Tú, Mi Obsesión (+18)

Autor: AmyWelch
Género: + 18
Fecha Creación: 03/08/2012
Fecha Actualización: 27/11/2014
Finalizado: SI
Votos: 19
Comentarios: 72
Visitas: 104657
Capítulos: 29

Edward es un millonario obsesionado con Isabella Swan. Cuando ambos mantienen una relación Isabella se ve sumida por la vigilancia extrema, celos enfermos, el dinero infinito y la megalomanía de Edward Cullen, está dispuesta a soportarlo todo, hasta que se da cuenta de que Edward es el culpable de la muerte de su novio. Pero ella no sabe, que el último plan de Edward es dejarla ir.

Las y los invito a leer mi otra historia:

De Los Bosques De Noruega:

http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3402

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Capítulo 16: A La Sombra De Los Fantasmas

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

Chicas, perdón por haber tardado tanto, pero es que estoy participando en un concurso y estoy escribiendo otra historia además de esta y ando súper estresada.

Muchas gracias a todas las que comentan y votan.

Un beso a mi Beta Beakis por corregir el capítulo.

A leer.

"Todos necesitan alejarse un tiempo" La oí decir

"De los otros"

Hasta los amantes necesitan unas vacaciones
Alejados de los otros

Tenme ahora
Es difícil decir lo siento
Solo quiero quedarme

Después de todo lo que hemos atravesado
Lo haré por ti. Lo prometo

Y después de todo lo que ha sido, dicho y hecho
Tu eres una parte de mi que no puedo dejar ir

No podría estar de pie si estuviera lejos
Solo por un día
De tu cuerpo
No querría ser alejado
Allá lejos
De la persona que amo

Tenme ahora
Es difícil decir lo siento
Solo quiero quedarme
Tenme ahora
Realmente quiero decirte lo siento
No podría dejarte ir

Capítulo 16: A La Sombra De Los Fantasmas

Kate y Jessica tenían una mirada de sorpresa y confusión, y con toda razón, tenía una semana que ambas nos veían llegar juntos. Bajé el rostro para que no vieran mi sonrojo. Si las puertas se hubieran abierto un segundo antes abrían visto a Edward acariciando mi pierna por encima de las medias.

Con un paso al frente Edward salió del elevador y yo detrás de él, de inmediato tomé asiento en mi escritorio. Jessica y Kate seguían con la vista fija en nosotros mirándose entre sí cada vez que podían. Edward se giró hacia ellas y les alzó una ceja

-¿Es que hoy no tienen trabajo que hacer?- dijo con voz autoritaria

Ellas agitaron la cabeza y se volvieron a sus asuntos. Edward se metió a su oficina cerrando la puerta. Suspiré, por lo menos no me había pedido que me quedara con él todo el día otra vez.

Fijé mi vista en la computadora y empecé a trabajar, miré el reloj y fruncí el ceño. Se suponía que Alice ya debería de haber llegado. Eran las ocho con cinco y si se demoraba más Edward se molestaría mucho con ella. Tú has llegado más tarde... me recordó Blancanieves.

Empecé a cuadrar la agenda de Edward para ese día, entonces el timbre de ascensor sonó y por el salió una muy agitada y a la moda Alice. Traía el atuendo digno de una diseñadora. Aunque me alegró verla fingí una cara de enojo.

-¡Belli! ¡Apenas he llegado!- dijo aterrizando sobre mi escritorio un tanto agitada

Me levanté de mi asiento y fui hasta ella

-Alice es increíble que llegues tarde en tu primer día de trabajo. Él te va a matar- susurré para que ni Jessica ni Kate escucharan

-Lo sé, perdón- contestó -Pero es que quería venir perfecta y me he demorado más tiempo del adecuado

Le dediqué una sonrisa -Te comprendo Alice, pero él no. Ahora más vale que te anuncie para que Edward te diga lo que tendrás que hacer

Me acerqué al escritorio y apreté el botón que me conectaba directo a la oficina de él.

Carraspeé -Señor, la señorita Alice está aquí- dije

-Dile que pase- contestó de inmediato con voz dura

Me giré hacia Alice

-Él está enojado- susurré -Más vale que entres ahora mismo

Asintió y se acercó a mí -¿Nadie en la empresa sabe de lo tuyo con Edward verdad?- dijo en mi oído

Negué -Ni pensarlo

-Ok- contestó antes de abrir la puerta de presidencia y desaparecer tras ella. Mientras iba de nuevo a mi asiento hice una oración en silencio por Alice, la necesitaría.

Seguí con mi trabajo. Escribí en limpio un informe para los ejecutivos de la empresa para anunciarles que Cullen Corp. tenía un nuevo contrato con una marca de ropa de alto renombre.

Luego de media hora Alice aún no salía y me estaba preocupando. Me vi tentada de tocar con los nudillos a la puerta pero desistí.

Cinco minutos después Alice salió igual de sonriente que como había llegado..

-¿Qué pasó?- pregunté curiosa mientras le llamaba con la mano para que se acercara. Kate y Jessica se acercaron disimuladamente a nosotras para escuchar así que procuré hablar bajo y Alice también.

Encogió los hombros -Bueno, me ha hecho una llamada de atención diciéndome que no puedo llegar tarde y menos el primer día de trabajo y que no por ser novia de su hermano iba a soportar ese tipo de comportamiento conmigo- suspiró -Pero era de esperarse que me dijera eso, es que hasta yo estoy enojada conmigo misma por haber llegado tarde; por lo demás dijo que mi taller estaba en el piso 30, que allá hay un espacio con todas las telas en colores y formas que necesito y que tendré ayudantes para que no esté haciendo todo yo sola. En fin, dijo que yo tenía todo lo necesario en el taller y que me encargaría de diseñar la ropa que usarían las modelos durante la campaña del perfume. Sólo eso

-Ah- contesté -Bueno Alice pues bienvenida, sabes que soy tu amiga y aquí estoy para lo que quieras y ahora anda a trabajar

Sonrió -Muchas gracias Belli, estoy muy emocionada, ahora voy a ver qué tal está mi taller y de pasó iré a saludar a Jazz ¿el está en el piso de ventas no?

-Si

-Bien, pues entonces me voy ¿te veo en el almuerzo vale?- decía todo tan rápido...

-Si- volví a decir

Ella se giró dando un brinco para irse.

OoO

A media mañana Edward me llamaba a su oficina. Sentí mariposas en mi estómago al instante.

-¿Se puede?- pregunté entreabriendo la puerta

-Pasa- dijo con una gran sonrisa

Cerré la puerta a mis espaldas y caminé hasta él.

-¿Dime?- inquirí

Él se levantó y rodeó el escritorio poniendo sus manos sobre él, de modo que había formado una cárcel a mí alrededor, con el escritorio a mis espaldas. Se inclinó hacia mí.

-¿No me vas a dar un beso?- preguntó

-Pensé que el beso ya te lo había dado esta mañana

-Pero quiero otro- sonrió de lado y apretó mis labios entre los suyos. Abrí mi boca para que nuestras lenguas se encontraran en un baile lento. Me retiré.

-Ahora sí ¿que querías?- pregunté otra vez

Alzó una ceja.

Rodé los ojos -No me digas que me llamaste porque querías besarme- reí

-En gran parte- contestó riendo. Luego quitó sus brazos dejándome libre -Quiero que le digas a Alice los requisitos que tiene que tener la modelo que será el rostro del perfume

Asentí -Ok, yo le digo

Alcé la vista hacia Edward, él estaba con sus ojos en mí en una expresión entre enojo y ¿arrepentimiento tal vez?

-¿Qué pasa?- inquirí

-¿Por qué tuvo que pasar tan rápido el fin de semana?

Le sonreí y me acerqué a él para abrazarlo -Mi león- susurré -Ya te dije que podremos volver a estar juntos un fin de semana, deja de pensar en eso, yo no lo hago, porque aunque me encantó estar contigo por dos días enteros me hace feliz la sola idea de que estás aquí conmigo a menos de diez metros- me puse de puntillas, aún en los tacones no le alcanzaba, le di un pequeño beso en la comisura de los labios -Ahora sonríe y trabaja- ordené jugando

-De acuerdo- regresó a su silla y empezó a escribir en su laptop

Me giré, abrí la puerta y salí de ahí después de mandarle un beso con la mano.

Caminé directamente hasta el ascensor y apreté el botón del piso 30.

El taller de diseño era enorme y sobrio. Las paredes blancas con algunas imágenes de modelos y marcas de ropa aquí y allá. Maniquís por doquier, rollos enormes de todos los tipos de tela que mi cabeza podría concebir, un mundo de tijeras, hilos, alfileres y agujas. Tres chicas, que supuse eran las ayudantes de Alice, me sonrieron.

Caminé un poco más al fondo y ahí estaba ella, trabajando sobre una mesa de madera con un metro en el cuello.

-¡Belli! ¡Qué milagro tenerte por aquí!- detuvo su trabajo y fue hasta mí

-¿Qué tal, que te ha parecido?- pregunté señalando alrededor

Ella puso sus palmas frente a ella -Todo perfecto, como Edward me dijo, todo lo que necesito está aquí, las ayudantes que tengo son muy buenas. Se llaman María, Jane y Ángela. Además no he querido perder más tiempo y me he puesto ya a hacer los bocetos de la ropa que van a utilizar las modelos. Edward me ha dicho que tengo que darle mis dibujos para que los apruebe y me dé luz verde para pasarlos a tela- tomó aire -Pero bueno, ¿qué se te ofrece?

-Supongo que Edward ya te habrá dicho que necesitamos a una modelo ¿no?

-Si ¿por? Me dijo que tú me dirías que características tenía que tener la chica, te estaba esperando para eso

-Bueno, entonces necesitaremos a una modelo- le dije -Alice, la modelo que consigas desfilará el día de la inauguración de la campaña del perfume. Tiene que ser perfecta. Los requisitos son que tenga más de ocho años en el modelaje, de preferencia rubia y de ojos grises o azules ¿entendido?

Alice sonrió -Tranquila Belli, encontraré lo que necesitas. Tú tranquila ¿ok?

Asentí -Vale Alice- me giré lista para irme -Ah- alcé mi dedo índice -La empresa que lanzó el perfume es de origen británico, por lo tanto la modelo que consigas tiene que ser inglesa

-Si, está claro- contestó

-Yo le diré a una de las secretarias que mande a todas las agencias de modelaje el aviso. A más tardar las chicas estarán llegando mañana- susurré antes de salir de ahí.

OoO

Bostecé. Estaba ya que me moría del sueño. Eran las ocho de la noche. Alice había venido a despedirse de mí diciéndome que se iba con Jasper. Por la tarde habíamos salido a almorzar las dos, Edward se enojó un poco diciéndome que a él le hubiera gustado comer conmigo pero al final, me dejó ir.

Como siempre, Kate y Jessica se habían ido. Me levanté y entré a la oficina de Edward. Él estaba recogiendo ya sus cosas.

-¿Nos vamos?- pregunté

-Si- sonrió y caminó hacia mi -Vamos

Hicimos el recorrido hasta el auto en silencio, una vez nos montamos Edward encendió el auto sacándolo del estacionamiento y poniéndonos en el tráfico típico de un Lunes en Midtown.

-¿Qué tal estuvo tu almuerzo con Alice?- me preguntó

-Bien- dije -Ella está muy emocionada con su trabajo Edward, gracias

Asintió -Me alegro

Llegamos al edificio de Edward y nos bajamos, no sin antes dejar que él abriera mi puerta. Mientras subíamos en el elevador sentí un aire extraño entre Edward y yo, una vibra rara. Las puertas se abrieron frente a la sala, salí antes que él, Edward encendió la luz.

-Ehm... voy a recoger mis cosas ¿bueno?- señalé hacia atrás

Él se pasó una mano por el cabello -¿Así que... si te irás?

Suspiré y mordí mi labio -Edward, no quiero discutir esto otra vez

-¿Y cuándo se supone que lo discutimos?- contraatacó

Rodé los ojos -Tú y yo quedamos en algo, yo me mudaría aquí contigo una semana y luego regresaría a mi apartamento. Eso fue lo que dijiste

Edward miró hacia abajo y luego alzó su vista -No quiero que te vayas

-Oh, ¿por favor?- pedí

-¿No te gusta estar viviendo conmigo cierto?

-¿Qué? ¿Pero qué dices? Claro que me gusta pero necesito mi espacio, además, necesito pensar las cosas. Llevamos muy poco tiempo juntos y me parece muy precipitado mudarme aquí contigo permanentemente

-Sólo otra semana, sólo una- alzó un dedo

Sonreí de lado -Y luego me pedirás otra y otra y otra ¿verdad?

No contestó.

Negué -De verdad tengo que hacer esto Edward, voy por mis cosas

Y no esperé a que el hablara.

Fui directamente a la recámara y saqué del clóset la maleta que había traído conmigo. La puse sobre la cama y empecé a doblar la ropa, después de quitarla de los ganchos. Metí ropa interior, cepillo de dientes... absolutamente todo. Me senté un momento en la cama. Mi Madrastra por primera vez en la historia se veía a sí misma rogando porque me quedara una semana más con Edward y Blancanieves, que al parecer en ese momento no estaba de mi parte, la apoyaba. ¡Agh! En realidad no costaría mucho trabajo vivir una semana más con Edward... Una semana más de sexo increíble y desenfrenado antes de dormir, una semana más de estar con él a todas horas y contemplar su perfección, una semana más de que Edward me tratara como una princesa abriéndome las puertas del carro, besándome al despertar, preparándome el desayuno, almuerzos improvisados y llenos de besos en la oficina... Sonaba genial, más que eso, pero sabía que no podía... aún no.

Tomé la maleta y salí de la habitación. Caminé hasta la sala y dejé la maleta a un lado del elevador, sobre el suelo. Me giré.

-¡Edward!- grité

Caminé hasta la cocina pero no había nadie, entonces salí a la terraza pero tampoco estaba ahí

-¡Edward!- le llamé de nuevo pero no había contestación

Regresé entonces a la habitación, tal vez él había ido a buscarme y estaba ahí, pero tampoco. Me extrañe y entonces comencé a buscarlo por todas las habitaciones.

Caminaba a través del pasillo. No veía a Edward por ningún lado. Había una puerta medio abierta y pude contemplar que era su estudio. Entré pensando que él estaba ahí, revisé el lugar pero no había nadie.

Me acerqué a su escritorio y vi una libreta pequeña con las tapas ajadas, mordí mis labios, dudando, un momento. Llevé mis dedos a la pasta, comencé a leer la primera página.

Lunes 1 de enero, 2007

Querido diario...

Tal vez soy yo... me ha dicho que soy... ahh... ¿será verdad que soy muy fea?

Richard dice que no le gusta como visto, no lo entiendo, en verdad no lo entiendo...

Cerré los ojos. Esto estaba mal... no podía seguir leyendo. Sentía que me estaba metiendo en algo que no debía. Ese diario podría ser de Rosalie o no lo sé... entonces alejé mi mano de la libreta tan sólo limitándome a cerrarla aunque esta se abrió al segundo por lo gastada que estaba. No le di importancia entonces a lo que había leído pues no le encontraba ningún sentido.

Salí del estudio dejando la puerta entreabierta, como estaba antes y me giré para seguir caminando por el pasillo, apenas di cinco pasos mi frente chocó con el pecho de Edward

-Aquí estás- me tembló la voz al decirlo. Estaba nerviosa, me sentía como una niña atrapada haciendo una travesura -No te encontraba- dije con voz más firme.

Edward entornó los ojos y miró a mis espaldas, hacia la puerta del estudio. Bajó la vista hacia mí.

-¿Qué hacías ahí dentro?

-¿Yo?- soy idiota -Eh... yo nada, vine a buscarte pero al ver que no estabas he salido de ahí

Entonces, pasé de lado y caminé o más bien corrí hasta la sala, seguro Edward se daría cuenta de que estaba mintiendo y se enojaría con toda razón. Acababa de leer un diario que no sabía a quién pertenecía.

Los pasos de Edward estaban detrás de mí, pisándome los talones.

-Isabella- me llamó con voz contenida

No hice caso, agarré la maleta y me la puse al hombro -Edward, tengo que irme, estoy cansada- dije aún de espaldas a él.

-Isabella- volvió a decir. Los vellos de mí nuca se erizaron y sentí frío. Cerré los ojos y pasé saliva.

Blancanieves tenía un gesto de puro terror en el rostro y corría a esconderse detrás de un árbol mientras que la Madrastra se mordía las uñas nerviosa. ¡Perfecto! Especialmente ahora que necesito de su fuerza tiene miedo. ¡Cobarde!

-Es la última vez que te hablo Isabella, mírame- amenazó

Me armé de un valor que no tenía y le encaré mirándole lo más serenamente posible, aprovechándome del hecho de que el sillón se interponía entre nosotros y tendría oportunidad de correr en caso necesario

-¿Dime?- inquirí inocente

-¿Qué hacías en mi estudio?

-Ya te lo dije, buscarte, eso estaba haciendo

-¿Leíste mis cosas?

-No- mentí

-¿Segura?

-Si- volví a mentir

-¿No has leído entonces la libreta que había en mi escritorio?

No se me daba bien mentir, lo sabía -Bueno yo... en realidad no... Bueno si pero...

-¿Si la leíste entonces?- apretó los labios

-Ehm... ¿yo?- y vuelvo a ser idiota

-Si Isabella, tú, ¿has leído esa libreta?

Bajé el rostro y miré a los lados, esperando el milagro de que la tierra se abriera a mis pies y me llevara. Podía oír su respiración fuerte y pausada, estaba tratando de calmarse.

-¡Isabella Marie Swan!- me gritó entonces al no recibir respuesta de mi parte -¡Dime ahora mismo si has leído ese diario!- Edward tenía los ojos casi negros y sus manos crispadas en puños

-Yo...- traté de decir, su comportamiento me asustaba -No quise...

Edward rodeó el sillón de la sala y se puso frente a mi -¡Maldición! ¿Puedes contestarme de una puta vez?

Las palabras no salían de mi boca. Él me asustaba. ¡Oh por qué! ¡Por qué tuve que ver ese diario! ¿Por qué era tan importante para Edward?

La Madrastra ladeó la cabeza ¿él ha dicho "contéstame de una puta vez"? Se preguntó a sí misma. Entonces se levantó de su trono y alzó la cabeza. Al parecer había regresado su carácter.

Apreté la boca en una línea y le señalé con un dedo -A mi no me hables así- advertí

Edward alzó las cejas imperceptiblemente, estaba fuera de foco con mi reacción.

-Si Edward- dije entonces -Acepto de que estuvo mal entrar a leer esa libreta, pero eso no te da derecho de que me hables así.

-Entonces sí la leíste- reprochó

-Aún no termino- le callé -Entré a tu estudio para buscarte pero vi la libreta y me dio curiosidad, la abrí y leí sólo el primer párrafo que decía algo de que "A él no le gusta como visto" o algo así, al ir en el tercer renglón supe que estaba mal lo que estaba haciendo así que dejé la libreta, no leí prácticamente nada. Así que te pido una disculpa por leer ese diario que no sé a quién demonios pertenece y tampoco me interesa saber, pero aún así háblame bien.

Suspiró -Lo siento- dijo -No quería hablarte así, me alteré demasiado, es que ese diario es...

Puse una mano frente a él -Está bien, no me interesa. Ahora si no te importa, me voy

Me giré y presioné el botón para pedir el elevador. En menos de un segundo Edward estaba detrás de mí.

-Isabella no quiero que te vayas así por favor, déjame llevarte

-No es necesario- contesté -Tomaré un taxi

Sentí sus manos en mi cintura y su boca en mi cuello...

-Edward- jadeé dejando caer mi cabeza para atrás -No hagas esto...- susurré

Sus manos se ciñeron con más fuerza a mi alrededor -Perdóname ¿si?- dijo en mi oído

Oh, estuve taaaan tentada de decir que si... pero es que en el fondo de mi la Madrastra seguía enojada y aunque se moría de ganas por sexo ella tenía dignidad. Lo detuve como pude, aún estaba de espaladas a él.

-Tengo que irme- dije y entonces el elevador se abrió con un pitido en frente mío -Buenas noches Edward

-Quédate conmigo Isabella- pidió y negué. Suspiró -Al menos dime que no estás enojada conmigo y que me perdonas

Me metí en el elevador y entonces me giré hacia él poniendo un pie en una de las puertas para evitar que se cerraran. Abrí mi boca -Estoy enojada como el infierno contigo Edward- apreté la boca -Pero si, disculpas aceptadas.

Agitó la cabeza -No era mi intención hablarte de esa forma Bella- Bella... sólo me llamaba así en raras ocasiones y sonaba tan bien...

-Si, lo sé- le corté

-Quédate conmigo- pidió de nuevo

-No puedo, tengo que descansar

-¿Al menos un beso?

-No

-Entonces déjame llevarte

-No, tomaré un taxi, estaré bien

-Al menos llámame cuando llegues a tu departamento para que yo pueda estar tranquilo

Bufé -Sabes que no voy a hacer eso

Alzó una ceja -Pues más te vale que lo hagas si no quieres que siga al taxi que te llevará a casa

-Eres insoportable- reclamé y no obtuve contestación

-¿Qué tal un abrazo nada más? Lo necesito- imploró. La Madrastra alzó las cejas Edward Cullen rogando...¡whoa!

-No. Ya te dije que estoy enojada contigo y mucho- retiré mi pié para que el elevador se cerrara -Te veré mañana Edward

-Haré lo que sea para redimirme- musitó con voz sombría antes de que las puertas se cerraran ante él.

Cuando por fin su rostro dejó de estar a mi vista, cerré los ojos ¿Qué demonios se suponía que había sido todo eso? Blancanieves me susurraba una y otra vez que yo tenía la culpa por haber leído ese diario. La actitud de Edward había sido tan... salvaje. No entendía nada y lo peor de todo es que al siguiente día le pondría cara en la oficina y aún no sabía cómo iba a hacerlo. Estaba tan enojada... el fin de semana más perfecto de mi vida a lado de él, había estado tan feliz y relajado y ahora... de nuevo al mismo punto... peleados por tal vez una tontería. En la cuerda floja por siempre... dijo Blancanieves suspirando con la cara entre las manos.

Salí del edificio y con mi maleta en la mano esperé a un taxi, cuando vi uno le pare e indiqué que me llevara a casa.

Al llegar a mi edificio y entrar en el departamento sentí de inmediato una sensación de libertad, pero entonces también percibí el aroma a humedad que había en el espacio por estar tanto tiempo encerrado. Dejé mi maleta en la cama y abrí la ventana, me quedé unos segundos ahí viendo a la nada. Mis ojos se dirigieron al teléfono ¿Le haría caso a Edward? ¿Le llamaría?

No pude más y entonces lo tomé entre mis manos marcando el número de Edward. Al segundo pitido él contestó.

-¿Isabella?- su voz era de incertidumbre

Reí sin querer por su tono pero entonces me recompuse.

Carraspeé -Si Edward, esto... sólo llamaba para decirte que había llegado bien. Buenas noches- estuve a punto de colgar pero Edward habló

-Perdóname- susurró -No quiero que estés enfadada conmigo, soy un estúpido

-Tal vez lo seas un poco- contesté -Te veo mañana

-¿Isabella?

-¿Qué pasa?

-Te amo nena, perdóname- y colgó

Me quedé más tiempo del necesario con el teléfono en la mano. Lo colgué.

Me pregunté si Edward sabía el poder que sus "te amo" tenían en mí y si así era ¿por eso lo había dicho antes de pedirme disculpas otra vez?

Cuando más o menos el olor a encierro se había ido cerré la ventana, saqué mi pijama, lavé mis dientes y me acosté en la cama... Por primera vez en toda una semana estaba yendo a la cama a dormir y no a hacer el amor con Edward y luego a dormir en sus brazos. La Madrastra me entornó los ojos.

Vale, ese no había sido un buen pensamiento.

Pasé mi mano por mi frente... sabía que no podía estar eternamente enfadada con Edward pero aunque pudiera no era capaz. Tenía que hablar con él y preguntarle por qué demonios ese diario era tan importante para él.

OoO

El avión con el destino Washington-New York se encontraba aterrizando en el JFK.

Jacob Black recogió sus maletas y salió para tomar un taxi.

-¿Algún hotel barato?- le preguntó al taxista

-Si, hay uno, ¿le llevo ahí?

-Por favor

Se alojó en un hotel que a causa de estar barato se estaba cayendo a pedazos. La pintura de las paredes estaba desvaída, las cenefas cuarteadas y el piso de madera rechinaba con cada paso. No le tomó mucha importancia. Sólo se quedaría unos cuantos días ahí, para él era suficiente con que tuvieran agua caliente.

Dejó la maleta en la cama, se quitó la playera y se puso una de franela.

Entonces de una maleta de mano sacó las fotos que le había mostrado al jefe de policía de Forks. Eran cuatro fotografías. Si bien no tenían muy buena calidad se podía apreciar el momento en el que Edward Cullen acosaba con su Volvo al auto de James y de cómo después el terrible accidente ocurría. Y por sobre todo, las fotos eran verdaderas.

Al día siguiente iría a Cullen Corp y hablaría con el presidente. Con Edward Cullen. Se preguntó entonces cuál sería la reacción de él cuando supiera que una persona, de clase media e insignificante como él lo era, tenía en sus manos la vida de uno de los hombres más ricos del mundo.

Su ambición, toda la vida, había sido el dinero. Haber nacido en una familia pobre dentro de una reserva llamada La Push había contribuido a eso.

Veamos qué tanto dinero podré sacarte Cullen...

OoO

Sentía que había sido un total estúpido al haber dejado ese diario a la vista sobre su escritorio. Tuvo la necesidad de quemarlo. Por culpa de ese diario Isabella estaba enfadada con él. Se dirigió al pequeño bar que había en su estudio y se sirvió una copa de cognac, se sentó en su silla y paseó los dedos por la pasta.

Iba a leerlo... cada que lo hacía... era más bien como una especie de flagelación... como revivir los momentos en los que él no era Edward Cullen... no. Era revivir el tiempo en el que él era Richard Williams o Michael Morris... volver a ser Dorian Grey. Una especie de terapia en la que él se recordaba a sí mismo que jamás sería un buen hombre y que su pasado seguiría ahí hasta que él dejara de respirar.

Abrió la libreta y vio la primera página...

A 5 de abril de 2005

Querido diario:

Mi nombre es Allison Suzanne Flanagan Bell y nací el 3 de abril de 1988. Como verás... hace dos días cumplí años pero nadie se acordó. Creo que mis padres están más ocupados salvando su matrimonio que salvando a su propia hija. Pero ya lo he superado, además no es como que me importe.

No quiero contar mi vida completa porque no hay mucho que decir. Los chicos en el instituto son muy pesados conmigo... desde que me acosté con el capitán del equipo mi vida se complicó más. Él les ha dicho a todos y ahora en todo el colegio ya tengo fama de p..., estoy triste, no es lo que yo quería, pensé que él me quería en verdad y ahora ya no estoy segura de nada.

Estoy aburrida, creo que iré a tomar algo.

Y así terminaba la primera hoja, Edward se saltó hasta la página 100... Hasta esa página que él releía una y otra vez para encontrar de nuevo su error.

23 de Diciembre de 2006

Querido Diario:

Por primera vez después de tanto tiempo siento que hay algo que en realidad quiero sentir. Hoy he acompañado a mamá a comprar las esferas de navidad... me perdí en el mall y entonces le vi... ¡Diablos! Él es tan guapo que no lo creo... me ha sonreído y ahí he caído. Me he acercado a él y le he dejado que acariciara mi mejilla ¿ha sido demasiado? No lo sé... Me ha dicho que se llama Richard Evans.

Pero me ha invitado a salir ¡me ha invitado a salir! Tal vez sea que comience a creer en el amor a primera vista... ¿Qué tal si él es el amor de mi vida? ¿Y si me caso con él? Sé que me estoy emocionando demasiado pero... me siento tan bien el día de hoy.

Bueno, después de todo parece que esta si será una buena navidad.

Edward cerró los ojos. Apenas recordaba ese día en el que había visto a Allison en el centro comercial. Ella había tropezado con él y él, viéndola como presa fácil le había sonreído y le había acariciado la mejilla preguntándole si estaba bien y luego invitarla a salir. Dio un trago a su copa dejando que el alcohol quemara su garganta y luego bajó la vista para seguir leyendo. La parte de la tragedia... cuando él empezó a ser la pesadilla de Allison.

7 de Febrero de 2007

Querido Diario:

No sé cómo es que tengo fuerzas para escribir hoy... Le doy vuelta una y otra vez en mi cabeza y no entiendo, no entiendo dónde está el error.

Él me grita y me habla mal, no me dice groserías pero no es amable conmigo y no sé cómo es que puedo soportarlo. A veces me digo a mí misma que la solución está en terminarlo pero cuando lo voy a hacer... veo su rostro... lo guapo que es y me enamoro de nuevo y desisto.

Mis amigos dicen que está mal pero yo me enojo ¡no es su problema! Hoy le he preguntado si me quiere y el ha dicho que sí, que me quería tanto como se quiere a un perro. Bueno, tal vez sea cruel pero, a los perros algunas veces se les quiere mucho ¿no? No tengo idea de por qué él es así conmigo, si cuando le conocí era tan dulce...

¿Soy yo? ¿Es porque subí de peso? No lo creo... sólo he subido un kilo y no se me nota tanto.¿Será porque ya se me hizo una arruga en la frente? No lo creo... apenas se ve... ¿Entonces qué es? ¿Será que tiene otra? ¡No! ¡La mato! Los únicos momentos en los que él está cerca de mí es cuando hacemos el amor... bueno, yo así le llamo pero él dice que es... que él y yo follamos ¡Agh! Detesto la palabra... suena tan falta de cariño...Él me besa de vez en cuando y entonces yo me siento en la gloria. Sé que no escribo nada que concuerde... que todos son pensamientos revueltos pero así es exactamente como está mi corazón y mi cabeza ahora.

¡Ups! Creo que él ha llegado, tengo que irme. Haber con qué humor le encuentro hoy...

Edward apretó la mandíbula ¿cómo es que pudo ser tan cruel con todas esas pobres chicas? ¿Te quiero tanto como se quiere a un perro? ¿Qué jodido tipo de respuesta era ese? Suspiró y entonces leyó la última hoja escrita del diario... la última hoja que había escrito Allison minutos antes de... suicidarse.

3 de Abril de 2007

Querido Diario:

Esta es la última ocasión en la que escribiré aquí... Esto es como un tipo de nota suicida...

He tomado la decisión... Richard cada vez es más bruto conmigo... y me aterra la idea de terminar con él, es como si mi hubiera vuelto enfermizamente adicta a él y a su maltrato. ¿Será que él algún día ame en verdad a alguien? Bueno, pues ojalá pudiera estar ahí para verlo si es que algún día pasa. Yo lo amo... pero también lo odio. Me encantaría ver el día que él se enamorara y entonces entienda el jodido dolor que siente el corazón cuando se hace.

Dicen que el odio es un matiz del amor, que es un derivado... entonces es cierto porque así como yo lo amo también le odio con todas mis fuerzas. Las pastillas en mi mano están listas...sé que es una manera patética de morir pero... ah... cómo son las cosas... ni siquiera puedo ser original en mi forma de morir. Creo que a estas alturas da igual.

Espero que algún día Richard lea esto. Espero que se sienta culpable. Hace unos meses le he amenazado diciéndole que iba a matarme y lo único que me ha contestado ha sido "De acuerdo, pero aquí no, no quiero basura tirada en el suelo" Bueno, veremos si cuando me vea a mi sobre el suelo siga diciendo que soy basura.

Mamá y papá están en un crucero por el Caribe, bueno, si hay algo que quiero decirles en este momento es que los quiero y que son en cierto modo, lo mejor de mi vida.

No quiero aplazar más esto, me es más doloroso, estoy asustada. Bien, aquí va.

Ah, se me olvidaba. Richard si alguna vez lees esto, esto es para ti: ¡Jódete maldito cabrón! ¡Te amo!

Espero que morir el día de mi cumpleaños sea algo original o por lo menos un poco.

Allison.

Edward dejó ver el asomo de una sonrisa. Si Allison hubiera podido verlo... cuando llegó al departamento y había entrado al baño, viendo a Allison tirada en el suelo; azul, fría y muerta su única expresión fue "Por lo menos no dejaste caer sangre querida" Entones lo único que había hecho fue cerrar la puerta del baño y tomar el diario de la cama en un simple acto de curiosidad sin saber que haber tomado el diario le había evitado de una búsqueda masiva de la policía por toda Inglaterra.

OoO

No quería despertar. Estaba cansada y tenía sueño, además tenía que ver a Edward en la oficina...

Arrastré mis pies fuera de la cama y me dirigí al baño a darme una ducha. Al salir, me sequé el pelo con la secadora. Me dirigí al clóset y saqué un vestido color crema con alanes en los costados de las caderas, me lo puse y me vi en el espejo, me quedaba bien, me monté en unos tacones negros con varias correas de Dolce&Gabbana. Sujeté mi pelo en una coleta alta y me puse unos aretes largos color dorado.

Luego de maquillarme, tomar un vaso de leche porque no había nada más en mi nevera y lavarme los dientes, tomé finalmente mi abrigo y mi bolso café Hermés, saliendo al instante del apartamento.

Bajé las escaleras de la entrada del edificio mirando al suelo fijándome en no tropezarme con nada. Vi la hora en el Blackberry, era temprano, podía llegar a buena hora a la oficina. Mi cabeza dio vueltas cuando levante la vista y vi nada más y nada menos que el Aston. Edward estaba recargado sobre este, con traje negro y gafas de sol.

Alzé una ceja ¿Qué demonios...? Me acerqué con paso firme hasta él aunque por dentro Blancanieves se estuviera derritiendo ante la deliciosa visión de él en gafas.

-¿Qué haces aquí?- pregunté con voz ruda

-Buenos días Isabella- dijo con sarcasmo

Rodé los ojos -¿Qué haces aquí?- volví a preguntar

-Vine a llevarte al trabajo- contestó abriendo la puerta del copiloto

-Gracias pero no. Me voy en metro- me giré y empecé a caminar en dirección contraria

Escuché la puerta del carro azotarse y segundos después a Edward tomándome por el brazo

-Isabella para esto por favor- dijo

Me di la vuelta y mordí mi labio -¿Parar qué Edward?

-Sabes de lo que hablo, por favor, no estés más enojada conmigo ¿si?

Negué -¿Entonces qué quieres que haga? ¿Qué simplemente deje pasar todo y te perdone? Pues no. Tú ayer me gritaste y dijiste "Contéstame de una puta vez" Yo a ti nunca...- le puse un dedo en el pecho -nunca te he hablado de ese modo y estoy segura como el infierno de que si lo hago me pondrás sobre tus rodillas y me castigarás por mi mal comportamiento ¿no es así?

-Si- cerró los ojos -Pero ya te dije que yo no quise hablarte así... entiéndeme, estaba muy enojado

-Te entiendo Edward, en verdad lo hago- contesté -Ahora suéltame o llegaré tarde

Edward me miró con ojos tristes -No me hagas esto Isabella, no te alejes de mí otra vez

Oh mi... Blancanieves tenía los ojos llorosos y un puchero en su boca y la Madrastra se mantenía indiferente con un brazo en la cintura y una ceja alzada.

-Edward- le susurré -No me voy a alejar otra vez, no te voy a pedir tiempo de nuevo, pero tú también entiéndeme a mí, no puedo dejar pasar lo de anoche así como así...

-¿Y por qué no?- jadeó -Te conté que mujeres se habían suicidado por mi culpa y me perdonaste y te mantuviste a mi lado; anoche... sólo perdí el control un segundo y mira, ahora no quieres ni verme

Era inútil hablar con Edward. Por más que le explicara nunca entendería. No dije nada, sólo suspiré y me zafé de su agarre

-Llévame a la empresa Edward- dije caminando de regreso al auto

Cual niño pequeño me sonrió y corrió a abrirme la puerta.

Me dejé caer en el asiento de cuero y puse mi bolso en mis piernas buscando algo inexistente sólo para evitar hablar con Edward. Él se montó en el asiento del conductor y arrancó el Aston. El trayecto no era muy largo, pero si del tiempo suficiente como para que el silencio entre nosotros se volviera insoportable.

-¿Desayunaste algo?- preguntó

Cerré los ojos ¡Mierda! -Un... ehm... un vaso de leche- contesté cohibida

Edward chasqueó la lengua -¿Acaso tengo que estar detrás de ti para que tú comas? ¿No te acuerdas de que el médico te dijo que debías comer correctamente?

-Si- musité -Las modelos candidatas para ser el rostro del perfume comenzarán a llegar hoy a las nueve- cambié de tema

-Me importan un comino las modelos. Llegando a la empresa bajas a la cafetería y comes algo- ordenó

Apreté los dientes, tuve ganas de decirle que yo sabía cuidarme pero no quería empeorar las cosas.

-Bien- dije simplemente

Edward estacionó el auto y no esperé a que me abriera la puerta. Salté fuera del Aston

-Gracias por traerme- dije y empecé a caminar

-¿A dónde vas?- inquirió asustado -¿No tomarás el elevador conmigo?

-Me iré por las escaleras- contesté sin parar de caminar

Oí su risa y paré de golpe

-¿Vas a subir más de 60 pisos a pie?

¡Maldición! Pensé, la Madrastra negaba Genial Bella, más de 60 pisos en escaleras...

-No- traté de sonar convincente -Pasaré a la cafetería y luego tomaré el ascensor

-¿No vas a venir conmigo?

-No- contesté y seguí con mi camino. Edward no protestó.

Me sentía como una total bruja por tratar a Edward así, pero él tenía que entender que yo no dejaría que él me hablara con groserías.

Pasé a la cafetería y compré un sándwich de ensalada de pollo y un café, aunque no estaba acostumbrada a tomarlo, hoy lo necesitaba.

Al llegar a mi escritorio había una pequeña tarjeta que se asomaba por debajo de la laptop. La tomé y la leí

Isabella, perdóname por favor.

No soporto que estés alejada de mí.

E.

Me alarmé, Edward estaba completamente loco, ¿Cómo se atrevía a dejarme eso a la vista de Kate o Jessica? ¡Lo pudieron haber leído! Doblé el papel y lo metí en mi bolso.

-Isabella, el jefe nos dijo que entraras a su oficina en cuanto llegaras- habló Kate -Se veía muy enojado- pude ver el asomo de una sonrisa en su boca. Da igual.

Suspiré -Gracias Kate, ahora voy

Me quité el abrigo y lo dejé en el respaldo del asiento. Me encaminé hacia la puerta de presidencia y la abrí sin tocar antes.

-Dígame jefe- dije enojada

Edward tenía la cabeza metida en unos papeles, me tendió uno de ellos sin siquiera mirarme. No me importaba. Así si él también se portaba enojado conmigo yo ya no me vería obligada a tratarlo mejor.

-Las modelos que se queden para el trabajo del perfume tienen que firmar esos contratos. Cuando lo hagan me los trae

Así que otra vez hablándonos de usted...

-Como diga- tomé los papeles y salí de la oficina sin esperar ninguna reacción de él

OoO

Rachel colocó sobre la cama la ropa y el maquillaje que se había robado el día anterior del centro comercial.

Se puso el vestido de Prada, era hasta media pierna, color azul cielo degradado con blanco y con cordones sobre el pecho. Los zapatos eran unos Louboutin. Los que cualquier modelo sueña con ponerse.

Terminó de maquillarse, se veía como una top-model... como la top-model que ella solía ser. No fue necesario mucho rubor ni mucho delineador. Su belleza estaba latente en ella y eso la hacía sentirse segura.

Rachel se paró frente al espejo de cuerpo completo que había en la vieja habitación... Sonrió de manera sombría... Su juventud seguía allí... intacta. Era delgada y su piel firme. Reacomodó su postura y salió de ahí con rumbo a Cullen Corp.

Es hora de que me devuelvas mi vida Edward Cullen, incluyéndote a ti en ella. Pensó

Había visto el anuncio de que Cullen Corp estaba buscando una modelo para un perfume, ella no pertenecía a una agencia ni nada y sabía que sería difícil que la dejaran audicionar, pero tenía que hacerlo, ella tenía que ser el nuevo rostro de Ángel.

OoO

Las modelos empezaron a llegar a las nueve. Todas estaban en la recepción principal sentadas en las sillas. Todas iguales... rubias con ojos azules o grises e inglesas.

Alice al instante bajó a ver a cada una pero no se convencía.

-Alice por Dios, todas están bellas- susurré -¿Por qué pones tanto problema?

-No sé Belli- contestó -No tienen lo que necesito...

Rodé los ojos.

Alice las miraba una y otra vez

-Tú- le dijo a una -Levántate y desfila- ordenó

La chica se levantó y dejó ver sus largas piernas enfundas en un pantalón negro de piel. Caminó de un lado a otro con un pie delante del otro y con bamboleo de cadera.

Alice repitió el mismo procedimiento con todas.

-No me gusta ninguna- me dijo

Yo sabía que no tenía nada que hacer aquí, yo no sabía los aspectos que se miran para elegir a una modelo pero Alice me había obligado a estar junto con ella para elegir a la chica.

-Tú misma lo dijiste Belli, tiene que ser perfecta y ninguna de ellas lo es- musitó -Edward se enfadará demasiado si no hacemos las cosas bien ¡Piénsalo! Está dejando esta campaña prácticamente en tus manos y en las mías

Entonces por la entrada principal entró una chica hermosísima, una modelo en el más puro sentido de la palabra.

-¿Quién es ella?- inquirió Alice -¿Es una de las modelos?

-No lo sé...- dije

Ella se acercó a nosotras y nos sonrió. Espera... yo la he visto en otro lado...

-Vengo por la convocatoria de...- iba a decir pero Alice le interrumpió

-¡Si ya lo sé! ¡Estás contratada!- gritó dando un salto

Abrí mis ojos de la sorpresa. Miré a aquella chica que no sabía cómo se llamaba y le sonreí amablemente mientras tomaba suavemente a Alice por un brazo y la arrastraba hasta un rincón alejado.

-Alice ¿qué demonios crees que estás haciendo?- reclamé con voz contenida

Ella sonreía -¿De qué hablas?

-No puedes elegirla así como así. Apenas ha llegado y ni siquiera las has visto desfilar o posar. No sabes ni su nombre

-¡No importa! ¡Ella es la indicada Belli!

-Tú misma has dicho que tenemos que dejar todo perfecto y mira lo que estás haciendo

Rodó los ojos -Tú tranquila, déjame a mí. Ella es la indicada

Y sin más me dejó ahí y fué hasta la chica. Le seguí, aún enojada. A Edward no le caía bien Alice y al más mínimo error sabía que él la despediría.

-Ehm... chicas... la audición ha acabado, nosotras las llamamos- les dije a todas ellas, que seguían sentadas esperando alguna palabra. Se levantaron, me sonrieron y se fueron.

-¿Y cuál es tu nombre?- le preguntó Alice

-Rachel Collins- contestó ella

Tomé la lista de modelos que se suponía tenían que haber llegado, leí todos los nombres

-No te tenemos registrada- dije

Ella bajó la vista -Ehm si... es que... bueno yo no vengo de ninguna agencia pero... tengo varios años en este mundo de la moda y he decidido venir

-¿Te molestaría desfilar un poco para nosotras?- interrumpió Alice

-Para nada- contestó. Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia el frente. Un pié adelante del otro y ligero movimiento de cadera, con elegancia, como si lo hubiera hecho toda su vida. Mientras la veía desfilar trataba de recordar dónde la había visto.

Cuando la chica dio dos vueltas paró y se puso frente a nosotras.

-¿Y bien?

-Perfecta- Alice dio un aplauso -¿A ti qué te parece Belli?

-Perfecta- contesté -¿A ti te he visto en algún lado cierto?- le pregunté a ella

Sonrió -Si, en el metro

Mordí mi labio -¡Cierto!- dije -No recordaba en dónde te había visto

-Bueno pues, ehm... vuelve mañana para que firmes el contrato y comiences a trabajar- habló Alice

-¿No iré a ver al presidente?- inquirió confundida

Fruncí el ceño -¿Para qué quieres ver al presidente?

La Madrastra miraba con recelo a Rachel. ¿Para qué quiere ver a Mi Edward? Gritó

-Pensé que iba a verlo- contestó

Alice dio una pequeña risita -Pocas personas aquí en la empresa han visto alguna vez al presidente y tú... bueno tú solo lo verás el día de la ceremonia de inauguración del evento y eso- explicó

Rachel asintió, con un gesto de tristeza ¿Pero qué mierda?

-Ya veo- dijo -Entonces, mañana vengo

Y con esas, se fue.

Me quede mirándola más tiempo del necesario viendo cómo su espalda se hacía cada vez más pequeña.

-¿Qué maldita necesidad tenía de ver a Edward?- mi boca habló por sí sola

Alice me alzó las cejas -Creo que alguien está celosa- canturreó

Torcí la boca -De eso ni hablar- dije -Le iré a decir a Edward que ya tenemos a la modelo

Tomé el elevador y bajé hasta el último piso. Mi teléfono sonaba pero no lo contesté, me dirigí de inmediato a la oficina de Edward, una vez más abriendo la puerta sin tocar.

-Ya tenemos a la modelo- dije distante

Edward me miró -Bien ¿ha sido de tu agrado?

-Si, es lo que necesitamos- contesté

Asintió

-¿Quieres verla mañana por ti mismo para asegurarte de que es la indicada?- pregunté

-No, si tú dices que ella es la que necesitamos yo no intervendré

-De acuerdo- dije -Además ya mandamos la invitación a los que vendrán al evento. Todas las tarjetas ya están enviadas

Edward no dijo nada más. Me giré y caminé, a punto de salir por la puerta

-Isabella, ven aquí

Aquella sola frase era como bálsamo para mis oídos. Ya no quería estar enojada con Edward, me hacía sentir mal.

Caminé lentamente hacia él, Edward se giró sobre su silla y se palmeó las piernas

-Ven conmigo, nena- llamó tiernamente

Me senté en sus piernas y puse ambas manos sobre su pecho, le miré entre mis pestañas

-¿Sigues enojada conmigo?- preguntó

Negué lentamente -Nop

Entonces él sonrió y me tomó por la barbilla, se acercó lentamente y besó mis labios

-No soporto estar alejado de ti Isabella, por favor, no vuelvas a hacer esto

Le abracé lo más fuerte que pude, con mi nariz en su cuello aspiré su aroma. El mejor relajante que pueda existir...

-Te amo Edward- susurré

-Oh nena, yo también- me besó de nuevo

Yo sentada en sus piernas y él acariciando mi espalda en círculos. Así nos pudimos haber quedado por toda una eternidad.

-¿Entonces me perdonas?

-Si, creo que exageré un poco las cosas ¿verdad?- dije apenada

-Para nada, Isabella prometo que no te volveré a hablar de la forma en la que lo hice anoche, no sabía lo que me pasaba

Asentí y poco a poco me separé de él, me puse de nuevo sobre mis pies.

-Tengo que ir a trabajar- susurré

-¿Nos vamos juntos en la noche?

-Si

OoO

Me sentía realmente bien ahora que me había reconciliado con Edward. Me creaba una sensación de angustia estar lejos de él.

Estaba metida en mi trabajo de lo lindo cuando oí el tamborileo de unos dedos delante de mí. Alzé la vista y un chico moreno y alto con una sonrisa perfecta estaba frente a mío.

-¿A la orden?- inquirí

-Necesito ver a Edward Cullen- me dijo con tono cordial

En la laptop abrí la agenda de Edward

-¿Tiene cita con él? ¿Viene de alguna empresa?- pregunté dudándolo al instante, el chico iba vestido con unos jeans y camisa a cuadros

-No, pero es urgente verlo, tengo algo que es muy importante para él

Fruncí el ceño. El chico sonaba muy serio en lo que decía. Me levanté de mi lugar.

-Permítame un momento ¿señor...?

-Soy Jacob Black- me extendió la mano y le correspondí

-Señor Black, déjeme ver si el señor Cullen puede atenderlo

Me alejé de él y entré de nuevo a la oficina de Edward

-Allá afuera hay un tal Jacob Black y dice que quiere verte

Edward negó -Ahora no tengo tiempo, ¿quién es?

Encogí los hombros -No tengo idea. No viene de ninguna empresa y no tiene cita contigo pero dice que tiene algo que es muy importante para ti

Edward vaciló unos segundos -Dile que pase

Incliné la cabeza y salí se la oficina

-El señor Cullen le está esperando- dije extendiendo una mano hacia la oficina

El chico me sonrió

-Gracias- dijo y luego se perdió tras la puerta

OoO

Jacob cerró la puerta detrás de él y se sentó en una de las dos sillas que había frente al escritorio de Edward. Él le miraba con una ceja alzada

-Mi asistente dijo que tenías algo muy importante para mí- habló con voz tosca. Ese chico no le daba confianza.

Jacob sonrió -Bueno, digamos que tengo tú vida en mis manos

Edward se hizo para atrás

-¿De qué estás hablando? Ni siquiera te conozco- susurró

-Yo si te conozco a ti y digamos que no tengo las mejor impresión

Jacob llevó una de sus manos al bolsillo trasero de sus vaqueros y sacó cuatro hojas dobladas a la mitad. Extendió la primera y se la mostró.

-Pobre James ¿no?- dijo -No se lo merecía

Edward experimentó por primera vez en su vida el miedo. Apretó con las manos el borde del escritorio.

-¿Qué demonios es eso?- preguntó

Jacob ladeó la cabeza -¿No te lo imaginas? ¿Acaso ya no recuerdas esa noche?

-Esas fotos no son reales

-Oh si lo son, pasaba por ahí, caminando por el bosque cuando vi dos autos, saqué mi celular y fotografié todo- hizo hincapié en la última palabra

Edward pasó saliva. Ese chico tenía las pruebas de lo que en realidad había sido el "accidente" de James.

-¿Qué es lo que quieres?

-Supongo que es obvio ¿no? ¡Dinero!- alzó los brazos

Edward suspiró, dinero era lo que le sobraba y si ese chico quería únicamente eso entonces él accedería.

-¿Cuánto? Dime la cantidad y yo te la doy

Él alzó las ceja con clara sorpresa -¿Cuánto estarías dispuesto a dar con tal de que el mundo no se entere?

Lo que el mundo piense es lo que menos me importa, maldito idiota pensó Lo que me importa es Mi Bella, ella no se puede enterar nunca

-Lo que tú quieras. ¿Tres millones? ¿Cinco?

Jacob silbó -Me tientas... pero no. No soy tan holgazán como para sacarte dinero así como así

Edward rodó los ojos -¿Qué es lo que quieres entonces?

-Es simple. Un puesto ejecutivo aquí en tu empresa

-Ni pensarlo- contestó al instante -No te daré espacio en MI empresa

Jacob mordió su labio -Entonces no te interesaría que publique estas fotos para que el mundo se entere de quién mató al heredero de industrias Witherdale ¿verdad?

-Lo que menos me importa es de que la gente se entere, por mi que digan lo quien quieran- soltó Edward

En ese momento Isabella entró en la oficina. Se acercó hasta Edward y le dejó unos papeles en frente suyo

-Mandaron estos papeles de recursos humanos para que los firmara- dijo con voz suave dedicándole una sonrisa imperceptible

Edward la contemplaba mientras hablaba. Tomó la pluma y firmó el papel sin leerlo. Confiaba en ella.

-Listo- dijo

-Gracias señor- ella tomó los papeles de nuevo y salió de la oficina.

Jacob estaba fascinado por completo. Aquel intercambio de miradas... las sonrisas... ellos dos eran amantes. Esperaba no estar equivocado. El punto débil de Edward Cullen era ella... la mirada de amor con que la veía no podía ser falsa.

-Pero supongo que si te importaría que se enterara ella- señaló hacia la puerta

El corazón de Edward se paró dos segundos. Esto era una pesadilla. ¿Cómo es que Jacob Black sabía de Isabella?

-¿De qué estás hablando?- dijo con voz neutral

-No trates de engañarme- musitó -Es obvio que estás enamorado de ella ¿no es así? Te entiendo ¿quién no? Es una belleza

Edward no pudo contenerse más tiempo. Se levantó y rodeó el escritorio

-¡No te permito que te acerques a ella!- gritó, los celos, el enojo y el miedo estaban a flor de piel

Jacob siseó -No te aseguro nada pero... si me das el puesto que te estoy pidiendo tal vez te haga caso

Por primera vez en mucho tiempo Edward se dejó derrotar. Haría todo con tal de que Isabella no se enterara.

Se pasó la mano por el cabello -¿Qué puesto?

El moreno sonrió al oler un triunfo seguro -Gerente de ventas- habló poniéndose de pie

Edward abrió los ojos -Ese puesto no está disponible

-No es mi problema

Edward tomó las fotos y las miró una a una. En la primera se apreciaba su auto detrás del de James, en la segunda cuando él orillaba el Volvo justo cuando empezaba a tocar el claxon insistentemente para que James parara el auto. Claro que en la foto aquel detalle no se apreciaba. En las últimas dos fotos era de cuando el carro de James impactaba de frente contra el tráiler.

Sólo había una cosa que podía hacer... aunque lo lamentara por mucho tiempo.

-De acuerdo- aceptó -Tendrás tu puesto la siguiente semana. Ahora largo

Él movió la cabeza de un lado a otro -Ninguna otra semana- pasó la lengua por sus dientes -Tienes dos días para darme mi puesto Cullen. Dos- alzó sus dedos representando el número

-He dicho en una semana- advirtió Edward

-Bien. ¿Crees que a ella le importe ver estas fotos ahora mismo?

Isabella Swan era el punto débil de Edward Cullen. Todo por ella.

-En dos días tu puesto estará aquí- dijo con dientes apretados

-Es bueno saberlo- contestó cínico, luego tomó las fotos y se dio la vuelta para caminar hacia la salida

-Espera- le llamó Edward -¿Qué me garantiza que no le muestres esas fotos a nadie?

Jacob soltó el aire, haciendo una mueca falsa de preocupación -Creo que tendrás que confiar en mí- le guiñó un ojo y luego salió por la puerta, azotándola.

Edward al asegurase de que Jacob se había ido sacó su celular y marcó un número.

-Sam- dijo -Necesito que investigue todo acerca de un tipo llamado Jacob Black. Lo único que sé es que es originario de Forks, usted averigüe el resto.

-Si, señor- contestaron del otro lado de la línea

-Una vez que haya averiguado en dónde está viviendo busque todas las fotos que él tenga en su poder y tráigamelas. Sam, este es un trabajo que tiene que estar perfectamente bien hecho. Recibirá una buena remuneración.

-Si. Señor

Y luego colgó.

No tenía aún del todo claro lo que haría. Sabía que en algún momento todo se descubriría pero jamás pensó que pasara tan pronto.

Se llevó las manos al rostro. Estaba furioso, enojado, desesperado, preocupado y necesitado de Isabella como el infierno.

OoO

Mientras Edward hablaba con ese extraño sujeto recibí una llamada de Charlie.

-¡Papá!- dije emocionada

-¿Qué hay Bells?- contestó -¿Cómo estás?

-Muy bien- contesté -¿Y tú?

-Lo mismo- dijo -Llamaba para decirte que con respecto a mi visita...- hizo una pausa

Quise llorar -¿No vendrás?- dije dolida

-Por supuesto que iré cariño, pero llegare un día antes de tu fiesta, no podré hacerlo antes y sólo podré quedarme máximo dos días

Hice un puchero -¿Tan poco?

-Si, aquí en la estación estamos investigando algunas cosas y... no puedo ausentarme demasiado tiempo

-Vale- dije -Con que vengas es suficiente para mí

-Me alegra que lo entiendas

-Ehmm ¿papá?- cerré los ojos y suspiré para tranquilizarme -Cuando llegues a Nueva York... tengo a una persona que quiero presentarte. Es muy importante para mí

-¿Un novio?

Me sonrojé -Sip. Por favor papá sé agradable con él

Oí cómo suspiraba -Estás creciendo Bells y no puedo parar eso

-¿Entonces?- lloriqueé

-Tengo que conocer a ese sujeto que me ha robado el amor de mi niña

Reí -¡Papa!- reclamé -Yo te amo igual que siempre

-Ya lo sé, ya lo sé- balbuceó -Bueno, ni hablar, conoceré a ese chico a mi llegada

-Gracias papá- susurré -Te quiero

-Y yo a ti, mi niña- y colgó

El corazón me había quedado hecho un estropajo. ¡Papá vendría a visitarme! Había estado sospechosamente de muy buen humor...

Fue entonces que vi al chico moreno salir de la oficina de Edward. Mi plática con mi padre pasó a segundo plano. Estaba intrigada. ¿Qué había pasado ahí dentro?

Jacob me lanzó una sonrisa alegre -Adiós linda

La Madrastra alzó una ceja ¿linda?

El teléfono comenzó a repicar de forma insistente, la llamada se hacía desde la línea interna... era Edward.

-A la orden- contesté

-Te quiero en mi oficina ahora, tienes diez segundos- como era costumbre colgó antes de que yo dijera nada. Fruncí el ceño ¿qué quería con tanta urgencia? Kate y Jessica me miraban discretamente. Esas dos estaban siendo un dolor de cabeza. Como Edward siguiera así ellas terminarían por descubrirlo todo.

Tomé unos papeles cualesquiera del escritorio para fingir un poco. Me puse de pie y toque suavemente con los nudillos en la puerta de Edward.

-Adelante- contestó de inmediato

Entré, cerrando la puerta

-Ponle el seguro- ordenó Edward desde su silla

Ya... puede que ni Blancanieves ni yo tuviéramos idea de lo que Edward pretendía pero la pervertida Madrastra se daba una idea...

-¿Necesitas algo?- dejé los papeles en su escritorio y puse mis manos atrás de mi espalda

-Si- dejó la pluma caer provocando un ruido sordo al estrellarse contra la alfombra -A ti- se puso de pié y fue hasta mi

Sonreí levemente -¿Qué dices?

Puso sus manos en mi cintura y me atrajo hacia él -Digo que te quiero aquí y ahora Isabella... es una orden- su voz era pesada y grave

Comencé a hiperventilar. Digo... no es que no quisiera estar con él... ¡Siempre quería estar con él! -Pero... ¿aquí en tu oficina?- dije susurrando -Nos pueden descubrir. Kate y Jessica ya están sospechando.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que ya no me importa lo que piensen los demás? Quiero hacerte el amor en este mismo instante- me giró sobre mi eje y puso una mano en mi espalda obligándome a recostar mi pecho sobre el siempre limpio escritorio. No pude evitar un jadeo de sorpresa ¿desde cuándo Edward tenía esas actitudes y deseos de sexo de la nada?

-¿Por qué demonios tenías que ponerte esta falda tan justa?- preguntó poniendo su mano en el borde de la falda subiéndola, dejándola enrollada en mi cintura. Puse mis manos a los lados de mi cabeza, con las palmas en la superficie de vidrio. Estaba confundida pero también estaba mojada... todo esto era tan... caliente.

Sentí al cuerpo de Edward sobre el mío, presionándome ¿Vas a dejar que te haga lo que yo quiera?- inquirió, soltando su aliento tibio en mi oreja, enviando escalofríos por toda mi espina dorsal y viajando directamente hacia una parte, al sur de mi anatomía.

-Si- contesté jadeando

Oí el sonido metálico de la hebilla de su cinturón desabrocharse y luego a su cierre bajar. Se incorporó y puso sus manos en mi cintura -Abre las piernas- ordenó. Lo hice, separé mis piernas todo lo que podía y más. El puño de él se ciñó en la tela de mis bragas y luego, con un sonido sordo, cedieron en su mano.

-¿Tienes idea de cuánto te deseo en este momento Isa-be-lla?- pronunció mi nombre silaba por silaba cargándola de erotismo

Entonces sentí como poco a poco y lentamente él se iba haciendo paso dentro de mí. Mordí mi labio para reprimir un gemido de placer.

-Estás mojada- había cierto tono de sorpresa en su voz -Para mí- y regresaba entonces, con esas palabras, sus celos, su ego y su inseguridad tratando de convencerse de que él era el único hombre en mi vida. Salió de mí para entrar de nuevo en una profunda y certera estocada lenta y sensual.

-Esto va a ser rápido Isabella- dijo, se inclinó sobre mi quedando su boca en mi oído -No grites demasiado ¿bueno?- mordió mi lóbulo luego de decir aquello

No pude hacer otra cosa más que asentir. ¿Qué me quedaba sino ser obediente?

Luego Edward empezó a moverse. A hacerlo de verdad, respiraba profundo para no gemir, pero me era imposible, mordía mis labios para que el sonido no fuera tan fuerte. Mi vaho se extendía por el vidrio y luego se extinguía para volver a parecer.

-Oh... Bella- gimió él

El roce era exquisito. En esa posición se sentí a todo mucho más intenso. Más sexual... y menos tierno... menos rosa. Y me gustaba.

Edward abrazó con su mano uno de mi senos por encima de la tela. De inmediato mi pezón se endureció. ¿Cómo es que él podía encenderme tan rápido?

-Dime que nunca vas a dejarme- pidió mientras seguía entrando en mí de forma rápida.

Cerré los ojos y pasé saliva. Si abría la boca para hablar estaba segura que gritaría.

-Nunca- es lo que conseguí decir -Nunca... ah... voy a...¡Dios!...dejarte- dije entre jadeos

Después de eso Edward agarró con fuerza mis caderas y guió mis movimientos consiguiendo que sus caderas y las mías fueran a su encuentro en una sincronía perfecta.

-Edwaaard... voy a...- cerré mis manos en puños. Sentía como el vidrio estaba caliente contra mi mejilla

-Aún no nena- siseó -Sólo un poco más...- gimió. Onduló su pelvis de modo que todo se sentía maravillosamente bien. Tomé aire por la boca reteniéndolo para evitar por unos segundos más, mi orgasmo.

Mis paredes se cerraban en espasmos a su alrededor sin que yo pudiera controlarlo.

-Así nena... así- murmuró entre labios

Con cada embestida suya yo me movía un milímetro más sobre la superficie. A ese ritmo todos los papeles caerían al suelo pero poco me importaba.

-Dámelo nena... ¡dámelo!

Solté el aire y dejé a mis músculos relajarse para luego sentir un enorme cosquilleo en mi clítoris que daba paso a mi clímax. El temblor se extendió por todo mi cuerpo dejando a mis piernas incapaces de sostenerme.

-Oh...¡Bella!- gritó antes de entrar por última vez en mí

Su líquido caliente en mis entrañas estuvo a punto de causarme un segundo orgasmo.

Con mi respiración agitada y mis piernas de gelatina sentí como Edward me levantó del escritorio y me dio la vuelta, bajando mi falda y colocándola en su lugar y luego sentándome ahora sobre el cristal que cubría la madera.

-Eres maravillosa Isabella- dijo acariciando mi mejilla -Y te amo por eso

Blancanieves se llevaba una mano al pecho. Cada que Edward decía eso ella y yo quedábamos a punto de hospital.

-Te amo Edward- dije -Y no sé lo que te esté pasando en estos momentos, tampoco sé el por qué de tu actitud tan... caliente. Pero quiero que estés seguro de algo... Sea lo que sea y pase lo que pase yo siempre voy a estar aquí- tomé su mano y la puse en mi pecho, donde latía mi corazón -Siempre para ti. Soy tuya Edward... mi cuerpo es tuyo y mi alma también. Nunca tengas duda de eso. Te amo como eres y jamás- cerré los ojos -Jamás voy a amar a otro que no seas tú porque esto que siento por ti me supera. Es inigualable. Como tú- sonreí al terminar de hablar

Antes de que me diera cuenta los labios de Edward estaban en los míos, su beso era tierno y suave.

-Eres mi todo Isabella. Mi todo. No quiero que te alejes nunca

-Entonces nunca me dejes ir- musité mirándolo a través de mis pestañas

Me sonrió -Eso lo juro

Se alejó un poco de mí y me levantó, poniéndome sobre mis pies de nuevo.

-Tengo que ir a... trabajar- me sonrojé de nuevo

Asintió -Te veo en la noche

Edward se agachó al suelo y recogió mis bragas... inservibles ahora. Las guardó en el bolsillo de su pantalón.

-Estas me las quedo- anunció

-Vale- dije divertida. Me giré y me encaminé hacia la puerta. Antes de salir me acomodé el pelo de nuevo ¿Se vería? ¿Tendría cabello de recién follada? ¿Tal vez la cara?

-Estás perfecta Isabella, no se nota nada, descuida.

No le miré, confiando en sus palabras salí de ahí.

OoO

A Rachel le faltó poco por salir gritando del lugar, hacía ya mucho tiempo que no se sentía feliz, entonces por un segundo, un miserable segundo, dejó de pensar en vengarse de Edward Cullen y se vio a sí misma en el espectacular de un anuncio de perfume en las calles de Times Square, volvió por unos segundos a aquel tiempo en que le llovían las ofertas de trabajo, en aquel tiempo en que las casas de moda como Louis Vuitton, Dior, Versace o Elie Saab se peleaban por que ella desfilara para ellos, recordó cuando la revista más conocida en el mundo de la moda la reconoció como la modelo promesa en su primer año de carrera y tiempo después la mujer del año por GQ.

Así como aquella vez en que creyó en su vida ser perfecta, tuvo la ilusión y la oportunidad de volverse rica, darles a sus padres una casa en Abbey Road, casarse y tener hijos. Justo en ese momento Edward Cullen apareció en su vida para regalarle lo que al principio eran palabras bonitas y luego desprecio, algunas horas en las que él la besaba y la follaba y ella creía estar en el cielo, cuando él la ignoraba y le regalaba indiferencia y ella se conformaba con un simple beso en los labios, fue el momento en el que se dio cuenta de que estaba enamorada como nunca de "Richard" y que él jamás le daría más que algunos minutos de sexo.

Sus palabras le vinieron a la mente quemándole como fuego. -Nada de cursilerías Rachel, yo no formalizo, y si te beso es porque me pone no porque me guste y yo no te hago el amor, yo te follo, olvida ese amor que sientes por mí, ¡Dios! ¿Eres tonta?-.eso había sido lo que él le había dicho luego de que ella se decidiera a declararle su amor. Ese día que ahora estaba tan lejano, había llorado como nunca.

Una lágrima salada resbalaba por su mejilla y resbaló hacia su boca, el odio enfermizo volvió a ella, se recordó entonces para qué había ido a Cullen Corp.

La modelo estrella de Inglaterra se había quedado en el pasado y ahora sólo quedaba una Rachel dolida y enamorada de manera enferma de Edward Cullen.

OoO

Por la tarde me llegó una llamada de último minuto de Alice.

-¡Belli!- me gritó agitada

-¿Todo bien Alice?- inquirí preocupada. ¿Estaría algo mal con los detalles del perfume?

-Ehmm, no, es que... necesito que tú y Edward vengan a Central Park ahora mismo

-¿Para qué?

-Están tomando las fotos de la campaña con las modelos secundarias y es vital que Edward apruebe el trabajo del fotógrafo

Rodé los ojos -Alice el ahora está en una junta con los accionistas, está ocupado, no puedo interrumpirlo

-Pero Belli esto es trabajo, queda menos de un mes para el lanzamiento ¡es importante!

-Vale, vale- susurré -Iré a avisarle, en menos de diez minutos estamos allá

-¡Perfecto! Estamos todos aquí en Azalea Pond*. Belli no tarden o moriré de stress

-Estamos allá en breve Alice, mantente viva- dije cómica y colgué

Suspiré, a los miembros de la junta no les iba a gustar para nada que interrumpiera su reunión con el presidente de la compañía y menos todavía, cuando llevaban más de un mes rogando por una reunión con él.

Me levanté de mi asiento, me dirigí vacilante a la sala de juntas, queriendo no llegar, desvié la vista y me percaté de que Kate no estaba haciendo nada más que mirarse las uñas, humm...

-Kate, ¿podrías por favor decirle al señor Cullen que se le necesita urgente en Central Park?- inquirí con la voz más amigable del mundo

Kate alzó la vista y soltó una carcajada -¿Tú quieres que vaya y le interrumpa en medio de una reunión con tooodos los miembros de la junta? Estás de broma- negó

Mordí mi labio. Exacto, yo no quería ir por eso, me giré 45° y alzé la vista hacia Jessica.

Ella alzó su vista del computador -Ni lo pienses- dijo antes de que yo dijera nada

Cerré los ojos y derrotada me dirigí de nuevo hacia la sala de juntas, me alisé la falda y pasé saliva, puse una mano en la manija e hice a un lado la puerta corrediza de cristal.

Todos los miembros de la junta se giraron al verme y Edward también, me dedicó una sonrisa discreta, gran alivio, al menos él estaba de buenas conmigo.

-Con permiso- dije haciendo mi camino hacia Edward

Como me esperaba ya, todos los que estaban ahí me miraron con ojos de odio.

-Alice llamó y dice que nos necesita a ambos en Central Park lo antes posible- susurré en su oído

Edward asintió y miró a los demás ejecutivos, Jasper y Emmet también estaban ahí, se limitaron a un asentimiento de cabeza y una leve sonrisa que les devolví.

-Señores, me retiro, la junta queda a cargo de mis hermanos, ellos sabrán que hacer- sin más él se levantó, tomó su saco del respaldo y se dio la vuelta

-Vámonos- me dijo

-¿Pasa algo grave?- inquirió una vez salimos de la sala de juntas

-No. Todo está bien pero Alice dijo que nos necesitaba, a ti para que revisaras el trabajo y lo aprobaras y a mi... no lo sé, supongo que porque soy tu asistente- encogí los hombros

Edward paró en seco -Si estás dentro de esta campaña no es porque seas mi asistente si no porque esto está a tu cargo, yo lo dejé en tus manos y creo en ti ¿de acuerdo?

Asentí en silencio.

Como le había prometido a Alice en menos de diez minutos estábamos en Central Park. Edward estacionó el Aston sobre la acera y ambos nos bajamos.

Me tomó la mano y la besó. Me alarmé.

-Edward, pueden vernos- dije sonrojada

Sonrió -¿Qué tu no eras la que quería que esto se hiciera público?

Asentí -Es más difícil de lo que pensé

-¿No te gusta que te vean conmigo?

Me alarmé -¡No! ¡No es eso! Es que... estamos en horas de oficina y si nos ven... tú con tu traje de "soy el dueño del mundo" y yo con mi vestido de "Soy su asistente"

-¡Oh Isabella!... eres tan complicada a veces- me lanzó un beso y entonces ambos empezamos a caminar a la par. No había mucha gente, sólo algunas madres cuidando a sus hijos que jugaban en los parques y gente mayor paseando a sus perros.

Luego de caminar un largo tramo llegamos. Como era de esperarse todos en cuanto vieron a Edward se pusieron en actitud de "estoy trabajando" como si se tratara de un general y sus sub-alternos. Rodé los ojos.

La pequeña figura de Alice apareció frente a nosotros.

-¡Edward! Menos mal llegaste...- se puso una mano en el pecho -El fotógrafo quiere que vigiles su trabajo y veas si las fotos y las tomas que hace te gustan, también el vestuario y todo lo demás

Edward chasqueó la lengua -Todo eso debía revisarse antes de todo esto, en la oficina ¡en tu taller! No ahora que ya estamos sobre tiempo Alice- reclamó

Ella entornó los ojos. Oh oh... eso no era buena señal... -Te recuerdo que apenas hace dos días me contrataste. ¡Me estoy poniendo lo más al corriente que puedo! ¡No soy la mujer maravilla!- a pesar de que Alice era pequeña y delicada su voz y su cara de enfado eran suficientes para amedrentar a cualquiera.

-Pues no es suficiente- contestó Edward sin gritar -Pero en fin... ¿qué más se puede hacer cierto?- se separó de nosotras y se fue a donde estaba la modelo, no pude evitar una punzada de celos, la chica era hermosa.

-No sé cómo demonios lo soportas- gruñó la duende -Me dan ganas de matarlo

-Déjalo ya Alice, él es el jefe y tiene derecho a estar igual de nervioso que tú, incluso más, entiéndelo, si algo sale mal él es el que tiene que poner la cara no tú o yo

Ella bufó y alzó los brazos al cielo -¡Defiéndelo! ¿Qué más da?

Alice se relajó un poco y se fue a hacer su trabajo. Yo vigilaba cada detalle, a fin de cuentas, era mi trabajo.

Por todo el lago y alrededor sobre el pasto había cámaras fotográficas, equipos de iluminación, gente de aquí para allá... maquillando a las dos modelos que se estaban tomando las fotos, quitándoles brillo del rostro... cambiándoles el vestuario... el fotógrafo dando órdenes y uniendo sus dedos en un cuadrado para encontrar el ángulo perfecto... todo el mundo haciendo algo.

Me dediqué a mirar el paisaje, era precioso, los árboles estaban de colores ocres y naranjas y casi sin hojas, algunas pocas aves y las flores fucsia estaban ya casi por cerrarse. Sonreí, no pudo haber lugar más perfecto para hacer las fotos de la campaña que ese.

-Hey- llamó Edward a mis espaldas, me volví.

-¿Todo está perfecto no?- dije

-Claro, todo va sobre la marcha, lo estás haciendo muy bien Isabella

-Gracias- me sonrojé -Aunque de todos modos no es justo que yo siendo apenas una estudiante de publicidad hayas dejado todo esto en mis manos

Edward se llevó las manos a los bolsillos -Cosa mejor no pudiste hacer, Isabella, en la universidad te dan la teoría, cosa que no es suficiente, aquí tuviste la oportunidad de llevar tus conocimientos a la práctica y mira- señaló alrededor -Todo está perfecto, te graduarás con honores Isabella.

Mordí mi labio y miré alrededor cuidando que nadie estuviera cerca -Con respecto a eso... hablé con mi padre esta mañana

-¿Y?- preguntó sumamente interesado

-Dice que... que llegara un día antes de la ceremonia de fin de semestre... El 18 de Diciembre.

Edward asintió -Aún no he preparado mi discurso de presentación- alzó una ceja -Y sólo faltan dos semanas...

-No necesitas ningún discurso, sólo tienes que ser tú

-Estoy seguro de que si me comporto como yo soy ante tu padre me lanzará por la ventana luego de darme un balazo- había un tono cómico en su voz

-Todo va a estar perfecto, deja de preocuparte

-Estoy ansioso porque me presentes a tu padre

Reí -Tu suegro

-Mi suegro Swan- anunció orgulloso

OoO

Hubo algunas cosas más que revisar en Central Park. Cuando todo acabo, Edward me invitó a ir a comer con él.

La comida había sido tranquila gracias a que habíamos ido a un restaurante discreto y con gente que sólo estaba interesada en su vida y nada más, no en la nuestra.

Llegamos a la empresa a eso de las cinco de la tarde, en realidad habíamos llegado al estacionamiento a las 16:00 hrs pero pasamos alrededor de una hora dentro del auto besándonos como locos y diciendo cosas que a otros les parecerían cursis... o hermosas.

Tomé asiento en mi escritorio.

-Buenas tardes, chicas- saludó Edward sorpresivamente a Kate y Jessica, ambas respondieron con la mejor sonrisa que tenían y un asentimiento de cabeza.

Zorras dijo la Madrastra.

-Isabella, llame a mi hermano Jasper y dígale que lo necesito en mi oficina ahora mismo

-Si, señor

De pronto la actitud de Edward había cambiado y ahora se veía preocupado.

Una vez él entró en su oficina tomé el teléfono y marqué a Jasper.

-Edward te necesita en su oficina- anuncié

-Voy para allá

En menos de diez minutos Jasper apareció por el elevador

-Buenas tardes, señoritas- saludó tan educado como siempre

Y entonces se perdió tras la puerta, de nuevo estaba intrigada, habían sido contadas las veces en las que Edward mandaba a llamar a alguien ajeno al piso y más si eran Emmet o Jasper.

¿Qué pasaría ahí dentro?

OoO

-¿En qué puedo ayudarte?- preguntó Jasper tomando asiento en una de las sillas y abriéndose los dos botones de su saco

Edward suspiró y se inclinó hacia adelante

-Jazz... como sabes... esta no es la única empresa bajo la firma de Cullen Corp. Tenemos muchas más alrededor del mundo como en España, Inglaterra, Seattle, Tokio, Australia, México, Brasil, Argentina, Italia...

-¿A dónde quieres llegar? No te sigo- dijo el rubio

Edward pasó su mano por el cabello alborotándolo aún más, lo que estaba a punto de hacer lo hacía odiarse, pero era necesario -La empresa en Italia no está funcionando del todo bien- mintió -Y tu sabes que le prometimos a papá que haríamos lo que fuera por la compañía

-Al grano Edward, no te entiendo- pidió

Edward exhaló -Necesito que por un tiempo te vayas a la empresa en Italia y la dirijas- susurró al fin

Jasper abrió la boca -Edward no me puedes hacer eso ¡Dios! ¿Italia? ¿Qué pasará con Alice? Tú sabes que la amo... ella... yo... no podemos estar separados, no puedo hacerlo.

Se odiaba más que nunca -Lo entiendo, es por eso que Alice irá contigo a Italia, ambos se quedarán aquí hasta que la fiesta de lanzamiento del perfume acabe y luego se irán

Jasper asintió -Está bien, tendré a Alice a mi lado así que...- encogió los hombros -No queda más que hacer

-No sabes cuánto me alegra que lo entiendas

Superó -No es que quiera irme pero... todo por la compañía ¿no?

Asintió sonriendo triste.

Jasper se levantó de la silla y se giró para salir por la puerta

-Jasper- le llamó

-¿Si?

-Tienes que retirarte de tu puesto a más tardar mañana

Jasper se giró -¿Qué? ¿Que no dijiste que me iría hasta que la campaña acabara?

-Si, eso dije, pero necesito el puesto para alguien más y lo ocupará en dos días, tengo algo de prisa.

-Eres raro- dijo Jasper -Vale, está bien, si tantas ganas tienes... mañana no estaré aquí

Y se fué.

Edward soltó un puñetazo contra el escritorio y sus nudillos empezaron a sangrar.

-Soy un maldito cabrón- se dijo -Eso es lo que soy...

OoO

Jasper me sonrió antes de irse de nuevo por el elevador. Aunque él tratara de disimularlo algo había pasado ahí dentro... y no era bueno.

Entré de inmediato y sin tocar la puerta a la oficina de Edward. Él estaba sentado en su silla con una mano cubriendo su puño.

Me acerqué lentamente hacia él luego de cerrar la puerta.

-¡Dios! ¡Mi vida! ¿Qué te pasó?- dije alarmada. Tomé su puño entre mis manos, estaba sangrando.

-Déjalo, no es nada

Negué y me dirigí al baño que había a la derecha, abrí el botiquín y saqué gasas, agua oxigenada, algodón y alcohol, corrí de regreso y puse todo sobre el escritorio.

-Déjame ver

A regañadientes Edward me mostró su puño, cerré los ojos, detestaba verlo herido.

Le limpié las heridas poco a poco.

-¿Qué ha pasado?- inquirí -¿Peleaste con Jasper?

-¡Que va!- bufó -Lo que pasa es que soy un maldito cabrón sin corazón

Rodé los ojos

-¿Qué ha pasado?

Edward dudó unos segundos y luego agitó la cabeza -No es algo que te incumba

Alzé una ceja -Hey, si tiene que ver contigo me incumbe. ¿Empezarás de nuevo a dibujar tu territorio dejándome fuera?

-No quiero mezclarte en esto-susurró

Suspiré -Ay Edward... eres tan difícil de seguir a veces

-Voy a trasladar a Jasper a Italia- soltó

Alzé una ceja, yo seguía limpiando las heridas -¿Por qué?

-Es necesario- contestó apretando los dientes

-¿Por qué?

Suspiró -No va muy bien la empresa que hay allá y lo voy a mandar para que él dirija la empresa

-¿Lo sabe Jasper?

-Precisamente acabo de decírselo

-¿Y cómo lo tomó?- vi necesario preguntarlo. ¿Por qué Edward se había lastimado la mano si no era por haber peleado con Jasper? Aunque no se veía golpeado o algo cuando salió...

-Eso es lo peor de todo- dijo -Lo ha tomado increíblemente tranquilo

Fruncí el ceño -¿Entonces qué hay de tu mano?

-Tuve un ataque de furia contra mi escritorio- rió débilmente -No lo sé... me siento mal por mandarlo para allá, lo voy a alejar de la familia

-¿Y qué va a pasar con Alice?- pregunté asustada. ¡Oh! Ella estaría abatida...

Edward se mordió el labio -Ella... se irá con él- apretó los labios

Abrí la boca -¿Ella se va... a ir?

Asintió -De lo contario Jasper no hubiera aceptado

Quise llorar, mi mejor amiga... lejos de mí... al otro lado del mundo... No dije nada, en silencio terminé de limpiar su mano y puse un poco de agua oxigenada, agarré el alcohol y todo lo demás y fui hasta el baño para ponerlo en su lugar, tiré los algodones a la basura.

Edward me miraba impasible y no dejando entrever ninguna emoción, volví hacia él y tomé su mano entre las mías.

-¿Mejor?- inquirí dejando un beso en sus nudillos, cerró los ojos y asintió.

-¿Estás molesta?- preguntó

-No- y era cierto -Sólo estoy algo desubicada- encogí los hombros -Pero... bueno, es lo mejor ¿no? No puedo ser egoísta y decirle a Alice que no se vaya detrás del amor de su vida, lo único que quiero saber es ¿ella lo sabe?

-Supongo que Jasper se lo dirá- respondió

-¿Y qué tal si ella no quiere ir?

-Esa será su decisión, Jasper estaba renuente a irse sin Alice, me vi obligado a decirle que ella también se iba

-¿Y qué va a hacer ella allá?

-Lo mismo que aquí- dijo -Verás... ella va a estar aquí hasta el día de la inauguración de la campaña del perfume, y Jasper...- se reacomodó en su silla -él se va a ir de aquí mañana, estará en la fiesta en el hotel y luego al día siguiente partirá con Alice a Italia

Tomé aire -¿Desde cuándo sabes esto?

-Recibí una llamada desde Italia diciéndome que la empresa no va nada bien, así que he tomado la decisión hoy

-¿Y qué hay con el puesto de Jasper y Alice?

-Tendremos que contratar a otros

-Edward, nos tardamos una eternidad para escoger una diseñadora ¿en dónde encontraremos a otra?

-Tendremos que resolverlo de algún modo, no te preocupes

-¿Y tus padres? ¿Cómo crees que lo tomen?

-Isabella, ellos estarán de acuerdo, dalo por hecho

-Como digas

-¿Estarás triste sin Alice verdad?

-Es mi mejor amiga, cuando llegué aquí a Nueva York ella fue mi única verdadera amiga, no me pidas que no me sienta mal- dije

-Lo siento- apretó los labios

-Da lo mismo, tengo que ir a trabajar

Asintió -Bien

Y salí de ahí.

OoO

Eran las siete de la noche, Kate y Jessica aún estaban en sus lugares, trabajando.

Miré hacia el elevador cuando este abrió sus puertas, una furiosa Alice caminaba hacia mí.

-¿Qué pasa?- pregunté

-¿Tu noviecito no te lo ha dicho?- gritó

Mis ojos se abrieron como platos. ¡Oh Dios!

-Alice- susurré -¿Quieres bajar la voz? Ellas te están escuchando- señalé con mi cabeza hacia ellas

Alice suspiró y asintió, se inclinó hacia mí -Edward acaba de mandar a Jasper a Italia- murmuró

Así que era eso... ¿Acaso Jasper no le había dicho que ella viajaba con él? -Ya lo sabía- dije

-¿Cómo? ¿Y no me habías dicho?

-Alice, era necesario, además tú te irás con Jasper

Entonces por su cara me di cuenta que eso no lo sabía -¿En serio? ¡Belli!

Rodé los ojos -Si Alice, no tendrás que alejarte de Jasper ni nada

Pero luego su enorme sonrisa se desvaneció -¿Pero y tú? ¿Te quedarás aquí?

-Él no me dejaría ir a Italia por nada del mundo

-¿Te quedarás aquí solita?- hizo un puchero

-Sip- dije triste -¿Jasper ya te explicó por qué se tienen que ir no?

-Si, ya me dijo todo. ¿Pero entonces estoy despedida?

-¡No!- exclamé -Tú trabajarás en Cullen Corp. Italy como diseñadora, lo mismo que haces aquí

-¿Eso quiere decir que estaré aquí hasta el día de la inauguración?

-Luego te irás junto con Jasper

-¿Cuánto tiempo?- preguntó

-No lo sé, eso pregúntaselo a Jasper.

Alice tenía cara triste

-¿Qué pasa?- inquirí -Mira que si no quieres ir te puedes quedar aquí

-¿Eso es posible?

Suspiré -Edward sólo mandó a Jasper a Italia pero él dijo que no se iría si tú no ibas con él

Alice se llevó las manos al pecho -¿Eso hizo mi Jazz? ¡Oh! ¡Lo amo!

-¿Entonces?

-No Belli, me voy con él, después de todo, puedo volver ¿no?

-Cuando tú quieras

Ella sonrió e hizo el ademán de irse

-¿Qué no le ibas a reclamar a Edward?

Alice se sonrojó -Creo que ya no- entrecerró los ojos

Suspiré cuando Alice se fue. ¡Uff! ¡Cómo iba a extrañar a ese duendecillo!

-Entonces tienes novio- dijo Kate sacándome de mis pensamientos

-¿Ah?- vacilé -Si ¿por qué?

-Bueno...- dijo Jessica -Es que nos parece increíble- rió sarcástica

Alzé una ceja y sonreí con falsa dulzura

-Increíble es que con la falta de materia gris con la que han nacido tengan un puesto en esta empresa, queridas

Me giré para seguir con mi trabajo, ni Jessica ni Kate dijeron nada.

En mi mente, la Madrastra me daba palmaditas en la espalda, felicitándome y Blancanieves me guiñaba un ojo, enseñándome sus pulgares.

Una hora después las secretarias se levantaron de su asiento y se colgaron sus bolsos para luego irse juntas, yo ya había acabado todo mi trabajo y Edward me había dicho que él se iría conmigo, no quería entrar a interrumpirlo, tal vez siguiera trabajando, decidí entonces mandarle un pequeño mensaje a su Blackberry.

De: Isabella Swan

Para: Edward Cullen

Fecha: 4 de Diciembre de 2012 Hora: 20:05

¿Estás muy ocupado? Si quieres puedo irme a mi departamento y te veo mañana.

Isabella Swan. Asistente personal de Edward Cullen en Cullen Corp.

No pasaron ni dos minutos cuando recibí mi contestación.

De: Edward Cullen

Para: Isabella Swan

Fecha: 4 de Diciembre de 2012 Hora: 20:06

De ninguna manera. Sólo estaba haciendo un poco del trabajo de mañana.

Nos vamos en este momento, nena. Ya salgo.

Edward Cullen. Presidente y accionista de Cullen Corp.

Minutos después Edward salió con su saco puesto y su maletín.

-Vamos- dijo sonriente

Tomé mis cosas y me metí al elevador junto con él, nos subimos al Aston y Edward nos sacó de ahí.

-¿A dónde vamos?- inquirió con voz ¿ilusionada?

-A mi departamento- dije y vi su gesto de inconformidad -¿No pensabas que iríamos al tuyo no?

-No, claro que no- contestó

Debido a la cercanía de mi edificio en veinte minutos llegamos, Edward paró el auto.

-Llegamos- anunció

Me volví hacia él -¿Quieres entrar?- ofrecí

-Si- respondió de inmediato

Como era costumbre Edward me abrió la puerta y ambos subimos hacia el décimo piso.

Abrí la puerta y le dije que pasara, justo iba a ofrecerle algo cuando recordé que no tenía ni un tomate en el refrigerador.

-Mierda- siseé sin que me escuchara ¿Y ahora qué haría?

Edward se sentó en el sofá y extendió los brazos sobre el respaldo, yo me quedé ahí, en medio de la sala con la mayor pena del mundo por no tener nada que ofrecerle.

-¿Qué pasa?- preguntó

-No tengo nada para ofrecerte, mi nevera está vacía- me retorcía los dedos

Él me sonrió y se puso de pié -Vamos al supermercado entonces

-No, no es necesario...- sabía que si íbamos él pagaría todo

-Es necesario, Isabella, tienes que cenar algo

Rodé los ojos -No tengo hambre, comimos muy bien en ese restaurante y me quedé llenísima

Edward exhaló -¿Qué voy a hacer contigo Bella?

Bajé la vista, cohibida.

-Estoy cansada Edward, ¿pero tú tienes hambre?

-Si- contestó

Tuve la sensación de que Edward no hablaba de comida...

-De ti- susurró en mi oído

-Ehm...- me llevé las manos a mi cabeza -Ven- tomé su mano, lo llevé hasta mi cuarto y lo acosté en la cama

-Voy a... cepillarme los dientes- dije

Me fui al baño y me lavé los dientes y me quité el maquillaje de la cara. Salí de ahí y fui hasta el tocador a sacar un pijama, Edward se había quitado los calcetines y los zapatos, se había abierto la camisa y aflojado el cinturón, saqué un pijama sencillo un camisón de satín largo hasta más abajo de la rodilla en color rosa claro, me cepillé el cabello rápidamente y me puse crema en el rostro, todo eso bajo la atenta mirada de Edward.

Me giré y me fui hasta él.

-Levántate Cullen, tengo que alzar las cobijas- ordené

Edward se puso de pié y me ayudó a hacerlo, luego yo me tumbé dentro y palmeé el espacio a mi lado.

-Ven- le llamé con mi dedo índice

Él sonrió mientras se quitaba la corbata, la camisa y el pantalón, quedando en playera y bóxers, se acostó conmigo pero no a mi lado... si no encima de mí.

-Edward...- reí -¿Qué haces?

-¿Qué no es obvio?- dijo empujando su pelvis contra la mía. Oh mi...

-Eres insaciable- susurré

-¿No pensabas que no te iba a hacer nada con ese camisón sexy puesto no?

Alzé mi mano derecha -Culpable- dije -Lo pensé por un segundo

Edward agarró el filo de mi camisón y lo subió poco a poco hasta mis caderas, no me había puesto ropa interior debajo por lo que estaba totalmente expuesta, abrí las piernas por instinto y Edward volvió a empujar su pelvis contra mi sexo desnudo, jadeé bajito, entonces empezó a hacer lo mismo una y otra vez, me retorcía bajo sus brazos ¿Cómo podía ser que con sólo ese toque me hiciera sentir así?

-Edward...

-¿Qué pasa nena?- preguntó inocente

Volvió a empujar.

-¿Qué quieres?

-Yo...hmm...quiero- no podía siquiera armar una frase cuerda -No lo sé...- alzé mis caderas y me agarré a sus hombros, quedando mi boca en su oído -Hazme lo que tú quieras- Parecía ser que la Madrastra había hablado por mi

La cara de Edward era estupefacta.

-Vas a ser mi perdición Swan- advirtió, luego no sé cómo nos dio la vuelta y él quedó debajo mío, con su cabeza en la almohada y sus manos en mi cintura -Hazme el amor Mi Bella- pidió

Oh... Me iba a dejar llevar el control de todo...

Me incliné para besarlo, con mis manos agarré su camisa y la alzé hacia su cabeza, la lancé fuera de él, su hermoso y marcado torso quedó desnudo ante mí, me quedé unos segundos viéndolo, deleitando mi vista, agarré el elástico de sus bóxer y los bajé hasta sus rodillas, él termino de quitárselos.

Su boca estaba entreabierta y su pulso estaba acelerado, pude sentirlo por las contracciones de su pecho.

Él estaba totalmente desnudo y yo con el camisón, mi sexo contra el suyo, rozándonos, me relamí los labios y alzé mis caderas, bajando poco a poco sintiendo como él entraba en mí.

-Bella...- jadeó

Apoyé mis manos en su abdomen y empecé a moverme de atrás para adelante lentamente, disfrutando de la fricción, comencé a dibujar un círculo una y otra vez, alzé una mano y la puse en el rostro de Edward, metí un dedo en su boca y él lo mordió, eché la cabeza para atrás cuando él hizo un movimiento inesperado dentro de mí.

-Oh... Edward...

No quería moverme rápido, quería que durara para siempre, mi orgasmo se formaba poco a poco en mi vientre bajo, tensando todos mis músculos por instantes. Edward volvió a girarnos, ahora él estaba sobre mí. Empujo duro, alzé la cabeza hacia el techo y me azoté de nuevo sobre la almohada, Edward atrapó uno de mis pechos entre sus manos y comenzó a masajearlo, haciendo que mi pezón se endureciera. Gemí.

-¿Te gusta?- preguntó

-Si...- mordí mi labio -Edward... ah...

Sentí como él ahora masajeaba mi clítoris lentamente, acercándome a la velocidad de la luz a mi clímax.

-Un poco más Isabella, un poco más...- gruñó

Entraba y salía de mí con velocidad, por un momento creí que veía estrellas, por un momento creí que estaría sin habla.

-Córrete para mí nena- pidió mordiendo el lóbulo de mi oreja.

Y lo hice, los músculos de mi vagina lo apretaron tanto que él gimió de placer. Él seguía moviéndose, mi orgasmo pasaba por mí de manera fugaz, la tensión de mi cuerpo y el aletargamiento de mi corazón por unos segundos creyendo que moriría, Edward puso las manos en la cabecera y gimió sonoramente varias veces, se dejó caer sobre mí, hundiéndome bajo su peso.

Crucé los brazos alrededor de él, abrazándolo lo más fuerte que podía.

-Oh Isabella... eres tan... te amo- me besó en la boca mordiendo mi labio inferior, respirando en mi rostro y exhalando sobre mis labios. Mareándome aún más con su aliento tibio y delicioso.

Poco a poco salió de mí y entonces sentí frío... no había notado cuánto frío hacia en realidad, bajé mi camisón y me tapé con la sábana mientras que Edward hacía lo mismo, quedamos frente a frente mirándonos por eternos segundos.

-Eres mi vida Isabella- susurró -Y si algún día te alejas de mí...- cerró los ojos -me voy a morir

-Nunca lo haría Edward- me acerqué lo más que pude a él y puse una mano en su rostro -Deja de decir que me voy a ir... nunca voy a hacerlo, lo haré cuando tú decidas que no me quieres más a tu lado

-¿Y qué si lo quiero siempre?

-Entonces allí estaré- sonreí

-Isabella...- tomó mi mano -Quiero que te mudes conmigo, quiero que vivas conmigo

-Ya... lo voy a pensar- contesté -Lo voy a pensar muy bien. Lo prometo.

Me sonrió.

-El día de la inauguración en el hotel le diré a todos lo nuestro

Me quedé sorprendida. ¿Que iba a hacer qué?

-¿Cómo vas a hacerlo?- mi voz tembló

-Le diré a todos que eres la mujer de mi vida, mi novia, y que te amo

Sonreí.

-Es lo que siempre quise- acepté

-Duerme ya, mi Bella

OoO

Tanya estaba en el bar, acabándose de servir una copa de cognac, unas llaves sonaron en la puerta, Stefan había llegado.

Él se apareció frente a ella, con boca sonriente y una tarjeta dorada y roja.

-Mira lo que tengo aquí, preciosa- canturreó

Tanya puso cara de falsa intriga -¿Qué es?

-La invitación al evento de inauguración de un perfume

-Hmm- respondió simplemente

-El evento está a cargo de Cullen Corp.- anunció el chico

Tanya entonces sonrió

-¿Es en serio?

Stefan asintió

-Y tú preciosa irás conmigo

-¿Entonces vas a ayudarme?

-Ya te había dicho que si

-Oh, gracias- Tanya se lanzó a sus brazos y le besó en la boca

-Te voy a ayudar a que te vengues de todo lo que te hizo el desgraciado ese de Cullen

-Gracias, mi vida- mintió Tanya -Te amo

OoO

Canción: Hard To Say I'm Sorry

Artista: Chicago

*Azalea Pond: Es un estanque ubicado en Central Park que se alimenta del río Gill. Recibe su nombre por las hermosas azaleas que florecen en la primavera, además el lugar recibe variedades de aves en todas la épocas del año. Un espectáculo natural digno de ver.

¿Se puso bueno todo no creen? ¡Dios! ¡Todo se le está juntando a Edward! ¿Quién está ansiosa por ver la reacción de Charlie al ver a Edward?

Ya saben, el adelanto del siguiente capítulo, fotos y música los encuentran en el blog. (También he subido en el apartado FOTOS el vestido que usa Rachel en este cap)

El BLOG es: amywelchfanfic.blogspot.com

También las invito a que lean mi ONE-SHOOT "De Los Bosques De Noruega" les dejo el link en el summary de esta historia.

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Amy W.

Capítulo 15: Tempus Fugit II Capítulo 17: Sucesos Inesperados

 
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