RECUPERANDO TU AMOR (+18)SUMMARY:

Autor: AlienaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/07/2011
Fecha Actualización: 25/05/2012
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 103
Visitas: 100791
Capítulos: 40

 Disclaimer: Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, pertenecen a la amravillosa SM, yo solo juego con ellos.


SUMMARY:

Edward Cullen no tuvo mas remedio que separarse de su esposa Isabella Swan, obligado por las circunstancias. Cinco años después un acciente fortuito hace que se reencuentren. Edward se enteta de que Bella vuelve al pueblo y ésperando verse pronto libre de esas circunstancias y de momento enfrentándose a ellas, decide hacer lo que debería haber hecho hace tiempo:luchar por ella y recuperar su amor.

 

 

 

 

PROLOGO

No sabía en qué momento exacto me había enamorado de Bella Swan. Solo sabía que la había amado toda mi vida. Yo creo que ya estaba enamorado de ella cuando a la edad de diez años mis padres, Edward y Elizabeth junto con los de Rose, William y Rosalie,  morían en aquel horrible accidente de tráfico,  y los Swan me acogieron en su casa como a un hijo mas.

Pero  los celos enfermizos de una persona sin escrúpulos, mala y despiadada y el ansia de venganza de otra no menos despiadada, nos habían separado de la manera más cruel.

Emmet, se había quedado dormido a mi lado. Eche hacia atrás el respaldo del asiento del avión que me llevaba cada vez más cerca de ella, en un intento por dormirme. En cuanto cerré los ojos mi mente evoco cada uno de los momentos vividos a su lado. Me abstraje del tal manera, que casi podía sentir sus manos acariciándome, sus labios besándome, su olor… hasta que la voz de la azafata anunciando la llegada del vuelo me saco de mi sueño.

Mientras caminaba por el largo pasillo, mi corazón latía furiosamente, los nervios se me  habían acumulado en el estomago nada más cruzar la puerta del hospital. Hoy la vería después de cinco interminables años, en los que no he dejado de adorarla, amarla y recordarla ni un solo instante. Cinco largos años en los que no he dejado de odiarme a mí mismo por lo que la hice. ¿Cómo pude ser capaz? ¡Dios, me siento tan miserable! ¿Cómo va poder ella perdonarme algún día si yo mismo no puedo?

Mi madre adoptiva, René Swan, aun  estaba en la UCI y allí solo podía estar una persona. Rose dijo que se quedaba con ella mientras Emmet y yo nos fuimos a buscar a Bella. Cuando mi hermano y yo llegamos al mostrador, Emmet se dirigió a la enfermera para preguntar por mi amor.

__ Hola buenos días ¿La Doctora Swan, por favor?

__ Estoy aquí hermano, __  dijo una hermosa voz detrás de mí y al instante todos mis sentidos se pusieron en alerta. Me volví como en cámara lenta y allí estaba ella, tan preciosa,  tan dulce, tan real después de años de recordarla. Recuerdos, que no la habían hecho ninguna justicia. Estaba mucho más guapa que en mis sueños, mas mujer,  el embarazo y el haber tenido una hija le habían sentado genial. La ropa que traía puesta, el típico pijama y bata verde con el que solía vestirse un médico,  me intimidaba, nunca la había visto vestida así. Nos quedamos mirando durante un largo rato, cada uno sumergido en la mirada del otro, como antes, como siempre hacíamos, de repente todo el dolor y el sufrimiento parecían haberse borrado, solo estábamos ella y yo. No había nadie más. Mi corazón parecía que iba a salirse de mi pecho,  mi piel estaba erizada y mi cuerpo, bueno mi cuerpo era un caso aparte

__ ¿no me vas a saludar? , __ dije adelantándome hacia ella con intención de darle un beso en la mejilla

__ Hola Edward, __  dijo echándose para atrás totalmente impactada de verme ahí, estaba claro que no me esperaba. __ ¿Qué tal?

__  Bien, __   Conteste  con el corazón encogido por el dolor del rechazo, __ tú estás muy guapa. _  Dije mirándola con amor, con ese amor que sentía por ella, con adoración con ternura.

__  Gracias, __  dijo sonrojándose y devolviéndome la mirada con esa expresión que ponía siempre que estaba preguntándose algo

__ ¿De verdad está todo bien? , __   la volví a preguntar

__  Bueno ahora mejor, ya paso el susto. __  Y volvimos a perdernos el uno en la mirada del otro. ¡Dios, Como amaba a esa mujer! Que ganas de estrecharla en mis brazos y besarla hasta dejarla sin aliento. Y como si mi cuerpo obedeciera una orden de mi subconsciente, me acerque a ella y la abrace.  Que maravilloso era volver a sentir en mis brazos ese delicado cuerpo que tan bien encajaba en el mío, volver a disfrutar de ese olor que no había cambiado con el tiempo, volver  a rozar su piel. Pero ella después de devolverme el gesto durante un maravilloso momento,  rompió el abrazo.

__  ¿Dónde está Tanya?,-__ dijo preguntándome por la mujer que yo más odiaba en este mundo y rompiendo la magia del  encuentro.

__ Ella no ha venido Bella, hemos venido solos Emmet y yo

__ Bella ¿Cómo estás?, __ dijo Emmet rompiendo la tensión.

___Bien, bastante bien… dentro de lo que cabe, __  contesto ella. Yo era incapaz de apartar la mirada de su rostro, era tan hermosa  __ ¿Habéis visto ya a mama?__  Pregunto.

__ Si Rose nos fue a recoger al aeropuerto. Vinimos directamente para acá. No hemos podido hablar mucho con ella, ya sabes que en la UCI no puede estar más de una persona, así que hemos tenido que entrar de uno en uno. Rose se ha quedado con ella y nosotros hemos venido a buscarte, queríamos verte.

__ ¡Mama, mama! , __  dijo de repente una voz detrás de nosotros__, ¡Tía! dijeron otras dos. _  Bella se volvió en el acto y los miro a los tres críos con una cara de muy pocos amigos y ellos captaron el mensaje.

__  Vale, vale, ya lo pillamos, en un hospital no se chilla, dijo Gabriela. Al tiempo que el móvil de Bella vibraba en su bolsillo.

__ ¿Sí? _  contesto ella a la vez que mis sobrinos se tiraban encima mío y de mi hermano para saludarnos. Note como Gabriela se quedaba atrás retraída, yo quería acercarme, tomarla en mis brazos y darla un beso pero…no sabía si era prudente. La niña me miraba  fijamente y de repente una sonrisa ilumino su cara.

_ En un hospital no se chilla  _  dijo Bella encarando a las tres figuras que ahora la miraban un poco temerosos _  y tampoco se deja por ahí abandonadas a las niñeras. No veo a Emily por ningún sitio ¿Sabéis donde está?

_  Yo creía que venía detrás de nosotros _  dijo mi sobrino Peter con cara de inocencia.

_  ¿Eso creíais? Pues mira que acaba de llamarme por teléfono para preguntarme si estáis conmigo, porque se ha parado a hablar con  una amiga y de repente habéis desaparecido de su vista.

__  Pues eso __  dijo Gabriela que seguía mirándome de reojo – se ha parado a hablar con Charlotte y nosotros teníamos prisa por saber cómo estaba abu René.

__ A abu René todavía no la han puesto en una habitación con una camita y donde está los niños no pueden pasar. Así que ahora nos vamos a ir a la cafetería a tomar algo mientras esperamos que la trasladen y luego os vais a ir a la guardería del centro porque Emily se ha tenido que marchar  ¿Ok?

Bella en ese momento se dio cuenta que mi hija no hacía más que mirarnos, sobre todo a mí que me estaba poniendo más nervioso aun de lo que estaba. Aunque tengo que reconocer que estaba disfrutando viéndola ejercer su papel de madre ¡Se le daba tan bien! Parecía que hasta incluso los dos diablos que tengo por sobrinos la tenían un respeto.

__ Gaby hija, mira, estos son tu tío Emmet, el padre de Tony y Peter

__ Hola tío Emmet. __ dijo Gabriela dándole un beso y un abrazo.

__ Y este es __ continúo  Bella y yo me prepare para recibir una bofetada emocional, pues sabía que me iba a presentar como su tío. ¡Dios bendito! Hasta eso me había negado esa zorra que tenia por esposa. Pero no estaba preparado para esto, juro, que no lo estaba.

__ ¡Papa!__ dijo Gabriela, tirándose a mis brazos.__ Tú eres mi papa ¿Verdad? Si, si lo eres,  eres igualito a la foto que mi mama me dio.

__No podía dar crédito a mis oídos. No puedo describir la emoción y la alegría que me embargo en ese momento. MI niña sabía quien era yo. Bella la había hablado de mí.

 Me quede mirando incrédulo a mi hermosa Bella, a mi niña, a la que consideraba mi mujer,  mi verdadera  esposa, aunque un montón de papeles sin sentido dijeran otra cosa. Ella me sostuvo la mirada, esa mirada de ojos chocolate en la que solía perderme.

__ Tú, ¿La has hablado de mí?

__Tenía derecho a saber

 

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Capítulo 30: El Juicio

 

 

DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen, son propiedd exclusiva de S. Meyer, yo solo juego con ellos.


Capitulo 30: El juicio


Bella Pov


Los fuertes rayos del sol, extraños en un lugar como Forks  a pesar de que estábamos a mediados de mayo, se filtraban a través de la ventana y consiguieron sacarme poco a poco de mi maravilloso sueño. Como cada mañana desde hacía ya varios días,   unas nauseas repentinas me hicieron levantarme lo más rápidamente que podía, teniendo en cuenta que no quería despertar a Edward y que además si lo hacía muy deprisa me mareaba. Llegué a la taza del inodoro y vacié todo el contenido de mi estómago, me senté en el suelo a recuperarme abrazada a la taza y así me encontró Edward.
—¿Qué te pasa cielo?, ¿estás enferma?,  ¿te traigo algo?,  ¿qué necesitas? —me preguntó todo seguido con evidente preocupación y nerviosismo al tiempo que me acariciaba la espalda.
—No, no es nada mi amor, solo ayúdame a levantarme. Estoy nerviosa por lo de hoy y me han dado ganas de vomitar nada más…
—¿Estás segura?— me preguntó no muy convencido.
—¿Quién es el médico aquí? —le devolví la pregunta saliéndome por la tangente. La verdad es que sabía de sobra lo que me pasaba, lo había sospechado cuando se me antojó, mientras estaba de compras con Alice, un filete de ternera muy poco hecho, comida que yo aborrecía , lo había seguido sospechando cuando junto con el filete se me antojaron unos pepinillos que tuvieran mucho, mucho vinagre y de paso unos boquerones también, después y como postre no pedí la tarta de chocolate de siempre no, esa hasta me daba como asco,   igual que me pasó con Gaby, pedí un helado con una mezcla de sabores tan raros que hasta el mismo camarero se me quedó mirando como si hubiera bajado de otra galaxia y fuera una Visitante*.  Y encima tenía una falta,  pues me tenía que haber bajado el período quince días antes. Con tanta sospecha, fui directamente al departamento correspondiente a solicitar la pertinente prueba que me lo acabó confirmando. Estaba embarazada de unas  cinco semanas, así que el bebé  nacería  en los primeros  meses del nuevo año. Pero no quería decírselo aún. Sabía que le iba a hacer muchísima  ilusión pues habíamos hablado de ello e íbamos a por él. Quería darle la noticia en una cena romántica y para ello necesitaba que el tema Aro y Tanya quedaran aparcados definitivamente y empezar con esa extraordinaria noticia un nuevo capítulo de nuestras vidas.
Por fin hoy era el día tan esperado. En unas cuantas horas se celebraría el juicio que esperaba diera como  resultado que los huesos del padre y de la hija,  así como de sus tíos y prima,  fueran a parar a la cárcel el mayor tiempo posible. Jacob  me había dicho que el  Ministerio fiscal iba a pedir para Tanya,  su padre  y su tío la pena capital, ya que en el estado de Washington  era legal y los cargos que se les imputaban eran más que suficientes como para que el juez decretara la pena de muerte contra ellos. Pero Aro, Cayo y Tanya contaban con todo un ejército de los mejores abogados aunque su fama de no ser del todo éticos,  profesionalmente hablando,  los precedía. Por nuestra parte además del Ministerio Fiscal, un tal Vladimir Sthepanov,  Kate y Garrett se habían presentado como abogados de la acusación particular.
El juicio había tenido que retrasarse debido al ataque sufrido por Aro en la prisión pues había sido muy violento y las consecuencias muy graves. Ya se sostenía por lo menos en pie a pesar de no estar del todo recuperado.
El juicio se celebraba  a puertas abiertas con la presencia de un jurado popular y este era en definitiva el que tenía la última palabra.  Yo no me consideraba una persona mala, ni cruel, no en vano había dedicado mi vida a una profesión entregada a los demás, nunca quise ni deseé la muerte de nadie y esta vez no era una excepción,  solo quería que me dejasen vivir mi vida en paz junto a mi marido, mi hija y… lo que viniera después.
Contra la opinión de Edward,  yo iba a estar presente en ese juicio sentada en el banquillo en calidad de víctima y representando a mi vez a Gaby que como menor no podía estar ahí. Quería mirar directamente a la cara de Tanya y mandarle el claro mensaje de que no había podido con nosotros, que el amor verdadero es inseparable, imperecedero,  inquebrantable, indestructible,  y ni la distancia,  ni el tiempo ni la crueldad de las personas podían con él. Quería por otro lado acompañar y apoyar a mi marido en un momento que para él sabía que iba a ser duro pues tendría que recordar de nuevo todo el dolor y el sufrimiento.  Del mismo modo,  quería ver la  cara de estupor de la mujerzuela esa cuando Edward, testigo principal de la acusación, subiera a declarar contra ella…
Emmett también le había pedido a Rose que se quedara en Forks con los niños, pero Rose tenía también sus demonios contra su prima y su tío y quería ver su cara cuando el juez los declarase culpables, quería mirarlos de frente, enfrentándolos, ya que no podía declarar contra ellos,  así que se sentaría en el banquillo junto a mí representando igualmente los derechos de sus hijos.
A mí me hubiera gustado subir al estrado a declarar pero se me desaconsejó  argumentando que yo había vivido los hechos pero no podía identificar a nadie como su autor y eso era verdad, en el tiroteo en Jacksonville no había visto a nadie y en el secuestro solo podía identificar a los secuestradores reales no aquel que los mando, eso era misión del abogado. Alice estaba en mi misma situación. A pesar de haber resultado herida en el atentado,   su declaración no serviría ya que no podía identificar a nadie, solo decir que James nos vigilaba,  pero no podía acusar directamente a Aro y Tanya. No obstante vendría en calidad de víctima y se sentaría en el banquillo junto a nosotras,  Kate y Garrett.  El Fiscal les había tomado declaración a los niños uno días antes, con la presencia del abogado de la defensa, de Ángela,  como psicólogo suyo,  y de la acusación particular,  en un entorno amigable para evitarlos más problemas psicológicos. Edward, Emmett y mis padres se sentarían igual en el banquillo una vez terminaran su declaración.
A pesar que, después del secuestro,  a Cayo y a Tanya se les había aislado y prohibido las visitas,  Marco, Jacob  y  Sam nos aconsejaron dejar a los niños con Jasper  y Esme en casa de esta última y de Carlisle con todas las puertas cerradas a cal y canto y fuertemente custodiados por  Emily,  Riley, Claire, Rachel, Quil y Paul.  Sam, Jared,  Embry, Brady, Colin y Jacob vendrían con nosotros para protegernos.
 Rachel, Paul y Jared estaban ya totalmente recuperados gracias a Dios. Rachel había retomado su puesto protegiendo a  los niños, pero Claire se había encariñado con ellos y los niños con ella. Dicen que vivir una situación límite une a las personas de forma permanente  y esto había pasado con Claire y los niños, quienes reclamaban su presencia cuando nosotros no podíamos estar. Así que Claire había solicitado quedarse en Forks para seguir encargándose de su custodia. Además entre ella y Quil había surgido una amistad muy fuerte que poco a poco se iba convirtiendo en algo más. Lo mismo había sucedido entre Paul y Rachel pues su larga convalecencia en el hospital los había acercado el uno al otro. Por su parte Jared había conocido a Kim, una enfermera compañera  mía y de Alice y había nacido algo entre ellos.
El testimonio de todos los agentes del FBI que participaban en nuestra protección, era importante, así que ya se les había tomado declaración aparte con el  fin  de que pudieran seguir con su trabajo, que ahora era crucial.
Por su parte los abogados de Aro, Cayo y Tanya iban a basar su defensa argumentando varias cosas, entre ellas, en el caso de Tanya,    su inestabilidad emocional.  Particularmente yo estaba convencida desde el principio de que era una enferma mental y así  también  pensaba Ángela que había sido llamada entre otros psiquiatras y psicólogos a rebatir los argumentos de los médicos de la defensa.
Desayunamos poco pues estábamos nerviosos, nos vestimos como autómatas y fuimos a llevar a Gaby  a casa de Esme. Una vez que conseguimos que Gaby se quedara tranquila gracias a la intervención de Esme,  y de Claire, nos encaminamos tomados de la mano hacia Seattle donde se celebraría el juicio. Rose,  Emmett, Ángela, Alice  y mis padres venían con nosotros y los agentes detrás  en otros coches protegiéndonos. Íbamos todos en la Mercedes conducida por un orgulloso Emmett. Su Jeep había quedado inservible después de que  cayese al barranco cuando iban a salvar a los niños,  y yo le había regalado mi Mercedes. Edward y yo teníamos el Volvo y el Aston Martin no necesitábamos más coches. Además,   le habíamos regalado a Rose por su cumpleaños un bonito BMV descapotable y de color rojo. Era lo menos que mi cuñada y mi hermano se merecían por estar ahí, siempre apoyándonos.
Llegamos a Seattle con media hora de adelanto sobre la hora prevista de inicio del juicio. Edward rodeaba mi hombro  con su brazo derecho  y yo le agarraba de la cintura, infundiéndonos animo el uno al otro. De repente,  vimos llegar  dos coches blindados pertenecientes a la policía. Se detuvieron  enfrente del juzgado. Del primer coche salieron Aro y Cayo y del segundo, Tanya, Athenodora y Renata. No tardaron mucho tiempo en vernos y si Aro nos puso una cara amenazadora, fría, escalofriante que verdaderamente daba miedo, Tanya sin embargo se puso roja de la ira y la rabia al vernos juntos y abrazados de ese modo. Yo les sostuve la mirada a los dos desafiándolos con ella, tal y como quería hacer. Rose y Emmett,  que venían detrás, se pusieron a nuestro lado haciendo  lo mismo. Edward sin dejar de abrazarme, les dedicó una enigmática sonrisa muy parecida a la de Aro, se inclinó hacia mí  y me  dio un beso en la boca desafiando de igual manera a Tanya. La rabia que se produjo en ella fue de tal magnitud que intentó zafarse sin éxito de los guardias que la custodiaban hasta que Aro la miró con esa mirada fría, gélida, que helaba al mismo hielo,  entonces bajo la mirada sumisa y custodiada por los guardias siguió a su padre,  su tíos y prima dentro de los tribunales pero sin dejar de mirarnos con ese odio irracional que te helaba las venas.
Nosotros los seguimos a una prudente distancia todavía abrazados y así seguimos subiendo las escaleras con el resto de la familia. Los agentes que nos custodiaban iban a nuestro lado  quitándonos a la prensa de encima. 
El secuestro  y  la posterior detención habían  levantado un circo mediático impresionante y todos los periodistas estaban montando guardia a la entrada del juzgado a la espera de que hiciéramos alguna declaración, pero no la obtuvieron, muy por el contrario,  subimos las escaleras lo más deprisa posible custodiados por Jacob y los demás agentes. Kate y Garret nos esperaban a la entrada del juzgado. 
Al pasar por el control de seguridad y antes de que la máquina empezara a pitar volviéndome loca, saqué de mi bolso la  licencia que me permitía llevar, en cualquier momento, lugar y situación,  aquello que siempre llevaba guardado en el bolso y que a veces pesaba como una losa. Por el rabillo del ojo vi como Edward fruncía el ceño ya que seguía estando en contra de que la llevará, pero nunca dijo nada ya que en el fondo reconocía que era necesario y además Emmett había hecho lo mismo con Rose, quien en este momento estaba enseñando su correspondiente licencia.
Edward, Ángela, mis padres y Emmett tuvieron  que irse con los demás testigos a una sala contigua pues no podían estar presentes hasta que declararan, así que yo  entré a la sala junto a Rose y Alice.  Nos sentamos en el banquillo. En el banquillo de al lado se sentarían  Tanya, su padre, sus tíos, y prima. Lejos de amedrentarme,  me alegraba de estar tan cerca para que  pudieran ver bien claramente que estábamos ahí. No era una persona rencorosa, pero no podía evitar el enfrentarme a ellos de alguna manera.
El juez, Stephan Malder, entró en la sala, se sentó en su lugar habitual e inició la sesión. Los acusados entraron  en la sala. Era impresionante ver a Aro quien a pesar de notársele sus heridas iba con un aire de prepotencia, seguro de sí mismo, con esa sonrisa cruel que le caracterizaba al igual que su hermano Cayo. Tanya también iba igual de pagada de sí misma, como siempre había sido. Junto a ellos una muy orgullosa Athenodora iba al lado de su marido y junto a ellos su hija Renata. Estas dos últimas habían sido detenidas después del secuestro ya que se había  demostrado su participación.  Renata había  sido señalada por Royce,  Altea y María  que también iban a declarar. Además,  las huellas encontradas en su habitación coincidían con las halladas en el lugar de los hechos. Una de las criadas de la mansión Vulturi iba a declarar que oyó a Athenodora encargar el secuestro y el asesinato por teléfono y que si no lo había dicho antes era por miedo.
 El Secretario del tribunal leyó los cargos que  les imputaban a cada uno de ellos, que iba desde malas artes en el ejercicio de sus funciones como Alcalde en Forks en el caso de Cayo, malversación de fondos, prevaricación, soborno, extorsión y chantaje con amenazas a la vida de personas y de niños, secuestro,  intento de asesinato, y hasta homicidio en primer grado…
Después de las alegaciones de uno y otro lado, se hizo un receso para comer. Nos fuimos a una cafetería cerca del juzgado. Comimos muy serios y callados,  demasiado nerviosos como para decir nada coherente. Al finalizar la comida volvimos al salón donde se celebraba el juicio.
Después de un par de testigos del pueblo que aportaron pruebas de las malas artes de Cayo  en el ejercicio de su profesión y de la declaración del alcalde  Nahuel. Llegó el turno de los testigos que estaban bajo protección. La cara de los dos hermanitos y de Tanya cambiaba de color cada vez que veía sentarse en el estrado a los distintos testigos de la acusación. Uno por uno fueron desfilando ante el estrado Heidi, Irina, Chelsea, Royce y Altea King y María entre otros. Estos  tres últimos señalaron directamente a Renata como culpable del secuestro.
Todos los testigos habían sido muy bien entrenados por el FBI y la defensa,   en su turno de preguntas, poco podía hacer para rebatir sus testimonios.
Uno de los momentos más impactantes del juicio fue cuando el Juez llamó a declarar a un testigo sorpresa, Eleazar Denali, cuya declaración fue determinante, pues no solo les acusó de utilizar a su empresa como tapadera de sus negocios sucios sino que les contó de la extorsión y el chantaje  de los que él mismo fue víctima, dando así más credibilidad a lo que Edward contaría. Por lo visto y según me había contado Edward,  era el modus operandi de los hermanitos, jugar con los sentimientos de los demás. En un momento en el que Aro miró hacia atrás siguiendo inconscientemente la vista a  Eleazar,  descubrió a Carmen que sentada junto a Corín le desafiaba con la mirada. Por su parte  la expresión de Aro asustaba al propio miedo. Carmen no había podido conseguir aún el divorcio de su marido, ya que ella acudió al matrimonio libremente y su situación era más complicada al no querer firmar Aro  los documentos. Garrett  estaba haciendo todo lo que podía.
La sesión se tuvo que suspender hasta el día siguiente puesto que se había hecho muy tarde. Previendo esto, habíamos decidido quedarnos en un hotel ya que el viaje de regreso era muy largo. Después de cenar subimos a nuestras habitaciones y tras  hablar con mi niña y asegurarnos de que estaba bien nos  quedamos dormidos uno en brazos del otro,  demasiado cansados y agotados  mentalmente para nada más.
El día siguiente llegó más pronto de lo que quería. Nos levantamos, desayunamos poco y mal y nos dirigimos de nuevo a la sala del tribunal.
Después de la declaración de mis padres, y de Emmett, por fin le llegó el turno a Edward…
—El Ministerio Fiscal  llama a declarar  al Teniente de la policía Edward Anthony  Masen —Tanya, Aro y Cayo se miraron entre sí. Estaba claro que esperaban este momento y estaban preparados para ello. Después de intercambiar unas cuantas palabras con su abogado,  éste se levantó y  pidió acercarse al estrado, el fiscal, los abogados de la acusación particular  y el abogado defensor se acercaron y cuchichearon unas cuantas cosas. Al cabo de unos minutos volvieron a sus asientos
—Quiero hacer constar —dijo Kate en  calidad de abogado de la acusación particular—que el teniente del cuerpo de policía Edward Anthony  Masen está perfectamente capacitado para declarar pues no tiene ningún lazo familiar ni afectivo que le una a la familia Vulturi.
 —Eso es imposible —ladró  el abogado defensor—. Edward Masen es el marido de mi defendida y ella no ha consentido en el divorcio, su mismo tío los casó en el Ayuntamiento.
—Pues este documento que tengo aquí —contestó el juez— dice que el matrimonio entre el  teniente Edward Anthony Masen y  Tanya  Vulturi Denali, está legalmente anulado.  Y aquí tengo otro  que atestigua que el teniente Edward Anthony Masen está casado desde hace seis años y medio con Isabella Marie Swan.  Así que por favor,  tomen declaración al teniente…
La cara de Tanya era un poema, se la veía desconcertada al tiempo que rabiosa, toda ella hervía por dentro y no mucho mejor estaban su padre y su tío.
—Pero… pero — terció el abogado defensor— mi defendido Cayo Vulturi los casó.
 —Aquí leo que un compañero mío, juez de este estado, anuló mediante sentencia firme el supuesto matrimonio del testigo con la acusada en base  a que el consentimiento del matrimonio fue obtenido con violencia e intimidación hacia la persona de Edward Anthony Masen y familia. De hecho abogado,  es uno de los cargos que se les imputan a sus defendidos ya que no solo hubo amenazas contra niños sino que éstas también se llevaron a cabo —Tanya y Aro no pudieron ocultar una exclamación de sorpresa al oír esto—. Al matrimonio hay que acudir libremente abogado, eso lo debería sabe usted mejor que yo.
—Pero aun así el testigo incurrió en delito de Bigamia  al no divorciarse de su anterior esposa —terció el abogado que estaba claro que había hecho muy bien sus deberes.
—¿Anterior?, aquí yo leo que sigue casado con ella abogado y este es el papel que me vale. Estoy informado de las leyes de este estado sobre la bigamia pero también creo que usted sabrá que hay circunstancias atenuantes y desde luego el chantaje y la coacción para cometer el delito es un atenuante irrefutable. No me extraña que con lo que ustedes le hicieron, el testigo se bloqueara mentalmente de la manera en que lo hizo. Además, el testigo ha prometido colaborar con el ministerio fiscal para declarar contra ustedes y su declaración es importante… Si hacemos tratos de este tipo con asesinos y ladrones ¿cómo no hacerlo con un hombre recto y honesto, un policía ejemplar cuyo único delito es haberles conocido?
—Pero… —contraatacó el abogado.
—Nada de peros — dijo el juez—. Señor Secretario por favor, tómele el juramento al testigo.
A estas alturas Tanya estaba que no podía estarse quieta en la silla. Supongo que se sentiría traicionada, pero muy bien empleado le estaba por manipular, por separarnos, por intentar matar a mi niña y mis sobrinos, por todo,  le estaba bien empleado…
—Jura decir la verdad, toda  la verdad y nada más que la verdad…— preguntó el  Secretario del tribunal.
—Lo juro —contestó Edward.
—Teniente —empezó el fiscal— quiere hacer el favor de relatar al jurado y a esta sala lo mismo que me ha contado a mí.
Edward empezó con su relato. Ya era la tercera vez que lo oía y no sé por qué esta vez me resultó mucho más doloroso. La primera vez que lo escuché de labios de Rosalie hervía indignada de rabia y dolor; cuando lo escuché la segunda vez de sus propios  labios, estaba furiosa, verdaderamente furiosa; ahora,  una vez perdonado todo,  lo escuchaba desde otra perspectiva, desde la de él,  y me di cuenta del dolor, la angustia, el asco, la vergüenza, la soledad… de todo lo que pasó en aquellos años y de cómo se sintió y en ese momento lo amé mucho más. Aguantar algo así  para proteger a lo que amas, es el acto de amor más grande y más puro que me pude nunca imaginar. Además,  cuando los niños fueron secuestrados, yo había estado dispuesta a hacer lo mismo, eso me había acercado en ese momento más a él.
—Así que teniente —dijo el fiscal para terminar— podemos resumir su declaración diciendo que usted fue objeto de un chantaje vil y cruel por parte  de esas personas que se sientan allí, las cuales amenazaron con destruir y dejar en la calle a su esposa e hija,  incitando a que la despidieran del hospital donde trabajaba en Jacksonville; le amenazaron igualmente con destruir profesionalmente   tanto a usted como a su hermano  y padre, iniciando una investigación interna acusándoles de sobrepasarse en el ejercicio de sus funciones, también le amenazaron con desahuciar a su hermano sino le pagaba el dinero que supuestamente le habían prestado y  debía, sin darle los plazos y tiempos legales para poder pagarlo,   y amenazaron también contra la vida de su mujer e hija  si usted no cumplía sus exigencias, que no eran otras más que se divorciase de su esposa, renegara de su hija y se casase con Tanya Vulturi, aquí presente. Y que aun así, a pesar de que usted decidió someterse al chantaje para proteger la vida de su familia,  atentaron contra su vida,   no una sino varias veces y en una de esas veces hiriendo gravemente tanto a su madre adoptiva, René Swan víctima de un supuesto accidente, como  a la doctora Alice Cullen y a su sobrino Anthony Swan  en el transcurso de un tiroteo, y para corroborar esto último  presentamos esta cinta que usted mismo nos proporcionó  como prueba,  ayudando así  al FBI en su investigación.  Y  esto no es todo,   sino que también su hija Gabriela Masen y sus sobrinos Peter y Anthony Swan, fueron secuestrados…
—Protesto —dijo el abogado defensor—, el testigo no puede saber quién es el autor del secuestro.
—No ha lugar— dijo el juez— ¿es todo correcto? Teniente Masen.
—Es correct…
Edward no pudo terminar de decir la frase porque en ese momento un alarido tremendo se oyó en la sala. Tanya con una fuerza titánica saltó hacia delante y en un movimiento rápido le quitó el arma a uno de los guardias que estaban custodiándola, disparándolo en una pierna a la altura de  la ingle, y loca de la rabia se dirigía hacia mí apartando de un empujón a Kate y Garrett que cayeron al suelo debido a la potencia de su empujón. Por el rabillo del ojo vi como Edward saltaba del estrado intentando llegar hasta mí antes que ella pero era misión imposible pues ella estaba ya muy cerca. De pronto me acordé de la pistola que me dio Jacob y que siempre llevaba en el bolso. Desde el momento en que Jacob me había dado esa pistola junto con la licencia de armas correspondiente para poder llevarla a todas partes y en cualquier momento y situación, la dichosa pistola se había convertido en mi segunda piel. Abrí rápidamente el bolso, lo tiré  a un lado y empuñando el arma apunté a Tanya al tiempo que ella me apuntaba a mí. Al ver el arma en mis manos se detuvo.  Y el tiempo se congeló…
—¿Qué pasa Tanya?—le pregunté mientras apuntaba directamente a su cabeza  y ella la tenía apoyada en mi pecho a la altura del corazón. Estábamos muy cerca una de la otra, rozándonos, nuestros alientos se chocaban en el aire… mujer contra mujer…
 — ¿ya no eres tan valiente?,  ¿ahora que sabes que si tú disparas yo disparo, que si yo muero  tu mueres…ya no eres tan valiente verdad? Que sepas que clínicamente hablando una bala en el corazón a donde tú me apuntas es mortal de necesidad, pero de igual modo lo es que te atraviese la cabeza. Esta pistola es pequeña pero muy peligrosa  —le dije recordando las palabras de Jacob. Todo el mundo miraba la escena sobrecogido, no sabían cómo intervenir,  estábamos las dos una contra la otra tan cerca… — anda, a ver si te atreves, dispara. Moriremos las dos pero moriremos solas, se vive en compañía de los que te quieren, pero a la hora de morir todo el mundo lo hace solo, nadie te acompaña en ese viaje sin retorno.  ¿Dónde está ahora tu altivez, tu prepotencia, tu orgullo, tu frialdad, tu crueldad? dispara, vamos…
—Edward es mío —dijo con la rabia enrojeciendo sus ojos—, y no permitiré que nada ni nadie me lo arrebate.
—Si es tuyo —la enfrenté— ¿por qué está conmigo y enfrentado a ti?,  yo creo que estás equivocada Tanya, él nunca te perteneció pero me tenias tanta envidia que tenias que pasar por encima de mi destruyendo todo a tu paso ¿no es así? A mi familia, a mi hija, todo. Todavía recuerdo como hervías de celos cuando fui elegida Miss Forks y  Reina de la Fiestas aquel año, cuando  pensabas que deberías serlo tú ya que eras más guapa y yo un adefesio ¿Cómo me llamabas?, sí ya recuerdo un espantapájaros andante.  Y por eso te tenías que vengar y no solo te metiste conmigo,  dañaste a tu paso a una niña inocente que no tenia culpa de nada y también a sus primos.
—Esa niña tenía que haber sido mi hija y no tuya —dijo hirviendo de indignación—. No entiendo como Edward pudo alguna vez fijarse en ti teniéndome a mí a sus pies. Él solo está contigo por obligación,  porque tus padres se portaron bien con él... ¿es que no te miras al espejo?
—Todos los días Tanya. Este espantapájaros se mira todos los días y veo algo que me gusta, veo mi imagen, puede que no sea la más guapa ni la más  despampanante, pero no lo necesito, estoy a gusto con  lo que soy, una mujer de mi tiempo que se enfrenta a la vida con todas las limitaciones que ello conlleva, una profesional que se esfuerza por sacar adelante su trabajo lo mejor posible, entregada totalmente al prójimo porque así es mi trabajo,  una madre orgullosa, una buena amiga de sus amigas, una buena hija  y una esposa enamorada . No me hace falta ser guapa, con un tipazo de infarto y despampánate. La belleza está en el interior. ¿Tú que ves Tanya?, ¿dime que ves cuando te miras al espejo?, déjame contestar por ti, ves a una rubia oxigenada sin nada en la cabeza,  sin otra meta en la vida más que una lucha  absurda contra una mujer por quedarse con un hombre del que estabas encaprichada y  que, según tu, siempre te perteneció, pero que nunca fue así, solo te perteneció en tus sueños. Una mujer que no ha vivido, que no ha sido feliz,  manipulada por un padre  para el cual  el motor de su vida ha sido siempre una venganza estúpida y sin sentido, una simple marioneta…
—Tanya— le espetó su padre—, no seas estúpida, déjalo ya, tienes todas las de perder y nos estás poniendo en evidencia a todos. Ahora por tu culpa las penas serán mayores. ¡Qué estúpida e inútil eres, hija mía! ¡Qué idiota! Nunca aprenderás, la venganza  sabe mejor si se sirve en plato frío ¿qué nunca te lo enseñé? Podías haberla urdido desde la cárcel, pero no, la idiota e inútil de mi hija tenía que dar el espectáculo poniéndonos en evidencia a todos. Ni para puta sirves. Te serví a Edward en bandeja, todo lo que tenias que hacer era retenerlo a tu lado y ni eso supiste hacer —dijo todo esto con tanto desprecio, con tanto odio, con tanto hielo que por un momento todos nos quedamos mirándonos estupefactos. Su propia hija estaba allí siendo apuntada a la cabeza con una pistola, a punto de morir,  y a él lejos de preocuparle el bienestar de su hija, solo se le ocurría decirle que era una estúpida y que por su culpa tendría una pena mayor. En ese momento sentí lastima  por ella, realmente era una muñeca rota, un monstruo creado y manipulado por el hombre más cruel, despiadado y frío que me había podido alguna vez encontrar, que razón tenía Marco.
—Ya no me importa nada lo que me digas papá voy a morir de todas formas, el fiscal pide la pena máxima ¿no lo recuerdas?
—Yo no voy a morir hija —dijo riéndose con crueldad mientras Tanya seguía apuntándome con  la pistola—, tengo abogados que recurrirán la sentencia. Aquí la  única que puede morir eres tú,   eso sino acabas en un sanatorio mental cosa para la que estás haciendo oposiciones con éxito. No te pienso ayudar, no después de esto y de ponerme en evidencia…
—Que alguien quite del medio al acusado —dijo con desprecio el  Juez, mientras observaba como todos el transcurrir de los acontecimientos –llevo mucho tiempo detrás de usted señor Vulturi, mucho y déjeme decirle que está muy equivocado, no saldrá bien librado de aquí, no después de esta exhibición de crueldad delante de doce personas que tienen en su poder condenarle o absolverle. Muchos de ellos son padres y madres de familia, elegidos a conciencia ¿qué cree usted que estarán pensando al ver a un padre tratar así a su hija?
 Tanya se había quedado  estática mirando a su padre  totalmente asombrada. Al escuchar  esto último de labios de su padre,  Tanya empuñó el arma más fuerte contra mi pecho disponiéndose a disparar a quemarropa y yo me preparé para morir, nunca había matado una mosca y por muy en peligro que estuviese mi vida era incapaz de disparar. Me estaba tirando un farol. Toda mi vida pasó por delante de mí en un segundo, y mentalmente me despedí de Gaby y de Edward, un segundo que me sirvió para mirar hacia mi estómago pidiendo perdón a aquel hijo que nunca podría nacer.
Todo sucedió muy deprisa. De repente oímos el sonido de otra pistola que se amartilló en la garganta de Tanya por detrás de esta. Miré y era Rosalie la que la estaba apuntando con su propia pistola. Emmett  también se la había dado para que pudiera defenderse en caso de apuro, le había sacado  la correspondiente licencia para que pudiera llevarla a todos los sitios al igual que yo  y le había enseñado a usarla.
—¿Que  pasa hermanita?, estoy apuntando directamente a tu yugular, mi disparo podría ir antes que el tuyo o pueden ser que disparemos las dos a la vez. Si mi auténtica y verdadera hermana muere, tú mueres igual, no voy a tener ningún reparo en disparar, estás siendo apuntada por dos frentes distintos,  ¿crees por algún momento que tienes alguna oportunidad de salvarte? Tal vez yo iré a la cárcel pero me iré  sabiendo que he vengado a mis padres, a mi hijo, a mis auténticos hermanos, a mi verdadera familia. No voy a tener ningún reparo en descargar todo el cargador contra ti Tanya, vamos, se valiente, dispara, a ver si tienes los ovarios suficientes para ello que yo si los tengo, tú y tu padre me habéis  hecho tenerlos.
Pero Tanya no se amedrentó, apretó el gatilló para descargarlo contra mí… y todo sucedió muy deprisa…
Alguien me empujó fuertemente echándome hacia atrás de forma que casi caigo al suelo empujando a su vez a Rose,  cuya arma se disparó sin consecuencias pues fue un tiro al aire. Unos fuertes brazos que identifiqué como los de Jacob,  me sujetaron. Me incorporé y observé horrorizada como Tanya y Edward luchaban en el suelo intentando la una controlar el arma y el otro quitársela. No podía verse bien cual era cada uno, rodaban y rodaban demasiado deprisa  en una masa amorfa sin saber quién era cada cual. Todo era un caos, un montón de compañeros de Edward, Jacob, Emmett, mi padre,  todos intentaban sin éxito separarles, ellos seguían una lucha encarnizada. Según me contaba Edward,  ya le había advertido mucha veces que le sacaba tanto de quicio que algún día olvidaría que era un caballero y ella una mujer, y parece que había llegado ese día.  Por el rabillo del ojo vi como Alice y  los médicos del juzgado atendían al pobre  agente que custodiaba a Tanya y que había sido herido con su propia pistola por ésta. Sabía de sobra que debería de ir a ayudar, pero estaba paralizada en el sitio sin poder moverme.
—Tanya dame la pistola —le pedía Edward—,  no empeores más las cosas, estás acusada de tres intentos de asesinato ¿quieres ser acusada del cuarto?
—Ya que más me da —le decía Tanya llena de odio— si ya me van a meter en la cárcel de por vida o condenar a la pena máxima o quizás acabe mis días en un sanatorio ¿qué me importa?,  lo único que me importa es morir sabiendo que si no eres mío no serás de nadie,  ¿no me has dejado matarla a ella? mala suerte, porque te toca a ti
Sonó un disparo…

Vi a Edward caer hacia atrás y a Tanya caer también al lado contrario, y yo me fui rápidamente hacia mi marido gritando como loca
—¿Edward?, háblame por favor Edward dime algo. ¿Estás herido? —le preguntaba  desesperada tumbada encima de él y dándole besos por toda la cara, mientras que con las manos le tocaba por todo el cuerpo buscando la evidencia de alguna herida… Y de repente mis manos tocaron algo húmedo, me levanté de su cuerpo, le miré,  estaba con los ojos cerrados, no se movía, me fijé en mis  manos, estaban completamente rojas, miré hacia su costado, éste estaba lleno de…sangre
—¡Nooooooooooo!— grité desesperada mientras me inclinaba, le desabrochaba la chaqueta del uniforme e intentaba  romper la tela de su camisa  para examinar la herida— no me dejes Edward Masen, no te atrevas a dejarme — le decía entre lágrimas, mientras seguía rompiendo su camisa… —tienes que vivir, ni se te ocurra dejarme sola de nuevo con un nuevo hijo al que cuidar ¿me escuchas…? –seguía diciéndole mientras empezaba a practicarle  las maniobras de reanimación…


•    Visitantes “V” serie de televisión cuyo argumento es una invasión alienígena. Os la recomiendo.

Capítulo 29: Inauguración Capítulo 31: Juramento de Hipócrates

 


Capítulos

Capitulo 1: Capitulo 1: Accidente, noticia y reencuentro Capitulo 2: Capitulo 2: Jacksonville Capitulo 3: Recuperando tu amor. Capítulo 3 : Jacksonville, segunda parte Capitulo 4: Recuperando tu amor. Capítulo 4 : Recuerdos Capitulo 5: Recuperando tu amor. Capitulo 5 : Recuerdos, segunda parte Capitulo 6: Capitulo 6: Marco Capitulo 7: Capitulo 7 : Enfrentando la verdad Capitulo 8: ¿Reconciliándonos? Capitulo 9: Empezando de nuevo Capitulo 10: Ellas estarán bien Capitulo 11: Limpiando mi alma Capitulo 12: Amenazadas Capitulo 13: Angustia Capitulo 14: Luz en la oscuridad Capitulo 15: Pesadillas Capitulo 16: Despedida y regreso Capitulo 17: El principio del fin Capitulo 18: El final Capitulo 19: Las noticias más esperadas Capitulo 20: La historia de Carmen y un giro inesperado Capitulo 21: Volviendo a la vida Capitulo 22: Redención Capitulo 23: Tarde de compras al estilo Alice Capitulo 24: El Perdón Capitulo 25: Nochebuena de amor, Navidad maravillosa Capitulo 26: Baile de la Policía, condecoración y algo más. Capitulo 27: Mi heroe Capitulo 28: Horas de angustia e incertidumbre Capitulo 29: Inauguración Capitulo 30: El Juicio Capitulo 31: Juramento de Hipócrates Capitulo 32: La soledad de la muerte Capitulo 33: En los montes de Olympic Capitulo 34: Despedidas de solteros Capitulo 35: Sí quiero, otra vez Capitulo 36: Alice e Isabella Capitulo 37: Epílogo: Parte 1: Golpe del destino; Parte dos: Asignatura pendiente. Capitulo 38: Outakke 1: El hombre de hielo y su pequeño gran monstruo Capitulo 39: Outakke 2: Isabella Marie Masen swan, marca la diferencia Capitulo 40: Outakke 3: Padres, hijos y otras cuestiones

 


 
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