RECUPERANDO TU AMOR (+18)SUMMARY:

Autor: AlienaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/07/2011
Fecha Actualización: 25/05/2012
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 103
Visitas: 100806
Capítulos: 40

 Disclaimer: Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, pertenecen a la amravillosa SM, yo solo juego con ellos.


SUMMARY:

Edward Cullen no tuvo mas remedio que separarse de su esposa Isabella Swan, obligado por las circunstancias. Cinco años después un acciente fortuito hace que se reencuentren. Edward se enteta de que Bella vuelve al pueblo y ésperando verse pronto libre de esas circunstancias y de momento enfrentándose a ellas, decide hacer lo que debería haber hecho hace tiempo:luchar por ella y recuperar su amor.

 

 

 

 

PROLOGO

No sabía en qué momento exacto me había enamorado de Bella Swan. Solo sabía que la había amado toda mi vida. Yo creo que ya estaba enamorado de ella cuando a la edad de diez años mis padres, Edward y Elizabeth junto con los de Rose, William y Rosalie,  morían en aquel horrible accidente de tráfico,  y los Swan me acogieron en su casa como a un hijo mas.

Pero  los celos enfermizos de una persona sin escrúpulos, mala y despiadada y el ansia de venganza de otra no menos despiadada, nos habían separado de la manera más cruel.

Emmet, se había quedado dormido a mi lado. Eche hacia atrás el respaldo del asiento del avión que me llevaba cada vez más cerca de ella, en un intento por dormirme. En cuanto cerré los ojos mi mente evoco cada uno de los momentos vividos a su lado. Me abstraje del tal manera, que casi podía sentir sus manos acariciándome, sus labios besándome, su olor… hasta que la voz de la azafata anunciando la llegada del vuelo me saco de mi sueño.

Mientras caminaba por el largo pasillo, mi corazón latía furiosamente, los nervios se me  habían acumulado en el estomago nada más cruzar la puerta del hospital. Hoy la vería después de cinco interminables años, en los que no he dejado de adorarla, amarla y recordarla ni un solo instante. Cinco largos años en los que no he dejado de odiarme a mí mismo por lo que la hice. ¿Cómo pude ser capaz? ¡Dios, me siento tan miserable! ¿Cómo va poder ella perdonarme algún día si yo mismo no puedo?

Mi madre adoptiva, René Swan, aun  estaba en la UCI y allí solo podía estar una persona. Rose dijo que se quedaba con ella mientras Emmet y yo nos fuimos a buscar a Bella. Cuando mi hermano y yo llegamos al mostrador, Emmet se dirigió a la enfermera para preguntar por mi amor.

__ Hola buenos días ¿La Doctora Swan, por favor?

__ Estoy aquí hermano, __  dijo una hermosa voz detrás de mí y al instante todos mis sentidos se pusieron en alerta. Me volví como en cámara lenta y allí estaba ella, tan preciosa,  tan dulce, tan real después de años de recordarla. Recuerdos, que no la habían hecho ninguna justicia. Estaba mucho más guapa que en mis sueños, mas mujer,  el embarazo y el haber tenido una hija le habían sentado genial. La ropa que traía puesta, el típico pijama y bata verde con el que solía vestirse un médico,  me intimidaba, nunca la había visto vestida así. Nos quedamos mirando durante un largo rato, cada uno sumergido en la mirada del otro, como antes, como siempre hacíamos, de repente todo el dolor y el sufrimiento parecían haberse borrado, solo estábamos ella y yo. No había nadie más. Mi corazón parecía que iba a salirse de mi pecho,  mi piel estaba erizada y mi cuerpo, bueno mi cuerpo era un caso aparte

__ ¿no me vas a saludar? , __ dije adelantándome hacia ella con intención de darle un beso en la mejilla

__ Hola Edward, __  dijo echándose para atrás totalmente impactada de verme ahí, estaba claro que no me esperaba. __ ¿Qué tal?

__  Bien, __   Conteste  con el corazón encogido por el dolor del rechazo, __ tú estás muy guapa. _  Dije mirándola con amor, con ese amor que sentía por ella, con adoración con ternura.

__  Gracias, __  dijo sonrojándose y devolviéndome la mirada con esa expresión que ponía siempre que estaba preguntándose algo

__ ¿De verdad está todo bien? , __   la volví a preguntar

__  Bueno ahora mejor, ya paso el susto. __  Y volvimos a perdernos el uno en la mirada del otro. ¡Dios, Como amaba a esa mujer! Que ganas de estrecharla en mis brazos y besarla hasta dejarla sin aliento. Y como si mi cuerpo obedeciera una orden de mi subconsciente, me acerque a ella y la abrace.  Que maravilloso era volver a sentir en mis brazos ese delicado cuerpo que tan bien encajaba en el mío, volver a disfrutar de ese olor que no había cambiado con el tiempo, volver  a rozar su piel. Pero ella después de devolverme el gesto durante un maravilloso momento,  rompió el abrazo.

__  ¿Dónde está Tanya?,-__ dijo preguntándome por la mujer que yo más odiaba en este mundo y rompiendo la magia del  encuentro.

__ Ella no ha venido Bella, hemos venido solos Emmet y yo

__ Bella ¿Cómo estás?, __ dijo Emmet rompiendo la tensión.

___Bien, bastante bien… dentro de lo que cabe, __  contesto ella. Yo era incapaz de apartar la mirada de su rostro, era tan hermosa  __ ¿Habéis visto ya a mama?__  Pregunto.

__ Si Rose nos fue a recoger al aeropuerto. Vinimos directamente para acá. No hemos podido hablar mucho con ella, ya sabes que en la UCI no puede estar más de una persona, así que hemos tenido que entrar de uno en uno. Rose se ha quedado con ella y nosotros hemos venido a buscarte, queríamos verte.

__ ¡Mama, mama! , __  dijo de repente una voz detrás de nosotros__, ¡Tía! dijeron otras dos. _  Bella se volvió en el acto y los miro a los tres críos con una cara de muy pocos amigos y ellos captaron el mensaje.

__  Vale, vale, ya lo pillamos, en un hospital no se chilla, dijo Gabriela. Al tiempo que el móvil de Bella vibraba en su bolsillo.

__ ¿Sí? _  contesto ella a la vez que mis sobrinos se tiraban encima mío y de mi hermano para saludarnos. Note como Gabriela se quedaba atrás retraída, yo quería acercarme, tomarla en mis brazos y darla un beso pero…no sabía si era prudente. La niña me miraba  fijamente y de repente una sonrisa ilumino su cara.

_ En un hospital no se chilla  _  dijo Bella encarando a las tres figuras que ahora la miraban un poco temerosos _  y tampoco se deja por ahí abandonadas a las niñeras. No veo a Emily por ningún sitio ¿Sabéis donde está?

_  Yo creía que venía detrás de nosotros _  dijo mi sobrino Peter con cara de inocencia.

_  ¿Eso creíais? Pues mira que acaba de llamarme por teléfono para preguntarme si estáis conmigo, porque se ha parado a hablar con  una amiga y de repente habéis desaparecido de su vista.

__  Pues eso __  dijo Gabriela que seguía mirándome de reojo – se ha parado a hablar con Charlotte y nosotros teníamos prisa por saber cómo estaba abu René.

__ A abu René todavía no la han puesto en una habitación con una camita y donde está los niños no pueden pasar. Así que ahora nos vamos a ir a la cafetería a tomar algo mientras esperamos que la trasladen y luego os vais a ir a la guardería del centro porque Emily se ha tenido que marchar  ¿Ok?

Bella en ese momento se dio cuenta que mi hija no hacía más que mirarnos, sobre todo a mí que me estaba poniendo más nervioso aun de lo que estaba. Aunque tengo que reconocer que estaba disfrutando viéndola ejercer su papel de madre ¡Se le daba tan bien! Parecía que hasta incluso los dos diablos que tengo por sobrinos la tenían un respeto.

__ Gaby hija, mira, estos son tu tío Emmet, el padre de Tony y Peter

__ Hola tío Emmet. __ dijo Gabriela dándole un beso y un abrazo.

__ Y este es __ continúo  Bella y yo me prepare para recibir una bofetada emocional, pues sabía que me iba a presentar como su tío. ¡Dios bendito! Hasta eso me había negado esa zorra que tenia por esposa. Pero no estaba preparado para esto, juro, que no lo estaba.

__ ¡Papa!__ dijo Gabriela, tirándose a mis brazos.__ Tú eres mi papa ¿Verdad? Si, si lo eres,  eres igualito a la foto que mi mama me dio.

__No podía dar crédito a mis oídos. No puedo describir la emoción y la alegría que me embargo en ese momento. MI niña sabía quien era yo. Bella la había hablado de mí.

 Me quede mirando incrédulo a mi hermosa Bella, a mi niña, a la que consideraba mi mujer,  mi verdadera  esposa, aunque un montón de papeles sin sentido dijeran otra cosa. Ella me sostuvo la mirada, esa mirada de ojos chocolate en la que solía perderme.

__ Tú, ¿La has hablado de mí?

__Tenía derecho a saber

 

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Capítulo 32: La soledad de la muerte

 

Disclaimer: Los personajes que aparecen en este fin no son de mi propiedad. Pertenecen en exclusiva a S. Meyer, yo solo juego con ellos.

 

Capitulo 32: La soledad de la muerte
Pov Edward

Una vez que el Jurado dio su veredicto, abracé a Bella fuertemente. Me sentía libre, más que libre, era como si un peso enorme que hubiera estado cargando durante cinco años me lo quitaran de repente. Las lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas de nuevo y me abracé más a Bella escondiendo la cara en su cuello. Ella, al darse cuenta de mi estado emocional me dejó llorar, mientras me daba besos en la cabeza y acariciaba mi pelo. Había recuperado mi vida, más  importante todavía había recuperado al amor de mi vida y junto a ella se me abría ahora un futuro lleno de posibilidades que empezaría con el nacimiento del nuevo hijo que habíamos engendrado. Sobre mi cuello noté que Bella había empezado también a llorar, supongo que por lo mismo. La crueldad, la maldad, el encaprichamiento sin sentido de una niña mimada, la sed de venganza, el odio…, nos había separado de la manera más cruel y ahora por fin éramos libres.
Cuando nos calmamos, salimos de los juzgados abrazados el uno al otro. Pasamos en el zoo lo que quedaba del día con toda la familia. A la excursión se unieron  Kate, Garrett, Ángela y Ben, que había ido al juzgado con sus hijos  a buscar  a su mujer. El crepúsculo nos indicó que debíamos volver a casa, Kate y Garrett vendrían con nosotros y se quedarían con Alice y Jasper de nuevo ya que tenían que estar presentes cuando el juez leyese la sentencia.  Regresamos a Forks en completo silencio, no hacía falta decirnos nada, el uno sabía perfectamente lo que estaba sintiendo el otro.
Debido a la petición que no pudimos rechazar de nuestros sobrinos para acompañarnos al zoo, decidimos posponer el decirle a Gaby lo del nuevo bebé  y para ello se me había ocurrido una idea.
Al día siguiente, nos dirigimos cada uno a nuestros respectivos trabajos. Habíamos pedido permiso dos días seguidos para poder asistir al juicio, pero no podíamos estar más tiempo fuera de nuestras obligaciones. Bella tenía que lidiar con una serie de casos de salmonelosis que se estaban dando entre los niños de Forks, al parecer por una salsa en mal estado que se había servido en los comedores del colegio. Y yo tenía que ayudar en la investigación de una serie de robos de animales exóticos que pertenecían a un vecino que vivía en las afueras y los coleccionaba, por supuesto con todos los permisos en orden.
Esa noche,  Jacob, junto con Nessie, Kate y Garrett vinieron   a casa para comunicarnos la decisión del Juez. Toda la familia y amigos nos reunimos para escuchar las noticias. Después de la cena y cuando los niños  se marcharon  a la sala de Juegos,  por fin pudimos saber que había sucedido.
—Cayo y Aro, han sido condenados a muerte –nos informó Garrett—. Se les ha conducido al Corredor de la Muerte y se les ajusticiará mediante la inyección letal —nos explicó y yo no sentí nada, me estaban diciendo que dos hombres que conocía habían sido condenados a muerte y yo lo único que sentía era paz,  una enorme paz.
—Athenodora y Renata han sido condenadas a Cadena Perpetua. Se las trasladará a una  cárcel de máxima seguridad donde permanecerán incomunicadas y privadas del derecho de recibir visitas dado el alto grado de riesgo que esto conlleva.
—¿Y Tanya? –pregunté.
—El Juez ha considerado que tiene un grave desorden mental que ha de ser evaluado y tratado por especialistas. Por tanto, ha ordenado su ingreso en el Hospital Psiquiátrico de la Cárcel del Estado donde permanecerá allí hasta que los médicos consideren que está lista para reincorporarse a la sociedad.
—¿Y cuando eso pase quedará libre sin más?,  ¿todo esto para nada?,   ¿para que vuelva asegurando que está curada y siga fastidiándonos la vida?—exclamé exasperado pasándome la mano por el pelo nerviosamente. A mi lado noté que Bella estaba muy calmada.
—Edward –me dijo Jasper con su habitual serenidad–, Tanya padece una psicosis muy severa y ese tipo de locura  es un viaje de ida pero no de vuelta, un camino sin retorno. No hay cura posible. Se puede mantener al paciente estable y calmado mediante medicación adecuada, terapias y otros métodos pero nunca curarle del todo –me dijo todo esto con tanta convicción que no dudé un segundo de su palabra, miré a Ángela sentada al otro lado de la mesa y estaba igual de convencida que él. No tuve más remedio que creerlos ya que al fin y al cabo los dos eran médicos y esta era su especialidad.
—No me habéis dejado terminar de hablar—dijo Garrett—.  El hecho de considerar que ya está lista para reincorporarse a la sociedad, si es que alguna vez lo está porque  Jasper  tiene razón, no la exime de tener que cumplir su condena. Trastornada o no,  tiene que asumir las consecuencias de sus actos. El Juez ha decretado que si alguna vez los médicos consideran  darle el alta, pasaría directamente a una cárcel de máxima seguridad, donde cumpliría la pena de Cadena Perpetua. Evidentemente y dado el peligro potencial que supone el hecho de que tenga visitas, éstas se le han prohibido terminantemente tanto ahora como en un futuro. Estáis a salvo chicos.  Los Vulturi son historia,  jamás podrán volver  a haceros daño.
Un grito de alegría se escapó de nuestros pechos. A la vez que  todos nos abrazábamos con fuerza. Atrás dejábamos los tiempos duros, los momentos de dolor y tristeza. En ese momento estábamos cerrando una etapa de nuestra vida y abriendo otra, un nuevo comienzo, con nuevos proyectos y nuevas ilusiones. La ilusión más grande para mí era el embarazo de mi Bella, poder ver crecer su tripita, ver la evolución del bebé en las distintas ecografías, poder mimarla, cuidarla, satisfacer sus necesidades y cumplir todos sus antojos, aunque tuviera que ir a traerle un trozo de luna. Asistir al parto de nuestro hijo, verle nacer, cogerle por primera vez en brazos. Cuando Bella estaba embarazada de Gaby se puso de parto de improviso y tuvieron que hacerle una cesárea de emergencia, por lo que no llegué  a tiempo de verla nacer. Pude cogerla eso sí, estrecharla en mis brazos y sentirme en esos momentos el ser más feliz de la tierra, luego… pasó  lo que pasó. Con este niño estaba decidido a compensar a Bella por todo el dolor de la soledad y  por supuesto no perderme nada, pero nada de cada momento de sus vidas, tanto de la de Gaby como del que estaba por nacer.
—Bueno,  ¿y qué planes tienes Jacob? – preguntó mi Bella — ¿qué vas a hacer por fin?
—Pues ya he solicitado plaza en la delegación del FBI de Port Ángeles y creo que me la van a conceder y ¿adivinad?
—¿Qué?—preguntamos  todos a la vez.
–Jared se viene conmigo, me ha confesado que siente algo por Kim y ella por él y está decidido a intentarlo.
—Eso es maravilloso –exclamó Bella emocionada.
—Es increíble que podamos todavía sacar algo bueno de esto –siguió diciendo Jacob—,   ¿quién me iba a decir a mí que iba a encontrar el amor de mi vida durante una misión y también a grandes amigos?, ¿quién le iba a decir lo mismo a Paul y a Quil? Paul y yo nos conocimos en la Academia, y desde entonces hemos sido como hermanos y ahora si todo va bien, será de verdad mi hermano. Y qué deciros de Quil, se le ve emocionadísimo y a Claire también.
Después de un rato más de charlas y risas decidimos que era momento de empezar a romper filas. Nos despedimos de Kate y de Garrett, quienes prometieron venir para la boda y la despedida de solteros que, para horror de Bella y mío, estaban organizando Emmett y Alice. Cuando todos se marcharon subimos a buscar a nuestra hija quien no parecía dispuesta a dormirse muy temprano así que después de terminar viendo Enredados los tres juntos, ya perdí la cuenta de la veces que la he visto, al final conseguimos que se durmiera.
A mediados de la  semana siguiente recibimos una carta siniestra y digo siniestra,  porque era una invitación para presenciar la ejecución de los hermanos Vulturi. El caso es que nos extrañó que fuera tan pronto ya que de todos es sabido que hay presos que se pasan años en el corredor de la mute esperando por ejecución. Pero era mejor así, por un lado pasábamos pagina del todo y, por el otro no existiría esa crueldad implica que conlleva tener a un preso esperando por su muerte sin saber cuándo le llegará el día. Era algo horrible que yo no se lo deseaba a nadie ni siquiera a aquellos que me había hecho tanto daño. En algo nos teníamos que diferenciar. Emmett y yo decidimos aceptar la invitación pero prohibimos expresamente a nuestras mujeres que fueran. Bella no puso ninguna objeción, al contrario se mostró más que feliz de no ir, pero Rose fue otra cosa. Nos dijo que quería ir, que quería mirar a la de sus tíos mientras estos morían lentamente, sobre todo a su supuesto padrastro, al hombre que había hecho tanto daño, al asesino de sus padres. No hubo forma de convencerla,   así que a al día siguiente nos encontrábamos metidos en una lúgubre y macabra sala donde ya nos estaban esperando Kate y Garrett que habían vuelto a venir desde Washington para asistir a la ejecución en calidad de abogados de la acusación.
 El circo dio comienzo. Un muy altanero Aro Vulturi salió fuertemente esposado seguido de un no menos prepotente Cayo. Los tumbaron en una camilla y los ataron fuertemente a esta. El espectáculo comenzó. La verdad es que Aro  se preparaba para morir tal  y como vivió, siendo un completo cabrón. Cuando le estaban inyectando la solución letal que le causaría la muerte,  sentí su mirada fija en mí, me miraba con odio, con frialdad, no había en él ningún sentimiento de temor al saber que estaba a punto de morir, me sentí inferior como si me dijera que aun después de muerto se iba a vengar de nosotros, que iba a volver del mas allá para vengarse, en serio me dio mucho miedo. Pero de repente algo cambió.  Su mirada gélida, cruel, esa que aterrorizaba al mismo miedo, se iba transformando poco a poco  en una mueca incierta, un gesto de dolor, sabía que iba a morir y estaba asimilándolo de la manera más brutal, se le notaba que estaba sufriendo, decían que ese tipo de inyección era de las más dolorosas, incluso estaba cuestionada por alguna asociación de derechos humanos, pero el hecho es que estaba en sus últimos minutos de vida y se le veía que estaba padeciendo, el hombre de hielo se estaba derritiendo por fin. Nada, ni nadie  vendría para  sacarle del apuro. Ahora de nada servían sus esbirros, su dinero, su legión de abogados. Estaba experimentando la soledad de la muerte.  Nosotros le sostuvimos la mirada todo el tiempo, sobre todo Rose, impasibles, serenos, no se puede vivir una vida aplastando, destruyendo, manejando  a los demás como si fueran marionetas, amenazando, chantajeando, asesinando y  esperar que ésta no te pase factura y eso era lo que estaba sucediendo. Con un gesto imposible de identificar y una última mirada,  Aro Vulturi cerró sus ojos para siempre…, a su lado su hermano Cayo le había precedido por tan solo unos segundos.
Salimos de allí en silencio, en paz, pero con una sensación extraña en el cuerpo. A pesar de que era el final lógico a una vida de crueldad, a nadie le gusta ver morir a dos personas, aunque las odies. Regresamos a Forks en completo silencio…
 Ese jueves llegamos a casa bastante más cansados de lo habitual. La  jornada había sido agotadora. El caso de salmonelosis se había agravado. Menos mal que Gaby y mis sobrinos comían con mi madre y no habían resultado afectados, pero los hijos de Ben y Ángela no habían tenido tanta suerte, gracias a Dios ya estaban más o menos bien. Mi investigación del robo de animales exóticos no avanzaba y era necesario encontrar el paradero de uno de los animales en concreto ya que  podría resultar muy peligroso para la gente del pueblo. Por lo visto si mordía a alguien y era portador de no sé que virus este podría extenderse como la pólvora contagiando a todo el mundo.
No hacía más de cinco minutos que habíamos regresado a  casa cuando el timbre sonó, ¿quién sería? Al abrir la puerta una especie de volcán huracanado de dimensiones considerables y que se movía a gran velocidad entró a la casa como un elefante en una cacharrería dándome de paso un golpe con la puerta en toda la cara.
—¡ Bella!,  ¿dónde está Bella? —preguntó con un evidente estado nerviosismo.
—Está en la sala de juegos con Gaby.
—Pero que olvido más tonto, pero que tonto —seguía diciendo para sí mientras subía las escaleras de dos en dos corriendo y sin respirar a la misma vez que iba gritando a pleno pulmón llamando a Bella. ¿Cómo tenía esta mujer tanta energía para hacer todo eso a la vez?
—¿Qué sucede? –preguntó mi Bella saliendo de la sala de juegos.
—Bella —dijo Alice cogiendo de la mano a Bella y tirando de ella escaleras abajo. Yo me fui detrás de ellas no sin antes asegurarme de que Gaby estaba tranquila. Tenía miedo de que las dos acabaran rodando por las escaleras y a la vez curiosidad por saber que le pasaba a esta mujer para transformarse de esta manera de un duendecillo hiperactivo, en un auténtico y temible tsunami.
—¿Qué pasa Alice? –preguntó otra vez Bella cuando llegaron al salón.
—Pues pasa que soy una estúpida, tonta e inútil que no valgo para médico ¡Dios!, ¿cómo se supone que voy a saber cómo esta un paciente si ni yo misma se como estoy?
—Alice explícate —le pidió mi Bella empezando a asustarse. ¿Qué le pasaría a Alice?
—Pues que no tengo el periodo Bella, simplemente, el periodo puff, desapareció, no está, me di cuenta ayer por la noche de que me tenía que haber venido hace tres días y no está, se esfumó  —¿qué diablos significaba eso?
—Alice le dijo Bella, puede ser un retraso sin importancia, total son tres días y…
—¡No empieces tu también como Jasper!,  ¿cuánto tiempo hace que me conoces Bella?
—Pues como seis años, o así ¿po...?
—¿Y en esos seis años has visto alguna vez que a mí, se me retrasara el periodo? , dime a ver…
—Alice hemos estado sometidas a una gran presión cariño —le dijo Bella—,  sería normal que…
—Toma lee –le dijo extendiéndole un trozo de papel.
—¿Te has hecho la prueba,   Alice? –le preguntó Bella pasmada y entonces entendí…
—En cuanto me di cuenta Bella, toma ábrela…
—Alice, ¿eres consciente de que de que con tres días nada más la prueba puede salir negativa?
—Pues me debí quedar embarazada nada más terminar mi anterior periodo porque… ¿quieres leer de una vez?
—¡Vaya!—exclamó Bella —es positiva. El HCG es muy alto y está presente tanto en la orina como en la sangre. ¡Alice!— gritó  Bella de pronto haciéndome pegar un respingo— estás embarazada, estamos las dos embarazadas. Aunque yo te ano por un mes que lo sepas ja,ja ja. ¿Se lo has dicho ya a Jasper?
—Pues no, cogí la prueba,  la leí y salí corriendo hacia aquí. Dios mío, Jasper, mi pobre Jasper, le he dejado plantado en la puerta del hospital, tiene que estar…, pero se lo tiene bien merecido por no confiar en mí…— no le dio tiempo a terminar porque el teléfono de nuestra casa sonó. Fui corriendo a contestar y hablando del diablo…
—Alice,  es Jasper —al oír esto Alice salió disparada hasta el teléfono y me lo quito de las manos de un tirón tan fuerte que casi saca el cable de su sitio y porque me quité a tiempo de la trayectoria de su codo que sino...
—Jasper,  voy ahora mismo hacia allí, tengo algo que contarte.
Alice se quedó callada evidentemente escuchando lo que Jasper le decía al otro lado de la línea.
—Jasper amor, no hay para tanto. No sé qué te habrán dicho pero simplemente salí corriendo y además, ¿no decías que tres días eran muy pocos?, ¿que no se podía saber?, pues menudo médico estás tú hecho. Haz el favor de callarte  y no me pongas nerviosa ni me hagas enfadar, que si no tu hijo va a salir histérico per…di…do
—¡Vaya manera de decirle a un marido que va a ser padre!– exclamé riéndome a mandíbula batiente. Esta Alice era única e irrepetible desde luego.
—¿Qué?... –oí que decía por teléfono—,  no, no hace falta ya voy sola, tengo el coche fuera. Yo… ¿tu hijo?… habrás oído mal hom…. ¡Está bien! vamos a ser padres ¿estás contento? Nada, nada eso te pasa por llamarme histérica y no hacerme caso, cuando yo digo una cosa va a misa ¿te enteras? y si yo, después de tres días sin periodo, digo que estoy embarazada es que lo estoy y no se hable más. Y ahora voy para casa que no necesito que me vengas a buscar, se llevarme yo solita. Solo estoy embarazada no he cogido el Ébola ni ninguna porquería de esas por el estilo  —y dicho esto le colgó al pobre hombre de la forma más brusca.
—Bueno,  me voy que tengo que decirle a Jasper…bueno decirle…ya se lo he dicho, eso creo —iba diciendo ella sola más para sí misma que para los demás. Abrió la puerta de casa y se marchó a la francesa dejando tras de sí la misma estela de tranquilidad que dejan los huracanes una vez que han pasado.
—Me dices tú a mí que voy a ser padre de esa manera y te juro que no te hablo en un mes.
—¿Aguantarías  un mes sin…tu sabes?—me dijo sugerentemente enarcando una ceja mientras pasaba su mano por mi pecho y bajaba hacia la parte de abajo donde estaba….
—Amor para eso no hace falta hablar, solo actuar ¿te lo demuestro?
—Cuando se duerma Gaby, encantada Teniente—me contestó mientras pasaba por mi lado apretando suavemente con una mano mi pene y poniéndolo a cien como siempre que lo hacía. Echó a correr  y yo  le seguí el juego corriendo detrás de ella.  Gaby se había quedado profundamente dormida en el sillón, la cogí en brazos, la llevé a la cama y la arropé. Cuando llegué a nuestra habitación, lo que vi me dejó sin palabras. El camisón que Bella llevaba puesto no tapaba más que lo justo y a mí se me hizo la boca agua nada más verla, tumbada de lado justo cerca  de la chimenea que había encendido, de manera seductora,  sobre la alfombra,  con un montón de almohadones y el cobertor de la cama  cubriéndole sugerentemente parte de las piernas hasta las rodillas.  Me acerqué  muy despacio,   acechándole como un león a su presa, mientras me iba despojando de la ropa que en ese momento me sobraba. Llegué hasta ella y me puse encima,    besándole por todos los sitios que alcanzaba   y estos eran  muchos ya que ese camisón era totalmente prohibitivo. Bajé mi mano para poder tocar por encima de la tela aquellos pechos que eran mi perdición. Estaban completamente erectos y preparados para mí. Bella se quitó el edredón, abrió sus piernas y las enrosco en mi cintura frotándose contra mí,  provocando que nuestros sexos se rozaran en una dolorosa y exquisita fricción. ¡Cuánto me excitaba que me hiciera eso! Bajé hasta encontrar el inicio del proyecto de camisón que llevaba puesto y de un movimiento certero la dejé como dios la trajo al mundo, a mi merced, mientras los dos nos seguíamos frotando el uno contra el otro. Cogí uno de sus pechos en mi boca y lo mordí, chupé y lamí,  haciendo con él lo que quería mientras ella se arqueaba  acariciándome  el trasero con las manos subiendo  hasta mi espalda para luego volver a bajar. De repente introdujo la mano por dentro del  bóxer y cogió mi pene con ella ¡Oh Dios! Eso era algo que no podía soportar. Las caricias de Bella en esa parte de mi anatomía eran algo indescriptible, maravilloso, me froté contra su mano sin poder evitarlo mientras seguía,  mordiendo, besando, y chupando primero un pezón y luego otro. Dejé los pezones y comencé un recorrido con mi lengua hacia abajo, su ombligo, donde metí la lengua un momento, su vientre al que juraría que ya se le notaba un  pequeño bultito, sus muslos que besé con pasión,  primero a uno y luego al otro.  Sabedora  de lo que pretendía hacer y deseosa de que lo hiciera, Bella subió las piernas a mis hombros mientras una vez que le había quitado las braguitas, yo comencé a besar y mordisquear su clítoris. Al tiempo que mi mano  sin miramientos introducía tres dedos dentro de ella, moviéndolos de manera que sabía que la haría gritar, mi otra mano por supuesto acariciaba su pezón y mi pene que había dejado de ser torturado por su experta mano reclamaba atención inmediata. Para acallar sus gritos  la besé en la boca con una lujuria y pasión desenfrenada. De repente Bella empezó a retorcerse y sentí como mis dedos eran aprisionados en su interior y con un grito gutural que no llegué a tiempo de acallar,   explotó de la manera más sensual y excitante. Cuando se hubo recuperado, me tumbó boca arriba y se puso encima de mí. Comenzó a lamerme por todo el cuerpo, primero mi pecho, mi ombligo,  mi vientre, hasta llegar hasta ¡Oh Dios!... se lo metió de una vez dentro de su boca y lo sacó de nuevo al tiempo que con la lengua me lo lamia y con la mano me lo masajeaba.  Cuando las caricias en mi pene se hicieron insoportables la  separé de mi volviéndola a poner boca arriba,  y me introduje dentro de ella lentamente con la consideración debida a una mujer embarazada, aunque esta fuera malditamente sensual y yo estuviera malditamente necesitado. Pero cuando estuve dentro de ella Bella no parecía tener mi mismo punto de vista porque empezó a moverse de una manera bestial, sin pausa, con prisas y yo le respondí de la misma manera. Volvió a subir de nuevo sus piernas enrollándolas en mi cintura para encontrar ese ángulo que nos gustaba a los dos y cuando lo encontró ya no pudimos controlarnos, dos o tres movimientos más y los dos nos derramamos a la vez.  Me dejé caer sobre ella con cuidado de no aplastarla,   jadeante por el ejercicio realizado y sin salir todavía de su interior. Esta era una cosa que me encantaba después de hacer el amor, seguir todavía un rato dentro de ella, sin salir, el problema era que por lo general, mi miembro a los cinco minutos empezaba de nuevo a despertar a la vida y esta noche no iba a ser una excepción.
—Que entusiasmo que has puesto —me dijo todavía excitada por el maravilloso sexo que acabábamos de tener. 
—Ven aquí mamá que te voy a decir yo a ti lo entusiasmado que me tienes… —y así seguimos toda la noche, amándonos, riéndonos, celebrando nuestra libertad recién adquirida,  hasta que por fin caímos exhaustos, lo malo era que continuábamos en la alfombra y…desnudos.
—Mami, papi ¿dónde estáis?—oí que decía una vocecita que estaba entrando en la habitación sin más… ¡Diablos se me había olvidado echar el cerrojo al ver a Bella con ese camisón! Con todo el cuidado del mundo cogí a Bella como pude y la arrastré conmigo hasta meternos debajo de la cama. Gaby no nos podía pillar así,   estábamos desnudos. Bella despertó en ese momento y si no hubiera sido por mis reflejos se hubiera descubierto el pastel, pero fui más rápido. Le  tapé la boca y con un gesto le señalé el oído y la puerta al tiempo que vimos las piernecitas de nuestra niña rodeando la cama. Se paseó un par de veces por la estancia y miró en el vestidor y el cuarto de baño mientras nosotros seguíamos muy callados debajo de la cama. Aprovechando que Gaby seguía  buscando  en el cuarto de baño, vimos en el suelo mi camiseta, Bella se estiró, la cogió y como pudo se la puso y una vez presentable más o menos, salió de debajo la cama…
—Gaby hija—dijo mi Bella mientras yo seguía escondido debajo de la cama–. Llevo un buen rato buscándote,  ¿dónde estabas?
—Pues buscándoos  mami y ¿dónde estabas tú? en la cocina no, he ido a mirar y no os he visto y…
—Esto...Um…en el despacho…eso…estaba en el despacho viendo un expediente.
—Pues siento decirte mami que no, no estabas en tu despacho, también fui a mirar y…
—Pero a que no miraste en la terraza, ¿a qué no?— contestó mi Bella desesperada ante el tercer grado que le estaba aplicando mi hija.
—Hace mucho frío mami ¿qué hacías en la terraza?— preguntó mi niña poniendo el mismo tono que ponía su madre cuando le cuestionaba algo así.
—Bueno…Um… tenia calor, uff, que calor ¿tú no tienes calor?
—Pues no ¿y papi, dónde está papi? y no me digas que en el baño porque acabo de mirar
—A por croissants, ha ido a por croissants —genial ahora a ver por dónde me escabullía yo para ir al pueblo a por los dichosos croissants, no se le podía haber ocurrido otra cosa –.Si eso y los va a traer de chocolate para ti y para mí con cabello de ángel, eso con mucho cabello de ángel —dijo un poco más alto de lo normal y me di cuenta perfectamente de que estaba teniendo un antojo pero, qué raro, mi Bella se pirraba por el chocolate y el cabello de ángel lo odiaba. En fin ¿quién entiende a una mujer embarazada?
—De verdad mami, luego decís de los niños, pero que raritos sois los mayores. Cuando sea mayor yo no quiero ser así  te lo advierto porque nos volvéis locos y no hay derecho hacer esto con una pobre niña…
—Vale hija,  vale —decía Bella más interesada en empujarla fuera de la habitación que en  escucharla, pero yo me estaba partiendo de la risa.
Cuando salieron, me vestí rápidamente y mientras Bella entretenía a Gaby vistiéndola en su habitación yo me escabullí por la puerta de la cocina a por los dichosos croissants. Cuando llegué al pueblo, vi a Jasper en la cola con unas ojeras que le llegaban hasta el suelo pero con una sonrisa enorme de felicidad.
—Hola –saludé— ¿mala noche? Enhorabuena futuro papá.
—Gracias. Bueno, lo cierto es que he tenido noches peores. Alice llegó a casa muy enfadada porque no la hice caso cuando me dijo que tenía un retraso de tres días y que estaba embarazada. Edward con tan pocos días es dificilísimo que te salga un positivo pero…supongo que Alice es Alice y nunca vayas contra ella. Nada más llegar a casa llamó por teléfono a mis padrinos sin tener en  cuenta la hora por lo que les dio un susto de muerte y lo mismo hizo con mi hermana y mi cuñado.  Cuando colgó, yo pensé que nos podríamos ir a la cama tranquilitos pero craso error. Después de pasarse media noche correteando por toda la casa, buscando la habitación adecuada, pensando en el color del papel y el estilo de los muebles… se ha pasado la otra media organizando un Baby Shover  para las dos, que de esto verás cuando se lo diga a Bella, se va a organizar una peor a la que se montó en Gettysburg. Cuando al fin se calmó un poco y cuando yo ya tenía la esperanza de que se iba a ir a dormir,  volvió corriendo a la habitación que se supone había elegido para el niño a tomar medidas para no sé el qué, al final cogió una libreta y empezó a apuntar nombres de niños y se enfadó conmigo porque no colaboraba. Cuando le pregunté en medio de la discusión que porque de niñas no, esperando que me dijera algo así como,  se que va a ser un varón y no me contradigas, me contestó que, cielo si es una niña tengo más que decidido el nombre. Pero no ha tenido a bien decirme cual es ese nombre que se supone tiene más que decidido…
—¿Y no la podías dar un calmante o una infusión?
—Estando embarazada no es bueno suministrar esas cosas y que casualidad no teníamos infusiones en casa. Pero tranquilo que ya pasé por el supermercado —me dijo enseñándome una bolsa con un montón de distintas infusiones calmantes—. Esta noche se la toma aunque tenga que noquearla para dejarla inconsciente y suministrársela en vena.
—Y ahora estas aquí por…
—Se la han antojado unos goffres para desayunar y no podía hacerlos ella no, tenía que venir aquí, porque los de aquí son buenísimos y a ella  le salen muy mal y desde que Bella ya no vive con nosotros  no consigue desayunar bien en casa porque soy un desastre en la cocina –dijo el pobre hombre rodando los ojos—. Con tan poco tiempo de embarazo los antojos son aún raros, pero…Alice es Alice —dijo con un gesto de resignación.
Cuando compramos cada uno los antojos de nuestras embarazadas esposas, nos fuimos cada uno a nuestra casa. Bella y Gaby me estaban esperando con un gesto similar al de aquel que no ha comido en un mes. Bella cogió los croissants y empezó a comerlos con tal ansia que miedo me dio que se atragantara. Gaby la miraba con un gesto de estupor que estoy seguro era similar al mío.
Por fin era viernes, al día siguiente  era el cumpleaños de mi niña y lo queríamos celebrar los tres juntos, luego lo celebraríamos con el resto de la familia. Mi amor se había pedido el sábado y el domingo libres y yo también para pasarlo  con Gaby en la Península de Olimpic,  donde acamparíamos en el parque natural del mismo nombre. Yo estaba emocionado pues de paso aprovecharíamos para comunicarle a la niña la noticia del embarazo  de Bella. Emmett, Rose, Ángela, Ben, Bella y yo íbamos de jóvenes muchas veces acampar allí. Ellos había vuelto alguna vez,  pero ni que decir tiene que hacía años que yo no iba. Era un lugar que me recordaba tanto a Bella que había sido incapaz de volver y además siempre tenía a Tanya pegada a mí y desde luego no me la imaginaba acampando, y aunque la hubiera gustado me hubiera negado en redondo a hacer con ella alguna actividad que previamente había realizado con Bella y además en el mismo lugar, eso nunca. Pero ahora iba a hacerlo de la mano de mi amor y con mi niña en brazos.
 Salí de la Comisaria un poco más pronto de lo habitual ya que queríamos ponernos en marcha enseguida para aprovechar todo el tiempo posible.  Bella tenía una reunión en el despacho de Carlisle con una representación de madres por el asunto de la salmonelosis, por lo que me  había llamado para que recogiera a mi niña. Sinceramente a mi no me hacía falta que me dijera nada, pues me encantaba hacerlo y por ello intentaba ir todos los días, era algo más  que recuperar, algo que no me habían dejado hacer.
—Pues no sé porque no podemos ir con vosotros –salía protestando Tony
—A ver cuántas veces tengo que decirte –decía mi niña muy seria y mirándolo pacientemente– que es una excursión padres e hija  donde van a aprovechar para decirme que voy a tener un hermanito…
¡¿Qué?!,   ¿cómo diablos se había enterado esta niña que…?  Miré a Rose que salía con ellos de la mano y ella me devolvió la mirada de igual manera,  estupefacta y confundida. No entendíamos nada. De repente algo hizo clic en nuestra cabeza…
—Emmett —dijimos los dos a la vez.

Capítulo 31: Juramento de Hipócrates Capítulo 33: En los montes de Olympic

 


Capítulos

Capitulo 1: Capitulo 1: Accidente, noticia y reencuentro Capitulo 2: Capitulo 2: Jacksonville Capitulo 3: Recuperando tu amor. Capítulo 3 : Jacksonville, segunda parte Capitulo 4: Recuperando tu amor. Capítulo 4 : Recuerdos Capitulo 5: Recuperando tu amor. Capitulo 5 : Recuerdos, segunda parte Capitulo 6: Capitulo 6: Marco Capitulo 7: Capitulo 7 : Enfrentando la verdad Capitulo 8: ¿Reconciliándonos? Capitulo 9: Empezando de nuevo Capitulo 10: Ellas estarán bien Capitulo 11: Limpiando mi alma Capitulo 12: Amenazadas Capitulo 13: Angustia Capitulo 14: Luz en la oscuridad Capitulo 15: Pesadillas Capitulo 16: Despedida y regreso Capitulo 17: El principio del fin Capitulo 18: El final Capitulo 19: Las noticias más esperadas Capitulo 20: La historia de Carmen y un giro inesperado Capitulo 21: Volviendo a la vida Capitulo 22: Redención Capitulo 23: Tarde de compras al estilo Alice Capitulo 24: El Perdón Capitulo 25: Nochebuena de amor, Navidad maravillosa Capitulo 26: Baile de la Policía, condecoración y algo más. Capitulo 27: Mi heroe Capitulo 28: Horas de angustia e incertidumbre Capitulo 29: Inauguración Capitulo 30: El Juicio Capitulo 31: Juramento de Hipócrates Capitulo 32: La soledad de la muerte Capitulo 33: En los montes de Olympic Capitulo 34: Despedidas de solteros Capitulo 35: Sí quiero, otra vez Capitulo 36: Alice e Isabella Capitulo 37: Epílogo: Parte 1: Golpe del destino; Parte dos: Asignatura pendiente. Capitulo 38: Outakke 1: El hombre de hielo y su pequeño gran monstruo Capitulo 39: Outakke 2: Isabella Marie Masen swan, marca la diferencia Capitulo 40: Outakke 3: Padres, hijos y otras cuestiones

 


 
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