RECUPERANDO TU AMOR (+18)SUMMARY:

Autor: AlienaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/07/2011
Fecha Actualización: 25/05/2012
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 103
Visitas: 100786
Capítulos: 40

 Disclaimer: Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, pertenecen a la amravillosa SM, yo solo juego con ellos.


SUMMARY:

Edward Cullen no tuvo mas remedio que separarse de su esposa Isabella Swan, obligado por las circunstancias. Cinco años después un acciente fortuito hace que se reencuentren. Edward se enteta de que Bella vuelve al pueblo y ésperando verse pronto libre de esas circunstancias y de momento enfrentándose a ellas, decide hacer lo que debería haber hecho hace tiempo:luchar por ella y recuperar su amor.

 

 

 

 

PROLOGO

No sabía en qué momento exacto me había enamorado de Bella Swan. Solo sabía que la había amado toda mi vida. Yo creo que ya estaba enamorado de ella cuando a la edad de diez años mis padres, Edward y Elizabeth junto con los de Rose, William y Rosalie,  morían en aquel horrible accidente de tráfico,  y los Swan me acogieron en su casa como a un hijo mas.

Pero  los celos enfermizos de una persona sin escrúpulos, mala y despiadada y el ansia de venganza de otra no menos despiadada, nos habían separado de la manera más cruel.

Emmet, se había quedado dormido a mi lado. Eche hacia atrás el respaldo del asiento del avión que me llevaba cada vez más cerca de ella, en un intento por dormirme. En cuanto cerré los ojos mi mente evoco cada uno de los momentos vividos a su lado. Me abstraje del tal manera, que casi podía sentir sus manos acariciándome, sus labios besándome, su olor… hasta que la voz de la azafata anunciando la llegada del vuelo me saco de mi sueño.

Mientras caminaba por el largo pasillo, mi corazón latía furiosamente, los nervios se me  habían acumulado en el estomago nada más cruzar la puerta del hospital. Hoy la vería después de cinco interminables años, en los que no he dejado de adorarla, amarla y recordarla ni un solo instante. Cinco largos años en los que no he dejado de odiarme a mí mismo por lo que la hice. ¿Cómo pude ser capaz? ¡Dios, me siento tan miserable! ¿Cómo va poder ella perdonarme algún día si yo mismo no puedo?

Mi madre adoptiva, René Swan, aun  estaba en la UCI y allí solo podía estar una persona. Rose dijo que se quedaba con ella mientras Emmet y yo nos fuimos a buscar a Bella. Cuando mi hermano y yo llegamos al mostrador, Emmet se dirigió a la enfermera para preguntar por mi amor.

__ Hola buenos días ¿La Doctora Swan, por favor?

__ Estoy aquí hermano, __  dijo una hermosa voz detrás de mí y al instante todos mis sentidos se pusieron en alerta. Me volví como en cámara lenta y allí estaba ella, tan preciosa,  tan dulce, tan real después de años de recordarla. Recuerdos, que no la habían hecho ninguna justicia. Estaba mucho más guapa que en mis sueños, mas mujer,  el embarazo y el haber tenido una hija le habían sentado genial. La ropa que traía puesta, el típico pijama y bata verde con el que solía vestirse un médico,  me intimidaba, nunca la había visto vestida así. Nos quedamos mirando durante un largo rato, cada uno sumergido en la mirada del otro, como antes, como siempre hacíamos, de repente todo el dolor y el sufrimiento parecían haberse borrado, solo estábamos ella y yo. No había nadie más. Mi corazón parecía que iba a salirse de mi pecho,  mi piel estaba erizada y mi cuerpo, bueno mi cuerpo era un caso aparte

__ ¿no me vas a saludar? , __ dije adelantándome hacia ella con intención de darle un beso en la mejilla

__ Hola Edward, __  dijo echándose para atrás totalmente impactada de verme ahí, estaba claro que no me esperaba. __ ¿Qué tal?

__  Bien, __   Conteste  con el corazón encogido por el dolor del rechazo, __ tú estás muy guapa. _  Dije mirándola con amor, con ese amor que sentía por ella, con adoración con ternura.

__  Gracias, __  dijo sonrojándose y devolviéndome la mirada con esa expresión que ponía siempre que estaba preguntándose algo

__ ¿De verdad está todo bien? , __   la volví a preguntar

__  Bueno ahora mejor, ya paso el susto. __  Y volvimos a perdernos el uno en la mirada del otro. ¡Dios, Como amaba a esa mujer! Que ganas de estrecharla en mis brazos y besarla hasta dejarla sin aliento. Y como si mi cuerpo obedeciera una orden de mi subconsciente, me acerque a ella y la abrace.  Que maravilloso era volver a sentir en mis brazos ese delicado cuerpo que tan bien encajaba en el mío, volver a disfrutar de ese olor que no había cambiado con el tiempo, volver  a rozar su piel. Pero ella después de devolverme el gesto durante un maravilloso momento,  rompió el abrazo.

__  ¿Dónde está Tanya?,-__ dijo preguntándome por la mujer que yo más odiaba en este mundo y rompiendo la magia del  encuentro.

__ Ella no ha venido Bella, hemos venido solos Emmet y yo

__ Bella ¿Cómo estás?, __ dijo Emmet rompiendo la tensión.

___Bien, bastante bien… dentro de lo que cabe, __  contesto ella. Yo era incapaz de apartar la mirada de su rostro, era tan hermosa  __ ¿Habéis visto ya a mama?__  Pregunto.

__ Si Rose nos fue a recoger al aeropuerto. Vinimos directamente para acá. No hemos podido hablar mucho con ella, ya sabes que en la UCI no puede estar más de una persona, así que hemos tenido que entrar de uno en uno. Rose se ha quedado con ella y nosotros hemos venido a buscarte, queríamos verte.

__ ¡Mama, mama! , __  dijo de repente una voz detrás de nosotros__, ¡Tía! dijeron otras dos. _  Bella se volvió en el acto y los miro a los tres críos con una cara de muy pocos amigos y ellos captaron el mensaje.

__  Vale, vale, ya lo pillamos, en un hospital no se chilla, dijo Gabriela. Al tiempo que el móvil de Bella vibraba en su bolsillo.

__ ¿Sí? _  contesto ella a la vez que mis sobrinos se tiraban encima mío y de mi hermano para saludarnos. Note como Gabriela se quedaba atrás retraída, yo quería acercarme, tomarla en mis brazos y darla un beso pero…no sabía si era prudente. La niña me miraba  fijamente y de repente una sonrisa ilumino su cara.

_ En un hospital no se chilla  _  dijo Bella encarando a las tres figuras que ahora la miraban un poco temerosos _  y tampoco se deja por ahí abandonadas a las niñeras. No veo a Emily por ningún sitio ¿Sabéis donde está?

_  Yo creía que venía detrás de nosotros _  dijo mi sobrino Peter con cara de inocencia.

_  ¿Eso creíais? Pues mira que acaba de llamarme por teléfono para preguntarme si estáis conmigo, porque se ha parado a hablar con  una amiga y de repente habéis desaparecido de su vista.

__  Pues eso __  dijo Gabriela que seguía mirándome de reojo – se ha parado a hablar con Charlotte y nosotros teníamos prisa por saber cómo estaba abu René.

__ A abu René todavía no la han puesto en una habitación con una camita y donde está los niños no pueden pasar. Así que ahora nos vamos a ir a la cafetería a tomar algo mientras esperamos que la trasladen y luego os vais a ir a la guardería del centro porque Emily se ha tenido que marchar  ¿Ok?

Bella en ese momento se dio cuenta que mi hija no hacía más que mirarnos, sobre todo a mí que me estaba poniendo más nervioso aun de lo que estaba. Aunque tengo que reconocer que estaba disfrutando viéndola ejercer su papel de madre ¡Se le daba tan bien! Parecía que hasta incluso los dos diablos que tengo por sobrinos la tenían un respeto.

__ Gaby hija, mira, estos son tu tío Emmet, el padre de Tony y Peter

__ Hola tío Emmet. __ dijo Gabriela dándole un beso y un abrazo.

__ Y este es __ continúo  Bella y yo me prepare para recibir una bofetada emocional, pues sabía que me iba a presentar como su tío. ¡Dios bendito! Hasta eso me había negado esa zorra que tenia por esposa. Pero no estaba preparado para esto, juro, que no lo estaba.

__ ¡Papa!__ dijo Gabriela, tirándose a mis brazos.__ Tú eres mi papa ¿Verdad? Si, si lo eres,  eres igualito a la foto que mi mama me dio.

__No podía dar crédito a mis oídos. No puedo describir la emoción y la alegría que me embargo en ese momento. MI niña sabía quien era yo. Bella la había hablado de mí.

 Me quede mirando incrédulo a mi hermosa Bella, a mi niña, a la que consideraba mi mujer,  mi verdadera  esposa, aunque un montón de papeles sin sentido dijeran otra cosa. Ella me sostuvo la mirada, esa mirada de ojos chocolate en la que solía perderme.

__ Tú, ¿La has hablado de mí?

__Tenía derecho a saber

 

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Capítulo 29: Inauguración

 

DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que salen en esta histori me pertenecen, son propiedad exclusiva de S.Meyer. Yo solo juego con ellos.

 

Capitulo 29: Inauguración
Pov Edward

—Sabía que vendrías a por mí,  papi —me decía mi  niña desde el regazo de su madre—.Sabía que no me dejarías solita. Ese señor hablaba de mandarnos a no sé qué barrio donde no íbamos a ver amanecer, pero que antes tenía un asunto que tratar con Claire y conmigo.
—¡Oh por Dios!— exclamé mirando a Bella que a su vez me miraba aterrorizada por lo que oía.
—Gaby hija —le pregunté con mucho cuidado—, ¿se llamaron por sus nombres delante de ti?, ¿dijeron algún nombre?
—No papi —dijo mi niña—, solo que una señora que se llamaba Renata tenía que venir  y que  nos iríamos al otro barrio.  Y que se lo había mandado su madre – ¡bingo! ya la teníamos, ahora solo faltaba que Claire y mis sobrinos lo corroboraran—. Y el hombre y la mujer que estaban con nosotros hablaron de esa otra señora, y la mujer decía que no comprendía cómo podía querer hacernos eso.
—Vamos a levantarnos de aquí —les dije—, no vallamos a coger frío.
Nos levantamos del suelo mientras Emmett, Rose y mis sobrinos hacían lo mismo. Nos encaminamos a la comisaría donde un muy enfurecido Jacob Black  estaba interrogando a Royce.
—Edward  —me interceptó Marco—,  eres parte implicada,  escucha,  pero ya sabes que no puedes intervenir, es ilegal y echarías por tierra la declaración ¿de acuerdo? Y, por cierto, enhorabuena, no solo has traído a los niños de vuelta junto con tu hermano, sino que habéis demostrado ser unos excelentes policías y rastreadores, ¿de verdad que no os gustaría incorporaros al FBI?
—No gracias –contesté divertido– no quiero dejar a Gaby sin abuelo antes de tiempo.
 Marco se echo a reír ante esta explicación, pues de sobra era sabido que la policía y el FBI no congeniaban lo que se dice muy bien. Por mi parte era algo que no comprendía.
—Edward…
—Sí, sí ya lo sé —contesté dirigiéndome a la sala donde Jacob  estaba interrogando a Royce delante de un abogado de oficio al que habían llamado de manera urgente. El muy canalla, eran tan depravado y asqueroso como cobarde, y no le costó a Jacob mucho esfuerzo hacer que confesara. Dijo que le había llamado su hermana diciéndole que tenía que hacer un trabajo, esta vez se trataba de secuestrar a los  hijos de dos  policías de Forks y esperar instrucciones para o bien liberarlos o bien…matarlos.  Apreté los puños tan fuerte al oír eso que casi me hago sangre. Menos mal que Bella se había quedado atrás con la niña. Agregó que su hermana había dicho que el trabajo era para nada más y nada menos que Athenodora  Vulturi, la esposa de Cayo Vulturi. Así que ya teníamos a esa arpía por partida doble.  Philp, gran amigo mío desde la academia,  imprimió  la declaración que había estado transcribiendo al ordenador y se la dio para firmar. El muy asqueroso la firmó y lo devolvieron a la celda. Después le tocó el turno a su mujer, esta fue todavía más fácil, pero aparte de corroborar la declaración de su marido no pudo añadir nada más, me daba la impresión de que esta mujer era más bien víctima que verdugo, pero no sentía pena por ella. Había consentido el secuestro, violación y asesinato de más de una persona.
Renata fue otro cantar y no conseguimos nada de ella, nada en absoluto. Solo dijo que hablaría en presencia de su abogado, al cual tuvimos que llamar.
Jacob me contó  que después de ofrecerle un trato a María, esta accedió a declarar en el juicio al igual que estos otros dos. María por lo visto dijo que  siempre la contactaba Cayo Vulturi pero que esta vez había sido una mujer que suponía era su esposa pero no había dado nombres.
Cuando los tres terminaron de declarar los encerraron en las celdas de la cárcel en espera de que se los llevará a la cárcel del estado. Altea y Royce, al igual que María, se habían acogido de momento a un programa de protección de testigos hasta que declararan el día del juicio, así que los llevarían  a una casa segura, pero  después del juicio irían a la cárcel,  de eso no les salvaba nadie pero no tenía idea de las condiciones del trato. Renata por su parte seguía sin soltar prenda, pero se iba a acoger a la Ley de Habeas Corpus al igual que habían hecho con su madre para retenerla un poco más, pero si los niños y Claire decían que una señora iba a llegar para matarlos por orden de su madre, la cosa era más que obvia.
Nosotros por nuestra parte nos fuimos a casa en dos coches patrulla que Philp  amablemente nos prestó. Cuando llegamos a Forks ya estaba empezando a amanecer. Entre Jasper, Alice y Carlisle se habían preocupado de traer a mi madre al pueblo desde el hotel de Seattle y nos esperaba en su casa, pero pensaba ir directamente a la mía y llamarla desde ahí. Mis dos niñas estaban dormidas profundamente, la madre descansando en mi pecho y la hija descansando en el regazo de su madre.
Los días pasaron deprisa, en los que hubo momentos realmente angustiosos.   Los niños necesitaron ir con Ángela mas días a la semana pues la experiencia les había sobrepasado. Ángela había conseguido explicarles un poco que era eso del otro barrio y de no ver amanecer, pues esas eran las pesadillas que tenían los tres. Mi niña decía que soñaba con que estaba en un sitio obscuro y frío y que leía en un cartel que ponía Otro Barrio;  otra de las pesadillas de mi niña era que se encontraba sola en ese otro barrio obscuro y frío con su bicicleta nueva al lado y sin nadie que le enseñase a montarla; las pesadillas de los otros dos eran similares. Ni que decir tiene que yo me entregué en cuerpo y alma a enseñarle a montar en su nueva bici, era una manera de decirle que estaba ahí para ella y que ese otro barrio no existía. Tanto empeño le puse que al tercer día ya corría ella solita sin necesidad de las ruedas supletorias de atrás, todo un logro. Sin embargo,   Gaby necesitó venir a dormir a nuestra cama más de una vez y nosotros la recibíamos gustosos pero, siguiendo las instrucciones de Ángela y Jasper quien se estaba preocupando mucho por la salud mental de nuestros hijos como buen psiquiatra que era, intentábamos convencerla que  tenía que dormir solita y poco a poco lo íbamos consiguiendo. 
Gracias a Dios y a los buenos médicos de Seattle,   Rachel, Paul y Jared se estaban recuperando de las heridas. Marco había mandado en su sustitución a tres agentes supervisados de nuevo por él. Uno de ellos se llamaba Riley y había estudiado en la academia conmigo lo cual me resultó muy curioso. Emily había vuelto en sustitución de Rachel.
El día de Año Nuevo pasó en familia, tranquilos y divertidos al estilo Swan. Intentando olvidar una pesadilla más de las muchas que Aro y su hija nos habían hecho vivir. Esta vez la familia había aumentado pues no solo Carlisle y Esme se nos habían unido sino también Marco, Dydime, Kate y su esposo Garrett. Que ataque de celos más tonto tuve cuando llamaron a la puerta y Bella al abrir se lanzó a los brazos de un hombre que luego se identificó como Garrett. Estuve un rato con un malhumor estúpido, lo reconozco, pero mal humor al fin y al cabo, hasta que Bella como siempre con su habitual dulzura me lo quitó.
Por fin, había llegado el día de la inauguración del nuevo hospital y el acto  se iba a hacer por todo lo alto. Venían responsables del departamento  de  salud y hasta el mismísimo secretario de Salud y Recursos Humanos.
El timbre de la puerta me sacó de mis pensamientos y cuando abrí un volcán huracanado   entró por la puerta  como Pedro por su casa dando órdenes a todo el mundo y clavándome el pomo de la puerta en el brazo que aun tenia herido. Suspiré para mis adentros, ya estaba empezando a conocer a Alice. Esperé un segundo más pues sabía que Jasper aparecería por la puerta con un claro gesto de disculpa en la cara.
—Alice,  solo vamos a inaugurar el nuevo hospital no a una recepción con toda la realeza europea —se quejaba mi Bella.
—Vamos mami —le decía mi pequeña—,  déjate, si tía Alice te deja muy guapa siempre.
—Lo ves mujer de poca fe, si hasta tu hija tiene más sentido de la moda que tu. Venga —ordenó— no se hable más, traigo en estas bolsas todo lo  necesario y la ropa que tenéis que poneros la niña, tu marido y tú.
— ¡Alto ahí! Un momento, ¿también has traído ropa para mi diablillo?— le dije un poco avergonzado pues no estaba acostumbrado a eso. Pero así era Alice…—. Pues lamento decirte que a petición de mis dos soles voy a ir con mi nuevo  uniforme de gala y luciendo mi condecoración, así que no hace falta la ropa.
—Bueno es igual, ya te la dejo aquí seguro que te hará falta otro día —dijo aprobando la elección de mis niñas—.  Vosotras dos vamos ¿a qué esperáis?,  a la ducha.
Gaby salió disparada hacia arriba pero Bella se mantuvo unos minutos sentada en la banqueta de la cocina mirándola con ojos desafiantes, ella la miraba de igual manera, no era la primera vez que las veía hacer eso. Al final Bella se levantó resignada y se fue a nuestro cuarto a ducharse. De repente la entrepierna me empezó a molestar un poco, como siempre que me sucedía cuando pensaba en Bella desnuda en la ducha.
Subí también a mi cuarto con la sana intención de arreglarme pero el Capitán General de todos los ejércitos transmutado en forma de duende hiperactivo,  me hizo coger mi ropa y marchar a otra habitación a vestirme. Hice lo que me pedía sin rechistar,  de verdad que esa mujer daba verdadero miedo. Jasper que ya estaba arreglado y debo reconocer que muy elegante,  me acompañó mientras hablábamos y me contaba algunas de las aventuras de mi mujer con el suelo, los escalones, las farolas, la arena de la playa  o cualquier cosa que encontrara  a su paso con lo que poder tropezarse y caer.
Bajamos al salón principal a esperar a nuestras mujeres. La primera en bajar fue Gaby que iba vestida con un vestidito color crema muy bonito, de niña grande según me dijo que le había dicho su tía Alice. Me fijé que llevaba su broche de la Sirenita puesto en el pecho del vestido. Adoraba ese broche,  gracias a él la encontré. Por supuesto el broche seguía teniendo la misma función y Jacob le había hecho un pendiente igual al que perdió. Mis sobrinos también llevaban dispositivos escondidos en los cinturones de los pantalones ya que después de aquello la vigilancia se había intensificado.
Alice fue la segunda en bajar y como siempre cogió a Jasper de la corbata, tiro de él y sin molestarse siquiera en despedirse se marchó. No tuve que esperar mucho  para ver una autentica visión,  un milagro de la naturaleza hecho mujer. Cuando yo creía que era imposible que estuviera más guapa, iba ella y se ponía aun más. Estaba maravillosa. Llevaba un vestido de un color verde muy bonito con escote palabra de honor, creo que lo llamaban así. El vestido se ceñía a su cuerpo como un guante y le resaltaba las curvitas que le habían quedado tras su embarazo  y que le sentaban tan bien. Con que placer se lo iba a quitar esta noche, pensé sintiendo de nuevo ese cosquilleo en la entrepierna.
—Estás preciosa mi amor— le dije besándola en los labios suavemente pues estábamos delante de la niña.
—Tú sí que estás guapo sobre todo con tu medalla —dijo acariciando orgullosa la medalla que me habían dado por salvar a aquellos niños. Tuvimos que pulirla y limpiarla bien, pues había sufrido mucho con nuestra aventura,  sobre todo cuando tuvimos que tirarnos del coche en marcha. Gracias a Dios el reloj que me había regalado mi Bella no había sufrido ningún desperfecto al estar protegido por las mangas de la camisa y la chaqueta del uniforme—, con qué gusto te lo voy a quitar esta noche —me dijo al oído y mi entrepierna me llamó la atención de nuevo.
—Va a ser  mejor que salgamos de aquí, antes de que mande a la niña a buscar a sus abuelos,   mande  todo a la porra y la alfombra o el piano sufran las consecuencias.
Salimos de la casa y nos dirigimos hacia el hospital. En realidad era más bien una ampliación bastante considerable del viejo pues el edificio no se había tirado, muy por el contrario, el edificio nuevo se había construido a la par del viejo.  Cuando llegamos,  la gente ya se había empezado a concentrar en las puertas del hospital desde donde el  Secretario y Carlisle dirían unas palabras. Bella,  mi hija y yo avanzamos hacia unas sillas que habían puesto expresamente para el personal  y sus familias. De repente se armó un buen revuelo, miré hacia atrás y vi que era el  Secretario que junto a su esposa e hijos venía en dirección a nosotros.
—Mi querida Isabella—dijo el Secretario, saludando muy efusivamente a Bella—, ¡qué alegría de verte!, espero que las urgencias del nuevo hospital funcionen a la perfección bajo tu mando.
—Funcionarán Secretario, no te quepa la menor duda—contestó mi Bella—. A mi hija ya la conoces, te presento a Edward mi marido.
—Mucho gusto en conocerte —me tendió la mano—.Ya veo que eres oficial de policía, admiro mucho esa profesión.
—Gracias Sr. Secretario —le contesté devolviéndole el saludo.
—El marido de Isabella puede llamarme Eric o Secretario a secas. A mí me gustaría que me llamases Eric igual que se lo digo a Bella. De hecho ella y yo tenemos una especie de pacto –dijo riéndose—, el día que me llame Eric yo la llamare Bella.  Mira Edward te presento a Gianna mi esposa y estos son mis hijos.
—Un placer señora —la saludé dándole un beso en la mano como el caballero  que me jacto de ser.
Una vez hechas las presentaciones y los saludos,  el Secretario Eric Yorkie junto a su esposa y sus dos hijos se fueron a sentar a los asientos destinados para ellos,  mientras por el rabillo del ojo vi que Jessica y Lauren que ni siquiera tenían asientos al no ser del hospital estaban verdes de la envidia.
—¿A cuántas personas de Gobierno conoces? —le pregunté en el oído—, que calladito te lo tenías y yo con miedo de que Tanya te impidiera volver y ya veo que lo tenías todo controlado. Luego la señora dice que yo  le oculto cosas —dije irónicamente, pero con el orgullo implícito en mi voz pues es así como me sentía,  orgulloso de ver todo lo que había conseguido ella solita, sin ayuda y con una hija a la que educar, mantener y cuidar — ¿tienes algún as más en la manga?,  ¿o ya los has mostrado todos?
—El Secretario Yorkie es amigo personal de Marco —me contestó divertida por mis palabras—, y no voy a negar que Marco le haya podido pedir algún favor por si Tanya… ya sabes. Yo le conozco a través de él y de Didyme que es muy amiga de Gianna.
De repente el acto empezó y ya no pudimos hablar más. El primero en hablar fue un miembro del departamento de Salud que supongo estaba encargado de organizar el evento,  y después habló Nahuel,  el Alcalde  de nuestro pueblo, un hombre recto, honesto y con una ética admirable. Se había prestado voluntario para ir a declarar contra Cayo pues según nos dijo no estaba para nada de acuerdo con la política que llevaba. Después le tocó hablar al Secretario quien se deshizo en elogios hacia Carlisle, Bella y el resto del equipo que el padre de Alice se había traído desde Jacksonville, sin olvidarse, por supuesto, de los médicos y enfermeras que conformaban la plantilla del viejo hospital y que pasarían a formar parte del nuevo. Después, le tocó el turno de hablar a Carlisle.
—Queridos vecinos del pueblo de Forks, ninguno me conocéis pero yo estaré encantado de iros conociendo uno a uno al igual que Esme mi mujer —dijo señalándola—. Me hace mucha ilusión tomar el mando de este nuevo e innovador hospital  y más ilusión todavía me hace entrar a formar parte de una comunidad tan maravillosa. He de deciros que no solo me he limitado a formar un buen equipo, sino al mejor, integrado   por supuesto por los  médicos y enfermeras que ya trabajaban aquí, algunos de los cuales han accedido por sus méritos a puestos de responsabilidad.  Desde Jacksonville se han venido conmigo no solo la Doctora Alice Cullen, que aparte de ser hija mía, os aseguro  que es un excelente médico, sino también al Doctor Jasper Whitlock, su marido.  Vanessa Williamns que será una excelente Jefa de Enfermeras en sustitución de la anterior que como ya sabéis se ha jubilado, al igual que Brenda Coop la antigua Jefa de Urgencias. En sustitución suya contamos con la Doctora  Isabella Swan cuya familia vive en este  pueblo en el cual ella nació y a la que espero todos reconozcáis.
Todo el mundo aplaudió cuando Carlisle dijo esto último, pues Tanya y sus esbirras aparte, Bella y la familia Swan éramos muy queridos en el pueblo, pero a Bella le tenían un cariño especial por su dulzura y buen hacer. Todo el mundo recordaba su sencillez cuando a la edad de quince años fue la reina de las Fiestas del pueblo y se ganó el cariño de todo el mundo…bueno de todos no...  Por eso nadie entendió  cuando la dejé por la bruja esa, menos mal que todo estaba aclarado. Lo que habían hecho Tanya y su padre era un secreto para no dificultar la investigación pero en un pueblo como Forks decir secreto es decir que lo sabe todo el mundo, pues Radio Macuto funcionaba a la perfección. Bella,  fiel a su costumbre, bajó  la cabeza absolutamente sonrojada, Gaby, se inclinó hacia ella para darle  un beso en la mejilla y yo no puede evitar abrazarla y hacer lo mismo. Me sentía tan orgulloso.
La parte de los discursos terminó  y el Secretario nos llamó para que nos pusiéramos a su lado, había llegado el momento de cortar la cinta. Bella se acercó tirando de mi mano para que fuera con ellas. Yo no quería ir pues consideraba que ese momento era exclusivamente suyo, pero sentí un pellizco enorme de satisfacción al ver que ella quería compartirlo conmigo. El Secretario tomó las tijeras que cortarían la cinta de una bandeja en la cual estaban depositadas y que sostenía una especie de azafata, pero hizo algo que me sorprendió y enorgulleció, le pasó las tijeras a mi hija. Gaby, que se veía  tenía bastante confianza con él, las cogió sin titubear y cortó la cinta ayudada por el mismo Secretario. Después de cortada la cinta vinieron los correspondientes aplausos y las fotos de rigor.
Mientras los habitantes del pueblo, se quedaban en el vestíbulo del hospital que era muy amplio y muy bien iluminado, el equipo y demás personal del hospital pasamos y digo pasamos porque Bella no soltaba mi mano izquierda y Gaby no soltaba  la derecha,  a hacer un recorrido por el nuevo hospital. Era grandioso, casi no me enteraba de nada de lo que decían pero parece ser que estaba dotado con las máquinas más modernas para hacer radiografías, mamografías, tan importante para la mujer según Bella, tomografías, ecografías, etc. Tenía seis plantas y cada planta  estaba pintada de un color distinto dándole un aspecto alegre y haciendo que pareciera menos hospital, cosa que según Carlisle y Bella los pacientes agradecerían. Lo que más me gustó fue el área infantil, estaba decorada con pinturas de los personajes de Disney, de películas como Enredados, Srek,  o Kun Fu Panda.  Las habitaciones eran amplias, bien iluminadas y pintadas igual con animalitos y personajes de cuentos. Según me dijo Bella,  los niños se deprimen mucho estando ahí,  sobre todo los que están muy malitos pues son muy intuitivos y algunos incluso han llegado a averiguar  por sí solos que no regresarían a casa. Eso me recordó al paciente aquel de Bella y  le pregunté por él. Me dijo que gracias a Dios habían encontrado un donante de  médula a tiempo y el niño se estaba recuperando, eso ultimo me lo dijo con lágrimas en los ojos,  demostrando una vez más el altísimo grado de humanidad que tenía.
Cuando acabo la visita bajamos a recepción donde se estaba ofreciendo una especie de aperitivo—almuerzo.  Jacob  y los demás que habían acudido expresamente para la inauguración se acercaron a nosotros junto con Emmett, Rosalie y los demás.
—Oye hermanita —dijo Emmett—, supongo que luego nos iremos a celebrarlo por ahí en condiciones ¿no?,  es que estas cosas tan raras y pequeñas que nos están dando dejan muerto de hambre a cualquiera — dijo refiriéndose a los diferentes aperitivos que se estaban sirviendo—. Son demasiado pequeñas —continuó. Y para corroborarlo se metió tres de un golpe en la boca ganándose un coscorrón de su mujer y las risas divertidas  de Jacob y el resto del grupo.
—¿Y qué me dices de esto? — preguntó Jacob dirigiéndose a él y enseñándole un canapé de caviar que tenía en la mano—, no me digas que esto no parecen cagarrutas de pájaro.
—Cagarrutas no sé cielo —le dijo Vanessa —pero huevos de esturión segurísimo.
—No me digas que esto es… —dijo Quil deteniendo su camino hacia la boca —los  esto…los… cataplines —dijo por fin —del tiburón.
—No exactamente —dijo Bella riéndose—, son las huevas del esturión,  son huevas no huevos, es decir que no son los cataplines de los machos sino… otra clase de huevas.
—Ahhhhhhhhhhhhh— dijeron todos a la vez dejando el canapé en cuestión encima de un plato. Yo no puse tanto asco y me lo comí,  no estaba malo. Emmett como siempre en su línea aprovechó y ayudado por Jacob cogieron los canapés que los otros habían dejado encima de la mesa, ganándose un nuevo coscorrón por parte de Rose y de Vanesa. Me daba a mí que Emmett había encontrado la horma de su zapato pues estaban los dos cortados por el mismo patrón. Desde luego si Jacob decidía,  que seguro que lo haría, venirse a vivir aquí, no nos íbamos a aburrir no.
—Bueno —dijo Carlisle —una vez que nos despedimos  del representante del Departamento de Salud y el Secretario —¿bautizamos esto a nuestra manera?,  a ver ¿quién es la madrina? Ángela, eres nueva en el grupo— volvió a decir refiriéndose a ella— ¿quieres hacer los honores?
—Encantada Carlisle pero… ¿exactamente que hay que hacer? —preguntó Ángela.
—Verás —dijo Bella—,  la idea está sacada de las botadura de un barco. No sé si lo habrás visto que se tira una botella de champán contra la quilla de barco, pues nosotros, atamos la botella a algo que sobresalga, la madrina se echa para atrás todo lo que pueda y tira la botella contra la pared para que se rompa. Dicen que trae buena suerte.
Sí, pero sobre todo procura  —empezó Jacob mirando a Bella que le miraba con una ceja levantada y los brazos en jarras en una pose muy de ella y a la que yo verdaderamente temía, pero Jacob parece que no— bueno…procura… verás… no irte detrás de la botella y estrellarte contra la pared.
Al decir esto todos empezaron a reírse como desquiciados y Jacob, que todo hay que decirlo,  cada día me caía mejor y nos habíamos hecho muy amigos, me explicó que un día un paciente la nombró madrina de un barco de su propiedad y ella lanzo la botella de champán con tal ímpetu que acabo cayéndose al mar. Yo empecé a reírme mientras la miraba, pero al ver  la mirada que ella nos devolvía,  tragué en seco de repente y procuré aguantarme la risa. Pero claro, Emmett no era igual que yo y al oír a Jacob relatarlo estalló en carcajadas.
—Y dime hermanita, ¿quién te salvó? Fue alguna sirena perdida o algún cachalote despistado que pasaba por ahí. No asustarías a los pobres peces ¿verdad?
—Para tu información —contestó Bella enfurruñada—,  salí yo solita. No sé si te cuadrará esto hermanito,  pero en mis días y ratos libres ayudaba a los socorristas,  sé nadar perfectamente, gracias.
—¿Tu?—siguió Emmett con la broma— ¿sacando gente del agua?— preguntó  y yo me hice la misma cuestión, ¿cómo era posible que Bella Masen , mi  Bella siempre tan patosa,  fuera capaz de hacer un rescate en el agua?, pero por nada del mundo pensaba decir nada, no en ese momento en el que Bella tenía una mirada, yo conocía esa mirada y no presagiaba nada bueno…
—Mami/ la tía  se está enfadando de verdad —dijeron a la vez para no perder la costumbre mi niña y mis sobrinos—, mira a tío Emmett como me mira a mi cuando hago alguna trastada —añadió mi niña muy bajito en mi oído.
—Pues sí —dijeron mis dos sobrinos a la vez —pobre de mi papá no sabe lo que le espera…
Yo me partía de risa para mis adentros. Se veía como mis sobrinos y mi niña la respetaban y la querían y habían aprendido a detectar el momento en el que era mejor quitarse del medio. Pero Emmett no tenía ese don y seguí y seguía y seguía…
—Rose —dijo Bella tomando una especie de bisturí que había cogido de algún sitio—, una de dos o le das un buen coscorrón de mi parte o supongo que como ya tienes dos hijos no te importará no tener más ¿verdad?
Al decir esto Emmett dejo de reír instantáneamente y miró a Bella con cara de horror…
—Caray hermanita, que brusquedad —le contestó.
—Pues ya sabes deja de hacer el ganso.
—Vale, vale, ya lo dejo pero es que… ¿no acierto a comprender como mi hermanita la patosilla es capaz de sacar a alguien del agua?— siguió Emmet erre que erre…
—En el agua se transforma —dijo de repente Jasper—, la tendríais que ver.
—Chicos —nos llamó Carlisle muy oportuno—, ya está preparada la botella. Ángela por favor…
Salimos todos de allí seguidos por la gente del pueblo entre las cuales estaban nuestros padres. Todos los médicos y enfermeras del hospital se pusieron en círculo alrededor de Ángela y los habitantes del pueblo se pusieron detrás,  curiosos por lo que iban a hacer. Carlisle le tendió a Ángela la botella y esta la tiró con tal ímpetu contra la pared que acabó salpicándonos a todos.
—Bien— dijo Carlisle—, queda inaugurado este hospital, otra vez… —y en ese momento todos rompieron a aplaudir.
Carlisle era un hombre que al igual que su hija y su mujer,   tenía un encanto natural y estoy segura de que ya se habían metido en el bolsillo a la gente del pueblo, excepto a algunos que no quiero ni nombrar…
Cuando la especie de recepción acabó Jacob propuso ir a comer algo más y después que dejáramos a los niños con los abuelos y nos fuéramos por ahí a divertirnos y esta vez le tocó el turno a Bella de meterse con él…
—Pues esperemos que lo que tú llamas diversión no sea lo mismo que la otra vez cuando fuimos a celebrar que te habían ascendido y acabaste subido a la estatua de Benjamín Franklin cantando la traviata.  Y este dice que es policía…—dijo mi Bella mirándole con una actitud vengativa.
Jacob la miró sin saber que decir y Bella con una sonrisa triunfante agregó:
— La venganza sabe mejor si se sirve en plato frío  querido Jacob —a lo que todos nos echamos a reír, Jacob incluido.
Después de almorzar en uno de los restaurantes más famosos de Port Ángeles,  decidimos pasar de salir por la noche. Después del secuestro,  ni Emmett ni yo estábamos por la labor de dejar solos a nuestros niños aunque fuera en casa de mi madre bien cerrada y bajo la custodia de Emily, Claire y el resto  de los agentes.  Estuvimos un rato paseando por Port Ángeles.  Les enseñamos a Jacob y a los demás el puerto y las calles más tradicionales. Cuando empezó a anochecer decidimos volver a casa.
Cenamos los tres juntos en la sala de juegos viendo una película de video, por supuesto de dibujos animados. En el tiempo que Gaby llevaba en Forks,  creo que me había visto unas cien veces todo el repertorio de Disney al completo y alguna otra que no era  Disney. Pero yo me sentía feliz, tenía lo que  siempre había soñado, lo que había anhelado durante cinco años y era a mi familia conmigo, no podía pedir más. Gaby se quedó dormida en mis brazos hacia la mitad de la película y Bella la cogió y la subió a su cuarto mientras yo me quedaba recogiéndolo todo. Cuando subí a la habitación Bella salía en ese momento de la de Gaby.  Pasé la mano por su cintura y ella hizo lo mismo y abrazados nos dirigimos a nuestra habitación.
—¿Piensas cumplir tu promesa o no? —le dije a mi Bella haciéndome el ofendido cuando me empezaba a desabrochar  el uniforme bajo su atenta mirada.
—¿Y quién te ha dicho que no la voy a cumplir?—me contestó soltando mis manos de los botones y empezando ella a desabrocharlos. Mi entrepierna dio un respingo al igual que todo mi cuerpo.
Se deshizo de mi chaqueta con una lentitud torturante. Cuando acabó,  me la quitó  por los hombros dando pequeños besos por mi pecho por encima de la camisa. Y yo dejé de pensar. Bella empezó a soltarme los botones de la  camisa muy lentamente y por cada botón  que liberaba me dejaba un beso húmedo o me lamía en la parte que quedaba expuesta arrancándome gemidos de placer y anticipación. Yo puse mis manos en su espalda, buscando la cremallera de su vestido ¿dónde diablos estaría? Bella seguía con su trabajo, por cada botón un beso. Cuando llegó a mi pecho, lamió y mordisqueó  mis pezones y yo emití un gemido   demasiado alto,  pues ella me miró sonriendo y se puso de puntillas para alcanzar mis labios y me dio un beso en la boca mientras torturaba mis pezones con sus dedos. Yo inmediatamente abrí los  labios para dar paso a su lengua que empezó a competir con la de ella por la supremacía. Nos separamos porque ya no podíamos ni respirar. Ella hizo un camino de besos hasta llegar al botón por donde se había quedado y continuó con su labor terminando por fin de desabrocharme la camisa y quitándomela. Al final encontré la cremallera de su vestido en un lateral del mismo y la bajé dejándolo caer poco a poco e imitándola,   iba dejando igual pequeños besos por todas las partes que quedaban al descubierto. Le  terminé de sacar el vestido al tiempo que ella me quitaba los pantalones quedando en bóxers y ella en ropa interior, pero no una ropa interior cualquiera esta era… ¡Madre mía!  La levanté un poco del suelo y ella dio un saltito y se sujetó con sus piernas a mis caderas rodeándome con estas y provocando una placentera fricción de nuestros sexos. Con ella en brazos fui hasta la cama y la deposité allí, aunque he de reconocer que no tuve mucho cuidado pues ella fiel a su costumbre me estaba acariciando el miembro por encima de mi bóxer y me estaba haciendo perder el control. Me puse encima de ella y mientras ella seguía con su trabajo de acariciar mi miembro esta vez por dentro del bóxer, yo le quité el sujetador y  acariciaba,   besaba y devoraba cada centímetro de su cuerpo deteniéndome en sus senos que eran mi perdición. Dejé una mano acariciando esos montes de placer y bajé la otra hasta sus caderas y de un tirón le saqué las bragas, rompiéndolas sin querer. La miré con cara de disculpa mientras introducía la mano entre sus muslos buscando su centro de placer.  Cuando lo encontré lo masajeé, pellizqué y acaricié mientras ella hacía lo mismo con mi muy dolorosa y excitada erección. Sinceramente yo no podía más y por lo que intuía ella tampoco. En un acto involuntario le di la vuelta y me puse encima de ella, la levanté un poco y tomando mi miembro con las manos,  lo dirigí hasta su interior.  Me fui introduciendo lentamente, sin prisas, torturándola mientras  le daba besos en el cuello y en  los lóbulos de las orejas, al tiempo que abarcaba la totalidad de sus pechos con mis manos aplastándolos suavemente, mientras su cuerpo me recibía una vez más. Cuando ya estaba dentro de ella, esperé un rato hasta que Bella empezó a moverse de una manera lenta, tortuosa, que me estaba desesperando, así que la alcé un poco más para tener un mejor ángulo, me salí de ella y volví embestirla de una sola vez, y empecé a moverme fuerte, con pasión, necesidad,  con verdadera necesidad. Esa postura siempre nos había resultado muy placentera  y esta vez no era menos. Nuestros cuerpos encajaban perfectamente, se sincronizaban, nuestros gemidos se oían por toda la habitación, yo los intenté ahogar besándola pues no quería que Gaby nos oyera…  De repente noté como sus paredes se contraían aprisionando mi miembro y como si de una orden se tratase, yo convulsioné al mismo tiempo que ella en un orgasmo bestial y exquisito.
—No te puedes imaginar cuanto te amo —le dije besándola una vez que nos hubimos recuperado,  lo cual nos llevó  bastante tiempo.
—Como yo a ti —me contestó respondiendo a mi beso y como yo todavía estaba dentro de ella mi miembro empezó a reaccionar de nuevo y volvimos a fundirnos uno en el otro,   no una vez,  sino varias, hasta bien entrada la madrugada. Celebrando así de forma particular su nuevo puesto en el hospital de Forks.

Capítulo 28: Horas de angustia e incertidumbre Capítulo 30: El Juicio

 


Capítulos

Capitulo 1: Capitulo 1: Accidente, noticia y reencuentro Capitulo 2: Capitulo 2: Jacksonville Capitulo 3: Recuperando tu amor. Capítulo 3 : Jacksonville, segunda parte Capitulo 4: Recuperando tu amor. Capítulo 4 : Recuerdos Capitulo 5: Recuperando tu amor. Capitulo 5 : Recuerdos, segunda parte Capitulo 6: Capitulo 6: Marco Capitulo 7: Capitulo 7 : Enfrentando la verdad Capitulo 8: ¿Reconciliándonos? Capitulo 9: Empezando de nuevo Capitulo 10: Ellas estarán bien Capitulo 11: Limpiando mi alma Capitulo 12: Amenazadas Capitulo 13: Angustia Capitulo 14: Luz en la oscuridad Capitulo 15: Pesadillas Capitulo 16: Despedida y regreso Capitulo 17: El principio del fin Capitulo 18: El final Capitulo 19: Las noticias más esperadas Capitulo 20: La historia de Carmen y un giro inesperado Capitulo 21: Volviendo a la vida Capitulo 22: Redención Capitulo 23: Tarde de compras al estilo Alice Capitulo 24: El Perdón Capitulo 25: Nochebuena de amor, Navidad maravillosa Capitulo 26: Baile de la Policía, condecoración y algo más. Capitulo 27: Mi heroe Capitulo 28: Horas de angustia e incertidumbre Capitulo 29: Inauguración Capitulo 30: El Juicio Capitulo 31: Juramento de Hipócrates Capitulo 32: La soledad de la muerte Capitulo 33: En los montes de Olympic Capitulo 34: Despedidas de solteros Capitulo 35: Sí quiero, otra vez Capitulo 36: Alice e Isabella Capitulo 37: Epílogo: Parte 1: Golpe del destino; Parte dos: Asignatura pendiente. Capitulo 38: Outakke 1: El hombre de hielo y su pequeño gran monstruo Capitulo 39: Outakke 2: Isabella Marie Masen swan, marca la diferencia Capitulo 40: Outakke 3: Padres, hijos y otras cuestiones

 


 
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