Charlotte y nosotros teníamos prisa por saber cómo estaba abu René.

__ A abu René todavía no la han puesto en una habitación con una camita y donde está los niños no pueden pasar. Así que ahora nos vamos a ir a la cafetería a tomar algo mientras esperamos que la trasladen y luego os vais a ir a la guardería del centro porque Emily se ha tenido que marchar  ¿Ok?

Bella en ese momento se dio cuenta que mi hija no hacía más que mirarnos, sobre todo a mí que me estaba poniendo más nervioso aun de lo que estaba. Aunque tengo que reconocer que estaba disfrutando viéndola ejercer su papel de madre ¡Se le daba tan bien! Parecía que hasta incluso los dos diablos que tengo por sobrinos la tenían un respeto.

__ Gaby hija, mira, estos son tu tío Emmet, el padre de Tony y Peter

__ Hola tío Emmet. __ dijo Gabriela dándole un beso y un abrazo.

__ Y este es __ continúo  Bella y yo me prepare para recibir una bofetada emocional, pues sabía que me iba a presentar como su tío. ¡Dios bendito! Hasta eso me había negado esa zorra que tenia por esposa. Pero no estaba preparado para esto, juro, que no lo estaba.

__ ¡Papa!__ dijo Gabriela, tirándose a mis brazos.__ Tú eres mi papa ¿Verdad? Si, si lo eres,  eres igualito a la foto que mi mama me dio.

__No podía dar crédito a mis oídos. No puedo describir la emoción y la alegría que me embargo en ese momento. MI niña sabía quien era yo. Bella la había hablado de mí.

 Me quede mirando incrédulo a mi hermosa Bella, a mi niña, a la que consideraba mi mujer,  mi verdadera  esposa, aunque un montón de papeles sin sentido dijeran otra cosa. Ella me sostuvo la mirada, esa mirada de ojos chocolate en la que solía perderme.

__ Tú, ¿La has hablado de mí?

__Tenía derecho a saber

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 33: En los montes de Olympic

 

 

 

Disclaimer: Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen, son propiedad exlcusiva de S. Meyer. Solo el personaje de Gaby es de mi invención.- Y nada mejor para ilustrar esta histgoria que una preciosa fotografia de los Montes de Olympic, sacada de Internet. No es mia por supeusto, desconozco su autor.

Capitulo 33:En los montes de Olimpyc


Pov Edward


—Te juro que Emmett me va a oír —dijo Rosalie, toda enfadada–. Edward ¿tendrías mucho inconveniente si te quedas sin hermano?
—Creo que sería más problemático  para ti que para mí –le dije riéndome–pero no olvides que tenemos a una especie de monstruito saltando y corriendo a todas horas haciendo público el embarazo de la dos.
—Umm, no creo, Alice está bastante histérica pero se corta delante de los niños, sigo pensando que ha sido Emmett.
—Cría fama y échate a dormir —dije yo entre risas.
Habíamos llegado a donde tenía aparcado el coche y senté a Gaby en la silla especial. Me despedí de Rose y salí rumbo al hospital. Cuando llegué Bella ya me estaba esperando en la puerta, estaba preciosa con ese conjunto especial que se había puesto para la excursión. A lo mejor eran las ganas de verla con su tripita porque era consciente de que estaba de poco tiempo, pero juraría que ya se le notaba un poco. De hecho ya se empezaba a quejar de que la ropa no le abrochaba, lo que había dado a Alice la excusa perfecta para salir de compras y había vuelto con ese conjunto para la excursión en tono azul que la quedaba a las mil maravillas.
—Hola —le saludé mientras salía del coche deprisa para abrir su puerta, puede parecer exagerado pero quería mimarla, cuidarla, protegerla. Le di un beso en los labios, y la ayudé a entrar.
—¿Qué tal el día?
—Bueno si cuentas que he tenido que lidiar con un montón de mamás histéricas presionando para que el hospital ponga una denuncia contra la empresa de catering del colegio por lo de la salmonelosis—me contó desesperada—. Lo más gracioso es que el hospital ya la ha puesto pero como no callaban y no nos dejaban hablar… hasta que Carlisle ha cogido un silbato que Alice le dio un día y siempre lleva consigo como si fuera un amuleto y lo ha hecho sonar. Entonces ¡Por fin! Se han enterado… y lo mas gracioso es que yo como madre las comprendo pues  yo reaccionaria igual, lo malo es que no dejaban hablar se lo decían todo ellas. Pero  lo peor del caso no es tener que lidiar con las mamás no, lo peor son las abuelas, que son todas médicos frustrados y de todo  saben. Aunque también supongo que cuando yo sea abuela me comportaré  igual. Me acuerdo un día allí en Jacksonville que estuve a punto de darle el estetoscopio a una para que auscultara al niño…—yo la escuchaba divertido pero mi hija también estaba escuchando…
—Abu Renée es así y abu Esme también, ¿verdad mamá?, yo os  he oído a abu Carlisle, a la tita Alice  y  a ti, decir muchas veces que ellas son los médicos jefes ¿a que sí?
—Bueno sí… – contestó mi Bella un tanto violenta—, pero te advierto que como se lo digas…
—Sí, si ya lo sé me quedo una semana sin ver películas de video o sin jugar videojuegos…
Bella empezó a bufar por lo bajo, rodando los ojos al mismo tiempo, y yo no pude evitarlo y me eché a reír pero la sonrisa se me congeló en la cara al ver la mirada envenenada que me dedicaba mi Bella.
Después de unas cuantas paradas para ir al servicio y comer algo por el camino, llegamos por fin a nuestro destino. El camping era fabuloso, en la entrada una recepcionista muy amable nos recibió.
—Que niña más mona —dijo la mujer—,  ¿no tienes hermanitos?, tienes que decirles a tus padres que encarguen uno a la cigüeña.
—Sí señora, pero lamento decirle que a los niños no los trae la cigüeña, crecen y luego salen de las tripas de las mamás, los papás se los ponen ahí después de quererlas mucho…
Ni que decir tiene que la pobre mujer se quedó con la boca abierta ante la respuesta de la niña, yo de repente encontré el suelo muy interesante y Bella estaba colorada como un tomate, pero la mujer  se echó a reír a carcajadas, provocando que nosotros dos la siguiéramos.
—¡Menuda niña más bonita y salada, que graciosa¡ –dijo la buena mujer– tengan, aquí tienen un plano para llegar al espacio que se les ha destinado para acampar. Si necesitan algo no tienen más que pedirlo. ¿Me das un beso  cielo?
—Claro —contestó mi niña dando a la mujer un sonoro beso en la mejilla…
Después de esto nos dirigimos a lugar donde acamparíamos. Gaby estaba entusiasmada revoloteando tipo Alice alrededor mío mientras sacaba los útiles para montar la tienda. Era la primera vez que hacía una cosa así y estaba verdaderamente entusiasmada.  Mientras le enseñaba como se hacían las cosas empecé a pensar en  lo que le había dicho a la señora y eso me llevó a recordar que ya sabía lo del bebé
—Gaby hija mira, puedes traer del maletero del coche la ropita que esto ya casi está —cuando se alejó  lo suficiente me acerqué a Bella y le dije al oído—. Amor,  Gaby ya sabe lo del bebé, no me preguntes como lo sabe pero lo sabe. Salía diciéndoselo a Tony cuando la fui al buscar al colegio.
—¿No me digas?—contestó Bella— ¡Emmett, dichoso Emmett!,  ¿cómo se lo habrá tomado?— preguntó preocupada.
—A juzgar por cómo está, por como ha respondido a la señora y el tono con que se lo ha dicho a su primo,  yo creo  que se lo ha tomado bien.
—Ahora mismo vamos a sacar la cena y después mientras asamos malvaviscos,  se lo decimos.
Y dicho y hecho, cenamos unos sándwiches que Bella había preparado y después nos pusimos con los malvaviscos…
—Gaby hija —empezó Bella—, verás hay algo que tenemos que…
—Sí, ya sé que llevas ahí dentro un hermanito para mí —le dijo a su madre señalándole la tripa y yo de nuevo me quedé en shock, pero Bella que por supuesto la conocía mejor no se amedrentó
—¿Cómo diablos los sabes?
—Peter y Tony me dijeron que Seth les  dijo que Maggie le había contado que a su madre le había dicho la tita Alice que tú y ella estabais las dos embarazadas y que ibais a tener un bebé cada una— pobre Emmett pensé,  cría fama y échate a dormir—. Después oí a abu Renée decirle a abu Esme que me ibais a llevar de excursión para celebrar conmigo mi cumpleaños y decirme lo del bebé.
—Bueno y ¿qué te parece? —preguntó mi Bella. Yo estaba un tanto mareado con tanto me dijo, le dijo y escuché, pero parece que era tónica normal en la niña porque Bella la siguió perfectamente.
—Pues muy bien, que ya era hora…
—¿Qué ya era hora? –preguntó mi Bella confundida.
—A ver cuántas veces le he oído decir a la tita Alice que es muy aburrido ser hijo único y que es mejor tener más de uno…, eso sí quiero una niña por favor, estoy harta de tanta Formula Uno y de tanto beisbol ¿es que los niños no tienen otra cosa en la cabeza?
Bella y yo ante el comentario nos echamos a reír a carcajada limpia.
—Créeme hija— decía mi Bella entre risas— los niños pasen pero  los adultos son peores….
Empezamos todos a reírnos a carcajadas, mientras nos comíamos los últimos malvaviscos. De repente Gaby se quedó muy pensativa y seria, cuando  le preguntamos qué sucedía dijo que tenía sueño y que quería dormir.
—Edward –me dijo mi Bella por lo bajo–, algo me dice que debes ser tu el que la ayude a meterse en el saco, creo que tiene algo que preguntarte.
Me la quedé mirando intrigado pero me levanté y fui a ayudar a mi niña. Cuando entré en la tienda, tenía esa expresión que ya le había visto otras veces y que era una señal de que algo tenía en la cabeza y hasta que no lo soltara no iba a quedar tranquila.
—¿Tienes algo que decirme? –le pregunté.
—Bueno… verás… es que… estaba pensando… que tu…
—Gaby cielo, lo que tengas que decirme, dímelo sin más,  no va a pasar nada, no me voy a enfadar…
—Es que me da miedo de que ahora quieras más al bebé que a mí, porque al fin y al cabo  me acabas de conocer  y a este bebé  le vas a conocer desde el principio…
—Pero hija –le dije asustado cogiéndola entre mis brazos — ¿cómo puedes llegar a pensar eso?,  tú eres mi princesita y a pesar de que no he estado contigo hasta hace poco, eres muy especial para mí. No sé si me vas a entender pero antes de verte yo estaba muy triste y no tenía ganas de hacer nada, y cuando te vi en el hospital y me llamaste papá, me devolviste la alegría. Siempre serás mi hija preferida, te quiero mucho y aunque no haya estado contigo todos estos años quiero que sepas que siempre os tuve en mis pensamientos, me acordaba de ti y de tu madre continuamente deseando estar con vosotras,  siempre estaré ahí para ti.
—Pero si el bebé es otra niña, ya no seré tu princesa…
—Siempre serás mi princesa, lo que pasa es que tendré a mi Reina y a dos princesas a quien querer mucho. Hija el corazón es muy grande y en él caben todas las personas a quien conocemos a lo largo de nuestra vida y queremos. Porque venga otro bebé no voy a dejar de quererte a ti, os voy a querer a los dos – le dije desesperado porque me entendiera—.  ¿Tú has dejado de querer a mami por quererme a mí o nos quieres a los dos? —de repente me echó los bracitos al cuello y me abrazó.
—Os quiero a los dos papi, ya entiendo lo que me quieres decir y cuando venga el bebé os querré a los tres.
—¿De verdad que lo entiendes? –le volví a preguntar preocupado.
—Sí, ya lo entiendo. Papi… ¿de verdad que yo te devolví la alegría esa que habías perdido?
—De verdad…
—Perdona papi, por haberme puesto así yo…
—No hay nada que perdonar mi niña, es normal lo que te pasa, pero ten siempre presente que yo te quiero, que siempre te quise aunque no estaba contigo y nunca, nunca dejaré de hacerlo.
—Vale papi, pues ahora me voy a dormir. Tengo sueño.
La ayudé a meterse en su saco y  le  canté aquella nana que había compuesto para ella el día de Navidad cuando regresamos de casa de mis padres.
—Esa es mi nana –me dijo medio dormida–, la que hiciste para mí en Navidad.
—Para que veas lo mucho que te quiero…—le dije con  lágrimas en los ojos.
—¿Sabes papi?, cuando me haga mayor quiero ser policía como tu para meter a todos los señores malos en la cárcel  –y al escuchar eso nuevas lágrimas descendieron por mis mejillas, esto era demasiado ¿Cómo podía ser  posible que una niña a la que prácticamente había abandonado me quisiera y admirara de esa forma? Mi corazón solo hallaba una respuesta: Bella, mi Bella.
 Cuando se durmió salí hacia afuera y vi a  Bella  apoyada contra el tronco de un árbol. Parecía pensativa. Cogí una de las mantas con las que nos íbamos a arropar dentro y  fui hasta ella. La eché hacia delante para poder sentarme detrás de ella envolviendo su cuerpo con mis piernas y arropándonos a los dos con la manta. Bella se dejó hacer y echó la cabeza hacia atrás para apoyarla en mi pecho.
—¿Nos has oído verdad?
—Sí…
—¿Cómo piensas que he actuado?,  ¿me habrá creído? ¡Dios! Bella….
—Tranquilo amor, ella se ha quedado satisfecha con lo que le has dicho, la conozco y si no hubiera sido así no se habría quedado dormida tan tranquila, al contrario, seguiría insistiendo. ¿Sabes? – me preguntó—el año pasado la profesora les preguntó en clase que querían ser de mayores y ella le contestó que ser médico como yo estaba bien pero que ella quería ser  policía como su padre –y de nuevo mis ojos se desbordaron por la emoción.
—Gracias, mi amor, muchas gracias— le dije mientras la apretaba más fuerte contra mí.
—¿Porqué? –parecía sorprendida.
—Estabas en todo tu derecho de hablar a la niña mal de mí, pero hiciste todo lo contrario y cada día te quiero más por eso, me pudiste quitar el cariño de mi hija y, sin embargo, me lo diste.
—Yo nunca dejé de quererte Edward, y por eso no pude, sencillamente no pude hablar a la niña mal de ti, no me pareció justo, no sé…, era como si traicionara todo lo que habíamos vivido juntos, estaba dolida y resentida contigo pero aun así te seguía queriendo y la niña no tenía la culpa, su derecho era saber la verdad.
—Y yo te quiero más por eso, mi amor, eres… eres…adorable –le dije comenzando a besarla. Solo pretendía darle un beso y nada más, pero el deseo y el amor que sentía por ella me obligaron a profundizarlo. Mi lengua se introdujo en su cavidad, degustándola, deleitándome con ella, su lengua luchaba con la mía por dominar y gustoso cedí para que ganara. Era delicioso sentir como recorría mi boca  sin dejar un centímetro sin chupar. Cuando rompimos el beso, estábamos exhaustos, cansados, felices.
—Vámonos a dormir. Es tarde y mañana quiero llevaros de excursión, no sin antes darle mi regalo a Gaby.
Nos levantamos del suelo y entramos en la tienda. Teníamos un saco doble para poder dormir los dos juntos. Ni loco dormía yo separado de mi Bella.
—¿Eres feliz? —le pregunté una vez nos hubimos instalado dentro del saco.
—Muchísimo Edward, más feliz de lo que nunca he sido
—¿Edward?, ¿qué te gustaría que fuera, niño o niña?
—Estaré feliz con lo que venga mi amor pero, aunque ya tengo una princesa, me gustaría otra niña, otra igualita a ti, aunque  pienso que tú prefieres un niño esta vez, ya sabes… tu pequeño príncipe.
—Te equivocas, porque a mí también me gustaría tener otra niña. De hecho ya tengo elegido el nombre. Pero por supuesto estaré igual de feliz con lo que sea.
—¿Y cuál es ese nombre?
—Ya te lo explicaré mañana. Quiero comentártelo a ver qué te parece, pero ahora estoy muerta de sueño.
—Pues duerme mi amor –le dije acercándola más a mí
—Edward, Antes he escuchado que le cantabas a Gaby la nana que compusiste en Navidad, ¿te acuerdas de la que me hiciste a mí?
—Por supuesto, jamás la olvidaría…
—¿Te acuerdas que siempre me la cantabas para que me durmiera cuando no podía?
—Sí, me acuerdo…
—Cántamela…— me pidió y yo gustoso de satisfacer su deseo comencé a tararearle aquella nana que había hecho para ella hace tantos años, mi primera composición, mi primera canción. Poco a poco se fue durmiendo entre mis brazos. Cogí la misma manta de antes y la eché por encima dispuesto a dormirme con la razón de mi vida en mis brazos.

La mañana me encontró profundamente dormido con mi amor en mis brazos. Unas cosquillitas que alguien me hacía en la nariz, me hicieron despertarme. Abrí los ojos y ahí estaba mi preciosa niña mirándome divertida.
—Despierta ya dormilón, que hoy es mi cumpleaños, ¿dónde está mi regalo?
—A ver si eres capaz de encontrarlo —le reté. Y ni corta ni perezosa empezó a revolver todas mis cosas en busca del regalo, pero no lo encontraba y se estaba empezando a desesperar…
—Joo, no lo encuentro papi…
Me levanté divertido, me puse un abrigo pues a pesar de estar a 3 de junio afuera hacía frío. Me dijo que ya era una niña mayor y que se había vestido sola. Bueno había que dar algunos retoques pero por algo se empieza. La llevé hasta el coche, levanté el capó y saqué un paquete enorme.
—Espera antes de abrirlo tenemos que despertar a mami para que lo vea… —y nada más terminar de hablar salió disparada hacia la tienda, llamando a gritos a su madre quien se despertó sobresaltada.
—Gaby, ¿cuántas veces te he dicho que…?
—Sí,  ya sé que no se despierta a la gente pegando voces… perdona mami pero es que estoy muy nerviosa. Mira me lo ha regalado papá ¿puedo abrirlo?,  dime que  sí, ¿por favor?
—Adelante —dijo Bella aguantándose la risa por  la impaciencia de la niña. Cogió el regalo de mis manos y sentándose en el suelo empezó a abrirlo. Bella y yo la ayudamos pues no le alcanzaban las manitas. Cuando lo abrió su boca se abrió con una enorme O. Se veía claramente que le había gustado, menos mal porque aunque lo había hecho con cariño tenía miedo de que no le gustara. Yo era muy bueno con el photoshop y le había hecho con el  ordenador un collage grandísimo con las portadas de todas las películas que le gustaban y veía una y otra vez. Estaban todas las princesas de Disney, Enredados, Kun _Fu Panda, Up, Planet 51…  la verdad que me había quedado muy bonito. Lo llevé a una imprenta para que me lo imprimiese en grande y se lo enmarqué. Me había pasado horas haciéndoselo en el ordenador pero tuve mi recompensa al ver como se tiraba a mis brazos.
—Y este es el mío —dijo bella entregándole un paquete enorme. La niña lo abrió,   su boquita se abrió de nuevo en una enorme O, pues dentro había una colección completa de cuentos en los que se habían basado las películas que ella veía, así como un juego para la play3.
Después de darnos un montón de besos y abrazos por los regalos y de explicarle que luego en Forks tendría más, Bella salió a prepararle la  sorpresa que  le teníamos para el desayuno mientras yo me quedaba entreteniéndola.
—Pues seguro que tita Alice y tita Rose me regalan ropa, siempre me la regalan. Tita Alice dice que si no fuera por ella iría desnuda y mami dice que ella a mí jamás me dejaría desnuda pero que con un cambio de ropa para cada día de la semana hay bastante no con un cambio para cada día del año —me eché de nuevo a reír con ganas, esta Alice era todo un caso, cada día que la conocía la iba apreciando más pero me alegraba de que Bella no fuese tan hiperactiva, caray,  pobre Jasper.
—Chicos…— llamó Bella—ya podéis venir…—salimos de la tienda y Bella tenía  una enorme tarta de chocolate  en sus manos en la que había incrustadas  seis velitas. Nos sentamos los tres en el suelo y Gaby sopló las velas. Mi amor partió una porción de tarta a cada uno pero noté que ella no comía. En su lugar, se había sacado un trozo de otra más pequeña de ¿yema?
—Amor,  ¿qué pasa…porqué no…?
—Me pasó igual la otra vez, de repente aborrecí el chocolate y me empezaron a gustar cosas que nunca lo hicieron. Cosas de embarazadas —me dijo divertida. Y yo no pude aguantar y la besé, con delicadeza y ternura claro,  pues teníamos a Gaby en medio a quien por supuesto le di otro beso.
Cuando terminamos de desayunar, nos vestimos, cerramos  la tienda con unos potentes candados y nos fuimos a ver el parque, claro hasta donde dejaban visitarlo. Las montañas Olimpyc tenían una vasta extensión y en  las zonas más altas había osos a los  que era mejor no molestar. Estuvimos paseando un buen rato. Mi niña contemplaba maravillada todo e interactuaba con los animalitos más pequeños que salían a tu encuentro si te mantenías callado. El día fue maravilloso, regresamos a la hora de comer a nuestra tienda y Bella preparó la comida en el fuego que encendí para tal fin.
El resto del fin de semana fue maravilloso. Al regresar todo el mundo nos esperaban con una gran fiesta de cumpleaños montada para mi hija. La gran sorpresa fue que Marco, Didyme, Kate y Garrret habían venido exclusivamente para estar con mi niña cosa que le hizo mucha ilusión. Había de todo, globos de colores colgados de las paredes, payasos, castillos hinchables…, las cinco locas que habían quedado al mando hicieron un buen trabajo. Mi hija disfrutó como nunca junto a sus primos y amigos, pero antes de que empezara la fiesta, hizo algo que me hinchó el corazón de alegría,  me obligó a subir a su habitación para que le colgara su cuadro y todo el mundo pudiera verlo. Ni que decir tiene que a todos los niños les gustó, más a las niñas que a los niños, pero Peter y Toni me pidieron que les hiciera uno con piratas.
 La fiesta empezó y mi niña jugó,  bailó y cantó todas las canciones Disney que se  sabía y las que no se sabía también. Tal era el ambiente que los adultos nos sumamos a sus divertidos bailes. Mientras me movía al ritmo de la música del Rey León recordé como Bella tenía tanto miedo a bailar por temor a caer y resbalarse, sin embargo parecía que este día se le había quitado el miedo.
Todo volvía a estar de nuevo en el sitio correcto y yo no podía estar más feliz. Los fantasmas de Tanya y de Aro habían quedado enterrados en el pasado y ante nosotros se habría un futuro hermoso. Veía a mi familia contenta, eufórica… mi Bella me había dicho que era muy feliz conmigo, mi niña me admiraba hasta el punto de querer ser policía como yo, me quería hasta el punto   de preocuparse por si perdía mi cariño por culpa del bebé, claro que eso era algo en lo que tendría que trabajar y duro.  Me volvía a casar con el amor de mi vida, el  20 de junio, día de mi cumpleaños pues Bella lo quería así, decía que era su particular regalo a mi entrega total y absoluta hacia ellas. ¿Qué mejor regalo que ese?,  ¿qué más podía pedir? Nada, no quería nada más solo que esto siguiera así. Ya era hora de tener nuestro felices para siempre. Sé que la vida no es un camino de rosas, pero junto a mi familia se me antojaba el mejor camino aunque estuviese lleno de espinas e infinidad de peligros.

Capítulo 32: La soledad de la muerte Capítulo 34: Despedidas de solteros

 


Capítulos

Capitulo 1: Capitulo 1: Accidente, noticia y reencuentro Capitulo 2: Capitulo 2: Jacksonville Capitulo 3: Recuperando tu amor. Capítulo 3 : Jacksonville, segunda parte Capitulo 4: Recuperando tu amor. Capítulo 4 : Recuerdos Capitulo 5: Recuperando tu amor. Capitulo 5 : Recuerdos, segunda parte Capitulo 6: Capitulo 6: Marco Capitulo 7: Capitulo 7 : Enfrentando la verdad Capitulo 8: ¿Reconciliándonos? Capitulo 9: Empezando de nuevo Capitulo 10: Ellas estarán bien Capitulo 11: Limpiando mi alma Capitulo 12: Amenazadas Capitulo 13: Angustia Capitulo 14: Luz en la oscuridad Capitulo 15: Pesadillas Capitulo 16: Despedida y regreso Capitulo 17: El principio del fin Capitulo 18: El final Capitulo 19: Las noticias más esperadas Capitulo 20: La historia de Carmen y un giro inesperado Capitulo 21: Volviendo a la vida Capitulo 22: Redención Capitulo 23: Tarde de compras al estilo Alice Capitulo 24: El Perdón Capitulo 25: Nochebuena de amor, Navidad maravillosa Capitulo 26: Baile de la Policía, condecoración y algo más. Capitulo 27: Mi heroe Capitulo 28: Horas de angustia e incertidumbre Capitulo 29: Inauguración Capitulo 30: El Juicio Capitulo 31: Juramento de Hipócrates Capitulo 32: La soledad de la muerte Capitulo 33: En los montes de Olympic Capitulo 34: Despedidas de solteros Capitulo 35: Sí quiero, otra vez Capitulo 36: Alice e Isabella Capitulo 37: Epílogo: Parte 1: Golpe del destino; Parte dos: Asignatura pendiente. Capitulo 38: Outakke 1: El hombre de hielo y su pequeño gran monstruo Capitulo 39: Outakke 2: Isabella Marie Masen swan, marca la diferencia Capitulo 40: Outakke 3: Padres, hijos y otras cuestiones

 


 
14447940 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10763 usuarios