Amor se escribe con Sangre (+18)

Autor: Esteffk
Género: + 18
Fecha Creación: 03/04/2010
Fecha Actualización: 12/11/2012
Finalizado: SI
Votos: 52
Comentarios: 104
Visitas: 135387
Capítulos: 29

 

¡¡TERMINADO!! 

 

  Atrévete   a Leerlo 

 (como una continuacion de New Moon)

Bella Swan fue abandonada por Edward Cullen hace mas de un año y medio pero un dia sin imaginarse los Cullens diciden regresar a la vida de Bella, Edward quiere recuperar al amor de su existencia pero se encuentra con una Bella muy diferente, cambiada radicalmente por su abandono, ¿podra Edward recuperar su amor? ¿podra Bella sanar su corazon y dejarse amar otra vez? ¿sera que ese amor es de alguien mas? ....oh ¿es acaso la amnesia un mecanismo de defensa?

Descubre como un corazon puede sanar sus heridas aunque queden cicatrizes y como el sufrimiento y el odio por creer haber perdido lo que un dia se tuvo pueden convertirse en algo fuerte e incondicional

"no hay culpa sin Sangre"....

Stephenie Meyer

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 20: Bora Bora

-pasajeros del vuelo 536 con destino a Francia por favor abordar por la compuerta 3B-  el aeropuerto era uno de los sitios en los que menos me gustaba estar, siempre lleno de personas que iban de un lugar a otro, gente apurada y tardista para no perder su avión, sin duda era un sitio estresante, pero curiosamente se había convertido en un sitio no tan malo para mi cuando me daba cuenta que tenia a Edward a mi lado, su mano siempre tomaba la mía y no me sentía cansada en  lo absoluto, aunque tenia que admitir que el secreto de el lugar de mi luna miel estaba comenzando a irritarme ya que no tenia ni la menor idea de adonde íbamos.

-somos nosotros-  me dijo Edward al tiempo que la aeromoza anunciaba por el altoparlante el siguiente vuelo en salir   

-¿vamos a Francia?-  le pregunte un poco absorta, pues nunca me imagine que iría tan lejos

-mmm…algo así-  dijo mi esposo esbozando esa hermosa sonrisa que me derretía

Comencé a repasar en mi mente la geografía abstracta que tenia de Francia, no se como pude imaginar que iríamos a la vuelta de la esquina, él era un vampiro, bien podríamos ir al fin del mundo y eso estaría demasiado cerca para el.  No logre encontrar en mis pocos conocimientos algo relevante que supiera como Francia “Francia…Francia…” me repetía  para mis adentros “¡¡Paris!!” ¿Qué no era Paris la ciudad del amor?, supuse que era ahí a donde iríamos, sin duda muy típico de Edward.

Nos ubicamos en primera clase, el avión estaba a punto de despegar por lo que Edward me acomodo en mi amplio asiento y minutos mas tarde cuando habíamos alcanzado altura  la aeromoza nos ofreció Champaña, Edward me dedico una sonrisa y luego se dirigió a la aeromoza para decirle que trajera dos copas, me quede asombrada nuevamente, dos copas en lugar de una, ya que él no era humano y no tomaba esas cosas, me imagine que tal vez había pedido dos porque seria muy raro ver a una persona brindando sola, aun cuando estábamos alejados de gente que pudiera vernos.

-¿tu tomaras champaña?- lo mire incrédula, aunque yo conocía la respuesta

-Claro que lo hare-  me dijo sonriendo, se acercó a mi y me dio un pequeño beso en los labios, respondí gustosa y me acerque mas a el cuando la aeromoza nos interrumpió ofreciéndole las copas a Edward, el asintió y ella se retiro, luego se dedico a servirla y yo nunca pensé que el fuera a tomársela también.

-nunca creí que los vampiros también pudieran tomar alcohol- le dije cuando se volvió a acercar a mi

-si podemos-  me dijo dándome otro beso –pero no tendrá el mismo efecto que tendrá en ti sobre mi-  volvió a sonreír  -mi garanta lo quemara antes que llegue  al estomago- aseguro

-la única a la que le hará efecto es a mí, tendrás que cargarme al bajar del avión-

-lo hare gustoso-  me aseguro y chocamos nuestras copas –por que nos amemos durante toda la eternidad-  concluyo

-estoy segura que así será -  le sonreí  y luego me incline para besarlo, me sentía tan cómoda de estar en primera clase ya que nadie nos molestaba, éramos solo nosotros dos sin testigos de lo que hacíamos, sentía una extraña necesidad de incrementar la intensidad de nuestro beso, por la forma en que me besaba se había propuesto matarme de un infarto, sus labios eran seguros y sin vacilaciones, dejando ternura en cada movimiento.

Supuse que seria un viaje largo, Francia quedaba muy lejos, mi cuerpo había comenzado a demandarme sueño, había sido un día largo y la copa de champaña también me estaba pasando la cuenta, comencé a adormilarme en mi amplio asiento, Edward lo noto y me tomo en sus brazos para llevarme junto a su pecho.

-duérmete mi amor, yo velare tu sueño-  dijo contra mi cabello, yo me abrace mas a él y me quede dormida.  No profundamente, pues había comenzado a pensar en lo que haría cuando el y yo estuviéramos completamente solos, mi mundo de inseguridades me caía encima mientras yo luchaba por ser fuerte y dejar mis estúpidos nervios atrás. Mi mente volvía a repasar las escenas de la boda, muy rápido y de manera muy borrosa, solo se detuvo en una en especial, Jacob; como estaría el ahora, las cosas que había hecho por mi durante la ceremonia. Lo mire fijamente y me abrace a él, podía sentir su piel tan cálida contra la mía, mi sol personal, se separo de mi y busco mis labios para luego envolvernos en un beso lentamente y nos dimos la vuelta para enfrentarnos a los invitados, el rostro de Edward estaba entre ellos, voltee y lucia un traje blanco al lado de Jacob, me había casado con el, la imagen de Edward de alejaba cada vez mas de mi y Jacob no soltaba mi mano, hasta que lo perdí.

Me desperté y pude sentir unos fuertes brazos rodeándome, me incorpore y pude ver el rostro de Edward, sus hermosos ojos dorados me miraban con ternura, me abrace a él asegurándome que lo anterior nada mas había sido un sueño

-¿soñaste algo mi amor?-  me pregunto aun abrazándome, yo pensé muy bien en lo que había soñado, no iba a decirle que me casaba con Jacob

-se trato sobre nuestra boda-  le dije, a fin de cuentas era la verdad  -te veías muy guapo- él se rio y yo me incorpore para ver por la ventana, aun estaba oscuro, aunque me pareció que llevamos mucho tiempo el aire como para que fuera oscuro, seguramente era el día siguiente y por la diferencia de horario ahora el día seria noche.  -¿Cuánto tiempo falta?-  le pregunte

-media hora, si tomamos en cuenta el tiempo que llevamos en el aire- me sonrió

-supongo que aun no me dirás a donde vamos-

-cuando lleguemos te darás cuenta- me dijo depositando un beso en mi frente

Tenia que admitir que era difícil tratar de obtener al menos el nombre del lugar a donde íbamos, pero Francia tenía a Paris y seguramente eso era más que suficiente.

-¿mi amor? Gracias por pedirle a Jacob que fuera a nuestra boda-  le dije, había asumido que él había estado ahí por intervención suya y que probablemente todas las disculpas de mi mejor amigo habían sido producto de alguna petición de Edward para hacerme feliz.

-no fui yo quien se lo pidió-  me dijo –solo hable con Billy y le pedí que si lo veía le dijera que lo esperábamos, que era muy importante para nosotros-  me abrumo como él también se incluía en la importancia que tenia la asistencia de Jacob al usar el “nosotros”. Jacob había decidido ir y pedirme perdón por su propia cuenta

-de todas maneras gracias-  le dije y él se quedo observándome detenidamente con dulzura -¿Qué pasa?-  pregunte sonriéndole

-me dijiste “mi amor”- me dijo como si lo que había dicho hubiera sido la palabra mas bonita que había escuchado jamás, no me había dado cuenta que le había dicho así, yo sonreí  y no pude evitar sonrojarme un poco

-es porque lo eres- le dije

-me gusto escuchártelo decir- él se acercó a mi y su mirada se clavo en mis labios

-“mi amor”- susurre contra los suyos y el volvió a sonreír para luego besarme con adoración.

Comprendí como a veces no nos damos cuenta de cuan feliz se puede hacer una persona cuando le demuestras tu amor, de cuan importantes son las palabras para dar a conocer el cariño que sientes hacia alguien, tal ves si yo no fuera tan poco sentimental podría hacer feliz a todos los que amaba demostrándoselos de vez en cuando y no ocultando y guardando mis sentimientos nada mas para mi.

-pasajeros, habla el capitán, por favor abrochen sus cinturones y pongan sus mesas en posición vertical, pronto aterrizaremos en el aeropuerto internacional de Francia, gracias por volar en nuestra aerolínea-

Después de escuchar las instrucciones del capitán, nos preparamos para aterrizar, Edward abrocho mi cinturón y minutos mas tarde el avión había tocado suelo. La orden de la aeromoza para bajar fue concedida primeramente a los pasajeros que viajaban en clase turista, luego fuimos nosotros en bajar.

Salir del aeropuerto no fue difícil, era de noche por lo que la terminal no estaba llena, el equipaje fue fácil de encontrar, Edward lo tomo y nos dirigimos hacia afuera en donde un auto bastante lujoso nos esperaba, supuse que aun faltaba para llegar a nuestro destino, por suerte no me sentía agotada gracias a que había dormido un poco en el avión. El chofer del auto salió a recibirnos dirigiéndose a Edward en un fluido francés, Edward le contesto con un perfecto acento como si esa hubiera sido su lengua natal, me abrumo la forma en la que hablaba y le daba instrucciones al hombre de cabellera negra y aspecto amable que conducía el automóvil.  No pude entender nada de lo que hablaban pero luego subimos al auto y Edward me acomodo.

Me resultaba muy interesante la forma en la que me explicaba y me daba a conocer cada uno de los monumentos relevantes que veíamos, pero después de un rato concluí en que no nos dirigíamos a Paris como yo había creído, puesto que la ciudad desapareció detrás de nosotros, el viaje en auto fue largo pero no lo sentí debido a la clase de historia impartida por mi esposo.

-Bienvenue à la Polynésie française-  minutos mas tarde el conductor se dirigió a nosotros

-Bienvenida a la Polinesia Francesa-  me dijo Edward al oído, sentí como revolotearon un puñado de mariposas en mi estomago al sentir el roce de sus labios en mi oído.

-¿polinesia Francesa?-   habíamos llegado a una embarcación de cientos de yates y botes de aspecto lujoso

-es una colectividad de ultramar francesa, esta compuesta por un grupo de islas que forman parte de la polinesia- me dijo –es la sorpresa que te tengo-  dijo sonriendo

-es fascinante- inquirí asombrada por la belleza del lugar, Edward tomo las maletas y con su mano libre sujeto la mía para dirigirnos a uno de los yates que estaban aportados en el lugar, era grande y lujoso, los tripulantes nos recibieron con alegría

- aller à Tahití- dijo Edward de manera muy amable, la tripulación asintió y nos embarcamos al océano

-¿Qué les dijiste?-  le pregunte una vez habíamos dejado el puerto  atrás de nosotros

-el lugar a donde nos dirigíamos-  me guiño un ojo y dándome su hermosa sonrisa

-parece que nunca sabré a donde vamos-  le dije con un puchero

-te darás cuenta en unos minutos- me dijo volviendo a sonreír, me perdí en la belleza del océano de noche, había luna y estrellas y un clima bastante cálido, era una experiencia única, nunca había contemplado de esta forma la noche, Edward rodeo mi cintura abrazándome por la espalda

-solo podría disfrutar de esto contigo-  me susurro al oído, yo me estremecí levemente, había comenzado a ponerme nerviosa

-gracias por mostrarme todo esto, soy muy feliz al estar contigo-  le dije, poniendo mis manos sobre las suyas que yacían entorno a mi cintura, quería acariciarlas, pero sabia que mi tacto seria tembloroso debido a los nervios y eso me delataría, el acerco su rostro a mi cuello y pude sentir como sus labios depositaron un beso en mi mandíbula, mi corazón se aceleró, tenia tan cerca de mi a este ser tan perfecto, tan hermoso, que me hacia perderme en el instante, sus labios se quedaron ahí por un buen rato, era como una replica perfecta  de la escena romántica de “Titanic” en la proa del barco.

- sorpresa- me dijo, cuando un montículo asimétrico apareció después de un rato, la luna iluminaba el paisaje a medida nos acercábamos, era una isla bastante grande y hermosa, bañada por una playa paradisiaca verdaderamente maravillosa, el agua lucia de un color azul oscuro debido a la oscuridad de la noche, sin duda era algo hermoso, el cielo estaba estrellado, como nunca lo había visto.

-es hermoso Edward-  le dije, maravillada por todo lo que veía

- bienvenida a Tahití, al paraíso de Bora Bora-  me dijo sonriéndome hasta lo imposible

La tripulación nos dio la bienvenida y tomo el equipaje para llevarlo al muelle, Edward continuo hablándoles en francés, ellos asintieron muy sonrientes y luego en el muelle nos esperaba un hombre alto y sonriente con un atuendo muy extraño, me imagine que era típico de la isla

-welcome to Bora Bora-  dijo el hombre de tés morena, mi ingles no era avanzado pero podía entender aquellas palabras –lo estábamos esperando señor Cullen- dijo el hombre –mi nombre es Vladimir – sonrió

-muchas gracias- le dijo Edward –nos quedaremos en el lado sur de la isla- 

-por supuesto, el Resort no esta lleno de huéspedes, pero tenemos su muelle reservado- respondió muy cortes el hombre

Mire a mi alrededor y me impacto ver lo maravilloso de ese lugar, unas cabañas sobresalían de entre la vegetación, supuse que eran parte del resort que el hombre de la recepción había mencionado, todas las cabañas tenían un aspecto muy típico pero lujoso, y todas tenían un muelle que daba al mar, era sin duda fenomenal. Mientras caminábamos por la isla pude apreciar el montículo enorme que sobresalía en más alto de la isla

-es el monte Otemanu-  me dijo Edward fascinado de ver como me perdía en los detalles de aquel maravilloso lugar  -la isla esta rodeada de motus, que son esos izotes alargados de vegetación-  me dijo enseñándome cada detalle del lugar  -y la playa tiene arrecifes-  me dijo sonriendo. Sin duda, el paraíso

-es hermoso-  le dije anonadada de tanta belleza   -fascinante-  le dije viéndolo a los ojos, el me miro muy feliz pero a la vez pude notar que en su mirada había una mezcla extraña de otra cosa, ¿nervios tal vez? Algo que nuca había visto en el. Yo quite mi vista de el para concentrarme en el camino, mis nervios no ayudaban a la situación, en cuanto caminábamos pude ver un letrero de muy buen gusto y una caligrafía preciosa que decía “Cullen Dock” para luego dejar a la vista una hermosa cabaña de aspecto lujoso con grandes ventanales franceses, con su muelle, con flores hermosas a su alrededor, sin duda tenia un toque Cullen en su fachada, se parecía mucho a los ventanales de la enorme casa blanca del bosque.

 

-¿Es un muelle privado?-  le pregunte a Edward, por el letrero que había visto

-queríamos tener nuestro propio pedazo del paraíso solo para nosotros-  me dijo mirándome con ternura  -todo el sur de la isla es solo para nosotros- 

Vladimir se retiro antes de que llegáramos a la entrada de la  hermosa cabaña y se ofreció para cualquier cosa que pudiéramos necesitar, ahora si, Edward y yo estábamos completamente solos.

Mi corazón comenzó a palpitar más rápido, él se acercó a mí y me tomo en sus brazos

-vi esto un millón de veces y siempre quise poder hacerlo-  me dijo con esa sonrisa tan suya que hacia que mi corazón se detuviera, sus ojos se clavaron en mi pero sabia que si hacían contacto visual con el me pondría mas nerviosa, solo me limite a acercar mi cabeza a su cuello

-eres único- le susurre y  a abrió la puerta de la casa dejando a la luz la hermosura de su decoración, me quede sin aliento al ver lo maravilloso que era –Edward…es preciosa- le dije y él me puso con mucho cuidado en el suelo

-me alegra que te guste-  me dijo

El lugar era simplemente hermoso, decorado con muebles finos en bambú, predominaban los colores vivos, el blanco, el turquesa, el rojo, el verde, una infinidad de colores que le daban un aspecto maravilloso, había flores por doquier, y grandes ventanales de cristal que dejaban la vista al hermoso océano y a la isla. Él me iba mostrando cada uno de los rincones del lugar, caminamos juntos tomados de la mano hasta llegar a la habitación en donde me impacto ver las dimensiones de la cama King size que había en el medio, decorada con mas flores y sabanas blancas, la decoración de la habitación era impresionante, todo había sido colocado con el mas exquisito de los gustos, me acerque a la cama y toque el vaporoso dosel blanco y mi corazón se volvió a sobresaltar, el me rodeo por la cintura y deposito un beso en mi cuello haciéndome estremecer, puse sentir como mi piel estallo en llamas, no sabia si era por el clima del lugar o por sentir su cercanía

- te daré unos minutos para ti sola, iré a darme un baño en la playa, te espero- me susurro y luego se separo un poco de mi desabotonando su camisa dejando al descubierto sus pectorales tan perfectamente esculpidos  -te espero-  me dijo y salió hacia la noche

Mi corazón se aceleró de manera impresionante dejándome sin aliento, me senté un momento a la orilla de la cama para incorporarme y entrar en la cuenta de lo que estaba pasando, deseaba tanto a ese sujeto tan hermoso que se encontraba a unos metros de mí, pero era tan cobarde e insegura. Abrí la maleta que había en encima de la cama y no encontré nada de lo que pudiera reconocer, mi ropa interior no estaba, ni mis Jeans o mis camisetas, en su lugar había ropa de diseñador en seda bastante lujosa y lencería provocativa en exceso, me avergoncé de solo mirarla, parecía como iba a subirme a una mesa a bailar en el tubo en algún bar. Comencé a sudar, sabia que la autora de esta fechoría había sido Alice, me levante de la cama y me dirigí hacia el baño, para mirarme al espejo, el maquillaje aun no se había deshecho pero mi cabello lucia enmarañado, lo cepille con mucho cuidado y luego me lave los dientes otra vez, sabia que estaba demorando pero lo que no sabia era como salir a lo desconocido, tenia miedo.

Salí del baño y me volví a enfrentar con la maleta llena de ropa extraña, definitivamente no saldría con esas diminutas prendas de encaje

-vamos, no seas cobarde, él te esta esperando-  me dije para mis adentros, tenia que salir lo antes posible antes que se le ocurriera la idea de venir a buscarme, me arme de valor y me desvestí haciendo desaparecer ese vestido color crema y azul de mi tembloroso cuerpo, me deshice de los zapatos de la boda y de toda prenda alguna en mi, tome una pequeña bata de baño del tocador y me la puse para salir  -ok, vamos- suspire y Salí por la misma puerta hacia la noche oscura.

Camine por la suave arena, la brisa rosaba mi piel de manera suave y cálida, la luna iluminaba el muelle y el agua como una gran lámpara, no lo veía por ningún lado, en el agua no estaba, y lo único que pude encontrar eran sus ropas en la arena, pero después de unos minutos unos brazos fuertes me abrazaron por detrás, rodeando mi cintura

-te prometí que lo intentaría- me dijo al oído  -pero si te lastimo…debes decírmelo inmediatamente- 

-todo estará bien-  admití y el continuo abrazándome, besando el lóbulo de mi oreja, pude sentir como con sus manos deslizaba de mi cuerpo la bata de baño que me había puesto antes de Salir y luego esta callo a la arena dejándome al descubierto para el.

-eres hermosa-  me dijo y me dio la vuelta para encontrar mis ojos, los suyos eran dos orbes doradas mas hermosas que la misma luna, tan tiernos. Coloque mi mano en su pecho desnudo y me acerco mas a él, era tan perfecto, todo el.

-te amo-  susurro contra mis labios

-yo te amo mas-  dije contra los suyos

-eso es imposible-  me corrigió y me beso con adoración, podía sentir el dulce aroma de su aliento, el roce de su lengua con la mía, nuestro beso se intensifico y se volvió mas apasionado, quería sentirlo mas cerca de mi, me tomo entre sus brazos y me cargo a la velocidad de un rayo hacia la habitación, depositándome en aquella cama enorme llena de flores, mis manos recorrían su escultural abdomen y mis labios devoraban los suyos con tanta pasión, mi piel ardía en llamas, el besaba mi cuello y sus manos acariciaban con ternura cada rincón de mi cuerpo, era suya, y él era todo para mi, me tomo por la cintura me acerco mas a el hasta que fuimos uno. Él era perfecto, maravilloso.

Aquella sensación tan maravillosa y placentera me hizo ver el mismísimo cielo, sus movimientos eran fuertes pero con ternura, en aquel vaivén de sensaciones, entre gemidos y palabras de amor. Sus labios rozaron mi garganta y sus movimientos y los míos se volvieron mas intensos hasta que terminamos en un sinfín de caricias y besos, haciendo que me perdiera en aquel paraíso del que no quería volver a salir.

Había sido suya y aquel ángel tan perfecto había sido completamente mio, no podía imaginar nada mejor que esto, me sentía ceñida al mas perfecto cuerpo que podía existir, podía sentir como sus labios besaban mis brazos y mi espalda, busque sus labios para besarlos nuevamente y el respondió gustoso dándome el mejor de los regalos hasta que me quede dormida abrazada a su pecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 19: Si, Acepto Capítulo 21: Hermoso

 
14438915 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10756 usuarios