Tú, Mi Obsesión (+18)

Autor: AmyWelch
Género: + 18
Fecha Creación: 03/08/2012
Fecha Actualización: 27/11/2014
Finalizado: SI
Votos: 19
Comentarios: 72
Visitas: 104664
Capítulos: 29

Edward es un millonario obsesionado con Isabella Swan. Cuando ambos mantienen una relación Isabella se ve sumida por la vigilancia extrema, celos enfermos, el dinero infinito y la megalomanía de Edward Cullen, está dispuesta a soportarlo todo, hasta que se da cuenta de que Edward es el culpable de la muerte de su novio. Pero ella no sabe, que el último plan de Edward es dejarla ir.

Las y los invito a leer mi otra historia:

De Los Bosques De Noruega:

http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3402

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Capítulo 7: Blancanieves y La Madrastra

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia es mía.

Un beso a todas.

A mi Beta Beakis que adoro.

A leer.

No te estoy llamando mentiroso, sólo no me mientas

No te estoy llamando ladrón, sólo no me robes

No te estoy llamando fantasma, sólo deja de acecharme

Y te amo tanto, voy a dejar que me mates

Hay un fantasma en mis pulmones y susurra en mis sueños

Trepa alrededor de mi garganta y habla suavemente

Camina con mis piernas, para caer…a tus pies

Oh, pero por la gracia de Dios sigo, y cuando me besas estoy feliz para morir

Capítulo 7: Blanca Nieves y la Madrastra

Un mes después…

Bella estaba en el trabajo, golpeando continuamente el suelo con su pie. Eran las diez de la mañana y Edward aún no había llegado, Bella se sentía rara, por un lado daba gracias a Dios porque él aún no apareciera y por el otro se lamentaba de que él no hubiera llegado, ansiaba verlo

-¿El señor Edward no vendrá?- le preguntó a Kate, quien la miró despectivamente

-No querida, el siempre llega temprano. Si no llegó a las ocho entonces ya no vendrá- le respondió ella sin mirarla

Suspiró Es lo mejor Bella pensó ¡Lo mejor nada! ¡Estamos que nos morimos por verlo! Le gritó una vocecilla desde su cabeza

Ese día no había mucho trabajo, por no decir nada y eso para Bella no ayudaba. Dios…lo besé…lo besé…a ese Dios Griego… ¡yo lo besé!

En ese momento apareció Victoria cargando enormes bolsas de compras -¡Eddie! ¡Eddie!- gritó

-El señor Edward no se encuentra- avisó Jessica

-¿Dónde está entonces?- le preguntó a Bella

-No…no sé. No vino a…trabajar- tartamudeó Por favor…por favor…que se vaya…que se vaya…no puedo verla…me siento mal…me siento mal

Victoria entrecerró los ojos -¿Por qué será que no te creo?- suspiró –En fin, si lo ven díganle que vine

Victoria agitó su impresionante cabellera rojiza y desapareció por el ascensor. Si supiera que besé a su novio… ¡Me mataría! Pensó Bella Oh Bella, ¡vamos!, ¡no te arrepientas de nada!... ¡Él ni siquiera la quiere!... ¡Y besa increíble! Le gritó una voz dentro de su cabeza, dejándola totalmente desorientada y porque no decirlo asustada, lo que me faltaba, ahora me estoy volviendo loca, no tengo bastante con tener a Edward todo el día en mi cabeza, que ahora oigo voces, lo dicho estoy loca de remate

-No sé cómo el jefe la aguanta- comentó Jessica para sus adentros –Digo, la tipa es guapa pero ¡vaya carácter!

El resto de la tarde se pasó lentamente en trabajos sin importancia, llamadas y chismes entre Kate y Jessica. Dieron las 8:00 y Bella tomó el metro y se fue a su casa. Cuando llegó a su departamento se recostó en el brazo del sillón, cerró los ojos Quiero que esté aquí…conmigo…lo extraño…Edward… Bella se durmió entre pensamientos, todos teniendo que ver con Edward.

OoO

Ese día no había ido a Cullen Corp. así como no había ido en todo un mes; en cambio se había quedado en su casa bebiendo como un loco, aún tenía la botella de vodka en sus manos. Se limpió la boca con el dorso de su mano

-¡Maldito seas James!- dijo en un grito que resonó por todo el lugar., su boca se frunció en una sonrisa amarga ¿Por qué ella no me quiere?... ¿Por qué?... ¿Soy muy poco para ti Mi Bella?...No me extrañaría…

Aventó el recipiente de vidrio sobre el mármol del suelo, cerró los ojos de golpe y se llevó los dedos hacia su nariz, respiró una…dos…cinco veces…diez veces…se relajó, transformó su cara en un gesto puro de maldad…el diablo resurgía en él… Había probado la droga de los labios de Swan y no iba a dejarla, se había enloquecido, había probado un pedacito del limbo de la boca de Bella y ahora lo quería todo…todo

Bella…Mi Bella…Oh, pobre de ti Bella mía…no sabes lo que te espera…no sabes…no sabes…

Si, el no se rendiría, ese no era él, él luchaba por lo que quería…y lo conseguía. Si, Edward Cullen, un día fue malo, siempre lo había sido, pero aquella vez había dejado surgir toda su maldad.

Recordó por unos instantes aquel episodio de su vida…

Flashback:

Eran las 3:00 de la madrugada y Edward Cullen se encontraba saliendo de un hotel inglés de mala muerte., afuera hacía un frío infernal, se subió el cuello de la chaqueta de cuero y prendió un cigarrillo. La noche era demasiado oscura, perfecta, su hábitat…la noche.

Caminó varios metros y se metió en un callejón maloliente, a lo lejos escuchó unos tacones caminar, él aceleró el paso y puedo ver a una mujer, ella dejó de caminar.

-¿Por qué tan sola?- preguntó Edward con voz seductora y la mujer volteó, tenía el cabello negro, la piel blanca y los ojos azules, ella sonrió y se encogió de hombros deslumbrándose ante la hermosura de Edward

-No tengo a nadie para que me acompañe- contestó -¿Te gustaría acompañarme a casa guapo?

Edward sonrió, sabía que era apuesto y no era la primera vez que una mujer le decía aquello

-Por supuesto- respondió

Llegaron a casa de la mujer, una enorme mansión.

-¿Es tuya?- preguntó Edward

-No, es de mi esposo- dijo –Pero no te preocupes, él nunca está

Entraron a la casa, una sirvienta los saludó discretamente y se fue, a los treinta minutos ambos estaban en una de las habitaciones de la casa, con los cuerpos sudorosos y agitados

-Eres el mejor- dijo ella mientras se recostaba en la almohada

Edward volvió a sonreír para sí mismo, tampoco era la primera vez que una mujer le decía eso.

Cuando ella iba a abrazarlo por la cintura él se levantó abruptamente de la cama

-Me voy- anunció mientras se ponía los pantalones

-Pero… ¿por qué?- preguntó ella -¿No te gustó?- dijo alarmada

Edward rió –No es eso, es tarde, tengo que irme, son las cinco

Dicho esto se puso de pié y tomó la perilla de la puerta

-Espera- dijo ella al recordar que el ni siquiera sabía su nombre… -Me llamo…

-No te lo he preguntado- le cortó –Y tampoco me interesa

A la semana ella lo buscó en el mismo callejón, le rogaba que volvieran a ir a su casa

-¡Por favor! Te necesito- le decía ella pero él sólo reía en su cara

-¡Pero yo no! ¡Largo!- le gritaba Edward

-¡Por favor! ¿Qué quieres? ¿Dinero? ¡Yo te lo doy!- le dijo ella a modo de suplica

Los labios de Edward se fruncieron en una mueca cruel –No quiero tu maldito dinero- dijo

-¿Entonces qué quieres?- le preguntó -¡Lo que sea! ¡Yo te lo doy! ¡Pero vuelve conmigo!- imploraba ella mientras lo agarraba de la chaqueta y lo jalaba hacia ella, acercó su boca a su oído –Mi cama te extraña

-Bien- contestó Edward –Quiero que…te divorcies- pidió él pensándola incapaz de hacer aquello

-¡De acuerdo!- le gritó ella

Como siempre Edward dejó que ella se divorciara y cuando lo hizo la dejó

-¡No! ¡No te vayas!- gritaba rasgándose la garganta

Edward rodó los ojos, aquella tampoco era la primera vez que una mujer le rogaba que no la dejara.

Pero como siempre él no hizo caso, no tuvo piedad, y la abandonó. Salió a las calles de Londres a buscar una nueva víctima, y como siempre… la encontró

Fin Flashback

Oh sí, Edward sabía la estrategia, el juego que tenía que jugar, era experto en generar adicciones y él le generaría una a Isabella Swan Mi Bella, te harás tan dependiente de mí… te harás tan adicta a mí… me necesitarás hasta para respirar… me necesitarás hasta para caminar… y voy a amar eso…

Si, mente enferma, pensamiento sucio, estratega pero eso a él no le importaba, cuando las mujeres lo veían era el sueño de todas, pero una vez que lo conocían, era la pesadilla de todas.

Al día siguiente iría al trabajo, a Cullen Corp.; el juego empezaba y nadie lo detendría…

OoO

Bella estaba en su escritorio, tenía unas ojeras enormes. Desde aquel beso su vida había empeorado, estaba descuidando la universidad y estaba más desvelada que nunca, tanto que ese día no se había puesto los Pigalle para ir a trabajar por miedo a caerse por tanto sueño.

-Swan, a mi oficina en diez minutos- dijo Edward cuando llegó

Bella dio un brinco y su corazón se aceleró al instante ¡Dios!... ¡Vino a trabajar!... ¡Hoy mi día será un infierno! Pensó

Edward estaba más sonriente que todos los días

Una vez desapareció por la puerta de su oficina Jessica dijo -¿Pero qué diablos? ¿Acaso el jefe estaba sonriendo?- rió –Noticias nuevas, ¿ya se habrá encontrado a otra?

Bella entristeció ¿Ya tiene a otra?... ¡No!... ¿Por qué?... pensó tristemente ¡Oh vamos! ¿Y a mí que me importa? Se dijo Oh, no seas tonta… ¡Te interesa!... ¡Nos interesa! ¡Y mucho!

Volvió a gritarle aquella vocecilla malvada Oh Bella, déjalo pasar… ¡recuerda que tiene novia!... ¡No vuelvas a besarlo! Le gritó otra voz. Bella se quedó pensando unos instantes, al parecer, su conciencia llamada Marie tenía dos lados, uno bueno y otro malo, recordó por un instante aquella película de Blanca Nieves, recordó a la madrastra, si, ese sería su lado malo, la madrastra de Blanca Nieves, aquel ser malo, narcisista, cruel, bello hasta lo imposible y con ansias de vida eterna; un ser mal pensado y lujurioso. Cuando Bella vio aquella película entendió que tal vez la madrastra quería algo más con el príncipe y por eso sus ansias de matar a la inocente princesa y su lado bueno sería Blanca Nieves, un ser tímido, tierno, de buenos pensamientos, filántropa, altruista, de buen corazón y responsable, para Bella esa era la función de Blanca Nieves, su lado bueno. Ella le daría buenos consejos y pensamientos responsables, en cambio, la madrastra le daría pensamientos malos, irresponsables, deseosos e impulsos sin pensar.

Respiró y se quitó unas arrugas imaginarias de la falda mientras caminaba hacia el campo de concentración, la oficina de Edward

-Dígame señor- dijo con la cabeza gacha

-Traiga su lap-top, trabajaremos todo el día en mi oficina- le ordenó él

¡Sí!... ¡Estaremos todo el día a su lado!...¡Oye!...¡Que bueno que está hoy! Gritó la madrastra mordiéndose el labio ¡Madre mía! ¿Y ahora cómo harás para mirarlo a la cara? Preguntó Blanca Nieves

-Si, señor- dijo para volver con su lap-top a los cinco minutos, se sentó en uno de los asientos de cuero

Empieza el juego Mi Bella…que bonita estás hoy… pensaba Edward mientras miraba la falda azul que ella se había puesto ese día Oh, pero no traes esos hermosos tacones negros, ¿Por qué?... Mi Bella…cuando seas mía traerás tacones todo el día…y nada más…

-Quiero que haga la campaña publicitaria para el perfume que estamos promocionando- le dijo Edward y Bella casi se cae

-Pero señor…yo…- tartamudeó

-¿Qué Swan? ¿Acaso no está usted estudiando publicidad y relaciones públicas?

-Si pero…

Edward puso una mano al frente poniéndole un alto –Entonces no se hable más, usted dirigirá la campaña publicitaria del nuevo producto- se recargó en su asiento –Y le recomiendo que empiece ahora, es demasiado trabajo

Bella se resigno, a fin de cuentas, ¿a quién engañaba?, se moría por hacer aquello Oh, es un príncipe… ¡nos ha dado la campaña!... ¡Sí! decía Blanca Nieves mientras suspiraba tiernamente

Se sintió un poco triste pera aliviada al ver que Edward no le recordó nada del beso ni tomó represalias, se había mostrado frío e indiferente como una piedra. Empezó por buscar modelos para la campaña, encontró tanta variedad y belleza que no sabía ni cual elegir, se decidió por una rubia despampanante de ojos verdes, luego eligió las imágenes que necesitaría y todo la demás parafernalia.

Ambos se la pasaron todo el día metidos en aquella oficina, Bella sentía demasiado calor y la madrastra había comenzado a quitarse la ropa en un sexy striptease ante tal temperatura mientras que Blanca Nieves se abanicaba delicadamente con las manos.

Mientras ella trabajaba Edward se la pasó mirándola cuando creía que ella no se daba cuenta, a ella de pronto se le cayeron unos papeles al suelo y al recogerlos su escote se había abierto un poco mostrando el inicio de sus blancos senos. Edward hiperventiló Mi Bella… ¿quieres matarme? Eres mala… pero yo lo soy más… Tuvo que ponerse una mano sobre su entrepierna para que su enorme erección se bajara. Carraspeó

-Dígame Swan, ¿ya ha encontrado a la modelo para la publicidad?- preguntó para distraerse un poco

-Si señor, la he citado para las 9 de la mañana, vendrá a su oficina para que usted la apruebe

-Perfecto

Como siempre, conversaciones cortas que a Edward desesperaban, pero lo que él no sabía es que Bella estaba igual que él, ella lo miraba de reojo y veía cuando él se acariciaba el labio inferior con su dedo índice, como pasaba su mano por su despeinado cabello, cuando sonreía torcidamente o cuando el bajaba una mano a su pantalón y ella sabía que se agarraba… ahí

La madrastra se relamía los labios ante tal espectáculo y Blanca Nieves cerraba sus inocentes ojos.

Por fin llegó la hora del almuerzo y cuando ella se disponía a levantarse del asiento y salir de esa prisión el habló

-Swan, ¿a dónde irá a almorzar?

¿Qué? – A la cafetería

-Hagamos una cosa, la invito a comer- dijo Edward más a modo de orden que de petición Todo o nada, todo o nada

¡Santo cielo!... ¿y ahora qué hago?... ¿Cómo le digo que no? ¡Ah, ya sé! –La señorita Victoria vino ayer- anunció

Edward sonrió –Lo sé, no me importa

-Dijo que le avisáramos cuando viniera

-Bien, ya cumpliste con tu deber, ahora ¿qué dices? ¿Aceptas?

Uff, y ahora… ¿me irá a despedir? ¿Para eso quiere que vaya a comer con él? Pensaba preocupada mientras la madrastra le apuntaba con un cuchillo amenazándola por si ella se negaba a ir y Blanca Nieves le decía que no con la cabeza ¿A quién le hago caso?... ¿Qué hago?

-¿Acaso tiene otro compromiso? ¿Quedó de comer con alguien?- preguntó Edward agresivo Si es así ojalá sea con una amiga Mi Bella, porque si no…

-No, no es eso- Bella tomó aire –Está bien

A Edward le brillaron los ojos –Entonces vamos- dijo al tomar su saco del respaldo del asiento

Ambos salieron disimuladamente de la oficina pero Bella no logró salvarse de las miradas de sospecha de Kate y Jessica.

Mientras iban en el auto, Edward comenzó de nuevo su ronda de preguntas

-¿Qué te gusta comer?- preguntó

-Mmmm… no sé. Me gusta…- ¿Qué digo? ¿Qué digo? -McDonald's, el helado de fresa, las donas de chocolate y los hot-dogs

Mi Bella…tienes gustos sencillos…que ternura…

-¿Qué música te agrada?

¿Por qué tantas preguntas?... ¿Es policía? –El soul, el piano, el pop, indie, blues y un poco el rock

-¿Grupos?

-No tengo ninguno en especial… ACDC, Maroon 5, Adele, Jessie J, Lana Del Rey, Gloria Gaynor, Cohen y Britney Spears

-¿Te gustan los animales?

-Sólo los perros, en especial si son pastor inglés- contestó

-¿Colores favoritos?

¡Uy! ¡Cómo pregunta! ¿Para qué quiere saber tanto? –El azul y el morado

Edward sabía que ella estaba agobiada con tanta pregunta, pero eso a él no le importaba, necesitaba saberlo todo

-¿Qué flores te gustan?- Dime cuáles y te regalo todas las flores del planeta

-Los tulipanes holandeses y las rosas rojas

En ese momento llegaron a un restaurante italiano finísimo que quedaba en Madison Av.

Bella aprovechó que Edward salió del auto para poder dar un respiro, cosa que no fue muy inteligente ya que el aroma a Edward Cullen estaba por todo el auto y eso la mareaba.

Edward le abrió la puerta y entraron al restaurante, al sentarse a la mesa Edward le ofreció la silla, Blanca Nieves suspiraba Todo un príncipe decía

Como Bella no sabía ni que pedir Edward ordenó fetuccini en salsa de los tres quesos y vino tinto.

Bella se puso triste Se parece al restaurante al que me llevó Jimmy… Edward se dio cuenta

-¿Qué pasa? ¿No te agrada lo que he pedido?

-No, no es eso, es que…No nada- cortó

¿Cómo que nada MI Bella?...Yo quiero saber todo lo que piensas, todo lo que sientas… incluso si tiene que ver con… James ¿Es que acaso nunca vas a olvidarlo?

Ambos comieron en silencio, ninguno hablo. Ella tenía la mente en blanco mientras que Edward maquinaba su siguiente ataque

-¿Bella?- llamó

-Dígame señor- respondió Bella un poco incómoda, no se sentía bien ahí

-¿Puedo llevarte a casa esta noche?

Las alarmas se prendieron en el cerebro de Bella, la madrastra asentía alegremente y Blanca Nieves no estaba por ningún lado

-Señor…no quiero recordarlo pero…- se limpió con la servilleta –La última vez que me llevó a mi casa… pasó algo que no debió pasar…un error

En ese momento Edward estalló, apretó los dientes y aventó la servilleta en la mesa

-Vámonos, ya es tarde

Bella se levantó del asiento y salió junto con Edward

-¿Y la cuenta?- preguntó

-La mandarán a la oficina

Subieron al auto y entonces Edward golpeó el volante -¡Un error! ¡Maldita sea! ¿Solo fue eso para ti? ¡Un maldito error!

Bella abrió los ojos como platos, se asustó -¿Qué?

-¡El beso! ¡Un maldito error! ¿Sólo eso?- gritó y la jaló del brazo

-¡Suélteme! ¡Me lastima!- gritaba Bella, Blanca Nieves y la madrastra se abrazaron la una a la otra, ellas también estaban asustadas

-¿Qué no lo entiendes?

Bella se olvidó del dolor por un momento -¿De qué habla?

-¡Quiero que estés a mi lado! ¡No lo soporto más!- gritaba -¡Se mía! ¡Se mía!

-Pero, ¿cómo?- Blanca Nieves se soltó del agarre de la madrastra y se llevó las manos a la cara ante tal confesión y la madrastra se miraba en el espejo indiferente ante las palabras de Edward

Edward no soportó más tal presión y se abalanzó sobre ella, la tomó de la nuca y la besó como nunca antes mientras colaba una mano por debajo de la falda y acariciaba la piel a su paso

Bella se dejó llevar de nuevo, mientras que la madrastra celebraba y alzaba los brazos en señal de victoria

-Por favor Bella, no lo soporto más- dijo él mientras se separaba de sus labios –Desde el primer día que te vi me gustaste, me obsesioné contigo, todo este mes he estado como un loco por ti, te quiero para mí, toda para mí

Bella sólo escuchaba y no hablaba, la madrastra le gritaba que aceptara, que gritara que si, en cambio Blanca Nieves le susurraba al oído: ¿Estás lista para otra relación Bella? ¿Lo estás?

-Yo…yo…- decía

-Shh, sólo dime si o no- le pidió él Si dices que no te encadeno a mí

Bella aclaró su mente No, no puedo hacerlo ¿y Jimmy qué? Pensaba ¡No seas tonta! ¿Cuándo se presentará otra oportunidad así? ¡Nunca! Olvida ya a James, el se fue, ya no está ¡Dile que sí! Gritó la madrastra y Blanca Nieves se encogía de hombros suspirando ante Edward. Bella se arrepentiría de lo que iba a decir… Lo siento Jimmy…

-Si- dijo

Mi Bella, ¡dijo que sí! Edward volvió a besarla –Mi Bella- por fin pudo decirle –No sabes cuánto tiempo te he esperado- Bella no prestó demasiada atención al "cuánto tiempo" estaba embriagada por los besos de Edward, como pudo se separó de él y habló

-Pero tenemos que hablar- sentenció

-De acuerdo- contestó él

-Pero aquí no, vamos a mi casa

OoO

Entraron al departamento, Bella encendió la luz pues ya era tarde, al parecer, el almuerzo se había alargado, ambos se sentaron en el sillón

-Bien, Edward, creo que ya te he contado un poco de mi pasada relación

Oh no nena, ese tema otra vez no. Me lastima

Él sólo asintió

-Bueno, quiero decirte que… será un poco difícil para mí estar…contigo- dijo Bella, se sentía rara hablándole de tú a Edward –Mi pasada relación me dejó muy frágil y espero que lo entiendas, a pesar de que tengo poco más de un mes de conocerte tú también me gustaste desde el primer instante, y aquel beso que me diste fue la constatación de un hecho, que te quiero a mi lado, por otro lado está Victoria, si, ya me dijiste que ella es sólo una pantalla, pero a final de cuentas es tu novia, o eso es lo que todo el mundo piensa, no te pediré que la dejes, pero, si esto dura, tendrás que hacerlo algún día

-La dejaré- dijo –No hoy, ni mañana, pero si dentro de poco, y Bella, por favor, de esto no se puede enterar nadie, absolutamente nadie- Edward pidió eso, pero no por protegerla a ella ni por miedo al escándalo, si no porque quería a Bella para él sólo.

Platicaron durante toda la tarde y parte de la noche, tocaron diversos temas, hasta que entonces, tocaron un tema muy íntimo

-Edward…

-Dime Mi Bella- dijo él mientras le acariciaba el cabello

-Soy… virgen

Edward se quedó perplejo -¿virgen?- su monstruo sonreía ante la idea ¡Maldición! ¡Es virgen! Será completamente mía, ¡si! , mía, sólo mía

-¿Te molesta?- preguntó ella preocupada

-No, de ningún modo- dijo él tranquilo –Me has dado la mejor noticia del mundo

Después de aquella charla Edward se fue

-Te veo mañana en la oficina- dijo él dejando un casto beso sobre su frente

Bella cerró la puerta y se llevó una mano a la boca, se fue corriendo hacia su cuarto y brincó en la cama. La madrastra estaba sentada en su trono con aire de autosuficiencia y con mirada alegremente perversa y Blanca Nieves suspiraba mientras le arrancaba pétalos a una flor.

¡Dios! ¡Le dije si! ¡Le dije si!... Oh por favor Edward, no me vayas a romper el corazón, no lo soportaría

Isabella sabía que aquella relación sería difícil. Edward era un hombre asediado por las más hermosas mujeres y la prensa lo perseguía a todos lados, además estaba Victoria, Bella se sentía un poco culpable por ella.

Sabía que pedir al cielo que Edward no le rompiera el corazón era como pedirle peras al olmo, sabía que Edward algún día la haría sufrir, la haría llorar, y ella allí estaría.

                                                   OoO

Canción: I'm Not Calling You A Liar

Artista: Florence + The Machine

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Un beso

Amy W.

Capítulo 6: Culpa Capítulo 8: La Palabra Con "A"

 
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