DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen. Son propiedad exclusiva de la magnifica S.Meyer. Yo solo he jugado con ellos. Unicamente el personaje de Gaby es de mi invención.
Capitulo 16: Despedida y regreso
Pov Edward
—¿Me vas a echar de menos?—me preguntó cuándo rompimos el beso.
—Cada instante, de cada segundo, de cada hora, de cada día, de cada semana, que estemos separados —le dije mientras le daba besitos cortos en los labios cada vez que le decía una cosa.
—No se te olvide cumplir tus promesas —me avisó.
—No, descuida que no se me olvidará –contesté volviéndola a besar de nuevo.
—¿De verdad piensas que tu plan funcionará?—me preguntó ansiosa por la respuesta.
—Si algo he aprendido de esa zorra estos últimos años es que le gusta más una discusión que otra cosa. Cuando se enzarza en ella es fácil picarla para que diga más cosas de las que debe. Hasta ahora no me había aprovechado de eso, pero ha llegado el momento —le dije con la convicción de que tendría éxito en lo que se me había ocurrido.
—¿Cuidarás bien de Gaby?—volvió a preguntar.
—Con mi propia vida. Tranquila que nada le pasará. Además nos llevamos a Emily y Rachel de soporte y ayuda.
—Sí, que fácil le ha resultado a Rachel conseguir una plaza en la escuela de Forks. Y pensar que a nosotros nos resultó imposible hacer esto —comentó con ironía.
—Bueno, no todo el mundo tiene como enchufe a la directora del centro, una tal Rosalie Swan, ¿te suena el nombre?—le dije con sorna.
—Sí, es bueno tener amigos en las altas esferas, gracias a eso ahora yo puedo regresar sin problemas —dijo con una radiante sonrisa que adoré en seguida.
—Espero que para cuando eso ocurra Aro y Tanya estén entre rejas, porque si no es así, de verdad que me dará todo igual, la dejo. No voy a consentir que tú estés en el pueblo y yo no me pueda ni acercar a ti, eso sí que no –le dije volviendo de nuevo a apoderarme de su boca.
—Según Marco, la cosa está bastante complicada, si tu plan saliera bien… —me dijo.
—Saldrá, no te preocupes —estaba convencido de ello.
—Chicos –dijo de pronto Emmett detrás de nosotros sobresaltándonos—. Dejad de hacer cositas feas en público que además tenemos que embarcar ya. Está todo listo y vuestra madre y vuestro sobrino ya están acomodados en el avión. Por cierto Bella, menudo avión. Yo también quiero uno.
—Ya sabes, búscate amigos en las altas esferas. Aunque, espera, quizás te valgan los amigos de tu hermana —dijo con voz socarrona. Cuanto había echado de menos estos intercambios entre los hermanos.
—Adiós mi amor, te llamaré esta noche en cuanto lleguemos –le dije dándole otro beso, esta vez más fuerte y profundo que los anteriores.
—Adiós mi niña –dijo inclinándose hacia Gaby que estaba de la mano de Emmett—, pórtate muy bien le dijo con lágrimas en los ojos.
— Si mamá, te llamaré todos los días —contestó Gaby con un poco de tristeza en su voz. Era la primera vez que se separaba de su madre, pobre cría.
—Edward –me dijo antes de que me fuera definitivamente. Emmett se retiro un poco con la niña—, te amo –me dijo y todo mi mundo se iluminó. Volví sobre mis pasos y la cogí entre mis brazos obligándola a que con sus piernas me rodeara mi cadera. Y la besé, la besé como nunca antes la había besado, con pasión, con ternura, con alegría, con satisfacción, con nostalgia por volver a estar sin ella.
—Yo también te amo mi vida – le dije con la euforia pintada en el rostro.
Me separé lentamente de ella y volví donde me esperaban mi hermano y Gaby que me miraba con los ojos radiantes de alegría, cogí a mi hija en brazos y empecé a caminar hacia la puerta de embarque. Me di una última vuelta para mirarla y allí estaba ella, hermosa, con los ojos bañados en lágrimas. Era horroroso tener que dejarla, aunque necesario. Sentí de nuevo ese vacío en mi pecho, ahora menos angustioso gracias al cuerpecito que llevaba en brazos, pero vacío al fin y al cabo. Sólo ella podría llenar la parte que me faltaba. Y liberarme por fin de mi vergüenza. Aunque esta última ya había empezado a desaparecer durante estos días que pasamos juntos. Le lancé un último beso y desaparecí por la puerta.
Esos últimos días habían sido agotadores y frustrantes, muy frustrantes a la vez que inmensamente placenteros en lo que a nuestra relación se refería, la cual se había reforzado y yo me sentía feliz por ello. Mi madre ya estaba más o menos bien, lo peor había pasado, aunque seguía escayolada y luego tendría tres meses por delante de una dolorosa rehabilitación. Tony estaba ya perfectamente bien, de hecho le habían dado el alta a los pocos días. Pero sólo en lo que a la parte física se refiere, pues la psicológica era otra cosa, los tres tenían un trauma enorme. Era increíble la sincronización perfecta de estos muchachos, cuando por la noche uno empezaba a chillar, los otros automáticamente le seguían. La solución, ponerlos a dormir los tres juntos, con la supervisión de un adulto. Así que nos turnábamos cada noche para estar ahí con ellos y que vieran que no pasaba nada. Pero por una cosa u otra Gaby terminaba en nuestra cama y Peter y Toni con sus padres...
Alice era otra cosa, se estaba reponiendo bien, pero había perdido mucha sangre y la herida había sido importante, así que en estos momentos estaba de baja médica recuperándose en casa, lo cual a ella no le hacía gracia y volvía locos a todos, sobre todo al pobre Jasper.
Por otro lado y tal y como había augurado Jacob, al día siguiente del atentado, dos abogados distintos que simularon no conocerse de nada se presentaron a defender a Laurent y Heidi, y con la excusa de que es perfectamente legal disparar contra un criminal dado a la fuga, al cual has dado el alto y este se ha vuelto disparando contra ti, Laurent salió libre de todo cargo. Y lo mismo ocurrió con Heidi, pues, aunque la autopsia demostró que Victoria había sido asesinada, no se pudo probar que había sido ella y eso había que agradecérselo al abogado. Ni que decir tiene que Laurent presentó la renuncia voluntaria y se marchó junto con su amo. Lo mismo hizo Heidi en el hospital.
Pero no todo era tan malo. Félix, Heidi y Demetri, resultaron ser hermanos y su apellido no era Stevenson, sino Denali Vulturi y eran sobrinos de Aro y Cayo por parte de madre y primos de Tanya. Pero ese parentesco no sirvió para evitar que Aro ordenara matar a Félix y Demetri por lo que una aterrorizada Heidi al ver que sus dos hermanos habían sido ajusticiados de esa forma, y pensando que a ella le podía pasar lo mismo, burló la vigilancia que Aro mantenía sobre ella, acudió al FBI y confesó por fin que había matado a Victoria por orden ni más ni menos que de Aro a cambio de que le dieran protección policial. Así que, con la máxima protección posible para que no se repitiese la historia, se abrió el protocolo para incluirla en el Plan de Protección de Testigos a condición de que declarara en un futuro juicio contra Aro. De este modo Heidi y sus hijos, Alec y Jane, desaparecieron de nuestra vista, por lo menos de momento.
La que se llevó la peor parte fue Leah, quien con un remordimiento de conciencia atroz confesó que Félix la había manipulado y había dejado de lado sus deberes como agente y que eso sin duda causó el que Alice y Tony fueran heridos de extrema gravedad. Fue expulsada del FBI sin miramientos, así que otra que salió de nuestras vidas y fue sustituida por Rachel, hermana de Jacob y que se venía con nosotros a Forks para proteger a los niños. Paul y Jared, venian también con nosotros con la tapadera de ser camilleros en el nuevo hospital. En Jacksonville quedaban Quil, Embry, Colin y Brady además de Jacob y Sam para proteger a Bella y a los demás…
Las primeras luces del amanecer ya estaban apareciendo por el horizonte. Pronto llegaríamos a Port Ángeles y allí empezaría de nuevo mi pesadilla. Pero esta vez no me dejaría amedrentar. Los maravillosos días pasados con Bella, a pesar de los sucesos ocurridos, habían servido para que cobrara nuevas fuerzas. Y ese te amo en el que me pareció que iba implícita la palabra perdón, me había llenado de una energía indescriptible y había insuflado mi ánimo. De nuevo me sentía yo mismo y estaba dispuesto a no dejarme vencer otra vez. Además, tenía que cumplir una promesa y una personita maravillosa que dormía en mis brazos, me necesitaba.
Era increíble la necesidad que tenia esta niña de estar en mis brazos siempre que podía. Bella y Jasper me decían que eso demostraba la falta que le había hecho durante estos años y el miedo de la niña a que volviese a desaparecer. No estaba dispuesto a que eso fuera a ocurrir, no le fallaría de nuevo. Ni tampoco a Bella.
—Ya casi estamos llegando. Menudo avión tío, así también yo quiero viajar todos los días –dijo Charlie.
—Sí, lo mejor de todo es que Tony ha podido ir cómodamente acostado en una cama. Y mamá con la pierna en condiciones puesta entre dos asientos —le contesté.
—Por favor – nos llamó la azafata–, abróchense los cinturones que vamos a aterrizar. Señor coloque a la niña bien en su asiento y sujétela con el cinturón, si es tan amable. Y el niño que está durmiendo también debería hacerlo.
Cuando todos estuvimos listos, el avión inició el aterrizaje. Aterrizamos en un hangar privado y no hizo falta siquiera que pasáramos por el control de equipajes, por lo que en un abrir y cerrar de ojos estábamos en los coches rumbo a Forks. Al venir a Port Ángeles, Emmett y yo habíamos venido juntos en mi coche. Ahora con tanta gente se hizo necesario alquilar uno.
—Rose por favor, ayúdame con esto —le pedí a mi cuñada, no tenía ni idea de cómo se colocaba la sillita para el coche que Bella me había dado.
—Se pone así—dijo Rose partiéndose de la risa—, ¡hay estos padres primerizos!
—Tú también habrás sido primeriza alguna vez –le dije defendiéndome.
— Si, Edward sí pero es que es tan obvio. De todas formas la cosa es de familia, pues Emmett aun no aprendió a colocarla.
Tras esta tonta discusión, nos metimos en los coches. Renée iba en la parte de atrás con mi niña. Llevaba la pierna estirada sobre Emily para ir más cómoda y Charlie iba delante conmigo. Los niños, Rose y Emmett iban en el otro coche. Y detrás de nosotros en un coche negro tintado que el FBI de aquí había puesto a su disposición, venia Rachel. Teníamos que hacerlo así, se suponía que venía a trabajar como profesora y que la tendríamos que conocer como todo el mundo en el pueblo. Y de la misma forma venían Paul y Jared.
—Como se nota que viene Gaby con nosotros –dijo mi madre medio burlándose de mí—. Alguien por fin consiguió que dejaras de correr como un loco.
—Bueno, tendré que moderar mi velocidad ahora que va a venir siempre conmigo. No podré seguir conduciendo tan rápido. Desde luego, no hay quien os entienda, si conduzco rápido porque conduzco rápido y si reduzco la velocidad también os extrañáis —dije bromeando con ella.
—No nos extrañamos Edward, nos alegramos de lo entusiasmado que se te ve con Gaby aquí. Esperemos que la bruja no estropee las cosas —dijo mi padre.
—No, no las va a estropear ni de coña. Os voy a llevar a casa y después iré a la suya para que vea a la niña, Bella y yo pensamos que es mejor que la vea por sí misma antes que alguien vaya y se lo diga. Emmett y Emily vendrán conmigo y supongo que los otros no andarán muy lejos, ya está todo preparado.
Una vez acomodé a mi madre en su habitación y de prometer que más tarde vendría a ver que necesitaban, me dirigí a mi casa. Emmett y Emily venían con nosotros en el coche preparándolo todo y Rachel nos seguía a una prudente distancia. Me ajusté el aparatito que me habían prestado en el FBI, y conduje el último tramo del camino que llevaba a “mi casa”, la función había comenzado.
—¡Eddie, Eddie, has vuelto! –chilló Tanya saliendo de la casa nada más me oyó llegar—, cuanto te he echado de menos amorcito, menos mal que has vuelto… oh ¿y esta niña?
—Tanya esta niña es mi hija, Gabriela —dije bajándola del coche—, Gabriela te presento a Tanya. La cara de esta había pasado de la alegría a la estupefacción y poco a poco dio paso a su mejor sonrisa hipócrita.
—Hola Gabriela ¿pero como tú por aquí? Yo me llamo Tanya, pero puedes llamarme mamá –será hija de…pensé para mí pasándome la mano por el pelo.
—Lo siento señora pero mi mamá es Isabella Marie Swan y yo sólo le digo eso a ella —dijo mi niña con tal seriedad que no pude evitar el reírme abiertamente delante de una Tanya roja de la ira.
—Vaya, la niña ha salido respondona y maleducada. Eddie cariño que educación le ha dado Bella ¿no?—dijo Tanya rabiosa.
—Bella le ha dado la mejor educación posible teniendo en cuenta que por culpa tuya yo las dejé plantadas como a un perro –le dije con mi mayor dosis de veneno en la voz—, ya te querría yo a ti ver tirada, sola, con un trabajo que realizar y un bebé que sacar adelante. Además, ¿de qué te quejas? , no te ha dicho más que la verdad, tú no eres su madre. Por cierto Tanya —le dije cambiando de tema—, cuando puedas tienes que ir a ver a mi sobrino Tony, no lo he podido traer conmigo y me gustaría que le vieses la herida tan horrible que le ha hecho a un niño de cinco años un loco asesino que alguien puso en su camino –dije con mucha crueldad.
—Edward, ¿qué esperabas yo…?—empezó a decir.
—Emmett por favor, lleva a la niña al coche ahora voy –le pedí a mi hermano que me esperaba dentro del coche junto a Emily, mientras yo me dirigía a la casa.
—¿Cómo que ahora vas?, ¿dónde vas? –preguntó una vez estuvimos dentro de la casa— ¿y qué hace la niña aquí? Edward has roto el acuerdo.
—Te responderé por partes. Me voy a llevar a mi hija a casa de Emmett ¿o quieres hospedarla tú aquí? No claro que no, ni para eso sirves y además yo no la quiero ver ni un segundo en tu asquerosa compañía y en esta no menos asquerosa casa. Y en segundo lugar, Gaby está aquí porque sus padres así lo hemos decidido tras la carga psicológica que tiene la niña al haber sido víctima de un atentado en el que la mejor amiga de su madre y su primo salieron muy mal heridos. Lo cual viene a decir, la niña está aquí gracias a ti –le dije sin siquiera mirarla a la cara.
—Pues que se quede con Emmett y Rose y se encarguen ellos y tus padres, tu desde luego no Edward. Has roto el acuerdo, lo llevas rompiendo desde que te fuiste a Jacksonville y ¿no te ha quedado ya claro que no puedes romper el acuerdo?—me dijo con voz amenazadora.
—Aquí la única que has roto el acuerdo has sido tú lanzando a dos matones sobre una niña inocente y su madre e hiriendo en el proceso a dos inocentes más —estallé sin poder contener mi rabia. Era una puesta en escena pero yo no podía disimular mi odio y rabia hacia ella.
—Si no te hubieras ido a Jacksonville nada de esto hubiera pasado, o si hubieras cumplido tu parte del acuerdo de no acercarte a Bella—dijo cayendo directamente en la trampa—. No lo hiciste y esas son las consecuencias. Tú eres el único culpable de lo que pasó y del consiguiente estado emocional de tu hija.
—Así que estás reconociendo que fuiste tú quien lanzó a James y Victoria sobre nosotros —le pregunté instándola a reconocerlo abiertamente.
—Yo solo quería advertirte Edward. Desde que sabes que a mi padre le están investigando estas muy valiente y sólo quería que supieras que por mucha investigación que haya, seguimos teniendo el mismo poder. Sólo quería que vieras como es que puede ocurrir un accidente —me dijo y me faltó muy poco, muy poco, para abofetearla.
—Tanya, mandarnos un par de matones no es un accidente querida, es un atentado en toda regla —le dije picándola.
—Sí, pero lo de tu madre si fue un accidente. Lo hice para que vieras que conmigo no se juega. Para que vieras que si yo caigo, tú vas a caer también, que estás atado a mi Edward y no podrás zafarte de mí.
—Tanya, ¿de qué estás hablando?— y de repente algo hizo clic en mi cabeza—. Tanya, ¿me estás diciendo que el accidente de mi madre no fue fortuito?
—Edward el trato era aparte de no divorciarte jamás de mí, no tener ningún contacto con Bella y su hija—me recordó. Como si no lo tuviera presente todo el día—. La primera parte no tienes más narices que respetarla, pero la segunda no la respetaste y la has seguido sin respetar. Has estado haciendo lo que te ha dado la gana allí en Jacksonville según James y Victoria. ¿No te acuerdas aquel día cuando estando en tu casa, tu hija llamó a hablar con tu madre? Tú le pediste a su madre que te dejara hablar con ella, eso incumplía el trato. Tenía que darte un escarmiento – dijo y como lo dijo no me pudo parecer más cruel. ¡Dios! me acordaba perfectamente de ese día.
Flashback (dos meses antes)
Estábamos en casa de mi madre cuando Gaby, que parece ser que ya tenía esa costumbre, había llamado por teléfono para hablar con su abuela, pero ella estaba ocupada así que fui yo el que contesté
—Abu René —escuché una vocecita al otro lado de la línea.
—No cariño, yo no soy tu Abu René, pero espera que ahora mismo la llamo —le contesté con el corazón en un puño.
—¿Y tú quien eres?—me preguntó.
—Pues veras yo… — ¿qué narices le decía?
—Hija, ¿con quién hablas ahora, no te he dicho muchas veces que no debes hacer eso?—dijo una maravillosa voz que hacía tiempo que no oía y qué llenó de calor mi frio cuerpo.
—Quería hablar con la Abu René, pero hay un señor hablando conmigo— contestó la niña.
—Hija, desde luego voy a tener que separarte un poco de tu tía Alice, a ver dame el teléfono.
—Hola, si, ¿con quién hablo? —hola mi amor, pensé yo al oír su dulce y maravillosa voz, voz que me reconforto el alma después de tanto tiempo.
—Bella, ¿eres tú? —pregunté y en seguida la mirada asesina de Tanya se posó en mí.
—Esto…, sí soy…, podrías decirle a mamá—dijo enfatizando el mamá, lo que causó un pinchazo profundo en mi corazón —que se ponga, su nieta quiere hablar con ella…—y de nuevo el siguiente pinchazo.
—Claro, por supuesto, esto… ¿me dejarías hablar con ella mientras viene mamá?—le pregunté esperanzado.
—Vaya, ahora quieres hablar con tu hija—dijo con desdén lo que me causó un dolor aún más grande.
—Bella yo… —pero me callé al ver la mirada que Tanya tenía sobre mí.
—Gaby —llamó mi Bella—, toma hija es tu tío Edward—Dios que dolor sentí al oír como decía que era su tío—, habla con él cielo.
—Hola, ¿tú te llamas Edward?, ¿y eres mi tío?—preguntó la niña como si tuviera dudas de algo.
—Si cielo, ¿qué tal estás?
—Bien ¿y cómo es que no te conozco?
—Bueno, tu estas allí en Jacksonville y yo aquí.
—Pero podrías venir como tía Rose.
—A lo mejor algún día.
—Edward, ¿quién es?— oí decir a mi madre.
—Es… tu nieta mamá.
—Oh, — dijo mi madre mirando con miedo a Tanya, a la que se veía muy enfadada.
—Dime cariño —dijo mi madre.
Cuando mi madre terminó de hablar con mi niña, Tanya y yo nos despedimos de ella y nos marchamos. Por la cara que tenia “mi esposa”, nótese el sarcasmo, era mejor marcharnos.
—Paciencia Edward —dijo mi madre muy bajito en mí oído al tiempo que me besaba.
—Muy bien Edward, acabas de jugar con fuego y te has quemado —dijo Tanya mientras regresábamos a casa.
—No he roto ninguna regla Tanya, la niña se puso a hablar conmigo, no pretenderás que la rechazara, es sólo una niña por favor.
—Claro y luego tú hablaste con Bella y le pediste que te dejara volver a hablar con ella.
—Ella cree que soy su tío, y no hay nada malo en que un tío se comporte así con su sobrina.
—Edward, ahora que parece ser que Bella va a volver al pueblo en poco tiempo, quiero que quede claro, muy claro quién es tu esposa y dueña.
—Mi alma y corazón no reconocen más que una esposa y dueña Tanya, aunque legalmente esa sea otra —le contesté con amargura.
—Mira ya está bien, esa zorra a mi no me gana y, por supuesto, voy a empezar a llamar personalmente para impedir que esa mujer venga a trabajar aquí —dijo con ese deje de prepotencia que yo odiaba al máximo.
—Si antes no lo conseguiste, ¿qué te hace creer que lo vas a lograr ahora? Admítelo Tanya, ella ahora tiene un amigo más poderoso que tu padre, tu tío y que todos juntos. Y, Tanya, no la vuelvas a llamar zorra o harás que se me olvide que tu eres una mujer y yo un caballero. Claro que el ladrón se cree que todos son de su condición —dije cruelmente
—Que tratas de insinuar Edward.
—No insinuó nada Tanya, lo afirmo, aquí la única zorra que hay eres tú y con respecto a Bella, te repito que esta vez no conseguirás nada.
—Eso lo veremos, —dijo Tanya saliendo del coche y dando un portazo entró en la casa precipitadamente corriendo hacia el teléfono.
—Hola papá, ¿aún no se sabe nada?, ¿no hemos conseguido impedir que Bella vuelva? Vaya —no lograba escuchar lo que le decían al otro lado de la línea.
—Pero papá, ¿no podríamos acusarla de algo?, ¿no sé trato indebido a un paciente o algo así?— oí que le preguntaba y mi sangre comenzó a hervir.
—Que me estás diciendo papá, que no puedes hacer nada ¿Qué tu qué?—preguntó. Algo estaba pasando.
—Entonces si la acusación llega a buen puerto y te detienen, perderíamos todo —dijo ahora muy bajito, pero yo lo había escuchado todo.
—Vale papá, mañana hablamos.
—¿Qué pasa Tanya?
—Tú lo sabes ¿verdad?, sabes que están investigando a mi padre por malversación de fondos y no sé cuantas cosas más y a mi tío por comportamiento indebido cuando era alcalde, lo sabes y por eso estas tan valiente conmigo ¿verdad?— dijo acusándome con el dedo.
—Yo que voy a saber Tanya —era la primera noticia que tenia, pero iba ahora mismo a intentar averiguar algo más.
—Pues claro que lo sabes, eres policía, algo tienes que saber—dijo.
—Pues no sé nada, pero ¿sabes qué?, que ojalá os detengan, a tu padre, a tu tío, a ti, a todos y nos dejáis en paz.
—No te vas a salir con la tuya Edward, tu también estás siendo investigado, ¿sabes? y si yo caigo, tú caes.
—No me digas. Y donde pone eso. Que yo sepa no he firmado nada ni hay nada a mi nombre, lo siento Tanya pero si caes caerás sola —le dije tranquilamente.
—Tú vendrás conmigo y confesarás que estabas al corriente de todo, si no tu hermanito Emmett sufrirá las consecuencias. O se te olvida que su propiedad pertenece a mi padre.
—No, no se me olvida Tanya, lo recuerdo cada segundo de cada maldito día de los que llevo atado a ti desde hace cinco años —dije encaminándome hacia la puerta.
—¿Dónde te crees que vas?
—A la oficina, si quieres que averigüe que está pasando tendré que ir allí, desde aquí no puedo hacer nada—mentí, en realidad iba a mi casa.
—Vaya —dijo con una sonrisa de suficiencia—, así que has decidido ayudarme.
—No, lo que he decidido es enterarme de lo que pasa para cubrir mis espaldas y las de mi hermano —le dije muy claramente.
—Voy contigo.
—No, si vienes no moveré un dedo por ayudarte —le dije—, no te soporto Tanya, me das asco. Quédate aquí si quieres que te ayude, creo que ahora se han cambiado las tornas y tengo yo la sartén por el mango —dije saliendo por la puerta de un portazo y dejando a Tanya con la boca abierta.
—Ten cuidado Edward, mucho cuidado, te recuerdo que los accidentes existen, no vaya a ser que… — oí en la distancia como me amenazaba.
Fin de flashback
Tenía tanta furia aquel día que no había tomado en cuenta su amenaza, pero ahora…
—Tanya, ¿tu causaste el accidente de mi madre para advertirme de algo?
—Llevabas una época muy envalentonado conmigo, como si supieras algo que yo no y sólo quería recordarte que yo soy tu dueña —me dijo de forma fría y calculadora— pero claro ¿cómo no? papi llama diciendo que mami ha tenido un accidente y el niño bonito se va con ellos, rompiendo una vez más el acuerdo –dijo con ironía—, llega a Jacksonville y sigue rompiendo el acuerdo. Tenía que avisarte Edward, tenía que hacerlo, sobre todo después del último informe de James.
—Pero en esa llamada te dije que ella y yo no habíamos hecho absolutamente nada, que me tenías bien pillado.
— No me quedó muy claro, además si a ella le pasaba algo no volvería a Forks, problema resuelto – dijo muy convencida.
—¿Y fuiste capaz de poner en peligro a una madre y a su hija, junto a dos mujeres más y dos niños, simplemente por resolver ese problema?
—Te dije que volvieras Edward, te advertí que tuvieras cuidado –me dijo—espero que te tomes en serio mis palabras. Como verás, por cada uno de los pasos que ha dado el FBI, han retrocedido dos. Tenemos ojos y oídos en todas partes, Edward, no sólo James y Victoria vigilaban a Bella, había más personas y por supuesto alguien dentro de ese ridículo grupo del FBI donde todos son tan amigos. Sabemos que el FBI no tiene ninguna prueba contra nosotros, Irina antes de que la detuvieran por culpa de mi error al no darme cuenta de que el teléfono podía estar pinchado, se había deshecho de todas las pruebas en la central. Heidi y Laurent han hecho lo mismo en Jacksonville —decía sin saber que se estaba metiendo en la cárcel ella solita.
—Así que, ¿reconoces que Heidi y Laurent trabajaban para papi, el cual ha ido borrando todas tus meteduras de pata?—le volví a preguntar. No había que dejar ningún cabo suelto.
—No pasa nada porque lo reconozca aquí dentro Edward, aquí nadie me oye ya. Los hombres de mi padre han registrado toda la casa, así que es tu palabra contra la mía y como verás soy yo la que tengo las riendas –me dijo de manera triunfante—, ya te he demostrado de lo que soy capaz de hacer. Así que vuelve al redil a cumplir tu parte del trato, que a esa niña la cuiden otros porque tu hoy no te vas a marchar a ningún lado. Tienes deberes maritales que cumplir y los vas a cumplir ahora mismo –dijo empezando a desnudarse delante de mí—, he comprado lencería nueva, mira ¿te gusta?— dijo de forma asquerosamente seductora.
—Lo siento –dije abriéndome la camisa, enseñándole lo que llevaba debajo y que me había proporcionado el FBI—, pero no va a poder ser. Vas a tener que usar un vibrador o ir a buscar a alguno de tus amigos, me da igual. ¿Sabes qué es esto? Emmett está fuera grabando toda la conversación desde el coche. Aquí ha quedado constancia de todas tus atrocidades, tus mentiras, engaños, en fin de todos tus tejemanejes. Si no quieres que esto caiga en manos del FBI, me vas a dejar salir por esa puerta, vas a dejar en paz a Bella, vas a dejar en paz a mi familia y sobre todo a mi niña. Sé que todavía tienes poder sobre mí, por culpa de la famosa casa de mi hermano y tranquila, seguiré haciendo el paripé de que estoy casado contigo. Y te seguiré echando una mano con el tema de la investigación. Y tú lo único que tienes que hacer es lo que te he pedido: dejarnos en paz. Un sólo movimiento contra alguien de mi familia, mi hija y mi Bella incluidas y esto cae en manos del FBI en un abrir y cerrar de ojos. Y ahora si me disculpas, mi hija me espera en el coche— dije con la prepotencia de quien ha ganado una batalla.
—No Eddie, no te vayas—me suplicó—, perdona, perdóname, intentaré llevarme bien con tu hija. Intentaré caerle bien, no me dejes por favor. Yo te quiero, aunque no lo parezca pero te quiero— me imploraba cogiéndome por el brazo para impedir que me marchara.
—Tú no sabes lo que es querer a alguien con el alma y el corazón y hacer por esa persona todo lo que sea necesario, anteponer a esa persona a tus propias necesidades, dar todo por ella o ellas —le dije muy convencido.
—Sí que lo sé ¿porqué te crees que he hecho esto?—me siguió suplicando—. Cambiaré Edward. Tu hija está a salvo, dejaré en paz a Bella, le diré a Chelsea que la deje en paz.
—¿Chelsea?, ¿es que habías mandado a otra para que la siguiera vigilando?– pregunté, pero lo que ella no sabía es que la grabación seguía en marcha—. Tanya, como le pase algo a mi Bella…
—La puse en sustitución de James y Victoria, pero tranquilo ya la llamo– dijo cogiendo el teléfono.
—Tanya ¿ha puesto tu padre a alguien más de los suyos a vigilar a mi Bella?
—Pues creo que sí, o por lo menos lo está intentando, pero le diré que no le hagan nada.
—Tú sólo averigua los nombres y no hagas nada más. Tanya, hay trato nuevo mientras tú nos dejes en paz, esto se quedará conmigo. Seguiré siendo tu marido en todos los aspectos ya te lo he dicho, bueno en todos, menos en uno. Sabes cada día siento más asco al acostarme contigo, así que SE ACABÓ, búscate a otro que te satisfaga –dije triunfante por lo que acababa de conseguir.
—Pero Eddie cariño, si lo pasas muy bien con mis caricias, no sigas así—dijo empezando a tocar por encima de mis pantalones mi miembro que a su contacto no se levantaba ni por nada. ¿Cómo diablos no se daba cuenta? Me separé bruscamente de ella.
—Cambiaré, te demostraré que en verdad te quiero, me haré amiga de tu hija y verás como tú mismo me pides volver a tener relaciones.
—Lo dudo Tanya y ahora si me permites voy a recoger unas cuantas cosas. Ya te he dicho que gracias a ti, mi hija tiene pesadillas, es su primera noche en Forks, así que me voy a ir con ella sí o sí.
—Claro Edward lo comprendo, mañana nos vemos ¿vale?— dijo conformándose con la situación
—Qué remedio –en realidad no tenía nada que recoger, en esa casa sólo tenía lo imprescindible y eso estaba en la maleta que había traído de Jacksonville, había ido allí para tenderle la trampa y había caído como una principiante. Disimulé que recogía algo, bajé las escaleras, abrí la puerta y me fui.
—Bueno hermanito, menos mal —me dijo Emmet intentando disimular con su tono de broma la preocupación—, creí que iba a tener que llamar a algún cazador de brujas para salvarte y hoy en día son difíciles de encontrar. ¿Sabes que ya no están de moda?
—Papá, ¿esa es la señora mala que no te dejaba estar conmigo y con mami?, ¿la que dijeron Peter y Tony?— preguntó mi niña.
—Si hija, pero hemos llegado a un pequeño acuerdo –le contesté—. Te va a dejar que estés conmigo todo el rato, pero a lo mejor tendremos que aguantarla un poquitín.
—No me hará nada ¿verdad?, me refiero a que bueno…ya sabes lo que pasó.
—Por supuesto que no hija —le contesté—, eso no tiene nada que ver. Eso fue por otra cosa, ella no tuvo nada que ver con aquello –mentí descaradamente.
—Veo que la trampa ha funcionado —dijo Emmett cambiando muy a tiempo de conversación.
—Supongo que habréis grabado todo –Emily asintió—, tenemos una bomba de relojería, seguro que intentará quitármela pues piensa que no la voy a mandar al FBI, y así volver a tener el control. Emily, ¿sería posible que me pueda quedar con una copia de esto antes de que se lo envíes a Jacob y a Sam?
—Por supuesto Edward, es tu arma para cumplir una promesa ¿verdad?
—Sí —dije riéndome—, para cumplir las dos—dije mirando a mi niña. Emily asintió.
—¿Qué promesas papi?
—Que yo ya no estaría con esa mujer para cuando tu madre volviera –contesté mintiendo un poco, ¿cómo le iba a decir la verdad? – y que te cuidaría con mi propia vida —esta sí que era verdad.
—¿Te vas a poder quedar esta noche conmigo entonces? Es por si las pesadillas —me preguntó contenta.
—Le estamos sacando el gusto a eso de dormir con papi enana —bromeó Emmett. Y todos nos reímos.
—Cuando los niños se hayan dormido esta noche, llamamos a Jacob y Sam y les contamos las noticias.
—Por cierto Emily, Aro está intentado sustituir a Heidi, Laurent e Irina, Tanya no me ha dado sus nombres, no creo que lo supiera. Y hay una tal Chelsea en sustitución de James.
—Con eso ya contábamos, estamos investigando de arriba abajo a todo agente nuevo o antiguo de las dos delegaciones y las pruebas las tiene Marco en una caja fuerte que tiene en su casa muy bien custodiada. Además tiene copias en varias cajas de seguridad de varios bancos. Y ya sabes, las que se supone que son las oficiales están en donde debería estar. En realidad es un cebo, pues están vigiladas. No queremos meter la pata otra vez. Luego cuando hablemos con ellos podemos informarle sobre la tal Chelsea
Pasamos un momento por casa de mis padres para ver cómo se las apañaba Renée. La idea inicial para cumplir mi promesa y así tenerla atendida era quedarme con ella pero ahora mi hija me necesitaba más. Ojala superase las pesadillas. Aun así no podía evitar preocuparme por las necesidades de mi madre.
—Que pesados sois. Estoy bien ¿no lo veis?–refunfuñó mi madre—. Tengo el baño dentro de la habitación por si necesito ir a él, no tengo más que coger un bastón y tu padre todavía es lo suficientemente chicarrón como para ayudarme ¿o no? —le dijo mirándole pícaramente.
—Por supuesto querida—contestó mi padre rápidamente.
Mirándolos, comprendía cómo es que yo podía llegar a sentir tanto amor por esa familia. Sólo sentía lo que ellos me habían dado desde que mis padres murieron e incluso antes. Pensé un momento en Tanya y en el poco amor que le había dado su padre. Su madre, Carmen, había intentado hacer carrera de ella pero al final desesperada había desistido del todo. Después de la historia que me habían contado sobre mi madre no me extrañaría que a esa mujer la maltrataran. Siempre, desde que la conocía había sido una mujer triste, miraba a su marido con miedo. No se me había ocurrido hasta ahora, pero también tendría que investigar eso. Ese tema me revolvía el estomago, no iba a consentirlo. Yo tenía la impresión de que Carmen Vulturi era distinta al resto de la familia.
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