RECUPERANDO TU AMOR (+18)SUMMARY:

Autor: AlienaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/07/2011
Fecha Actualización: 25/05/2012
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 103
Visitas: 100819
Capítulos: 40

 Disclaimer: Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, pertenecen a la amravillosa SM, yo solo juego con ellos.


SUMMARY:

Edward Cullen no tuvo mas remedio que separarse de su esposa Isabella Swan, obligado por las circunstancias. Cinco años después un acciente fortuito hace que se reencuentren. Edward se enteta de que Bella vuelve al pueblo y ésperando verse pronto libre de esas circunstancias y de momento enfrentándose a ellas, decide hacer lo que debería haber hecho hace tiempo:luchar por ella y recuperar su amor.

 

 

 

 

PROLOGO

No sabía en qué momento exacto me había enamorado de Bella Swan. Solo sabía que la había amado toda mi vida. Yo creo que ya estaba enamorado de ella cuando a la edad de diez años mis padres, Edward y Elizabeth junto con los de Rose, William y Rosalie,  morían en aquel horrible accidente de tráfico,  y los Swan me acogieron en su casa como a un hijo mas.

Pero  los celos enfermizos de una persona sin escrúpulos, mala y despiadada y el ansia de venganza de otra no menos despiadada, nos habían separado de la manera más cruel.

Emmet, se había quedado dormido a mi lado. Eche hacia atrás el respaldo del asiento del avión que me llevaba cada vez más cerca de ella, en un intento por dormirme. En cuanto cerré los ojos mi mente evoco cada uno de los momentos vividos a su lado. Me abstraje del tal manera, que casi podía sentir sus manos acariciándome, sus labios besándome, su olor… hasta que la voz de la azafata anunciando la llegada del vuelo me saco de mi sueño.

Mientras caminaba por el largo pasillo, mi corazón latía furiosamente, los nervios se me  habían acumulado en el estomago nada más cruzar la puerta del hospital. Hoy la vería después de cinco interminables años, en los que no he dejado de adorarla, amarla y recordarla ni un solo instante. Cinco largos años en los que no he dejado de odiarme a mí mismo por lo que la hice. ¿Cómo pude ser capaz? ¡Dios, me siento tan miserable! ¿Cómo va poder ella perdonarme algún día si yo mismo no puedo?

Mi madre adoptiva, René Swan, aun  estaba en la UCI y allí solo podía estar una persona. Rose dijo que se quedaba con ella mientras Emmet y yo nos fuimos a buscar a Bella. Cuando mi hermano y yo llegamos al mostrador, Emmet se dirigió a la enfermera para preguntar por mi amor.

__ Hola buenos días ¿La Doctora Swan, por favor?

__ Estoy aquí hermano, __  dijo una hermosa voz detrás de mí y al instante todos mis sentidos se pusieron en alerta. Me volví como en cámara lenta y allí estaba ella, tan preciosa,  tan dulce, tan real después de años de recordarla. Recuerdos, que no la habían hecho ninguna justicia. Estaba mucho más guapa que en mis sueños, mas mujer,  el embarazo y el haber tenido una hija le habían sentado genial. La ropa que traía puesta, el típico pijama y bata verde con el que solía vestirse un médico,  me intimidaba, nunca la había visto vestida así. Nos quedamos mirando durante un largo rato, cada uno sumergido en la mirada del otro, como antes, como siempre hacíamos, de repente todo el dolor y el sufrimiento parecían haberse borrado, solo estábamos ella y yo. No había nadie más. Mi corazón parecía que iba a salirse de mi pecho,  mi piel estaba erizada y mi cuerpo, bueno mi cuerpo era un caso aparte

__ ¿no me vas a saludar? , __ dije adelantándome hacia ella con intención de darle un beso en la mejilla

__ Hola Edward, __  dijo echándose para atrás totalmente impactada de verme ahí, estaba claro que no me esperaba. __ ¿Qué tal?

__  Bien, __   Conteste  con el corazón encogido por el dolor del rechazo, __ tú estás muy guapa. _  Dije mirándola con amor, con ese amor que sentía por ella, con adoración con ternura.

__  Gracias, __  dijo sonrojándose y devolviéndome la mirada con esa expresión que ponía siempre que estaba preguntándose algo

__ ¿De verdad está todo bien? , __   la volví a preguntar

__  Bueno ahora mejor, ya paso el susto. __  Y volvimos a perdernos el uno en la mirada del otro. ¡Dios, Como amaba a esa mujer! Que ganas de estrecharla en mis brazos y besarla hasta dejarla sin aliento. Y como si mi cuerpo obedeciera una orden de mi subconsciente, me acerque a ella y la abrace.  Que maravilloso era volver a sentir en mis brazos ese delicado cuerpo que tan bien encajaba en el mío, volver a disfrutar de ese olor que no había cambiado con el tiempo, volver  a rozar su piel. Pero ella después de devolverme el gesto durante un maravilloso momento,  rompió el abrazo.

__  ¿Dónde está Tanya?,-__ dijo preguntándome por la mujer que yo más odiaba en este mundo y rompiendo la magia del  encuentro.

__ Ella no ha venido Bella, hemos venido solos Emmet y yo

__ Bella ¿Cómo estás?, __ dijo Emmet rompiendo la tensión.

___Bien, bastante bien… dentro de lo que cabe, __  contesto ella. Yo era incapaz de apartar la mirada de su rostro, era tan hermosa  __ ¿Habéis visto ya a mama?__  Pregunto.

__ Si Rose nos fue a recoger al aeropuerto. Vinimos directamente para acá. No hemos podido hablar mucho con ella, ya sabes que en la UCI no puede estar más de una persona, así que hemos tenido que entrar de uno en uno. Rose se ha quedado con ella y nosotros hemos venido a buscarte, queríamos verte.

__ ¡Mama, mama! , __  dijo de repente una voz detrás de nosotros__, ¡Tía! dijeron otras dos. _  Bella se volvió en el acto y los miro a los tres críos con una cara de muy pocos amigos y ellos captaron el mensaje.

__  Vale, vale, ya lo pillamos, en un hospital no se chilla, dijo Gabriela. Al tiempo que el móvil de Bella vibraba en su bolsillo.

__ ¿Sí? _  contesto ella a la vez que mis sobrinos se tiraban encima mío y de mi hermano para saludarnos. Note como Gabriela se quedaba atrás retraída, yo quería acercarme, tomarla en mis brazos y darla un beso pero…no sabía si era prudente. La niña me miraba  fijamente y de repente una sonrisa ilumino su cara.

_ En un hospital no se chilla  _  dijo Bella encarando a las tres figuras que ahora la miraban un poco temerosos _  y tampoco se deja por ahí abandonadas a las niñeras. No veo a Emily por ningún sitio ¿Sabéis donde está?

_  Yo creía que venía detrás de nosotros _  dijo mi sobrino Peter con cara de inocencia.

_  ¿Eso creíais? Pues mira que acaba de llamarme por teléfono para preguntarme si estáis conmigo, porque se ha parado a hablar con  una amiga y de repente habéis desaparecido de su vista.

__  Pues eso __  dijo Gabriela que seguía mirándome de reojo – se ha parado a hablar con Charlotte y nosotros teníamos prisa por saber cómo estaba abu René.

__ A abu René todavía no la han puesto en una habitación con una camita y donde está los niños no pueden pasar. Así que ahora nos vamos a ir a la cafetería a tomar algo mientras esperamos que la trasladen y luego os vais a ir a la guardería del centro porque Emily se ha tenido que marchar  ¿Ok?

Bella en ese momento se dio cuenta que mi hija no hacía más que mirarnos, sobre todo a mí que me estaba poniendo más nervioso aun de lo que estaba. Aunque tengo que reconocer que estaba disfrutando viéndola ejercer su papel de madre ¡Se le daba tan bien! Parecía que hasta incluso los dos diablos que tengo por sobrinos la tenían un respeto.

__ Gaby hija, mira, estos son tu tío Emmet, el padre de Tony y Peter

__ Hola tío Emmet. __ dijo Gabriela dándole un beso y un abrazo.

__ Y este es __ continúo  Bella y yo me prepare para recibir una bofetada emocional, pues sabía que me iba a presentar como su tío. ¡Dios bendito! Hasta eso me había negado esa zorra que tenia por esposa. Pero no estaba preparado para esto, juro, que no lo estaba.

__ ¡Papa!__ dijo Gabriela, tirándose a mis brazos.__ Tú eres mi papa ¿Verdad? Si, si lo eres,  eres igualito a la foto que mi mama me dio.

__No podía dar crédito a mis oídos. No puedo describir la emoción y la alegría que me embargo en ese momento. MI niña sabía quien era yo. Bella la había hablado de mí.

 Me quede mirando incrédulo a mi hermosa Bella, a mi niña, a la que consideraba mi mujer,  mi verdadera  esposa, aunque un montón de papeles sin sentido dijeran otra cosa. Ella me sostuvo la mirada, esa mirada de ojos chocolate en la que solía perderme.

__ Tú, ¿La has hablado de mí?

__Tenía derecho a saber

 

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Capítulo 20: La historia de Carmen y un giro inesperado

DISCLAIMER: ninguno de los personajes que aparece en esta historia me pertenecen. Son propiedad exclusiva de S. Meyer

 18 de Noviembre de 2011, que fecha tan esperada y especial ¿que tal la boda? ¿os gustó el vestido?

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Capitulo 20: La historia de  Carmen y un giro inesperado.

Pov Edward

A pesar de que Bella ya me había dicho que Carmen nos iba a vender la casa, estaba súper nervioso parado enfrente de la mansión Vulturi, esperando que vinieran los demás. Un sedán  negro se paró delante de mí y de él salió una mujer que a juzgar por su ropa debía ser el abogado que estaba esperando. Mientras se acercaba a mí, esa figura se me iba haciendo cada vez más familiar…

—Buenos días— me dijo cuando salió del coche—. ¿Edward? —me preguntó.

—El mismo —dije devolviéndole el saludo.

—Me llamo Kate Vulturi, hemos hablado antes por teléfono. Soy hija de Marco y amiga personal de Bella. Como verás, no hace falta que me cuentes nada, ya sé  toda la historia y cuando digo toda, es… toda.

—Bueno pues si esto es así,  cuando el  asunto de las tierras esté solucionado,  te agradecería tu ayuda en el otro tema, si no es mucha molestia.

—Señor Edward Massen  —dijo en tono de broma—,  Bella Swan,  que es mi cliente,  me ha mandado ayudarte en lo que sea. Estaré encantada de hacerlo.  Y además— añadió— Bella es mi amiga y tú en lo que a mí respecta su marido, así que eso te convierte automáticamente en mi amigo  y ¿qué problema puede haber en ayudar legalmente a un amigo? – dijo mirándose las uñas de modo inocente. Se notaba,  en ese gesto,  que era prima de Tanya, además se parecía mucho a ella, pero por Dios nada que ver, ni punto de comparación. La sonrisa de Kate era natural, franca, cálida, la de Tanya era hipócrita, calculada, fría, cruel…

—Y ahora poniéndonos serios Edward, la verdad es que no creo que haya mucho problema. Verás, he solicitado audiencia con un juez amigo de mi padre, para mañana por la mañana a primera hora. Ya le hemos mandado toda la documentación y está estudiando el caso. Vamos a presentar una demanda de divorcio y solicitar directamente la anulación de un matrimonio que según las leyes, es ilegal,  de principio a fin desde el mismo momento en que fue un matrimonio forzoso y que acudiste a él manipulado, mediante chantaje y coacción. En el momento en que el juez admitiese la demanda y anulase tu actual matrimonio, el otro problema dejaría de serlo. Si bien el delito no existe desde el momento en que Bella no te va a denunciar, no obstante y para evitar futuros inconvenientes, debemos ponerlo en conocimiento del juez. Podríamos esgrimir el arma de la Enajenación Mental Transitoria como defensa,  y se  podría presentar igual como prueba fehaciente de hasta qué punto tu mente se bloqueó por la coacción y el chantaje al que estabas siendo sometido. Según la ley, al matrimonio  se acude libremente, sin coacción. Tú fuiste obligado, amenazado y chantajeado para casarte contra tu voluntad. No se puede decir que el matrimonio haya sido consumado porque técnicamente ella te obligó y eso es una forma de violación,  perdona  si soy tan directa y franca –me dijo ante la cara avergonzada que le puse por sus palabras—, pero no tenemos tiempo de andarnos con miramientos. De todos modos, también nos vendría bien que alguien, que no sea un familiar cercano tuyo, declarase en tu favor, corroborando que   accediste a ese matrimonio forzado, amenazado  y obligado por las circunstancias. Y no nos vendría mal que tu amiga Ángela declarase a tu favor como psicóloga confirmando la existencia de la Enajenación Mental Transitoria.

—Eso está hecho –contesté pensando en Ángela, su  marido Ben, alguno de mis compañeros de trabajo y por supuesto  Nahuel, actual  Alcalde de Forks, gran amigo mío y teniente de Alcalde por aquella época. La verdad es que Kate me estaba dando esperanzas, a pesar de haber entendido solo la mitad,  ya que hablaba todo de corrido y sin descanso como si le hubieran dado cuerda, pero se la veía muy segura y eso me tranquilizaba.  Inmediatamente les mandé un mensaje pidiendo su ayuda. 

—Si el juez nos concediese la solicitud y anulase ese matrimonio y admitiese la Enajenación Mental Transitoria en el otro caso–siguió diciendo—, tu otro problema quedaría definitivamente resuelto aunque también pediríamos una confirmación legal por parte del juez. Lo cierto es que es un tema muy peliagudo y hemos ido a dar con un Estado donde la ley es muy exigente en este tema pero hay una cosa a tu favor y es que Bella no va a presentar ninguna denuncia contra ti,  tranquilo lo conseguiremos.

—¿Piensas que el juez fallará en mi favor? –suspiré aliviado por primera vez desde que descubrí lo que había hecho o más bien lo que no había hecho.

—Edward  –dijo Kate–, Tanya y Aro te coaccionaron, ese matrimonio no es legal lo mires por donde lo mires y además, ambos incurrieron en un delito grave al chantajearte y amenazar a tu familia y las amenazas, amigo mío, en este Estado están penadas con la cárcel.   Cualquier juez lo anularía y más  este que es amigo personal de mi padre y al cual le debe muchos favores.

—Edward, hermano —dijo Emmet que en ese momento llegó  junto a Rosalie.

—Hola Emmett, Rose, mirad os presento a Kate, la abogada que nos va a asesorar.

—Encantada —dijo tendiendo la mano a Emmett, gesto que él correspondió gustoso — hola Rose – dijo dándole un abrazo,  vaya parecía que se conocían—, ¿entramos?

Llamamos a la puerta y  el mayordomo nos abrió. Tenía orden de recibirnos y de hacernos pasar al salón.

—En seguida aviso a la señora.

No habían pasado ni dos minutos cuando una Carmen visiblemente afectada por los acontecimientos entraba en el salón.

—Edward, Emmet, Rose, sentaos por favor y ¿usted es…?—dijo mirando fijamente a Kate, la verdad es que se parecía muchísimo a Tanya.

—Soy Kate,   tía Carmen, la hija de Marco –dijo dándole un beso–. He venido como abogada de la familia Swan.

—Edward,  no tienes porque darme explicaciones –dijo al ver que yo comenzaba a abrir la boca—,  además la vamos a necesitar, voy a venderos la casa Emmett. No dispongo de abogado,  pues como ya sabréis,  los que puedo tener son todos esbirros de mi marido.

—Tía, si quieres llamo a la firma y en seguida estaría aquí un abogado en representación tuya.

—¿Y gastarme el dinero que no tengo?,  me fío de ti  señorita,  tienes cara de buena persona —dijo iniciando una pequeña broma—. Lamento tener que cogeros el dinero, si fuera por mí os la regalaría, me quedaría con mi conciencia más tranquila,  pero me voy de aquí y lo necesito. A Aro le han embargado,  como bien sabréis. La mayoría de sus bienes estás ocultos en empresas de las que ni yo misma sé su paradero. Si no hubiera sido por Eleazar  y el FBI nunca habría encontrado yo solita estos documentos— dijo blandiendo las escrituras de la casa de Emmett en la mano—, por consiguiente, ahora mismo puede decirse que estoy en la ruina.

—No sabes cuánto lo lamento por ti Carmen –le dije.

—Tranquilo Edward. Yo sí que lamento todo esto. No tenía ni idea. Cuando mi hija me dijo que te habías divorciado de Bella y os ibais a casar, no me lo podía creer. Se os veía tan enamorados a Bella y a  ti. No me cabía en la cabeza que Bella pudiera haberte engañado con otro hombre, pero las distancias son malas consejeras, así que me lo creí.

—¿Tanya te dijo que Bella me engañaba? –dije pero es que no podía dejar de odiar cada día un poco más  a esta mujer.

—Sí y que por ese motivo mi hija  y tu os habías echo mas amigos y os habíais terminado enamorando. Con razón se aseguró de que yo nunca te hablara de Bella, me dijo que era por no ahondar en la herida. Dios mío. Me pregunto si  he criado una hija o un monstruo  –se lamentó—.  Rose cariño, siempre creí ciegamente que Aro os había dado ese dinero, cuando digo dado, me refiero a dado. Nunca pensé que os lo reclamaría y por supuesto que os hiciera algo así. Que avergonzada me siento.

—Sabéis –continuó hablando, bueno más bien desahogándose— era muy joven cuando vine a este país desde España con mis padres. Mi abuelo acababa de morir y mi padre y mi tío se iban a hacer cargo entre los dos de su herencia: la empresa que él fundó.  Nada más conocer a mi primo Eleazar, uno de los hijos de mi tío, me enamore perdidamente de él. Pero Eleazar era un mujeriego que se metía en la cama con todo lo que tuviera faldas, por lo que yo no estaba dispuesta ser una más. En una cena de negocios que se organizó para agasajar a los Vulturi, una familia de empresarios que procedentes de Volterra se habían instalado en Forks y hecho una gran fortuna,  conocí a Aro. Era tan  caballeroso, amable y educado. Como Eleazar parecía ni notarme yo empecé a salir con Aro. Mi padre veía con buenos ojos esta relación pues significaba la fusión de las empresas Denali y las empresas Vulturi. Así que cuando unos meses después,   Aro me pidió que me casara con él yo acepté. Ojalá nunca me hubiera casado con él. Puedo decir que han sido los años peores de mi vida y ahora me siento libre.

Poco tiempo después me enteré de que Eleazar se había casado con Sulpicia, un familiar lejano de Aro y Cayo de Volterra  a la que había conocido en uno de sus viajes de negocios allí. Tuvieron cinco hijos Corín, Félix, Demetri,  Heidi e Irina. Pero por lo visto el matrimonio nunca se llevó bien y se divorciaron a los dos meses de haber nacido Heidi e  Irina. Parece ser que Sulpicia y Aro se entendían demasiado bien y Eleazar sospecha que cuatro  de sus  cinco  hijos en realidad  son hijos de Aro, ya que las relaciones sexuales en el matrimonio fueron prácticamente nulas tras el nacimiento de Corín. He estado hablando con Eleazar  a cuenta de tus tierras Emmett, hemos hablado y hemos aclarado lo que sucedió.

Al casarme con Aro, mi marido no solo ganaba una esposa sino la empresa que por derecho me correspondería dirigir junto a mis primos cuando mi padre y tío murieran. Por lo visto Eleazar se enamoró de mi nada mas verme, pero Aro le obligó a renunciar a mí, y en cierto modo se vio coaccionado, al igual que tu Edward,  a casarse con Sulpicia. Por lo visto nunca la aguantó, no podía olvidarme y además dice que era una mujer fría y calculadora, seguidora fiel de los dictados de Aro y que arrastraba a  sus  hijos con ella.

Cuando mi padre murió,  Aro se hizo cargo en mi nombre de mi parte de la empresa. Yo se lo agradecí pues no tenía ni idea de negocios. Pronto empezaron las discusiones entre mi tío y Aro por la forma en la que pretendía llevar los negocios hasta que un buen día, mi tío decidió retirarse y dejar los negocios en manos de Eleazar más favorable en apariencia a las directrices de Aro. Ayer me enteré  de que Eleazar fue chantajeado por Aro desde el principio, hizo con él algo parecido a lo que hizo contigo. En pocas palabras, yo estaría bien si Eleazar hacia lo que Aro le ordenaba. 

—Así que ese es su modus operandi  –dije yo más  como una conclusión que como una pregunta—. Juega con los sentimientos para que los demás hagan lo que él quiere.

 De repente, no me sentí tan mal por lo que me había visto obligado hacer. Pero al mismo tiempo me horrorizaba aun más lo monstruoso que podría llegar a ser Aro ¿era consciente de que había mandado matar a sus  propios hijos?

 —Así es Edward, pero la vida pone a todo el mundo en su sitio y Aro está en el suyo.  Por lo visto tanto mi hija como él han sido atacados en prisión por otros presos. Tanya ha tenido mejor suerte,  pero por lo que sé,   a Aro lo han torturado hasta casi matarlo y Cayo se salvó de milagro. De hecho parece ser que es el que alertó a los agentes de la prisión,  aunque según tengo entendió,   estos no se dieron mucha prisa en llegar, pero ¿sabéis qué? , no me importa, que se pudra, tiene lo que se merece. Eleazar y yo nos vamos a dar una segunda oportunidad lejos de aquí, en donde no pueda encontrarnos el poder de Aro. Dejaremos la empresa en manos de Corín  la única de la familia que siempre se negó a seguir los dictámenes de Aro y de la  que Eleazar sabe a ciencia cierta que sí es hija suya.

—Edward las pocas veces que te veía intuía que no eras feliz –siguió hablando. En verdad necesitaba desahogarse—. Habías perdido ese brillo especial en los ojos que tenias cuando estabas con Bella. Pero no quise verlo, estaba más feliz sumergida en mi mundo. ¿Podréis perdonarme alguna vez los dos? —dijo mirándonos a Rose y a mí —sobre todo tú Rose, le juré a tu madre en su tumba que cuidaría de ti y le  fallé, os fallé a las dos. Tu madre siempre fue muy cariñosa conmigo. Y encima tendré que vivir toda mi vida con el cargo de conciencia de pensar que mi propio marido, su propio hermano,  puede ser el responsable de su muerte.

—Bueno, ese dato no está confirmado –dije yo intentando consolarla. Me daba pena. Estaba derrumbada.

—Edward, ¿y todavía lo dudas? , por Dios necesito que me perdonéis. Los dos —pidió llorando.

—Tú has sido tan victima como nosotros, Carmen –le  dije yo—, por mi parte estás perdonada.

—Y por la mía también  —dijo Rose visiblemente emocionada.

—Gracias chicos,  vamos a enmendar lo que mi marido y mi hija destrozaron. Bueno parte, porque Bella y tú Edward…

—Bella y yo volvemos a estar juntos –le dije—. Ella vuelve al pueblo pasadas las navidades.

—No sabes cuánto lo celebro.  Con Aro en la cárcel, he reclamado el derecho a mi parte en la empresa y gracias a la intervención de Marco se me ha concedido tan rápidamente. Ejerciendo ese derecho estoy perfectamente autorizada y capacitada para venderos las tierras. Los abogados de Eleazar me han redactado este documento de venta y aquí están las escrituras —dijo dándole a Kate todos los papeles.

—Está todo correcto —dijo Kate después de haberlos revisado detenidamente—. Lo  único que resta es que firméis.

—Pues trae  esos papeles y acabemos con esto –dijo Carmen  mientras estampaba su firma en ellos. Emmett hizo lo mismo al tiempo que yo le daba el dinero. Bella me había dicho que se lo llevara en efectivo, supongo que ya conocía sus planes de huida.

—Ahora, si me disculpáis,  tengo un avión que coger. Eleazar me está esperando. Marco nos  va ayudar a salir de aquí  –dijo levantándose y tendiéndonos la mano.

—Carmen, ¿puedo decirle a Tanya esto?—le pregunté dudoso.

—Dame un día para huir y podrás contarle todo lo que quieras. Supongo que es tu pequeña venganza.

—Así es.

Al día siguiente  estaba en la sala reservada a las visitas de la prisión estatal de Seattle. Emmett y Rose habían insistido en venir conmigo, pero yo quería enfrentarme a esto solo, no por nada, simplemente lo necesitaba. Mi estado de euforia y felicidad era tal que pensaba que no iba  a poder hacer bien mi papel, ya que se me iba a notar al instante. Esa misma mañana, el juez había aceptado la demanda de divorcio junto con la argumentación de Kate y, una vez escuchados a los testigos, mi matrimonio con Tanya había quedado anulado automáticamente. Realmente nunca fue legal, ya que no acudí a él libremente. En cuanto a lo otro,  por lo visto  Kate tenía razón  y al no presentar Bella ninguna denuncia no existía delito como tal, pero para reforzar el caso,  el juez también admitió la Enajenación Mental Transitoria como atenuante en mi conducta y como además no iba a haber seguimiento de oficio, el  problema quedó solucionado del modo más satisfactorio posible. Aunque podríamos decir que ya todo era oficial, realmente no lo seria hasta que Kate no recibiera toda la documentación, pero el juez nos dijo que sería cuestión de poco tiempo.

También le había pedido a Kate ayuda para hacer algo que tenía muchas ganas de realizar, era mi particular regalo de Navidad para mi amor.

—Vaya esto sí que es bueno, ¿has venido a verme? –dijo una Tanya bastante desmejorada pero muy pagada de sí misma. Se notaba en su rostro  y en la parte visible de su cuerpo el ataque que había sufrido. La verdad es que hacía mucho tiempo que me había dado cuenta de que la Tanya despampánate acababa y empezaba en la calle. Una vez dentro de casa, cuando comenzaba a desmaquillarse tenía una cara de lo más normalita, nada del otro mundo y no digamos nada recién levantada. Pero cuando un grupo de cuatro o cinco presas habían intentado violarte con un palo de escoba, ni el maquillaje más costoso podría disimularlo y se le notaba en la cara el sufrimiento que había pasado. Pero…no me importaba,  ella misma se lo había buscado,   igual que su papaíto que estaba bastante grave en la enfermería. Cayo por lo visto había sido aislado de los demás presos pues su vida también corría peligro.

—Así es Tanya. Vengo a hacer un trato contigo –le dije muy tranquilo.

—¿Y cuál sería el trato?—preguntó intrigada.

—Puedo declarar  a  vuestro favor y decir  que manipulé la grabación tal y como tu padre y tú queréis e  intentar sacaros  del atolladero de alguna  manera y a cambio tu padre le dice a esa persona anónima que venda a Emmett las tierras.

—No querido, mi padre no venderá a Emmett las tierras jamás, pero tú sí me ayudarás, porque si no se las venderá al mejor postor y este inmediatamente las reclamará como suyas.

—¿Y qué te hace pensar que si no le vendes las tierras a mi hermano yo voy a  ayudarte?—pregunte impasible.

—Porque no tienes más remedio Edward, te tengo pillado. ¿Has sabido algo de tu amorcito hoy? –preguntó con ironía.

—Sí,  he hablado con ella hace unos momentos y está perfectamente. Ammon y  Kebi están siendo vigilados muy de cerca. ¿Algo más Tanya?—dije con el corazón sobrecogido de nuevo.

—¿Y qué te hace pensar que Félix y Demetri no hayan sido sustituidos también dentro del FBI?— preguntó alzando las cejas de forma enigmática.

—Por la sencilla razón de que el FBI no tropieza dos veces con la misma piedra. Vuestros esbirros están siendo vigilados por dos agentes de la máxima confianza del mismísimo jefe del FBI —le informé y al oír esto se le demudó la cara, pero en seguida recobró la compostura y volvió a la carga.

—No soy yo la que tengo la  potestad de decidir a quién se le vende las tierras o no. Es ese hombre el dueño ahora  y Aro quien decide —dijo mirándose las uñas en un gesto que odiaba—usa tu influencia para que pueda hablar con él, si es que el pobre después del ataque sufrido está en condiciones de hacer,  a ver si le convenzo, pero date prisa,  hasta donde yo sé esas tierras van a ser vendidas esta misma semana. Lo siento  pero mi padre está muy disgustado con tu comportamiento, por tu culpa  y esa maldita grabación es que estamos en la cárcel —ya será por algo más pensé yo—. Pero, si estás dispuesto a arreglar el desaguisado y de paso a quedarte conmigo, pues yo hablaría con mi padre…—dijo como quien no quiere la cosa.

—Tanya, ¿esa persona desconocida,   más que persona,  no será por casualidad Empresas  Denali, cuyos dueños son Eleazar Denali y  tu madre?—  le pregunté del modo más inocente que pude—, lo digo porque me pareció ver ese nombre ayer en unos documentos que Carmen tenía cuando fui a visitarla,  ¿ no te lo he dicho? –le dije de forma irónica—, pues sí,   estuvimos visitándola. Tu madre está muy disgustada con tu comportamiento. Dijo que tenía que arreglar algo de lo que habíais destruido como fuera y en fin,  la única manera de hacerlo,  ya sabes cuál es.

—Mi madre no tiene potestad para vender esas tierras, Aro se hizo cargo de la empresa en su nombre, ella no tiene derecho a…

—¿No me digas?,  pues ayer nos dijo que había reclamado ese derecho al estar Aro en la cárcel, alegando eso sí,  que se había visto obligada a aceptar, y se lo han concedido. Ella es perfectamente capaz de vender esas tierras. Los abogados de Eleazar Denali redactaron ayer un documento  de venta de las tierras en su nombre que nuestra abogada revisó ¿qué no te lo he dicho?—volví a decir de forma irónica —también nuestra abogada estuvo visitando ayer a tu madre –me estaba divirtiendo de lo lindo.

—Mi madre nunca se enfrentaría a mi padre de esa forma—dijo de forma iracunda—. No se atrevería— volvió a repetir.

—¿No?, entonces qué es esto— dije tendiéndole a través del agujero abierto en la ventanilla una copia del documento de venta y otra de las escrituras de la propiedad a nombre de Emmett.

—No puede ser—dijo con el rostro contraído –, mi padre cuando se entere la matará.

—Primero tendrá que pillarla, primero tendrá que averiguar dónde está. Me encargó que te dijera que lamenta no quedarse para ver cómo te meten en la cárcel,  pero tenía un poquito de prisa —expliqué levantándome del asiento dispuesto a marcharme—.  Te veré en el juicio Tanya. Voy a declarar en él, pero contra ti.

—No podrás declarar contra mi Edward, eres mi marido y nunca tendrás el divorcio Edward, jamás —sentenció Tanya.

— Pero, ¿es que alguna vez me casé contigo Tanya?–  le dije volviéndome para mirarla a la cara de nuevo—. Tanya, no se puede forzar a la gente a hacer lo que no quiere, no es legal. Por culpa de tu chantaje hay algo que olvidé  firmar —le dije de forma misteriosa  y nunca se me olvidará la cara que puso en ese momento–,  menos mal ¿sabes?, porque como marido tuyo no podría declarar en  tu contra, según la ley. Pero claro, si nunca me case…

Y dicho esto me marché de allí con la satisfacción y la sonrisa pintada en mi rostro, mientras dejaba a una muy estupefacta Tanya mirando cómo me iba con los ojos como platos y los ojos llenos de lágrimas. En unos días volvería a estar con mi Bella. Y menuda sorpresa tenía para ella.

Me subí a mi coche y volví a Forks. Había quedado con mi familia en la antigua casa de Dydime  que Rose se estaba encargando de arreglar para Alice y Jasper.

Carlisle había comprado una mansión en una zona que podría decirse que técnicamente no estaba en el pueblo. Era una mansión a la que recuerdo que acudíamos de niños pues nos llamaba la atención ya que se decía que estaba embrujada. La llamábamos la casa del vampiro porque según la leyenda allí habitaba un aquelarre de vampiros sedientos de sangre. Cuentos de viejas para tener a los niños alejados de allí ¿o no? El caso es que pasaba el río cerca y en esa zona tenía mucho caudal. Esme se estaba encargando personalmente de la reforma y  había mandado reconstruirla a partir de la estructura principal y verdaderamente yo pensaba que podría quedar una mansión muy bonita.

 Aparqué el coche frente a la casa y entré  dispuesto a darle a Rose toda la ayuda que pudiera ofrecerle desde hoy hasta que me fuera a Jacksonville con Bella. Estaba de vacaciones oficialmente. Las primeras verdaderas vacaciones que me había  permitido en todos estos años. Cuando llegué y presencié semejante escena no sabía si reírme o echarme a llorar.

—Mamá, ¿qué haces en medio de la habitación sentada en esa silla? –pregunté sin poder dejar de reírme. Últimamente reír se me hacia fácil.

—Ya que no puedo hacer nada físicamente por lo menos dirijo la cuestión – dijo, aunque ya le  habían quitado la escayola y el hueso había soldado, le quedaba una larga rehabilitación por delante.

—Rose no pongas eso ahí, va mejor en el otro lado. Ángela por favor tienes que limpiar eso mejor,   no ves que con solo un trapo no sale. Es polvo acumulado de hace años.

—Sí, sí, Renée ya lo sabemos —dijeron las dos pacientemente entre estornudos y toses por culpa del polvo y eso que  todos, niños incluidos,  llevaban unas mascarillas.

—Peter, Tony, Seth   —avisó  mi madre…

—No nos digas nada, cuidado no rompamos nada—dijeron los tres a la vez.

—Es que podríais hacer como Gaby y Maggie,  coger un trapo y limpiar algo  —dijo mi madre señalando a mi niña y a su nueva amiga  que estaban como unas mujercitas limpiando las cosas con un trapo y estornudando como unas locas.

—¿De dónde habéis sacado el vestuario? –pregunté divertido.

—Mejor no preguntes –dijo Rose malhumorada y enseguida adiviné de donde había  venido la idea de ponerse una especie de petos verdes fosforitos iguales a los que se utilizaban para meterse en el río a pescar. ¿De dónde los habría sacado Renée?

—Se puede preguntar si me hiciste el favor de reservarme los billetes —le pegunté  a mi cuñada.

—Esto…sí, no tienes más que ir al mostrador y recogerlos. Ya sabes dos horas antes —contestó Rose.

—De acuerdo.

Pasamos el resto de la mañana acondicionando la casa bajo la supervisión de mi madre que no hacía más que ladrar órdenes con el bastón en la mano. Cuando nos cansamos,  decidimos dejarlo para la tarde e ir a comer un poco.

—¿A qué tanta prisa si hasta después de Navidades no la van a ocupar?— pregunté un tanto intrigado.

—Bueno…esto… verás luego llegan las fiestas, hay que salir a comprar regalos, la comida, la cena, la fiesta de la policía a la que por supuesto este año no podemos faltar.

—Siento perdérmela,  pero bueno Emmett lo recogerá en mi nombre,  tampoco es para tanto —dije yo un poco apenado más que por no recoger el premio,   por la gente que había votado para que nos lo dieran. Si pudiera ser que Bella tuviera esos días libres…

—No, no lo es. Díselo a las madres de los niños anda  –dijo Rose rodando  los ojos

—No fue para tanto Rose,  cualquiera lo hubiera hecho —yo había jurado proteger a la gente del pueblo y eso es lo que hice,  ni más ni menos.

—No cualquiera no…solo Emmett Swan y Edward Masen —dijo Rose de nuevo.

— ¿Sabes que opino— intervino Ángela—, que aquel día te ganaste el cariño y respeto de todo el pueblo y ya puedes estar viviendo con Bella sin estar casado o como quieras,   que creo que todo el mundo te defenderá.

—Que exagerada eres.

—¿De verdad que no puedes volver para la fiesta?, a lo mejor a Bella  le dan permiso y podríamos pasar el fin de año aquí en vez de allí, total la bruja ahora no está para impedirlo y los dos ya tenéis una situación perfectamente legal desde esta mañana. Y el tema de los niños ya lo solucionaremos en verano, Ángela dice que no hay prisa—dijo mi madre. Toda mi familia sabía por la situación que había pasado. Yo había prometido nunca jamás ocultar nada y contar con las personas que me querían  y eso es exactamente lo que había hecho, nunca jamás volvería a defraudar a mi Bella.

—Sí eso había pensado,  como es después de Nochebuena… El problema es que a lo mejor tiene guardia. Ella me dijo que en estos días para olvidarse un poco de la cuestión se ponía a hacer guardias y luego celebraba en otro momento con Gaby.

—No creo que tenga guardia –dijo Rose muy convencida, muy deprisa y  de forma muy sospechosa.

—Rose, ¿hay algo que me tengas que decir? —le  pregunté.

—¿Yo?—dijo pegando un respingo—. No, ¿qué tendría yo que decirte? Solo que no creo que Bella  se ponga a hacer guardia este año. Llámalo corazonada.

O poco conocía a esta mujer o algo estaba tramando y a juzgar por cómo la miraba mi madre, ella también estaba en el ajo. ¿Qué sería? Sumido como estaba en mis pensamientos no me fijé  que el móvil me vibraba hasta que no empezó a sonar una música de la… ¿Bella y la bestia? Vaya, alguien había manipulado el móvil – pensé con una sonrisa.

—Bienvenido al maravilloso mundo de ser padre — me dijo Rose por segunda vez en esos días. Yo le  respondí con una sonrisa mientras descolgaba.

—¿Si?—contesté.

 

 

Capítulo 19: Las noticias más esperadas Capítulo 21: Volviendo a la vida

 


Capítulos

Capitulo 1: Capitulo 1: Accidente, noticia y reencuentro Capitulo 2: Capitulo 2: Jacksonville Capitulo 3: Recuperando tu amor. Capítulo 3 : Jacksonville, segunda parte Capitulo 4: Recuperando tu amor. Capítulo 4 : Recuerdos Capitulo 5: Recuperando tu amor. Capitulo 5 : Recuerdos, segunda parte Capitulo 6: Capitulo 6: Marco Capitulo 7: Capitulo 7 : Enfrentando la verdad Capitulo 8: ¿Reconciliándonos? Capitulo 9: Empezando de nuevo Capitulo 10: Ellas estarán bien Capitulo 11: Limpiando mi alma Capitulo 12: Amenazadas Capitulo 13: Angustia Capitulo 14: Luz en la oscuridad Capitulo 15: Pesadillas Capitulo 16: Despedida y regreso Capitulo 17: El principio del fin Capitulo 18: El final Capitulo 19: Las noticias más esperadas Capitulo 20: La historia de Carmen y un giro inesperado Capitulo 21: Volviendo a la vida Capitulo 22: Redención Capitulo 23: Tarde de compras al estilo Alice Capitulo 24: El Perdón Capitulo 25: Nochebuena de amor, Navidad maravillosa Capitulo 26: Baile de la Policía, condecoración y algo más. Capitulo 27: Mi heroe Capitulo 28: Horas de angustia e incertidumbre Capitulo 29: Inauguración Capitulo 30: El Juicio Capitulo 31: Juramento de Hipócrates Capitulo 32: La soledad de la muerte Capitulo 33: En los montes de Olympic Capitulo 34: Despedidas de solteros Capitulo 35: Sí quiero, otra vez Capitulo 36: Alice e Isabella Capitulo 37: Epílogo: Parte 1: Golpe del destino; Parte dos: Asignatura pendiente. Capitulo 38: Outakke 1: El hombre de hielo y su pequeño gran monstruo Capitulo 39: Outakke 2: Isabella Marie Masen swan, marca la diferencia Capitulo 40: Outakke 3: Padres, hijos y otras cuestiones

 


 
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